Introducción
En las últimas décadas se han producido cambios en el patrón de comportamiento humano, tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo, que han generado que la población se mueva menos y permanezca más tiempo sentada 1,2. La sociedad moderna está expuesta a entornos y actividades que implican un menor esfuerzo físico, lo que contribuye a que la población exponga comportamientos mayormente sedentarios 3.
Actividades de bajo gasto de energía realizadas en posición sentada o reclinada constituyen el concepto de comportamiento sedentario 4, el cual abarca diferentes acciones, como estar en el trabajo, estudiar, ver televisión, jugar videojuegos, usar teléfonos inteligentes y equipos de cómputo 5.
La cantidad excesiva de tiempo dedicado a actividades que configuran el comportamiento sedentario se han asociado con el desarrollo de varias enfermedades no transmisibles (ENT) y problemas de salud mental 6,7. Sin embargo, no existe un consenso establecido sobre el tiempo adecuado para realizar estas actividades en adultos, aunque se sugiere un límite de tiempo de 7 a 8 h/día 8.
Un estudio poblacional de hombres australianos de mediana edad mostró que más de la mitad de la población estudiada era activa o muy activa; sin embargo, el 32,8 % informó permanecer ≥ 8 horas/ día sentados. Además, este estudio mostró que, independientemente de la actividad física (AF) y el índice de masa corporal (IMC), los participantes que informaron pasar mayor tiempo sentados tenían presión arterial elevada, diabetes y enfermedades crónicas, en general, en comparación con aquellos que informaron pasar < 4 horas/día en reposo 9.
El brasileño promedio pasa 180 min/día sentado y la mayor proporción de la población de 60 a 120 min/día mirando televisión 1,10. En São Paulo, Brasil, se desarrolló un estudio que mostró que los hombres más jóvenes, con mayor educación e ingresos, autopercepción negativa de la salud, solteros y que viven en barrios seguros, muestran un mayor comportamiento sedentario 11. Sin embargo, en Brasil, existen pocos estudios que abordan el concepto de comportamiento sedentario.
Según el sistema de Vigilancia de los Factores de Riesgo y Protección de Enfermedades Crónicas por Encuesta Telefónica (Vigitel, 2017), aproximadamente 37 % de la población adulta en Brasil practica al menos 150 minutos/semana de AF 12. Se enfatiza que la inactividad física se identifica como un factor de riesgo importante para el desarrollo de ENT, junto con el uso de tabaco, el consumo excesivo de alcohol y las dietas poco saludables 13. Sin embargo, aunque la AF ofrece grandes beneficios para la salud, esta puede no compensar el tiempo empleado en comportamientos sedentarios 14.
En este contexto, considerando que tanto la AF como las conductas sedentarias pueden coexistir, el presente estudio tiene como objetivo evaluar la actividad física, el comportamiento sedentario y sus factores asociados en adultos de una institución pública de educación en Espírito Santo (Brasil).
Metodología
Estudio transversal realizado en una institución pública de educación en Espirito Santo, Brasil, con estudiantes y servidores públicos de ambos sexos, con edades entre 20 y 59 años. Esta investigación es parte de un proyecto más amplio que tiene como objetivo evaluar el impacto de las acciones para reducir el consumo de sodio en adultos, denominado "Evaluación de impacto de las acciones para reducir el consumo de sodio en adultos - AvaliaSAL", aprobado por el Comité de Ética en Investigación de la Universidade Federal do Espírito Santo (UFES) con el N° 1.789.812/2016. La recopilación de datos fue realizada por estudiantes del programa de pregrado en nutrición de la UFES, quienes fueron previamente capacitados para este propósito y supervisados por un nutricionista.
Participantes
Los participantes fueron reclutados empleando la plataforma brasileña "Nilo Peçanha", que proporciona estadísticas e indicadores para la red federal de educación, según la cual alrededor de 4.112 personas se encontraban vinculadas al Instituto Federal do Espírito Santo en 2017. Fueron invitados a participar de la investigación los estudiantes y servidores públicos mayores de 18 años pertenecientes a la institución educativa. Las mujeres embarazadas y las personas con limitaciones cognitivas o físicas no fueron incluidas en la muestra.
La convocatoria fue realizada por medio de carteles informativos, invitaciones en el patio de la institución de manera personal, principalmente en momentos de mayor movimiento, y mensajes por correo electrónico enviados por el equipo de marketing de la institución. Además, se hizo difusión en medios de comunicación a través de la red social de la institución (Facebook®).
El tamaño de la muestra es compatible con los objetivos y el diseño del estudio principal, con un poder de 90 % y un nivel de significancia de 5 % para detectar diferencias en el nivel de presión arterial sistólica de 5 mmHg, totalizando 200 participantes. El tamaño de la muestra referido es aceptado según una revisión sistemática realizada con individuos sometidos a intervenciones de Mobile Health (mHealth), estrategia utilizada en el estudio más amplio, cuya muestra oscila entre 28 y 372 participantes 15.
La población del estudio estuvo compuesta por 200 individuos, quienes participaron de manera voluntaria y firmaron la carta de consentimiento informado propuesta. La recopilación de datos se llevó a cabo entre marzo y junio de 2017 en las instalaciones de la mencionada institución educativa.
Instrumentos y procedimientos
La evaluación antropométrica se realizó utilizando un estadiómetro CardioMed®, con el individuo en posición supina, descalzo, con mirada fija al horizonte y la altura verificada en el período inspiratorio del ciclo respiratorio. El peso corporal se midió en una balanza electrónica portátil Tanita®, con una capacidad de 200 kg y una precisión de 50 g, mientras el participante se encontraba descalzo y vestía ropa ligera. Todas las mediciones antropométricas se realizaron siguiendo el protocolo establecido por la Organización Mundial de la Salud, OMS 16.
A partir de los datos de peso corporal y altura, se calculó el IMC dividiendo el peso (kg) por la altura (m) elevada a la segunda potencia. Los puntos de corte recomendados por la OMS fueron adoptados para la clasificación del estado nutricional. Los participantes del presente estudio se clasificaron como de bajo peso (< 18,5 kg/m2), eutrofia (≥ 18,5 y < 25,0 kg/m2) y sobrepeso (≥ 25,0 kg/m2), compuesto por la suma de sobrepeso y obesidad 16.
Adicionalmente, se aplicó un cuestionario estructurado con 46 preguntas. La información socioeconómica fue recopilada según el esquema de la Asociación Brasileña de Empresas de Investigación 17 . Los datos sobre salud y los hábitos de vida se obtuvieron a través de preguntas como: "En general, en comparación con las personas de su edad, ¿cómo considera su estado de salud?"; "¿alguna vez ha fumado, es decir, ha fumado al menos 100 cigarrillos (cinco paquetes de cigarrillos) a lo largo de su vida?"; "¿actualmente fuma cigarrillos?"; "¿a qué edad fumó por última vez?"; "¿actualmente consume bebidas alcohólicas?".
La AF fue estimada a través de la versión larga del International Physical Activity Questionnaire (IPAQ), validado para Brasil 18, en el dominio de la AF de recreación, deporte, ejercicio y tiempo libre. El patrón de AF en sus diferentes dominios fue informado en término de frecuencia (días por semana) y duración (minutos por día).
El tiempo total de AF consistió en multiplicar la duración por la frecuencia de cada una de las actividades realizadas. Los participantes se clasificaron como activos cuando practicaban ≥ 150 minutos/semana de AF moderada/vigorosa e inactivos cuando la AF moderada/vigorosa era < 150 minutos/semana 19.
El tiempo de permanencia sentado (TS) fue evaluado utilizando 2 preguntas del dominio de tiempo sentado del cuestionario IPAQ, con el fin de identificar cuántas horas por día, durante la semana y durante el fin de semana un individuo permaneció en dicha posición 18. Esta variable se calculó multiplicando el TS en días hábiles y fines de semana. Con la suma de estos valores se realizó la división por siete (correspondiente a los días de la semana), totalizando el promedio de horas/día de TS. Para la clasificación de los grupos se usó la mediana, correspondiente a 394 min/día.
El tiempo que se pasa frente a dispositivos de pantalla (teléfono inteligente, televisión, computadora y videojuegos) se analizó mediante preguntas sobre su uso en el trabajo/estudio y el tiempo libre 18. A partir de la suma de los tiempos de pantalla en el trabajo/estudio y el tiempo libre, se calculó el tiempo promedio que se pasa frente a la pantalla por día. Los valores se clasificaron utilizando el punto de corte < 2 horas/día y ≥ 2 horas/día 20.
Análisis estadístico
Los datos se presentaron en medidas de tendencia central y dispersión. Las variables sociodemográficas y de estilo de vida consideradas en este estudio se agruparon en: edad (< 40 años y ≥ 40 años); educación (nivel básico, medio o superior); tabaquismo (nunca fumó, exfumador, fumador). La etnia fue informada por el participante y clasificada como blanca y no blanca. La autopercepción del estado de salud se clasificó como: muy buena, buena, mala y muy mala (los tres últimos fueron agrupados). La clasificación socioeconómica se describió en la clase 'A y B" (equivalente a un ingreso promedio entre BRL 4.852 y 20.800) y "C y otros" (ingreso promedio entre BRL 768 y 2.705) 17.
La normalidad de los datos se verificó mediante la prueba de Kolmogorov-Smirnov, mientras que la prueba Chi-cuadrado o prueba exacta de Fisher fue empleada para comparar proporciones entre grupos. Por su parte, las pruebas t-student, Mann Whitney y Kruskal Wallis fueron utilizadas para comparar las medias. Se establecieron modelos de regresión logística binaria para verificar la asociación con variables significativas en el análisis bivariado, en el que se realizó un autoajuste (variables ajustadas entre sí). Para la AF, utilizamos como referencia el grupo de los activos (≥ 150 minutos/ semana de AF moderada/vigorosa) y para el tiempo sentado un valor de referencia de < 394 min/día. Los datos se analizaron utilizando SPSS versión 21.0, adoptando un valor de significancia de p < 0,05. El software OriginPro versión 8.0 fue empleado para la construcción de gráficos.
Resultados
La muestra estuvo compuesta por 200 participantes, de los cuales 53 % (n = 106) eran estudiantes, 54 % (n = 108) mujeres y 66,5 % (n = 133) sujetos menores de 40 años. La edad promedio de los individuos fue de 33,8 ± 11,3 años. El 58,5 % (n = 117) de los individuos fueron clasificados como inactivos (datos no mostrados en la Tabla 1).
† n diferentes por ausencia de datos. * Prueba Chi-cuadrada;
** prueba exacta de Fisher.
Fuente: elaboración propia con datos del estudio.
La Figura 1 muestra las medias y el intervalo de confianza de la AF, el tiempo frente a la pantalla y el TS por subgrupos de variables independientes. Al analizar la AF, los hombres presentan un promedio más alto (minuto/semana) en comparación con las mujeres (p = 0,04). Al evaluar el tiempo de pantalla (horas/día), aquellos con educación superior registran mayor tiempo de pantalla (p < 0,001), de manera similar cuando se analiza el comportamiento de los sujetos sedentarios (p = 0,04).
Las personas < 40 años y los hombres tienen las medias más altas de práctica de AF y las personas con educación superior mayor media de tiempo de pantalla y TS. No se observaron diferencias estadísticas entre los grupos activos e inactivos en relación con TS, es decir, los individuos considerados activos presentaron el mismo TS que los grupos inactivos (p = 0,071) (Figura 2).
Al comparar las variables sociodemográficas, de salud y de estilo de vida entre los sujetos activos y los inactivos, se evidenció una diferencia estadística para el grupo de edad y el consumo de alcohol, señalando que la mayor parte de individuos inactivos estaba en el grupo de edad superior a 40 años y no consumían bebidas alcohólicas (Tabla 1).
Con respecto al TS, la etnia (p = 0,045) y el tiempo total de pantalla (p = 0,009) mostraron diferencias significativas. Los individuos que permanecieron más TS fueron de etnia blanca y aquellos con un tiempo total de pantalla > 2 h/día (Tabla 2).
† n diferentes por ausencia de datos. * Prueba chi-cuadrada; **Prueba exacta de Fisher.
Fuente: elaboración propia con datos del estudio.
Los resultados de los modelos de regresión logística binaria brutos y ajustados para AF y TS se presentan en la Tabla 3. En el modelo de AF ajustada, los individuos de > 40 años tienen 2,10 mayores probabilidades de permanecer inactivos, en comparación con los individuos menores de 40 años. En el modelo del TS ajustado, los individuos blancos tienen 1,89 más oportunidades de gastar más de 394 min/día de TS. Aquellos que pasan > 2 horas por día frente a pantallas tienen 6,14 veces más probabilidades de emplear más TS (Tabla 3).
Discusión
Esta investigación tuvo como objetivo evaluar la actividad física, el comportamiento sedentario y sus factores asociados en adultos de una institución pública de educación en Espírito Santo (Brasil). Observamos que las personas mayores de 40 años tienen menos tiempo de práctica de AF y presentaron más chances de permanecer inactivas en comparación con los individuos más jóvenes. Las personas con educación superior tienen medias de tiempo más altas de TS y del tiempo que pasan frente a las pantallas. Los individuos blancos y aquellos que pasan más de 2 horas/día frente a la pantalla tienen mayores probabilidades de permanecer más TS. Además, los sujetos considerados activos permanecen el mismo TS que los inactivos.
El rendimiento físico y la práctica de AF empeoran con la edad 21. La pérdida de masa muscular y fuerza ocurre gradualmente con el avance de la edad, acentuándose en los adultos mayores, lo cual afecta negativamente las actividades de la vida diaria 22. Además, las personas que permanecen sentadas más tiempo tienen un mayor nivel de educación y se justifican en el hecho de que cuanto mayor es el nivel de educación mayor es la exposición a entornos que requieren menos esfuerzo físico e implican un comportamiento sedentario 3,23,24. En Brasil, la proporción de personas negras con doce o más años de escolaridad es solo de 9,4 % frente a 22,2 % para las personas blancas, lo que puede explicar la diferencia observada en cuanto a TS entre etnias 25.
La relación positiva entre el TS y el tiempo frente a pantallas se evidencia en la literatura, especialmente en relación con la televisión 26. Sin embargo, el uso creciente de las redes sociales ha sido responsable del aumento del TS, especialmente en días no laborables 27. La Encuesta Brasileña de Medios (2016) mostró que 72 % de la población de este país accede a Internet a través del teléfono móvil, donde la mayor proporción de los encuestados informó usar este equipo en casa 6.
Un estudio de seguimiento con adultos (ELSA-Brasil) ha demostrado que una exposición más prolongada al comportamiento sedentario puede contribuir a un mayor riesgo cardiometabólico 28. Además, otros estudios relacionan este tipo de comportamiento con el desarrollo de diabetes tipo 2, cáncer y mortalidad prematura 14,29,30. Por otro lado, la AF se presenta como un factor preventivo para estos resultados adversos para la salud 28,31. Sin embargo, hay mucha discusión sobre si la AF puede, de hecho, compensar los efectos negativos del TS 7,31-33.
La intensidad de la AF parece ser una característica importante a considerar en cuanto a los beneficios que esta puede proporcionar 34,35. Actividades y deportes con elevado gasto de energía contribuyen a mejoras en la salud, siendo señalados como alternativa para los individuos con altos niveles de TS 36. Por lo tanto, reemplazar 30 minutos/día del TS con ocupaciones activas como la limpieza de la casa o una caminata parecen resultar en beneficios para la salud 36. Además, tomar descansos en estas actividades sedentarias ha demostrado ser efectivo para reducir las consecuencias del exceso del TS en diversas poblaciones de todo el mundo 37-39. Frente a un contexto en el que son inevitables largos períodos del TS en una sesión de trabajo/estudio, estos hallazgos son alentadores.
Hacer caminatas ligeras y/o moderadas y quedarse de pie durante cierto período, pueden ser un buen incentivo para reducir los efectos negativos del tiempo expuesto al comportamiento sedentario en personas inactivas, así como mejorar el metabolismo de la glucosa en personas con sobrepeso 40,41. Por lo tanto, suspender el TS y reemplazarlo con AF de intensidad leve puede ser un estímulo suficiente para inducir cambios favorables en los parámetros metabólicos postprandiales en sujetos diabéticos físicamente inactivos 41. Por su parte, una AF de mayor intensidad o con más frecuencia parece ser más eficaz para obtener resultados positivos en jóvenes físicamente activos 41.
Políticas públicas que incorporen la AF en la rutina de la población resultan importantes. En Brasil, fue a través de la Política Nacional de Promoción de la Salud (PNPS) que la AF y las prácticas corporales se incorporaron al Sistema Único de Salud (SUS) 42. Así, en 2011 se creó el "Programa Academia da Saúde", que propone la inserción de estas prácticas a través de la implementación de gimnasios para la población y acciones establecidas culturalmente y adaptadas a los territorios locales 43.
En este contexto, Ferreira et al., utilizando datos de la Encuesta Nacional de Salud 2013 (PNS-2013), relatan que solo el 20 % de la muestra evaluada informó tener conocimiento sobre algún programa público relacionado con AF 44. El desconocimiento puede ser un obstáculo importante para enfrentar el fenómeno de la inactividad física, así como su impacto en la salud. Sin embargo, se cree que los equipos multiprofesionales de la Estrategia de Salud de la Familia, en la que participan nutricionistas, enfermeras y educadores físicos, tienen un papel importante para ampliar el conocimiento sobre las políticas públicas existentes y alentar a la población a realizar AF.
En resumen, el estudio tiene algunas limitaciones que pueden discutirse. La presente muestra no es representativa de la población, por lo que nuestros hallazgos no pueden extrapolarse a la población general. Además, las medidas gold standard no se utilizaron para evaluar la AF y el TS. Por lo tanto, las mediciones basadas en la información proporcionada por los participantes podrían tener una precisión limitada. Sin embargo, el uso de cuestionarios en estudios epidemiológicos está justificado debido a su bajo costo y fácil acceso 19.
Las diferentes metodologías y los puntos de corte adoptados por los estudios sobre AF y TS limitan la comparación de resultados, ya que la epidemiología del comportamiento sedentario es relativamente reciente y requiere de más estudios para llenar los vacíos existentes y avanzar en el conocimiento sobre el tema. Por lo tanto, creemos que nuestros hallazgos pueden contribuir a ampliar la discusión al respecto, especialmente para poblaciones adultas en Brasil, donde estos estudios son escasos.
Conclusión
Las personas mayores tienen menos tiempo para realizar AF en comparación con las más jóvenes, así como mayores probabilidades de permanecer inactivas. Los individuos considerados activos presentaron el mismo TS que los inactivos. Con respecto al comportamiento sedentario, se observa que las personas con educación superior tienen medias más altas de TS y tiempo frente a las pantallas. Además, aquellos que pasan más de 2 horas/día frente a la pantalla tienen más probabilidades de permanecer sentados durante períodos más largos.
Este estudio proporciona la primera evidencia sobre la coexistencia de la práctica de AF y TS en una población de servidores públicos y estudiantes adscritos a una institución educativa en Vitória (Espírito Santo, Brasil). Por lo tanto, se requieren intervenciones para reajustar el equilibrio entre el comportamiento sedentario y la AF. Además, es importante aumentar el conocimiento de la población sobre las políticas públicas existentes orientadas a fomentar las prácticas corporales y de AF. Teniendo en cuenta los resultados presentados, consideramos que las pausas activas durante la rutina son esenciales para la salud. Así mismo, la inclusión de este tipo de actividades en el espacio de trabajo o estudio resultan imprescindibles para promover la salud y generar impactos en la salud pública.