Introducción
Las funciones reproductivas se ven comprometidas cuando existen desequilibrios de tipo nutricional producidos por desajustes en la relación entre la disponibilidad de nutrientes y los requerimientos (De Luca, 2010). Por ello, múltiples tipos de dietas han utilizado semillas que pueden mejorar los niveles de producción animal (Bedoya et al., 2012). De ellas se obtienen ácidos grasos esenciales que permiten incrementar los parámetros reproductivos tanto en hembras (Meteab et al., 2019) como en machos (Risso et al., 2014).
La inclusión de semillas de linaza en la dieta ha permitido registrar cambios positivos en el perfil metabólico de machos de algunas especies, tales como suinos (Huang et al., 2019), caprinos (Souza et al., 2019) y aves (Rufino et al., 2018). Esta adición de ácidos grasos en la dieta permite mejorar algunos parámetros metabólicos gracias a los efectos derivados de componentes lipídicos de la semilla de linaza, como los ácidos grasos poliinsaturados de tipo ácido graso αlinolénico (ω-3) (Novello & Rodrigues, 2011). Estos beneficios se reflejan en los parámetros bioquímicos, entre los cuales se destacan la disminución del colesterol, la urea y la creatinina en el plasma sanguíneo (Attia & Kamel, 2012).
La semilla de linaza marrón presenta niveles elevados de tocoferoles y mayor contenido de C18:0. Además, tiene mayor estabilidad oxidativa y se presenta como una opción muy favorable debido a su capacidad antioxidante (Mauro et al., 2014), capacidad antibacterial y efectos contra la diabetes (Shufen et al., 2019).
Con base en lo anterior, este estudio se propuso determinar los niveles de inclusión de la semilla de linaza (Linum usitatissimum) en la ración alimenticia de conejos y su efecto por medio del análisis de su perfil metabólico.
Materiales y métodos
El proyecto fue aprobado por el Comité de Ética de Uso de Animales (CEUA) de la Universidade Federal do Recôncavo da Bahia. El experimento se realizó en el sector de cunicultura de esa universidad, en la ciudad de Cruz das Almas, Brasil (12°39′51″S, 39°04′53″W; 229 m de altitud). La humedad relativa mensual fue de 78 %, la temperatura media mensual fue de 24 °C y la precipitación fue de 1,223 mm (Ferreira et al., 2013). El período de suministro de las dietas fue de 110 días (30 de septiembre de 2012 al 17 de enero de 2013). El período de muestreo fue del 11 de octubre al 7 de enero de 2013.
La linaza (Linum usitatissimum) que se obtuvo para el experimento fue la semilla comercial de tipo marrón. Se utilizaron veinte conejos adultos de la raza Nueva Zelandia, con edad media de 8 meses y peso promedio de 3,0 ± 0,4 kg. Se alojaron en jaulas individuales de alambre galvanizado de 1 m2 , suspendidas, con comedero y bebedero individual.
Los animales se distribuyeron aleatoriamente en cuatro grupos de acuerdo con el nivel de inclusión de semilla de linaza en la materia seca de la dieta total: 0 %, 3 %, 6 % y 9 % (tabla 1). Las dietas experimentales se formularon mediante un programa de balanceo, con la información local de la composición nutricional, y con base en las recomendaciones de De Blas y Wiseman (2010) para machos en edad reproductiva.
Las raciones se peletizaron utilizando 5 % de almidón como aglutinante, heno de Tifton molido como voluminoso y agua ad libitum. Además, se empleó una relación material voluminoso: concentrado de 70:30.
Las dietas se ofrecieron a voluntad durante un período total de 110 días con garantía de 10 % de sobra, dos veces al día, a las 8:00 a. m. y a las 3:00 p. m. Durante el período experimental los animales fueron pesados quincenalmente, de modo que al final se totalizaron seis pesajes. Con esta información se realizó el cálculo de ganancia de peso medio diario (GPMD), que se obtiene por medio de la ecuación q:
Adicionalmente, se sometió a los animales a colectas de sangre cada 22 días, desde el inicio hasta el final del período experimental. La colecta se realizó mediante punción de la vena marginal o central del pabellón auricular utilizando catéter n.º 24 y tubos al vacío con ácido etilendiaminotetraacético (EDTA) y fluoruro de sodio. Después de las colectas, se centrifugaron las muestras a 3.000 rpm durante 15 minutos y el plasma sanguíneo se almacenó a -20 °C.
La concentración plasmática de glucosa, colesterol total, lipoproteínas de alta densidad (HDL) y triglicéridos se determinó por medio de análisis colorimétricos, en muestras con tres repeticiones, para lo cual se utilizaron kits comerciales Doles® conforme a las especificaciones del fabricante. Asimismo, para obtener las concentraciones de lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL) y de lipoproteínas de baja densidad (LDL), se utilizaron las ecuaciones de Friedewald et al. (1972), según las cuales (ecuaciones 2 y 3):
Para determinar los datos bioclimáticos se realizaron mediciones dos veces al día, a las 8:00 a. m. y a las 3:00 p. m. Específicamente, la temperatura ambiente y la humedad relativa del aire se obtuvieron por medio de un termómetro digital de ambiente (Supermedy®, São Paulo, SP, Brasil) y termo higro-anemómetro luxómetro digital (THAL-300®), como se observa en la figura 1.
Ahora bien, el delineamiento se hizo completamente al azar (DCA) y la prueba de normalidad se llevó a cabo con antelación a la prueba de comparación de los efectos de los tratamientos (o tratamiento o tiempo); los datos presentaron distribución normal.
Finalmente, para los parámetros de metabolitos se aplicó la prueba de medias para tratamientos a través del procedimiento PROC GLM de SAS 9.0. Las medias fueron comparadas a través de contrastes ortogonales y las ecuaciones de regresión fueron generadas a través de PROC REG. Se admitió α = 0,05.
Resultados y discusión
La concentración plasmática de glucosa tuvo comportamiento cuadrático positivo (P < 0,05) (tabla 2), con valores inferiores a los establecidos por Osti et al. (2012) de 104,63 ± 13,37 mg/dL, y por Özkan et al. (2012) de 130,07 ± 5,58 mg/dL para la especie cunícula.
En relación con estos resultados se encuentra el trabajo de Ferreira et al. (2011), quienes realizaron un estudio en ratas con suministro de dietas hipercalóricas y sometidas a situaciones de estrés, para las cuales reportaron mayor índice glicémico que el grupo de control y que el grupo alimentado con dieta hipercalórica y sin estrés. Los investigadores encontraron medias de 70,00 ± 7,14 mg/dL para glicemia inicial y de 114,00 ± 4,55 mg/dL para la glicemia final en el grupo de dieta hipercalórica con estrés. Además, obtuvieron resultados con el uso de linaza cruda (160,8 ± 33,6 mg/dL) en comparación con la linaza asada (180,4 ± 35,4 mg/dL) y el aceite de linaza (185,2 ± 65,7 mg/dL) (Marques et al., 2011).
En humanos a la semilla de linaza se le confieren propiedades cardioprotectoras debido a la cantidad de fibra soluble e insoluble, la cual contribuye a disminuir los niveles de glucosa y triglicéridos. Asimismo, por su calidad nutricional, es recomendada para ser incorporada en la dieta humana como un ingrediente funcional (Avellaneda et al., 2013).
Ahora bien, en este estudio no se halló diferencia para concentración plasmática de triglicéridos (tabla 2). Específicamente, se obtuvieron valores similares a los registrados por Devbhuti et al. (2011), que son de 59,57 ± 10,38 mg/dL, y por debajo de 80,88 ± 8,82 mg/dL, valores mencionados por Osti et al. (2012).
Al respecto, en la literatura se reporta que test realizados en ratas, alimentadas con harina de linaza marrón y dorada, mostraron una reducción significativa de los triglicéridos, mientras que se obtuvieron valores más bajos con linaza dorada (Molena-Fernandes et al., 2010). Otros experimentos conducidos en la misma especie reportan que ratas alimentadas con fibra dietaria total (TDF) de semillas de linaza (Nandi et al., 2019) muestran valores más bajos en suero sanguíneo que el grupo hipercolesterolémico y el de control. Por su parte, Schuh et al. (2018) encontraron este efecto con una dieta rica en colesterol más linaza.
En cuanto al colesterol total, los resultados de esta investigación evidencian un comportamiento cuadrático positivo (P < 0,05), con valores de 49,22 ± 2,45; 37,18 ± 3,23; 35,89 ± 2,63 y 41,62 ± 1,84 mg/dL para los grupos con 0 %, 3 %, 6 % y 9 % de semilla de linaza en la dieta, respectivamente. Esos valores están por debajo de los mencionados por Dontas et al. (2011), con media de 51,38 ± 10,10 mg/dL para colesterol total en conejos.
Cabe señalar que el consumo de semilla de linaza en humanos se ha relacionado con la disminución de algunos síntomas del síndrome metabólico (Unger et al., 2014), el cual consiste en un aumento en los niveles de glucosa sanguínea, que, al no poder ser procesada totalmente, se acumula en forma de grasa en órganos internos, tales como hígado, riñón y bazo. Este incremento de la glucosa sanguínea mantiene los picos de insulina activados, los receptores de la hormona llegan a un punto en el que pierden la sensibilidad a ésta y dejan de responder. Como consecuencia, con el tiempo se requiere cada vez más insulina para procesar la glucosa sanguínea. Por esto se afirma que la correlación positiva entre la glucosa y el colesterol es un buen marcador de insulinorresistencia (Akrami et al., 2018).
Asimismo, en un experimento en ratas gestantes que evaluó una dieta de control respecto a una hipercalórica, enriquecida con y sin aceite de linaza, Benaissa et al. (2015) encontraron que el nivel de colesterol disminuyó en cada una de las dietas que lo incorporaron, tanto en las hembras como en sus crías, al igual que en ratas con modelos de dislipidemia aguda. Su efectividad solo se dio con aceite de linaza en bajas dosis.
Por su parte, Nandi et al. (2019) hallaron reducciones significativas en las concentraciones plasmáticas de colesterol total cuando incorporaron fibra dietaría total (TDF) de linaza en la dieta de ratas hipercolesterolémicas. Esto se puede deber a los ácidos grasos poliinsaturados n-3 de la linaza, sobre los cuales se han reportado efectos benéficos y de estabilidad oxidativa en la salud humana (Arab et al., 2012).
Por su parte, el HDL tuvo un comportamiento cúbico (P < 0,05), con valores de 27,10 ± 2,10; 16,37 ± 1,80; 24,24 ± 2,38 y 22,59 ± 2,31 mg/dL, para los valores de 0 %, 3 %, 6 % y 9 % de semilla de linaza en la dieta, respectivamente. Estos valores son menores que los observados por Osti et al. (2012) para conejos, que fueron de 33,75 ± 6,88 mg/dL, y superiores a los reportados por Devbhuti et al. (2011), que fueron de 12,74 ± 2,03 mg/dL.
Este valor pudo ser influido por los nutrientes digestibles totales, los cuales tuvieron un comportamiento similar en cuanto a su composición nutricional calculada. Específicamente, en valores evaluados de digestibilidad de materia seca (DMS), la literatura reporta valores para follaje de leucaena (55,25 %), morera (48,33 %), naranjillo (47,27 %) y maní forrajero (51,43 %) (Nieves et al., 2008).
Sobre esta variable del estudio se debe señalar que la presencia de HDL en altas cantidades está relacionada con la eliminación efectiva del colesterol de las paredes arteriales, el cual predispone a la ateroesclerosis (Acevedo et al., 2012). Ahora bien, el análisis no arroja diferencia (P > 0,05) para los valores de LDL y VLDL (tabla 2). De igual forma, un estudio realizado en ratas por Avellaneda et al. (2013) halló una disminución de la concentración plasmática de VLDL y LDL, la cual se asoció al aumento de HDL.
También se determinó la relación HDL/LDL, la cual resultó ser de bajo riesgo, ya que los valores de LDL y de VLDL en conejos pueden ser de 9,81 ± 1,64 mg/dL y de 11,91 ± 2,07 mg/dL, respectivamente (Devbhuti et al., 2011), mientras que LDL puede ir hasta 22,48 ± 9,68 mg/dL (Dontas et al., 2011) y VLDL puede alcanzar valores de 11,33 ± 1,36 mg/dL (Soni et al., 2010). En relación con la concentración plasmática de creatinina (P < 0,05), esta presentó comportamiento cúbico, con valores de 0,83 ± 0,29; 1,87 ± 0,09; 1,18 ± 0,13 y 2,41 ± 0,03 mg/dL, con 0 %, 3 %, 6 % y 9 % de semilla de linaza en la dieta, respectivamente. Al respecto cabe señalar que si bien el valor normal para creatinina en conejos machos, según Osti et al. (2012), es de 0,37 ± 1,1 mg/dL, Lebda et al. (2011) informaron valores de referencia de 0,99 ± 0,03 mg/Dl, mientras que Özkan et al. (2012) informaron valores de 11,18 ± 1,19 mmol/L, con variación de 1,41 a 24,40 mmol/L. Esta información es importante, entre otras cosas, porque los valores elevados de creatinina y urea están asociados con alteraciones renales.
Además, se encontró que los valores de urea no presentaron diferencias en cuanto a su concentración plasmática (P > 0,05), con valores de 36,84 ± 1,37; 40,54 ± 2,28; 36,15 ± 0,87 y 36,12 ± 2,97 mg/dL, para los grupos 0 %, 3 %, 6 % y 9 % de semilla de linaza en la dieta, respectivamente. Estos valores no solo están de acuerdo con los mencionados por Lebda et al. (2011), con valor medio de 38,34 ± 0,88 mg/dL, sino que también concuerdan con los valores de 31,74 mg/dL hallados por Özkan et al. (2012). Sin embargo, son superiores a los reportados por Osti et al. (2012), de 6,87 ± 0,76 mg/dL.
Finalmente, se evidencia que hubo diferencia entre los tratamientos para los parámetros estudiados mediante el análisis de regresión (p > 0,05).
abcMedias con letras distintas entre columnas difieren significativamente (P < 0,05).
HDLLipoproteínas de alta densidad;
LDLLipoproteínas de baja densidad;
VLDLLipoproteínas de muy baja densidad
Fuente: Elaboración propia
Conclusiones
A partir de los análisis realizados se concluye que la inclusión de hasta 9 % de semilla de linaza en la dieta de conejos no alteró sus parámetros bioquímicos sanguíneos ni presentó efecto hipercolesterolémico en estos animales. Además, para la glucosa sanguínea y HDL se estableció que el mejor nivel de inclusión de semilla de linaza en la dieta fue de 3 %, para colesterol de 6 % y para la creatinina de 0 % y 6 %.