Las ciudadanías en general sienten apatía por la política tradicional y claman por candidatos preparados y con trayectoria en cargos públicos (Ekström y Sveningsson, 2019; Meneses y Carpio, 2022). Sin embargo, hacia el final de las campañas electorales, se crea un ambiente de curiosidad y sensacionalismo sobre la vida íntima de los políticos que se candidatizan (Scammell, 1999). Asimismo, estos son expuestos y contrastados en su coherencia con sus discursos y acciones. Con base en lo anterior, es justo en esos momentos donde se despiertan emociones relacionadas con la capacidad del candidato para comunicar la superación de un pasado decepcionante y vislumbrar un futuro optimista (Acosta, 2022).
En ese sentido, las redes sociales han exacerbado el campo de lucha por la conquista de las emociones políticas (Webster y Albertson, 2022). Así, las plataformas digitales se convierten en un lugar de encuentro en el que se hacen reclamos de política pública y demandas ciudadanas y donde, a su vez, se movilizan ficciones discursivas sobre los candidatos mediante performances en las que se los muestra empáticos frente a sus potenciales electores y volcados a satisfacer las demandas sociales (Boulianne, 2015).
La necesidad de acortar el mensaje y volverlo estratégico ha implicado que en las campañas electorales se anule el lenguaje técnico y se promuevan relatos primarios que toquen fibras individuales y colectivas (Kühne et al., 2011). En este contexto, cada red social se ha convertido en un espacio estratégico para la gestión de las emociones políticas (Lin y Himelboim, 2019). Facebook, por ejemplo, construye conexiones a través de comunidades cercanas (Sánchez-Vizcaíno, 2019); Instagram es un espacio donde los usuarios comparten contenido multimedia (Candale, 2017); X/Twitter se caracteriza por su "inmediatez, lo que fomenta un intercambio fluido de la conversación y el debate político" (Campos-Domínguez, 2017, p. 789); y, finalmente, TikTok se muestra como un lugar versátil que no solo permite la divulgación de publicidad política, sino que también funciona como una red para mover contenido personal y de entretenimiento, además que capta la atención de los usuarios gracias a su formato ágil y sencillo (Slater, 2022; Alonso-López et al., 2023).
Es oportuno aclarar que el planteamiento del problema no es que las estrategias de comunicación política en campañas electorales resulten novedosas por la utilización de redes sociales como TikTok. El eje orientador se encamina a llamar la atención sobre cómo este tipo de estrategias han sido utilizadas con astucia por los políticos de oficio y, en el contexto específico, a mostrar su incidencia en lo que formalmente podrían ser las primeras elecciones regionales que contaron con esta red social, si se tiene en cuenta que las últimas habían sido efectuadas en el 2019 y la consolidación de la plataforma digital se dio a partir de 2020.
Para el caso concreto, la pregunta que guía esta investigación es si TikTok incide en elecciones de candidaturas regionales. El objetivo es analizar el uso de esta red social en las elecciones regionales de Colombia durante el año 2023, teniendo como hipótesis que, independientemente del contexto geográfico, TikTok incidió en la elección de los candidatos ganadores y que ello valida la postura teórica de las leyes de la interfaz. Para responder la pregunta, el artículo está configurado de acuerdo con tres categorías: a) la inserción de TikTok en las dinámicas electorales, b) TikTok y su potencial diferenciador y c) TikTok en relación con las leyes de la interfaz y la arqueología de medios.
Respecto del contexto de las elecciones regionales, la selección de un caso local no implica que el estudio quede limitado a una lectura global. Uno de los propósitos de la investigación es contribuir a la línea de trabajo que autoras como Cervi (2023) han posicionado en el análisis de las elecciones regionales y cómo estas han fortalecido al político influenciador (influencer) o, en el caso de Estados Unidos, cómo se ha experimentado el fenómeno de viralización de campañas políticas, con las ofertas de producción que ofrece TikTok (Boffone, 2022).
En esta línea de trabajo, Cervi et al. (2021) se han interesado por el fenómeno de TikTok como una plataforma que abre posibilidades a que candidatos sin recursos para agenciar grandes maquinarias de mercadeo político encuentren en la red social una posibilidad de expresión (Cervi y Marín-Lladó, 2021), sin que esto indique una idealización del escenario electoral (López-Fernández, 2022), pues, por el contrario, suponen la emergencia de otras problemáticas, como las noticias falsas, los discursos de odio y la desinformación (Castro-Martínez y Díaz-Morilla, 2021; Weimann y Masri, 2023).
En el caso de las campañas políticas regionales colombianas de 2023, el enfoque de entretenimiento polifacético de TikTok permitió que los candidatos se presentaran ante los electores de forma innovadora y cercana, respaldados por las disposiciones del Conejo Nacional Electoral (CNE, 2020), quien dio vía a las redes sociales como mecanismo para la propaganda política. Los candidatos crearon contenidos más cercanos al mensaje del entretenimiento que los proyectos en campañas políticas tradicionales y así promovieron de manera acelerada una cultura política mediada por las emociones primarias.
Este caso ya se vivió con las consultas interpartidistas (Lozano, 2022) y la segunda vuelta de las elecciones presidenciales colombianas de 2022 (Wilches et al., 2024). Esta campaña estuvo marcada por el interés de dos candidatos populistas (Basset, 2023) por TikTok como dispositivo novedoso para la transmisión del mensaje político. Sin embargo, la aspiración era la misma: ganar la presidencia y presentar una narrativa de dislocación en la que la crisis aparecía como un hecho excepcional que necesitaba tener un héroe que se enfocara en ella y procediera a solucionarla por el bien común (Brito y Leitao, 2022). Con la herencia de un país polarizado, mediado por la incidencia de las redes sociales, las elecciones regionales enfrentaron este escenario como un campo de lucha ideológico y el interés por demostrar los errores del gobierno elegido en el 2022, de un lado, y con el propósito de mantener la cohesión oficialista (Jiménez, 2023), en la otra orilla.
Si bien la literatura sobre campañas políticas y uso de redes sociales ha sido prolífica en el tiempo reciente, esta se ha concentrado en redes sociales como Twitter y Facebook, mientras que la estructura de TikTok es diferente y hasta ahora se están impulsando investigaciones sobre la incidencia de esta herramienta en campañas electorales y su estrategia de sintetizar propuestas, evitar la profundidad de los debates y reforzar el carácter emotivo en el diseño de campañas electorales con la estrategia del hashtag (Corzo y Chanquía, 2020). Asimismo, no se pueden obviar los retos que se avecinan con el uso de aplicaciones de inteligencia artificial y su constante evolución en estructurar narrativas que se acomoden a los intereses de los candidatos, al igual que su capacidad de condicionar las preferencias de la ciudadanía. Así, los estrategas en mercadeo electoral, mediante los mensajes en TikTok, logran sacar al político de su distancia y su actitud seria y fría, haciéndolo ver afable y divertido, al mejor estilo de una celebridad de la cultura pop (Battista, 2023).
Respecto del crecimiento exponencial de TikTok, esta red social tuvo su ascenso durante la pandemia por Covid-19 (Quiroz, 2020) y jugó un papel fundamental en ella para la viralización de contenido con desinformación sobre el papel de las vacunas en la salud pública global. También tuvo un impacto protagónico en la salud mental de jóvenes en dicho periodo y fungió como espacio de contienda política en diferentes partes del mundo (Basch et al., 2021).
Uno de los rasgos distintivos de TikTok es su algoritmo. A través de este se establecen las preferencias de los usuarios de acuerdo con el registro del cúmulo de interacciones con la aplicación, independientemente de los alcances que estas tengan en términos de seguridad, ciberseguridad y salud mental (González, 2022). La forma en que funciona el algoritmo de TikTok apalanca procesos de información y comunicación virales capaces de moldear emocionalmente a su espectador (Zamora-Medina et al., 2023).
En el año 2021, justo en el marco de la pandemia por Covid-19, TikTok se convirtió en la aplicación con más descargas a escala mundial, al alcanzar uno número de 656 millones, 100 millones más que Instagram (Milenio Digital y DPA, 2022). Así, la exponencial popularidad alcanzada por esta nueva y llamativa aplicación no tardaría en posicionarla como una herramienta de comunicación política de obligatorio uso y, a la vez, como un campo de batalla electoral en busca de seducir votantes (Castro-Martínez y Díaz-Morilla, 2021).
TikTok ha logrado posicionarse como la principal fuente de información a escala mundial, superando incluso a herramientas como Google (HubSpot y Bradwatch, 2023). Esta exponencial penetración entre el público ha sido fruto de su impresionante capacidad de crear una identificación colectiva y de autorrepresentación entre los llamados centennials o integrantes de la Generación Z, quienes la usan masivamente (Zeng y Abidin, 2021). Sin embargo, TikTok también ha logrado incursionar entre las preferencias de públicos más adultos, quienes se la apropian como herramienta para expresar narrativas de nostalgia por al pasado y para sumarse a las tendencias enfocadas en comunicar e interactuar usadas y viralizadas por los más jóvenes (Vaterlaus y Winter, 2021).
Por supuesto, el impresionante crecimiento de TikTok entre las preferencias digitales de todos los segmentos de la población a escala global no ha pasado desapercibido en el ámbito de la comunicación política ni, específicamente, en el diseño de las campañas electorales. Como es de amplio conocimiento, la comunicación política se ha consolidado como un ámbito de estudio de gran proyección, hasta desarrollar toda una estructura de orden científico que se materializa en cetros de estudio, programas académicos y una creciente oferta de literatura académica (Subekti et al., 2022).
Respecto de la tercera categoría: TikTok en las leyes de la interfaz y la arqueología de medios, el análisis de redes sociales ha impulsado una prolífica investigación científica sobre las formas como se han estructurado las subjetividades contemporáneas. No obstante, algunos de estos estudios derivaron en perspectivas que, trabajadas por distintas ciencias sociales, sobrestimaron el impacto de estas transformaciones digitales a costa del desconocimiento de las trayectorias históricas de las culturas mediáticas, la naturaleza del acto de comunicar en los seres humanos y los intereses que supone la persuasión de ideas, creencias y valores. En el caso de las campañas políticas, es habitual que los análisis se reduzcan a mirar con particular novedad y asombro la utilización de una estrategia comunicativa y oculten con ello la tradición de un área de conocimiento en la que se reformulan de manera constante los anclajes entre las tecnologías de mediación y las emociones de individuos y colectivos.
En esta dirección, son fundamentales los aportes que retoman la concepción de McLuhan sobre la ecología de los medios (Balasundaram, 2023) para proponer una visión holística y caleidoscópica de lo medios, como parte de los procesos en los que la humanidad decide mantener o cambiar las reglas que rigen su vida social. Esta línea de trabajo se mantendrá con las posturas teóricas que abogan por una arqueología de los medios (Parikka, 2012, De Barros, 2018), entendida como la necesidad de una indagación en profundidad sobre la génesis y las readaptaciones de las formas de comunicación, de acuerdo con las posibilidades que ofrezca la tecnología en un momento histórico concreto.
Los aportes mencionados han sido cruciales para evitar que la concreta revolución digital del siglo XXI quede reducida a un determinismo tecnológico y, más bien, para que su análisis se articule con las interacciones cotidianas, los intereses políticos y los modelos económicos que hacen posible el asentamiento de estas hipermediaciones (Rojas y Jaque, 2024), con los retos que supone tanto una oferta ilimitada de posibilidades y recursos que irán sofisticando o readaptando prácticas de comunicación en la historia de la humanidad (Echauri, 2023) como las posturas filosóficas en las que el hecho tecnológico sea importante, pero no fundamental en la concepción del mundo (Gabriel, 2016).
En esta línea argumentativa aparece que las plataformas de comunicación han experimentado transformaciones significativas que van desde la accesibilidad a la información hasta la forma en que cada individuo configura sus preferencias audiovisuales personalizadas (Scolari, 2022). El crecimiento de los medios digitales ha generado adaptaciones estratégicas para estructurar campañas políticas, estableciendo un enfoque relacional en aras de la interacción con el público joven (Casero-Ripollés et al., 2016, p. 379). El uso estratégico de las redes sociales sugiere que las interacciones en línea generan volúmenes de datos sin precedentes (Espinosa-Oviedo et al., 2016). Estos datos permiten tanto a las aplicaciones como a los políticos personalizar el contenido que los ciudadanos consumen e incorporar elementos emocionales que ejercen un impacto directo en las opiniones de los votantes (González, 2019).
En esta perspectiva, Scolari (2021) adopta una postura teórica en la que esquematiza las interfaces de acuerdo con 11 leyes que están en permanente actualización y discusión, debido a la evolución y constante cambio, lo cual, como él mismo reconoce, imposibilita cualquier pretensión de canonización teórica. En la actualización de su propuesta, se encuentran varias orientaciones para analizar una interfaz, entre las que se deben tener en cuenta "1. Identificación y análisis de actores, 2. Identificación y análisis de relaciones, 3. Identificación y análisis de procesos" (p. 251). La Figura 1 expresa las relaciones que se tejen en la confluencia de los tres procesos mencionados.
En el caso de estudio, la perspectiva de Scolari dialoga con la propuesta de Benson et al. (2021), quienes plantean que las redes sociales ofrecen al menos tres ventajas notables en medio de elecciones políticas. En primer lugar, brindan a los candidatos un mayor control sobre los mensajes de sus campañas. En segundo lugar, ofrecen a los políticos un medio para sortear los medios de comunicación tradicionales y dirigir mensajes directamente a las poblaciones objetivo. Finalmente, otorgan a candidatos individuales o alternativos (outsiders) la posibilidad de usar estas plataformas como medio para incrementar su visibilidad en tiempo real.
Desde hace ya varios años, el uso de las redes sociales ha determinado un importante cambio relacional y de escenarios en el debate político e, inherentemente, en las campañas electorales (Gil et al. 2010). En esta línea, los políticos y sus estrategas utilizan cada vez más las redes sociales no solo como medios de difusión de mensajes, sino como entornos de interacción y construcción de sentimientos de credibilidad, confianza y empatía (Corredoira, 2020).
Por supuesto, no todas las redes sociales son instrumentalizadas de la misma manera ni ofrecen lo mismo al político y su búsqueda de ubicar su mensaje entre los usuarios. Por su parte, X/Twitter ofrece, hasta ahora, una tribuna de interacción puntual y directa mediante la expresión sintética de ideas y opiniones, que pueden ser acompañadas de forma muy limitada por elementos de imagen y video (Marcos-García et al., 2021). En cambio, TikTok ofrece todo un arsenal de herramientas multimedia que permiten diseñar contenido con alto nivel de fascinación audiovisual, donde se logra superar ágilmente la simple interacción a favor o en contra, propia de otras redes sociales. Así, la capacidad de exhibir, banalizar, ironizar y criticar mediante cortos y llamativos recursos audiovisuales permite una acelerada apropiación y viralización del mensaje político entre millones de usuarios (Karizat et al., 2021). Una aproximación a este objetivo se puede encontrar previamente en YouTube, donde es posible acceder, pausar y adelantar el mensaje audiovisual, pero no con la instantaneidad y agilidad que hoy propone TikTok (Wang y Guo, 2023). TikTok da un paso enorme hacia la simplificación de la interacción y la seducción del mensaje y, en esa línea, da la posibilidad de posicionamiento del mensaje del político-influenciador (influencer) (Cervi et al., 2023).
Como ya se había subrayado, TikTok ofrece un amplio espectro de recursos audiovisuales que le permiten al diseñador de contenido insertarse en un proceso creativo sencillo y llamativo, lo que adicionalmente le facilita promover comunidades espontáneas y orientar tendencias (Conde, 2021). TikTok, mediante todo este cúmulo de herramientas, permite redefinir y otorgar espectacularidad a la cotidianidad, convirtiéndola fácilmente en expresión de cercanía y confianza, algo que resulta irresistible para el comunicador político, quien quiere convertir el ansiado abrazo del candidato en la plaza pública en un abrazo que reciben millones a través de sus dispositivos móviles.
En este orden de ideas, TikTok claramente evidencia una evolución en la cultura de medios y redes sociales (Wang et al., 2022). Así como la televisión redefinió las lógicas comunicativas ejercidas por la prensa y la radio en el siglo pasado y las plataformas de streaming han revolucionado el mercado televisivo en los últimos años, TikTok ha agitado visiblemente el mundo de las redes sociales y los alcances de sus usos. Sin embargo, en una sociedad cada vez más caracterizada por sus trasformaciones frenéticas, especialmente en el mundo de la tecnología, seguramente el reinado de TikTok no será de largo aliento, siendo en su momento relegado por otras alternativas que logren ofrecer mej ores y más seductoras herramientas, quizás originadas en proyectos que vinculen la inteligencia artificial y el metaverso (Rathore, 2023). En esta lógica, otro aspecto que parece claro es que los determinantes de la evolución de las herramientas comunicativas estarán cada vez más sujetos a la capacidad de los algoritmos de proyectar las preferencias de los usuarios en función de sus identidades, por ejemplo, de tipo generacional (Lee, 2022). En todo caso, cualquier avance en la oferta de las plataformas digitales y de las redes sociales parece que continuará respondiendo al menos a la presencia de tres elementos: agilidad, instantaneidad y mensajes concretos.
Metodología
Para el corpus de trabajo se tomaron el número de seguidores con corte al 4 de noviembre de 2023 y de piezas comunicativas realizadas por los dos candidatos con mayor votación en los 32 departamentos de Colombia y sus 32 ciudades capitales. En el caso de las piezas comunicativas, se tomaron las realizadas durante el último mes de campaña, entre el 1 y el 29 de octubre, fecha de las elecciones regionales, teniendo en cuenta los criterios establecidos por Herrero (2020), en el que se establece la importancia de este periodo para afianzar percepciones de los ciudadanos y acercar al votante mediante narrativas emotivas en donde se sientan escuchados y representados en cuanto a los problemas que afrontan en su vida cotidiana (Scammel, 1999).
En la fase de análisis descriptivo se sistematizan los datos y se brinda un resultado concreto acerca de las tendencias en la utilización de la red social (Stattner y Collard, 2015). De aquí se desprende un análisis cualitativo que, a su vez, constituye una base de datos que pueda ser reinterpretada con la inserción de otras variables, como número de comentarios, "Me gusta" (likes) o tipos de formatos que se utilizan, de acuerdo con las posibilidades que ofrece la interfaz de TikTok (García-Marín y Salvat-Martinrey, 2022).
Aunque el análisis de TikTok tiene desarrollos incipientes y falta un software o aplicación que sistematice los resultados, como se realizan con redes sociales como X, se cuentan con recursos metodológicos que contribuyen a un campo relativamente temprano en los estudios de comunicación (Loor-Ávila y Baquerizo-Álava, 2022). Para esta investigación, se establece que las estrategias de la etnografía digital ofrecen una minería de datos pertinente para explorar las estrategias de campaña que se han desplegado en las redes sociales (Schellewald, 2021).
Una vez se han recolectado los datos, se asume el reto de identificar las variables a trabajar. El trabajo de González (2022) aporta un diseño metodológico basado en la crítica visual con identificación de cuatro vectores: el lugar de la producción, el lugar de la imagen, el lugar de la circulación y el lugar de la audiencia. Atendiendo a esta propuesta, este artículo trabaja el análisis de correlación canónica para articular estas variables, entendiendo que, si bien las plataformas digitales tienden a borrar fronteras en la búsqueda de las audiencias, para el caso de elecciones regionales los públicos suelen estar definidos y los contenidos con referencias concretas no procuran la viralización de contenidos, sino responder a los intereses locales que se quiere conquistar en la coyuntura electoral.
Respecto del análisis de correlación canónica, es una técnica estadística que analiza el comportamiento de distintas variables (Barrios, 2023). Acá se ha seleccionado esta estrategia con el fin de evidenciar que los criterios geográficos no son influyentes en el momento de determinar la incidencia o no de una red social y que pueden primar o un acto de voluntad del candidato o las decisiones del equipo de campaña.
En este caso se tomaron dos conjuntos de variables y las respectivas subvariables a correlacionar:
• Variables U (número de seguidores y número de tiktoks): un corpus de videos es definido de la siguiente manera:
Variable 1 (X 1 ): número de seguidores en la plataforma TikTok.
Variable 2 (X 2 ): número de vídeos publicados en la plataforma.
• Variables V (ubicación geográfica): se define un corpus a partir de la distribución geográfica de los candidatos:
Variable 1 (Y 1 ): centralidad. Se asigna un código dependiendo de la distancia de la capital: 0 para Bogotá, 1 para las capitales de la región andina, y -1 para las ciudades y departamentos de las otras cinco regiones del país.
Una vez definido el valor de cada variable, se procedió a tabular los conjuntos de variables y sus valores (Tablas 1 y 2).
Para analizar la información recopilada se utilizó el software RStudio o SPSS, con el propósito de identificar:
Coeficientes de correlación canónica, índice de la fuerza y la dirección de las relaciones entre los conjuntos de variables. Un coeficiente canónico alto (cerca de 1 o -1) indica una fuerte relación positiva o negativa entre los conjuntos de variables. Si es cercano a 0, no hay una correlación significativa.
Círculos canónicos: representan la importancia de cada variable en la correlación.
Relaciones de dispersión, para ilustrar las conexiones entre las variables.
Los resultados obtenidos con el software RStudio permiten establecer la fuerza y la dirección de las relaciones entre los conjuntos de variables. En primer lugar, se genera una matriz de correlación con la cual se representa gráficamente la "medida de la relación (covariación) lineal entre dos variables cuantitativas continuas (X, Y)" (Vinuesa, 2016), donde el índice de correlación r puede variar entre -1 y +1, haciendo referencia a correlaciones perfectas, negativas o positivas. De acuerdo con Vinuesa (2016), un valor de r = 0 indica que no existe relación lineal entre las dos variables, una correlación positiva indica que ambas variables varían en el mismo sentido y una correlación negativa significa que ambas variables varían en sentidos opuestos. Lo interesante del índice de correlación es que r es en sí mismo una medida del tamaño del efecto, que suele interpretarse de la siguiente manera:
Correlación despreciable: r < |0,1|.
Correlación baja: |0,1| < r < = |0,3|.
Correlación mediana: |0,3| < r < = |0,5|.
Correlación fuerte o alta: r > |0,5|.
Resultados
Análisis descriptivo
La Tabla 3 indica que, de 32 alcaldías de ciudades capitales y 64 casos posibles (32 opciones de seguidores y 32 tiktoks), en 35 de estos el ganador tenía más seguidores o tiktoks (24 alcaldías) y solo hubo 8 casos atípicos . Esta tendencia no evidencia de manera causal que TikTok sea una interfaz que garantice la victoria de un candidato, pero sí refleja el interés en adoptar una performance para las redes sociales. Llama la atención el caso de Mitú, ya que, pese a ser una zona con difícil acceso a internet, está en similares condiciones que territorios como San José del Guaviare y Puerto Inírida.
Según la Tabla 4, para 32 gobernaciones con la misma fórmula, en 47 casos el ganador tenía más seguidores o tiktoks (29 departamentos) y solo hubo 3 casos atípicos. Acá se sostiene la tendencia de Vaupés-Mitú, con 0 registros en el uso de la red. También serían objeto de análisis los casos de Antioquia, donde el elegido derrotó a un candidato experto en maquinarias políticas.
Análisis de relación canónica
Para el caso de las elecciones para alcalde y gobernador, entre las variables X1, X2 y Y1 se evidenciaron tendencias de correlación positiva y negativa. En el caso de las elecciones para alcaldías, se reflejó una baja correlación positiva entre X1 y Y1, lo cual indica mínima influencia entre la ubicación geográfica de la cuenta y el número de seguidores y una baja correlación negativa entre X1 y X2, que disminuyen proporcionalmente. Asimismo, las variables X2 y Y1 muestran una correlación despreciable, dado que r es menor que 0,1 (Figura 3).
En las elecciones para gobernación, hubo un resultado similar al anterior, con baja correlación positiva entre X1 y Y1 y baja correlación negativa entre X1 y X2, siendo r equivalente a -0,16; finalmente, las variables X2 y Y1 muestran una correlación negativa baja, ya que r fue igual a -0,22. Esto indica que las dinámicas de departamentos y capitales se mantienen constantes y que un ejercicio en los municipios arrojaría tendencias similares (Figura 4).
Adicional, se generaron mapas de dispersión a partir de las variables establecidas, con el fin de determinar la correlación entre estas, es decir, evidenciar si el valor de una de modifica cuando varía el valor de la otra, sea de manera directa o inversa (Figura 5). En ambas elecciones, tanto a la alcaldía como a la gobernación, se refleja una correlación entre las variables X1 (número de seguidores) y X2 (número de tiktoks).
Por el contrario, la Figura 6 no muestra una correlación notable de estas variables con respecto a Y1 (centralidad). Los resultados sugieren una ausencia significativa de correlación entre estas variables, evidenciada por la dispersión a lo largo del gráfico. En contraposición con una relación lineal o acumulativa, la ausencia de agrupación de puntos sugiere que la cantidad de tiktoks no guarda una relación sistemática con la centralidad o la ubicación geográfica de las cuentas analizadas.
La dispersión observada implica la presencia de una variabilidad considerable, lo cual dificulta la identificación de patrones consistentes. Este fenómeno podría deberse a la diversidad de usuarios y sus preferencias, así como a la naturaleza diversa de las interacciones en la plataforma. La interfaz de TikTok se posiciona como una estrategia que podría romper patrones de centralidad en el discurso político y posicionar otras agendas informativas que habitualmente no son cubiertas por los medios de comunicación. Como se aprecia en las Figuras 7-10, los patrones se mantendrán estables.
Los resultados indican que, como plataforma digital en ascenso y con potencialidades de uso, TikTok dinamiza patrones canónicos de las campañas electorales. Un factor adicional, que no fue objeto de estudio, es el abaratamiento de costos, gracias al nivel de compromisos de usuario que incrementan el nivel de popularidad del candidato, a través de readaptaciones de contenidos y sofisticación de piezas comunicativas.
Discusión y conclusiones
Las elecciones regionales estuvieron marcadas por el uso de plataformas como TikTok, como medio para transmitir el mensaje político de cada candidato. Se evidencia que en algunos lugares del territorio nacional es posible obtener mayor cantidad de seguidores y, por tanto, que la posibilidad de llegar a la población aumenta. Sin embargo, la correlación que se presenta entre las variables se mantiene en niveles bajos, en especial con respecto a la variable Y1 (distribución geográfica). Esto supone que el acceso a la red social depende de la voluntad de los candidatos y del conocimiento que se tenga de las potencialidades de la interfaz, pese a las limitaciones que surjan de acceso e infraestructura del servicio de internet en los territorios más alejados de Colombia.
A partir de la observación de los datos, se halló que: los candidatos se beneficiaron del uso de las redes sociales, en especial de TikTok; las redes sociales permiten a los candidatos llegar a un público más amplio y diverso; y la creación de contenido no solo les permite compartir sus mensajes, propuestas y conectarse directamente con los votantes, sino que también les da herramientas para la movilización de votantes y para facilitar la participación ciudadana, dado que se abren espacios de discusión y debate públicos. Aunque los candidatos con músculo financiero pueden ter más incidencia en la red social, todavía no existe una legislación que estructure límites de inversión.
De esta manera, los resultados corroboran que la interfaz de TikTok tiene la capacidad de adaptarse a contextos y situaciones territoriales, independiente de las idiosincrasias o las dinámicas de la cultura política. Los temas de las piezas comunicativas de los candidatos son otro tema de discusión, pero, por el momento, es oportuno validar la importancia de reconocer las redes sociales atendiendo tanto a la instrumentalización tecnológica a la que suelen ser abocadas como a los actores y los procesos que intervienen en ellas (Scolari, 2021, p. 165).
Además, TikTok permite la interacción directa entre creadores de contenido y su audiencia. Los políticos pueden utilizar funciones de comentarios, "Me gusta" y duetos para involucrar a los usuarios y fomentar la participación en torno a temas políticos específicos. Adicionalmente, participar en tendencias permiten acercarse a los votantes y aumentar su visibilidad con la combinación de posibilidades y potencialidades de las interfaces (Instagram, X, Chat GPT) (Gordillo y Bellido-Pérez, 2021).
Este artículo contribuye a fortalecer la investigación respecto de la evolución de la comunicación política en campañas electorales. Aunque se reconozcan las limitaciones de esta investigación al no profundizar en variables como los comentarios o el nivel de compromiso de los usuarios, era necesario proponer un instrumento que evidencie la creciente necesidad de investigar el fenómeno TikTok e involucrar la incidencia que tendrá en las estrategias de mercadeo político y electoral.
Aunque las campañas puedan interesar respecto de lo que desarrollan los candidatos en la zona central, no hay evidencia de restricción o denuncia de los candidatos por la falta de recursos o de conectividad y accesibilidad de la población para conocer sus propuestas de campaña en TikTok. En este escenario, se avizora que TikTok tendrá un rol fundamental en las elecciones regionales no solo de Colombia, sino a nivel local y global, lo que confirma otra de las leyes de la interfaz, que plantea que estas no extinguen, sino que se transforman (Scolari, 2021).
Para el abordaje de una agenda de investigación, queda pendiente el análisis de las emociones y cómo han adquirido un papel central en la comunicación política y cómo pueden incidir en ejercicios posteriores de activismo digital (Cervi y Marín-Lladó, 2022). Una de las razones de ello es que las dinámicas políticas, las grandes crisis sociales, los conflictos armados no internacionales y el descontento con el discurso de la modernidad liberal mueven profundas cuestiones emocionales atadas a los procesos ecosociales y poselectorales. Estas circunstancias han fomentado la desconfianza por el debate público y los medios masivos y han erosionado el sistema democrático (Sasley, 2013).
En esa lógica, Dominique Moïsi (2009) propone la categoría "geopolítica de las emociones" como marco analítico para comprender las articulaciones entre dinámicas territoriales y tendencias globales. Por su parte, Aira (2020) destaca la necesidad de un examen exhaustivo de una política de las emociones y ver cómo estas pueden dar lugar populismos, estrés y ansiedad social (Koschut, 2022), si no se abordan con perspectiva pedagógica y pluralista o a la luz de la psicología social (Gutiérrez-Rubí, 2023), en una agenda que identifique incidencias más complejas -como las que generan las emociones políticas, vistas como un campo de lucha por el significado-, y que vea en el ecosistema digital una herramienta que agiliza narrativas prototípicas en relatos cortos y con implicaciones en la construcción de representaciones sociales, transformaciones de la democracia y redimensionamientos del debate público.
Con base en eso, los autores afirman que hay una creciente complejidad en el análisis de las emociones relacionadas con la política, porque las pasiones polarizan el debate. Lo anterior crea un terreno de disputa por los significados y representaciones, en disputas que son aprovechadas por las campañas electorales para elaborar mensajes que tergiversan la realidad del mapa político (Perannagari y Chakrabarti, 2020).
Para finalizar, la investigación no pretende asignarle a TikTok la novedad de ser un orientador de emociones políticas y motivaciones del votante (Lam et al., 2021). Esta perspectiva, además de ingenua, desconocería los estudios sobre comunicación política en campañas electorales. El aporte, más bien, se ubica en una línea de estudio que defina las futuras particularidades de TikTok en cuanto al diseño de estrategias para conquistar votos. El alcance y auge de la red social está por definirse ante una oferta ilimitada de canales de expresión. Será interesante indagar, en las elecciones presidenciales de 2026 y regionales de 2027, si su popularidad se mantuvo o si, por el contrario, otra red social llegara para readaptar formas y narrativas estandarizadas en la administración de pasiones e intereses.