Introducción
La crianza artificial de los terneros consiste en la separación temprana de las crías de su madre y su posterior crianza con leche o sustituto lácteo de forma individual o en grupo, con el fin de adelantar y acelerar su transformación de prerrumiante a rumiante, disminuyendo de ese modo los tiempos productivos que plantea el ciclo natural de desarrollo fisiológico de los bovinos (Bernáldez et al., 2016). Aunque la leche materna representa el mejor alimento para los recién nacidos (Elizondo, 2007), en los sistemas de crianza artificial el objetivo del productor de ganado lechero es poder comercializar su leche a precios de mercado, lo que obliga a buscar estrategias para reemplazarla a menor costo, tal como es el uso de sustitutos lácteos o subproductos de la leche (Juliano et al., 2016).
Una de las ventajas más notables de la crianza artificial del ternero es que puede utilizar productos de la industria lechera y derivados cuyos precios son menores que el de la leche entera (Quigley et al., 2006). En este sentido, en la región frailesca de Chiapas, diariamente se producen alrededor de 106.800 litros del lactosuero derivado de la elaboración de productos lácteos, donde más del 50% es vertido directamente al suelo o a afluentes de agua, lo que provoca fuertes problemas de contaminación (Vázquez et al., 2017).
El suero de leche contiene cerca de un 7% de sólidos compuesto de 4,9% de lactosa 0,9% de nitrógeno, 0,6% de cenizas, y una pequeña cantidad de grasa, ácidos lácticos y vitaminas (Ahlam, 2016). Por ello, el suero de leche puede considerarse como un medio de suministro de nutrientes adicionales para el ganado, así como un subproducto contaminante, lo que ha llevado a probar estrategias para su aprovechamiento (Palmieri et al., 2017; Viégas et al., 2017). Una de ellas podría ser su uso fresco o enriquecido como reemplazante de la leche entera en sistemas de crianza artificial (Eseceli et al., 2021; Kareem et al., 2018). Sin embargo, se desconoce si este cambio (sustitución de la leche por el lactosuero) podría ocasionar cambios en la ganancia de peso, salud o procesos seguidos en el desarrollo de su rumen que pudieran afectar el crecimiento del animal, ya que uno de los factores que inciden en ellos son, además de la edad y el tipo de alimentación, el nivel de leche (Miranda et al., 2019). Por lo tanto, el objetivo de este trabajo fue evaluar el uso de lactosuero fresco como sustituto de la leche entera en el sistema de crianza artificial de becerras Jersey.
Materiales y métodos
Localidad
El experimento se desarrolló en el Centro Universitario de Transferencia y Tecnología (CUTT) San Ramón, mientras que los análisis fueron realizados en el Laboratorio de Nutrición Animal, ambos pertenecientes a la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad Autónoma de Chiapas, localizada al sureste de México, en el municipio de Villaflores, perteneciente al estado de Chiapas, municipio situado entre los 16°13′15″ de latitud norte y 93°16′07″ longitud oeste, a una altitud de 610 m s.n.m. El clima es cálido subhúmedo con lluvias en verano, con una temperatura media anual de 24,3 °C y precipitación media anual de 1.209 mm (García, 1989).
Características de los animales empleados y su manejo
Se utilizaron 24 becerras de la raza Jersey, con una edad inicial de 12 ± 3 días y un peso promedio de 31± 2,8 kg. El experimento se llevó a cabo del 11 de diciembre del 2019 al 11 de marzo del 2020. Las becerras se alojaron de forma individual en corraletas fijas con suficiente espacio vital (1,50 m × 1,75 m), acondicionadas con comederos, bebederos y sombra. Estas fueron asignadas completamente al azar en los tres tratamientos evaluados. El sistema de alimentación consideró las siguientes etapas:
Toma de calostro. Se suministró calostro durante las primeras 24 h de nacidas, por medio de biberón con capacidad de tres litros (cinco litros al día, proporcionado en dos tomas).
Alimentación en corral (becerras con una edad promedio de 12 ± 3 días). Diariamente, se les suministró una dieta líquida diferente (cuatro litros diarios en dos tomas, proporcionada en biberones), dependiendo de cada tratamiento, más alimentos sólidos y fermentables ad libitum (el concentrado utilizado fue el que comercializa, para animales en crecimiento, Nutripecuaria 3 Reyes® al 25% de proteína cruda). Cabe señalar que el suero de leche proporcionado por la tarde fue conservado en un refrigerador a una temperatura de 11 °C, con el fin de evitar la fermentación. La alimentación se realizaba a las 07:00 y a las 16:00. A partir de los 60 días del experimento, las becerras pastorearon en praderas de pasto estrella africana (Cynodon nlemfuensis) de 07:00 a 14:00.
Destete brusco. A los 90 días se realizó un destete brusco de la dieta líquida, lo que coincidió con el término del experimento.
Tratamientos evaluados
Se evaluaron tres tratamientos: T1 = leche entera + concentrado + pasto; T2 = lactosuero fresco enriquecido + concentrado + pasto, y T3 = lactosuero fresco + concentrado + pasto. Se utilizaron ocho becerras por tratamiento; cada una fue la unidad experimental y las variables se analizaron estadísticamente utilizando un diseño completamente al azar. Para el enriquecimiento del lactosuero se consideró como referencia el experimento realizado por Eseceli et al. (2021) y se utilizó un sustituto de leche comercial con 25% de proteína (Lactocría Plus®, que contiene 10% de grasa cruda, fibra cruda 2%, 10% de humedad, 8% de cenizas, 45% de ELN). Para ello, se diluyeron 60 g del sustituto en un litro de lactosuero, con cuya proporción la mezcla se igualó al porcentaje de proteína de la leche (3,6%).
Variables evaluadas
Ganancia diaria de peso y consumo de concentrado
Considerando que la tasa de crecimiento de la becerra durante su crianza es fundamental para llegar a ser reemplazo en un hato a una edad y peso correcto, se midió la ganancia diaria de peso. El pesaje se realizó cada quince días y en forma individual por un periodo de 90 días, siempre a la misma hora, para evitar inconsistencias y reducir el error. El peso se obtuvo con el apoyo de una báscula electrónica (Precisión®) con capacidad de 150 kg.
Una semana previa al experimento, los animales fueron adaptados gradualmente al consumo del concentrado. Después, se registró diariamente la cantidad de concentrado ofrecido y rechazado durante todo el experimento, con lo que se estimó el consumo voluntario. Esto permitió conocer si el reemplazo de leche por lactosuero fresco modificó el consumo, en comparación con los animales que consumían leche entera, partiendo de que el lactosuero posee una menor calidad nutritiva en comparación con la leche y de que se conoce que el consumo de la dieta líquida pueda afectar el consumo de los alimentos sólidos y fermentables.
Composición química, fermentación y degradación ruminal in vitro del pasto C. nlemfuensis
La muestra del pasto estrella (C. nlemfuensis) fue analizada por triplicado para determinar el contenido de materia seca (MS), materia orgánica (MO), cenizas (Ce) y proteína cruda (PC) (Association of Official Analytical Chemists, 2009). Asimismo, se determinó el contenido de fibra detergente neutro (FDN) y fibra detergente ácido (FDA) (Van Soest et al., 1991).
Por otro lado, se evaluó la fermentación y degradación ruminal del pasto estrella a través de la técnica de producción de gas in vitro (Menke & Steingass, 1988), para lo cual se usaron frascos color ámbar de 125 mL de capacidad, a los que se les colocó 0,5 g de MS del pasto. Posteriormente, y bajo un flujo continuo de CO2 a cada frasco se le agregó 90 mL de inóculo ruminal diluido (1:10), proveniente de las becerras de cada tratamiento, que se filtró a través de ocho capas de tela de gasa y se adicionó en una proporción de 1:9 a una solución mineral reducida compuesta de K2HPO4 (0,45 g/L), KH2PO4 (0,45 g/L), NaCO3 (0,6 g/L), (NH4)2SO4 (0,45 g/L), NaCl (0,9 g/L), MnSO4 (0,18 g/L), CaCl2 (0,12 g/L), L-cisteína (0,25 g/L) y Na2S (0,25 g/L).
Se incluyeron tres frascos blancos sin sustrato, que se cerraron herméticamente con un tapón de goma y un aro de aluminio. El exceso de CO2 de cada frasco se extrajo con el manómetro para igualar la presión a cero y se incubaron en baño maría a 39 °C. La presión de gas de fermentación se midió con el manómetro (0-1 kg/cm-2) a 72 h de incubación. Los valores de presión (kg/cm- 2) se transformaron a volumen de gas (mL/g de sustrato) con la ecuación de regresión (volumen= presión/0,019).
Se obtuvo el volumen máximo (VM) de gas a 72 h de incubación, se estimaron los parámetros de la cinética de producción de gas: volumen máximo (VM; mL/ g), tasa (S; h-1) y fase lag (L; h), para el modelo logístico V=VM/1+e (2-4S (T-L)) (Schofield & Pell, 1995), para lo cual se utilizó el paquete estadístico SAS (2004). La degradación in vitro de la materia seca (DGRMS) se determinó a 24 h y 48 h. Su calculó se llevó obtuvo por la diferencia entre el peso de la materia inicial, antes de ser incubada, y el peso de la materia residual, después de 24 h y 48 h de incubación. Al final del periodo de incubación, el residuo de cada frasco se filtró a través de papel de filtrado previamente pesado. Los papeles con residuo se secaron a 65 °C por 48 h, se pesaron y se restó el peso del papel filtro.
El primer muestreo de líquido ruminal (inóculo) para llevar a cabo la fermentación y la DGRMS se realizó a los 30 días después de iniciar el experimento y el segundo, a los 90 días, lo que coincidió con el destete brusco de los animales. Cabe señalar que los animales tuvieron un trato de acuerdo con los protocolos de la Ley Federal de Sanidad Animal vigente, NOM-062-ZOO- 1999, y bajo las normas de bienestar animal establecidas en la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad Autónoma de Chiapas.
Resultados y discusión
Ganancia de peso y consumo de concentrado
Se encontraron diferencias estadísticas (p < 0,05) entre T1 y T3, mientras que T2 presentó ganancia de peso similar (p > 0,05) a T1. Respecto al consumo de concentrado, no se encontraron diferencias estadísticas entre los tratamientos evaluados (p > 0,05; tabla 1).
NotaMedias en la misma hilera con letras distintas difieren estadísticamente (p < 0,05); T1= Leche + concentrado + C. nlemfuensis; T2 = lactosuero fresco enriquecido + concentrado + C. nlemfuensis; T3 = lactosuero fresco + concentrado + C. nlemfuensis; GDP = ganancia diaria de peso; ± = Desviación estándar de la media; EE = error estándar de la media.
Las ganancias diarias de peso (GDP) obtenidas en este trabajo fueron superiores a lo reportado por Montero et al. (2009), quienes compararon el uso de la leche y lactosuero fermentado en becerros Holstein × Cebú bajo crianza artificial en el trópico, sin reportar diferencias estadísticas en la ganancia de peso (0,580 kg/d en promedio para todos los tratamientos). Por otro lado, los resultados evidenciaron la ventaja reconocida del uso de leche entera en la crianza de animales (T1) (González et al., 2017; Juliano et al., 2016), lo que podría deberse al hecho de que los becerros digieren adecuadamente los nutrientes de la leche entera, mientras que con el uso de sustitutos no sucede lo mismo (Donovan et al., 2002). Sin embargo, el hecho de que T2 provoque ganancias similares al T1 indica la factibilidad biológica de enriquecer la calidad del suero fresco con leche comercial, al igualar la calidad nutritiva de la leche fresca y utilizarlo en reemplazo de esta con la ventaja respectiva en costos de alimentación, lo que hace factible la incorporación de este subproducto en los sistemas de crianza artificial (Alonso et al., 2017).
En cuanto el consumo de concentrado, se presentó un consumo promedio de 1,72 kg al día. En este sentido, se menciona que el consumo temprano de alimento sólido es el factor más importante para que el ternero joven pase de la forma de digestión y metabolismo preruminal a la del rumiante adulto (García & Chongo, 2017). Por lo tanto, promover el consumo precoz de alimento sólido es prioritario para estimular al desarrollo del retículo-rumen (Hill et al., 2007). Por su parte, Govil et al. (2017) sostienen que el consumo de concentrados tiene mayor efecto sobre el desarrollo del rumen en comparación con el forraje, debido a su alto contenido de carbohidratos de fácil fermentación, lo que aumenta la producción de ácidos grasos volátiles en el rumen y estimula el desarrollo del epitelio ruminal (Mirzaei et al., 2014). Esto a su vez provoca efectos sinérgicos sobre el crecimiento de las becerras que reemplazarán a las vacas productoras (Diao et al., 2019).
Por otro lado, se sabe que una tasa alta de administración de alimento líquido reduce de manera marcada el consumo de alimento sólido (Morales et al., 2012). En este sentido, a los tres tratamientos se les suministró la misma cantidad de alimento líquido (4 L/día) y no reflejaron diferencias significativas en el consumo del alimento sólido. Hay que considerar que se ha informado que una alimentación alta con leche o sustituto lácteo líquido reduce la ganancia de peso diaria después del destete, como resultado de una menor ingesta de alimento concentrado (Hill et al., 2007). El consumo de concentrado encontrado en este trabajo indica que el uso del lactosuero fresco natural o enriquecido no afecta el consumo de los alimentos sólidos.
Composición química, fermentación y degradación ruminal in vitro del pasto Cynodon nlemfuensis
El pasto C. nlemfuensis utilizado en el experimento tuvo 23,92 % de MS, 9,6% de PC, 91,46 % y 8,53% de MO y Ce, respectivamente. El contenido de FDN fue de 62,18% y el pasto tuvo 38,67% de FDA.
Por otro lado, se aprecia que, a los 30 días de edad de las becerras, el potencial de fermentación —por el volumen máximo de gas (VM) del pasto C. nlemfuensis— y una fase lag fueron similares (p > 0,05) entre tratamientos evaluados. La velocidad de fermentación (S) del pasto fue similar (p > 0,05) en T2 y T3, pero mayor en T1 (p > 0,05). Por otro lado, la mayor degradación (p > 0,05) se encontró en T1 tanto a 24 h (23,63%) como a 48 h (36,52%). A los 90 días de edad de las becerras, se observó el mismo comportamiento a lo encontrado a la edad de 30 días para las variables VM y L. Sin embargo, la velocidad de fermentación (S) del pasto (C. nlemfuensis) fue igual (p > 0,05). A 24 h, la DGRMS fue similar en todos los tratamientos (p > 0,05), a diferencia de lo encontrado a 30 días de edad, cuando todos estos tratamientos presentaron degradaciones diferentes. Por otro lado, la DGRMS a 48 h aumentó en comparación con lo encontrado a los 30 días, pero fueron similares entres sí (p > 0,05) (tabla 2).
Nota:Medias en la misma fila con letras distintas difieren estadísticamente (p > 0,05); VM: volumen máximo de gas; S: tasa o velocidad de fermentación; L: fase lag; DGRMS: degradación in vitro de la materia seca.
Por otra parte, los resultados similares obtenidos tanto a 30 como a 90 días sobre el potencial de fermentación del pasto (VM) y la fase lag (L) podrían indicar que el uso de lactosuero en las dietas de los prerumiantes no modifica la actividad microbiana principiante, ni sus funciones metabólicas (Guevara et al., 2014). Asimismo, se reconoce que la DGRMS no es modificada al sustituir leche por lactosuero (Salem & Fraj, 2007), lo que coincide con los resultados obtenidos en este trabajo, pues el suero de leche no afectó los parámetros de fermentación, ya que fueron estadísticamente similares a cuando se usa leche entera (T1); es decir, en un sistema de crianza artificial, puede incluirse lactosuero en sustitución de leche entera sin detrimento en la cinética de fermentación del alimento sólido.
Si bien existen evidencias que indican que de acuerdo con la edad, el tipo de alimentación y nivel de dieta líquida (leche) el desarrollo anatómico del rumen es mejor a temprana edad (García & Chongo, 2017), es necesario que este también se desarrolle funcionalmente. Esto se evalúa a través de su capacidad para degradar y absorber productos finales de dicha digestión. En ese sentido, los datos encontrados a los 30 y 90 días de edad podrían sugerir que el rumen de los becerros en los tratamientos evaluados aún se encuentra en proceso temprano de desarrollo funcional, por lo que existe poca digestión ruminal de celulosa y de hemicelulosa (Anderson et al., 1987), lo que afecta también la fermentación de los alimentos consumidos (Flores et al., 2006),
Lo anterior es contrario a lo indicado en otros estudios previos, en los que se indica que un becerro puede alcanzar su estado de rumiante a las cuatro semanas de edad cuando este consume alimentos sólidos (Ruiz & Ruiz, 1983) y que, en zonas tropicales, los becerros son destetados a partir de los 90 días de edad (Pérez et al., 2001), ya que los animales pueden aprovechar celulosa y hemicelulosa. Uno de los primeros y más antiguos trabajos (Armstrong et al., 1954) reportaron que, al comenzar el pastoreo a una edad precoz, los terneros Ayrshire, con los que trabajaron, llegaron a adquirir la misma habilidad, a las 10-12 semanas de edad, que los rumiantes adultos en cuanto al uso del pasto (digestibilidad in vivo de la MS del pasto fue de 75%), lo que no coincide con lo encontrado en este trabajo.
Los valores de DGRMS a 30 días de edad fueron mayores en los animales con leche entera en comparación con aquellos donde se utilizó lactosuero; sin embargo, a los 90 días la diferencia ya no existió, es decir, a 90 días la actividad ruminal mejoró en los animales con lactosuero igualando a los animales con leche entera.
Por otro lado, las diferencias en el volumen máximo, tasa de producción de gas y fase lag entre los sustratos están asociadas a la gran variabilidad de su composición de proteína, FDN y FDA (Salem et al., 2006). Para este trabajo, se utilizó la misma fuente de alimento sólido, por lo que el factor de composición química del alimento no influyó en los valores obtenidos, únicamente podría deberse a condiciones propias del desarrollo funcional y quizás anatómico del rumen de los animales evaluados.
Conclusiones
El uso del lactosuero fresco en la crianza artificial de becerras Jersey es viable una vez que se enriquece, pues se obtienen ganancias de peso similares a las obtenidas con el uso de leche entera, sin manifestar cambios en el consumo de concentrado, en los parámetros de fermentación y degradación del pasto C. nlemfuensis. Por esta razón, este subproducto enriquecido se puede convertir en una opción para sustituir la leche entera en la alimentación de becerras y, por otro lado, disminuir la contaminación causada por el lactosuero.