INTRODUCCIÓN
El modelo educativo en la enseñanza superior es una visión sintética de teorías y enfoques pedagógicos e incluye los principios filosóficos, epistemológicos, teóricos, metodológicos y operativos instrumentales que orientan la formación, organización y gestión académica (Farfán et al., 2010). En este sentido, el docente es un guía académico (Alsina, 2012) que se basa en el modelo educativo para el acompañamiento al alumno en el trayecto de su vida universitaria (Crocker et al., 2009).
El modelo educativo ha ido cambiando de acuerdo con el contexto sociocultural de la época y con el avance de la ciencia y el desarrollo tecnológico, y se espera que tenga un carácter propio y brinde una formación enmarcada en la concepción humanística y la diversidad cultural, lingüística y étnica, responsable, digna e inclusiva (Declaración de Helsinki de la AMM. Principios éticos para las investigaciones médicas en seres humanos). Asimismo, propone desarrollar competencias profesionales integradas reorientadas constantemente a la visión de la institución y su compromiso con la sociedad (Luengo, 2003).
Por otro lado, contempla un sistema de evaluación estratégico que permite retroalimentar el modelo y a la vez reestructurar el currículo, según la evolución del tiempo y el problema psicosocial y de la globalización, entendida esta como el mundo en movimiento que modifica la visión de la sociedad; por tanto, el nuevo horizonte educativo está enmarcado en priorizar el capital humano y convertir a las universidades en sociedades del conocimiento.
A este respecto, en el mundo se han emitido manifiestos sobre la educación y el modelo educativo (Declaración de Helsinki de la AMM. Principios éticos para las investigaciones médicas en seres humanos) que resaltan el desarrollo de una educación inclusiva, equitativa, igualitaria y de calidad. En este sentido, las rutas de acción planteadas son concebir el proceso de enseñanza-aprendizaje en un marco institucional heterogéneo, por lo que el planteamiento docente debe considerar esa complejidad, con un diseño microcurricular que esté orientado al desarrollo del perfil profesional y articule la teoría con la praxis y el diálogo de saberes, lo cual implica aprender a ser, conocer, hacer y convivir, desarrollando la metacognición y la autocognición, enmarcados en la concepción humanística.
Complementariamente a estos postulados, Mora (2004) señala que la evaluación del modelo educativo es una estrategia útil y necesaria para el mejoramiento de la calidad de la educación superior. A este respecto, el tipo de evaluación depende de los objetivos institucionales como control, medición y rendición de cuentas, sin embargo, es necesario un análisis de los factores para implementar un plan de mejoras. Por su parte, Osio y Pineda (2015) sostienen que la evaluación para que sea efectiva debe tener un enfoque multicriterio.
No obstante, puede ocurrir que, aunque las universidades tengan un modelo educativo apropiado, se presentan problemas en su implementación, ya que a veces está invisibilizado, los actores no lo identifican, ni aplican sus lineamientos, y el quehacer de la educación con calidad no se efectiviza. Unido al fenómeno de la globalización ligado a la modernización, el crecimiento tecnológico y la desarrollo científico, son factores que amenazan a las universidades por las presiones del mercado y la concepción de la educación pasa a ser un instrumento utilitario a corto plazo, confundiendo capacitación laboral con la verdadera formación universitaria, lo cual se evidencia por una falta de criticidad no ligada al pensamiento transformador; el profesor debe responder a indicadores de acreditación y se dedica preferentemente a llenar solo matrices. En este contexto, es perentorio la construcción de una nueva sociedad del conocimiento, basado en un modelo educativo institucional, que responda ante estas demandas, puesto que el docente es el recurso humano más valioso e influyente en la persona que se está formando. El problema radica en que no se apropia e integra propositivamente con el discente, lo cual conlleva un distanciamiento de la universidad con la sociedad (Heredia y Sánchez, 2020).
Desde otras miradas, América Latina, según Vessuri (2012), es una de las regiones del mundo con mayor ahondamiento de las brechas del conocimiento, evidenciado en especial en las áreas tecnológicas más competitivas, ya que los cambios en la velocidad y escala de las innovaciones no son correspondientes a esta realidad, por lo que crean un círculo vicioso de retraso en relación con otras sociedades del conocimiento más desarrolladas técnica y científicamente.
La universidad ecuatoriana a partir de 2010 adoptó nuevos criterios de calidad académica de los procesos y de pertinencia de sus productos, orientados hacia la producción y la divulgación del conocimiento, en interacción con otros agentes de la industria, los gobiernos, entre otros. A este respecto, incorporó un proceso técnico para la acreditación-evaluación de universidades y escuelas politécnicas, de carreras y programas académicos con instancias creadas para el efecto y bajo un marco legal amparado en la Constitución de la República de Ecuador (2008) que en su artículo 350 señala:
El Sistema de Educación Superior tiene como finalidad la formación académica y profesional con visión científica y humanista; la investigación científica y tecnológica; la innovación, promoción, desarrollo y difusión de los saberes y las culturas; la construcción de soluciones para los problemas del país, en relación con los objetivos del régimen de desarrollo.
Entre otros que convergen en la producción del pensamiento universal y conocimiento, en el diálogo de saberes, el pensamiento universal, la producción científica tecnológica global y la promoción de las transferencias e innovación sostenible.
Sin embargo, de esta premisa no hay evidencia de un sistema de evaluación del modelo educativo que refleje la realidad pluridimensional del hecho educativo y proporcione pautas para conocer a ciencia cierta si el modelo educativo está orientado a la resolución de problemas sociales del país y la región; por tanto, no hay forma de verificar en qué medida se han cumplido los objetivos académicos propuestos respecto del cambio y la transformación personal, profesional, institucional y social; en tal sentido, la Comisión de la Unesco para la educación señala la crisis de la educación superior.
Frente a este escenario, el desafío para las universidades es dar respuestas de cobertura, calidad académica y pertinencia a las exigencias de la sociedad a través del desarrollo científico, cultural, económico y ecológicamente sostenible, en el que se generen aprendizajes para la convivencia y se propicie el encuentro académico entre diferentes formas de pensar como una fuerza del ser y quehacer universitario; es decir, el modelo educativo constituye una guía para el desarrollo de una cultura académica de nivel superior.
Teóricamente, este estudio se circunscribió a la antropología cognitiva que indaga cómo las personas de diferentes culturas adquieren información, el modo en que la procesan, toman decisiones y actúan en función de la aprobación de los miembros del grupo social (Bernard, 1996, citado por Torres et al., 2012). En este sentido, es pertinente definir la cultura "como un proceso de creación orgánica y viva y no una adaptación mecánica y dentro de un mismo hábitat pueden coexistir culturas con pautas diferentes" (Boas, 1964 p9); asimismo, se precisan concepciones culturales a las formas de pensar, concebir, apreciar y aplicar un conjunto de conocimientos, creencias y conductas compartidas.
Bajo este posicionamiento teórico, el estudio diseñó metodológicamente la teoría del consenso cultural, para lo cual se aplicó el análisis de los dominios culturales, apoyándose en el método del análisis del consenso y análisis de redes analíticas (Borgatti, 1994). Con este enfoque teórico y metodológico, se planteó el objetivo de este trabajo, conocer las percepciones y los saberes culturales de los docentes acerca del signiicado del modelo educativo en una universidad pública de Ecuador.
Un modelo educativo parte de un horizonte epistemológico (Morin, 1999), que converge entre los enfoques holístico, constructivista y ecologista, con la pretensión de que el currículo de formación profesional comprenda y transforme la realidad, para buscar soluciones creativas a los problemas que pudieren surgir en distintos ámbitos. Reconociendo la complejidad, se da paso al conocimiento complejo y se reforma la organización del conocimiento de pensar y, por tanto, de educar.
Desde la epistemología de la diversidad, se pretende reconstruir, reformular y legitimar para una sociedad más justa y libre, acorde con la velocidad de los cambios y la transformación civilizatoria; en este sentido, la teoría de la complejidad en el ámbito académico explica las dinámicas complejas de los diversos objetos de estudio como referentes para el desarrollo del pensamiento y encontrar soluciones a los problemas de la vida actual. Esta complejidad trasciende de la disciplina a la multidisciplicaridad, a la interdisciplinaridad y a la transdisciplinaridad, aplicando los principios de Morin (2001) que son el dialógico, la recursividad organizacional y el hologramático.
Por otro lado, es pertinente abordar al modelo pedagógico, el cual se fundamenta en los principios institucionales enmarcado en principios teóricos y experiencias integradoras de saberes que orientan los procesos de enseñanza aprendizaje; por tanto, los saberes no son una simple transmisión de conocimientos, sino el análisis, la crítica, la síntesis, el conectivismo, entre otros.
En congruencia con su identidad institucional, el modelo curricular es el referente de la formación integral e inclusiva con impacto social, para generar conocimiento como un producto entre el sujeto que conoce y el objeto por conocerse, con un enfoque inter- y transdisciplinario, apoyado en las tecnologías digitales derivadas de las orientaciones curriculares para los programas de grado y posgrados, que son referentes en el diseño y rediseño curricular (Zambrano, 2009).
En tal sentido, se resalta que el modelo educativo debe ser el reflejo de la sociedad y del sujeto que se propone formar, construye sentido e identidad al quehacer y devenir universitario; en este se basa la misión y visión institucional (Universidad de Guadalajara, 2007). En consecuencia, la actualización y renovación del curricular debe ser constante, acorde con los cambios y las transformaciones rápidas de la sociedad y la evolución de la ciencia y la tecnología (García y Anido, 2016). Este currículo debe estar conformado por asignaturas no fragmentadas sino holísticamente articuladas, precisar las prácticas implícitas o explícitas del proceso de enseñanza-aprendizaje para determinar su correspondencia con el perfil profesional del talento humano y hacer del aula de clase un espacio de calidad educativa para formar profesionales con principios de autonomía, ética, solidaridad, análisis crítico, emprendimiento y sensibles a los problemas de la realidad nacional, regional y mundial.
METODOLOGÍA
Investigación de tipo cualitativo, con diseño descriptivo, transversal y exploratorio, es decir, orientado hacia la descripción y el entendimiento del fenómeno estudiado, en un sentido amplio, dirigido a las percepciones y experiencias de los participantes.
Estudio antropológico cultural-cognitivo fundamentado en la teoría del consenso cultural (Romney et al., 1987), que establece las técnicas analíticas y los modelos que pueden ser usados para estimar las creencias culturales y el grado en el cual los individuos conocen y reportan esas creencias, para definir e interpretar los dominios semánticos que proveen un modo de clasificar los elementos en un patrón cultural e integrar los códigos de alta concordancia y formular el análisis de consenso.
El estudio se realizó entre agosto 2018 y agosto 2019 en una universidad pública de Ecuador. Se aplicaron las técnicas de los listados libres y el sorteo por montones a una muestra propositiva de 38 docentes participantes titulares pertenecientes a 22 facultades que cumplieron los criterios de selección, entre ellos, docentes con nombramiento y de contrato, de cualquier edad y sexo, pertenecientes a varias facultades y carreras, quienes voluntariamente participaron en la investigación, excepto autoridades.
La estructura metodológica contempló un muestreo ajustado a los lineamientos del consenso para el estudio de patrones culturales que indican que el tamaño de la muestra no debe ser grande, debido a que la correlación promedio de los participantes tiende a ser alta (0,5 o más) y no tiene fines de demostrar algún tipo de representatividad estadística (Romney et al., 1987).
El estudio se realizó en dos fases. En la primera, se abordaron los dominios culturales, aplicando la técnica de recolección de datos de los listados libres, para lo cual se solicitó a los participantes un listado escrito de términos relacionados con el modelo educativo de la institución de educación superior donde laboran y la definición de cada uno de los términos. Se generó la matriz para el vaciamiento, la codificación y el procesamiento de la data en el programa Visual Anthropac 1.0. En el análisis de datos, se revisaron los códigos similares o comunes y esquemas, se elaboraron patrones de concordancia o de consenso y se determinaron los términos centrales, intermedios y periféricos.
En la segunda fase, se aplicó la técnica del sorteo por montones, para lo cual se elaboraron tarjetas para cada uno de los términos prioritarios comunes y se solicitó a los participantes (P) que agruparan las tarjetas en montones de acuerdo con las semejanzas de estos entre sí, etiquetando los montones con una palabra que los identificara y dando significancia a los contenidos. A continuación, se procesaron los datos en el programa Visual Anthropac 1.0 y se analizaron los hallazgos de frecuencia basados en la fuerza del mejor argumento (Hernández-Sampieri y Mendoza, 2018) para fundamentar discursivamente y establecer relaciones dialécticas complejas e interpretar el consenso cultural del significado del modelo educativo en el contexto universitario y la teoría consensuada del modelo educativo como la teoría capaz de describir, explicar y predecir el fenómeno de estudio (Abarca et al., 2013). La investigación consideró aspectos éticos y legales, se fundamentó en los valores y principios respetando la confidencialidad y la autonomía, se estimó de bajo riesgo, se enmarcó en la legislación y normativa vigente nacional e internacional, y se aseguró la experticia técnica del investigador principal y su equipo.
HALLAZGOS
En este estudio antropológico-cultural-cognitivo, se recolectaron los datos de 38 participantes docentes de una universidad pública de Ecuador. De este grupo, el 68 % pertenece al sexo femenino y el 32 % al sexo masculino. La edad cronológica promedio es de 48 años, y el tiempo promedio en el cargo de docencia es de 17 años.
Se realizaron dos fases de recolección y análisis de datos: la primera se fundamentó en la técnica de los listados libres con la participación de 20 docentes, y la segunda en el sorteo de montones con la participación de 18 profesores.
Una vez procesados los listados libres en el programa Visual Anthropac 1.0, se determinó el orden de dominios culturales, tras lo cual se obtuvieron 94 términos frecuentes, y de la exploración jerárquica de estos, se discurrieron a 15 términos con mayor porcentaje. La tabla 1 expone la compilación de las descripciones del concepto "modelo educativo" por parte de los docentes participantes y se categorizan los puntajes más altos para el respectivo análisis del consenso realizado mediante factorización de componentes principales, intermedios y secundarios; de la misma forma, el análisis de conglomerados jerárquicos y escalas multidimensionales. Así, se observó la palabra "estrategias" con la frecuencia más alta (18,2 %), las palabras "guía", "enseñanza" y "planificación" con igual frecuencia (13,6 %), los términos "procesos", "orientaciones", "político", "interacción", "visión", "aprendizaje" y "burocracia" con una frecuencia del 9,1 % y las palabras "no existe", "muy general", "organización" y "normativa" con una frecuencia del 4,5 %. De esta manera quedó establecida la jerarquización de los términos, cuyas concepciones de modelo educativo en el discurso permitieron agruparlas a partir de su descripción en tres temas generales: modelo epistemológico, modelo curricular y modelo pedagógico.
En el modelo epistemológico, se consideraron los términos "orientación" y "político", ya que los participantes se refieren al humanismo con respeto a las expresiones filosóficas, artísticas, culturales y la utopía humana, por lo que la formación profesional en esta institución de nivel superior será una formación integral del ser humano, con capacidad de identificar los nodos problémicos y comprender y resolver problemas desde la complejidad sistémica, lo cual se observa en el comentario que hacen los profesores codificados como P1: "Los docentes necesitamos saber cuál es el modelo educativo para que nos guíe y nos dé lineamientos generales para la cátedra, pero, sobre todo, que describa los principios y valores del quehacer del profesor"; P2: "Es el norte a donde seguir, señala el camino a la excelencia del aprendizaje, pero, sobre todo, que expresen los valores existentes en el entorno como guías para la formación de los alumnos". Consecuentemente, el modelo epistemológico establece los valores en los que se basan las acciones educativas, la concepción del saber y de la ciencia, y el modo de reproducirlos.
En el modelo curricular, se incluyen los términos "estrategias", "planificación", "visión" y "normativa", ya que articula, por un lado, los componentes académicos, de investigación y de vinculación con la comunidad, y por otro, las asignaturas y los programas entre sí alrededor de los perfiles. A su vez, las diferentes disciplinas serán las encargadas de buscar soluciones científicas y de vincular saberes contextualizados en la realidad, al "distinguir el movimiento que lleva de un saber -en tanto objeto producido por la cultura- a un saber a enseñar, del que transforma este saber a enseñar en un saber enseñado en un nivel de diseño, por un lado, y en el de ejecución, por otro. Es decir que es parte del currículum" (Cardelli, 2004, p. 51). Lo anterior se observa en el comentario que hace P3: "Las estrategias requieren ajustarse a la sociedad dinámica y que nos reta constantemente a dar respuestas efectivas a las necesidades de la sociedad"; P4: "Un modelo educativo no se improvisa, requiere implementación y planificación académica adecuada"; P5: "Hay que equilibrar las expectativas frente a la realidad posible y que se necesita mejorar; romper la inercia para innovar prácticas docentes y ponerlas al servicio de la comunidad"; P6: "Todos deben conocer la normativa, esta debe ser clara, concreta"; P7: "Es una forma de poner orden, deberes y derechos, para una mejor organización de los procesos enseñanza aprendizaje". En suma, el entorno complejo, competitivo y cambiante precisa de un modelo curricular integral y dinámico.
En el modelo pedagógico, se consideraron los términos "enseñanza", "aprendizaje" y "organización", ya que contemplan una estructura didáctica compuesta por el sujeto cognoscente a través de un proceso de enseñanza-aprendizaje y comunicación, el objeto de conocimiento compuesto por conocimientos, saberes, prácticas, expresiones y manifestaciones, y la acción que los vincula y los constituye. En tal sentido, se centra en la enseñanza de conocimientos teóricos que deben ser llevados a la praxis, a una reflexión-acción y la transformación del mundo, lo cual se observa en el comentario de P8: "La enseñanza en la universidad es un baluarte institucional porque genera en los estudiantes pensamiento técnico y humano, enriquecedor, positivo y gerencial"; P9: "A través de una metodología pedagógica se forman competencias en los estudiantes, que son las habilidades prácticas y cognitivas necesarias para los futuros profesionales; P10: "Los procesos deben respetarse y evaluarse constantemente para determinar su idoneidad".
Se contempló otro grupo de términos que no se estiman dentro de los modelos anteriores categorizados como obstáculos, barreras y limitantes, los cuales son "burocracia", "no existe" y "muy general", porque evidencian las fallas, las ambigüedades, las debilidades y las contradicciones del modelo educativo en cuestión, así como dificultan, no estimulan, ni favorecen el aprendizaje significativo, ni la actitud positiva del estudiante para potenciar las estrategias metodológicas en el proceso de enseñanza-aprendizaje, evidenciándose en P11: "La burocracia es el enemigo número uno de la realización de procesos de calidad"; P12: "No termina de salir a la luz el modelo educativo por la burocracia"; P13: "No existe compromiso, ni socialización del modelo educativo"; P14: "Se debe especificar e identificar con precisión el modelo educativo a ejecutarse".
En la segunda fase del estudio, se indagaron los dominios culturales aplicando la técnica sorteo de montones, y de esta manera se estableció la escala multidimensional que arrojó las dimensiones descritas en el árbol de conglomerados, con valores de bondad de ajuste adecuados, como se muestra en la figura 1.
Las dimensiones culturales del modelo educativo, desde el punto de vista de los docentes universitarios participantes, se aprecian en la figura 2 en la que se advierten tres grupos principales: consolidación del modelo educativo, procesos académicos y falta de identidad.
La primera dimensión (consolidación del modelo educativo) comprendió la perspectiva de la institución de educación superior vinculando las palabras "estrategias" y "planificación" con "visión". Así también en esta dimensión consideraron los lineamientos institucionales al enlazar los términos "guía", "orientación", "procesos" y "orientación", según se aprecia en P15: "Un modelo educativo no se improvisa, requiere implementación y planificación académica adecuada".
En la segunda dimensión (procesos académicos), los participantes vinculan enseñanza y aprendizaje, sujetos a la interacción dinámica entre profesor y alumno, guiados por una normativa; en este sentido, P16: "Los procesos de enseñanza-aprendizaje deben enmarcase en una normativa".
En la tercera dimensión (falta de identidad), asocian los términos "burocracia" y "político", conceptualizados como barreras u obstáculos, y la falta de socialización al conceptualizar el modelo educativo al vincular las frases "no existe" con "muy general". Así, P17: "No se visibiliza el modelo educativo de universidad, quizá no existe"; P18: "Al no conocer, no se puede aplicar el modelo educativo en la universidad e impide que tengamos una identidad y sentido de pertenencia institucional"; P19: "Los docentes necesitamos saber cuál es el modelo educativo para que nos guíe y nos dé lineamientos generales para la cátedra".
El análisis de los niveles del consenso cultural arrojó el Egien-Value: 5,213 EgienRatio: 3,196 (valores mayores de 0,3 en la medida de acuerdo grupal) que describe una relación no azarosa, por lo que se deduce que el grupo investigado piensa en forma homogénea, ya que los significados culturales del concepto "modelo educativo" con la exploración y jerarquización de las dimensiones cognitivas se ajustan al modelo del consenso sin variación cultural entre los docentes encuestados de la universidad pública de Ecuador.
De esta manera, se pretende que el modelo educativo oriente a los docentes por principios científicos, humanistas y holísticos, que trasciendan el asignaturismo e integren el aprendizaje inter- y multidisciplinario en el currículo y lo vincule con la praxis profesional; por tanto, el perfil de egreso de los educandos quedará definido y determinado por el modelo educativo, que no solo identifique a la institución de educación superior, sino, como lo sugiere Hernández (2014), alcance las metas educativas en función de lo que la cultura determine como valioso y relevante.
En consecuencia, y a la luz de los hallazgos de este estudio, se propone la transformación del modelo educativo de la institución estudiada, en el que se consideren los ejes de planeación, modernización, flexibilización académico-administrativa, actualización curricular y nuevas ofertas educativas, fortalecimiento de la investigación en grado y posgrado, profesionalización del personal académico, vinculación con el entorno social y productivo, implementación de extensiones y movilización, la difusión, el deporte, el ecosistema y la sostenibilidad, sin perder su vigencia histórica.
En concordancia con los hallazgos de este estudio y los procesos contextúales, se contrasta con otras instituciones de educación superior (IES) tanto públicas como privadas en el contexto ecuatoriano y se evidencia que estas cuentan con modelos educativos vigentes y aprobados, a diferencia de la IES estudiada.
En comparación con otras IES nacionales, se aprecia que en sus modelos educativos contemplan los componentes epistemológico, curricular y pedagógico, igual a lo establecido en la jerarquización de las concepciones emitidas en el discurso de los docentes universitarios participantes.
Estos modelos contemplan competencias genéricas y específicas, propias de cada profesión, basados en tres propuestas: pedagógica, investigación y vinculación con la sociedad, y fundamentalmente con orientaciones curriculares, lo cual es coincidente con los hallazgos de esta investigación, según los dominios culturales expresados por los docentes.
CONCLUSIONES
La concepción cultural de los docentes universitarios acerca del modelo educativo permitió codificar, agrupar y categorizar los componentes del modelo educativo en modelo epistemológico, curricular y pedagógico, además de categorizar otros temas, tales como obstáculos, barreras y limitantes del modelo.
Los dominios culturales establecieron una escala multidimensional y arrojaron las dimensiones descritas desde el punto de vista del docente (actor), lo cual permitió identificar conceptos, generar categorías y hacer comparaciones entre dominios semánticos y culturales, para integrar los códigos de alta concordancia y formular el análisis de consenso; de esta manera, se conformó el árbol de conglomerados, con valores de bondad de ajuste adecuados. Bajo estas premisas, el grado de correspondencia entre las concepciones de cada participante dieron paso al patrón de respuestas aceptadas como válidas en el grupo cultural; por tanto, las dimensiones culturales del modelo educativo en la institución estudiada advierten, por una parte, la consolidación del modelo educativo y de los procesos académicos, y por otra, una falta de identidad institucional. En suma, del análisis del consenso cultural se deduce que el grupo investigado piensa en forma homogénea, ya que los significados culturales del concepto "modelo educativo" con la exploración de dimensiones cognitivas se ajustan al modelo del consenso, sin variación cultural entre los docentes.
De los docentes universitarios participantes, emergió, en primera instancia, la individualidad, y en segunda, la dualidad de la cognición institucional, lo cual advierte, por una parte, la consolidación del modelo educativo y de los procesos académicos, y por otra, una falta de identidad institucional.
De este modo, el conocimiento sociocultural común en este grupo de participantes evidenció el impacto psicosocial y pedagógico del estudio frente a los procesos de transformación y desarrollo de la educación superior. En este sentido, los docentes universitarios participantes concientizaron la importancia de contar con nuevos enfoques pedagógicos y aproximaciones metodológicas con perspectiva crítica y reflexiva, que no solo contemplen la propuesta de un proceso formativo del estudiante universitario, sino que también reflejen las transformaciones sociales y del conocimiento, en las cuales estén presentes estrategias didácticas mediante el uso de nuevas tecnologías de la información y la comunicación, rescatando sus valores y principios.
Los estudiantes universitarios serán los beneficiarios directos al recibir una educación de calidad, en la que, al integrar los aprendizajes inter- y multidisciplinarios, se mejorará el perfil profesional, además de garantizar en el aspecto pedagógico el proceso de enseñanza-aprendizaje, articulando la teoría con la praxis, el diálogo de saberes y el desarrollo de la metacognición, que transformará la estructura académica hacia la excelencia, y así los estudiantes estarán más motivados; por tanto, el índice de repitencia y deserción disminuirá, lo que impactará de manera favorable el aspecto económico, y de esta manera se cumplirá con la misión institucional.
En consecuencia, el sistema cultural y el patrón de respuestas aceptadas como válidas en el grupo cultural sobre el modelo educativo son concebidos como una estructura conceptual que orienta las prácticas educativas con un compromiso social y coadyuva a la consolidación de identidad y pertinencia institucional.
Finalmente, en vista de estos hallazgos, el estudio presenta una discusión sobre la necesidad de replantear el modelo educativo tradicional de la educación superior, una actualización curricular constante en función de las demandas de la sociedad en el campo de formación profesional hacia el bien común mundial, como lo sugiere Rocha (2016), sin perder la perspectiva humanística.