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Universitas Psychologica

Print version ISSN 1657-9267

Univ. Psychol. vol.8 no.3 Bogotá Sept./Dec. 2009

 

Reglas y preceptos culturales de la expresión emocional en México: su medición*

Measuring Rules and Cultural Precepts of Emotional Expression in Mexico

ROZZANA SÁNCHEZ-ARAGÓN**
Universidad Nacional Autónoma de México, México

ROLANDO DIAZ-LOVING
Universidad Nacional Autónoma de México, México

* Artículo de investigación.

** Chimalcoyotl 14 Casa 4 Col. Toriello Guerra, Del Tlalpan, C.P 14050, México, D. F., México. Correo electrónico: rozzara@servidor.unam.mx

*** Ave. Universidad 3004, Edificio D, Cubículo 8 Mezzanine, Col. Copilco-Universidad, Del. Coyoacán, C.P 04510 México, D. F. Correo electrónico: loving@servidor.unam.mx

Recibido: marzo 2 de 2009 | Revisado: mayo 23 de 2009 | Aceptado: junio 1 de 2009


RESUMEN

La cultura interviene continuamente en la forma en la que los seres humanos se van adaptando a su grupo social, ya que establece modelos que usualmente determinan la pertinencia de la forma en la que se expresan emociones, se hacen interpretaciones y se emiten conductas alineadas a los estándares (Bruner, 1986). Una de las principales contribuciones de Díaz-Guerrero (1967, 2003) es la idea de que una sociocultura es un sistema de premisas interrelacionadas que norman sentimientos, ideas, relaciones interpersonales, papeles sociales, reglas de interacción y situaciones. El propósito de este estudio fue el diseño y validación de 5 medidas de premisas histórico-socio-culturales de la expresión emocional (PHSC'sEE) de la felicidad, el amor, la tristeza, el enojo y el miedo. Los hallazgos señalan la obtención de 5 pruebas válidas y confiables que señalan conformaciones factoriales distintas y apegadas al contexto de la cultura mexicana.

Palabras clave autores Cultura, medición, felicidad, amor, enojo, tristeza, miedo.

Palabras clave descriptores Sociología de la cultura, conductismo, emociones, Psicología.


ABSTRACT

Culture continuously impacts the way human beings adapt to their particular social group. This is due to the fact that it establishes models that determine the property of emotional expression, the way to interpret situations and the correct behavior for each ecosystem (Bruner, 1986). One of the most important contributions of Díaz-Guerrero (1967, 2003) is the idea that a socio-culture is a system of interrelated beliefs that regulate feelings, ideas, personal relationships, social roles, interaction rules among individuals and situations. To assess the socio-cultural rules and beliefs of emotional expressions, we designed and validated five measures of historic-socio-cultural premises of emotional expression (PHSC'sEE Premisas Historico-socio-culturales de la Expresión Emocional in Spanish) of happiness, love, sadness, anger and fear. Findings show the existence of five valid and reliable tests that allow us to recognize conceptually clear and statistically robust factorial configurations depicting emotions in the Mexican culture.

Key words authors Culture, measurement, happiness, love, anger, sadness, fear.

Key words plus Cultural Sociology, Behaviorism, Emotions, Psychology.


El término emoción ha tenido diversas y diferentes acepciones, no obstante, la noción inicial sobre éste fue extraída de su raíz etimológica que, según Fericgla (2008), se deriva del latín emotional, que significaba "acto de remover", y del verbo emotio, que significa "alejarse" y "moverse". De ahí que, a la emoción se le asocie con el movimiento y con la acción. Las emociones han sido vistas como fenómenos complejos multifactoriales que incluyen: una evaluación cognoscitiva de las situaciones, un conjunto diverso de cambios fisiológicos, una serie de expresiones visibles o manifiestas, un componente motivacional que se refleja en una intención o tendencia a la acción y, por último, un estado subjetivo experiencial o de sentimiento (Barrón & Bazán, 2004). De tal suerte que, no se piensa a las emociones como fenómenos unitarios y simples, sino más bien como conglomerados de experiencias que permiten al individuo comunicar a los demás su forma de sentir, particularmente a través de su componente expresivo, lo cual lleva a concebir a estas instancias afectivas como fenómenos de orden social (Parkinson, 1996).

La expresión emocional y su carácter social

La expresión emocional es una fuente de señales para los demás (Fridlund, 1991) que les habilita para comprender mejor lo que el otro experimenta, predecir su comportamiento futuro y, por consiguiente, promover relaciones interpersonales más eficaces y adecuadas (Feldman, 2001). Lo anterior indica que, dentro del contexto de las emociones, su expresión, además de tornarse un elemento indispensable para su definición, representa el icono de su identificación, al facilitar la discriminación de los estados emocionales y juega un papel central en la interacción social. De esta manera, las emociones pueden ser pensadas como construcciones sociales puesto que, su experiencia subjetiva se deriva de la interpretación que hacen las personas de su propia conducta emocional, de las aferencias de la activación fisiológica y de la expresión facial; pero, al mismo tiempo, de lo que otros individuos juzgan que encaja en los intercambios sociales (Averill, 1990). Consecuentemente, las emociones funcionan como redes de lectura y decodificación de la realidad que producen la anticipación de actos y conductas, así como la interpretación de la situación en un sentido preestablecido (Abric, 1995 citado en Zubieta, Fernández, Vergara, Páez, Martínez & Candia, 1998) en función de los cambios corporales y faciales que éstas generan.

Al abordar la interacción de las características biopsíquicas de cada individuo con su contexto social, Diener (1994) plantea en términos de deseabilidad social, cuán anhelado es estar contento o estar triste para algunas culturas, es decir, cuán normativo es expresar o admitir esas emociones. Por su parte Markus y Kitayama (1991) sugieren que las personas dentro de su grupos culturales pueden ser: a) alentadas a expresar ciertas emociones cuando las experimentan; b) desalentadas a expresar ciertas emociones cuando éstas se experimentan; c) alentadas a expresar ciertas emociones aún cuando éstas no se experimentan; y d) desalentadas a expresar emociones que no se experimentan. Aunque los autores señalan que, cualquier cultura dada pueda enfatizar sólo una de estas relaciones, la mayoría de las culturas prescriben, probablemente, una mezcla de ellas, dependiendo de la emoción y el contexto. Asimismo Fernández, Zubieta y Páez (2001) señalan que el conocimiento general que el individuo tenga de las relaciones sociales, las normas y los valores de su grupo cultural van a condicionar la representación que se haga de las emociones.

Por otra parte, Zubieta et al., (1998) determinan que, las culturas latinoamericanas se caracterizan por ser más colectivistas que individualistas, por ello, la conducta de éstas está regida por una mayor aproximación física y un mayor gestualidad en comparación con las culturas individualistas. Por consiguiente, en estas culturas se va a dar mayor importancia al establecimiento de relaciones interdependientes dentro de los grupos y a tratar de evitar a toda costa el conflicto; así, para alcanzar este objetivo, promoverá la expresión abierta de los afectos positivos, que se considera son la base fundamental para el mantenimiento de relaciones interpersonales armoniosas, mientras que se buscará que las personas aprendan a modular y manejar las emociones negativas (rabia/orgullo).

En lo que respecta a las reglas de expresión, exhibición y afrontamiento de la experiencia emocional, en países colectivistas, ésta se asocia a la adaptación de roles contextuales y al manejo de la impresión, mientras que en las culturas individualistas la experiencia emocional es una expresión de estados internos. Por lo tanto, en los países colectivistas para tratar de dar una buena impresión a los demás, se ocultaran los estados emocionales internos cuando éstos sean negativos (Zubieta et al., 1998).

Directrices culturales de la expresión emocional en los mexicanos

Cuando Hofstede (1991, 2001) señala que la cultura es la programación cultural relativa a las tradiciones, herencias y costumbres yacidas en... y que se constituye en la mente de los miembros de un grupo y lo diferencia de otro. Para entender una cultura, es necesario identificar sus atributos centrales, los cuales se determinan a partir de varias dimensiones: a) la concepción de sí mismo, b) la relación con la autoridad, c) el enfrentamiento de conflicto, y d) el control de emociones y agresión. Al respecto, la cultura mexicana es vista como colectivista, masculina, con mayor distancia del poder y baja evitación de la incertidumbre (Diaz-Loving & Draguns, 1999).

La cultura mexicana subraya la importancia de las relaciones interpersonales en la vida del individuo; los papeles sociales que desempeñan sus miembros y la pertenencia al grupo son básicos, pues constituyen el fundamento de la identidad personal. Por consiguiente, la mayor parte de las características más destacadas de la experiencia emocional son externas e interactivas. Esto último favorece, por un lado, la expresividad y sus formas de compartir y ser afectuoso y, por otro lado, evitar revelar emociones que socialmente pueden ser indeseables o inadecuadas (Páez, Fernández & Mayordomo, 2000).

En términos de la forma de ser de los mexicanos -aunque los psicólogos transculturales la ven como predominantemente masculina-, otros señalan que es una cultura muy expresiva o femenina. Al respecto, algunos estudios muestran que cuando se mide de manera global la masculinidad-feminidad, los mexicanos puntúan más en masculinidad (Fernández et al., 2001); sin embargo, cuando se miden de manera separada estos rasgos, los mexicanos puntúan alto en feminidad (Fernández, Álvarez, Velásquez & Ruiz, 2002; Fernández, Carrera, Sánchez & Paéz, 2000) lo cual puede estar reflejando que, aunque abiertamente la cultura mexicana diferencia estos rasgos en hombres y mujeres, la expresividad emocional es recompensada a un alto nivel.

En cuanto a la relación con la autoridad, existe una distancia emocional importante que separa a los subordinados de las autoridades, el respeto y cuidado formal hacia los individuos de mayor estatus social como por ejemplo padres, jefes o personas con alguna autoridad reconocida. Esto es debido a que el respeto en los mexicanos implica una relación extremadamente íntima, que involucra en alto grado fuertes sentimientos personales; además, hay una preocupación considerable acerca de no interferir en la vida de las otras personas o de atropellar sus derechos, quizá en peligro mucho más inmediato cuando la vida es tan cercana, cargada de emoción y tan íntimamente entrelazada. En general, señala Díaz-Guerrero (2003):

El patrón tiende a estar dentro del modelo autoritario; pues la mayor parte de los mexicanos piensa que el respeto involucra un deber positivo de obedecer... la mayor parte de los mexicanos pintan a la relación del respeto como una intrincada red de deberes y dependencias recíprocas, engastada en un molde de jerarquías, con fuerte involucramiento emotivo para respaldarla y a veces para atirantarla. (p. 91).

Al respecto, Smith y Bond (1993) afirman que las culturas latinoamericanas, como la mexicana, en las que se valora la gran distancia al poder y el respeto a las autoridades, serán más salientes las reglas de autocontrol referidas a la exhibición extrema de emociones, sobre todo de aquellas que son negativas puesto que amenazan la jerarquía y la cohesión social (Matsumoto, 1994).

En lo tocante al enfrentamiento hacia el conflicto, Díaz Guerrero (2003) señala que se pueden tomar dos posturas: la automodificación (forma pasiva) y la autoafirmación (forma activa) y al parecer son los mexicanos los que suelen utilizar más un estilo automodificador, ya que es...:

...la manera más virtuosa de hacerlo. A través de ello, la abnegación en la madre, la obediencia de los hijos y el propio sacrificio de todos, la sumisión, la dependencia, las buenas maneras, la cortesía, etc., podrían ser consideradas virtudes socioculturales mexicanas o formas aprobadas socialmente de defenderse de los estreses de la vida. (pp. 130-131)

El control emocional se refiere a la ideología cultural que determina las emociones y afectos que pueden ser expresados y aquellos que deben reprimirse u ocultarse ante los miembros del grupo. De acuerdo a Banchs (1988), el poder de las emociones consiste en la capacidad que se les atribuye para estructurar o desestructurar, destruir o aliviar al grupo, es decir, dentro de la gama de todas las emociones que el ser humano siente... ¿Cuáles emociones son más fáciles de expresar dependiendo de su capacidad para responder a las necesidades interpersonales del grupo? Para los mexicanos, por ejemplo, el enojo, la agresión, el desprecio, la determinación, la envidia, el odio, el dolor y el orgullo son indeseables, mientras que la vergüenza, la devoción y la simpatía son más dinámicas y deseables ante los ojos de este grupo (Díaz-Guerrero, 2003).

Considerando este antecedente, Retana Franco y Sánchez Aragón (2009) preguntaron en forma abierta a 105 adultos mexicanos: ¿Qué es lo que las personas deben sentir, pensar y hacer cuando experimentan (cada una de las emociones básicas)? De entre los principales hallazgos, estas autoras citan que ante la experiencia de felicidad, la gente debe reír, disfrutar, estar de buen humor, ser sociable, sentirse segura, prolongar la experiencia y ser natural; para el amor, la gente debe ser expresiva, feliz, cariñosa, buscar conservar la experiencia, apasionarse y ayudar a otros como formas ideales de manifestarse en el amor. Ante la tristeza, se considera que la gente debe animarse, expresarlo, buscar apoyo externo, distraerse, solucionarlo y, por ultimo, se encuentra una frecuencia muy baja para la depresión. En el caso del enojo, se debe controlar, analizar la situación, expresar, evadir y enfurecerse; mientras que para el miedo, la gente debe enfrentar la situación para superarla, tranquilizarse, no expresar su miedo y evitarlo en la medida de lo posible, analizar, buscar apoyo y con una frecuencia muy baja, angustiarse.

A partir de las nociones anteriores, el propósito de este estudio fue la exploración perseverante de las formas en las cuales los mexicanos creen que se deben comportar ante la experiencia emocional del amor, la felicidad, el enojo, la tristeza y el miedo; emociones que, según Fischer, Shaver y Carnochan (1990), conforman las emociones básicas1 para así desarrollar y validar Cinco Medidas de PHSC de la Expresión Emocional [PHSC'sEE].

Método

Participantes

Se realizó un muestreo no probabilístico de sujetos voluntarios de 266 participantes, con edades de entre 14 y 33 años de edad, con escolaridad de bachillerato, residentes de la Ciudad de México a los cuales se les solicitó su participación respondiendo al Inventario de PHSC'sEE.

Instrumentos

Se desarrollaron cinco pruebas de un número variable de reactivos (29 para felicidad, 26 para amor, 31 para tristeza, 29 para enojo y 24 para miedo), en formato de respuesta tipo Likert con cinco opciones: 1 (totalmente en desacuerdo), 2 (desacuerdo), 3 ( ni en acuerdo ni en desacuerdo), 4 ( acuerdo) y 5 ( totalmente en acuerdo), en donde se ubicaba a cada uno de los participantes al respecto de una emoción y se le solicitaba que mostraran su grado de acuerdo con las afirmaciones que seguían a la frase incompleta: Cuando una persona siente (cada una de las emociones básicas) debe... Cabe señalar que los reactivos que componen cada medida se basaron en el estudio exploratorio reportado por Retana Franco y Sánchez Aragón (2009), y que reporta lo que hombres y mujeres mexicanos deben hacer al sentir cada una de las emociones básicas en estudio2. Así, tomando en consideración las respuestas más frecuentes de los participantes, se extrajeron lo que daría forma a los reactivos de esta prueba.

Resultados

Para dar validez de constructor y confiabilidad a las cinco medidas descritas se siguieron los criterios de Reyes Lagunes y García y Barragán (2008) en la validación de pruebas psicológicas y se realizaron los siguientes análisis estadísticos: análisis de frecuencias solicitando media y sesgo, con el fin de verificar errores de captura y que todas las opciones hayan sido opciones adecuadas de respuesta pues reflejan distintos grados de acuerdo a un estímulo (en caso de que se encontrara lo contrario se eliminaba el reactivo), ya que se buscaban conductas típicas en la población, se eligieron aquellos reactivos cuyo sesgo era mayor a (.5 y + .5). Ya con esto, se procedió a correr una prueba t con el fin de evaluar la discriminación de los reactivos basándose en los cuartiles extremos (por reactivo), y en el caso de encontrar diferencias estadísticamente significativas entre dichos puntajes, los reactivos continuaban en análisis, de lo contrario se eliminaban. Posteriormente por medio de un análisis de crosstabs realizado a cada uno de los reactivos para estimar la direccionalidad de los reactivos, es decir, si las frecuencias de las opciones de respuesta se distribuían uniformemente y en la dirección adecuada (de mayor a menor o de menor a mayor). Contando ya con la base de reactivos apropiada para cada emoción, se corrieron análisis de confiabilidad Alpha de Cronbach para cada medida, seguidos de un análisis de intercorrelaciones entre los reactivos finales, para decidir qué tipo de rotación sería la adecuada en el análisis factorial por realizar. Dado que los valores obtenidos son medianos, se realizó el análisis factorial exploratorio3de componentes principales con rotación ortogonal, eligiéndose solo aquellos ítems cuya carga factorial era igual o mayor a .40. Acto seguido, se revisaron los factores obtenidos por cada emoción, eliminando reactivos que cargaran en más de un factor con .40 y, por supuesto, tomando en consideración la congruencia conceptual de éstos. Finalmente, se volvieron a realizar análisis de confiabilidad por factores.

Para la prueba de Felicidad, se encontró que 18 reactivos fueron los que discriminaron y mostraron direccionalidad adecuada, su coeficiente Alpha Total fue de .89 y el análisis factorial señala la existencia de 4 factores que revelan formas de "deber ser o reaccionar" ante la experiencia de dicha emoción: Expresión Social, Disfrute, Conservar la Experiencia y Autenticidad, las cuales explican el 54.351% de Varianza total (véase, Tabla 1).

Con respecto al Amor, la medida se conformó de 23 oraciones cuya Alpha Total es de .94 y cuyo análisis factorial reporta 4 factores que explican en 63.59% de la varianza: Mantenimiento y Conservación, Expresión, Generosidad y Disfrute Personal (Véase, Tabla 2).

.

En torno a la Tristeza, 23 reactivos fueron los que componen la medida cuyo nivel de confiabilidad (a total= 0.66) mostró un coeficiente moderado-bajo. Asimismo, el análisis factorial arrojó 5 factores que explican el 53.43% de la varianza: Depresión, Aislamiento, Búsqueda de Apoyo, Solución y Reanimarse (Véase, Tabla 3).

En el caso de la prueba de Enojo, discriminaron 19 reactivos, cuyo coeficiente Alpha de Cronbach total es de 0.61. Éstos fueron sometidos a un análisis factorial que arrojó 4 factores que explican el 56.05% de la varianza total y son: Alterarse, Reflexionar, Control y Terapia Ocupacional (Véase, Tabla 4).

Ante el Miedo, se lograron tener 14 oraciones psicométricamente claras, que discriminaron y que fueron sometidas a un análisis factorial que indicó la existencia de tres factores que explican el 63.59% de la varianza y que cuentan con un coeficiente a= 0.94: Dominio de la Situación, Búsqueda de Apoyo y Alivio (Véase, Tabla 5).

Discusión

El objetivo de esta investigación se dirigió al desarrollo de 5 medidas que evalúan las PHSC de la Expresión Emocional al respecto de la Felicidad, el Amor, la Tristeza, el Enojo y el Miedo para la cultura mexicana, el cual fue cumplido en forma y calidad.

En el caso de la Felicidad, los factores obtenidos son: Expresión Social, el cual versa sobre las conductas de sonreír, compartir con los demás o diciendo como se siente la persona; Disfrute, tiene que ver con tener más ganas de hacer las cosas, hacerlas con seguridad y sentirse bien consigo mismo; Conservar la Experiencia, trata de la búsqueda incesante, y por todos los medios, de conservar la emoción y sentirse satisfechos de ella; y, Autenticidad, que implica mostrarse tal y como se es, ser natural y actuar con tranquilidad al vivir la felicidad. En cuanto a su predominancia, se observa que la gente primero la disfruta, luego se muestra auténtico, trata de conservar la experiencia y finalmente lo expresa socialmente. Al respecto, Díaz-Guerrero (2003) señala que la felicidad, para los mexicanos, representa la esperanza de una recompensa eterna, de una satisfacción brindada a través de la aprobación de los miembros de su sociedad, de ahí que el primer factor sea la expresión social y posteriormente surjan dimensiones más propias e individuales.

Al respecto del Amor, se identificaron cuatro factores: el Mantenimiento y Conservación de la experiencia, que incluye procurar que ese sentimiento siempre esté presente y tratar de que su amor nunca termine; Expresión, que implica besar, abrazar a quien aman y dar lo mejor de sí mismos; Generosidad, que encierra evitar ser egoístas, ayudar a las personas que me rodean y actuar en forma comprensiva; y, Disfrute Personal, que contiene premisas como expresarlo como lo deseen, hace lo que consideran conveniente. En términos de su manifestación se encontró que, principalmente, se disfruta a nivel personal, después se expresa y se comparte siendo generoso y, finalmente, se busca conservar. Es interesante anotar que de esta emoción emana, primero que nada en su configuración factorial, el anhelo de siempre disfrutar del amor, lo cual es natural según Díaz-Guerrero (2003), ya que esta emoción ha sido destacada en la vida del ser humano, desde Jesucristo en su máxima fundamental, "Amaos los unos a los otros", indicando con ello su importancia; asimismo el hecho del surgimiento de la expresión y generosidad subrayan que la expresión más clara de dicha emoción es ayudar a los demás, proveerlos de aquello que necesitan y con ello lograr un disfrute propio. Para este autor: "...el apretón de manos, el abrazo y el beso, son expresiones tan genuinas del amor como lo son las sonrisas, la amistad, la cooperación o conductas más refinadas que permiten que los otros sean felices o más felices o que les permitan desarrollar sus potenciales"(p. 75).

En torno a la Tristeza, los factores de premisas obtenidos son: Depresión, que implica sentirse decaído, no hacer nada, dejar de comer; Aislamiento, que conjuga aspectos como dormir todo el tiempo, permanecer en casa y no salir; Búsqueda de Apoyo, con oraciones como buscar el apoyo de alguien, contárselo a alguien; Solución, que incluye buscar una solución, enfrentar lo que les hace sentir; y, Reanimarse, que integra reglas como tratar de no deprimirse, animarse, reponerse y seguir adelante. Y la medida en la que se van presentando es, principalmente, buscar una solución, después reanimarse, seguido por la búsqueda de apoyo, el aislamiento y finalmente la depresión. De acuerdo con la Psicología del Mexicano, estar triste es socialmente aceptado, y es a través de esta emoción que en México se expresa la ansiedad neurótica producto de aspectos como agresión, cáncer, crimen, divorcio, dolor, enfermedad, funeral, hambre, insulto a la madre, locura, miedo, separación, suicidio, vejez, vida, y el yo. En términos de los factores obtenidos, se puede observar que la tendencia es a pensar que las personas que experimentan esta emoción, deben superar solos y con ayuda una situación como la que experimentan, aunque vivan momentos difíciles de depresión y aislamiento. Se vuelve a tornar básico, en la vida de los mexicanos, compartir, buscar apoyo y salir adelante ante la adversidad, con la asistencia el grupo de referencia u otros significativos (Díaz-Guerrero, 2003).

Las manifestaciones reflejadas en los factores obtenidos ante la emoción del Enojo son: Alterarse, con reacciones como ponerse de mal humor o discutir con los demás; Reflexionar, en donde se piensa en una solución y analiza la situación; Control, que implica tratar de controlarse y/o calmarse; y, Terapia Ocupacional, en donde se trata de evitar que esta emoción perdure, realizando alguna actividad para sentirse mejor. En cuanto a su expresión, se da más el reflexionar, luego el control, seguida de la terapia ocupacional y finalmente (y por debajo de la media) alterarse. El enojo, en los mexicanos, es considerado como una emoción agresivo-competitiva que no forma parte de la esencia automodificadora de este grupo sociocultural y sí como apropiada a la ideología anglosajona (Díaz-Guerrero, 2003). En lo referente a las reglas o premisas obtenidas, se puede decir que se considera parte de la emoción, la alteración del ánimo y de la conducta; pero, al mismo tiempo, se ven como más convenientes la reflexión, el control y la terapia ocupacional, formas más enfocadas a la regulación emocional que permiten al individuo reapreciar el evento desencadenador de la emoción, y con ello lograr mantener relaciones armoniosas con sus congéneres al no engancharse en emociones de índole negativo como ésta (Gross & Thompson, 2007).

Ante el Miedo, se lograron tres factores: Dominio de la Situación, que incluye enfrentarlo, vencerlo, ser fuertes; Búsqueda de Apoyo, a través de hablarlo con alguien y con ello buscar un punto de apoyo en la realidad; y, Alivio, en donde ya se puede respirar profundo, relajarse, tratar de tranquilizarse. Sus magnitudes muestran que las personas deben dominar la situación para experimentar alivio y así completar el proceso buscando apoyo. En los mexicanos, señala Díaz Guerrero, no es culturalmente aceptado decir que se tiene miedo, ya que esto hace referencia a la posesión de ciertas incapacidades que puede tener el individuo, para responder ante las amenazas. Quizá sea por ello que las dimensiones obtenidas a lo que hacen alusión es, precisamente, al dominio de la situación por los propios medios, siendo fuerte para eventualmente sentir el alivio, y ya estando totalmente asegurada la persona, buscar apoyo extra a la situación.

A manera de conclusión, se puede señalar la significación que tienen las creencias socioculturales acerca de la expresión emocional en la vida interpersonal del individuo, guiando con ello tanto sus comportamientos francos como su forma de configurar, en el nivel cognoscitivo, sus marcos de referencia que influirán a su vez en sus juicios e interpretaciones acerca de su entorno. Asimismo esto creará una vinculación con los afectos favoreciendo expectativas de los otros, formas de relacionarse y, con ello, estilos de vida. La serie de pruebas diseñadas mostraron coeficientes de confiabilidad Alpha de Cronbach moderados y validez de constructor a partir del análisis factorial que arrojó factores que la literatura sobre la sociocultura mexicana apoya. En general, se puede decir que las pruebas contribuyen, por un lado, a la existencia de herramientas de orden psicométrico útiles, en contextos de investigación y de aplicación, ya que no se encontraron pruebas similares creadas en México ni en contextos culturalmente distintos, por lo que las medidas aquí diseñadas son el punto de partida para la medición de las reglas y normas sociales que rigen nuestro ser en la interacción simbólica y emocional con otras personas. Y, finalmente, su creación favorece el entendimiento del impacto, tanto facilitador como inhibidor, de la cultura en sus miembros.


1 Llamadas así por su carácter universal, por ser las primeras en presentarse en la vida de los individuos, aunado al hecho de que son prioritarias en la sobrevivencia del género humano.

2 Dado que esta investigación representa la exploración de la variable en una muestra similar a la que aquí se estudió, se considera que ello garantiza que las medidas diseñadas constituyen una muestra adecuada y representativa del contenido que éste pretende evaluar, conformando así la Validez de Contenido (Nunnallly & Bernstein, 1995).

3 Se aplicó este tipo de análisis factorial debido a que no se conocen a priori el número de factores y es en la aplicación empírica donde se determina este número; asimismo, no existe teoría que apoye ni en número ni en tipo a los factores en cada una de estas medidas diseñadas


Referencias

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