Sr. editor:
Hasta el momento, se han escrito algunos trabajos que muestran un diagnóstico lapidario acerca de la enseñanza de la Metodología de la Investigación en estudiantes de Medicina en América Latina 1-3. Sin embargo, es necesario saltar del diagnóstico a la acción práctica. El conocimiento es un proceso en el cual la realidad objetiva se refleja y se reproduce en el pensamiento y, como consecuencia, se expresa en la transformación de la propia realidad. La posibilidad de incidir en esta realidad y de transformarla, no solo se manifiesta a nivel individual, sino también mediante la acción social transformadora 4. Existen trabajos que han incorporado métodos activos de enseñanza-aprendizaje en la impartición de la Metodología de la Investigación y asociados íntimamente a los procesos de investigación 5-8. Basados en la premisa consistente en que: “(...) la existencia de una significativa correlación entre la calidad de los conocimientos lograda por los estudiantes durante el proceso de enseñanza-aprendizaje y el buen desempeño profesional, así como con el resultado de sus evaluaciones cuando existe una política de participación constante y sistemática de los estudiantes en la praxis investigativa” 9, es posible señalar que la hiperbolización de la actividad docente por sobre la investigación tiene su fundamento en la existencia de una confusión entre investigación y conocimiento y son presentadas como dos realidades separadas, determinando que el conocimiento adquiere independencia de los procesos de los cuales se obtiene. En el pregrado, los profesores y estudiantes deben ser sujetos activos en la construcción y en la creación del conocimiento, lo cual permite la intersubjetividad en el proceso docente y constituye el sustrato en el que se realizan los aprendizajes con la mejor calidad posible. Bajo estas condiciones, la investigación adquiere su carácter pedagógico cuando pasa del nivel productivo al nivel formativo. Además de las actitudes y aptitudes investigativas, deben lograrse otras competencias: lectura, escritura, análisis y síntesis, inducción y deducción, capacidad de análisis histórico y lógico, aplicación del método genético, del método de tránsito de los abstracto a lo concreto y el pensamiento hipotético-deductivo (este último, hasta don- de sea posible en el pregrado) 10. Por tanto, no hay nada más alejado de la naturaleza misma de las cosas que la separación artificial entre investigación y conocimiento. En este contexto, debiera existir consenso entre los investigadores que los estudiantes de Medicina y de Ciencias de la Salud debieran tener una capacitación y perfeccionamiento paulatino en las actividades de investigación desde el inicio de la carrera 9. Por tanto, urge crear programas que: a) impartidos en forma activa, sistemática y longitudinal en el currículo de los estudiantes de Medicina y por extensión, en los estudiantes de Ciencias de la Salud.; b) garantizar que todos los estudiantes adquieran las competencias (concretas y abstractas) para realizar investigaciones científicas y c) que contribuyan a la generación de las condiciones para desarrollar los procesos de integración interdisciplinaria (asignaturas básicas y preclínicas y acercamiento real a las asignaturas clínicas), la construcción autónoma del conocimiento, obtención de problemas científicos significativos y la imaginación lógica y la creatividad asociada.