SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 issue81García Robayo, M. (2019). Primera persona. Tránsito, 220 pp.Díaz-Pimienta, A. (2021). Sangre. Scripta Manent Ediciones, 200 pp. author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • On index processCited by Google
  • Have no similar articlesSimilars in SciELO
  • On index processSimilars in Google

Share


Lingüística y Literatura

Print version ISSN 0120-5587On-line version ISSN 2422-3174

Linguist.lit.  no.81 Medellìn Jan./June 2022  Epub Feb 24, 2023

https://doi.org/10.17533/udea.lyl.n81a23 

Reseñas

Maia da Cruz, A. (2017). Así en la tierra como debajo de la tierra. Eterna Cadencia, 144 pp.1 *

Mireya Alejandra Ramos Jiménez1 

1Universidad de Concepción (Chile) mireramos@udec.cl

Maia da Cruz, A.. (, 2017. )., Así en la tierra como debajo de la tierra. ., , Eterna Cadencia, , 144 pp.


El contexto de la literatura brasileña contemporánea se constituye como un espacio de empoderamiento y vitrina para muchos escritores, quienes ausentes del canon literario, intentan representar las voces de sujetos marginales. Por eso, resulta interesante dar a conocer algunas de sus características a partir de la presentación de este libro que da cuenta de la originalidad y el lugar que están ocupando estas nuevas narrativas. En tal sentido se presenta Así en la tierra como debajo de la tierra (2017), una de las novelas más recientes de la escritora brasileña Ana Paula Maia, publicada por la editorial Eterna Cadencia. Ana Paula Maia (1977) es una escritora que se juega la oportunidad de representar con cierta legitimidad a aquellas voces ausentes de las clases populares o de personas marginadas de la sociedad brasileña, a las que alude Regina Dalcastagnè en su explicación sobre el porqué de tal omisión:

¿Por qué ocurre esta ausencia? No es, por supuesto, algo exclusivo del campo literario. Las clases populares tienen menos acceso a todas las esferas de la producción discursiva: están subrepresentadas en el parlamento (y en la política en su conjunto), en los medios de comunicación, en el entorno académico. Lo cual no es una coincidencia, sino un poderoso índice de su subordinación (Dalcastagnè, 2012, p. 18).

En virtud de aquello, la autora escribe sobre temas que no son de la preferencia y el gusto de lo establecido. En una entrevista reciente, señala que su interés se centra en escribir sobre temas que la incomodan y le causan pavor, como la muerte y la violencia (Maia, 2019, s. p.). A partir de esas temáticas, la autora encuentra una riqueza de materiales inexplorados y cargados de devenires, que sitúan a la masculinidad como la protagonista de sus propios relatos de sobrevivencia, y que, a pesar del prontuario delictual de sus personajes, visibiliza sus voces para mostrarlas como las víctimas silenciosas de un patriarcado que también violenta a muchos hombres.

Maia como escritora es capaz de prestar oído y plasmar en sus páginas la historia de estos hombres: cuarenta y dos prisioneros recluidos en una cárcel de alta seguridad, relegada de la urbe, lejos de los ojos y los oídos de quienes puedan denunciar las crueldades y las precarias condiciones de salud y alimentación en las que se encuentran sometidos. La rudeza y el estigma delictual de estos hombres se minimiza, pues, al lado de la psicopatía y crueldad de quien debiera ser responsable de salvaguardar un cautiverio justo y humanitario para los condenados, no de su exterminio.

Cabe señalar la correspondencia del título de la novela con el espacio diegético donde transcurre el relato. Así en la tierra como debajo de la tierra (2017) es el lugar de un lamento humano y de una oración que no alcanza a llegar al cielo. Un lamento sordo y mudo que también se cierne por debajo de la tierra. No solo de las voces y cuerpos de presidiarios que quedan sepultados en aquellas tierras, ultimados en la cacería humana del carcelero, sino también de esclavos, hombres, mujeres y bebés, almacenados y castigados en este infierno hace más de un siglo.

«La corrección nos hace libres», son las letras de hierro oxidado puestas a la entrada del recinto, que encierra y sepulta el destino de sus personajes. El presidio se encuentra a cargo de Melquiades, como el director, y de Taborda, como agente penitenciario. La comunicación con el otro lado del muro es cada vez más escasa, así como la comida y las esperanzas de los hombres atrapados en este infierno de muerte donde no existe Dios ni ley para los condenados.

La última noticia que les llega es la visita de Heitor, un oficial de justicia que tiene como misión inspeccionar el penal y revisar las condiciones del recinto para poder trasladar a los presos a otro lugar. Enorme será su sorpresa al constatar que treinta y nueve hombres han desaparecido sin explicación que lo convenza, además del sospechoso nerviosismo de apenas tres de los hombres que se mantienen con vida: el agente Taborda, el viejo Valdenio y Bronco Gil.

Bronco Gil, junto a dos más, es el último de los presos en llegar a la colonia, sentenciado por el asesinato al intendente de un pueblo. No se considera un hombre bueno, pero quiere que lo juzguen por su conducta, no por su carácter. Hijo de una india violada por un estanciero próspero, que posteriormente se lo lleva y lo cría con rigor y rudeza. Su experiencia en la caza de jabalíes le hacen controlar sus instintos y a ser honesto consigo mismo. Aunque realiza los trabajos más duros del penal, es capaz de mostrar su lado más humano cuando le pide al director que sus compañeros puedan tener acceso a una sala de juegos, a escuchar música y a ser visitados por sus mujeres a cambio de matar al jabalí y de conseguir su cabeza como trofeo. Pero él también hace un acto de humanidad el entierro de los presos que mueren lo antes posible, antes que el calor, las hormigas y las aves de rapiña le quiten toda la dignidad al cuerpo de sus compañeros.

Valdenio es uno de los residentes más antiguos y en edad el mayor de todos en la prisión. Ha recorrido muchas cárceles y en todas ha dejado algo de sí, de su esperanza y sus deseos de libertad. Se dedica a los quehaceres de la cocina y tiene un carácter sumiso, acostumbrado a bajar la cabeza y a obedecer órdenes sin oponer la menor resistencia al guardia, ni mucho menos a Melquiades. Dada su dificultad para caminar por la pérdida de uno de sus pies y a la tobillera electrónica que lleva asegurada como prisionero, Valdenio desistió de escapar de la prisión desde hace mucho tiempo, además de ser consciente de las medidas que pueda tomar el director de la cárcel y de las atroces consecuencias para su vida en caso de fugarse. Tras conocer a fondo a los personajes, se describirá a continuación la manera como son sometidos los prisioneros, quienes se encuentran a punto de ser exterminados mediante una práctica macabra que combina un juego cronometrado con un supuesto carácter educativo del mismo, tanto para los presos que hacen parte del juego como para los que observan la «enseñanza» y esperan su turno:

Cuando dé la señal, voy a contar hasta treinta segundos, y en ese tiempo ustedes van a correr lo más lejos que puedan. Pero si los alcanza esta carabina, […] ya nunca más van a dejar este lugar, ¿entienden? Por supuesto que nunca nadie pudo salir, todos se quedaron acá para siempre. Pero es una medida socioeducativa (Maia, 2017, p. 78).

Por su parte, los demás personajes, que como Valdenio padecen la misma incertidumbre, comienzan a hacer patentes sus miedos e inseguridades, a tal punto que entre los presos y el propio agente Taborda se desdibuja la línea divisoria propia de su trabajo como carcelero y la posición de vulnerabilidad de los prisioneros, únicas víctimas de la sórdida carnicería creada por Melquiades para su deleite y de la cual Taborda se siente cómplice:

[…] pero el día que se jubile piensa comprarse un barco y navegar por muchas partes. No se siente muy diferente de los presos que vigila. Buena parte de la última década la pasó en este mismo lugar. Su casa apenas la visita… (Maia, 2017, p. 24).

Luego, tras el hallazgo de cuantiosas osamentas de bebés que se descubren al momento de sepultar a los presos muertos, Taborda describe no solamente cómo encuentra los huesos en lugar del tesoro que lo haría libre, sino que expresa su sentimiento de culpa por la trágica decisión de fugarse, la cual pone en jaque su vida.

[…] al recordar lo primero que imaginó de cara al baúl: oro. Una pequeña fortuna con la que iba a poder salir de la colonia para no volver nunca más.

-Llegué a pensar que adentro había oro, ¿puede creerlo? Estaba de lo más contento. Pero la oscuridad vuelve a surcarle los ojos y no deja que se vislumbre el menor brillo.

-Cuando lo abrimos, quise creer que eran huesos de animales. Pero eran de bebés. Bebitos. Huesos chiquitos, frágiles, un montón… (Maia, 2017, p. 110).

Planeados o no, los intentos de fuga están en la mente de los más avezados o de aquellos que guardan la esperanza de algo mejor fuera de esos muros; como Pablo, quien logra fugarse en una de las últimas cacerías humanas gracias a un plan que tenía preparado desde hacía varios días, desatando con ello la furia de Melquiades y conduciéndolo al momento cúlmine de su locura.

Por otra parte, la figura de Heitor como oficial de justicia exige explicaciones sobre todas las irregularidades que encuentra a su paso, especialmente la extraña desaparición de treinta y nueve reclusos. En primera instancia, la información le es ocultada por temor, luego Taborda ya no da más. Así, ¿quién puede ser victimario y víctima a la vez?

El revés de este supuesto rol de cumplimiento de la justicia en manos de un criminal, sin duda, trastoca la profundidad de la labor que fielmente quiere cumplir el oficial de justicia en visita al penal, tras lo cual no tiene más remedio que ponerse al resguardo de Bronco Gil, el único y más temerario de los presos aún con vida.

Heitor saca su revólver y le apunta. -Le aconsejo que deje todo donde estaba. Ahora el que manda acá soy yo. Bronco Gil no mueve un dedo. Su rostro áspero se mantiene inquebrantable. -Le está apuntando a la persona equivocada, señor. Melquiades anda armado por ahí y nos va a matar a todos (Maia, 2017, p. 115).

Para Milo, el amable camionero que recoge a Bronco Gil en la carretera, quien logra escapar de esa cárcel y de esos depredadores, es alguien especial y, por lo tanto, se merece una oportunidad, porque se las arregló para sobrevivir a la iniquidad del lugar y en coherencia con sus propias leyes, las que a veces no distan de ser más justas que las establecidas. Por eso, «Bronco Gil siente que algo dentro de él está resurgiendo y volvió a nacer, como si acabaran de despacharlo de las entrañas del Creador» (Maia, 2017, p. 126).

De este modo, Así en la tierra como debajo de tierra es un relato de violencia y horror capaz de revelar la existencia de una literatura que toma posición por los seres marginales ausentes del canon literario brasileño, proclive a los estereotipos y a la invisibilización de mujeres, homosexuales, negros, obreros, presidiarios, entre otros sectores sociales. En el caso de esta narración, los personajes dejan salir sus voces oprimidas, tanto desde la tierra como debajo de ésta, para poner en relieve problemáticas que autoras jóvenes como Ana Paula Maia han sabido recoger en obras como la que es objeto de esta reseña.

Referencias bibliográficas

1. Aguirre, O. (29 de mayo de 2019). Ana Paula Maia: Me interesa escribir sobre cosas que me incomodan y causan pavor, como la muerte y la violencia. Infobae. https://www.infobae.com/america/cultura-america/2019/05/29/ana-paula-maia-la-realizacion-del-texto-es-siempre-un-desafio-con-alguna-revelacion-sombria/Links ]

2. Dalcastagnè, R. (2012). Literatura brasileña contemporánea: Un territorio en disputa. Editorial Universidad del Estado de Río de Janeiro. [ Links ]

3. Maia, A. (2017). Así en la tierra como debajo de la tierra. Eterna Cadencia. [ Links ]

1. Se trata de un trabajo realizado dentro del marco del Doctorado en Literatura Latinoamericana de la Universidad de Concepción (Chile).

*Cómo citar: Ramos Jiménez, M. A. (2022). Maia da Cruz, A. (2017). Así en la tierra como debajo de la tierra. Eterna Cadencia, 144 pp. Lingüística Y Literatura, 43(81), 458-461. https://doi.org/10.17533/udea.lyl.n81a23 (Original work published 16 de abril de 2022).

Recibido: 12 de Junio de 2021; Aprobado: 29 de Enero de 2022

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons