El presente trabajo tiene como objetivo problematizar las relaciones de poder, las desigualdades sociales y las violencias que emergen y se despliegan en el espacio público, tomando como caso la Plazoleta de la quindianidad en Armenia, pero abriendo la posibilidad a convergencias y divergencias con otras espacialidades en el contexto latinoamericano...
Introducción
Es en la ciudad y en el espacio público, como articulador de lo urbano, donde se disputan los intereses de los diferentes grupos sociales complejos y diversos, así como las relaciones desiguales y hegemónicas entre instituciones, mercado y ciudadanía, "La ciudad es el lugar donde se entremezcla gente de todo tipo y condición, incluso contra su voluntad o con intereses opuestos, compartiendo una vida común" (Harvey, 2013, p. 107). Para Ramírez Kuri (2015) en los espacios públicos de centralidades estratégicas se concentran las tensiones y conflictos de la ciudad; una de las prácticas sociales emergente de estas tensiones es la informalidad, la cual es generadora de ingresos económicos a través de intercambios comerciales de bienes y de servicios. "Estas prácticas se distinguen no sólo por organizarse en forma corporativa con relaciones sociales y de poder asimétricas entre los participantes, sino por desarrollarse en forma irregular, al margen del marco legal y carentes de compromisos contractuales" (p. 24).
El presente trabajo tiene como objetivo problematizar las relaciones de poder, las desigualdades sociales y las violencias que emergen y se despliegan en el espacio público, tomando como caso la Plazoleta de la quindianidad en Armenia, pero abriendo la posibilidad a convergencias y divergencias con otras espacialidades en el contexto latinoamericano, ya que en esta región "la desigualdad es un fenómeno central que interviene en el proceso de construcción de lo público, lo que se expresa en las relaciones sociales y de poder" (Ramírez Kuri, 2015, p. 15) . Entiendo que el espacio público es el resultado de las complejidades sociales, situadas espaciotemporalmente, propias de las relaciones entre sujetos y grupos con diversas maneras de ejercer vida en un territorio. Es en tensión con el territorio como surge lo que, en términos de Quintero (2010), se plantea como "la preocupación por entender cómo se articula, dónde se inscribe, con qué rostros se encubre, por qué rutas transita y cómo se moviliza el poder en las tramas sociales" (p. 41). Con estos objetivos en mente, se realiza un análisis categorial, que surge de las diferentes disputas evidenciadas en el lugar, a través de un acercamiento empírico que involucra diferentes técnicas y sujetos que tienen actuación en él (ocupante, transeúnte, planeador), desde una postura de interpelación y denuncia, propia de un enfoque critico social.
El sector del Centro Administrativo Municipal (CAM) donde se encuentra la Plazoleta de la quindianidad, en el centro urbano de Armenia, se constituye como un escenario de entrecruzamiento del poder y la marginalidad, allí se aprecian dinámicas particulares y diversidad de usos y apropiaciones del espacio público, que nacen de las necesidades y tensiones de un sistema de organización social y urbana desigual, el cual está estructurado bajo nociones de clase, genero, raza, sexo, etc. Actualmente, este espacio público es un lugar de disputas y despojos, donde coexisten relaciones de poder, desigualdades sociales y violencias entre sujetos que lo ocupan, lo transitan o tienen algún interés o incidencia en el espacio.
Encuadre Teórico
Los espacios públicos pueden interpretarse como el producto socialmente construido en contextos sociales específicos dentro de áreas espaciales específicas en un momento específico. Como consecuencia, los espacios públicos no pueden interpretarse como un espacio singular dentro de una sociedad homogénea (Henry et al., 2015). Esta socialización compleja o multidimensional, además de estar inmersa en un contexto espacial, temporal e histórico, también es atravesada por discursos, significados, subjetividades, imaginarios, poder y dominación, que establecen asimetrías y desigualdades entre sujetos o grupos sociales:
En las grandes ciudades contemporáneas, el espacio público se ha convertido en el resultado de un urbanismo espectacular, ostentado en obras magnificentes que procuran incorporarlas en el mercado global, atraer inversión y obedecer a los imaginarios idílicos de las clases medias y altas. Con ello se deja en el olvido el espacio público de las clases populares que se reproduce desde la lógica del uso que ellas hacen de él, sin apoyo económico ni gubernamental ni privado. (Filipe & Ramírez, 2016, p. 43)
Las disimiles formas de habitar y ocupar el territorio tienen una expresión física en el lugar, delimitando zonas que están bajo control tanto de manera oficial como por los diferentes ejercicios de poder que se dan en el territorio. Sin embargo, como lo argumenta Cortés (2008), "no se debe olvidar tampoco que no hay relaciones de poder sin medios para escapar o luchar. Las relaciones de poder y las estrategias de lucha aparecen cada una como un límite para la otra" (p. 143). Son precisamente esas resistencias las que hacen del espacio público un lugar de forcejeo constante, de límites y concesiones en múltiples direcciones, medios y formas, Pelli (2020) sostiene:
... las fronteras físicas son la materialización de las diferentes maneras de apropiación del espacio urbano, las cuales se manifiestan como hechos que generan mayor tensión entre los actores involucrados, tensión que se expresa en una dinámica de ataque - defensa - ataque, donde las relaciones de poder prevalecen y remarcan las capacidades desiguales. (p. 113)
En la sociedad confluyen diversas desigualdades y sistemas de dominación que se soportan mutuamente y que son marcados a través de límites físicos o simbólicos que excluyen a ciertos sujetos o grupos con diferentes formas de ejercer vida. Como afirma Reygadas (2004), la desigualdad se produce y reproduce en torno a fronteras que tienen tres características cruciales para entender la desigualdad: la impermeabilidad, la bilateralidad y el tipo de flujos que permiten.
Las fronteras sociales pueden ser más o menos impermeables, más o menos porosas, pueden permitir que pasen a través de ellas muchas cosas o muy pocas. Un grupo puede estar muy interesado en hacer más permeable determinada frontera, para tener un mejor acceso a los recursos de los otros, pero en cambio le interesa cerrar otra frontera, para proteger de sus competidores o enemigos alguna ventaja que ya posee. (p. 16)
En los intersticios de estas fronteras sociales se tejen diferentes tipos de violencias que establecen el orden piramidal del ejercicio de poder. Como lo expresa Munck (2008), la violencia (como el poder) no es simplemente represiva, sino que produce efectos sociales y políticos. También puede, por supuesto, ser eficaz en la búsqueda de objetivos políticos. Debemos recordar que la violencia opera como una actividad social a diferentes escalas espaciales.
Por otro lado, las relaciones de poder pueden ser entendidas como los modos en los que una sociedad se organiza simbólicamente en la vida común y constituye realidades materiales, espacialidades, corporalidades y subjetividades. Para Grimson y Caggiano (2010) esas relaciones son "los valores y las creencias, el sentido de las prácticas, las formas de concebir lo propio y lo extraño, lo semejante y lo diferente, y de definir las categorías que procuran ordenar el mapa social" (p. 17), a partir de su articulación con construcciones jerárquicas, desiguales y mecanismos de exclusión e inclusión de unos u otros.
Existe un vínculo entre las relaciones de poder y la violencia; aunque son términos opuestos, la ausencia de uno permite la existencia del otro, "La violencia, decimos, surge cuando el poder se halla en peligro, conduciendo a la pérdida del poder. Así, cada disminución del poder constituye una invitación abierta a la violencia." (Arias, 2011, p. 52). El poder requiere de sujetos sobre los cuales ejercer dominio, mientras que la violencia los disminuye hasta el punto de su exterminio (violencia directa, física).
Metodología
La investigación es de tipo cualitativa con un enfoque crítico social y un marcado carácter reflexivo y autorreflexivo sobre las complejidades sociales y las relaciones de poder que configuran el territorio, específicamente en el espacio público. Como plantea Cebotarev (2003):
Para la Teoría Crítica, el mundo es complejo y jerárquico, dividido en grupos con intereses conflictivos. Las percepciones culturalmente construidas del mundo con frecuencia esconden su verdadera naturaleza. Esto es particularmente engañoso en relación con las relaciones de poder que gobiernan la existencia humana. (p. 15)
Este trabajo se vale de un pluralismo metodológico y de diferentes técnicas de investigación con la finalidad de escudriñar en la comprensión de unas realidades situadas, con un contexto espacial y temporal especifico (ver Tabla 1). Para García (2014), el pluralismo metodológico representa la necesidad de recurrir a diferentes métodos y perspectivas para una investigación, cada aspecto de la realidad que motiva el estudio se le puede atribuir una determinada metodología y/o técnica.
En este trabajo se entiende por ocupante aquel sujeto que realiza actividades cotidianas de permanencia durante tiempos prolongados en el espacio público, por lo general económicas e "informales"; algunos de ellos son vendedores de alimentes perecederos, vendedores ambulantes, emboladores, personas ejerciendo la prostitución y jornaleros. Por su parte, el término transeúnte hace referencia a aquellos sujetos cuya actividad más representativa es caminar, atravesar el sector, normalmente porque sus actividades las hacen en lugares aledaños o porque adquieren bienes y servicios en el sector.
Para la interpretación de las realidades contextuales en el sector del CAM, teniendo presente la red que se teje entre el ejercicio del poder y las prácticas cotidianas de los sujetos, se plantean cinco categorías de análisis: relaciones entre sujetos ocupantes, relaciones entre sujetos ocupantes y transeúntes, recorridos, percepciones de transeúntes y usos del espacio, las cuales tienen como escenario el espacio público, física y simbólicamente.
Resultados y Discusiones
Relaciones entre Sujetos Ocupantes
Hay una relación de subordinación, ejercida por las autoridades y la administración pública, en la que los sujetos que ocupan el espacio reconocen la incidencia del nivel jerárquico y de poder desplegado por las instituciones (administración municipal y policía) sobre sus actividades dentro del sector.
Si en un momento dado que digan que tenemos que desalojar porque viene una visita, no nos quieren ver acá ese día o en un rato, pues nosotros no nos vamos a enojar, vamos a hacer caso, porque nosotros no nos podemos meter con la ley. (Ocupante, comunicación personal, 4 de octubre de 2019)
Los sujetos ocupantes son subalternizados a través de múltiples violencias relacionadas con el uso de la represión y la fuerza por parte de las instituciones públicas, las cuales recurren a abusos sobre ciertos grupos sociales, estableciendo un temor generalizado y promoviendo un "buen" comportamiento (sujetos controlados) en el espacio público. La primera casa feminista del Quindío, organización Yukasa, afirma:
Las mujeres trans se han visto obligadas a salir a trabajar y la Policía Nacional las ha perseguido y correteado, algunas son golpeadas, les han cobrado comparendos y además abusan de la autoridad pidiéndoles que se desnuden, reteniendo sus documentos y humillándolas usando nombres masculinos, irrespetando su identidad de género. (Comunicación personal, 2 de junio de 2020)
Por otro lado, existe una diferencia muy marcada entre las personas que desempeñan actividades "informales" con permisos oficiales y quienes lo hacen sin él, lo cual establece un nivel de desigualdad y privilegios de unos frente a otros: "en partes hay gente que no le dan el permiso, no tienen la misma suerte que uno (silencio) entonces esa gente está en desigualdad" (Ocupante, comunicación personal, 4 de octubre de 2019). Cuando cierto grupo social recibe alguna condición especial o de poder, el discurso y actuar cambian, en muchos casos violentando a quienes históricamente han ocupado el mismo espacio con condiciones similares de marginalidad.
Se destaca que las personas que ejercen la prostitución y venta de drogas (sustancias psicoactivas) son invisibilizadas por los demás actores marginados que ocupan el espacio; sin embargo, quienes observan desde afuera (transeúntes) manifiestan que estas actividades tienen un impacto negativo en el sector, y esa es una de las primeras percepciones con que relacionan ese lugar. Esto se interpreta como un tipo de complicidad codificado por los mismos actores del lugar quienes ocultan, intencional o de manera naturalizada, ciertas actividades que tienen un carácter reprobatorio desde lo legal y/o moral.
También, se evidencian estructuras de control internas entre los mismos sujetos en condición de marginalidad que ocupan el lugar, estas estructuras detonan violencia directa (física) como forma de organización de poder y de jerarquía, tal es el caso de "una trabajadora sexual que resultó agredida con arma blanca por otra colega en la tarde del sábado" (La Crónica del Quindío, 2019a).
Relaciones entre Sujetos Ocupantes y Transeúntes
Parte de los sujetos que ocupan el lugar, como resultado de sus actividades comerciales, reconocen al transeúnte como un cliente al cual le prestan un servicio y con quien establecen un intercambio. En su mayoría no perciben una imagen negativa por parte de los transeúntes, "nosotros simplemente estamos atentos a prestar un servicio" (Ocupante, comunicación personal, 2 de octubre de 2019).
Cabe resaltar que la relación entre ocupante y transeúnte posibilita y sostiene la ocupación del espacio público. Debido a las dinámicas comerciales de los ocupantes, hay una mayor conglomeración cerca de las vías y los andenes perimetrales; estos son lugares claves para el intercambio con los transeúntes, tanto para quienes circulan peatonalmente, como para quienes pasan en sus vehículos.
Los transeúntes mencionan que solo usan este espacio por obligación: "Cuando tengo que ir es porque tengo que comprar un artículo que no consigo sino ahí, entonces trato de no ir, ni a pie ni en carro, no es un sitio agradable" (Transeúnte, comunicación personal, 24 de octubre de 2019). Si bien es evidente que en este lugar hay unas relaciones de intercambio, legales o ilegales, muchas de estas actividades son ocultadas tanto por transeúntes como por ocupantes. Los sujetos externos, incluidos transeúntes frecuentes y ocasionales, promueven en su discurso la necesidad de desalojar y desaparecer estas actividades, pero es con ellos mismos con quienes se dan los intercambios, en muchos casos en lo oculto, en las márgenes, lo que incide en la exclusión y el recrudecimiento de la violencia en el sector.
De acuerdo con el presidente ejecutivo de la Cámara de Comercio de Armenia y el Quindío, sobre las intervenciones de "embellecimiento" en el sector, "Este es un proyecto de cultura ciudadana, de aporte a la comunidad. Todo va muy bien. Es una apropiación cultural y social de la zona para que todos la defendamos" (La Crónica del Quindío, 2019b). En esto se evidencia un discurso violento, ya que se hace referencia a un espacio de todos, de aporte a la comunidad, pero que debe ser defendido. Eso se puede interpretar como que hay unos ciudadanos que son considerados parte de ese "todos" y otros que están por fuera, de los cuales se debe defender el lugar, desconociendo otras formas de apropiación del espacio y asociando el control y la vigilancia al "embellecimiento".
Recorridos
La policía es vista como una entidad que controla y castiga las actividades realizadas por los actores que ocupan el lugar y no como una entidad que promueve el ejercicio de los derechos y libertades públicas en el territorio. En ese sentido, los recorridos presentan dos fronteras: por un lado, las autoridades públicas (principalmente policía), que controlan hasta dónde y quiénes pueden usar el lugar y, por otro lado, la percepción de inseguridad, que restringe el recorrido por ciertos espacios, para algunas personas, y delimita actividades, generando una zonificatión en el lugar, la cual se establece de manera diferencial para ocupantes (diferente también entre ellos) y transeúntes. De acuerdo con los transeúntes "A mí tampoco me gusta mucho [transitar por el sector] y cuando me toca, porque en realidad lo que necesito está por allá, paso corriendo" (Transeúnte, comunicación personal, 24 de octubre de 2019).
La subordinación por parte de la administración pública de los sujetos ocupantes determina la permanencia o desplazamiento en el lugar, la estabilidad está relacionada con autorizaciones y permisos que tienen algunos para el uso del espacio público, "Yo soy estable, yo soy aquí estable, yo tengo el permisito" (Ocupante, comunicación personal, 4 de octubre de 2019); en las demás actividades, que no cuenta con autorización, se evidencia una mayor movilidad, pocas permanencias y constantes recorridos alrededor del sitio.
Sumado a esto, la administración pública establece categorías de ciudadanos, dando soluciones y ciertos beneficios a quienes podrían tener mayor posibilidad de movilización (presión social); sin embargo, margina y recrudece la violencia con otros actores que no presentan asociatividad, como es el caso de los habitantes en situación de calle, los vendedores de artículos de segunda y las mujeres trans que ejercen la prostitución. Como señala La Crónica del Quindío (2017, n.p.), "Con la presencia de policías, vallas, el desalojo de habitantes de calle y comerciantes de artículos de segunda, la administración municipal trabaja en la recuperación del espacio que está ubicado en las afueras del Centro Administrativo Municipal, CAM".
Percepciones de transeúntes
Predomina una percepción del espacio público del sector relacionada con la ilegalidad e inseguridad. Hay reconocimiento de actividades no mencionadas por los sujetos que ocupan el lugar, discursos ocultos, algunas de esas actividades se encuentran por fuera de lo legal y están presentes en la dinámica cotidiana del sitio, como el ejercicio de la prostitución, microtráfico y comercio de objetos robados. Se percibe el lugar como lleno de personas con ocupaciones informales y atestado de delincuencia, consumo de drogas y prostitución: "Las otras personas, que son las causantes de la imagen tan deteriorada que tienen los demás del lugar son los del microtráfico, las personas que trabajan pues sexualmente y todo este tipo de cosas" (Transeúnte, comunicación personal, 24 de octubre de 2019).
Se evidencia un deseo persistente por la intervención del lugar para generar nuevas dinámicas que no incluyan las actividades "informales" que allí se dan, considerando el desalojo como estrategia para "mejorar" el espacio público. Los transeúntes establecen correspondencia entre suciedad y las personas que ocupan el lugar, planteando que, al sacar a estas personas, el lugar quedaría "limpio": "Buscan donde ubicarlos, pero nunca están pendientes de que se queden allá, no hay nadie que los saque y deje limpio ese lugar" (Transeúnte, comunicación personal, 2 de octubre de 2019). El transeúnte mantiene una mirada estigmatizadora sobre las actividades que, a su juicio, son malas; en ese sentido, todo lo que interpreta como "malo" debe desaparecer sin una interpelación a los motivos detrás de las situaciones diversas dadas en el lugar.
Así mismo, se relaciona el embellecimiento con la salida de ciertos grupos de sujetos que actualmente ocupan el lugar, que solo se reconoce como apropiado cuando es usado por algunos grupos sociales de la ciudad dominantes o con privilegios. Las emergencias producto de las desigualdades urbanas, de la opresión institucional y el sistema de desarrollo actual, no tienen validez ni posibilidades en las percepciones de los transeúntes: "La clase de personas que están todo el tiempo ahí son con los malos olores, insalubridad y con la cantidad de basuras" (Transeúnte, comunicación personal, 24 de octubre de 2019).
Usos del espacio público
En este espacio público se han detonado dinámicas múltiples y diversidad de apropiaciones del lugar; no obstante, estas disimiles formas de ocupar no están exentas de marcadas desigualdades, violencias y unas estructuras de organización atravesadas por interés y poder. Entre los diferentes usos dados allí están las ventas de alimentos perecederos, el ejercicio de la prostitución, el comercio de elementos de segunda, la venta de alimentos, las ventas ambulantes, embellecimiento de calzado la reunión de jornaleros, los juegos de mesa, el microtráfico, etc. (ver Figura 1). Cabe resaltar que este es el espacio público continuo al Centro Administrativo Municipal, CAM, la parroquia de San Francisco y una edificación de la Policía Nacional. El exdirector (e) de Planeación de Armenia afirma:
Se están presentado usos de permanencia, pero alrededor de unas actividades informarles de ventas de productos en este sector, en los andenes y en la plazoleta misma, donde en muchos casos son productos de segunda, productos que no tienen calidad [desde su posición de privilegio], pero pues finalmente es un modo de sustento de algunas personas y también se pueden encontrar actividades ilegales, venta de elementos ilegales alrededor de este sector. (C.A. Mendoza, comunicación personal, 26 de septiembre de 2019).
Los sujetos que ocupan el espacio lo entienden como un sector para sus actividades comerciales: "Este es un sector de cambalache" (Ocupante, comunicación personal, 4 de octubre de 2019), donde pueden trabajar para su sostenimiento y el de sus familias. Sin embargo, manifiestan que las actividades que están desempeñando no tienen aprobación por parte de las entidades públicas y señalan sentirse perseguidos en muchos casos por el "espacio público" (controles realizados por la Alcaldía Municipal). Algunos son considerados privilegiados porque ostentan un permiso que los habilita para comercializar en ciertas zonas, mientras que otros trabajan sin el permiso, lo cual los hace sentir en una situación más incierta y vulnerable: "A nosotros nos ha tocado lo mismo desde que se acabó la plaza, correrle a la policía y nos quitaban y bueno (silencio) lo mismo de siempre" (Ocupante, comunicación personal, 28 de agosto de 2019).
Por otra parte, la memoria del lugar nos indica que el sector ha sido considerado un espacio de reunión para campesinos en busca de trabajo, y de vínculo con la comercialización de alimentos y diferentes tipos de productos, siendo anteriormente la plaza de mercado y galería municipal: "Yo llegué aquí en el año 86, yo siempre trabajé como dicen piratiando, a veces estacionada, a veces donde nos levantaban la ley" (Ocupante, comunicación personal, 28 de agosto de 2019). Esto lleva a que transeúntes y personas que no dependen de las actividades que tienen allí cabida, lo han relacionado históricamente con malos olores como carne cruda, alimentos en descomposición, ruidos fuertes, multitud de personas, entre otras percepciones sensoriales negativas, las cuales se mantienen hasta la actualidad. En el 2002 se da el cambio de uso y la construcción del Centro Administrativo Municipal (CAM), lo cual fue un hecho disruptivo para las dinámicas en el lugar, pues, aunque en gran medida se conservan, el espacio físico concebido ya no está dispuesto para ellas, y se han intensificado las desigualdades y violencias en búsqueda de la "recuperación" del espacio público.
Se percibe una naturalización de categorías de ciudadanos, donde unos son "aptos" para ocupar el espacio público y otros no. Los transeúntes consideran que hay una incompatibilidad de usos entre quienes ocupan el lugar público abierto y el edificio administrativo. Sumado a esto, se relata que quienes trabajan en el edificio de la Alcaldía deben soportar el ver y oler a los actores marginados, "entonces no importa si aquí viene el alcalde, si aquí vienen las niñas que trabajan en la Alcaldía, se tienen que oler la mugre del habitante de calle, es perjudicial para la ciudad, para él y para uno" (Transeúnte, comunicación personal, 24 de octubre de 2019).
También se observan diversos grupos de sujetos que se ubican en ciertas zonas estratégicas: esquinas, cruces, zonas de sombra, circulaciones concurridas, etc. En la mayoría de los casos, estas ubicaciones responden a la vinculación de actividades con la infraestructura vial del sector, pero, también, algunas son resultado de relaciones de fuerza y control; es el caso de las zonas que tienen conexión visual directa cercana desde el interior del CAM o el Concejo Municipal, las cuales no se encuentran ocupadas o con personas situadas por un tiempo prolongado (ver Figura 2).
El espacio público es el lugar donde los grupos marginados expresan y visibilizan su habitar, sus necesidades y su derecho a la ciudad; allí confluyen diversidad de formas de ser de los sujetos y sus imaginarios urbanos. La ciudad es un escenario de tensión entre la convivencia armónica (normalización de las desigualdades) y el conflicto antagónico (luchas y resistencias), que involucra distintas perspectivas e intereses de quienes lo ocupan: los ciudadanos. Es, además, el lugar donde se establece un orden jerárquico de dominación y despojo que reproduce desigualdades sociales y violencias.
La ciudad planeada por "expertos", la ciudad tecnócrata, y el ordenamiento territorial se estructuran en una lógica de imposición, que responde a los beneficios e intereses de ciertas personas y a la homogenización de los comportamientos y maneras de habitar a partir de un constructo de "ciudadanía ideal". De acuerdo con Lefebvre (2013), lo planeado pertenece al espacio concebido, es decir, el espacio dominante en cualquier sociedad y que es conceptualizado por el conocimiento científico: planificadores, urbanistas, arquitectos, ingenieros, tecnócratas fragmentadores, etc. Las concepciones del espacio normalmente están estructuradas en un sistema de signos verbales intelectualmente creados donde "El saber se pone al servicio del poder con una admirable inconsciencia, suprimiendo todas las resistencias, las sombras y sus «entidades»" (p. 98).
Para el saber "especializado", el espacio público debe responder a los usos y actividades para las cuales fue diseñado, orden que se trata de establecer e imponer desde el poder (Baringo, 2014; Delgado, 2015). Cualquier emergencia (resistencia) ocasionada por los sujetos marginados es invisibilizada o considerada un uso inadecuado, recurriendo a expresiones de violencias para el control y "recuperación" del espacio en nombre del "bien común" y la defensa de un lugar para "todos". Para el exdirector (e) de planeación de Armenia es necesario:
vincular otras actividades que no sean las de simplemente permanecer o transitar, porque el problema con el CAM es que es únicamente una plazoleta, un espacio público donde solamente se puede transitar o permanecer y no hay actividades donde inviten realmente a la persona a permanecer de una manera adecuada (C.A. Mendoza, comunicación personal, 26 de septiembre de 2019).
Así mismo, las desigualdades se manifiestan en lo público, en la complejidad de la interacción social situada. El espacio concebido es vinculado a procesos de territorialización (apropiación) resultado de esta interacción social y que es reflejado en una diversidad de usos, conflictos y maneras de ser que van transformando el territorio en sus componentes físicos, simbólicos y prácticos. El espacio "tomado" por sujetos fuera de los cánones de "ciudadano ideal", para los cuales se planea y ordena la ciudad, es estigmatizado, se oculta, se violenta, se recrudece en él la desigualdad y se convierte en el espacio de los "indeseables", no se debe pasar ni estar allí, se habilitan nuevos accesos a los edificios para darle la espalda a estos sujetos, por ejemplo, el cambio de acceso de la Alcaldía de Armenia por la Plazoleta de la quindianidad a la carrera 16.
A Manera de Conclusión
El ejercicio del poder constituye escenarios con marcados contrastes sociales que caracterizan la presencia de los sujetos que ocupan el espacio público y fragmentan las diferentes formas de ser y estar en un lugar, configurando relaciones complejas, diversas y desiguales entre sujetos y espacio. Las desigualdades se intensifican por las prácticas culturales insertadas en el sentido común y la cotidianidad, tanto de transeúntes y ocupantes, como de los tecnócratas, la mirada "experta" de las instituciones que controlan y administran el territorio. En ambos casos, se denotan relaciones hegemónicas que desencadenan hechos violentos y de marginalidad hacia quienes, por diferentes razones, se apropian de un lugar con sus actividades cotidianas de sustento. Estas actividades son la expresión de las necesidades urbanas en un sistema excluyente y acumulador marcado por múltiples dimensiones de la desigualdad(es) -en lo económico, ambiental, social y cultural- y por el fallo en la lógica occidental de la modernidad voraz, que beneficia a unos y reprime a otros, incluso siendo estos otros sujetos necesarios para satisfacer las demandas de quienes dominan, por supuesto en una relación de intercambio desventajosa y "oculta".
En el espacio público, el espacio de "todos", las instituciones establecen categorías de ciudadanos, incluso dentro de los grupos sociales ocupantes y marginados, dando soluciones y ciertos beneficios a quienes están organizados y pueden ejercer un mayor nivel de presión mediante la movilización social o el interés electoral, lo cual agudiza desigualdades y recrudece la violencia con los otros sujetos que no tienen capacidad de hacer esa misma presión.
Igualmente, se evidencia un discurso violento por parte de la administración pública que incluye el uso de términos como defender, recuperar y controlar el espacio público, acudiendo a que este debe ser un espacio para el disfrute de "todos". Lo anterior se interpreta como si unos ciudadanos pudieran considerarse parte de ese "todos", mientras otros, que están por fuera, representan un ataque, peligro o un daño al espacio, que debe ser defendido de ellos.
Hay una relación entre lo limpio, bello y organizado y el desalojo de las personas que ocupan el lugar. Los transeúntes afirman que sin estos sujetos el espacio público seria limpio. Se trata de discurso hegemónico que está osificado entre los ciudadanos que no tienen ninguna dependencia o actividades "informales" en este espacio, de la mirada externa de los grupos sociales con ciertos privilegios de formalidad.
Se puede señalar que los usos y actividades allí realizadas son abordadas de manera peyorativa y no aprobadas por el común de los grupos con privilegios; las relaciones entre transeúntes y ocupantes, "legales" e "ilegales", se dan en medio de lo clandestino, lo oculto y lo irreconocible. De igual manera, son actividades reprochables moral y legalmente, tanto el ejercicio de la prostitución, como la compra de un producto en el sector, discursos que varían de acuerdo con el escenario en el que se presentan, pero que siempre están cargados de desprecio y superioridad sobre los sujetos ocupantes.
Las condiciones de marginalidad que se dan en el espacio público no son homogéneas ni corresponden a una única forma de discriminación o desigualdad. Incluso en las relaciones sociales al interior, entre sujetos ocupantes marginados, se ven reflejadas múltiples desigualdades y organizaciones de poder, donde la más visible y reconocida por los mismos sujetos es la económica: ciertas actividades generan más beneficios y posibilidades económicas a los sujetos que las ejercen. Lo anterior no quiere decir que solo se presente este tipo de desigualdad, sino por el contrario, evidencia que se han normalizado las otras formas de desigualdades entre los mismos sujetos ocupantes.
Al interior del espacio público también se encuentra un sistema jerárquico y de dominio, que se convierte en detonante de distintas formas de violencias, que no solo margina aun más a estos individuos ya marginados, sino también aumenta su vulnerabilidad social, económica y físico-corporal. Las violencias son el medio por el cual se valida el poder y control, desde la violencia estructural (estructuras de la relación) más evidente, por parte de las entidades públicas y los transeúntes, hasta la violencia directa (física), a la cual recurren con frecuencia los propios sujetos marginados para ejercer dominio entre ellos mismos. Todo esto se puede evidenciar en discursos ocultos por parte de los propios ocupantes, que encubren usos como el ejercicio de la prostitución o la comercialización de drogas, actividades que son las relacionadas con el sector por parte de sujetos externos y transeúntes.
En la representación del espacio, proceso por medio del cual los miembros de un grupo social usan el lenguaje y producen sentido sobre un lugar, los transeúntes constituyen imaginarios del sector asociados de manera negativa con la delincuencia, inseguridad, abandono, miedo, drogadicción y prostitución. Esto está enraizado en el sentido común de los ciudadanos que no tienen un vínculo allí, e invisibiliza las profundas desigualdades sociales que se manifiestan en este lugar producto de las dinámicas urbanas de exclusión y despojo. Por otra parte, la administración pública utiliza discursos populistas y romantizados, campañas que hablan del "embellecimiento" del espacio, del no comprar productos en la calle, pintar sillas, poner canecas, etc., las cuales no responden a los problemas estructurales de quienes ocupan el sector, sino, por el contrario, siguen siendo pensadas para otro tipo de ciudadanos, para ocultar "indeseables" y terminan, en muchos casos, en opresiones y más violencia hacia los ocupantes. La administración pública genera una culpabilidad sobre los sujetos ocupantes por su propio abandono o por la inseguridad en los espacios públicos, convirtiendo esas campañas mediáticas en el disfraz que oculta la ausencia de acciones que permitan eliminar todas las formas de discriminación y segregación social.
El espacio público es un escenario en constante transformación, lugar de tensión entre los diferentes actores que allí intervienen, en él se dan disimiles relaciones de fuerza y poder, visibilizadas o invisibilizadas, pero también de resistencia y lucha por parte de los grupos sociales más marginados de las ciudades; las estructuras de poder cambia con el tiempo, las relaciones sociales evolucionan y se transforman en un lapso corto o largo, incluso de muchas décadas (Kim & Min, 2019). La Plazoleta de la quindianidad muestra las desigualdades entre quienes ostentan el poder administrativo, el poder religioso o cualquier otro privilegio, y lo que la ciudad oculta, los "otros", vendedores ambulantes, mujeres trans que ejercen la prostitución, habitantes en situación de calle, migrantes venezolanos, jornaleros, etc., sujetos para los cuales la ciudad no fue planeada. Un hecho representativo del acallamiento y la indiferencia hacia las complejas realidades sociales en el sector es el cambio de acceso del Centro Administrativo Municipal (CAM), el cual se encontraba sobre el espacio público y fue modificado para habilitar su entrada principal sobre la carrera 16, en oposición a la plaza: quienes se dirigen allí (empleados o visitantes) ya no tendrán que ver, oler o sentir la presencia de esos "otros indeseables".
Entre el olvido se tejen también otras relaciones de poder; quienes tienen cualquier beneficio o privilegio, por mínimo que parezca ante ciertas perspectivas, generan nuevas configuraciones de dominio. El habitante en situación de calle es el más invisibilizado, se mira mal, se evita; la policía ignora, controla o abusa desde su posición jerárquica, mientras algunos actores son subordinados y solo pueden dar testimonios con ciertas autorizaciones y vistos buenos de su dominante (líder de banda, proxeneta, expendedor de droga, etc.). Entre los ocupantes del espacio público se evidencian, además, exclusiones que se dan en las complejidades de la vida social y política por sexo, raza, genero, clase, nacionalidad, fuerza física, etc. Estas condiciones, posiciones o situaciones establecen unos rangos en sistemas piramidales de poder de unos sobre otros.
Las asimetrías de poder se legitiman y sostienen a través de los diferentes tipos y escalas de violencias y de sus interrelaciones; una situación de discriminación, segregación y dominación es en sí un acto violento que detona las múltiples dimensiones de las desigualdades urbanas, que emergen y se despliegan en el espacio público.