Introducción
La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (Globocan) reporta que el cáncer de mama (CaMa) representa el 25 % de todos los cánceres, es la primera causa de muerte en mujeres de las regiones menos desarrolladas, y la segunda causa en las de mayor desarrollo después del cáncer de pulmón 1. La Organización Mundial de la Salud (OMS) promueve su control mediante la prevención y detección oportuna. A pesar de ello, su incidencia continúa al alza 2.
A nivel mundial, diversos grupos de investigación de enfermería trabajan en la búsqueda de métodos de detección oportuna más efectivos y accesibles, en la identificación de riesgos y en la mejora en los tratamientos, en donde figuran principalmente países como España, Estados Unidos e Irlanda 3-5.
En países de América Latina, como México, se observa el mismo patrón internacional: los casos nuevos se presentan primordialmente en mujeres mayores de 40 años 6, es la segunda causa de mortalidad en las mujeres de 20 años y más (14,8%), y ocupa la cuarta causa por tumores malignos en general (7,7%) 6.
El CaMa es una enfermedad que produce sufrimiento en quien la padece debido a la incertidumbre de su pronóstico; al tratamiento, que incrementa los trastornos físicos, y a su relación con la muerte, lo que produce gran impacto en la dinámica familiar ya que comúnmente la mujer realiza roles de esposa, madre y cuidadora por excelencia en las diferentes etapas de desarrollo de quienes le rodean 7. La mujer diagnosticada con CaMa tiene diversas necesidades de cuidado que se modifican de acuerdo con el tratamiento y la trayectoria de la enfermedad; a lo largo de este proceso presenta sentimientos de ansiedad y temor, además de manifestar múltiples signos y síntomas como náuseas, fatiga y dolor que deterioran su calidad de vida 8,9. El cuidado es una actividad compleja que se transforma con el paso del tiempo, y es fundamental para la subsistencia y el desarrollo del ser humano 10; en el cuidado prevalece una relación de interés y atiende a las necesidades de quien es cuidado 11. La familia es la fuente primordial de cuidados cuando alguno de sus integrantes se ve afectado por la enfermedad, especialmente en el caso de las afecciones crónicas, las cuales son permanentes y con tendencia al deterioro de la persona afectada 12,13.
El cuidador familiar brinda soporte en la toma de decisiones, acompaña durante la hospitalización y el tratamiento, apoya en las actividades de higiene personal; es representante, comunicador, proveedor económico; brinda apoyo emocional y compensa los roles antes desempeñados por la mujer al mismo tiempo que los suyos propios, lo que resulta en un proceso desgastante que puede generar sentimientos de impotencia al no contar con una capacitación y no tener una idea clara del proceso de la enfermedad y de lo que tiene que hacer. La experiencia de ser cuidador modifica de manera trascendental su vida, transforma las relaciones con la persona cuidada, consigo mismo y con sus semejantes 14, y es un factor determinante para el éxito del tratamiento y la mejora del pronóstico de salud de la mujer 8.
Por lo anterior surge la necesidad de realizar una revisión integrativa como método de investigación, que permite el proceso de creación y organización de un cuerpo de literatura, así como la incorporación de las evidencias en la práctica clínica. Este método de indagación está sujeto a los mismos estándares de rigor, claridad y réplica de una investigación primaria 15.
Pregunta de investigación: ¿cuál es la evidencia científica de enfermería relacionada con la experiencia de los cuidadores familiares de las mujeres con CaMa? El objetivo del presente estudio es identificar la evidencia científica de enfermería relacionada con la experiencia de los cuidadores familiares de mujeres con CaMa.
Como principal aporte al conocimiento disciplinar se destaca que al reunir y sintetizar los resultados encontrados se profundizará en la experiencia de los cuidadores de mujeres con cáncer de mama, ello favorece la apreciación del estado del arte en un contexto general, que guía a los profesionales de la salud para identificar las áreas de oportunidad de futuras investigaciones, además de favorecer la aplicación del conocimiento existente.
Metodología
Se realizó una revisión integrativa de la evidencia científica bajo la metodología propuesta por Ganong 16, quien plantea cinco pasos para su desarrollo: selección de pregunta para la revisión, búsqueda y selección de estudios de acuerdo con criterios establecidos, representación de las características de los estudios, información relevante y valoración de los hallazgos, interpretación y síntesis de la información.
Durante el periodo agosto-octubre de 2016 se realizó una búsqueda en las bases de datos: Ebscohost, Embase, Ovid, PubMed, Sage Journals, SciELO, Google Académico, ISI Web of Science y Scopus, como se observa en la figura 1. Las palabras clave utilizadas fueron: Breast cancer, experience, caregivers, family care, informal care, nursing, las cuales se combinaron mediante los operadores boleanos “AND” y “OR”. Los criterios de inclusión fueron: investigaciones primarias realizadas por personal de enfermería, con texto completo disponible en línea, en los idiomas inglés, español y portugués, publicados en el periodo 2000 al 2016. Se excluyeron: tesis, capítulo de libro y editoriales. Los artículos que se encontraron repetidos en diferentes bases de datos se consideraron solo una vez.
Fuente: Moher D, Liberati A, Tetzlaff J, Altman DG, The PRISMA Group. Preferred Reporting Items for Systematic Reviews and Meta-Analyses: The PRISMA Statement. 2009; PLoS Med 67: e1000097. doi:10.1371/journal.pmed.1000097
Resultados
Caracterización de los artículos
Se identificaron 493 artículos, de los cuales 18 cumplieron los criterios de inclusión para conformar la muestra de esta revisión integradora. Se caracterizó cada uno de los artículos seleccionados y se realizó un análisis exhaustivo de los contenidos; se elaboró una matriz de análisis con los siguientes datos: título, año, país de origen, objetivo, métodos, categorías identificadas, características de los cuidadores, discusión, conclusiones y referente teórico, como se observa en la tabla 1.
Los artículos fueron publicados en las revistas científicas: Psycho Oncology [3], Cancer Nursing TM [3], Support Care Cancer [2], Western Journal of Nursing Research [1], International Journal of Nursing Practice [1], Quality Life Research [1], European Journal of Oncology Nursing [1], Esc Anna Nery [1], Revista Brasileira Enfermagem [1], Leisure Sciences [1], Canadian Oncology Nursing Journal [1], Oncology Nursing Society [1] y Malaysian Journal of Public Health Medicine [1]. Los países de origen fueron: Canadá [5], Brasil [3], Irán [2], Australia [2], Estados Unidos [2], Finlandia [1], Inglaterra [1], Corea [1] y Malasia [1].
En relación con el año de publicación, durante el periodo del 2000 al 2005 se identificaron dos artículos, del 2006 al 2010 se identificaron cuatro artículos y en los años del 2011 al 2016 se identificaron 12 artículos. El total de los estudios son de tipo cualitativo, tres de ellos se realizaron con un enfoque fenomenológico, uno hermenéutico y uno con la teoría fundamentada; el resto de estudios [13] no especifica el referente teórico-metodológico empleado. Las técnicas reportadas para la colecta de la información fueron: entrevistas semiestructuradas cara a cara [7], entrevistas vía electrónica [2], entrevista en profundidad [4], entrevista no estructurada [1], cuestionarios autoaplicados [3], grupos focales [1]; las preguntas fueron dirigidas a cuestionar la experiencia de ser cuidador de una mujer con cáncer. Para el análisis de los datos los artículos reportan el uso de análisis de contenido [4], temático [4], fenomenológico [2], análisis desde la teoría fundamentada [1], técnico [1], análisis de narrativa [2] y de interpretación básica [1]; los demás artículos [3] no definen el tipo de análisis de datos utilizado. El número de participantes de cada estudio osciló entre 6 y 91, con una media de 23; un estudio estuvo dirigido a cuidadoras mujeres, ocho incluyeron a hombres cuidadores cónyuges, dos investigaciones consideraron a la diada paciente-cuidador y los restantes [7] tuvieron como población de estudio a los cuidadores familiares en general. En todos los casos, los participantes fueron elegidos por conveniencia de acuerdo con los criterios de inclusión. No se identificaron modelos o teorías de enfermería en el marco de referencia de los artículos.
Síntesis de los resultados
Se realizó el análisis de contenido de los resultados de cada artículo 17; se identificaron las categorías descritas por los investigadores, coincidencias y variaciones; emergieron 7 categorías y 15 subcategorías, como se muestra en la figura 2.
Impacto del diagnóstico. Para los cuidadores, el conocer el diagnóstico de CaMa en la mujer se expresó como la aparición inesperada de una enfermedad catastrófica 18 relacionada con una amenaza de muerte inminente 9,18,19. Algunos refieren tener la sensación de “estar clavados” por el CaMa 20 al identificarlo como un proceso doloroso para el cual no se encuentran preparados 9,18,21,22, desconocen lo que significa ser cuidador de una persona con cáncer y se convierten súbitamente en uno sin intención, sin preparación y sin conocimiento 18; esto los lleva a desarrollar sentimientos de desesperación, enojo, depresión y tristeza 9. Dichos sentimientos pueden influir en gran medida en la experiencia de cada cuidador. Los cuidadores refieren la necesidad de atender la ansiedad que presentan constantemente, ellos se sienten más tranquilos al observar que sus familiares son atendidos, además de recibir información veraz y oportuna que les permita colaborar en cada etapa del tratamiento 18,23.
Amenaza y riesgo. Los cuidadores manifiestan sentirse vulnerables ante la posibilidad de tener cáncer 24, ya sea por la presencia real de la enfermedad en su familiar, o al sentirse con mayor probabilidad de padecerlo 24. Se identifica como amenaza el hecho de que el cuidador se percibe como ineficiente para afrontar el cuidado 18, además de sentirse incapaz de modificar la realidad del diagnóstico de su pareja 25. Existe miedo constante e incertidumbre respecto al proceso de la enfermedad 21, preocupación por las finanzas 21 y la pérdida de la estabilidad laboral 25.
Lo que implica ser cuidador familiar. El cuidado familiar requiere una participación sincera y cariñosa; no es solo la realización de procedimientos técnicos. Al respecto se identifican las siguientes subcategorías:
Conocimiento de la enfermedad. Tras el diagnóstico, una de las primeras reacciones del cuidador es buscar información 25 acerca de la enfermedad y su pronóstico 23, y el cuidado físico y emocional 26 después de la cirugía y la quimioterapia 27. Para los cuidadores es importante que la información recibida sea honesta y sencilla 23.
Cuidado técnico. Consiste en la realización de cuidados específicos, algunos tan cotidianos como ayudar a la mujer a tomar un baño, hasta aquellos que implican un grado de preparación como el cuidado de una herida y el registro de los fluidos drenados 25. Los cuidadores se preocupan por realizar las técnicas de manera apropiada para proteger y evitar cualquier daño 21. Mencionan sentir ansiedad y, en algunos casos, satisfacción al demostrar su ingenio y capacidad 21. A medida que las pacientes se volvieron más débiles, el cuidado requerido fue mayor y uno de los retos más importante fue otorgar cuidado ante una fase terminal 28.
Apoyo emocional. Se manifiesta a través de la presencia y cercanía con las mujeres afectadas, es un “estar ahí” 25,27,29. Este tipo de cuidado generó mayor preocupación, pues se encontró más estresante y difícil de manejar 25, ya que como cuidadores juegan un papel importante para sobrellevar los cambios emocionales de sus esposas 30. Los participantes dedicaron parte de sus vidas solo a mantenerse al lado de la mujer con CaMa, por medio de actividades placenteras antes del tratamiento y acompañándolas durante los trayectos hacia y desde el hospital 29,31. El CaMa afecta el autoconcepto y la autoestima de la mujer que lo padece 22,24,27 debido al valor que se otorga a la mama respecto a su feminidad, lo que ocasiona inseguridad y vulnerabilidad 22,24. Ejercer la sexualidad plenamente y sentirse atractiva requiere de la intimidad, el respeto y la comunicación con su pareja 9,22. El cuidador familiar contribuye a reafirmar el autoconcepto y autoestima de la mujer 22,30. Las mujeres que no tienen compañero pueden presentar mayor dificultad en relación con los cambios en la vida diaria, especialmente respecto a la sexualidad 22.
Efectos en el cuidador
1. Reconocimiento de su función. El esposo de la mujer con CaMa que asume el papel de cuidador lo hace como parte de su alianza matrimonial 28; otros cuidadores asumen este papel como la extensión de una función como hija, hermana, o bien como amigos, principalmente cuando la paciente no tiene una pareja sentimental o dicha pareja no asume el papel de cuidador 28. Algunos participantes experimentaron un cambio en la identidad asociado a una pérdida, en donde la tarea de cuidar a la mujer los llevó a descuidar las cuestiones relacionadas con ellos mismos, y a dejar de lado compromisos, actividades y proyectos de su vida propia 18,21,28,31.
Los cuidadores se prepararon con el deseo de ser capaces de participar activamente en el cuidado de las mujeres; algunos manifiestan haber estado presentes y activos en cada momento del tratamiento, otros refieren haber estado presentes en calidad de observadores, en contraste con aquellos que se sintieron ignorados y excluidos 23,18,21.
2. Cambios en el autocuidado. Se observó que ser cuidador de una mujer con CaMa genera implicaciones directas en el autocuidado; en un primer momento se presenta un abandono total de su persona debido a los cambios en los roles y las necesidades de la mujer 18,21,28,31. Con el paso del tiempo se identifica un aumento en las actividades de autocuidado, las cuidadoras mujeres refieren la importancia de la autoexploración mamaria debido a que perciben mayor riesgo de padecer CaMa 21,24,31. Otras de las actividades de autocuidado son dirigidas a mantener el equilibrio entre el compromiso de cuidar, el ocio y el descanso 29,32, o bien para acompañar a la mujer en el cuidado de su salud 26,27,29.
3. Sentimientos. Los cuidadores refieren sentimientos de tristeza, incertidumbre, preocupación y miedo 25. Algunos de ellos sintieron culpa por la sensación de haber contribuido a que el cáncer apareciera 27; por sentirse incapaces para atender las necesidades de cuidado 32, o por creer que hubiesen podido hacer mejor las cosas 21. Refieren haberse sentido “atrapados en casa” 32, sentimiento que no siempre externalizaban al tener dificultad para expresar sus emociones, o bien, preferían callarlo para no ocasionar mayor conflicto 21.
Estrategias de afrontamiento
1. Hacer lo que funciona. Esto significa buscar la manera de saber qué es lo que funciona y cómo ponerlo en práctica 19,20. Los cuidadores necesitaron ser sensibles a lo que ocurría en torno al estado de salud de la mujer 20,25 identificando sus necesidades físicas y emocionales 20, algunos le llamaron “hacer lo que se tiene que hacer” 20,33, o bien, “tomar la carga” 20; asimismo, coincidieron en la necesidad de orientar los esfuerzos para facilitar la recuperación de su ser querido 28,33,34.
2. Espiritualidad y religiosidad. Existe una tendencia a buscar respuestas en algo divino, se hace referencia a un ser supremo, en quien los cuidadores y sus familias confían y tienen fe. Buscan un significado de la enfermedad y la fortaleza para enfrentarla 22,23,25,33, además de identificarlo como un medio de defensa psicológica 30.
3. Tener esperanza y ser positivo. En relación con la espiritualidad y religiosidad se identificó que la esperanza 22,23,25,33 y la decisión de ser positivo 19,20 fueron estrategias que contribuyeron para afrontar el proceso de la enfermedad 27,33, en un intento por regresar y permanecer en la normalidad el mayor tiempo posible 19,33; manifestaron no detenerse ante el cáncer y esperar siempre lo mejor 19,20,25.
Cambios en los roles y las relaciones
1. Relación de pareja. Se identifican cambios en la vida de pareja en relación con la convivencia diaria; se encuentran dos efectos: uno de ellos es que la pareja se une más, al querer pasar más tiempo juntos 9,19,32, ya sea por el temor a la pérdida, por el cambio de rutina o por un nuevo sentido de la convivencia 28. Por el contrario, otros manifiestan una relación más difícil de sobrellevar que provoca la separación; en algunos casos, el compromiso de proporcionar cuidado a las mujeres los llevó a descuidar las cuestiones relacionadas con ellos mismos y con sus parejas. Otro factor presente es el cambio en la relación íntima derivado del proceso del cáncer y los efectos del tratamiento, principalmente los cambios en la imagen de la mujer 20,21,30.
2. Roles en la familia. Se identifica la presencia de cambios en los roles realizados por los integrantes de la familia 27, y las relaciones entre ellos 25, con un ajuste de sus prácticas y estilos de vida de acuerdo con el estadio de la enfermedad y las necesidades de las mujeres 24,27. Para este proceso, la comunicación fue un factor de vital importancia 29,25. Previo al diagnóstico, las mujeres desarrollaban roles de esposa, madre, ama de casa y trabajadora; sin embargo, en cierto momento, especialmente después de la cirugía o durante la quimioterapia, las mujeres se ven imposibilitadas y en algunos casos los cuidadores desempeñan también dichos roles 22.
3. Relación padre-hijos. Algunos de los cuidadores refirieron que su rol como padre se había deteriorado y la comunicación con sus hijos había disminuido debido a la carga de cuidado y el sentirse siempre abrumados 20. Los hombres señalaron que realizar de manera simultánea las actividades de cuidado de la mujer, y las actividades domésticas y laborales les dificultó la realización de sus roles anteriores, principalmente el rol de padres y la comunicación con sus hijos; emplearon diversas estrategias de afrontamiento como la reorganización y distribución de las tareas del hogar y el apoyo de personas ajenas a su familia; no obstante, en repetidas ocasiones refirieron la sensación de pérdida de la libertad asociada a su rol de cuidador 26,32.
Apoyo social
1. Familia. Es la red de apoyo más sobresaliente, con diversas funciones y situaciones según el contexto 9,20,22,26,27,34. Ya sea desde el momento del diagnóstico, después de la cirugía 34, o en los momentos de tensión 26, la familia interviene en la experiencia de los cuidadores; existe una relación de apoyo mutuo 20,22. Se identifica una relación de apoyo bidireccional, en donde la mujer en su condición de enfermedad mantiene una participación activa para lograr el afrontamiento familiar 20,29.
2. Amigos y sociedad. Algunos cuidadores mencionan la importancia del apoyo de los amigos al ser considerados como de la familia 23,25,30. Por el contrario, para otros, la ayuda ofrecida no era la más oportuna, a lo que llamaron la “paradoja de la ayuda” 29; ante esta situación la familia actuaba como un “tapón de la sociedad” ya que las mujeres con cáncer no deseaban ser vistas por nadie y se sentían mejor en casa y solo con su familia 29.
3. Los sistemas de salud. Como apoyo social son poco mencionados 9, los cuidadores se enfocan más en la observación de las barreras para recibir atención 31 y en el deseo de contar con mayor información en torno al tratamiento y pronóstico de sus familiares 23.
Discusión
Ninguno de los artículos incluidos en la presente revisión fue publicado en idioma español; Brasil es el único país de América Latina en donde se identificó producción científica. Al igual que lo reportado por Swore et al. 35 prevalece la presencia de estudios de Canadá, Estados Unidos, Irán, Australia y Corea. Aunque la producción de evidencia científica resultado de investigaciones cualitativas sobre el tema es incipiente, se aprecia un incremento de publicaciones en los últimos cinco años 35, lo que denota el interés y la necesidad de abordar el tema específico de la experiencia de los cuidadores de mujeres con CaMa. La ausencia de la aplicación de modelos o teorías de enfermería como marco de referencia no es exclusiva de las investigaciones relacionadas con la experiencia de los cuidadores de mujeres con CaMa, Blum y Sherman 36 refieren que las enfermeras rara vez utilizan de manera consciente modelos o teorías en su práctica cotidiana, y el uso de estos marcos para el cuidado de pacientes con cáncer y sus familias es una necesidad.
Los estudios dirigidos por Martín, Struthers, Jung Hee y sus respectivos colaboradores coinciden en que el cáncer produce un impacto intenso en la familia y desencadena sentimientos como ansiedad, depresión, tristeza y culpabilidad 25,27,37. El impacto del diagnóstico se debe a los cambios que inician de manera súbita, como las nuevas responsabilidades y la variación de hábitos en la alimentación, entre otros 37. Las hijas de mujeres con CaMa tienen mayor conciencia de la detección precoz de la enfermedad, al sentirse vulnerables y con mayor riesgo de padecerlo 24.
Por otro lado, diversos estudios reportan que el cáncer representa una carga económica considerable debido a las pérdidas de productividad por bajas laborales y el costo de los servicios 21,25,38. Los cuidadores ayudan en tareas particulares como la alimentación, el aseo, el apoyo en la ejecución de tratamientos o medicinas 21,25,39. Y quienes proveen de cuidados a pacientes en estadios de disfuncionalidad más avanzados por la enfermedad oncológica presentan sobrecarga en las áreas física, social, psíquica y económica de su vida 28,40.
El apoyo emocional sirve como un amortiguador para afrontar los eventos estresantes que implica padecer el CaMa; el paciente se siente más vulnerable y requiere de los cuidados que le puede otorgar su cuidador 25,30,41-43. Por su parte, el cuidador familiar puede sentirse agobiado 44,45; cuidar familiares con enfermedad crónica genera un impacto sobre la libertad personal y la salud del propio cuidador 32,46,47. El estudio de Krikorian et al. relata que los cuidadores aplazan sus actividades cotidianas como los encuentros sociales y las actividades de ocio 46. El impacto emocional del rol de cuidador fue destacado por García et al. 48 como estrés ante la incertidumbre que desencadena el no saber el rumbo de la enfermedad; en contraste, este mismo autor refiere como emociones positivas: alegría, felicidad, optimismo que son debidas a la mejora y esperanza del cuidador ante la posibilidad de recuperación 19,20,48.
La espiritualidad puede convertirse en una poderosa fuente de fortaleza como estrategia de afrontamiento 22,23,25,30,33, es un proceso de recuperar la fuerza interior para dar sentido a su situación, y se identifica como un factor que puede ser alimentado 49,50; de la misma manera, tener esperanza juega un papel preponderante en mantener una actitud positiva (22, 23, 25, 33). Krikorian et al. 46 identificaron dificultades del cuidador en la relación con la paciente; por el contrario, Qiuping Li y Yuen Loke 50 concluyeron que hay una sensación de cercanía. En la presente revisión, al igual que lo enunciado por Sánchez 47, se identificó una dualidad entre los cambios de la relación de la pareja, con situaciones de mayor cercanía, así como de distanciamiento. Martín et al. refieren que la incertidumbre debe manejarse de manera efectiva para lograr la adaptación y el afrontamiento 37; ante esta situación, el cuidador presenta un cambio de papel, abandona súbitamente el rol primario en su hogar, e incluso el laboral 18,21,28,31. Cortés et al. concluyen que las familias funcionales presentan una mayor adaptación psicológica ante la presencia del cáncer 51. La familia juega un papel primordial como red de apoyo de la mujer, al igual que en niños y adolescentes en tratamiento oncológico 52-54. Carrillo et al. reiteran que el cuidado es asumido principalmente por cónyuges, familiares del paciente y allegados, quienes no poseen formación relacionada con el cuidado y no reciben remuneración económica 55. Krikorian et al. 46, así como Ambrosio 43, se suman a lo encontrado en esta revisión en lo referente a la necesidad expresada de los cuidadores sobre la falta de orientación y aceptación por parte de los profesionales de la salud 18,21,23.
Conclusiones
En la integración de la evidencia encontrada hay una gran diversidad en las características de los cuidadores, por lo que los profesionales deben conocer sobre la cultura, las creencias y los recursos propios de cada contexto para dirigir las intervenciones. El CaMa en México es un problema de salud de gran importancia, con alto impacto en la calidad de vida de la mujer y su familia, al igual que en otros países como Canadá, Estados Unidos y Brasil; sin embargo, la evidencia científica para el cuidado de los pacientes no es identificable en el contexto mexicano, por tanto, es necesaria la indagación y difusión de dichas experiencias.
Los cuidadores familiares requieren ser escuchados y acompañados en la realización de sus funciones de cuidado, y tienen derecho a recibir información clara y oportuna sobre lo que significa ser un cuidador familiar, los conocimientos y las habilidades que deben desarrollar. Las intervenciones deben considerar a la familia como una unidad, y deben estar dirigidas a fortalecer las habilidades para proporcionar apoyo emocional, basadas en las principales estrategias de afrontamiento como la espiritualidad y la esperanza.
Las relaciones entre padres e hijos de las familias de mujeres con CaMa son un asunto poco estudiado, por lo que se requieren futuras investigaciones en este tema.
Si bien la presencia y cercanía, el “estar ahí”, constituyen un soporte importante para las mujeres, el proceso de comunicación no queda del todo claro a través de los hallazgos de los estudios revisados; la comunicación verbal como estrategia de soporte, tanto para la mujer como para el cuidador, es un aspecto importante por indagar.