Introducción
El modelo tradicional de la innovación sostiene que la inversión en investigación y desarrollo es una de las fuentes de la innovación; además, muchos autores, como Mairesse y Mohnen (2005), comprobaron de manera empírica que la inversión en investigación y desarrollo está correlacionada positivamente con el desempeño innovador de las empresas. También, Ulku (2007) analiza la relación entre la intensidad en investigación y desarrollo y la tasa de innovación en cuatro tipos de industrias (química, eléctrica y electrónica, drogas y medicinas) en 17 países de la OCDE en el periodo 1981-1987, lo que confirma dicha relación. En esa misma línea, Raymond y St-Pierre (2010) estudian cómo la inversión en investigación y desarrollo en las empresas australianas pequeñas y medianas favorece el desarrollo de la innovación en productos.
Con dicho criterio, la OCDE (2011) ha clasificado a las empresas manufactureras, según su intensidad tecnológica, en cuatro categorías: intensidad alta, intensidad media alta, intensidad media baja e intensidad baja. Así mismo, se ha evidenciado un énfasis en los estudios sobre innovación en mayor medida con datos provenientes de los países desarrollados y orientados a las empresas de alta intensidad; tecnológica.
Sin embargo, algunos investigadores observaron que la realidad era distinta. Así, Arundel, Bordoy y Kanerva (2007) señalan que existen empresas innovadoras que no realizan inversiones en investigación y desarrollo. A estas empresas se las denominó como innovadores olvidados, porque no eran tomadas en cuenta por sus gobiernos en el diseño de políticas para promover la innovación.
Es por estos motivos que se hace necesario analizar el comportamiento de las empresas de baja y media baja intensidad tecnológica, debido a su contribución con el crecimiento de las economías en las que participan, el número de puestos de trabajo que ofrecen y las innovaciones introducidas en el mercado (Heidenreich, 2009; Hirsch-Kreinsen & Jacobson, 2008).
También se debe señalar que las industrias de baja y media baja intensidad tecnológica se caracterizan por la innovación y la adopción gradual, es decir, una mejora constante de sus productos de acuerdo con la demanda del mercado; a menudo se centra en la eficiencia de la producción, la diferenciación del producto y la comercialización (Von Tunzelmann & Acha, 2005). En esa misma línea, Heidenreich (2009) realizó un estudio basado en la cuarta encuesta de innovación de la Comunidad (CIS4) y encontró que las empresas que pertenecen a las industrias de baja y media baja intensidad tecnológica están caracterizadas por la realización de innovación en procesos, la organizacional y la de marketing; estas presentan una alta dependencia de la provisión externa de máquinas, equipos y software.
En relación a otras actividades realizadas por las empresas de baja y media baja intensidad tecnológica, podemos citar a Sciascia, D'oria, Bruni y Larrañeta (2014), quienes señalan que las industrias de baja o media baja intensidad tecnológica, citando a Santamaría, Nieto y Barge Gil (2009), tienden a aprender más allá de las actividades vinculadas a la investigación y desarrollo a través del conocimiento formal e informal entre las empresas.
Existe un excesivo énfasis en la literatura que sostiene que la innovación se logra fundamentalmente con la inversión en investigación y desarrollo (Hervas-Oliver, Garrigos, & Gil-Pechuan, 2011). Además, mucha de la evidencia empírica sobre innovación está referida a los estudios en las empresas de alta intensidad tecnológica (Parida, Westerberg, & Frishammar, 2012; Alegre, Sengupta, & Lapiedra, 2013). Por ello, este estudio pretende contribuir analizando cómo la innovación no tecnológica influye en la innovación tecnológica (Volberda, Van Den Bosch & Heij, 2013). También, busca ayudarnos a profundizar nuestra comprensión sobre las empresas que llevan a cabo innovaciones tecnológicas sin llevar a cabo inversiones en investigación y desarrollo (Huang, Arundel & Hollanders, 2011).
Los objetivos de esta investigación están enfocados en tres aspectos. El primero se orienta a la relación que existe entre las innovaciones no tecnológicas y su asociación con las innovaciones tecnológicas. El segundo está enfocado en aquellas actividades no relacionadas con la inversión en investigación y desarrollo, que permiten desarrollar innovaciones en productos y procesos; entre estas actividades se encuentran la adquisición de maquinaria, hardware y software; la aplicación de diseño y de técnicas de ingeniería industrial; la capacitación para las actividades de innovación, y la realización de estudios de mercado para introducción de innovaciones. El tercer aspecto se centra en analizar cómo las fuentes de conocimiento externas (los clientes y proveedores) están asociadas con las innovaciones tecnológicas en las empresas de baja y baja media intensidad tecnológica.
A continuación, se presenta una revisión de la literatura. A través de los antecedentes teóricos, se plantean las hipótesis, se describe la metodología, se exponen los resultados y, a partir de esto, se presenta la discusión de los resultados y las conclusiones.
1. Antecedentes de estudio y planteamiento de hipótesis
Es importante señalar que existen un enorme grupo de empresas que desarrolla innovaciones sin llevar a cabo inversiones en Investigación y Desarrollo (I&D). A estas empresas las han denominado "innovadores olvidados", debido a que los gobiernos no han delineado políticas que alienten el desarrollo de innovaciones en este sector de empresas (Barge-Gil, Nieto & Santamaria, 2011).
En su mayoría, los estudios previos se enfocan en la importancia de las actividades de I&D como factores determinantes de la innovación (Hirsch-Kreinsen, Jacobson, Laestadius & Smith, 2005). Sin embargo, la innovación es "la búsqueda y el descubrimiento, la experimentación, el desarrollo, la imitación y la adopción de nuevos productos, nuevos procesos de producción y nuevas configuraciones organizativas" (Dosi, 1988, p. 222), es decir, muchas de las actividades que nos orientan a la innovación no se basan en la investigación y desarrollo. Tal como lo afirma, Nelson «es importante comprender que no todas las actividades e inversiones realizadas por las empresas en las innovaciones se llevan a cabo en laboratorios de I&D, o se cuentan como I&D» (2000, p.13).
2. Planteamiento de las hipótesis
La revisión de la literatura señala que las innovaciones no tecnológicas e innovaciones tecnológicas han sido estudiadas por muchos investigadores. Por ejemplo, Schmidt y Rammer (2007) analizan los efectos de las innovaciones no tecnológicas (innovaciones organizacionales y comerciales) y las compara con las innovaciones tecnológicas, usando una base de datos CIS 4 de Alemania llevada a cabo en 2005. Sus resultados muestran que las innovaciones tecnológicas y no tecnológicas están muy relacionadas las unas con las otras; así, se puede decir que las innovaciones comerciales coinciden con las innovaciones en productos, o las innovaciones organizacionales a menudo introducen nuevas innovaciones en procesos. Por su parte, Mothe y Uyen Nguyen Thi (2010) estudiaron la importancia de la innovación comercial, que favorece la propensión para innovar; tanto la innovación comercial como la organizacional conducen a una mayor propensión para introducir nuevos o mejorados productos o servicios. En tanto, Battisti y Stoneman (2010) señalaron que el amplio rango de innovaciones puede ser resumido en dos grandes categorías: la organizacional y la tecnológica, ambas complementarias, pero no sustitutas las unas de las otras. Así mismo, Camisón y Villar-López (2014) condujeron una investigación sobre innovación y confirmaron que la innovación organizacional favorece el desarrollo de las innovaciones tecnológicas y ambas permiten a la empresa mejorar su desempeño. En esta misma línea, Min, Ling y Piew (2015) analizaron cómo la innovación organizacional influye en la innovación tecnológica.
Por otro lado, para diferenciar los conceptos de innovación, Geldes, Felzensztein y Palacios-Fenech (2017) indican que la innovación en una empresa puede ser no tecnológica, como la innovación organizacional y comercial, o tecnológica, como la innovación en productos o procesos. Los autores plantean un modelo que pretende tener una mejor comprensión sobre cómo la innovación no tecnológica influye en la innovación tecnológica. Por ello, se proponen las siguientes hipótesis.
Hipótesis 1a: La innovación organizacional está asociada con la propensión de la innovación en productos en las empresas innovadoras que no realizan inversión en I&D.
Hipótesis 1b: La innovación en marketing está asociada con la propensión de la innovación en productos en las empresas innovadoras que no realizan inversión en I&D.
Hipótesis 1c: La innovación organizacional está asociada con la propensión de la innovación en procesos en las empresas innovadoras que no realizan inversión en I&D.
Hipótesis 1d: La innovación en marketing está asociada con la propensión de la innovación en procesos en las empresas innovadoras que no realizan inversión en I&D.
Además, Pavitt (1984) indica que los sectores industriales que están dominados por proveedores, como los fabricantes de textiles, cuero y calzado, que también son ejemplos típicos de industrias de baja intensidad tecnología, tienden a centrarse en sus esfuerzos innovadores de desarrollo de capacidades, a través de la compra de maquinaria y equipo avanzado.
En relación a qué actividades de innovación ayudan a las empresas no intensivas en investigación y desarrollo, se puede mencionar, según Arundel et al. (2007), la compra de maquinarias, equipos y software con la intención de mejorar su capacidad de innovación. También, Arbussa y Coenders (2007) indican que la compra de maquinaria, hardware y software ayuda a las empresas a mejorar su capacidad de innovación.
Por otro lado, Potter (2009) afirma que para implementar productos o procesos nuevos o mejorados, es decir, actividades de innovación, se requiere la compra de maquinaria y equipo. Entre las máquinas avanzadas, tenemos, por ejemplo, hardware de computadora, que es necesario para los procesos y productos mencionados; esta tecnología se puede usar directamente porque ya está incorporada en el equipo y la maquinaria. Según Santamaría et al. (2009), no solo las actividades de I&D son una fuente de innovación para la empresa, sino también otro tipo de actividades, incluido el conocimiento y la experiencia adquirida mediante el uso de maquinaria y herramientas avanzadas; así, encontramos una fuente de innovación para empresas de baja y mediana baja intensidad tecnológica.
También, Zuniga y Crespi (2013) indican que las estrategias de innovación a utilizar son aquellas que permiten la innovación tecnológica de productos y / o procesos innovadores, que pueden consistir en la inversión en investigación y desarrollo (I&D); la adquisición de tecnología en el mercado mediante la contratación de I&D, tecnología de licencias y know-how; contratación de servicios técnicos y de ingeniería, y la adquisición de maquinaria y equipos que favorecen la innovación.
Basado en lo expuesto, se pueden plantear las siguientes hipótesis:
Hipótesis 2a: La adquisición de maquinaria, hardware y software está asociada con la propensión de la innovación en productos en las empresas innovadoras que no realizan inversión en I&D.
Hipótesis 2b: La adquisición de maquinaria, hardware y software está asociada con la propensión de la innovación en procesos en las empresas innovadoras que no realizan inversión en I&D.
Las empresas llamadas los non R&D innovators, que reciben ese nombre porque realizan actividades fuera de la I&D, manifiestan que realizan innovaciones en productos y procesos. Santamaría et al. (2009) confirman esto en su investigación; ellos analizaron los factores de éxito en los procesos de innovación en las empresas de baja y media intensidad tecnológica y encontraron que estas logran innovaciones en productos y procesos mediante la realización del diseño, un ejemplo de actividades non R&D. En su investigación Huang, Arundel y Hollanders (2010) reafirman lo anterior: las empresas pueden innovar a través de las técnicas de la ingeniería de la producción o el diseño industrial.
Así mismo, Hervas-Oliver et al. (2011) analizaron más de 2000 empresas de manufactura españolas y encontraron que las innovaciones en productos y procesos se pueden explicar usando variables distintas a la I&D, una de ellas el diseño. Para Filippetti (2011), la actividad del diseño ha recibido poca atención en la investigación sobre los diferentes modos de innovación, a pesar de que el diseño constituye una de las principales fuentes de aprendizaje y generación de conocimiento. Lee y Walsh (2016), revisando la literatura sobre los procesos de innovación en los distintos tipos de empresas, identificaron que las actividades fuera de la I&D, tales como el entrenamiento, el marketing y el diseño, justifican el desarrollo de las innovaciones.
Por lo tanto, se pueden plantear las siguientes hipótesis:
Hipótesis 3a: El diseño y la técnica de ingeniería industrial está asociada con la propensión de la innovación en productos en las empresas innovadoras que no realizan inversión en I&D.
Hipótesis 3b: El diseño y la técnica de ingeniería industrial está asociada con la propensión de la innovación en procesos en las empresas innovadoras que no realizan inversión en I&D.
Otro aspecto importante relacionado con las actividades de no I&D que están asociadas a la realización de las innovaciones en productos y procesos es la capacitación o entrenamiento al personal, que permite fomentar la innovación. En esa línea, Thornhill (2006) encontró que las inversiones en el entrenamiento están asociadas positivamente con la realización de innovaciones en la empresa. También, Rammer, Czarnitzki y Spielkamp (2009), que analizaron las pequeñas y medianas empresas alemanas, encontraron que aquellas organizaciones que no realizan inversiones en I&D implementan innovaciones mediante prácticas administrativas, las cuales incluyen reclutar a personal que desarrolle innovaciones o capacitando al personal para enfrentar los retos de las innovaciones. Hervas-Oliver et al. (2011) también indican que la realización de la capacitación al interior de la empresa favorece el desarrollo de las innovaciones. Sung y Choi (2014) analizaron 260 empresas coreanas que representan a distintas industrias y concluyeron que los gastos en entrenamiento interno incrementan el desempeño innovador de la empresa.
De esta manera, se pueden plantear las siguientes hipótesis:
Hipótesis 4a: La capacitación para las actividades de innovación está asociada con la propensión de la innovación en productos en las empresas innovadoras que no realizan inversión en I&D.
Hipótesis 4b: La capacitación para las actividades de innovación está asociada con la propensión de la innovación en procesos en las empresas innovadoras que no realizan inversión en I&D.
Las innovaciones en los productos y los procesos requieren de información proporcionada por los clientes, así lo afirman West y Bogers (2014), quienes precisan que la información proveniente de los clientes permite conocer sus necesidades actuales de nuevos productos y servicios. Por otro lado, Ren, Eisingerich y Tsai (2015) consideran que los esfuerzos de marketing permiten a las empresas conocer más acerca de las necesidades de sus clientes, acerca de sus competidores y las tendencias del mercado. Por ello, Baldwin y Von Hippel (2011) señalan que los fabricantes deben comunicarse con sus clientes potenciales por medio de los estudios de investigación de mercados. Su investigación muestra que después de haberse encuestado a empresas de diferentes industrias, dicha información ha permitido desarrollar innovaciones en procesos; de manera similar, Piening y Salge (2015) mostraron que los estudios de mercado permiten conocer los cambios en las necesidades de los clientes y ayudan a mejorar las innovaciones en procesos.
Por todo ello, se proponen las hipótesis siguientes.
Hipótesis 5a: Los estudios de mercado para introducción de innovación están asociados a la propensión de la innovación en productos en las empresas innovadoras que no realizan inversión en I&D.
Hipótesis 5 b: Los estudios de mercado para introducción de innovación están asociados a la propensión de la innovación en procesos en las empresas innovadoras que no realizan inversión en I&D.
Si se parte del enfoque de innovación abierta de Chesbrough y Teece (1996), se puede entender que en la medida en que las empresas tengan acceso a fuentes externas de conocimientos, como son los clientes y los proveedores, podrán mejorar su capacidad de innovación (Berchicci, 2013) y su desempeño innovador (Frenz & Ietto-Gillies, 2009). Así, Avermaete, Viaene, Morgan, Pitts, Crawford y Mahon (2004) señalaron que los clientes y los proveedores de equipos son considerados como una de las fuentes de innovación en productos y en procesos; también, Leiponen y Helfat (2010) proponen que tener más acceso a un mayor número de fuentes de conocimiento mejora el desempeño innovador; entre las fuentes mencionadas se encuentran los clientes y proveedores.
En esa misma línea, Moilanen, Øsbye y Woll (2014) analizaron las empresas innovadoras que no realizan inversión en I&D y concluyeron que estas recurren con mayor frecuencia a las fuentes de conocimiento, como son los clientes y proveedores, Moilanen, Øsbye y Woll (2014) analizaron las empresas innovadoras que no realizan inversión en I&D y concluyeron que estas recurren con mayor frecuencia a las fuentes de conocimiento, como son los clientes y proveedores, que las empresas innovadoras que realizan inversión en I&D. Por otro lado, West y Bogers (2014) mostraron que, entre las fuentes de conocimiento externas, se pueden considerar a los clientes y a los proveedores.
De esta manera, se pueden proponer las siguientes hipótesis:
Hipótesis 6a: Las fuentes de conocimientos externas (clientes y proveedores) están asociadas con la propensión de la innovación en productos en las empresas innovadoras que no realizan inversión en I&D.
Hipótesis 6b: Las fuentes de conocimientos externas (clientes y proveedores) están asociadas con la propensión de la innovación en procesos en las empresas innovadoras que no realizan inversión en I&D.
3. Metodología
3.1. Muestra y datos
La población objetiva del estudio está conformada por las empresas de manufactura peruanas de baja y media-baja intensidad tecnológica (L&LMT) que no realizaron actividades de Investigación y Desarrollo (I&D) interna y/o externa durante 2014. La unidad de análisis fueron las empresas que participaron en la Encuesta Nacional de Innovación en la Industria Manufacturera 2015. Según reporta el Instituto Nacional de Estadística e Informática, la información ha sido obtenida mediante la entrevista directa, con cada informante asignado por las empresas consideradas en la muestra. La encuesta se desarrolló en las regiones Lima, Arequipa, La Libertad, Áncash, Ica, Piura, Ucayali, Lambayeque, Junín y San Martín. Se ha verificado que, en conjunto, las empresas de estas regiones generan más del 90 % del valor de la producción de la actividad manufacturera a nivel nacional. Este informe de encuesta se llevó a cabo en 2015 y estuvo a cargo del personal de encuestadores capacitados para desarrollar esa labor. La ejecución del trabajo de campo tuvo por resultado 1452 encuestas realizadas que cubren el periodo de tres años consecutivos (desde 2012 hasta 2014); posteriormente, para el análisis, nos centramos en 2014. Se consideran en la muestra de estudio 834 empresas manufactureras, debido a nuestro interés para analizar las innovaciones de productos y procesos.
La tabla 1 presenta una estadística descriptiva de las empresas que se incluyen en la muestra. Se propone una segmentación en grandes, medianas y pequeñas empresas.
3.2. Medidas
Las variables dependientes son relativas al rendimiento de innovación en un periodo específico. La innovación de productos tuvo lugar cuando la empresa declaró que había introducido productos completamente nuevos o productos con modificaciones importantes. Es una variable dicotómica, tomando el valor 1= cuando se ha producido la innovación del producto; de lo contrario, 0.
La innovación de procesos sucede cuando la empresa indicó que había introducido algunas modificaciones significativas en el proceso de producción; también es una variable dicotómica.
En la tabla 2 tenemos la descripción de las variables dependientes, independientes y de control a considerar en los modelos:
Se incluyeron los controles para las características específicas de la empresa, como el de tamaño, la edad, los estudios superiores, las ventas y la diversificación.
3.3. Método de análisis
Las variables dependientes presentan un carácter binario. El modelo asignado para la parte empírica es la regresión logística PROBIT, de manera que se pueda explicar la probabilidad de realizar innovaciones en productos y procesos (t) por cada empresa como observación (i). El modelo toma la siguiente forma:
Innovación t, i 2014
=Const + Innovación no tecnológica
+ Actividades de innovación + Fuentes externas
+ Variables de control + ε i
El modelo con todas las variables se representa:
Innovación t,i
=Const+ β_(1.)
* Innovación no tecnológica[Innovación en organización
+ Innovación en comercialización]i
+ β 2 Actividades de innovación[Bienes de capital + Hardware
+ Software + Diseño industrial + Capacitación en innovaciones
+ Estudios de mercado]i
+ β 3 Fuentes externas[Clientes + Proveedores]i
+ β 4 Variables de control[Tamaño empresa + Edad de empresa
+ Empresa exportadora + Grupo]i + ε i
Se estiman dos modelos para cada uno de las innovaciones tecnológicas, innovación de producto e innovación de proceso. El primero con las diferentes actividades de innovación más allá de las I&D internas y/o externas y las distintas fuentes externas, el segundo, aumentando las variables de control en las innovaciones de producto y de proceso.
Se estimaron por separado dentro de las empresas L&MT para poder comprender los determinantes de la innovación en producto y proceso.
4. Resultados
El impacto de las actividades de innovación en las industrias L&LMT se muestra en la tabla 3. Se examinan los coeficientes de las diferentes actividades de innovación en las dos medidas del rendimiento de la innovación tecnológica. El coeficiente del modelo PROBIT muestra cuánto crece la probabilidad de que una empresa innove con un aumento en esa variable independiente, mientras mantiene constante las otras variables independientes. Además, se controlan las especificaciones de la empresa.
El análisis permite mostrar la importancia de otras actividades más allá de las I&D formal, para así lograr resultados de innovación tecnológica en las empresas L&LMT. Junto con actividades de diseño, capacitación, adquisición de bienes de capital y estudios de mercados, se destacan como factores críticos en la generación de innovación de productos y procesos en las empresas de baja- media-baja intensidad tecnológica (L&LMT).
5. Discusión
Las hipótesis 1a, 1b, 1c y 1d se aceptan si nos basamos en el valor de los coeficientes (odd ratios) obtenidos, es decir, la innovación organizacional está asociada a la propensión a innovar tanto en productos como en procesos (2.130 con una significancia de 0.001, y 1.341 con una significancia de 0.001, respectivamente). Estos resultados se condicen con los obtenidos por Camisón y Villar-López (2014), Ming et al. (2015) y Geldes et al. (2017).
En cambio, la innovación en comercialización se vincula a la propensión a innovar tanto en productos como en procesos, quizás en mayor medida en la de innovar en productos, como lo evidencian los coeficientes (2.183 con una significancia de 0.001, y 0.312 con una significancia de 0.05, respectivamente). Estos resultados se relacionan con los alcanzados por Mothe y Uyen Nguyen Thi (2010), y por Geldes et al. (2017).
Las hipótesis 2a y 2b se aceptan parcialmente, en otras palabras, la adquisición de maquinaria se relaciona con la propensión a innovar tanto en productos como en procesos (1.735 con una significancia de 0.001, y 1.097 con una significancia de 0.001, respectivamente). Estos resultados son similares a los conseguidos por Arundel et al. (2007) y Zuniga & Crespi (2013). La compra de hardware no influye en la propensión para realizar innovación tecnológica y la compra de software sí favorece la tendencia a las innovaciones en procesos con un coeficiente de 0.418 con un nivel de significación de 0.05; este último resultado es similar al referido por Arbussa y Coenders (2007).
Las hipótesis 3a y 3b se aceptan si nos basamos en el valor de los coeficientes (odd ratios) obtenidos, es decir, el diseño y las técnicas de ingeniería industrial están asociados a la propensión a innovar tanto en productos como en procesos (1.526 con una significancia de 0.05, y 0.722 con una significancia de 0.05, respectivamente). Estos resultados corresponden con los obtenidos por Huang et al. (2010) y Lee y Walsh (2016).
Las hipótesis 4a y 4b se aceptan si nos apoyamos en el valor de los coeficientes (odd ratios) obtenidos, es decir, la capacitación para las actividades de innovación se asocia a la propensión a innovar tanto en productos como en procesos (1.444 con una significancia de 0.05, y 0.429 con una significancia de 0.05, respectivamente). Estos resultados se relacionan con los concluidos por Thornhill (2006), y Sung y Choi (2014).
Las hipótesis 5a y 5b se aceptan si nos basamos en el valor de los coeficientes (odd ratios) obtenidos, dicho de otra forma, los estudios de mercado para desarrollar innovaciones están asociados a la propensión para innovar tanto en productos como en procesos (2.322 con una significancia de 0.05, y 1.041 con una significancia de 0.05, respectivamente). Estos resultados concuerdan con los alcanzados por Piening et al. (2015) para las innovaciones en procesos.
Las hipótesis 6a y 6b se aceptan solamente para las innovaciones en productos y se rechazan para las innovaciones en procesos si tomamos en cuenta el valor de los coeficientes (odd ratios) obtenidos; dicho de otro modo, las fuentes de conocimientos externos (clientes y proveedores) están asociadas con la propensión a innovar en productos (1.313 con una significancia de 0.10 para clientes, y 1.332 con una significancia de 0.05 para proveedores). Estos resultados guardan concordancia con lo señalado por Moilanen et al. (2014).
Cuando se analizan las variables de control, la única significativa es aquella referida a la pertenencia a un grupo, y solamente en la propensión de la innovación en procesos, con un coeficiente de 0.350 y con una significación de 0.05. Este resultado es contario al obtenido por Adeyeye, Jegede, Oluwadare y Aremu (2016), quienes analizaron las empresas de manufactura nigerianas y obtuvieron para las innovaciones en procesos un coeficiente positivo de 0.78, pero no significativo estadísticamente.
Conclusiones
Tomando una muestra de 834 empresas de manufactura en el Perú, pertenecientes a la categoría de empresas de baja y baja media intensidad tecnológica (L&LMT), y mediante la implementación de un modelo de regresión logística PROBIT que ha permitido evaluar las hipótesis, los resultados nos indican que las innovaciones no tecnológicas están asociadas positivamente con el desarrollo de innovaciones tecnológicas. También es importante señalar que las empresas L&LMT que llevan a cabo adquisiciones de maquinaria aplican enfoques de diseño y técnicas de ingeniería industrial, capacitan a su personal para fomentar las actividades de innovaciones y realizan estudios de mercado son más propensas a desarrollar innovaciones en productos y procesos.
En tanto, entre las limitaciones, se pueden señalar la naturaleza transversal de este estudio, lo cual limita generalizar la causalidad entre los constructos; además, se puede considerar una limitación el uso de la base de datos de una encuesta nacional, cuyos cuestionarios siempre son factibles de ser mejorados.
Por último, se sugiere que se lleven a cabo futuras investigaciones en las economías emergentes, específicamente en las empresas de baja y media baja intensidad tecnológica, pues las empresas que pertenecen a las economías emergentes no realizan o realizan muy poca inversión en investigación y desarrollo; de esta manera, se podrá identificar patrones de comportamiento en la realización de actividades que conduzcan a la realización de innovaciones. Es importante recordar que las empresas de baja y baja media intensidad tecnológica contribuyen de manera significativa al producto bruto interno de sus países y en la creación de puestos de trabajos, por ello futuros estudios pueden ayudar a los gobiernos a mejorar las políticas de incentivos al desarrollo de innovaciones.