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Pensamiento Psicológico

Print version ISSN 1657-8961

Pensam. psicol. vol.9 no.17 Cali july/Dec. 2011

 

Desarrollo de una escala para medir la percepción de la crianza parental en jóvenes estudiantes mexicanos

Brenda Rodríguez Aguilar1
Hans Oudhof van Barneveld2
Norma Ivonne González Arratia López Fuentes3
Claudia Unikel Santoncini4

Universidad Autónoma del Estado de México, Toluca (México)

1Doctora en Ciencias de la Salud. Maestra en Intervención Familiar. Profesora de medio tiempo e investigadora de la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEM. Correspondencia: psiquebren@yahoo.com.mx
2Doctor en Ciencias Psicológicas, Pedagógicas y Sociológicas. Profesor e investigador de la Facultad de Ciencias de la Conducta de la Universidad Autónoma del Estado de México. Correspondencia: hansovb@hotmail.com
3Doctora en Investigación Psicológica. Profesora e investigadora de la Facultad de Ciencias de la Conducta de la Universidad Autónoma del Estado de México. Correspondencia: nigalf@yahoo.com.mx
4Doctora en Psicología de la Salud. Investigadora en Ciencias Médicas. Dirección de Investigaciones Epidemiológicas y Psicosociales. Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz. Correspondencia: claudiaunikel@gmail.com

Recibido: 30/01/2011 Revisado: 25/08/2011 Aceptado: 14/09/2011


Resumen

Objetivo. La crianza de los hijos es una de las funciones de carácter universal más importantes de la familia. Este estudio aborda la perspectiva y la valoración de los hijos en este proceso, en el que participan activamente. El objetivo del estudio fue construir y validar una escala para medir la percepción de jóvenes estudiantes con respecto a la crianza parental en el ámbito familiar. Método. Se trabajó con una muestra estratificada por área de conocimiento de 727 estudiantes de la Universidad Autónoma del Estado de México en la ciudad de Toluca, aplicando el instrumento de manera colectiva en los salones de clase, con la colaboración anónima y voluntaria de los participantes. Resultados. Como resultado del análisis factorial con rotación varimax, la versión final de la escala quedó estructurada con 32 reactivos agrupados en tres factores: mostrar interés en las actividades del hijo, apoyo hacia el hijo y orientación al hijo. La escala obtuvo un Alfa de Cronbach de 0.91, explicando el 41% de la varianza. Los resultados muestran que entre los jóvenes predomina una evaluación positiva de la frecuencia con la que los padres desempeñan las actividades de crianza, considerando que éstos cumplen con su función socializadora. Conclusión. Se concluye que es importante realizar más investigaciones sobre la perspectiva y las experiencias que tienen los hijos en el proceso de crianza y en la interacción con sus padres.

Palabras clave: Crianza del niño, familia, juicio, adulto joven, socialización.


Abstract

Objective. The raising of children is universally one of the most important functions of a family. This study deals with the perspective and the valuation of children in this process in which they actively participate. The objective was the construction and validation of a scale with which to measure the perception of young students regarding parental upbringing in the familial environment. Method. A stratified sample according to areas of knowledge was identified. The instrument was applied collectively in classrooms, anonymously and voluntarily, to 727 Universidad Autónoma students from the Estado de México in the city of Toluca. Results. As a result of the factor analysis with varimax rotation, the final version of the scale was structured with 32 items grouped according to three factors: interest shown in the activities of the child, support given the child, and orientation given the child. The scale obtained a Cronbach Alfa of 0.91, explaining 41% of the variance. The results show that, among the young people, a positive evaluation predominates regarding the frequency with which parents assume activities related to upbringing, thus leading to the consideration that they fulfill their socializing function. Conclusion. In conclusion it is important to do more research on the perspective and the experiences which children have with the process of upbringing and their interaction with their parents.

Keywords: child upbringing, family, judgment, young adult, socialization.


Resumo

Escopo. A criança dos filhos é uma das funções principais de caráter universal mais importantes da família. Em este estudo é abordada a perspectiva e a valoração dos filhos em este processo, no que eles participam ativamente. Metodología. O escopo do estudo foi construir e validar uma escala para medir a percepção dos jovens estudantes sobre a criança parental no âmbito familiar. Material e metodologia. No trabalho foi usada uma mostra estratificada por área de conhecimento de 727 estudantes da Universidade Autónoma do Estado de México na cidade de Toluca, e foi aplicado o instrumento de maneira coletiva nas aulas de classe, com colaboração anónima e voluntaria dos participantes. Resultados. Como resultados da análise fatorial com rotação varimax, na versão final a escala quedou estruturada con 32 reativos agrupados em três fatores: mostrar o interesse nas atividades do filho, apoio para o filho e orientação ao filho. A escala teve um Alfa de Cronbach de 0.91, explicando o 41% da variação. Os resultados mostram que entre os jovens predomina uma avaliação positiva da frequência com a de os pais desenvolvem nas atividades de criança, considerando que estes tem com sua função socializadora. Conclusão. A conclusão é ressaltar a importância a realização de mais pesquisas sobre a perspectiva e as experiências que tem os filhos no processo de criança e na interação com seus pais.

Palavras chave: Criança do filho, família, julgamento, adulto jovem, socialização.


Introducción

La familia constituye un componente esencial del contexto social de las relaciones humanas, y su papel como institución es fundamental para el funcionamiento y la reproducción de la sociedad misma. Históricamente, la familia ha cumplido múltiples funciones reproductivas, económicas, sexuales y educacionales, lo cual la hace una institución compleja y multifuncional con distintos principios y significados culturales (Georgas, 2006). A partir de la década de los años cincuenta se han generado cambios trascendentales en las estructuras de los hogares y la dinámica de la vida familiar en las sociedades occidentales (Goldthorpe, 1987; Macry, 1991; Oudhof, 1997). Actualmente, existen formas de vida más complejas y una gama de arreglos familiares más amplia (Flores, Cortés y Góngora, 2008). A pesar de ello, la familia se ha mantenido como la principal red de relaciones y apoyo para sus miembros, y continúa siendo una de las instituciones fundamentales para el desarrollo psicológico de las personas y, particularmente, de los hijos.

Este fenómeno lo evidencia claramente un estudio transcultural de familias, realizado en 30 países alrededor del mundo, en el que se detectó que la socialización y el cuidado de los hijos es una función universal de la familia para distintos contextos ecoculturales (Poortinga y Georgas, 2006).

León, Cantero y Medina (1998) señalan que, desde un punto de vista psicológico, el término 'socialización' es empleado para describir el proceso de crecimiento, en el cual los niños aprenden las normas de la sociedad y adquieren sus propios valores, creencias y características personales. Dentro de este proceso de socialización, se incluye la crianza de los hijos. Ésta es definida por Palacios y Moreno (1999) como una tarea multifacética, ya que "los padres tienen que prestar atención a una gran variedad de circunstancias, y las demandas que plantean los hijos son cambiantes" (p.3). La naturaleza del proceso de crianza es compleja y multidimensional, y para su comprensión y análisis se pueden distinguir entre los estilos de crianza o estilos parentales (Baumrind, 1971; Maccoby y Martin, 1983) y las prácticas de crianza (Darling y Steinberg, 1993). Estas últimas, de acuerdo con Izzedin y Pachajo (2009), son los comportamientos concretos que los padres utilizan para encaminar a los hijos a una socialización adecuada.

De manera similar, Rink (2008) utiliza el concepto de tareas de crianza para abordar el nivel más específico de la crianza; se refiere a cuestiones como la comunicación mutua entre padres e hijos, el cuidado de la salud física y mental de los hijos, condiciones adecuadas de la vivienda, un buen clima de convivencia en el grupo familiar y una red social favorable. Para la medición de estas tareas, Rink y Knot-Dickscheit (2002) construyeron el Cuestionario de Tareas de Crianza para Padres, que mide la frecuencia con la que los padres llevan a cabo estas tareas así como las distintas actividades particulares de crianza en una escala que va de 'nunca' a 'siempre', encontrando que los padres de familia tienden a atender frecuentemente todas las tareas. Resultados similares fueron obtenidos en la aplicación de este instrumento en una muestra de madres mexicanas (Robles y Oudhof, 2008).

En los estudios psicológicos sobre la crianza en el ámbito familiar se ha dado tradicionalmente más atención y énfasis a las conductas y creencias de los padres. Actualmente, se tiende a ver al hijo más como un protagonista activo y no como mero receptor pasivo en el proceso de crianza, por lo que es importante conocer y analizar su comprensión, codificación e interpretación de los mensajes parentales. Recientemente, se ha empezado a tomar en cuenta de una manera más sistemática el punto de vista de los hijos, realizándose investigaciones sobre las representaciones que tienen respecto al ambiente familiar, las prácticas de crianza de sus padres y el manejo de los conflictos en el hogar (Simón, Triana y González, 2001). El punto de vista de los hijos sobre la crianza se hace aún más relevante cuando ya han crecido y se encuentran en la etapa de la adolescencia tardía (a partir de los 17 años) o la juventud. Esto se debe a que han desarrollado cognitivamente el pensamiento abstracto y el razonamiento formal (Musitu y Cava, 2001), por lo que empiezan a cuestionar más a los adultos y también tienden a adoptar una postura más crítica respecto al funcionamiento familiar (Musitu, Buelga, Lila y Cava, 2001). Adicionalmente, Martínez y García (2007) indican que la crianza tiene un efecto importante en variables como la autoestima y la interiorización de valores en adolescentes.

El desarrollo de instrumentos que miden la percepción de la crianza de los hijos es de fechas relativamente recientes. Flores et al. (2008) comentan que aún es poco común encontrar escalas que aborden la perspectiva de los hijos. En algunas investigaciones se han realizado adaptaciones transculturales de instrumentos construidos en otros contextos culturales, como es el caso del Cuestionario de Comportamiento Parental para Niños de Schaeffer. Éste fue adecuado al castellano y aplicado a una muestra española por Rodríguez, Del Barrio y Carrasco (2009). Por otro lado, Merino, Díaz y Cohen (2007) exploraron las propiedades psicométricas del Inventario de Percepción sobre los Padres de Hazzard, Christiensen y Margolin en una muestra peruana de niños de primaria. Dicho instrumento incluye cuatro sub-escalas (madre positiva, madre negativa, padre positivo y padre negativo) y los autores encontraron que es potencialmente apropiado para evaluar las percepciones de niños y niñas. Adicionalmente, Márquez, Guzmán, Villalobos, Pérez y Reyes (2007) adaptaron y validaron el instrumento de origen sueco "Mis Memorias de Crianza" (EMBU-I) en una muestra de 775 adolescentes mexicanos del Distrito Federal. El instrumento original mide cuatro aspectos: calidez emocional, rechazo, control y favoritismo, pero en la versión validada se excluyó la escala de favoritismo. Los autores concluyen que el instrumento constituye una herramienta válida y confiable para medir la percepción de los hijos.

Otro ejemplo lo constituye el desarrollo del Cuestionario de Percepción de Crianza para Niños y Adolescentes de Roa y Barrio (2003) en población española. Éste mide la percepción de hábitos de crianza parental a través de 62 ítems agrupados en siete escalas: apoyo, compromiso, comunicación, disciplina, autonomía, distribución de rol y deseabilidad social. Los resultados que se reportan indican que las características psicométricas son adecuadas y que el instrumento puede usarse con garantías en población española.

Por su parte, Flores et al. (2008) elaboraron y aplicaron la Escala de Percepción de Prácticas de Crianza para Niños en el Estado de Yucatán en México, la cual consta de afirmaciones tipo Likert pictográfico, con cinco opciones de respuesta. El instrumento evalúa la frecuencia con la que los niños perciben que sus padres realizan una serie de actividades diarias de crianza, agrupadas en seis factores: interacción positiva, disciplina positiva, apoyo escolar, afecto positivo, intolerancia emocional y control restrictivo.

Por otra parte, cuando se mide la percepción de adolescentes y jóvenes, como es el caso del presente estudio, es importante señalar que no constituyen un grupo homogéneo, sino que poseen rasgos personales, ideas y deseos diferentes. Por lo tanto, la perspectiva que tienen sobre la crianza parental también puede variar de acuerdo con variables como el sexo, edad y estructura familiar. Un claro ejemplo de lo mencionado anteriormente, es el estudio sobre la percepción de los estilos educativos en adolescentes españoles de Mestre, Tur, Samper, Nácher y Cortés (2007), en el que encontraron diferencias de género que indican que los hijos perciben pautas educativas más negativas, centradas en la irritabilidad, el rechazo, los castigos y la negligencia, en comparación con las hijas. En esta misma línea, Rodríguez et al. (2009), en una investigación en niños y adolescentes españoles, hallaron que el sexo medía la percepción, dado que las niñas perciben a sus padres y sus madres más afectuosos, cercanos e implicados, mientras que los niños los consideran más controladores y autoritarios. Los autores también señalan variaciones por edad: a medida que los hijos se acercan a la adolescencia, disminuye progresivamente la percepción del afecto parental. Los resultados de una investigación, realizada en la Ciudad de México, también coincide en señalar que la edad produce efectos sobre la percepción, sugiriendo que los adolescentes presentan una percepción diferencial de la crianza, en comparación con los niños (Márquez et al., 2007). Triana y Simón (1999), en un estudio sobre la percepción de hijos españoles de diferentes grupos de edad, encontraron que los hijos adolescentes consideran que las funciones de la familia deben orientarse menos al cuidado y más a comprender, apoyar y compartir estados emocionales, asignándole funciones más complejas a la convivencia familiar y un significado distinto a los roles paternales.

En lo que se refiere a la estructura familiar, se piensa frecuentemente que la crianza es 'mejor' en familias nucleares donde ambos padres viven en el hogar, ya que los hijos necesitan la presencia de la madre y el padre para su adecuado desarrollo. En este sentido, Oliva (2007) afirma que son los adolescentes que viven en familias en las que las relaciones entre los miembros se caracterizan por su armonía, los que presentan menos problemas conductuales y socioemocionales, con independencia de que se trate de familias biparentales, monoparentales o reconstituidas.

Para el abordaje de la perspectiva de los hijos sobre su propio proceso de crianza, en el presente trabajo se parte del concepto de percepción social, que incluye los procesos de índole cognitiva mediante los cuales se elaboran juicios relativamente elementales sobre la propia existencia del individuo así como de las informaciones que transmiten terceras personas (León y Gómez, 1998). Las percepciones se elaboran sobre la base de experiencias directas socialmente mediatizadas, y no son completamente racionales. Es decir, los juicios que se van formando también son influidos por las emociones, el estado de ánimo y los afectos en general. De esta manera, el principal objetivo del estudio fue desarrollar una escala para identificar y caracterizar la percepción de la crianza parental en jóvenes estudiantes de la Universidad Autónoma del Estado de México, con la finalidad de contar con un instrumento de medición pertinente que permita analizar la visión que tienen los hijos adolescentes y jóvenes sobre las pautas educativas que manejan sus padres en el proceso de socialización en el hogar. Adicionalmente, el objetivo específico de la investigación fue realizar comparaciones por tipo de familia, sexo y edad para determinar la posible relación de estas variables con la percepción de la crianza que presentan los hijos.

Método

Participantes

Se trabajó con una muestra aleatoria estratificada de 727 estudiantes de nivel superior de la Universidad Autónoma del Estado de México, 508 mujeres (70%) y 219 hombres (30%), de 17 a 25 años de edad. El 65% de las mujeres y el 64% de los hombres se ubican en el rango de edad de 17 a 20 años, y la proporción de 21 a 25 años es de 35% y 34%, respectivamente. El criterio de estratificación empleado fue el número de estudiantes por área de conocimiento en las escuelas y facultades de la UAEM, en la ciudad de Toluca, para obtener representatividad del estudiantado. Esta representatividad se calculó según la distribución porcentual de la matrícula total de la universidad, de acuerdo con la cantidad de alumnos inscritos en cada una de las Dependencias de Educación Superior (DES), en las que está organizada la institución. Posteriormente, se aplicó la misma proporción porcentual para conformar la muestra del estudio, como se puede observar en la Tabla 1.

Instrumento

Para medir la apreciación que tienen los hijos de la manera en que se lleva a cabo la crianza por parte de sus padres, se aplicó una escala desarrollada expresamente para esta investigación por Oudhof, González Arratia, Rodríguez y Unikel. El instrumento se basó parcialmente en el Cuestionario de Tareas de Crianza para Padres de Rink y Knot-Dickscheit (2002), que mide la frecuencia con la que madres y padres de familia llevan a cabo sus actividades de crianza. De este cuestionario se retomó la estructura tipo Likert de cinco opciones de respuesta; también se incluyeron algunos de sus ítems sobre actividades de crianza que no contemplaba el cuestionario. La escala final empleada en la presente investigación se estructuró con base en tres dimensiones que forman parte esencial del proceso de socialización, constituyendo así las variables de la investigación:

  1. Dar apoyo y afecto a los hijos, respondiendo a sus necesidades e intereses.
  2. Ejercer cierto control sobre la conducta del hijo a través de límites y expectativas claras.
  3. Manejar adecuadamente situaciones de adversidad y riesgo.

El instrumento es autoaplicable y consta de 45 reactivos, 15 por cada dimensión; cada ítem de la escala representando una actividad específica de crianza. Los jóvenes tienen que indicar en qué medida sus padres han llevado a cabo cada actividad, con cinco opciones de respuesta que van de "nunca" (1) a "siempre" (5). El instrumento se sometió a validación por jueces y se realizó un estudio exploratorio piloto previo, en el que participaron 100 estudiantes, lo que resultó en algunas correcciones en la formulación de los reactivos. En el apartado de resultados se describe cómo quedó estructurada la versión definitiva de la escala después de haber realizado un análisis factorial.

Procedimiento

Inicialmente, se informó a las autoridades de los planteles de la universidad que habían sido seleccionados aleatoriamente, se les explicaron los objetivos del estudio y las características del instrumento y se solicitó su autorización para aplicarlo. Una vez obtenida la aprobación del plantel educativo, se procedió a aplicar la escala de manera grupal en los salones de clase, partiendo de los principios de colaboración voluntaria y anónima, y garantizando el uso exclusivo de los datos para fines académicos. A los estudiantes también se les explicaron los objetivos de la investigación y la forma de contestar la escala. Se solicitó a los participantes contestar todos los reactivos del cuestionario de manera veraz, aclarando que no hay respuestas 'buenas' o 'malas' y que lo que importaba era conocer su punto de vista. Además, de contestar el cuestionario, todos los participantes cumplimentaron un consentimiento informado de participación voluntaria en el estudio. Los datos fueron capturados y analizados con el paquete estadístico SPSS para Windows, versión 15.0.

Para conocer las características psicométricas de la escala, se llevaron a cabo análisis de consistencia interna (alfa de Cronbach) y análisis factorial de componentes principales con rotación varimax. Se consideraron como válidos valores de correlación ítem - total iguales o mayores a 0.40 y los factores con un mínimo de tres preguntas. Para identificar las diferencias en la percepción de la crianza por sexo, tipo de familia (biparental y monoparental) y grupo de edad (de 17 a 20 años y de 21 a 25 años) se compararon las medias de los grupos empleando la t de Student.

Resultados

Para conocer la estructura factorial de la escala de imagen corporal, se utilizó la prueba Kaiser-Meyer-Olkin (KMO) and Bartlett, donde se obtuvo un índice de 0.954 (p<0.001). Este resultado indica que la muestra es adecuada para el análisis factorial. En este análisis se obtuvieron tres factores que explicaron el 41% de la varianza total. De los 45 reactivos del instrumento se eliminaron 13 que no obtuvieron cargas factoriales mayores a 0.40, de tal modo que se conservaron 32, con un alfa de Cronbach 0.91. En la Tabla 2 se muestra la matriz de estructura factorial.

El Factor I se denominó interés en las actividades de los hijos, consta de 16 reactivos con una media de 3.8 (D.E. 0.8), un total de la varianza explicada de 21.4%, un alfa de Cronbach de 0.93 y un valor propio de 9.17. El aspecto de mostrar interés en las actividades del hijo, que agrupa a la mitad de los ítems del instrumento, incluye reactivos que se refieren a acciones parentales como dedicarle suficiente tiempo cuando el hijo lo necesita, estar pendiente de las cosas que hace, prestarle atención cuando está triste y escuchar sus experiencias.

El Factor II se denominó apoyo hacia el hijo. Formado por 6 reactivos con una media de 3.9 (D.E. 0.8), un total de la varianza explicada de 10.2%, un alfa de Cronbach 0.85 y un valor propio de 4.58. El factor apoyo está conformado por los ítems de la escala que se relacionan con el tomar en cuenta las opiniones de los hijos, ayudarles en la toma de decisiones y darles la oportunidad de tener sus propias responsabilidades.

El Factor III se denominó orientación a los hijos, consta de 10 reactivos, con una media de 3.7 (D.E 1.0), un total de la varianza explicada de 9.4%, un alfa de Cronbach de 0.75 y un valor propio de 3.82. La orientación a los hijos se refiere a las pláticas y los consejos que los padres llevan a cabo sobre situaciones de riesgo, como la violencia, el consumo de alcohol y tabaco, la delincuencia y las enfermedades de transmisión sexual (ver Tabla 3).

Los resultados de la prueba t de Student, utilizados para comparar la percepción de la crianza por sexo se observan en la Tabla 4. Se obtuvieron diferencias estadísticamente significativas en el factor interés en las actividades de los hijos (p < .0005) y en el de apoyo (p < .004). En ambos casos, las mujeres consideraron que sus padres enfatizan más estos aspectos de la crianza que los hombres. No hubo diferencias significativas en cuanto al aspecto de la orientación que los padres dan a los hijos.

En la comparación por grupos de edad, se detectaron diferencias significativas en el factor orientación (n= 727, t=2.0, p = .040): el grupo de 21 a 25 años manifestó haber experimentado un grado ligeramente mayor de orientación por parte de sus padres que los del grupo de 18 a 21 años, presentándose medias de 4.0 y 3.7, respectivamente, (ver Tabla 5).

En términos de la estructura familiar de los jóvenes, se realizó la prueba t para analizar la perspectiva que tienen acerca de la crianza los jóvenes que viven con ambos padres y los que viven sólo con la madre o el padre. Se encontraron diferencias significativas para los tres factores.

Los jóvenes provenientes de familias monoparentales obtuvieron medias más altas que los de familias biparentales en los aspectos de interés en las actividades del hijo (4.1 vs. 3.7) y de apoyo (4.1 vs. 3.9), mientras que los hijos que viven con ambos padres expresaron haber tenido más orientación que los del grupo monoparental (3.9 vs. 3.6), (ver Tabla 6).

Discusión

Los resultados obtenidos indican que la escala para medir la percepción de la crianza en jóvenes estudiantes mexicanos cumple con las características psicométricas establecidas, dado que cuenta con índices aceptables de confiabilidad y validez. Como se indicó en el método, la versión original del instrumento se había estructurado con 45 reactivos con base en tres dimensiones, de los cuales 32 permanecieron en la versión final, agrupados en los factores de interés, apoyo y orientación. La estructura factorial aporta datos interesantes sobre la forma en que los jóvenes han vivido la crianza en el ámbito familiar.

Particularmente, llama la atención que, en comparación con la versión original del instrumento, la dimensión de la crianza que consiste en el ejercicio de cierto control parental a través de límites y expectativas ya no apareció como factor en la escala validada, y la mayoría de los ítems que fueron eliminados se refieren precisamente al ejercicio de control por parte de los padres. Esto se relaciona posiblemente con el rango de la edad de la muestra con la que se trabajó en esta investigación, personas de 1 7 a 25 años que se encuentran en la etapa de la adolescencia tardía o de la juventud y que requieren principalmente de prácticas educativas parentales basadas en la comunicación, la argumentación y la explicación de las normas (Ceballos y Rodrigo, 2001). Es decir, aparentemente la mayoría de los padres ha adecuado las estrategias de crianza a la edad de sus hijos. Esto indica que los padres ya no tienden a ejercer el control de una manera estricta sobre sus hijos y toman más en cuenta sus deseos y puntos de vista en esta fase (Musitu y Cava, 2001 ).

En este orden de ideas, se encontró en el factor orientación que los hijos consideran que los padres sise preocupan por darles información sobre ciertas conductas de riesgo relacionadas con las drogas, el alcohol y las enfermedades de transmisión sexual, que precisamente pueden aparecer con mayor frecuencia en este grupo de edad.

Por otro lado, la presencia de los factores de interés en las actividades y de apoyo a los hijos refleja la importancia que tienen el prestar atención a sus necesidades y la implicación afectiva de los padres en la crianza. Cabe señalar que instrumentos que miden la percepción de crianza en niños españoles (Roa y Barrio, 2003) y mexicanos (Márquez et al., 2007; Flores et al., 2008) contienen sub-escalas similares. Asimismo, la estructura factorial de la escala corresponde también con los hallazgos de diversos estudios sobre las prácticas de crianza en México, que indican que en la actualidad los padres tienden a dar prioridad a las necesidades afectivas, al apoyo y comunicación en sus estrategias de socialización (Martín, 1991; Garduño y Cervantes, 1995; Flores et al., 2008), más que al uso del castigo.

Los datos obtenidos en el estudio indican que predomina una valoración positiva en los jóvenes estudiantes acerca de la frecuencia con la que sus padres ejercen las actividades de crianza en el ámbito familiar. De acuerdo con las medias obtenidas en los tres factores, los hijos consideran que sus padres frecuentemente muestran interés en sus actividades y les dan apoyo cuando expresan que lo necesitan, pero también proporcionan orientación sobre diversas situaciones de riesgo que pueden presentarse en su vida cotidiana. De esta manera, puede inferirse que, desde la perspectiva de los hijos de la muestra, los padres cumplen con las funciones socializadoras que implican su rol de educadores dentro de la familia en lo que se refiere a estos aspectos.

Por otro lado, la comparación de la percepción de la crianza de los hijos por sexo arrojó diferencias significativas en dos factores: las mujeres perciben mayor interés en sus actividades y en el apoyo recibido, que los hombres. Esto coincide con los resultados de un estudio nacional entre adolescentes, realizado por el Sistema de Desarrollo Integral de la Familia (DIF), en 1994, en el cual se encontró que las hijas tienden a recibir más apoyo y protección de sus familias que los hijos. También Mestre et al. (2007) y Rodríguez et al. (2009) reportaron diferencias de género en la evaluación de la crianza en adolescentes españoles, siendo la percepción de las hijas más positiva que la de los hijos.

En lo que se refiere a la comparación por grupos de edad, la única diferencia significativa apareció en el factor orientación, en el que el grupo de 21 a 25 años obtuvo una puntuación ligeramente mayor que el de 17 a 20 años. Los resultados para ambos grupos fueron realmente muy similares, por lo que se afirma que tanto los hijos que se encuentran en la etapa de la adolescencia tardía como los que entraron ya en la etapa de la juventud comparten básicamente la misma perspectiva sobre la crianza que han recibido en el hogar. Entre ambos grupos prevalece una apreciación del desempeño de sus padres según la cual éstos frecuentemente cuidan el mostrar interés en los hijos, apoyar y orientar como parte de las estrategias socializadoras que manejan. De esto, se puede inferir que se toman en cuenta las necesidades, las responsabilidades y la madurez psicosocial de sus hijos según su fase de desarrollo psicológico.

En la comparación por tipo de familia, se encontraron puntuaciones más altas en la percepción de los hijos que provienen de familias monoparentales en los factores de interés y apoyo. En el factor orientación, los hijos de familias biparentales obtuvieron una media más alta. Las diferencias, aunque estadísticamente significativas, resultaron ser relativamente pequeñas, por lo que predomina un alto grado de semejanza en la manera en que los jóvenes de ambos tipos de familia experimentan la crianza parental. Esto coincide con los hallazgos de un estudio de Robles y Oudhof (2008) en madres de familias biparentales y monoparentales de la ciudad de Toluca, utilizando la versión mexicana del Cuestionario de Tareas de Crianza para Padres de Rink y Knot-Dickscheit (2002), en el que no apareció ninguna diferencia por tipo de familia en el desempeño de las madres en sus tareas de crianza. En ambos casos, las madres expresaron l levar a cabo la crianza de manera similar y dar importancia a todas las facetas del proceso de socialización, independientemente del tipo de familia. Los datos del presente estudio sugieren que la percepción de los hijos coincide con lo que reportan las mismas madres acerca de la crianza, lo que permite afirmar que son más importantes las pautas y las prácticas educativas y la calidad de la interacción entre padres e hijos en este proceso que la estructura de la familia (Oliva, 2007). Al respecto, Demo (1992) plantea que el bienestar de los hijos depende mucho más del constante apoyo parental y de las relaciones familiares satisfactorias que de una estructura familiar en particular.

Cabe señalar que una limitante de esta investigación es que se trabajó con una muestra de jóvenes estudiantes universitarios, por lo que la validación de la escala fue establecida únicamente para este grupo y no para la población mexicana en general; las posibilidades de generalización de los resultados son reducidas.

La escala que se desarrolló en este trabajo responde a la necesidad señalada por Gaxiola, Frías, Cuamba, Franco y Olivas (2006) de emplear instrumentos que sean culturalmente específicos y sensibles, dado que existe variabilidad en las prácticas de crianza entre culturas. Los índices de validez y confiabilidad resultaron satisfactorios, por lo que se considera que contribuye al estudio de la perspectiva que tienen los hijos sobre la crianza; aspecto que sólo en años recientes se ha empezado a abordar de forma sistemática (Simón et al, 2001). Se concluye, que el instrumento puede contribuir a una mejor comprensión de la manera en que adolescentes y jóvenes mexicanos evalúan y viven la crianza parental en su entorno familiar.


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