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Revista Facultad Nacional de Salud Pública

Print version ISSN 0120-386XOn-line version ISSN 2256-3334

Rev. Fac. Nac. Salud Pública vol.25 no.1 Medellín Jan./June 2007

 

Editorial

Nuestra facultad, fiel al compromiso adquirido en 1999, llevará a cabo los días 8, 9 y 10 de noviembre del año en curso el Congreso Internacional de Salud Pública "Salud, ambiente y desarrollo" para reencontrarnos con uno de los temas fundamentales de la salud pública, como es el ambiente y su influencia en la salud y el desarrollo sostenible.

El discurso del desarrollo sostenible tiene unos principios que deberían alcanzar la sustentabilidad. Así, llega a formarse la idea de un futuro común, en el que se inscriben los principios de Río de Janeiro, la carta de la Tierra, la Agenda 21 y el plan de implementación de Johannesburgo. Los documentos en que se plasma este ideario –con problemas para resolver, mecanismos por establecer y fines por alcanzar– conforman una ruta programática de acciones para emprender, políticas por desarrollar y comportamientos que modificar. Pero estos principios no logran construir una ética, una deontología, una racionalidad práctica o una ruta crítica para alcanzar los fines de la sustentabilidad. Nuestro compromiso, nuestra racionalidad y nuestra actuación son los que finalmente decidirán el futuro para nuestros descendientes.

Los ordenamientos de muchos países del mundo comienzan a concebir –y se aventuran a estructurar– una justicia ambiental nueva, necesariamente vinculada a los derechos humanos; porque solo a través de formas institucionales democráticas, transparentes, ágiles y eficientes se podrá garantizar la seguridad jurídica, la protección del ambiente, la promoción del desarrollo sostenible, la seguridad alimentaria, la salud integral de las personas y la paz en la sociedad.

Según Naína Pierre, existen tres corrientes asociadas con la protección del medio ambiente: la ecologista conservacionista o sustentabilidad fuerte, el ambientalismo moderado o sustentabilidad débil y la corriente humanista crítica; todas ellas han realizado su construcción especialmente a partir de 1949. Ya desde el siglo XIX nace el ambientalismo como respuesta a la destrucción ambiental, corriente influenciada por la crítica naturalista y por la crítica social. Dentro de la primera, la naturalista, se incluye el higienismo decimonónico, que reclamó las mejoras sanitarias en las ciudades frente a las malas condiciones de vida de la clase laboral y de las enfermedades asociadas a las clases menos favorecidas. En esta última corriente de pensamiento podemos incluir la salud pública.

Continúa Pierre afirmando que Inglaterra y Estados Unidos fueron pioneros en la creación de asociaciones y leyes en defensa de la naturaleza, algo que fue seguido por Francia, Alemania y España. Se originan los primeros parques naturales con el propósito de preservar grandes espacios. En Basilea, en 1910, se promovió una coordinación internacional para la protección de la naturaleza, pero la llamada Primera Guerra Mundial aplazó la idea hasta 1928, en París, cuando se realizó el Primer Congreso Internacional para la Protección de la Naturaleza. En 1923 se estableció en Europa la Oficina Internacional de Protección de la Naturaleza, idea que nuevamente fue abortada por la Segunda Guerra Mundial, y solo en 1945, cuando esta terminó, la ONU creó la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

Pero el movimiento de protección del medio ambiente recibe su gran impulso en la década de los sesenta con la producción de una serie de documentos científicos presentados en reuniones realizadas en Estocolmo en 1972. Y hay que mencionar, con prioridad, un estudio publicado en 1972, realizado por Meadows, Randers y Behrens III, titulado The limits to growth, en que se da la alarma de cómo la Tierra se encuentra en proceso de destrucción debido al crecimiento de la población, la industrialización, las limitaciones en producción de comida, el agotamiento de los recursos y materias primas lo que generaría una crisis en el proceso industrial asociado con el crecimiento de la población.

También afirmaron que era posible alterar este proceso de crecimiento irracional para lograr unas condiciones de estabilidad ecológica y económica con un enfoque de equidad social. Con este informe se inició la dinámica de los sistemas que supera la metodología sistémica; esta nueva escuela mira el mundo con una aproximación compleja, donde deben considerarse muchos factores y sectores, y la salud pública es uno de esos sectores.

Pero dando un salto en el tiempo, retomemos los objetivos del milenio, que incluyen la lucha en contra del hambre y la extrema pobreza, la educación universal, la promoción de la igualdad y el empoderamiento de la mujer, la disminución de la mortalidad infantil, el mejoramiento de la salud materno-infantil, la lucha contra enfermedades infecciosas como la malaria y el VIH, el aseguramiento de la sostenibilidad ambiental y la promoción de la cooperación para lograr el desarrollo. Es dentro de todo el anterior proceso histórico en el que nuestra Facultad está ejerciendo su quehacer en salud pública dentro del concierto mundial.

Quiero traer aquí una cita de un escrito de Karambolis, que expresa en forma clara el pensamiento de la sostenibilidad:

La sostenibilidad es el conjunto de cosas que permiten que se pueda mantener la vida ahora y en el futuro, para todo el conjunto de los seres vivos. En un planeta ambientalmente sostenible, no se pueden arrancar los bienes de la Tierra por encima de la capacidad que la propia Tierra tiene para regenerarlos, ni se pueden generar residuos por encima de la capacidad del planeta para actuar como sumidero. Bajo el prisma de la sostenibilidad, es central la consideración de los límites del planeta, simplemente porque la Tierra es una bolita suspendida en el espacio, con un número limitado de kilos de materiales que no se regeneran con la varita mágica de la tecnología.

La sostenibilidad es un camino que hay que descubrir en cada contexto, un camino complicado en el que hay que desandar mucho de lo andado, en el que hay que cambiar los paradigmas de la ciencia, en el que hay que revisar qué es el progreso o qué es el desarrollo. Un viaje, que por no haberse viajado antes, no tiene mapas, no tiene recetas.

La sostenibilidad no es una ideología, no es un objeto de consumo, no es una frase hecha, no es una lucha colateral, no es una muletilla. Es la opción más solidaria con el presente y con el futuro. Es la opción más radical, subversiva y necesaria. Así que por favor, si no vamos a hacer nada, por lo menos no la pongamos más difícil.

Los límites del crecimiento hacen sonar la alarma ecológica que revela los límites físicos del planeta para proseguir la marcha acumulativa de la contaminación, de la explotación de los recursos naturales y del crecimiento demográfico.

Recordemos que el origen de las sociedades está en la necesidad de la protección colectiva de la vida con miras a la supervivencia de sus miembros, y ello lleva a la protección colectiva de la salud, que requiere entornos no agresivos y condiciones de vida favorables. En efecto, todas las prácticas sociales que conducen a la mejora de las condiciones de vida y a la protección del medio, las actuaciones de la sociedad que modifican los factores condicionantes y los factores determinantes externos de la salud deben tenerse en cuenta al analizar la salud y la salud pública. La reducción de riesgos y daños gracias al desarrollo de entornos saludables resulta complementada con la actuación sobre la protección específica sobre la salud, tanto de la atención personal, como ambiental o colectiva. Así está claramente expresado en los postulados de la Organización Panamericana de la Salud, en su documento guía "La salud pública en las Américas".

Nos proponemos en 5º. Congreso Internacional de Salud Pública debatir en perspectiva sistémica, y en el contexto del desarrollo humano sostenible, la situación ambiental planetaria y su relación con la salud pública, en sus aspectos históricos, social, económico y político, de manera que permita esclarecer sus implicaciones en los fundamentos conceptuales de la salud pública y la búsqueda de alternativas que congreguen a los Estados, al sector privado y a la sociedad civil, por un mundo posible y mejor para todos, actual y futuro.

Ello, por cuanto la crisis ambiental ha sido asociada al fraccionamiento del conocimiento y, de esta manera, la comprensión del mundo actual ha reclamado asumir el pensamiento de la complejidad; por ello, la interdisciplinariedad y la teoría de sistemas emergen como dispositivos metodológicos para la construcción de un saber holístico. Así lo expresa uno de nuestros conferencistas invitados al congreso, en varios escritos de su inmensa producción, el doctor Enrrique Leff

La salud de nuestra población y el desarrollo, dependerá en gran medida del tratamiento responsable que hagamos de nuestra casa natural, la Tierra.

Convoco a todos los estamentos de la facultad, a las instituciones del sector público y privado, a la ciudadanía en general para que se sumen a este esfuerzo y, juntos, cooperemos para que este magno evento académico sea ejemplo para la comunidad iberoamericana, en la seguridad de que estaremos cumpliendo con los postulados de nuestra Facultad y nuestra Universidad, para beneficio de todos y con miras al mejoramiento de la calidad de vida, a través de una mayor y mejor salud.

Germán González Echeverri

Decano

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