Introducción
El encéfalo posee una extensa vascularización provista por los sistemas carotídeo y vertebrobasilar 1, los cuales se unen en la base del cráneo y forman el círculo anastomótico arterial. Según la Clínica Universidad de Navarra (España), el sistema vertebrobasilar está compuesto por las arterias vertebrales provenientes de la arteria subclavia, las cuales confluyen para formar la arteria basilar, que irriga el tronco encefálico y el cerebelo, teniendo como ramas las arterias cerebrales posteriores junto con las arterias laberínticas o auditivas internas 2.
La arteria laberíntica es rama de la arteria cerebelosa anteroinferior (AICA, por su sigla en inglés) y en algunos casos surge directamente de la arteria basilar. La laberíntica penetra por el meato acústico interno y en su fondo se divide en dos ramas terminales (arteria coclear común y arteria vestibular anterior) 2, encargándose de la irrigación de los órganos del oído interno. La afección, alteración o daño del curso normal de esta arteria tendría como consecuencias manifestaciones clínicas que ponen en evidencia un menoscabo de la funcionalidad y equilibrio sensorial del individuo. Su origen, curso y relaciones con el ángulo cerebelopontino y el meato acústico interno son muy variables, por lo que es necesario su conocimiento detallado para el entendimiento de los síndromes isquémicos vasculares de dicha arteria 3.
En 2013, Fajes & Katarzyna 4 describieron que la arteria basilar en su recorrido por la protuberancia puede dar origen a la arteria laberíntica como rama colateral, la cual irriga al oído interno y cuya trombosis puede producir sordera. Por el contrario, Díaz et al.5 hallaron que la arteria laberíntica, en la mayoría de los casos, se origina de la AICA en una de sus bifurcaciones y que en el 17% de los casos emana directamente de la arteria basilar.
En textos guía de anatomía humana autores como Pró 6 afirman que la arteria laberíntica surge de la AICA, la cual acompaña al nervio vestibulococlear dirigiéndose hacia el oído interno; contrario a esto, Latarjet & Ruiz-Liard 7 mencionan a la arteria laberíntica como rama de la AICA o arteria basilar.
Al indagar y confrontar los hallazgos sobre las relaciones anatómicas de la arteria laberíntica y después de realizada la búsqueda bibliográfica, se encontró que no existe un consenso definido sobre su origen, presentando una gran variabilidad anatómica.
Por lo anterior, surge la necesidad de conocer cuál es la prevalencia del origen anatómico de la arteria laberíntica en una muestra de encéfalos de la Universidad de Ciencias Aplicadas y Ambientales (U.D.C.A) y la Universidad Militar Nueva Granada (UMNG). Así, el objetivo de esta investigación es identificar y analizar las variaciones anatómicas que tiene la arteria laberíntica, haciendo énfasis en el origen tomando como referencia la arteria basilar y la AICA.
Materiales y métodos
Muestra
Durante el periodo comprendido entre el 15 de agosto y el 30 de octubre 2016 se llevó a cabo la recolección de 68 encéfalos provenientes de los anfiteatros de dos instituciones universitarias ubicadas en Bogotá D.C., Colombia; de este consolidado se seleccionaron 29 encéfalos a conveniencia teniendo en cuenta como criterios de inclusión: presencia de la arteria laberíntica, presencia de la arteria basilar, presencia de la AICA e integridad de los encéfalos, sin evidencia de deterioro ni daño estructural.
Métodos
Se realizó una revisión de la literatura usando las bases de datos Clinical Key, ScienceDirect, ProQquest y Scopus a través del buscador PubMed. Se encontraron 43 artículos y luego se seleccionaron 9 publicaciones. En la muestra seleccionada se determinó la presencia de la arteria laberíntica mediante la observación de las estructuras relacionadas con el círculo arterial de la base del encéfalo. Se llevó a cabo un registro fotográfico y un estudio observacional detallado donde se determinaron de manera individual las características presentes en cada una de ellas.
Los criterios que se tuvieron en cuenta en el estudio fueron origen de la arteria laberíntica en la AICA antes de que esta última se bifurque en sus dos ramas y trayectoria de la arteria laberíntica sobre la protuberancia luego de originarse en la arteria basilar.
Por último, se realizó el análisis estadístico y se elaboraron las respectivas gráficas utilizando el programa Microsoft Excel 2016. Se tuvieron en cuenta las dos posibles variaciones anatómicas del origen de la arteria laberíntica.
Las piezas examinadas fueron obtenidas a partir de un convenio de las instituciones universitarias con el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses y fueron sometidas al Comité de Ética en Investigación en Humanos de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Ciencias Aplicadas y Ambientales U.D.C.A., el cual aprobó el presente estudio mediante acta C.E. 15 del 25 de julio de 2018. Además, en la investigación se respetaron las normas éticas concordantes con la Declaración de Helsinki 8 para investigación médica, garantizando así un trato respetuoso a las piezas obtenidas y asegurando la confidencialidad de los datos de la persona fallecida, su dignidad e integridad.
Resultados
Al momento de inspeccionar los encéfalos con su vascularización y llevar a cabo el registro fotográfico, se pudo evidenciar que en 22 de los 29 encéfalos en estudio la arteria laberíntica se originó como una rama de la arteria basilar y en los 7 restantes surgió de la AICA (Figuras 1 y 2).
Además de esto, se realizó un análisis estadístico que aportó los datos resumidos en la Tabla 1 y la Figura 3. Como resultado final se determinó que la arteria laberíntica en la muestra de encéfalos de ambas instituciones tiene su origen en mayor prevalencia (75.9%) en la arteria basilar.
Discusión
Después de realizar una revisión con algunos de los textos guías de anatomía, se puede resaltar que autores como Pró 6 y Snell 9 afirman que la arteria laberíntica sale directamente de la AICA; en oposición, Rouviere & Delmas 10 y García-Porrero & Hurlé-Gonzales 11 sostienen que sale de la arteria basilar, además, Lataijet & Ruiz-Liard 7 aseguran que la arteria laberíntica puede surgir de la AICA y/o de la arteria basilar, la cual llega al laberinto por el meato acústico interno, donde se divide en dos ramas y proporciona irrigación al oído interno.
No se encontró un consenso en los textos ya antes mencionados ni en estudios previos consultados en la literatura científica sobre la prevalencia del origen de la arteria laberíntica debido a que no todas las publicaciones evidencian valores cuantitativos (Tabla 2).
AICA: arteria cerebelosa anteroinferior; ACP: arteria cerebelosa posterior; PICA: arteria cerebelosa posteroinferior; NR: no reporta
Fuente: Elaboración propia.
En la revisión de la literatura se encontraron cuatro investigaciones que refieren que la arteria laberíntica tiene su origen en la AICA con mayor prevalencia 3,5,12,13, contrario a 10 que el presente trabajo arroja como resultado, dando más prevalencia al origen en la arteria basilar.
De igual manera, Mazzoni 13 describió en su estudio que el 97% del origen de la arteria laberíntica estaba localizado en la AICA y que en un 3% esta surgía de la arteria cerebelosa posteroinferior (PICA, por su sigla en inglés); además, Zhang et al.12 detallaron que la arteria laberíntica surge como rama de la AICA en un 83.6% y en un 12.13% de la arteria basilar; asimismo encontraron que dicha arteria también puede originarse de las arterias vertebrales en un 4.1%, en oposición a la presente investigación que no encontró orígenes ni en la PICA ni en las arterias vertebrales.
Mediante el análisis de la información encontrada se podría inferir que en los reportes de población estadounidense y asiática la arteria laberíntica surge en mayor proporción de la AICA, mientras que en población africana, según Ogeng'o et al.14, dicha arteria tiene su origen en la arteria basilar con mayor prevalencia, 10 que se asemeja a este estudio realizado en Colombia.
Es importante conocer el origen de la arteria laberíntica en la población colombiana debido a que durante la revisión de la literatura no se encontraron estudios publicados en el país; del mismo modo, es relevante tener en cuenta que las arterias laberínticas no tienen anastomosis, por 10 cual la interrupción de alguna de sus ramas terminales producirá una alteración en la función del oído interno y luego de 15 segundos se disminuirá la excitabilidad nerviosa y la función de los receptores; por 10 tanto, si esta oclusión se prolonga, los daños a nivel funcional pueden ser irreversibles 15.
En el ámbito de la neurocirugía también es importante conocer el origen de la arteria laberíntica al momento de la realización de procedimientos de corrección de aneurismas y extracción de tumores del ángulo pontocerebeloso, esto con el fin de evitar posibles complicaciones. Asimismo, en la neurología cobra importancia este conocimiento al momento del diagnóstico de sordera y trastornos del equilibrio secundarios a enfermedad cerebrovascular obstructiva que afecten la AICA cuando de esta se origina la arteria laberíntica 3.
Conclusión
La arteria laberíntica, en una muestra de 29 encéfalos en Colombia, surge como rama de la arteria basilar en el 75.9% de los casos, mientras que el 24.1% restante procede de la AICA.
Las variaciones de la arteria laberíntica en algunas investigaciones en cuanto a los resultados fueron similares a las encontradas en el presente estudio; además, en la literatura consultada se encontraron orígenes diferentes reportados, como a nivel de las arterias vertebrales y PICA 16.
Se recomienda ampliar este tipo de estudios con una muestra más grande para determinar el origen y la distribución de la arteria laberíntica, conociendo el sexo de los donantes de los encéfalos y estableciendo la lateralidad del origen de la misma. De igual manera, se pueden proponer nuevas investigaciones con imagenología que permitan proporcionar información mucho más detallada y tomar decisiones en paciente vivos, además es importante realizar estudios sobre morfometría que permitan determinar el diámetro, la longitud y la distancia de donde se origina dicha arteria.