INTRODUCCIÓN
Se considera seguridad alimentaria de un hogar al acceso físico y económico en todo momento a alimentos suficientes en calidad y cantidad, para que sus miembros puedan llevar una vida activa y sana (1). Las dimensiones de la seguridad alimentaria son disponibilidad, acceso, utilización y estabilidad. El acceso a los alimentos hace referencia a la capacidad de los hogares para adquirir los alimentos por medios monetarios o no monetarios (2). Se reconoce como algunos determinantes del acceso económico en hogares urbanos al ingreso y al precio de los alimentos (2). Como determinante del acceso físico a los alimentos se identifica el lugar de compra de los mismos. Cuando el ingreso o el precio de los alimentos cambian, el gasto alimentario del hogar se ve afectado (2),(4).
La proporción de gasto alimentario en el hogar (PGA) es un indicador de vulnerabilidad alimentaria en un hogar, lo anterior puede explicarse a través de la ley de Engel. Dicha ley indica que cuando un hogar presenta bajo ingreso, la proporción de dinero destinado a la compra de alimentos es mayor que en hogares donde el ingreso es alto. Por lo tanto, la PGA es un indicador inverso del bienestar de un hogar; mientras mayor es la PGA, menor es el nivel de bienestar (5),(6). Es por ello que la PGA puede ser un indicador sensible para la medición a corto plazo del impacto de factores que afectan el acceso a los alimentos y para identificar hogares con vulnerabilidad alimentaria (7),(8). La bibliografía refiere que hogares que llegan a tener <30 % de PGA son hogares con alimentación suficiente y que pueden considerarse en seguridad alimentaria y nutricional (9),(10). Teniendo en cuenta que el acceso económico a los alimentos está determinado también por el precio, es importante resaltar que las ecuaciones de la ley de Engel suponen precios de alimentos constantes (11).
El lugar de compra es un determinante del acceso físico y se relaciona con la cercanía o facilidad de desplazamiento hacia el establecimiento de venta del alimento, así como con el tipo de establecimiento (por ejemplo: supermercado, tienda) y con sus características (3). El tipo de establecimiento puede influir en el precio de los alimentos y por lo tanto puede impactar la capacidad de los hogares de acceder a ellos (3). La probable relación entre la PGA y la seguridad alimentaria y nutricional subraya la importancia de analizar el vínculo entre ambas y las condiciones socioeconómicas del hogar.
Como acercamiento al estudio del tema propuesto, es importante mencionar que en el Suroeste de Antioquia se realizó un estudio que determinó un coeficiente de Engel para la proporción del gasto alimentario respecto al ingreso de los hogares. Sin embargo, dicho estudio no evaluó la relación del PGA con factores predictores (12).
En el informe de calidad de vida en Medellín año 2013, se describió, según el estrato socioeconómico y comuna donde se ubica la vivienda, la cantidad de ingreso por rangos que destinan los hogares a gastos en alimentación (13). Por último, en el Perfil de Seguridad Alimentaria y Nutricional 2015, se describió la situación de la seguridad alimentaria y se incluyó la PGA (14). No obstante, en la literatura no se encontró suficiente información que permita identificar diferencias socioeconómicas que influyan en la PGA entre hogares por acceso a los alimentos, y que permita identificar relaciones con la inseguridad de los hogares y así trazar estrategias tendientes a disminuir su vulnerabilidad a dicha inseguridad alimentaria desde el acceso a los alimentos. El objetivo de la investigación fue analizar diferencias en la PGA en hogares de Medellín según características socioeconómicas y seguridad alimentaria y nutricional.
MATERIALES Y MÉTODOS
Se realizó un estudio de tipo transversal en el que se utilizó la base de datos generada para determinar el Perfil de Seguridad Alimentaria y Nutricional de Medellín y sus corregimientos 2015 (15), estudio a cargo de la Alcaldía de Medellín y ejecutado por la Universidad de Antioquia entre los meses de abril y agosto del año 2015; la unidad de análisis fue el hogar.
La población estuvo constituida por hogares registrados en la base de datos de la Oficina de Catastro Municipal de Medellín en el año 2014. La selección de la muestra se hizo mediante un muestreo aleatorio estratificado cuyo factor fue la ubicación del hogar y la clasificación del estrato socioeconómico de la vivienda.
La representatividad estadística estuvo determinada por el área (urbana o rural) y el estrato socioeconómico de las viviendas, en el que el menor nivel de clasificación representa mayor vulnerabilidad frente al acceso a los alimentos (15). La muestra se planeó con 3040 hogares, distribuidos en seis estratos socioeconómicos establecidos para la ciudad de Medellín y sus corregimientos (15). El Perfil de Seguridad Alimentaria y Nutricional de la ciudad de Medellín alcanzó una muestra de 3008 hogares; con un cumplimento del 100 % de la muestra en los cuatro primeros estratos socioeconómicos, del 90,8 % para el estrato socioeconómico cinco y 42,1 % para el seis (15).
Además, se analizaron las variables: proporción de gasto alimentario mensual del hogar; clasificación de seguridad alimentaria del hogar; sexo y nivel educativo del jefe del hogar; ingreso mensual del hogar en salarios mínimos legales vigentes (SMLV) para Colombia en el año 2015 (equivalente a USD 224,82); y lugar de compra de los alimentos.
Para la recolección de los datos se usó una encuesta que incluía las variables de estudio y la Escala Latinoamericana y Caribeña de Seguridad Alimentaria (ELCSA), la cual mide la percepción de seguridad alimentaria en el hogar, en el marco de la dimensión acceso económico a los alimentos relacionado con el ingreso (16). Los instrumentos fueron aplicados por doce encuestadores con previa capacitación y estandarización. Los encuestadores se desplazaron hasta la vivienda donde se encuestó al jefe del hogar o a una persona mayor de 18 años, que tuviera conocimiento sobre el funcionamiento de la misma (15).
Las variables dependientes del presente estudio fueron gasto alimentario mensual y seguridad alimentaria del hogar. Las variables independientes fueron estrato socioeconómico del hogar, área de ubicación de la vivienda, sexo y nivel educativo en niveles de estudio finalizados del jefe del hogar, ingreso mensual del hogar en SMLV para Colombia y lugar de compra por grupos de alimentos.
Seguridad alimentaria y nutricional del hogar
La clasificación de los hogares fue medida por la escala ELCSA, la cual se compone de 15 preguntas con opción de respuestas dicotómicas (“SÍ”, “NO”). Se dio un puntaje de 1 (uno) a la opción de respuesta SÍ y 0 (cero) a la opción de respuesta NO. Ocho preguntas para adultos que conforman el hogar y siete preguntas para hogares con menores de 18 años. De acuerdo con el puntaje obtenido de la suma de la aplicación de la escala ELCSA, se clasificaron como seguros los hogares con un puntaje igual a cero. Los hogares conformados solo por adultos, con puntaje de hasta tres puntos, se clasificaron como Inseguridad Alimentaria en el Hogar (ISAH) leve, hasta seis puntos ISAH moderada y hasta ocho puntos con ISAH severa. Para los hogares integrados por adultos y menores de 18 años con hasta cinco puntos se clasificaron con ISAH leve, hasta diez puntos ISAH moderada y hasta 15 puntos ISAH severa (16).
Proporción de gasto alimentario
Por medio de la encuesta se determinó el ingreso económico mensual de cada hogar en SMLV. Además, se determinó el monto de dinero dispuesto para la compra de alimentos. Para calcular la PGA, se obtuvo la contribución porcentual del gasto alimentario mensual al ingreso monetario del hogar. El dato obtenido se clasificó en cuatro rangos así: ≤30 %, 31-50 %, 51-70 % y >70 %.
Análisis estadístico
Inicialmente, se realizó un análisis bivariado de la PGA con la clasificación de seguridad alimentaria y las características sociodemográficas de la muestra.
Se utilizó la prueba Spearman para el análisis bivariado de la PGA con las variables categóricas ordinales (seguridad alimentaria, estrato socioeconómico, nivel educativo del jefe del hogar). Para el resto de las variables (área, sexo del jefe del hogar y lugar de compra) se ejecutó la prueba ji al cuadrado.
Para establecer las variables predictoras de la PGA se corrió un análisis de regresión logística ordinal. La categoría de referencia fue los hogares con PGA >70 %. Para la incorporación de las variables al modelo se utilizó el procedimiento de paso a paso. Se estimó una confianza del 95 % y un valor alfa de 0,05 para establecer significancia estadística. Los análisis se hicieron con el programa estadístico SPSS versión 22.0.
CONSIDERACIONES ÉTICAS
El estudio fue aprobado por el Comité de Bioética de la Facultad de Odontología de la Universidad de Antioquia-Colombia. Cada registro tuvo su respectivo consentimiento firmado por parte del jefe del hogar o en su ausencia por parte de la persona mayor de 18 años que contestó la encuesta.
RESULTADOS
Descripción de las condiciones socioeconómicas y seguridad alimentaria y nutricional en el hogar
De los 3008 hogares de la muestra, se encontró que el 81,1 % tuvo una PGA que representó entre el 31 y el 70 % de los ingresos del hogar. Los hogares con PGA ≤30 % presentaron en promedio tres integrantes por hogar, y los hogares con PGA >31 % tenían en promedio de integrantes por hogar cuatro miembros (Tabla 1).
Con respecto a la clasificación de seguridad alimentaria, el 53,6 % de los hogares estaban en ISAH; de estos el 11,4 % presentó ISAH severa. De los hogares en ISAH, un 84,5 % vivían en el área urbana y un 57,7 % tenía jefatura femenina. El 72,8 % de los jefes de hogar tenían como nivel educativo alcanzado educación primaria o secundaria. El 55,6 % tenía un ingreso monetario mensual entre uno y dos SMLV, equivalente a USD 224,82, y el 64 % de los hogares pertenecía a los estratos socioeconómicos 1 y 2 (Tabla 1).
Descripción de la proporción de gasto alimentario del hogar según seguridad alimentaria y nutricional en el hogar y condiciones socioeconómicas
A mayor PGA se presentó mayor proporción de ISAH (p=0,000). Aquellos hogares con una PGA >70 % presentaron la proporción más alta de ISAH, y entre ellos el 15,7 % estaba en ISAH severa (Tabla 2). Los hogares clasificados en los estratos socioeconómicos 1 y 2 tenían PGA mayor a 50 %, en comparación con el estrato 3 y superiores en los que la PGA fue inferior al 50 % (Tabla 3). Para el 52,5 % de los hogares que vivían en el área urbana la PGA fue ≤50 % de sus ingresos y para el 60,1 % de los del área rural la PGA representó ≥50 % de los ingresos (Tabla 3).
*Proporción de los ingresos del hogar que se destina a la compra de alimentos, †SMLV= salario mínimo legal vigente en Colombia.
*Prueba ji al cuadrado, cada letra del superíndice denota un subconjunto de las categorías de gasto alimentario cuyas proporciones de columna no difieren de forma significativa entre sí en el nivel 0,05. ISAH= inseguridad alimentaria del hogar.
*SMLV: salario mínimo legal vigente, †prueba de rangos Spearman, ‡prueba ji al cuadrado. Cada letra del superíndice denota un subconjunto de las categorías de gasto alimentario cuyas proporciones de columna no difieren de forma significativa entre sí en el nivel 0,05.
Se observó una relación inversa entre el ingreso monetario mensual y la PGA. La proporción de hogares con PGA >70 % pasó de 36,7 % en aquellos con ingresos <1 SMLV a 0 % en los que el ingreso era >5 SMLV (p=0,000) (Tabla 3). La mayor proporción de los hogares con PGA >50 % compraba sus alimentos en tiendas de barrio y carnicerías, mientras aquellos con una PGA <50 % en mayor proporción hicieron sus compras en el supermercado (Tabla 4).
Relación de la proporción de gasto alimentario de los hogares según estrato socioeconómico, área de residencia, sexo y nivel educativo del jefe del hogar
El modelo de regresión logística ordinal de la PGA de los hogares de Medellín según estrato socioeconómico, área de residencia, sexo y nivel educativo del jefe del hogar reveló que a medida que el estrato socioeconómico del hogar aumentó, el riesgo de tener una PGA >70 % disminuyó. Los hogares ubicados en el área rural presentaron un riesgo superior de tener una PGA alta, con respecto a los ubicados en el área urbana. A pesar de no encontrarse diferencias estadísticamente significativas en el análisis bivariado entre la proporción de gasto y el sexo del jefe del hogar, cuando esta última variable se incluyó en el modelo predictor sí se encontró significancia estadística (Tabla 5). Los hogares con un jefe de hogar mujer presentaron menor riesgo de PGA alta comparado con los hogares con jefe de hogar hombre. En este modelo no se incluyeron las variables nivel educativo e ingresos por presentar multicolinealidad con la variable estrato socioeconómico (Tabla 5).
DISCUSIÓN
En este estudio se muestra una relación inversa entre la clasificación del estado de seguridad alimentaria y la proporción de gasto destinado a la compra de alimentos. Así, la mayoría de los hogares con PGA >30 % eran hogares ISAH. También se observó que en Medellín conviven poblaciones en condiciones de vulnerabilidad y pobreza con alta PGA y hogares con características socioeconómicas y demográficas favorables con baja PGA. Por lo tanto, se encontró que la situación de la PGA en la población de Medellín es coherente con la ley de Engel.
Al analizar las posibles variables explicativas de las diferencias en la PGA, se encontraron aspectos socioeconómicos y demográficos del hogar que reflejaban la vulnerabilidad de una familia. Tales fueron el estrato socioeconómico, el área de residencia y el sexo del jefe del hogar.
Aunque la regresión logística presentada no incluyó el nivel educativo del jefe del hogar ni el ingreso, por presentar multicolinealidad con el estrato socioeconómico, estas variables estaban relacionadas con la PGA. Variables que reflejan también los retos que enfrenta la población de Medellín para obtener de forma constante alimentos que le permitan llevar una vida sana y activa. Con respecto a lo anterior, según el Perfil de Seguridad Alimentaria y Nutricional de Medellín 2015 el 90,8 % de los hogares adquiere sus alimentos por medio de la compra sin mostrar diferencias por estrato socioeconómico (17). Esto implica que la PGA depende en gran medida de la capacidad adquisitiva del hogar. Es decir, cuando el ingreso cambia, puede variar inmediatamente la PGA como reflejo de las dotaciones disponibles para la adquisición de una dieta adecuada (18).
En el presente estudio se encontró que los hogares con <2 SMLV presentaban en su mayoría un gasto alimentario >50 % de sus ingresos. En concordancia con la presente investigación, un estudio en México mostró que los hogares pertenecientes a la categoría de bajo ingreso tenían una PGA de 56 %, mientras que aquellos con mayores ingresos presentaron una PGA de 20 % (6). Otro estudio en México encontró que los hogares vulnerables a la crisis económica tenían mayor nivel de inseguridad alimentaria y presentaban a su vez mayor proporción de gasto de alimentos (19).
El estrato socioeconómico es una de las variables que aparece como diferenciadora en el análisis del gasto alimentario, encontrándose que hogares con estratos socioeconómicos bajos presentan una mayor tendencia a tener un gasto alimentario elevado por encima del 50 % de sus ingresos. Este hallazgo es similar a lo reportado en un estudio en Venezuela, donde los hogares clasificados con un nivel social pobre gastaron el 52 % de sus ingresos en alimentación y los hogares clasificados como muy pobres, el 54 % del ingreso (20). Otro estudio que comparaba la situación de la PGA en España y Reino Unido halló que tanto un bajo estrato socioeconómico como un bajo nivel educativo del jefe del hogar se relacionaron con altas PGA (21).
La Encuesta Nacional de la Situación Alimentaria en Colombia 2010 mostró que entre menor fuera el estrato socioeconómico de la población, el porcentaje de INSAH aumentaba, prevaleciendo en el estrato 1 un 58,7 % y en el estrato 2 el 41,6 % (22). Si bien en la presente investigación el nivel educativo no se incluyó dentro del modelo de regresión logística ordinal, esta es una variable que se relaciona con la dotación de los jefes de hogar y que presenta alta influencia en la generación de ingresos, el poder adquisitivo de las familias frente a la alimentación y el resultado del estado de seguridad alimentaria a partir de los anteriores (3),(19).
La inclusión del sexo del jefe del hogar como variable explicativa en el presente estudio resultó ser un factor que representa una tendencia a una menor PGA cuando el sexo del jefe del hogar es femenino. Por el contrario, un estudio realizado en Perú demostró que si el jefe de hogar es masculino, el porcentaje de padecer INSAH se reduce en un 0,35 %, pero también se dice que es importante conocer la edad de ese jefe de hogar, puesto que si es de edad avanzada el porcentaje de poseer INSAH aumenta en un 0,02 %, en el área rural (23). Sin embargo, para el presente estudio, en el modelo de regresión logística el valor de β es cercano a cero, y no fue significativo en el análisis bivariado. El papel de la mujer en la participación de la economía del hogar es un tema que debe ser explorado a profundidad, debido a que en Medellín se ha encontrado una tendencia al aumento de mujeres cabeza de familia, en especial en los estratos socioeconómicos más bajos y se ha planteado la necesidad de mejorar la dotación socioeconómica de las mujeres de la ciudad y de la región (15),(19).
Por último, en la ciudad de Medellín y sus corregimientos el área de ubicación de la vivienda resulta ser un factor determinante de la PGA. En esta investigación se halló que existe una mayor tendencia a una alta PGA cuando la vivienda está ubicada en el área rural. Hallazgo acorde con estudios hechos en México, donde se encontró que los hogares del área rural tuvieron una PGA de 50,4 % (3),(19),(20).
Otro factor importante en la medición de las condiciones de vulnerabilidad de una familia y la PGA es el lugar de compra de los alimentos como factor determinante del acceso físico (3),(24). En el presente estudio se encontró que los hogares con bajas PGA compraban en mayor proporción sus alimentos en supermercados, contrario a aquellos hogares que tenían alta PGA, los cuales en mayor proporción adquirían sus alimentos en tiendas. Situación similar se reportó para la ciudad de Cali, Colombia, donde se halló que el 42 % de los hogares con menores ingresos mensuales adquirían sus alimentos en tiendas como fuente de abastecimiento, aquellos con altos niveles de ingreso tuvieron como lugar de preferencia la compra de alimentos en supermercados, y de forma ocasional y solamente para suplir algún artículo faltante acudían a las tiendas (25).
En el contexto de Colombia, la preferencia de las tiendas por parte de las personas en condiciones de pobreza puede estar dada como una opción que no requiere gastos en el desplazamiento. La modalidad de pago y la unidad de venta al por menor permiten adquirir alimentos en cantidades pequeñas, para suplir las necesidades diarias y tener un crédito ajustado a las características de la actividad económica de los hogares, los cuales en su mayoría no presentan ingresos estables (25).
La PGA es un indicador útil en la evaluación del acceso a los alimentos. Se sugiere incorporar este indicador como variable de las encuestas de calidad de vida de Medellín y otros estudios, para tener así información periódica mediante la cual pueda evaluarse el acceso económico a los alimentos.
Esta investigación provee para las políticas públicas en nutrición evidencia para continuar implementando estrategias en pro de mejorar los ingresos de los hogares, el nivel educativo del jefe del hogar, la infraestructura comercial y las condiciones de los lugares de compra de alimentos disponibles para las poblaciones en situación de vulnerabilidad.
Se puede concluir que las características de los hogares de Medellín y sus corregimientos, tales como la ubicación por área de la vivienda, el estrato socioeconómico, el nivel educativo del jefe del hogar, el ingreso mensual y el lugar de compra son factores determinantes en la PGA relacionada altamente con la seguridad alimentaria del hogar, desde el acceso económico a los alimentos, siendo lo anterior factores determinantes en la vulnerabilidad de los hogares.
Entre las limitaciones del estudio se encuentra el recelo de las personas para dar a conocer el ingreso monetario y el gasto alimentario, lo que llevó al estudio a tener el riesgo de sobreestimaciones o subestimaciones de los datos. A lo que se suma el riesgo de memoria del informante. Sin embargo, lo anterior no pone en riesgo la veracidad de los resultados obtenidos.