Introducción
El tabaquismo adolescente es una conducta de riesgo que incrementa la posibilidad de deteriorar el estado de la salud 1, suele considerarse una enfermedad pediátrica 2, debido a su morbimortalidad es sin lugar a duda un aspecto que amerita ser considerado desde la perspectiva de salud pública. El consumo de tabaco y alcohol tiene alta prevalencia en la adolescencia, es preocupante, pues estas drogas son consideradas como la entrada al consumo de drogas duras; entre los factores asociados están la percepción de consumo en pares y familiares, así como bajo rendimiento académico y problemas de conducta 3.
En México los hombres inician el consumo de cigarrillo a los 12,6 años, el porcentaje de adolescentes fumadores actuales es de 13,3%; mientras que el 9% son fumadores diarios; tres son los cigarros que en promedio consumen por día, el 9,5% fuma su primer cigarro en los primeros 30 minutos después de despertar por la mañana, finalmente estos fumadores consideran que lo seguirán haciendo; dichas prevalencias se han mantenido en los últimos 23 años a pesar de los programas antitabaco 4. Para el consumidor adolescente fumar le presenta aspectos positivos y negativos; se percibe como algo malo, perjudicial; sin embargo, no es considerado como algo que se deba abandonar, a pesar de las repercusiones futuras para la salud 5.
El consumo de tabaco tiene un trasfondo sociocultural, es más aceptado entre los hombres como vehículo de socialización, se asocia con retar lo establecido 6, desde la perspectiva teórica de género/masculinidad, se ha explorado la percepción de hombres adolescentes encontrando que está relacionada con conductas de riesgo, como fumar y beber alcohol; a pesar de que los adolescentes aún no son capaces de ajustarse al ideal de hombre, dicho ajuste compromete conductas que implican un trabajo largo por delante como un elemento que se presenta a través de mandatos sociales que ejercen presión -lo que es ser hombre 7,8,9. Obligaciones que se hacen presentes hasta la adultez, cuando se evidencia su acatamiento; por tanto, en la adolescencia no se estará seguro de ser realmente hombre 9. Los estudios con orientación sobre el rol de género han resaltado que la tendencia a mostrar actitudes masculinas o machistas pueden estar presentes en hombres y mujeres 10, sin embargo, están más presentes entre varones y se asocian a un mayor consumo de sustancias, entre ellas el tabaco 11. El objetivo de este trabajo es analizar la configuración de la masculinidad en varones adolescentes heterosexuales fumadores de un bachillerato de Guadalajara, Jalisco, México.
Método
Este estudio se ubica epistemológicamente en un paradigma hermenéutico interpretativo, bajo el diseño de estudio de caso con enfoque cualitativo desde la perspectiva de Yin 12, incluyó ocho varones adolescentes heterosexuales fumadores de un bachillerato público ubicado en la Zona Metropolitana de Guadalajara, Jalisco (México), el cual fue seleccionado debido a que su población estudiantil se constituye por adolescentes que residen en la ciudad de Guadalajara y no en el resto de las poblaciones menores que componen el área metropolitana. La edad promedio de los participantes es 16,5 años. Se definió el caso como jóvenes adolescentes fumadores de tabaco, estudiantes de preparatoria de la Zona Metropolitana de Guadalajara, Jalisco, durante el periodo académico del 2014. Ubicados a través de muestreo: a) propositivo y b) a conveniencia 13,14,15. Previo consentimiento y asentimiento informado se realizaron tres técnicas de recolección de información: a) ocho entrevistas semiestructuradas, b) ocho entrevistas en profundidad 16 según guía temática construida a partir de la pregunta y los objetivos de investigación, c) tres dibujos proyectivos -Mi relación con el tabaco- 17 con su respectiva narración escrita 18. Las ocho entrevistas a profundidad y semiestructuradas se realizaron en dos momentos con un promedio de duración de 60 minutos, así como la aplicación de dibujos proyectivos a tres participantes a los que se les realizó las entrevistas. Las entrevistas y narraciones de los dibujos se transcribieron en su totalidad por uno de los investigadores.
Se realizó análisis narrativo a las entrevistas y narraciones de los dibujos proyectivos siguiendo la propuesta de Mishler 19, a través del software ATLAS.ti versión 7, se fusionó el contenido y forma mediante el uso de transcripción sistemática que representó las características del discurso de los participantes mediante el análisis gramatical en estrofas; se partió del nivel textual, se inició el proceso de reducción de la información en donde se agruparon en conceptos globales, alimentados por segmentos libres que formaron subcódigos, códigos, familias de códigos y finalmente redes, previa codificación abierta 20,21.
El análisis iconográfico a los dibujos proyectivos se realizó a la luz de la propuesta de Springgay y Wilson Kind 17, con el antecedente del uso de Reynolds y Kamphaus 22, el análisis consistió en hacer conexiones entre el arte del dibujo y el texto de la narración sobre el mismo. El dibujo y el texto fueron relacionados como uno solo por uno de los investigadores -observador/intérprete de las figuras-, este proceso consistió en identificar los elementos como los textos de la narración y las palabras dentro de las reproducciones que estaban interconectadas con las imágenes, todos ellos fusionados con la finalidad de proveer un significado 17. El análisis de los dibujos en conexión con sus narraciones fue codificado en ATLAS.ti versión 7. La fusión de los elementos que componían el dibujo en relación con la narración conformó un significado individual en cada una de las reproducciones, pero también se encontraron significados que emergieron a través de todas las reproducciones. Lo cual implicó subir a nivel conceptual, es decir, un análisis que permitió establecer el significado de cada elemento. Posteriormente a través de triangulación metodológica -fuera del método- 23, se pasó a otro nivel de reducción de los elementos en el cual fueron agrupados por familias y sus relaciones entre los diferentes componentes en torno a la masculinidad presentes en las entrevistas, dibujos y sus narraciones.
Consideraciones éticas
Este estudio se enmarca en la normatividad vigente para investigaciones con seres humanos, se consideró sin riesgo. Ninguna de las técnicas de recolección de información vulneró la intimidad de los participantes o generó algún cambio comportamental. Previa autorización de la escuela, se acogieron los principios éticos universales establecidos en la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos humanos, de la UNESCO 24, se mantuvo la privacidad y la confidencialidad de la información, previo consentimiento informado a los padres y asentimiento a los menores.
Resultados
El fumar tabaco es un vehículo de reconocimiento y reafirmación de la masculinidad, en este grupo de varones, se configura a través de: a) espacios de homosocialización que permiten identificación y aceptación por los pares del grupo de fumadores; b) pertenecer al grupo para reafirmar la heterosexualidad en donde se evitan etiquetas como “joto” para aquel que no fuma, acepción “joto” según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española 25, en Honduras y México se entiende como homosexual; c) preservar el -honor de ser hombre- al ser aceptado y reconocido entre amigos fumadores.
Espacios de homosocialización en torno al cigarrillo. Una actividad común entre los adolescentes fue fumar en grupo, las denominadas “bolitas de amigos”, adolescentes reunidos en grupo en el cual se habla de diferentes temas que permiten la identificación y aceptación por pares. Se identificaron dos tipos de grupos: amigos y compañeros. Aunque no existieron diferencias, las primeras estuvieron constituidas por la afinidad de gustos y simpatías entre sus integrantes. Mientras que, en la segunda, la afinidad entre sus miembros era el grupo o salón al cual estuvieran adscritos en las materias que cursaban.
Pertenecer a un grupo de amigos se relacionó con el grado de aceptación y simpatía entre los miembros, Erik de 17 años mencionó:
Bueno, es que están las bolitas del salón, pero en esas te juntas para esperar a los profes y así, están también las bolitas de amigos, ahí están tus camaradas, te juntas y cotorreas de las cosas que te interesan y traen tus mismas ideas”… “está la bolita de compañeros del salón, y otra es la bolita de amigos, a veces es la misma gente, pero luego llegan otros amigos de otros salones, o estando afuera llegan amigos del otro turno o que viven por ahí”. (Erick)
Los grupos de amigos constituidos generalmente son numerosos en integrantes, los temas que trataban eran diversos, siendo los más importantes: futbol, mujeres, autos, películas y programas de entretenimiento, podían o no tener un punto de reunión específico, generalmente se agruparon afuera del salón de clases, en los pasillos y a la salida de las clases en torno al perímetro de la escuela. En todos los tipos de grupos de amigos o de compañeros de clase se presentaba el tabaquismo al salir de la escuela. Ángel de 17 años, quien se reunía con sus amigos, realizó un dibujo compuesto de varios personajes cuyas cabezas parecen encontrarse en y formando un círculo, ellos parecen relacionarse por una flecha que indica un turno, tres personajes tienen algo en la mano, por sus características se puede asumir que se trata de cigarros encendidos y humeantes, entonces se deduce que los adolescentes fuman en círculo pasándose el turno de cigarro mientras conversan, lo cual muestra la relación del tabaco y el grupo de amigos (Figura 1).
Alberto de 16 años:
Pues es cuando un amigo me invita de su cigarro y ahí es cuando yo lo pruebo y después van más amigos a fumar (figura 2).
Alejandro, de 17 años, representó su relación con el tabaco mediante varios personajes en círculos concéntricos de lo que parece ser humo de cigarro, habla de personajes que giran en torno al tabaco y otros fuera del cigarro, el personaje central fue representado por una cara ausente de cuerpo, con una expresión de perplejidad en su rostro. Su narración dice: sacudir.
Es evidente algunos grupos de amigos no te aceptan por fumar, aunque con otros es súper fácil y chido1el que sigan mucho el estereotipo, mi curiosidad que me hace que probar cosas nuevas, siendo aceptadas por mí en afán de experimentar, aunque a veces hacen daño. (Alejandro, 17 años). (Figura 3).
Pertenecer al grupo para reafirmar la heterosexualidad. Que los otros hombres puedan identificarte con un igual, a partir del interés por el sexo opuesto, tal y como le refirió Erick de 17 años al preguntarle sobre los temas de conversación en los grupos de amigos donde fumaba “de cualquier cosa, de mujeres, de tonterías de cosas de la tele, de mujeres (risas); sin embargo, la reafirmación de la heterosexualidad a partir del rechazo a etiquetas en torno a la homosexualidad a aquellos varones que no fumaban. Alberto de 16 años mencionó que había escuchado a sus amigos decir de los compañeros:
al juntarse en las bolitas y si no fumas te dicen “joto”, porque no fuma, porque le da miedo… de esos que les da miedo todo, tranquilos, muy de la escuela, de las clases (Alberto, 16 años).
Ángel comentó al respecto:
Ángel: sí, he sentido esa presión, porque si no fumas te dicen ¡eh pinche joto, le da miedo, no te ven güey aquí no está tu mamá!, y cosas así y la verdad a mí no me gusta fumar, pero sí he fumado para que ya no digan nada, pero sí me ha tocado ver que si alguien dice: ¡no güey! ya después no lo bajan de joto, igual no le dicen todos los días, pero luego se ve, si vas caminando, dicen no, no hay que ir con ese güey porque es bien pinche joto.
Entrevistador: ¿y si fumas dejan de molestarte?
Ángel: bueno sí, por lo de fumar ya no te dicen nada, pero si te agarran por otra cosa, si te dicen, pero así es de repente, sólo tienes que estar listo para que no te agarren de bajada.
Que “te agarren de bajada” se refiere a las burlas y agresión de tipo verbal, entre los pares, evitar situaciones comprometedoras para salvaguardar el prestigio social como varón heterosexual ante el grupo de amigos.
Preservar el honor de ser varón al ser aceptado y reconocido entre amigos fumadores. El cigarro está asociado a mayor asertividad social, mayor éxito con el sexo opuesto; por el contrario, la imagen de los no fumadores era de alguien con miedo, pero mejor desempeño académico; sin embargo, entre el grupo de adolescentes tenía más valor una actitud arriesgada y con aparente relajamiento en el terreno escolar. Ser un “joto” para los adolescentes fumadores era alguien que no era capaz de ponerse en riesgo, como fumar y actuar con desinterés por los estudios, tomar una actitud relajada ante el riesgo. Alberto de 17 años comentó:
son más relajados, buena onda, no se clavan tanto en la escuela, platican más, más social, ellas (compañeras de clase) siempre llegan y platicas, con los que les da miedo no, ellos tienen su grupito y hablar de las clases los trabajos y esas cosas aburridas, nosotros acá no, hablamos de todo, no sé, de fiestas, de chavas, cosas así, diferentes (Alberto, 17 años).
Alejandro de 17 años comentó al respecto:
El que no fuma le dicen -pinche joto que no fuma, que no toma, que no va a fiestas y que es estudioso- (risas), yo no les digo nada, pero sí he escuchado que les dicen, a mí no me han dicho, pero sí se ve luego, luego a quien le da miedo y no se despega de sus cuadernos, a esos no los invitamos, esos que se junten allá, nosotros acá.
La etiqueta de joto no tenía que ver con la preferencia sexual, en este caso estuvo relacionada a la actitud de aparente cobardía ante el riesgo, aquel que aparentaba mayor desinterés por la salud o el estudio, era más varón que quienes se mantuvieron al margen. La actitud de riesgo ha sido valorada culturalmente y asociada al género masculino, una actitud contraria es considerada una conducta que se aleja de lo masculino y de lo que se espera, debe ser un varón.
Erik de 17 años refirió la manera en la cual se integraban las mujeres al grupo de hombres fumadores, fueran o no fumadoras.
Entrevistador: A estos chavos que no fuman si se quisieran integrar a la bolita, ¿qué pasaría? Erik: nada, pues no llegan, es que es otro cotorreo, no se hallan acá, no sé Entrevistador: ¿De qué temas hablan?
Erik: de cualquier cosa, de mujeres, de tonterías de cosas de la tele, de mujeres (risas)
Entrevistador: ¿Hablan mucho de mujeres?
Erik: (risas)… ¡Sí!
Entrevistador: ¿Qué pasa si llegara a la bolita una chava que no fume?
Erik: nada, pues si la chava está guapa pues ya platicas con ella, pero si no fuma pues igual cotorreas con ella, no hay problema.
Entrevistador: y ¿si no es guapa?
Erik: ah pues no, (risas) no sé, bueno depende si cotorrea chido, pues igual cotorreas con ella.
Discusión
La conformación de la identidad masculina de los adolescentes varones gira en torno: a) el rol de género, el cual se identifica con el de su progenitor del mismo sexo; b) experiencias heterosexuales favorables; c) vínculos establecidos con pares del mismo sexo, lo que permite el fortalecimiento de amistades y que son generados en esta etapa 26. Los adolescentes varones en búsqueda de aceptación en grupos de pares fumadores y grupos de amigos fumadores, suelen ser influenciados por el consumo de tabaco en esta etapa de la vida 27,28,29, el cigarrillo es considerado como la droga más consumida por adolescentes con el interés de ser aceptados por sus pares 30,31, es así como el tabaquismo es un vehículo de reconocimiento social entre los pares fumadores, la relación con compañeros, pares o amigos de estudio, se convierte en los “otros” de los que también aprenden y moldean comportamientos 32, en estos grupos se moldea, valida y aprende el cómo ser varón.
Los hallazgos presentados develan una reafirmación y reconocimiento de la identidad masculina con apego a la norma entre pares, se cumple con una serie de preceptos sociales y culturales, aspecto también encontrado en un estudio previo 33. Lo aquí encontrado coincide con la propuesta de Ceballos-Fernández 34 sobre los elementos que conforman la masculinidad hegemónica, estos son: a) heterosexualidad: los hombres demuestran su hombría mediante rasgos exteriores, hacen cosas, muestran “logros destacados” 33, actúan de cierta manera, siempre en compañía de pares u otros varones 32, validan la necesidad de enfrentarse a retos 35, en nuestro estudio se encontró que el cigarrillo es el dispositivo que favorece este aspecto.
A pesar de que los adolescentes identificaron el fumar como algo dañino, tal y como lo mencionó Alejandro: “Es evidente algunos grupos de amigos no te aceptan por fumar, aunque con otros es súper fácil y chido el que sigan mucho el estereotipo, mi curiosidad que me hace que probar cosas nuevas, siendo aceptadas por mí en afán de experimentar, aunque a veces hacen daño”, se reconoce una vez más que la masculinidad es asociada con correr riesgos 7,8. El fumar es una de las formas que posibilita demostrar el paso de la niñez a la juventud 26, el someterse a situaciones que pueden ser dañinas para la salud 36, son reconocidas como comportamientos de riesgo. La masculinidad en la niñez gira en torno al modelo de héroe, la figura paterna refuerza la imagen de hombre 37. En este caso particular, el cigarrillo es considerado como el elemento que lleva al riesgo, aspecto que sugiere que la salud masculina, debe comprenderse desde un contexto social, histórico y cultural 10, y b) silencio afectivo: el estereotipo que el hombre debe ser fuerte y racional, descartando cualquier rasgo comprendido como femenino, como las expresiones de afecto o mostrar vulnerabilidad 32. Es así, como el varón se expone a riesgos, la violencia y el confrontamiento son una de las maneras de ganar respeto con sus pares; necesita validarse a través de acciones consideradas heroicas para tener historias que comentar con sus iguales 37.
La reafirmación de la masculinidad, rasgo propio de la heterosexualidad, evita el señalamiento, uso de etiquetas como “joto” para aquel que no fuma, actitud o comportamiento tipificado como femenino, aspecto ya reportado 38; es así como el cigarrillo en este grupo de varones hace parte de la prueba o ritual para convertirse en “hombres de verdad”, la masculinidad dominante incluye un elemento de heroísmo, de coraje, que establece que un hombre que se precie como tal no debe tener miedo, la naturaleza de varón protector no le permite rehuir el combate y además debe ser competitivo y tener éxito, lo contrario a esto es considerado como invertido 39. Las etiquetas en torno a la homosexualidad para los que no fuman son utilizadas con frecuencia, contrario a esto se reafirma la heterosexualidad, los adolescentes varones heterosexuales pueden ser víctimas de esta violencia como resultado de procesos sociales establecidos por jerarquías entre pares, perpetuando así estereotipos de género masculino reconocidos como tradicionales 40. Existen conductas y prácticas lingüísticas para cada género, cuyo valor normativo es establecido en determinados contextos socioculturales, dichas prácticas tienen un efecto regulador de la conducta 41.
Preservar el honor, el ser aceptado y reconocido por los pares y la producción de comportamientos temerarios tiene un lugar privilegiado en la disposición de la identidad masculina en los adolescentes, estos comportamientos están adecuados a los ideales culturales que normatizan rígidamente lo que un hombre debe ser 42,43, agrega a esta idea el ideal de masculinidad como una meta engañosa, infinita, que no se cuestiona, considera que uno de los momentos cruciales en la adquisición de la masculinidad es la adolescencia, en la que se acentúa que la precaución, prudencia y cuidado son valores del ideal genérico femenino y que, por tanto, deben ignorarse, ya que son antimasculinos. Este trabajo describió el fumar como un vehículo de reconocimiento del “ser hombre” entre los pares, mediante: 1) la identificación con los pares del mismo sexo, al ser aceptado entre las bolitas de pares fumadores; 2) la reafirmación de la heterosexualidad, en contra de la homosexualidad mediante el uso de etiquetas como “joto” para aquel que no fuma; y 3) preservar el honor de “ser hombre” al ser aceptado y reconocido por los pares. Los hombres jóvenes conforman grupos jerárquicos alrededor de lo que se ha descrito como capital de honor de la virilidad 44, el cigarrillo es comprendido de esta manera; la relación con el sexo opuesto se lleva a una esfera privada, sin que implique la participación entre iguales, estos aspectos son considerados como la formas de homosocialización, restringiendo así pérdidas de masculinidad, se relacionan con hombres, para comportarse como hombres 44.
Los resultados de este estudio deben tomarse con cierta cautela, dadas las limitaciones inherentes al diseño, su aplicación debe contemplar contextos similares. Se recomienda el uso de la triangulación metodológica en este tipo de diseños, esta permitió mayor profundización y saturación de la información. La técnica de dibujo proyectivo y su narración consintió un acceso libre a elementos simbólicos inconscientes y libres de censura. Se sugiere diseñar estrategias de salud pública e intervención preventiva desde la perspectiva de género 10 con ambientes propicios en las escuelas 45, así como programas de intervención para prevenir el tabaquismo entre jóvenes 46 en la comunidad en general, centradas en disminuir factores de riesgo intrapersonales y sociales en la adolescencia temprana, mediante políticas de promoción de la salud y prevención de la enfermedad 47. Así como la implementación de políticas de restricción para reducir cifras de tabaquismo 48, en pro del bienestar durante la adolescencia y edad adulta, teniendo en cuenta que la adolescencia es la etapa de la vida en donde las personas mayormente se exponen a comportamientos de riesgo, desarrollan y mantienen hábitos sociales 49; lo anterior, desde la perspectiva de derechos. Los adolescentes deben alcanzar el bienestar físico y mental, elemento central para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible, ODS 50.
Conclusiones
En este grupo de varones se identificó que el consumo de tabaco es una acción que configura la masculinidad, el fumar en grupo es considerado como un elemento constitutivo de “ser varón”, ser reconocido y retar lo establecido. El tabaco es vehículo de homosocialización, la masculinidad se asocia con el riesgo, escenarios peligrosos y violentos, aspecto que puede explicar el reconocimiento del tabaco como algo dañino para su salud.