Al editor:
Hemos leído con sumo interés el artículo recientemente publicado en su revista por Ramírez-Escobar, et al., titulado “La pulsioximetría como herramienta para la tamización de cardiopatías congénitas críticas. Una revisión narrativa”. A raíz de los datos señalados en los resultados del estudio quisiéramos realizar las siguientes puntualizaciones. En primer lugar, coincidimos con los autores en la importancia y la utilidad del uso de lo pulsioximetría como herramienta de tamizaje para la detección principalmente de cardiopatías congénitas críticas en neonatos, considerando que las cardiopatías congénitas son la malformación mayor más común que se presenta al nacimiento, con una incidencia cercana al 1 % de la población mundial (6 a 13 por 1.000 nacidos vivos), y de estas el 25 % son cardiopatías críticas, definidas como las condiciones que requieren cirugía o intervención en el primer año de vida1.
Otro dato que queremos resaltar es que hoy en día no existen puntos de corte de hemoglobina para recién nacidos en altura, tema de suma importancia puesto que, como lo demuestra un estudio realizado en la Ciudad de México por Orosco A., et al., se encontró que el 4 % de niños tuvieron un tamizaje cardiológico falso-positivo, más alto que lo informado en la literatura, 0.14 %, motivo por el cual plantea que el algoritmo recomendado para el tamizaje cardiológico debe ser modificado antes de su aplicación masiva en ciudades de altura2. Además, según un estudio realizado por Wright, et al., las tasas de falla de detección de oximetría de pulso a altitud moderada son significativamente más altas que a nivel del mar; adicionalmente, también señala que se requieren estudios más grandes con algoritmos alternativos a altitudes moderadas3, por lo cual este tema abre nuevas prioridades en investigación en nuestro país.
Es importante destacar que en un estudio realizado en Perú por Gonzales, et al., se encontró que la recomendación de la OMS de corregir el punto de corte de la hemoglobina para definir anemia en la altura ha llevado en Perú, y probablemente en otros países con poblaciones que viven en las alturas, como los tibetanos y los etíopes, a una sobreestimación en la prevalencia de anemia. En la población andina, la corrección de la hemoglobina por la altura favorece un diagnóstico incrementado de anemia, y disminuye la prevalencia de eritrocitosis. Por ello, es necesario usar marcadores apropiados para identificar la deficiencia de hierro en la altura4.
Además, los estudios en la altura benefician no solo a los 10 millones de peruanos que residen sobre los 2.000 metros de altitud, sino que también involucra a 44´807.237 de latinoamericanos que viven en las alturas, y, en general, a 200 millones de personas que habitan sobre los 2.000 metros de altitud en el mundo4.
Finalmente, coincidimos con el llamado de atención sobre la necesidad de implementar dicha tamización en países en vía de desarrollo, como en el caso de Colombia, donde no se han presentado iniciativas oficiales para generalizar la práctica5 así como en Perú, aunque, desde 2011, el Comité de Enfermedades Heredables en Neonatos y Niños hizo oficialmente la recomendación de realizar el tamizaje de cardiopatías a todos los niños con el propósito de detectar oportunamente los defectos estructurales asociados con hipoxia neonatal que puedan tener morbilidad específica6. A pesar de estas recomendaciones internacionales no existe una normativa legal dentro de la norma técnica de tamizaje neonatal del Ministerio de Salud, que incluya el uso de la pulsioximetría como herramienta para el tamizaje de cardiopatías congénitas críticas.