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Sociedad y Economía

Print version ISSN 1657-6357

Soc. Econ.  no.20 Cali Jan./June 2011

 

Mujeres y militancia: la división sexual del trabajo en una organización sociopolítica argentina

Women and activism: the sexual division of labor an argentinian social and political organization

Mulheres e militância: a divisão sexual do trabalho numa organização sócio-política argentina

Marcelo Silvio Barrera
IEALC-UBA, Buenos Aires - Argentina
marcebarrera@hotmail.com

Recibido: 28.01.11
Aprobado: 15.03.11


Resumen:

El presente trabajo tiene como objetivo principal indagar, desde una perspectiva de género, en la forma en que se asume la división sexual del trabajo militante en el interior de la organización sociopolítica argentina denominada Federación de Trabajadores por la Tierra, la Vivienda y el Hábitat (FTV). En tal sentido, se analiza la distribución por género de las funciones, roles y responsabilidades militantes en el marco de la compleja estructura organizativa de la FTV. Para dar cuenta del objetivo propuesto hemos realizado numerosas observaciones participantes y no participantes en las diversas estructuras organizativas de la organización y, paralelamente, efectuamos numerosas entrevistas a los(as) actuantes.

Palabras clave: Movimientos Sociales, Protesta Social, Roles de Género, División Sexual del Trabajo Militante.


Abstract

The principal purpose of this article is to investigate, from a gender perspective, as it assumes the sexual division of labor activist within the socio-political organization called Worker's Federation for Land, Home and Habitat. In this regard, we analyze the gender distribution of roles and responsibilities of activists within FTV's organizational structure. To account for the intended purpose made numerous observations in the different organizational structures of the organization and, in parallel, we conducted numerous interviews with the actors.

Key Words: Social Movements, Social Protest, Gender Roles, Sexual Division on Labor Activist.


Resumo:

O presente artigo tem como objetivo indagar, desde uma perspectiva de gênero, a forma como se assume a divisão sexual do trabalho militante no interior da organização sócio-política argentina, denominada Federación de Trabajadores por la Tierra, la Vivienda y El Hábitat (FTV). Nesse sentido, se analisa a distribuição, por gênero, das funções, papeis e responsabilidades militantes no marco da estrutura complexa da organização. Para tal fim, realizamos numerosas observações participantes e não-participantes, nas diversas estruturas organizativas e, ao mesmo tempo, fizemos varias entrevistas aos (às) participantes.

Palavras-chave: Movimentos Sociais, Protesta Social, Papeis de Gênero, Divisão Sexual do Trabalho Militante.


Introducción

Este artículo centra su análisis en los diversos roles y papeles militantes que asumen las mujeres argentinas pertenecientes a las clases populares que participan en la organización sociopolítica denominada Federación de trabajadores por la Tierra, la Vivienda y el Hábitat (en adelante, FTV). Constituida como corolario de un largo proceso de marcada impronta territorial que tiene sus inicios a comienzos de los años ochenta, la FTV ocupa hoy un lugar central en el vasto y heterogéneo campo de organizaciones y colectivos militantes de la Argentina. A la par que la actividad territorial continúa siendo central en su estructuración interna como organización, tanto su presencia organizativa de alcance nacional, como su capacidad de movilización e instalación de demandas en el espacio público, la han vuelto un actor legítimo y legitimado en la escena política argentina.

Habitualmente en el campo de los estudios sobre protesta social y acción colectiva, los partidos políticos, así como también, los movimientos y organizaciones sociales son estudiados como si fueran neutros en términos de género. Esa frecuente indiferencia, o mejor diremos gender-blindness1, frente a las relaciones sociales de género no hace más que contribuir a su reproducción (Fillieule, et. al., 2007). Nuestro trabajo, apartándose de la forma de ceguera señalada, coloca su mirada en las relaciones sociales de género establecidas entre los y las militantes en el marco de la FTV, haciendo hincapié fundamentalmente en lo que respecta a la "división sexual del trabajo militante" (Falquet, 2007) que se configura en la organización.

Es en pos de lograr mayor claridad expositiva e introducir al lector de manera más dinámica con la historia argentina reciente en términos generales y, con la génesis histórica de la FTV, en particular, que hemos decidido estructurar el presente trabajo del siguiente modo: primeramente, se exponen tanto nuestra problemática de investigación (en la que se efectúa una breve sinopsis socio-histórica de la Argentina de las últimas décadas), como las preguntas que la originaron y la metodología y técnicas utilizadas; a continuación se desarrolla una genealogía histórica de la organización y, luego sí, se aborda la distribución por sexo de los cargos y roles militantes en el marco de la estructura organizativa de la FTV. Finalmente, expondremos las más importantes reflexiones y conclusiones que se desprenden de la investigación que hemos realizado.

Construcción de la problemática

Desde mediados de la década del setenta se produjeron cambios estructurales en la sociedad argentina. En tal sentido, las políticas neoliberales fueron la línea de continuidad entre la última dictadura militar (1976-1983) y los primeros gobiernos democráticos que le siguieron. Si bien en el sexenio en que se extendió la presidencia de Raúl Ricardo Alfonsín (1983-1989) se asumieron ciertas políticas que se inscriben en la dirección de continuidad antes señalada, la celeridad, vastedad y profundidad han sido notas características y distintivas del programa neoliberal2 administrado por el gobierno encabezado por Carlos Saúl Menem (1989-1999). La aplicación de las políticas neoliberales desembocó, ya bajo el gobierno de La Alianza3 (1999-2001), en la profunda crisis económica, social, política e institucional de diciembre de 2001, que obligó a renunciar al entonces presidente Fernando De la Rúa4.

Más de dos décadas de continuidad en las políticas neoliberales generaron una situación de las clases subalternas que podemos caracterizar del siguiente modo: primero, por la disgregación y desalarización de la clase obrera a partir del proceso de desindustrialización y la "simplificación" de las nuevas estrategias productivas, proceso signado por la caída del empleo industrial y del trabajo asalariado, y caracterizado por la crisis de la cultura obrera y su identidad social; segundo, y ligado a lo anterior, la fragmentación y empobrecimiento de las clases populares a partir de los masivos y elevados niveles de desocupación, subocupación, precarización e informalización laboral que se registran en las últimas décadas5. Priman relaciones laborales en el marco de la economía informal, percibiendo bajos salarios y sin protección social alguna (Merklen, 2009). La transformación regresiva en el mundo laboral produjo en las clases populares, no sólo un drástico deterioro en sus condiciones y niveles de vida, sino también una masiva desestructuración de sus marcos de sentido.

Tales transformaciones impactaron sobre la conflictividad social. Así cabe ser destacado que el panorama actual de la misma se distingue por la ausencia de un conflicto central y permanente (como representación), antes expresado en la oposición entre capital y trabajo. Las viejas identidades sociales, como las del movimiento sindical, permanentes y macizas, se han visto deterioradas, y conviven con otras identidades más fluidas y precarias. En este sentido, es posible afirmar que "ya no existe un centro que organice la sociedad y permita explicarla" (Ogando, 2001:76). El escenario actual de la protesta social en la Argentina se halla ahora dotado de un carácter más específico y disgregado en una multiplicidad de actores y antagonismos que se muestran con escasa relación unos con otros. Prima una progresiva fragmentación, entendida como una complejización y multiplicación de las identidades sociopolíticas y de las demandas sectoriales involucradas en la misma (Schuster y Pereyra, 2001).

En este contexto de crisis de las identidades tradicionales (crisis de los partidos políticos y estructuras de representación sindical, etc.) y fragmentación del conflicto, surgen a nivel local desde mediados de la década del noventa (inmerso en un conjunto heterogéneo y polifacético conformado junto con otros actores, actoras; movimientos sociales y políticos), las organizaciones de trabajadores desocupados, también denominados como organizaciones piqueteras6, que utilizando formatos de protesta no exentos de originalidad encarnan formas no tradicionales de expresión del descontento social y plantean tanto reivindicaciones materiales como novedosas políticas de reconocimiento e integración, junto a otro conjunto de demandas a partir de las cuales se enfrentan a la implementación y a los efectos sociales de las políticas de corte neoliberal. A partir de mediados de la década del noventa (más precisamente en el año 1996) emergen, se difunden y se instalan rápidamente —aunque coexistiendo con las formatos tradicionales de protesta—, en todo el territorio argentino, primero en el interior del país y luego en la Capital Federal y el conurbano bonaerense, con gran dinamismo y visibilidad pública los cortes o piquetes de rutas, puentes y avenidas como una de las formas utilizadas por los sectores sociales más empobrecidos de las clases populares de la sociedad para demandar soluciones a sus extremas necesidades y condiciones de vida a los poderes públicos.

Estos actores novedosos y particulares (nos referimos a las organizaciones de trabajadores desocupados) contienen un carácter transversal, es decir, no es un rasgo clasista el que los define y determina, aunque es clara su concepción popular, sino más bien, el hecho de englobar a grupos y sectores que son atravesados por experiencias tales como la marginación, desocupación, subocupación, opresión, y la dominación, prácticas y procesos en los que la dimensión de clase opera como una de sus determinaciones fundamentales pero no como la única existente. Uno de los grupos que engloba está conformado por mujeres de clases populares que sufren objetivamente una doble opresión: de clase y de género. En efecto, una nota distintiva de las organizaciones piqueteras es la notable y masiva participación de las mujeres. Participación que se inscribe en el campo de la lucha social y política, que ha sido tradicionalmente hegemonizado por los hombres. Esa aparente tensión ha impulsado los principales interrogantes de la investigación que dio origen al artículo: ¿Cómo se configura la división sexual del trabajo militante al interior de la organización? ¿Qué roles asumen las mujeres y los hombres al interior de la organización?

Consideramos que la FTV constituye un caso potencialmente enriquecedor para abordar los lazos complejos que se entretejen entre militancia y género, dado que es una organización que no sólo se caracteriza por contener una masiva presencia femenina entre sus militantes, sino también por haber construido y desarrollado una extensa presencia en el territorio (los barrios populares), por poseer un "espacio" específico de debate y discusión de las diversas problemáticas de género (la Secretaría de Equidad de Género e Igualdad de Oportunidades), por protagonizar una larga trayectoria de "resistencia", protesta y "lucha" contra las políticas neoliberales y por ser una organización central en el campo militante argentino.

Método

A fin de indagar y comprender los papeles y roles militantes que protagonizan las mujeres hemos realizado en el seno de de la FTV un extenso trabajo de campo. Si bien ésta última es una organización de carácter nacional, la enorme mayoría de su dirigencia y sus bases viven en el Gran Buenos Aires7 (en adelante, GBA). Es por ello que decidimos escoger un distrito8 del GBA, en tanto que territorio pertinente para realizar gran parte de nuestro trabajo de campo. Elegimos el distrito de Berazategui no sólo en virtud de su ubicación geográfica, sino también dado que su dirigente más destacado forma parte de la mesa nacional del movimiento. A partir de que una entrevista a una mujer nos abrió el acceso al campo, entre los meses de enero y septiembre de 2009, hemos asistido semanalmente a un local territorial de la FTV instalado en el barrio "3 de junio" en la localidad de Plátanos, en el partido de Berazategui. En el mismo, realizamos entrevistas en profundidad a sus distintos miembros, presenciamos —y en determinadas ocasiones participamos— numerosas asambleas, y observamos emprendimientos productivos (producción de pan, pizzas, etc.) realizados por miembros de la organización. En este local territorial también observamos actividades de ayuda social, como sus respectivos comedores populares y merenderos.

Paralelamente a efectuar nuestro trabajo de campo en los locales territoriales también estuvimos presentes en tanto que investigadores en las instancias colectivas "suprabarriales" de toma de decisiones de la organización, es decir, el plenario distrital9 (específicamente el plenario distrital de La Matanza10), y el plenario provincial (el propio de la provincia de Buenos Aires). En el marco de los mismos, realizamos tanto observaciones de su composición y dinámica participativa, así como también, efectuamos entrevistas a algunos/as de sus participantes. Ello nos permitió acceder a los dirigentes de otros distritos que no se encontraban representados en nuestro trabajo de campo en el territorio. De tal modo que en el plenario distrital tuvimos acceso a dirigentes de otras localidades de La Matanza, mientras que en el plenario provincial, encontramos dirigentes de otros distritos provinciales11. De tal forma que a lo largo de la investigación se realizaron un total de 22 entrevistas (dieciséis a mujeres y seis a hombres) en profundidad a militantes de base, coordinadoras/es y dirigentes de la organización (ver anexo).

Breve genealogía socio-histórica de la FTV

La FTV se constituye formalmente como tal (adquiriendo personería jurídica) el 18 de julio del año 1998, día en que en la Capital Federal, en el marco de la Central de Trabajadores Argentinos12, pero con la presencia de un conjunto destacado de delegados y representantes de organizaciones nacionales e internacionales, se efectúa el primer Congreso Nacional de Trabajadores por la Tierra, La Vivienda y el Hábitat. La FTV se forma con el objetivo de aglutinar y representar a un conjunto amplio de actores y organizaciones preexistentes (que en muchos casos ya formaban parte de la CTA) que tienen en común una marcada impronta identitaria colectiva territorial, de tal modo que desde un comienzo la Federación persigue "la unidad de todos los que estamos cruzados por el mismo tema: que es la tierra"13 (CTA, 1998:6). Entre los que se hallan, el movimiento de ocupantes e inquilinos, diversas organizaciones campesinas, movimientos aborígenes, etc.

En torno a la relación entre la central sindical y la FTV se destaca el hecho de que desde sus comienzos esta última ha tenido altos grados de autonomía (en lo relativo a las definiciones y posicionamientos políticos, en la decisión de participar o no en marchas convocadas incluso por la CTA, en lo que refiere a la relación con el Estado, etc.) frente a la primera.

Si bien la FTV como tal surge hacia fines de los años noventa, su constitución como organización social urbana que se asume "de origen territorial" y que reclama para si una identidad fundada "al calor de las luchas reivindicativas en el territorio, focalizada en el acceso a la tierra, los servicios básicos, la vivienda digna y el hábitat" (FTV, s.f.:1) tiene sus orígenes en las tomas de tierras efectuadas en La Matanza en la década de 1980, las que dieron lugar a los primeros asentamientos en el Gran Buenos Aires14.

La conformación de los asentamientos —los que a la postre se constituirían en el bastión de lo que hoy es la FTV— en el Partido de La Matanza, en el Gran Buenos Aires, fue el resultado de la ocupación de terrenos estatales y privados (en un comienzo efectuada por 200 familias aunque luego esa cifra no dejaría de aumentar) ubicados en las localidades de Ciudad Evita, Gregorio de Laferrere e Isidro Casanova.

La destrucción de su hábitat, que sufrieron en el año 1985 los vecinos del barrio La Reserva —en Gregorio Laferrere— a partir del anegamiento producido por las grandes inundaciones que se sucedieron en ese año del arroyo que lo atravesaba (Arroyo Mario), se constituyó en el escenario de un proceso de organización "desde abajo" en el que convergieron junto con los vecinos afectados militantes tanto de las Comunidades Eclesiales de Base (CEB) como del Servicio de Paz y Justicia (SERPAJ). El 6 de enero de 1986, luego de algunos meses de planificación y preparación se produce por parte de 200 familias (asistidas por las organizaciones ya señaladas), la toma de tierras fiscales en lo que hoy es el barrio "El Tambo". Así lo relata una de sus protagonistas:

“El Tambo se creó en el año 1986 en la Matanza […] Se organizó la toma con vecinos que estaban sufriendo inundaciones frecuentes. Cada vez que había grandes lluvias se inundaban, entonces empezamos a organizarnos, matrimonios jóvenes, como nosotros que recién nos habíamos casado y no teníamos vivienda […]. Más mucha otra gente que cuando vio la organización de la toma se sumaron desde distintas partes del conurbano, era un aluvión de personas… inclusive de distintos distritos, veían en la televisión y, bueno, se venían” (Guadalupe15, 49 años).

El "éxito" de los tomadores en "El Tambo" (desde ese momento y hasta nuestros días centro político-organizativo de lo que luego sería la FTV) produjo un efecto multiplicador de esperanzas y expectativas por el cual se acercaron de forma apremiante miles de "necesitados", lo que impulsó nuevas tomas de tierras y la creación de otros asentamientos. De forma tal que luego de El Tambo (que es hoy el más pequeño) le seguirían cronológicamente el asentamiento "22 de enero" ubicado en Ciudad Evita, y el propio denominado "17 de marzo" situado en la localidad de Isidro Casanova.

A partir de la toma de tierras que dio lugar a la conformación del asentamiento, y luego el barrio, El Tambo, se constituye en su seno como espacio comunitario y de trabajo la Cooperativa Unión, Solidaridad y Organización (U.S.O.). A partir los años 1992-1993, con la Cooperativa U.S.O. como centro político-organizativo, se inicia un proceso de conformación de redes barriales y comunitarias integradas por diversos grupos y organizaciones de base como cooperativas de trabajo y con otros fines, jardines maternales, comedores populares, guarderías infantiles, entre otras, que en muchos casos fueron creadas ipso facto y en otros ya eran parte de "El Tambo" o pertenecían a los barrios aledaños.

Fue la necesidad de encontrar soluciones colectivas frente a los problemas cotidianos (como la ausencia de asfalto y de alumbrado público pero también frente a las carencias más "inmediatas" como la necesidad de alimentos) la que impulsó la colaboración y coordinación de actividades entre los distintos grupos pertenecientes a los diversos barrios circundantes a "El Tambo", conformando y fortaleciendo así la Red de Barrios.

Desde sus inicios, la "Red" no ha dejado de expandirse16 territorialmente, incorporando tanto nuevos grupos como nuevos barrios. Asimismo, desde el comienzo de la segunda mitad de la década del noventa, el entramado de organizaciones de base que la constituía fue ampliándose a partir de "articular" y "cohesionar" con otros actores y actoras sociales que también se veían afectados por los efectos sociales de las políticas neoliberales -aumento inédito de desempleo y con el de los niveles de pobreza e indigencia- aunque no forzosamente "compartieran el mismo territorio".

En el año 1997, la "Red" bajo el liderazgo de Luis D'Elia17 se moviliza a la Carpa Blanca18 instalada recientemente ese mismo año por los docentes frente al Congreso de la Nación para, a un mismo tiempo, demandar ayuda alimentaria y solidarizarse con los docentes "en lucha". En ese contexto, se establecen las primeras conversaciones informales con el entonces titular de la CTA, Víctor De Gennaro19. Unos meses después, más precisamente en julio, un conjunto de dirigentes nucleados en la "Red" deciden "ocupar" la iglesia Sagrado Corazón de Jesús ubicada en la localidad de San Justo en el partido de La Matanza, la cual representaba un espacio conocido para muchos de ellos/as dado que, como ya lo hemos señalado, en numerosos casos habían sido parte de las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs), promovidas desde ese templo. La "toma" se realiza con el objeto de otorgarle visibilidad social a su situación de desocupación y carencia material, "denunciar la ausencia del Estado" y "reclamar todo lo que hace a la parte reivindicativa del sector"20:

“Seguimos caminando en el año 1997 en los barrios hablando a viva voz, a viva boca, que lo que nosotros necesitábamos que era ¡¡trabajo!!, también medicamentos y otras cosas. La gente, los chicos, el pueblo se moría por causas evitables (…). Bueno, así fue que llegamos a la iglesia que está entre las calles San Justo y Morón, que se llama Sagrado Corazón de Jesús, una iglesia donde comulgan más de 7.500 parroquianos los fines de semana, y la tomamos pacíficamente por veinticuatro días, bajo el gobierno de Duhalde y su esposa “Chiche” que estaba como Secretaria del área de Desarrollo Social. Allí pudimos denunciar la ausencia del Estado y reclamar todo lo que hace a la parte reivindicativa de nuestro sector, lo cual se consiguió en parte, lo que nos dio fuerza” (Martín, 60 años).

La acción contenciosa que representa la toma de la parroquia constituye un acontecimiento central en la historia de la Red -y en la conformación de organizaciones de trabajadores desocupados en el Gran Buenos Aires- dado que no sólo por primera vez se distribuyen planes sociales en el conurbano bonaerense (Cross, 2006) sino también porque el éxito parcial de la misma posibilitó en los hombres y mujeres de la FTV la posibilidad de experimentar una victoria y permitió ir vislumbrando una forma de obtener recursos (tales como los "planes sociales") para fortalecerse y "apuntalar" la organización de sus bases de apoyo en los barrios al margen de las estructuras y redes clientelares barriales del Partido Justicialista.

La instalación pública de las demandas frente al Estado —en ese caso a nivel provincial— mediante acciones contenciosas comenzaba a devenir en el conurbano bonaerense una forma de interpelar exitosamente a los Poderes Públicos. Pero también es un momento histórico crucial, porque como lo ilustra el último testimonio comienza a producirse una "redefinición de las demandas" (Calvo, 2006) exigidas por parte de las organizaciones territoriales —en particular la "Red"—, de allí en más, coincidiendo con un momento en que las dos cifras en los registros de desempleo abierto y subempleo se vuelven un dato estructural e incluso los registros de ambas variables comienzan a tomar proporciones inéditas, el eje central de sus demandas y actividades ya no será la lucha por la tierra y la vivienda (lo cual no significa que se abandone como tópico reivindicativo y de construcción política) sino que girará fundamentalmente en torno a la problemática del desempleo. Pese a que la FTV no surge como una organización de trabajadores desocupados, la "toma" de la parroquia es el momento en que las organizaciones territoriales agrupadas en la Red, que apenas un año más tarde configurarían la FTV, comienzan a asentar sus bases de apoyo y representación en los trabajadores desocupados o precarizados, y a forjar como organización una impronta colectiva piquetera, la cual adquiere gran visibilidad pública a partir de que es foco de la mirada de los medios masivos de comunicación.

El año 1998 es, como ya lo hemos señalado, el año en que se conforma la FTV como tal. Pero también será el momento en que se configura el sector de los trabajadores desocupados de la Corriente Clasista y Combativa21 (CCC), organización junto con la cual la FTV constituirá una fuerte relación política (una alianza) conformando en el marco de la protesta protagonizada por las organizaciones de los trabajadores desocupados el denominado "eje matancero". Junto a esta protagonizará a lo largo de ese año y los siguientes innumerables y diversas de acciones colectivas contenciosas.

La FTV tendrá su "bautismo" (Massetti, 2009:73) como organización piquetera bajo el gobierno de La Alianza (1999-2001). En junio del año 2000, más exactamente el día 29, en el que adopta en su repertorio de confrontación el corte o interrupción de rutas o calles, al cortar la ruta nacional n° 3 en el Partido de La Matanza a la altura de la localidad de Isidro Casanova.

La dinámica de alta conflictividad entre el gobierno nacional y la FTV en el período 22 en que gobernó La Alianza (1999-2001) tiene un momento particularmente intensivo en el marco de un nuevo corte de la ruta n° 3 pero que a diferencia del anterior se extendió cinco días, desde el 31 de octubre al 4 de noviembre de 2000.

Finalmente, luego de los vaivenes y tensiones propias de toda negociación, el piquete triunfa y se firma un Acta Acuerdo entre la FTV (junto a la CCC) y el Gobierno Nacional a partir de la cual este último (mediante la firma de la entonces ministra de Trabajo, Patricia Bullrich) se compromete a realizar un fuerte incremento en la cantidad de planes de empleo23 (alrededor de 9.000 planes sociales), así como también asume el compromiso de enviar una suma relevante de alimentos a la zona, entre otras demandas de las organizaciones.

En el año 2001 se registran innumerables acciones colectivas de protesta por parte de la FTV, fundamentalmente en La Matanza, su centro político y contencioso más dinámico. En ese año, entre los días 7 y 23 de mayo, se produjo el corte de ruta más prolongado en ese Partido de la provincia de Buenos Aires, que fue realizado debido al no cumplimiento por parte del gobierno nacional de lo firmado en el Acta Acuerdo en el año 2000. Nuevamente, será luego de extensas negociaciones -de allí la prolongación de la acción contenciosa- entre el binomio FTV-CCC y los altos funcionarios nacionales (aunque mediada por altos funcionarios políticos municipales y provinciales) que se firma un nuevo Acta Acuerdo, esta vez incorporando demandas menos "elevadas".

La extensión temporal del piquete, y la centralidad política que adquirió la FTV a partir de la disputa en el contexto de aquel, no sólo permite pensar que el piquete en el marco de la FTV ya se encontraba consolidado como acción colectiva contenciosa de instalación pública de las demandas y de obtención de recursos, sino que asimismo "la contienda dio un definitivo impulso al proceso de posicionamiento afirmativo de la auto-organización como actor político nacional en la escena pública" (Calvo, 2006:131). Proceso que irá a la par de su crecimiento cuantitativo en tanto organización de proyección nacional. En efecto, como lo hemos visto desde el año 2000, la FTV, utilizando como repertorio de confrontación al corte de ruta o "piquete", vuelca todos sus recursos organizativos (capacidad de movilización, energías de sus militantes, etc.) a demandar públicamente trabajo y a conseguir subsidios de desempleo ("planes sociales") para sus participantes. Hacia finales del año 2001 administraba24, al menos, 20.000 planes del Plan Trabajar II, III, más otros 10.000 provinciales (diario Clarín, citado en: Massetti, 2009:73). A partir de la obtención de estos recursos es que "por si misma" la organización pudo comenzar a extenderse y desbordar territorialmente los límites del territorio matancero.

En ese contexto de crecimiento, los recursos obtenidos a partir de "la conquista" de los planes sociales sirvieron no sólo como elementos "atractivos" de actores y actoras individuales y de pequeños núcleos y organizaciones barriales preconstituidas (como sociedades de fomento, u otras experiencias asociativas) sino que también fueron utilizados como elementos activadores y dinamizadores de viejas y nuevas tramas organizativas (los denominados locales barriales) fundadas sobre bases sociales conformadas por redes barriales protagonizadas por mujeres. En efecto, las mujeres de las clases populares no sólo devinieron administradoras cotidianas de los efectos de la crisis producto de las políticas neoliberales —los hombres en su mayor parte desocupados se encontraban dominados por sentimientos y situaciones de angustia, depresión y aislamiento—, sino que, recurriendo a los vínculos sociales de afecto, confianza o parentesco acumulados en las redes barriales, se asociaron y comenzaron a ensayar respuestas colectivas (construir un comedor popular, formar una cooperativa de trabajo, etc.); asimismo se incorporaron masivamente, tanto individualmente como en pequeños grupos, a organizaciones piqueteras, entre las que la FTV no fue una excepción. La misma fue visualizada por estas mujeres como un espacio a partir del cual obtener recursos para los suyos, poder expresar sus demandas y "pelear por las necesidades del barrio", de suerte de producirse una verdadera afinidad electiva entre éstas y la organización. De ese modo, la FTV creció a escala local activando redes barriales femeninas preexistentes que se encontraban relativamente estructuradas, redes que se vieron consolidadas y politizadas a partir de los recursos materiales y simbólicos (planes sociales, alimentos, cursos de capacitación) que aportó la organización, así como también por la apertura de un espacio común (la sede o local territorial) que se constituyó en un centro de encuentro de los integrantes de las redes y de consiguiente fortalecimiento de las mismas.

Si bien, por supuesto, el derrotero socio-histórico de la FTV continúa hasta nuestros días, decidimos detener el desarrollo y análisis del mismo en este punto, por dos razones, en primer lugar, dado que las limitaciones formales de todo artículo no nos permiten extendernos más a costa de correr el riesgo de no poder avanzar en otros aspectos centrales y, en segundo lugar, ya que ya hemos podido no sólo ilustrar la génesis de la FTV sino también dar cuenta —de modo sucinto— de la presencia masiva y extendida de las mujeres en las tramas sociales que conforman la base de la organización. En lo que sigue indagaremos, desde una perspectiva de género, en las características que permean la estructura organizativa de la organización, los interrogantes que intentaremos responder en el próximo apartado son: ¿se refleja la masividad de las mujeres en la base de la organización en las estructuras de toma de decisiones de la misma? ¿qué forma asume la división sexual del trabajo militante?

Estructura organizativa y toma de decisiones en la FTV: ¿hacia una nueva división sexual del trabajo militante?

La FTV es una organización sociopolítica de alcance nacional (tiene presencia en más de veinte de las veinticuatro provincias que conforman el Estado argentino y en aproximadamente 500 municipios). Lo vasto de su dimensión territorial y la pluralidad de actuantes colectivos diversos que amalgama permiten vislumbrar lo complejo de la estructuración de su organización.

La estructura organizativa de la FTV se configura a partir de cuatro ámbitos estructurales25 relativamente diferenciados, cada uno de las cuales tiene distintas "instancias" de funcionamiento: barrial, distrital, provincial y nacional. Los ámbitos estructurales se encuentran interconectados a partir de la "polivalencia" y "multi-posicionamiento militante"26 intraorganizacional de sus miembros y de la coordinación de actividades compartidas.

Al primero de ellos lo podemos denominar "espacios de dirección". En estos se discuten y determinan las definiciones y estrategias políticas de la organización, se efectúa un balance de lo positivo o negativo de lo realizado en el último tiempo (lo que, por ejemplo, puede incluir el análisis de la imagen que tiene la sociedad de la FTV) así como también, se debate en torno a la coyuntura socio-política, denominada en la organización como "momento político". En ese marco, el "órgano" máximo de conducción y de toma de decisiones es el plenario nacional (denominado también "mesa" nacional), el cual, dadas las dificultades operativas para su conformación y su carácter estratégico y no "coyunturalista", se reúne aproximadamente una vez al mes. Se debe remarcar que la organización define al plenario nacional como la instancia de conducción política. La "mesa" se encuentra conformada por los principales dirigentes de cada provincia (previamente votados en el Congreso Nacional de la FTV), y los presidentes de las distintas Secretarías. Por supuesto, también participa Luis D'Elía en calidad de presidente de la FTV y, fundamentalmente, como actor reconocido y valorado unánimemente por los miembros de la organización como "máximo dirigente y referente político". El fuerte contenido carismático que asume su liderazgo, que le permite tener la potencialidad de orientar y dirigir las instancias colectivas de toma de decisiones, contribuye de manera decisiva a la cohesión de la organización y a la confianza de los y las militantes en el rumbo político que éste asume.

Sostenemos que el plenario o "mesa" nacional es el órgano superior de dirección —aún por encima del Congreso Nacional— dado que en éste es donde se prefigura y predetermina la elección de las y los candidatos para presidir las secretarías, así como la definición y estrategia política que será debatida en el Congreso. Como lo relata Mónica:

“En los Congresos Nacionales de la FTV se votan las propuestas. Siempre hay antes una mesa nacional que evalúa las propuestas de los compañeros que han ido asumiendo mayores responsabilidades en las distintas provincias, y después se lleva una propuesta al Congreso Nacional” (Mónica, 58 años).

Tanto a escala provincial como distrital la asamblea también se constituye en el órgano privilegiado de toma de decisiones. En el caso de las "mesas" provinciales, conformadas por los dirigentes provinciales, receptan "la línea que baja de la mesa nacional", a partir de lo comunicado por el dirigente provincial (que representa a la provincia) que participó en la mesa nacional. "Bajar la línea" no niega que se debata en torno al contenido que ésta asume y se adapte a las particularidades de cada realidad provincial (además de que se debatan otros temas y que se tomen decisiones concernientes a las problemáticas de la organización y de sus miembros en esa provincia). En las asambleas provinciales no sólo se receptan las decisiones acordadas en la mesa nacional sino que, incluso, se procesan las demandas que portan los referentes distritales. Esto mismo también sucede en el caso de las "mesas" distritales.

Por lo tanto los plenarios se constituyen en espacios de encuentro y enlace de distintos niveles de toma de decisiones jerárquicamente configurados, en los que se debate entre dirigentes provinciales y distritales (en el caso de las "mesas" provinciales) y entre los dirigentes distritales y los referentes barriales (en el caso de las "mesas" distritales). Estos últimos son elegidos en el marco de las asambleas barriales que tienen lugar en las organizaciones de base territorial (volveremos sobre éstas más adelante).

De tal forma, los referentes barriales, que tienen como rasgo sobresaliente vivir en el mismo barrio (y por lo tanto compartir con los demás miembros tanto el hábitat27 como también las mismas o similares necesidades) en donde está emplazado el local barrial de la FTV en el que participan, se constituyen en los delegados y portavoces de las demandas de los participantes de base frente a las instancias de toma de decisiones de la FTV, así como también en transmisores de las decisiones asumidas en estos espacios de dirección a las bases territoriales. Cabe ser remarcado que muchas veces la lógica organizativa que hemos descripto se ve alterada, dado que de facto el referente de un barrio puede ser a un mismo tiempo dirigente nacional (y por lo tanto ser parte de la "mesa" nacional).

De tal modo, el proceso de toma de decisiones asume simultáneamente un carácter colegiado, deliberativo, delegativo, pero también representativo. Los dispositivos de participación e interpelación política (el Congreso Nacional, los plenarios nacionales, provinciales, distritales y las asambleas barriales) que constituyen el proceso, le confieren sentido de pertenencia a sus miembros. En este sentido, la asistencia a los plenarios o asambleas es percibida por los actores y actoras como un indicador del grado de compromiso e identidad colectiva que los miembros asumen en su vínculo con la organización. Esto también ocurre en el caso de las marchas y otras acciones colectivas de protesta desplegadas en el espacio público, en instancias en las que se encuentra en juego el sentido que adquiere la visibilización que se genera en torno a la organización: poner el cuerpo (que siempre es arriesgarlo), se valora en tanto testimonio identitario y grado de involucramiento.

Un segundo ámbito organizativo lo constituyen las Secretarías Nacionales28. Sus miembros son elegidos por voto directo en el Congreso Nacional, el cual legitima sus mandatos que se extienden por dos años. Quienes forman parte de ellas participan tanto en los diversos órganos de dirección (plenario nacional, plenario provincial, etc.) así como también en los distintos espacios y actividades específicas de la Secretaría (como por ejemplo, la Secretaría de Equidad de Género e Igualdad de Oportunidades, etc.) para la que fueron electos. El vínculo entre esta instancia organizativa y las organizaciones de base territorial se construye a partir de dos prácticas complementarias: por un lado, de la mano del esfuerzo individual de los militantes, quienes a partir de sus prácticas de multiposicionamiento intraorganizacional —que se desarrollan por militantes que se desempeñan en múltiples instancias organizativas de la FTV— operan como correas de transmisión de saberes e información entre ambas instancias, trasladando a las bases las "novedades" y actividades de las Secretarías pero también (aunque en notable menor medida) trasmitiendo las demandas especificas de las bases a estas últimas, y de ese modo otorgándole cohesión y unicidad a la organización. Por el otro, con la coordinación y realización, por parte de las Secretarías, de actividades colectivas en las que forman parte los participantes de las organizaciones de base de impronta territorial29. Cabe destacar que, de acuerdo con su estrategia política, la FTV destina recursos organizativos (esfuerzos individuales y colectivos, contactos formales, etc.) para que cada una de las Secretarías Nacionales posea articulaciones ("gestión directa", según lo ha definido un entrevistado) con los espacios institucionales del Estado (Ministerios, Secretarías y Direcciones) afines al eje político-social de cada una de ellas. Asimismo, muchas de las Secretarías Nacionales han conformado sus "réplicas" a nivel provincial. Es decir, han configurado Secretarías Provinciales en las que se debaten y abordan las mismas temáticas y problemáticas.

Un tercer ámbito organizativo está conformado por lo que podemos denominar "área operativa", la cual se encuentra conformada por los cuadros administrativos de la organización, quienes son los encargados de una multiplicidad de tareas escasamente visibles aunque centrales para la reproducción de la organización como tal. Nos referimos a actividades tales como la carga y presentación institucional de los planes sociales ante el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social (MTESS), el desarrollo de los preparativos y la coordinación de las asambleas nacionales, la atención a las personas que se acercan para solicitar ayuda (la cual tiene por objeto paliar un abanico amplio de necesidades, asociadas fundamentalmente, a la solicitud de alimentos, medicamentos y planes sociales), el diseño y ejecución de la compleja logística que implica la distribución de los alimentos obtenidos en el marco de los planes sociales provinciales y/o nacionales, entre otros.

Pese a que a escala provincial o nacional hay personas dentro de la FTV que sólo desempeñan tareas administrativas (que en su mayoría poseen determinada capacidad técnica que las vuelve idóneas para tal rol), cabe resaltar que en el plano distrital y barrial un considerable número de esas tareas las realizan militantes que adoptan múltiples roles, desempeñándose simultáneamente —además de cómo cuadros administrativos— como dirigentes en el nivel distrital (y en ocasiones provincial e incluso nacional), y asumiendo responsabilidades en el marco de una o más Secretarías. Este tipo de "polivalencia" y multiposicionamiento militante intraorganizacional permite dar cuenta de cierta escasez tanto de cuadros técnicos o administrativos como políticos dentro de la organización.

Por último, las que podemos denominar organizaciones de base de impronta territorial, que constituyen la propia base social sobre la que se asienta la organización. Ésta se compone de un conjunto heterogéneo de organizaciones de carácter territorial, como cooperativas de trabajo, asociaciones comunitarias, locales barriales conformados por trabajadores/as desocupados/as o precarizados/as (sector, este último, que por su magnitud es relevante en la organización), etc. Estas diversas experiencias organizativas gozan de un alto grado de autonomía para conformar sus propias formas de organización interna, no así para determinar la estrategia política que asumirán y por la que lucharán, la cual se define en el órgano de dirección de la FTV. En ese marco, no todas las organizaciones de base de impronta territorial adoptan una dinámica asamblearia para la toma de decisiones y la gestión de los recursos existentes. En determinados casos30 se privilegia un tipo de liderazgo definido que obtura y niega de cuajo la posibilidad de una democratización colectivista de las decisiones; en otros se perfilan liderazgos que, si bien promueven la participación de los miembros del espacio en la definición de los usos de los recursos, no adoptan esa posición en lo que refiere a decisiones que implican asignación de responsabilidades.

En el marco del "modelo" organizativo conformado a partir de los diversos ámbitos estructurales ya mencionados pueden distinguirse aquellos (el área operativa, las organizaciones de base de impronta territorial y en menor medida las Secretarías Nacionales) en donde operan primordialmente una serie de tipos de roles y tareas que se vinculan con los aspectos más inmediatos (lo social o lo reivindicativo en el lenguaje de los actores y actoras). Entre estos se encuentran, por un lado, la reproducción social de los miembros —junto a sus familias— y, por otro lado, la consolidación de la organización como tal. Por otra parte, se encuentran aquellos ámbitos estructurales (espacios de dirección) en donde se debate en torno a aspectos mediatos o de largo plazo (lo político en la voz de los actores y actoras), en los cuales priman fundamentalmente los roles y tareas que hacen a la definición de la orientación y estrategia política que adopta la organización, así como a los vínculos que éste establece con el sistema político.

En lo que respecta a las Secretarías Nacionales, dada sus características, algunas se encuentran más cercanas a los ámbitos estructurales que remiten a la resolución de las necesidades materiales y culturales más urgentes (la Secretaría de Políticas Sociales, por ejemplo) mientras que otras se avocan a las acciones y los debates estrictamente políticos (como por ejemplo, la Secretaría de Acción Política y Relaciones Institucionales).

A partir de nuestras observaciones podemos sostener como primer acercamiento que: en el marco de los ámbitos estructurales "sociales" son fundamentalmente las mujeres las que asumen diariamente las tareas. Ello es visible en las organizaciones de impronta territorial, en donde cuantitativamente la participación femenina es notablemente superior a la masculina, la que suele ser verdaderamente marginal (lo cual no significa que esa sea su posición y su capacidad de decisión en la organización). En lo que refiere a las Secretarías Nacionales es notable cómo se percibe a partir de un análisis de los/as integrantes de cada una de ellas el hecho de que aquellas que por sus temáticas y problemáticas abordadas se encuentran más estrechamente vinculadas a "lo político" —Organización y Movilización, por ejemplo— están conformadas casi en unanimidad por hombres, mientras que las Secretarías que tienen por objeto dimensiones del mundo social consideradas usualmente como femeninas —como en el caso de la Secretaría de Salud o de Políticas Sociales— lo están fundamentalmente por mujeres. En el caso del área operativa, si bien las mujeres priman cuantitativamente por sobre los hombres, las asimetrías son sensiblemente menores que lo que ocurre en las organizaciones territoriales.

La distribución por género de participación se invierte en los ámbitos estructurales —fundamentalmente la mesa nacional— en donde se toman las decisiones colectivamente estructurantes, y se debate y decide en torno al proyecto político de la organización y las acciones políticas a seguir (los cuales son los espacios en donde se "condensa" el poder que circula en la organización). En el plenario nacional, contrariamente a lo que sucede en los ámbitos estructurales de "cuño social", son los hombres los que constituyen la mayoría, mientras que las mujeres se encuentran en notable minoría.

Al indagar en los roles y prácticas desarrollados por los sujetos en el marco de la organización se percibe que hay una distribución generizada de los papeles y funciones. En el marco de las organizaciones territoriales las mujeres suelen adoptar predominantemente los roles relativos a lo inmediato, a la reproducción de la vida, como la gestión territorial de la ayuda social, la atención en los comedores, la organización de los merenderos, la conformación de los jardines infantiles, la realización de manualidades, tareas de apoyo escolar, el cuidado y crianza de los menores del barrio, etc. Papeles y prácticas que evidentemente hacen sistema con el rol tradicional de la maternidad, con rasgos de la personalidad que se consideran típicamente femeninos, como la afectividad y el altruismo. Esto no excluye que paralelamente, sean esas mismas mujeres las que en muchos casos asuman el liderazgo en uno o más locales comunitarios y que a partir del reconocimiento de sus capacidades por parte de la organización sean parte del plenario distrital o provincial.

La participación y los roles desempeñados por los hombres en las organizaciones de base territorial suelen poseer también una impronta tradicional. A diferencia de las mujeres es excepcional que ellos asuman funciones y tareas ligadas a los asuntos y relaciones interpersonales y a lo reproductivo. Por el contrario, los hombres se centran, fundamentalmente, en dos funciones: en ciertos casos, asumen el papel "clásico" de liderazgo y conducción de la organización barrial, mientras que en otros participan asumiendo prácticas consideradas tradicional y socialmente como masculinas, vinculadas al uso de la fuerza o destreza física para la resolución de problemas práctico-intelectuales (como por ejemplo, "poner unos caños" o "arreglar una sillita del jardín de infantes"). Los testimonios coinciden en señalar la escasa participación de los hombres en las tareas comunitarias, donde predominan lazos de cooperación e interdependencia, predominantes en las organizaciones territoriales de desocupados/as y/o precarizados/as:

“Los hombres no participan tanto, por ahí si tienen que cortar el pasto sí aparecen, pero si no, no. Para hacer la comida o cuando van a servir algo a los chicos, no quieren saber nada. Mirá que nosotras los queremos integrar, hicimos un grupo nuevo de jóvenes y tampoco quieren, no hay caso. Hicimos un taller de panadería. Lo dio una chica y tampoco vinieron, no les gusta participar. Ellos te dicen ‘Nosotros vamos a las marchas con los bombos'” (Paula, 43 años).

En lo que refiere a los papeles de hombres y mujeres en el marco del ámbito estructural que hemos denominado "área operativa", cabe resaltar que, si bien ambos sexos se desempeñan como secretarias/os de los dirigentes más importantes de la organización, escuchan y resuelven (o en su defecto derivan a la persona encargada) las demandas por alimentos, ropas o medicamentos de "las personas que se acercan"31, cargan en las computadoras los planes sociales, así como son artífices de la coordinación y los preparativos que requiere todo plenario provincial o nacional, son primordialmente las mujeres las que realizan ciertas tareas tradicionales como las de servir el café o la comida.

El "subámbito" en donde los roles responden más claramente a patrones clásicos o tradicionales es el que refiere a la logística de distribución de los alimentos y otros bienes de primera necesidad de origen estatal (municipal, provincial o nacional), en ese marco son los hombres quienes se ocupan de la descarga, el ordenamiento, el acopiamiento32, la "custodia" y el posterior traslado y repartición de los mismos entre las distintas organizaciones territoriales.

En lo que respecta a la distribución por sexo de los/as integrantes de las distintas Secretarías Nacionales, sostenemos que puede ser pensada como una cristalización de las representaciones de género dominantes —en la que las voces de los/as dirigentes tienen una influencia decisiva— que circulan en el interior de la FTV. Así, lo primero que debe señalarse es que la distribución de cargos entre los hombres y las mujeres no es equitativa dado que los primeros ocupan mayor cantidad de cargos que las segundas. No obstante lo cual, ellas poseen un número muy alto de funciones, ya sea en tanto secretarias, subsecretarias y/o miembros, lo que ilustra que las representaciones sobre las capacidades y características consideradas distintivas de la "personalidad femenina" van "más allá" de lo que lo hacen las representaciones tradicionales (las que reducen la capacidad de las mujeres al ejercicio de actividades y responsabilidades en el seno de la unidad doméstica). Las mujeres son percibidas como personas con autonomía, capaces para ejercer liderazgos y asumir las responsabilidades más relevantes frente a un colectivo de trabajo. Así lo deja entrever Jorge:

“Yo creo que las mujeres están capacitadas para hacer todas las tareas. Sin duda hay mujeres que son muy buenas referentes, que tienen un muy buen grupo de personas, que lo dirige muy bien, por ejemplo, Rita. Ella es una gran líder, y tiene un muy buen grupo de gente, que lo lleva muy bien” (Jorge, 52 años).

Sin embargo, la división sexual del trabajo militante entre hombres=política/mujeres=social (dominante en la FTV) a nuestro entender expresa el hecho de que aún persisten ciertos "clivajes" propios de las representaciones tradicionales. En tal sentido, que las mujeres sean las que asumen mayormente responsabilidades en las Secretarías de Personas con Impedimentos, Salud o Políticas Sociales (como en otras), se debe —entre otras razones— a que todavía se las piensa (por parte de los varones) y se piensan como las portadoras de ciertas características o "capitales" específicos (como la afectividad, la calidez, el altruismo, la expresividad, la cooperación) que les permiten hacerse responsables más correcta y legítimamente de los asuntos y relaciones interpersonales. Así lo expresa un militante de la FTV:

“Las mujeres saben tratar mejor a las personas y cuidar a los chicos, son más afectuosas, debe ser el instinto maternal. Cuando llega alguien a pedir alguna cosa, un remedio o algo, las mujeres siempre lo atienden bien, lo entienden mejor. O en los comedores, ahí las mujeres cumplen una gran función” (Gonzalo, 38 años).

Como lo sostiene Lucía:

“Yo he llevado varios chiquitos a casa hasta que su situación de violencia se tranquilizara [en sus respectivos hogares] en contra de lo que piensa mi esposo, porque él a pesar de estar en esto como yo tiene otra manera de pensar. Por ahí la mujer tiene otra mirada (…). Yo no iba a dejar que un chico siga viviendo eso, y él me decía: “Se tiene que hacer cargo la justicia, el Estado” (…). Él piensa distinto, yo tengo una mirada como más social, más afectiva. A mi me encanta lo social, las mujeres tenemos otra mirada, yo creo que estamos un poco más capacitadas para esas cosas” (Lucía, 34 años).

El dato de que los hombres sean los que "hacen política" (son los que ocupan los cargos en las Secretarías de Acción Políticas y Relaciones Institucionales, Asuntos Internacionales y Migraciones, entre otras) ilustra el hecho de que en la organización se los considera como "naturalmente" preparados para tal actividad, dado que se los representa con características de su personalidad (tales como la autoestima, la confianza en sí mismo en el uso público de la palabra, etc.) centrales para el desarrollo de la actividad política.

Esta tensión entre representaciones tradicionales y no tradicionales de género se ve también ilustrada por los casos de las Secretarías de Género y de Finanzas. La primera se encuentra conformada íntegramente por mujeres, lo cual indica que la problemática de género es percibida de forma sesgada y tradicional en la organización. Es vista como una "cuestión de mujeres", ejercida por mujeres e implementada para mujeres (representación que se ve sacralizada por el hecho de que en las actividades que organiza la Secretaría asisten de modo muy escaso y esporádico los hombres). Contrariamente el hecho de que la Secretaría de Finanzas sea co-dirigida por una mujer, expresa una representación acerca de ellas que las sitúa en un plano de igualdad con los hombres frente a la administración del dinero, una actividad tradicionalmente monopolizada por estos últimos que ha sido (y es) central en la reproducción social de las jerarquías y cuotas de poder entre los sexos.

De tal forma, representaciones tradicionales de género conviven con representaciones no tradicionales, lo que permite comprender por qué las mujeres en la organización ocupan determinados papeles y roles de género en detrimento de otros.

En lo que respecta a los espacios de dirección, expresan una matriz de distribución por sexo desigual de las posiciones y cuotas de poder, que queda ilustrada a partir de observar la asimétrica participación de hombres y mujeres en los distintos niveles de toma de decisiones de la organización.

Se desprende de los datos contenidos en el cuadro No. 3 que la cantidad de mujeres que se encuentran participando en la base de la organización es notablemente superior a la de los hombres, no así en la cima de la estructura organizativa, hegemonizada por los últimos. El cuadro permite observar que a medida que se asciende en la pirámide organizativa de la organización la distribución por cuotas de sexo de los participantes en los espacios de toma de decisiones se masculiniza, invirtiendo la composición por sexo de las bases. Las mujeres son protagonistas indiscutibles en las tramas organizativas territoriales de base de la organización (me refiero a los locales territoriales y sus asambleas), sin embargo, ese protagonismo no se ve reflejado en los espacios de dirección. Esto ilustra un tipo de "desigualdad real sustantiva" (Osborne, 2005:167) en las cuotas de acceso y distribución por sexo de poder y recursos. Citando a Badinter, en la actualidad "los hombres luchan a brazo partido por conservar su coto de caza: los ámbitos de poder" (Badinter, 2003:11).

Conclusiones finales

A partir de lo expuesto es factible inferir que en el marco del "modelo" organizativo de la FTV se configura una matriz genérica de división sexual del trabajo y distribución de tareas militantes conformada a partir de la configuración no institucionalizada de dos espacios relativamente diferenciados, el espacio constituido por los ámbitos estructurales ligados a los aspectos organizativos, administrativos e inmediatos o "urgentes" protagonizado principalmente por mujeres, y el espacio formado por los ámbitos estructurales en los que se toman las decisiones y se decide la estrategia política, constituido fundamentalmente por hombres. Son primordialmente las mujeres quienes asumen el trabajo manual (de cuidado de los otros al estar al frente de los comedores populares, de las tareas de apoyo escolar, etc.), mientras que quienes realizan el trabajo intelectual son en su mayoría hombres. Este "modelo" organizativo, si bien, incorpora (desigualmente) a las mujeres a los dos espacios, finalmente tiende a cristalizar y reproducir las relaciones y diferencias jerarquizadas socialmente constituidas entre los sexos, dado que mayoritariamente son los hombres quienes deciden, hacen política y trazan el horizonte y la hoja de ruta que debe asumir la organización, mientras que las mujeres suelen ser relegadas a protagonizar la dimensión "social" de la política, son quienes escuchan y resuelven en el territorio los problemas y necesidades más inmediatas, organizan los comedores y merenderos populares, articulan con su presencia las redes barriales de ayuda social, etc.

Por último quisiéramos destacar que la ocupación en la estructura organizativa de roles, papeles y responsabilidades "típicamente" femeninos por las mujeres en la organización opera para ellas en su trayectoria militante como una suerte de techo de cristal34 [glass ceiling], dado que protagonizarlas, como hemos visto, si bien ha demostrado ser en muchos casos la "puerta de entrada" a la política, no hay que olvidar que también es un condicionante y un impedimento para que estén en igualdad de condiciones con los hombres a la hora de asumir funciones "estrictamente" políticas. Incluso, como se desprende de nuestro trabajo de campo, cuando lo logran, deben realizar un esfuerzo superior que aquellos, ya que es común que el hecho de asumir este nuevo rol no se traduzca en el abandono o la redistribución de sus papeles y responsabilidades privadas y públicas (pre)existentes. Por lo tanto, la acumulación de funciones redunda en la extensión y complejización de la jornada diaria. Ello obliga a estas mujeres a poner en juego múltiples estrategias individuales y colectivas tendientes a conciliar y armonizar las diversas demandas, normas, reglas y lógicas que caracterizan a los múltiples espacios sociales (su hogar, la militancia territorial, reuniones políticas, etc.) en las que ellas ponen el cuerpo y asumen distintas responsabilidades. Pero, discúlpenos lector, no podemos extendernos más, el abordaje de las mismas, será, en todo caso, objeto de un próximo artículo.


Anexo

Mujeres (/participantes de base coordinadoras/dirigentes)

1. Paula, 43 años, divorciada, 2 hijos, dirigente nacional.

2. Lucía, 34 años, casada, 4 hijos, dirigente nacional.

3. Emilia, 63 años, casada, 2 hijos, dirigente nacional.

4. Mónica, 58 años, divorciada, 2 hijos, dirigente nacional.

5. Guadalupe, 49 años, casada, 4 hijos, dirigente nacional.

6. Mercedes, 45 años, casada, 1 hijo, coordinadora barrial.

7. Gimena, 44 años, casada, 7 hijos, coordinadora barrial.

8. Alfonsina, 44 años, casada, 3 hijos, coordinadora barrial.

9. Carmen, 45 años, casada, 1 hija, coordinadora barrial.

10. Francisca, 51 años, separada, 8 hijos, coordinadora barrial.

11. Julia, 47 años, 3 hijos, participante de base.

12. Beatriz, 49 años, casada, 3 hijos, participante de base.

13. Johana, 43 años casada, 3 hijos, participante de base.

14. Marcela, 24 años, casada, 3 hijos, participante de base.

15. Mariela, 49 años, casada, 4 hijos, participante de base.

16. Eliana, 45 años, casada, 1 hijo, participante de base.


Hombres (participantes de base/coordinadores/dirigentes)

1. Marcelo, 44 años, casado, 3 hijos, dirigente nacional.

2. Martín, 60 años, casado, 2 hijos, dirigente nacional.

3. Mariano, 34 años, divorciado, 1 hijo, coordinador barrial.

4. Jorge, 52 años, casado, 1 hija, coordinador barrial.

5. Gonzalo, 38 años, divorciado, 3 hijos, coordinador barrial.

6. Aníbal, 22 años, separado de hecho, 1 hijo, participante de base.


Citas de pie de página

1 La expresión gender-blindness es de origen norteamericano, literalmente su significado es ceguera de género.

2 Programa que ha tenido entre sus principales ejes un vasto esquema de privatizaciones de empresas públicas de propiedad estatal, la apertura de la economía, la reducción del gasto público, la "reforma" y reconfiguración del Estado y la flexibilización de las protecciones y relaciones laborales.

3 La Alianza por el Trabajo, la Justicia y la Educación (La Alianza) nació de la convergencia entre la Unión Cívica Radical (UCR) y el Frente País Solidario (FREPASO).

4 Luego de 10 días de incertidumbre e inestabilidad institucional en que se sucedieron por horas o días nada menos que tres presidentes, el 2 de enero de 2002 asumió, luego de ser elegido por una asamblea legislativa, como presidente interino de la Nación, Eduardo Duhalde (2002-2003). En el año 2003, será elegido mediante elecciones populares Néstor Kirchner (2003-2007), mientras que en el año 2007 lo hizo Cristina Fernández de Kirchner. Ciertas medidas de los últimos dos gobiernos (la reestatización del correo en el primero, reestatización de los fondos de pensiones en el segundo, entre otras) permiten pensar que los mismos no se inscriben en una línea de continuidad con sus antecesores en lo que respecta a la aplicación de políticas neoliberales.

5 No será sino hasta el año 2004 en adelante que esos indicadores comiencen a mejorar sustancialmente.

6 Piqueteras es un neologismo que proviene de la acción misma de quienes protagonizaron una nueva forma de protesta: el piquete. El mismo designa la acción de cortar la ruta con sus propios cuerpos más la ayuda de algunos elementos (como la quema de neumáticos, la colocación de piedras, etc.).

7 El Gran Buenos Aires (GBA) se encuentra conformado por la Ciudad de Buenos Aires más veinticuatro partidos de la provincia de Buenos Aires (entre los que se encuentran los partidos de La Matanza y Berazategui), al respecto puede verse el documento: ¿Qué es el Gran Buenos Aires?, Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). Buenos Aires, 2003.

8 El distrito o partido es la forma que adopta la división territorial y administrativa de la provincia de Buenos Aires (y en el resto del país). Cada distrito tiene su propia municipalidad y se encuentra dividido en diversas localidades.

9 Desarrollaremos este aspecto más adelante.

10 Cabe ser destacado que La Matanza es en el único distrito del país en que se realiza un plenario distrital. Ello es así en función de la complejidad organizativa que supone la enorme trama organizativa (locales territoriales barriales, comedores populares, merenderos, jardines maternales, cooperativas de trabajo, etc.) que la organización nuclea y articula en ese distrito.

11 Pese a que no tuvimos acceso a la mesa o plenario nacional (para aquellos que no son dirigentes nacionales, la presencia es sólo por invitación) hemos podido, en el marco de otras instancias más informales, realizar entrevistas con dirigentes nacionales —oriundos de la provincia de Buenos Aires pero también representantes de otras provincias— de la organización.

12 La Central de Trabajadores Argentinos (CTA) es una central sindical fundada en 1992 que admite la afiliación individual y directa (y el voto directo) tanto de trabajadores autónomos y cuentapropistas, como también de los trabajadores subempleados o desempleados carentes de representación sindical. Asimismo, desde sus comienzos, otra de sus notas distintivas ha sido la articulación con otros diversos sectores sociales a partir de la apertura de su estructura a otras organizaciones sociales. En tal sentido, en el año 1999 se formalizó un modelo organizativo por federaciones, a partir del cual en el marco de la CTA se han conformado distintas federaciones por ramas de actividad, como la industria, la comunicación, como también federaciones con base en organizaciones territoriales y sociales, como es el caso de la FTV.

13 Palabras extraídas del discurso pronunciado por Luis D'Elia en representación de la Cooperativa Unidad, Solidaridad y Organización (U.S.O.) de la Matanza (en tanto integrante de la Red de Barrios) en el marco del Primer Congreso Nacional de Trabajadores por la Tierra, La Vivienda y el Hábitat de la CTA.

14 Para un análisis exhaustivo del proceso de tomas de tierras y configuración de asentamientos en La Matanza recomendamos la lectura de los estudios realizados por Merklen (1990).

15 Este como todos los nombres de los/as entrevistados/as se han ficcionado a fin de preservar la confidencialidad de los mismos/as.

16 En su investigación, Dolores Calvo sostiene a partir de los testimonios que pudo recolectar que la "Red" "comenzó agrupando, en 1993, 4 barrios vecinos a El Tambo; en el año 1995, ya sumaban 23 barrios, en 1996 entre 30 y 35, y a mediados de 2003 aproximadamente 100" (Calvo, 2006: 53).

17 Presidente de la FTV.

18 La Carpa Blanca fue instalada el 2 de abril de 2007 frente al Congreso de la Nación por los docentes nucleados en la Confederación de Trabajadores de la Educación (CTERA), entidad gremial de segundo grado perteneciente a la CTA, para reclamar una ley de Financiamiento Educativo. La protesta finalizó hacia fines del año 1999 cuando los docentes "levantaron" la Carpa luego de que el senado aprobara una ley de presupuesto que incorporó un fondo educativo especial para los años 2000 y 2001.

19 Actualmente Víctor De Gennaro es Secretario de Relaciones Institucionales de la CTA.

20 Los términos en itálicas remiten a expresiones de los actores y actoras.

21 La Corriente Clasista y Combativa (CCC) nace en el año 1994. En el año 1996, la misma se propone la organización del movimiento obrero en sus tres "vertientes": los trabajadores ocupados, los jubilados y pensionados y los trabajadores desocupados. Pero no será sino hasta el año 1998 en que nazca el sector ligado a los sectores desocupados, cuyo centro político se halla en La Matanza, sitio en el que además vive su máximo dirigente, Juan Carlos Alderete. Luego de un breve período en que la CCC converge con la FTV en lo relativo a las lecturas, posiciones políticas y expectativas divergentes frente al gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007), el progresivo distanciamiento crítico frente a las políticas del gobierno será el motivo central del distanciamiento sucedido en el año 2004 entre la CCC y la FTV.

22 Para un análisis en profundidad de la relación entre la FTV y el gobierno nacional en ese período puede consultarse Calvo (2006).

23 Como lo subrayan tanto Svampa y Pereyra (2003) como Calvo (2006), en ese período (1999-2001) se suceden cambios en la intervención estatal en materia de política social. Específicamente en el manejo de los programas y planes de empleo se destaca entre otros aspectos el traspaso de la gestión y negociación de los mismos de la órbita municipal o provincial a la nacional.

24 Aquí cabe realizar una aclaración acerca de los alcances del término administración. Los diversos programas de empleo existentes han otorgado y otorgan subsidios monetarios o "prestaciones", los que se cobran de manera personal y directa por su beneficiario. Un conjunto de organizaciones, entre las que se incluye la FTV, han "conquistado" la concesión por parte del Estado de determinada cantidad de planes sociales (varía según cada organización); es esa suma de planes sociales -que si tenemos en cuenta a todas las organizaciones representa alrededor del diez por ciento del total de planes sociales existentes- sobre los que la FTV tiene soberanía para decidir a quien otorgárselo (siempre que cumpla con los requisitos formales estipulados). La FTV garantiza frente al Estado la realización de la contraprestación por parte del beneficiado y asume la presentación administrativa de los formularios de cada uno de los beneficiarios.

25 En lo relativo a identificar cuatro ámbitos estructurales en la organización con sus respectivas "instancias" de funcionamiento nos referenciamos en el trabajo de Cecilia Cross (2006).

26 La categoría "multi-posicionamiento" militante ha sido acuñada por la politóloga francesa Hélène Combes, para dar cuenta de un tipo específico de militante que se caracteriza por desarrollar su militancia en el marco de diversas estructuras políticas: partidos políticos, movimientos sociales, movimientos guerrilleros, etc. Así es definido el "multi-posicionamiento" por la autora en el caso de los dirigentes multi-posicionados pertenecientes al Partido de la Revolución Democrática de México: "Actores que ocupan posiciones de dirección en el seno de una y a veces muchas otras organizaciones contestatarias (movimientos sociales, organizaciones sociales, etc.) y que, paralelamente, tienen una carrera política en el seno del PRD" (Combes, 2004:9, la traducción es nuestra). En nuestro trabajo, lo utilizamos para referirnos a un tipo de militancia que tiene como rasgo fundamental el asumir roles en distintos espacios e instancias organizativas en el marco de un mismo movimiento, de allí que preferimos denominarla como multi-posicionamiento militante intraorganizacional. Con respecto a la categoría de polivalencia militante la acuñamos para dar cuenta de un tipo de militancia que —más allá de que pueda desenvolverse en distintos espacios— lo que la vuelve singular es el hecho de protagonizar paralelamente múltiples y diversas tareas y prácticas en el marco de una misma organización.

27 Utilizó el término hábitat en un sentido amplio, para referirme al conjunto de elementos sociales y ambientales que hacen a la reproducción de la vida cotidiana.

28 Las Secretarías Nacionales de la FTV son: Tierra, Vivienda y Hábitat, Género, Juventud, Derechos Humanos, Cultura, Políticas Sociales, Formación y Capacitación, Acción Política y Relaciones Institucionales, Asuntos Legales y Técnicos, Medio Ambiente, Asuntos Internacionales y Migraciones, Organización y Movilización, Promoción y Producción Comunitaria, Salud, Previsión Social, Prensa y Difusión, Personas con Impedimentos, Turismo y Deportes, y Finanzas. Volveremos sobre ellas más adelante.

29 Una práctica habitual de las mujeres que conforman la Secretaría de Equidad de Género e Igualdad de Oportunidades es la de dar charlas acerca de diferentes tópicos (violencia de género, uso de métodos anticonceptivos, etc.). Para ello, en muchas ocasiones una o dos integrantes se trasladan a una organización de base para realizar la charla y luego debatir con los participantes.

30 Las trayectorias y prácticas políticas de multiposicionamiento inter-organizacional (tal como lo piensa Combes) de ciertos dirigentes y/o referentes de la FTV permiten comprender por qué las distintas organizaciones de base territorial se encuentran atravesadas por determinadas especificidades, pasibles de adaptar cada una de ellas distintas lógicas políticas (asamblea vs fuerte liderazgo, entre otras posibles divergencias). Las formas de comprender la política, los repertorios de acción colectiva ya protagonizados y conocidos, así como también las experiencias de militancia en otras organizaciones (partidos políticos, movimientos sociales, etc.) que el dirigente o referente haya ido acumulando a lo largo de su trayectoria política —saberes y formas de saber-hacer que constituyen su "capital militante" (Matonti y Poupeau, 2004, la traducción es nuestra)— invisten la dinámica político-organizativa que adopte la organización de base en la que este se encuentre actualmente.

31 Esta es una tarea mayormente asumida por las mujeres, son ellas quienes suelen protagonizar la tarea de escuchar y otorgar —alimentos, medicamentos, etcétera— dos elementos centrales del trabajo social que efectúan.

32 Los productos, o como se denomina en la organización, "la mercadería" se concentra en un depósito o galpón central desde el cual luego se reparte entre las organizaciones territoriales.

33 Debemos señalar que las cifras pueden variar en el transcurso de una asamblea a otra, sin embargo, hemos decidido utilizarlas de acuerdo a la convicción de que las mismas tienen por objeto dar cuenta de una tendencia. En tal sentido, a lo largo de nuestras observaciones hemos podido constatar que más allá de que varían en lo que refiere a los números absolutos, la tendencia en lo relativo a la participación de hombres y mujeres es constante.

34 El concepto glass ceiling, que fue usado por primera vez en 1986 por dos periodistas del Wall Street Journal, fue acuñado para dar cuenta de la existencia de barreras socioculturales invisibles que impedían a las mujeres ascender, en el caso de las empresas de origen norteamericano, a los cargos más altos (Chamberlain, citado en Pautassi, 2000). Sobre el concepto de techo de cristal también puede consultarse Osborne (2005).


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Documentos de la organización:

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