La pobreza y la vulnerabilidad social crean el perfecto escenario para la neurocisticercosis. En la mayoría de poblaciones de bajos o medianos ingresos (con excepción de la musulmana), los cerdos son criados con fines de consumo, muchas veces en pobres condiciones de higiene 1. Y ahí se inicia el ciclo de la invasión de la larva de la Taenia solium al sistema nervioso central (SNC). Los niveles de seroprevalencia en zonas rurales de América Latina son preocupantes, y ser positivos en 10% a 20% de la población 2,3. Si bien algunos casos de neurocisticercosis se mantienen asintomáticos durante décadas, en países de bajos y medianos ingresos, esta parasitosis llega a ser la primera causa de epilepsia en la edad adulta 2. Además de epilepsia, la neurocisticercosis se ha descrito asociada a otros síndromes neurológicos, como demencia, déficit de atención y ataque cerebrovascular 4-7. En Colombia se han reportado casos de ubicaciones inusuales de localización de los quistes, como bulbo raquídeo, causando síndrome de Bruns, o médula espinal 8,9.
La ingesta de carne de cerdo mal cocinada que contenga quistes resulta en el alojamiento de la tenia adulta en el intestino humano, y hacen del ser humano un portador 10. La tenia es altamente infecciosa, ya que produce numerosos huevos infecciosos que son expulsados en la materia fecal 1. Por ende, la infección del SNC y otros tejidos en humanos depende de un contacto estrecho con el portador de la tenia, más comúnmente el cerdo que el humano, y no resulta de ingerir carne de cerdo infectada 11. Posterior a la ingestión de los huevos, las oncósferas pasan a la circulación sanguínea en donde la mayoría son atacadas por la respuesta inmune, sin embargo, en el SNC son protegidos por la barrera hematoencefálica 1.
Considerando la relación con las condiciones de salubridad, esta convivencia entre humanos y cerdos es un marcador de inequidad y vulnerabilidad social, por lo que su distribución geográfica y etaria terminan siendo mapas de la pobreza, como le evidencia el artículo de este mismo número en el que se describen 50 casos de un hospital de Popayán, en el suroccidente del país con una alta participación de población indígena y habitantes de zonas rurales 12.
En Colombia, el Ministerio de Salud cuenta con el sistema de información denominado SISPRO (por Sistema Integrado de Información de Protección Social). Este sistema gestiona el Registro Individual de Prestación de Servicios de Salud (RIPS), en donde se consigna toda la información relacionada con la prestación de servicios en salud y está disponible a la comunidad de investigadores 13.
Por medio del acceso a SISPRO, se analizaron las bases de datos RIPS utilizando los códigos de neurocisticercosis (B690 - cisticercosis del sistema nervioso central), incluyendo todos los datos correspondientes a los años 2017 a 2021. De acuerdo con esto, se caracterizó el perfil de la neurocisticercosis en Colombia por edad, sexo y distribución geográfica.
En ese lapso, se atendieron 3.562 pacientes con diagnóstico de neurocisticercosis (mujeres 2.083 (58,5%). Esto resulta en una prevalencia de 7,1 casos por cada 100.000 habitantes (hombres 5,9, mujeres 8,1). La mayor prevalencia de neurocisticercosis se encuentra en mujeres de 80 años o más (26,8 por 100.000), lo que difiere de los hombres, en quienes la mayor prevalencia está entre los 60 y los 64 años con 11,0 casos por 100.000 habitantes. Esta prevalencia por quinquenios de edad está representada en la Figura 1.
Con respecto a la distribución geográfica, el departamento con mayor reporte de neurocisticercosis es Sucre, con una prevalencia de 50,6 por cada 100.000 habitantes, seguido por Bolívar con 26,6. De hecho, todos los departamentos de la región Caribe tienen prevalencias elevadas. Vaupés y Vichada no reportan casos. Bogotá reporta una prevalencia de 2,6 casos por 100.000 habitantes. Esta distribución geográfica está resumida en la Tabla 1 y representada en el mapa de Figura 2.
Fuente: RIPS
Nuestros resultados encuentran una mayor prevalencia de neurocisticercosis en mujeres, lo que difiere de los resultados publicados en Asia y en Estados Unidos, en donde se describe mayor prevalencia en hombres 14,15. Sin embargo, al mirar los resultados en América Latina, varios estudios reportan mayor prevalencia en mujeres que en hombres. Larralde et al., que estudiaron una muestra de 66.754 sueros en México, encontraron una seroprevalencia para cisticerco mayor en mujeres (1,3%) que en hombres (1,0%) 16. En Colombia, el grupo de Flórez et al. reportó que en Boyacá existe una mayor prevalencia en mujeres; 40 de 842 mujeres encuestadas fueron seropositivas con anticuerpos anticisticerco (4,8%) así como 11 de 428 hombres (2,6%), lo que se alinea con los resultados encontrados en los RIPS 17. La publicación de Hurtado Campo et al., en este mismo número de Acta Neurológica Colombiana, a partir de un hospital de Popayán, también muestra un predominio femenino 12.
Nuestros resultados son consistentes con lo encontrado en la literatura colombiana. En 2018, Rodríguez-Morales et al. en su análisis de los RIPS estimaron una prevalencia de teniasis/cisticercosis de 7,7 casos por 100.000 habitantes, de los cuales 57,6% fueron diagnosticados con neurocisticercosis. También encontraron las prevalencias más altas en la región Caribe 18. En cuanto a la distribución geográfica, nuestros resultados son compatibles con el estudio de seroprevalencia realizado entre 2008 y 2010 en el que la seroprevalencia nacional fue de 8,6%, sin embargo, en este estudio encontraron la seroprevalencia más alta en Vaupés (40,2%), mientras que en los RIPS es uno de los departamentos que no reportan caso 19. Este resultado puede ser interpretado en el contexto de la dificultad de llegar al diagnóstico de neurocisticercosis en ese departamento y la necesidad que tendrían los pacientes de viajar a otros departamentos para obtener el diagnóstico. La menor seroprevalencia encontrada en ese estudio fue en el departamento de Caldas, con 0,53% 20. En nuestros resultados, Caldas reporta una prevalencia de 5,8 por cada 100.000 habitantes, algo por debajo de la media nacional.
Se han identificado hábitos que perpetúan la transmisión y el contagio de la cisticercosis como consumir agua tratada sin hervir, y frutas, verduras y hortalizas sin lavar con agua potable 19. Tanto la prevalencia encontrada en los RIPS (7,1 casos por cada 100.000 habitantes) como la seroprevalencia encontrada previamente indican que Colombia hace parte del grupo de países endémicos de circulación del parásito. La ubicación geográfica encontrada relaciona la enfermedad con la ruralidad, la centralización de las condiciones de salubridad como el acceso a la salud, el alcantarillado, y el manejo de desechos. La crianza de cerdos, consumo de alimentos en vía pública y falta de control sanitario de la carne de cerdo probablemente contribuyen a estos resultados 20.
Este diseño a pesar de tener algunas limitaciones como ser retrospectivo y basarse en datos nacionales que pueden ser sesgados por el subregistro que subestime un porcentaje de la población no diagnosticada o pacientes diagnosticados erróneamente; tiene ventajas como permitir hacer un acercamiento a la prevalencia de la neurocisticercosis en el país y su distribución en el territorio nacional.
En 2022, Rodríguez-Rivas et al. encontraron que en Brasil, Ecuador y México la tendencia de la neurocisticercosis es a disminuir, sin embargo, en Colombia podría haber una tendencia al aumento de las hospitalizaciones por neurocisticercosis 21. Cuarenta años han pasado desde las investigaciones de Castaño y Botero en Antioquia 22 y de Jaime Gómez 23 en el antiguo Instituto Neurológico de Colombia, que trataban de los primeros casos de un tratamiento por entonces novedoso de esta enfermedad. La investigación futura debe concentrarse no solo en estudiar diferentes inequidades en cuánto a la posición social y la prevalencia de neurocisticercosis, sino además hacia difundir el conocimiento del tratamiento y evaluar el conocimiento de prácticas que disminuyan la incidencia de esta enfermedad en Colombia, con el fin de disminuir círculos de pobreza y reducir inequidad en términos de salud neurológica. A lo largo de esta historia, en todo caso, Acta Neurológica Colombiana, como en varias ocasiones anteriores 5,12,17,19,24, seguirá estando presente.