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Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud

Print version ISSN 1692-715X

Rev.latinoam.cienc.soc.niñez juv vol.13 no.2 Manizales July/Dec. 2015

https://doi.org/10.11600/1692715x.13213160315 

Segunda sección: Estudios e Investigaciones

 

DOI: http://dx.doi.org/10.11600/1692715x.13213160315

 

Análisis diferencial de la percepción de jóvenes sobre maltrato en el noviazgo*

 

Differential analysis of the perception of abuse in relationships among young people in Mexico

 

Análise diferencial da percepção de jovens sobre maltrato no namoro

 

 

Carolina Bringas-Molleda1, Lourdes Cortés-Ayala2, María ángeles Antuña-Bellerín3, Mirta Flores-Galaz4, Javier López-Cepero5, Francisco Jav ier Rodríguez-Díaz6

 

1 Profesora Universidad de Extremadura, España. Doctora en Psicología, Universidad de Oviedo (España). Profesora Ayudante Doctora, Departamento de Psicología y Antropología, Universidad de Extremadura (España) Correo electrónico: cbringas@unex.es

2 Profesora Universidad Autónoma de Yucatán, México. Maestra en Psicología, Universidad Autónoma de Yucatán (México). Profesora de Psicología, Universidad Autónoma de Yucatán (México). Correo electrónico: cayala@uady.mx

3 Profesora Universidad de Sevilla, España. Doctora en Psicología, Universidad de Sevilla (España). Profesora Titular Universidad de Sevilla (España), Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos. Correo electrónico: antuna@us.es

4 Profesora Universidad Autónoma de Yucatán, México. Doctora en Psicología, Universidad Autónoma de Yucatán (México). Profesora de Psicología, Universidad Autónoma de Yucatán (México). Correo electrónico: fgalaz@uady.mx

5 Profesor Universidad de Sevilla, España. Doctor en Psicología, Universidad de Sevilla (España). Profesor Ayudante Doctor, Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos, Universidad de Sevilla (España). Correo electrónico: jalocebo@us.es

6 Profesor Universidad de Oviedo, España. Doctor en Psicología, Universidad de Oviedo (España). Catedrático Acreditado. Universidad de Oviedo (España), Departamento de Psicología. Correo electrónico: gallego@uniovi.es

 

 

Artículo recibido en enero 23 de 2015; artículo aceptado en marzo 16 de 2015 (Eds.)

 


Resumen (analítico):

En este estudio nuestra pretensión es la de conocer el grado de victimización sufrida en una muestra de individuos mexicanos de ambos sexos y escolarizados, y analizar en cada uno de los niveles educativos el poder predictivo de las distintas formas de victimización en la pareja, sobre el uso de las etiquetas de maltrato-sentirse maltratado y tener miedo-. Participaron 3495 estudiantes de México escolarizados a quienes les aplicamos el Cuestionario de Violencia entre Novios. Los niveles de victimización y la percepción de maltrato son mayores en estudiantes de universidad, en ambos sexos. La percepción de miedo es mayor en las mujeres universitarias y en los varones preuniversitarios. Es importante destacar el número de jóvenes que declaran no sentirse maltratados ni tener miedo, pues eso dificultará su disposición para finalizar la relación sentimental.

Palabras clave: violencia, noviazgo, maltrato, miedo (Thesauro de Psycinfo).


Abstract (analytical):

This study aims to determine the degree of victimization experienced among a sample of both female and male Mexican young people that are studying in school. At each educational level the research analyzes the predictive power of different forms of victimization among couples regarding the two main components of abuse - feeling that they are being mistreated and fear- . 3,495 Mexican young people that were active students at the time completed the Dating Violence Questionnaire. The levels of victimization and perceptions of abuse are higher among university students in both sexes. The perception of fear is highest in female university students and male students that are in the final year of high school. Notably the study found that the number of young people that stated that they didn’t feel mistreated or felt fear, as this will hinder their disposition to end the relationship.

Key words: violence, relationships, maltreatment, fear (Psycinfo Thesaurus).


Resumo (analítico):

Este estudo tem como objetivo verificar o grau de vitimização sofrida em uma amostra de indivíduos mexicanos de ambos os sexos, escolarizados, e analisar em cada um dos níveis de ensino o poder preditivo de diferentes formas de vitimização entre o casal, sobre a utilização de rótulos de maltrato - sentir-se maltratado ou maltratada e ter medo-. Participaram 3.495 estudantes mexicanos escolarizados aos quais aplicou-se o Questionário de Violência entre Namorados. Os níveis de vitimização e percepções de abuso são mais elevados entre os estudantes universitários de ambos os sexos. A percepção do medo é maior entre mulheres universitárias e homens pré-universitários. é importante ressaltar que o número de jovens que declaram não sentir-se maltratados ou ter medo, pois isto dificultaria a sua disposiçã em romper a relação.

Palavras-chave: violência, namoro, maltrato, medo (Thesauro de Psycinfo).


 

1. Introducción

 

Reiterar la preocupación por la alta prevalencia de violencia en las relaciones de pareja resulta redundante. No son pocos los estudios que alertan sobre la existencia de este fenómeno, que adquiere diferentes formas. Así, es bien sabido que la violencia dentro de las relaciones de pareja no afecta solamente a aquellas consolidadas o con una relación estable, sino que ocurren también en los momentos iniciales de la relación (Esquivel-Santoveña, Lambert & Hammel, 2013, Langhinrichsen- Rohling, Misra, Selwyn & Rohling, 2012, López-Cepero, Rodríguez-Franco, Rodríguez- Díaz & Bringas-Molleda, 2014), tanto para varones como para mujeres: alto porcentaje de agresiones verbales -90%- (Muñoz-Rivas, Graña, O’Leary & González, 2007, Rey- Anacona, 2009), menores proporciones de violencia de tipo físico, aunque no por ello desdeñable al ser alrededor del 30% de los casos -proporción mayor que en las parejas de relación estable e íntima- (Valls, Puigvert & Duque, 2008, Cortés-Ayala et al., 2015).

La violencia de tipo sexual en el período adolescente, así como en individuos adultos jóvenes, puede adoptar diferentes maneras, como el contacto sexual sin consentimiento de la pareja o bajo presiones (Fernández & Fuertes, 2005). En definitiva, se estima que un tercio de jóvenes que mantienen una relación afectiva de noviazgo experimentan al menos una relación violenta (Langhinrichsen-Rohling et al., 2012).

Si bien el inicio de una situación de maltrato puede ser puntual, puede desarrollarse evolucionando en función de su frecuencia y gravedad (Cortés-Ayala et al., 2014, Ruiz, Expósito & Bonache, 2010). Así, las expresiones violentas van a verse determinadas por diversos factores, como las expectativas en la relación, la edad, el nivel de maduración, características de personalidad de las personas agresoras y de las víctimas, posibles trastornos mentales de los sujetos agresores, etc., lo que las va a diferenciar de las situaciones de maltrato que se dan en las relaciones afectivas en la vida adulta (Megías & Montañés, 2012, Rodríguez-Franco, Antuña-Bellerín, López-Cepero, Rodríguez- Díaz & Bringas-Molleda, 2012). Este hecho lleva asociada una preocupación social por las consecuencias sobre la salud -tanto física como emocional- que la violencia puede tener sobre las personas afectadas, y que conllevaría la adquisición de comportamientos nocivos para estos individuos jóvenes, como el consumo de alcohol y drogas, el aprendizaje de pautas violentas, la disminución de la autoestima, problemas escolares y, ya en casos más graves, intentos de suicidio (Corral, 2009, Rey- Anacona, Mateus-Cubides & Bayona-Arévalo, 2010, Rivera-Rivera, Allen, Rodríguez, Chávez & Lazcano, 2007, Roberts, Auinger & Klein, 2006, Soria, Armadans, Viñas & Yepes, 2009, Torres, Lemos & Herrero, 2013).

No obstante, la vivencia de una experiencia violenta no siempre va asociada con el reconocimiento de la misma, sea por la frecuencia con que sucede, por la atribución de normalidad producto de una errónea interpretación de lo que es el afecto, o bien por la no consideración como tal por parte de la víctima, lo que se conoce como maltrato no percibido (Adelman & Hea- Kil, 2007, Connolly, Friedlander, Pepler & Craig, 2010, Cortés-Ayala et al., 2014, Méndez & Sánchez, 2009, Vázquez & Castro, 2008). Un ejemplo de ello lo señalan los estudios de Rodríguez-Franco, Antuña-Bellerín, López- Cepero y Rodríguez-Díaz (2009), y Rodríguez- Franco, López-Cepero et al. (2012), donde en una muestra de 711 jóvenes españolas, de entre 16 y 22 años, más de un 70% habían sufrido alguna forma de maltrato, pero no se percibían como maltratadas.

El sentimiento de miedo que puede tener la persona víctima de abusos por parte de su pareja, en esta realidad no asumida, supone una advertencia que los investigadores e investigadoras refieren como indicador de maltrato en la relación (Olson et al., 2008, Rodríguez-Franco, López-Cepero et al., 2012), habiéndose encontrado dicho indicador generalmente superior en las mujeres (Caldwell, Swan & Woodbrown, 2012, Ross, 2012). Aunque el sentimiento o sensación de miedo es independiente de su percepción de maltrato, dándose igualmente en personas que se reconocen como maltratadas y en las que no, va a aparecer en función del tipo de maltrato sufrido. Así, Cortés-Ayala et al. (2014) refieren que en el caso de los maltratados la aparición del miedo es más probable en aquellas situaciones donde se da violencia física; por el contrario, otras formas de maltrato psicológicas más sutiles, como el desapego o el castigo emocional, no parecen despertar esta sensación, pues no suelen interpretarse como formas de abuso.

En esta línea, también ocurre que la prevalencia de las diferentes formas de maltrato es superior en aquellos casos en los que la víctima siente miedo (López-Cepero, 2011). De forma genérica, y sin tener en cuenta los tipos de maltrato, el estudio realizado por Rodríguez- Díaz, Herrero y Rodríguez-Franco (2009) constata algunas diferencias entre la población femenina española y latinoamericana, donde un 2.5% de las mujeres jóvenes y adolescentes españolas se han sentido maltratadas en su relación de noviazgo, pero no han sentido miedo de su pareja, frente al 7.8% de las latinoamericanas que han sentido maltrato, pero no miedo; sin embargo, un 9% no se considera maltratada, pero refieren haber tenido miedo en algún momento de la relación en el caso de la población femenina española, frente al 10.2% correspondiente a las latinoamericanas.

El estudio referido a la violencia de pareja se ha ocupado de la victimización femenina, ofreciendo un bajo porcentaje de trabajos centrado en la información sobre el etiquetado de la violencia en varones. El estudio de López- Cepero et al. (2014), en esta línea, señala que el 6% de mujeres españolas se percibieron como maltratadas en su relación afectiva de pareja, frente al 3.3% de los hombres; en el mismo sentido, los datos del sentimiento de miedo aparecen en una mayor proporción en mujeres -11.9% frente al 7.7% de varones-. Estos datos son consistentes con los ofrecidos por el estudio de Hamby y Jackson (2010), quienes aseveran que el miedo es mayor en las mujeres; lo que postulan es debido a las características físicas de ambos miembros de la pareja -los hombres regularmente son más fuertes que sus compañeras.

Por tanto, el marco de investigación ofrecido hace necesario conocer qué factores de maltrato influirán en la percepción del mismo, así como en su sentimiento de temor, lo que configura como objetivos: por un lado, comprobar el grado de victimización sufrida en una muestra de jóvenes de México actualmente escolarizados, reflejando las posibles diferencias significativas según el nivel de estudios (preuniversitarios y universitarios), mediado por el sexo y, por otro lado, analizar en cada de uno de los grupos el poder predictivo de las distintas formas de victimización en la pareja sobre el uso de las etiquetas de maltrato (sentirse maltratado o maltratada y tener miedo).

 

2. Método

Participantes

La muestra está conformada por 3495 estudiantes de México, que han participado voluntariamente, con edades comprendidas entre los 13 y los 40 años (X=17.86; DT=2.79). De ellos, 1537 (44%) son varones y 1958 (56%) mujeres, cursando estudios universitarios el 44.9% de la muestra (N=1568). La distribución por sexo y estudios nos ofrece que la muestra masculina de participantes se divide en 850 (55.3%) preuniversitarios y 687 (44.7%) universitarios; en la misma línea, 881 (45%) mujeres estudian en la universidad, en tanto que las 1077 (55%) mujeres participantes restantes se encuentran realizando los estudios previos a los universitarios.

Instrumentos de evaluación utilizados

En un primer momento facilitamos a los individuos participantes un cuestionario de datos sociodemográficos ad hoc. El objetivo de este instrumento es recoger en el estudio datos de su información personal, tales como: edad, sexo, curso, centro de estudio, actividad laboral, nivel económico de la persona respondiente y de su pareja o ex pareja, ante la cual se plantea la respuesta a este cuestionario.

A continuación, los sujetos participantes han completado el Cuestionario de Violencia de Novios -Cuvino- de Rodríguez-Franco et al. (2010). Se trata de un instrumento construido específicamente para evaluar las relaciones afectivas violentas en parejas jóvenes que no han iniciado aún una relación de convivencia. El cuestionario consta de 42 ítems, que refieren conductas o situaciones de abuso que pueden darse dentro de la relación sentimental; la respuesta se da en una escala Likert, indicando la frecuencia con que ha vivido la situación que se muestra en cada ítem: 0 (Nunca), 1 (a veces), 2 (frecuentemente), 3 (habitualmente) y 4 (casi siempre). Los 42 ítems se agrupan en ocho factores, que caracterizan ocho formas de abuso o violencia en la relación pareja (se incluye las alphas de Cronbach obtenidas): Desapego (.77), Humillación (.80), Sexual (.72), Coerción (.71), Físico (.70), Género (.69), Castigo Emocional (.63) e Instrumental (.52), siendo la fiabilidad total del instrumento en el estudio de .92.

Posteriormente, y dentro de la misma prueba, incluimos tres preguntas relativas a la identificación de su percepción de maltrato: ¿Te has sentido maltratado/a?, ¿Sientes o has sentido miedo alguna vez de tu pareja?, ¿Te sientes o te has sentido atrapado/a en tu relación?, a responder en formato Sí o No.

Procedimiento y análisis de datos

Hicimos la elección de los centros educativos de manera no probabilística. Tras la autorización del equipo directivo, y una vez asegurado el anonimato a todos los sujetos participantes en el estudio, pasamos a leer las instrucciones de las pruebas y a la aplicación de los cuestionarios de forma colectiva durante la unidad horaria de clase.

Mediante el paquete estadístico SPSS. 19, en primer lugar obtuvimos las puntuaciones directas ponderadas de cada uno de los factores de maltrato que componen el Cuvino; posteriormente, los estadísticos descriptivos de los mismos en función del nivel de estudios y mediado por el sexo-medias, desviación típica y tamaño de efecto-, para a continuación, mediante el contraste de medias a través de la T de Student para muestras independientes, analizar la presencia de diferencias significativas por nivel de estudios, tanto para varones como para las chicas en el nivel de victimización.

Estos ejercicios dan paso a los análisis descriptivos de la percepción de maltrato, así como a la razón (ratio) para comparar los porcentajes de casos positivos entre individuos universitarios y preuniversitarios, mediante la fórmula [%U*100/%P]; valores iguales a 100 indicaron igual prevalencia en ambos niveles educativos, mientras que valores superiores implicaron mayor presencia de positivos entre sujetos universitarios; seguidamente el análisis de regresión logística binaria nos permitirá predecir el uso de distintas etiquetas (maltrato, miedo), en función de los factores de maltrato para cada uno de los grupos consideradosanalizamos previamente la frecuencia de ocurrencia de todos los factores de maltrato de manera dicotómica, con el objetivo de proporcionar los resultados positivos que acontecen en cada tipología violenta dentro de la relación afectiva.

 

3. Resultados

Presentamos en primer lugar, en la tabla 1, los contrastes de puntuaciones ponderadas para las distintas medidas de victimización, según el nivel de estudios y separando varones y mujeres. En ella podemos observar las diferencias de medias entre ambos colectivos estudiantiles. Paralelamente pudimos comprobar que las medias de victimización, en ambos sexos, fueron superiores entre los estudiantes y las estudiantes de nivel universitario, alcanzando niveles de significación estadística p<0,05 en violencia sexual, física y castigo emocional para los varones, y en desapego, humillación, sexual y castigo emocional para las mujeres. Sin embargo, vemos en la tabla 1 que el tamaño de efecto de estas diferencias fue despreciable, tanto en las obtenidas en los varones como en las mujeres (<,20), por lo que la experiencia de victimización hay que considerarla similar para los agrupamientos diferenciales por niveles de estudios.

 

 

A continuación obtuvimos los datos sobre los indicadores de la percepción de victimización. Así, la tabla 2 señala que si bien no existe una alta frecuencia de respuestas positivas en la consideración de sentirse maltratado o maltratada, así como de haber tenido miedo en algún momento de la relación, sí permite constatar que tanto en varones como en mujeres el sentimiento de maltrato es mayor en los sujetos universitarios (Razón U/P 130 y 168); en relación con el miedo, es mayor en el caso de las mujeres universitarias, mientras que en lo varones es más proclive entre preuniversitarios.

 

El análisis de regresión logística ha permitido observar que algunas características de maltrato influyen de manera significativa en la percepción de los miembros de la pareja, en su condición de victimización. De este modo, en la tabla 3 se observa que para los varones que cursan estudios preuniversitarios, los predictores de su consideración de maltratado son el maltrato por humillación, físico y castigo emocional; estos mismos factores, salvo el castigo emocional, aparecerán también en los estudiantes y las estudiantes de grados superiores. Por otro lado, el sentir miedo en algún momento de la relación afectiva de pareja parece determinado en los sujetos preuniversitarios por el desapego y la humillación, en tanto que en los universitarios influirá la relación de maltrato por humillación y el castigo emocional.

 

Los resultados obtenidos en el agrupamiento diferencial de la mujer nos permiten afirmar que aumenta el número de factores de victimización que influyen en la percepción de maltrato, en ambas agrupaciones diferenciales por nivel de estudios. De esta manera, la tabla 4 nos refleja que la percepción de maltrato para las estudiantes preuniversitarias se predice por los factores de humillación, sexual, coerción, físico, género y castigo emocional; en las universitarias sucede lo mismo, salvo en las relaciones afectivas con coerción y género que parecen no predecir su percepción de maltrato. En relación con el sentimiento de miedo, en las chicas aumenta el número de factores con respecto a sus compañeros varones; es decir, los factores que predicen el sentimiento de miedo en la relación de pareja afectiva en sujetos estudiantes preuniversitarios son humillación, abuso sexual, coerción, abuso físico y conductas de género; lo mismo sucede con este agrupamiento diferencial realizando estudios universitarios, cambiando en este caso el factor género por el desapego.

 

 

4. Discusión y conclusiones

La mayoría de los estudios sobre violencia de género ofrecen datos sobre la situación de maltrato en la población femenina, hecho que es coherente con la definición de este término que implica unidireccionalidad, esto es, la violencia de género se entiende como maltrato ejercido del hombre contra la mujer habiendo mantenido, bien en la actualidad o en el pasado, una relación sentimental. Ello no obsta a que se considere importante conocer datos sobre el maltrato ejercido por cualquiera de los miembros de la pareja, aunque para ello debamos utilizar otras expresiones, como violencia en las relaciones afectivas de pareja íntima, o en el caso que nos ocupa, violencia en el noviazgo.

En este estudio nuestro objetivo ha sido el de analizar el grado de victimización sufrida en una muestra de jóvenes de Méxicopreuniversitarios y universitarios-, utilizando como variable mediadora el sexo; igualmente, hemos analizado para cada de uno de los grupos el poder predictivo de las distintas formas de victimización en la pareja sobre el uso de las etiquetas de maltrato (sentirse maltratado o maltratada y tener miedo). Nuestros resultados demuestran la prevalencia de las diversas formas de victimización evaluadas-tanto para hombres como mujeres-, mostrando diferencias significativas por nivel de escolaridad, principalmente en los universitarios: maltrato físico, sexual y castigo emocional en los varones; las dos formas últimas de maltrato junto con el desapego y la humillación son los indicadores presentes en las mujeres.

No obstante, el tamaño de efecto ha mostrado que estas diferencias son despreciables, lo cual puede ser un indicador a comprobar, de encontrarnos en un ambiente de violencia general en los dos agrupamientos educativos considerados en este estudio, y bidireccional en cuanto al sexo se refiere (Cortés-Ayala et al., 2015, Langhinrichsen-Rohling et al, 2012, Rey-Anacona, 2013). Esta situación conlleva un mayor riesgo de victimización futura, ya que los estudios evidencian que los sujetos jóvenes en este tipo de relación reciben e incurren en más violencia y lesiones que aquellos en relaciones unilateralmente violentas (Swahn, Alemdar & Whitaker, 2010, Swahn, Simon, Arias & Bossarte, 2008).

La percepción de maltrato parece tener lugar con mayor frecuencia en los individuos universitarios de ambos sexos. Sin embargo, cuando lo que se mide es la sensación de miedo, esta es mayor en los preuniversitarios, en el caso de los varones; en el agrupamiento de las chicas el miedo es mayor entre las universitarias. No obstante, hay que considerar el pobre porcentaje de quienes se perciben maltratados, en contraste con la prevalencia de las diversas formas de victimización que se obtienen; esta realidad la interpretamos como que la vivencia de una experiencia violenta no siempre va asociada con su reconocimiento -labeling-, como ya se ha demostrado en estudios previos (Adelman & Hea-Kil, 2007, Connolly et al., 2010, Cortés- Ayala et al., 2014, Méndez & Sánchez, 2009, Rodríguez-Franco et al., 2009, Vázquez & Castro, 2008, López-Cepero, Rodríguez- Franco, Lana, Paíno & Rodríguez-Díaz, 2015).

El agrupamiento de los varones, sin considerar el nivel de escolaridad, nos ofrece dos formas de abuso que influyen de manera significativa en el reconocimiento del maltrato: físico y humillación, que incluyen formas explícitas de maltrato -como golpear, abofetear, empujar, humillar en público, criticar, subestimar- (Bleakley, Hennessy, Fishbean, Coles & Jordan, 2009). Esta forma de victimización está referida en diferentes estudios como formas de abuso perpetradas con frecuencia por las chicas hacia sus parejas, cuando estas perciben unas relaciones violentas (Swahn, Alemdar & Whitaker, 2010, Swahn, Simon, Arias & Bossarte, 2008).

En contraste con lo anterior, las mujeres ofrecen cuatro formas de victimización que contribuyen a la percepción de maltrato en los dos niveles de escolaridad-humillación, sexual, físico y castigo emocional-, aunque el agrupamiento de preuniversitarias también lo ofrecerá por coerción y por género; ello, pues, sugiere que la vivencia de diversas formas de victimización se traduce en un mayor temor en las mujeres (Langhinrichsen-Rohling et al., 2012). Estos resultados están en la línea de lo reportado por Sears, Byers y Price (2007), quienes encuentran que las chicas jóvenes cometen más abusos psicológicos y los chicos más abusos de tipo físico y sexual grave; ello, por tanto, podemos relacionarlo con las conductas que parecen ligadas a una representación de guiones sociales asociados a sus respectivos géneros. Otros autores y autoras reportan que las jóvenes tienen muchas más probabilidades que los varones de denunciar violencia psicológica, en tanto que los varones denunciarán más la agresión física (Swahn, Simon, Arias & Bossarte, 2008).

Respecto al miedo y sus predictores, los varones reseñan un patrón similar a la percepción de maltrato, ya que para ambos grupos de escolaridad únicamente tres formas de abuso -desapego en preuniversitarios, castigo emocional en universitarios y humillación en ambos-influyen en la expresión de esta emoción; para las mujeres, el miedo se produce como consecuencia de diversas formas de victimización -humillación, sexual, coerción y físico-en ambos niveles de escolaridad, con la peculiaridad de que la victimización sexual solo aparece en su agrupamiento. Los datos coinciden con los resultados de investigación que reportan la mayor presencia de percepción de miedo en mujeres, así como la incidencia de lesiones graves y abuso sexual como resultado de una relación afectiva violenta durante el noviazgo (Caldwell et al., 2012, Noonan & Charles 2009, Mulford & Giordano, 2008, Ross, 2012).

Una implicación importante de estos resultados es la posibilidad que ofrecen de identificar conductas de victimización en las relaciones afectivas de noviazgo (labeling) entre adolescentes, ya que los chicos y chicas que reconocen recibir maltrato y sentir miedo son aquellos que tienen capacidad para etiquetar una situación como abusiva (Anderson & Kobek-Pezzarossi, 2011, Cortés-Ayala et al, 2014, Rodríguez-Franco, López-Cepero et al., 2012). Igualmente, y a la hora de extrapolar los datos al contexto relacional de los jóvenes, es importante destacar el número de estos que declaran no sentirse maltratados ni tener miedo, pese a la evidencia de victimización en la pareja, lo que dificultará su disposición de evitación de futuras vivencias de maltrato, así como de la finalización de la relación actual que atraviesan (Hammond & Calhoun, 2007).

Estos resultados referidos a la percepción de maltrato y miedo en las relaciones afectivas de noviazgo en nuestros sujetos jóvenes, y con miras a orientar futuras investigaciones y desarrollar implicaciones para la intervención, hace preciso acentuar nuestro esfuerzo en la transmisión de información de lo que se asume como una situación de malos tratos: aquellas formas aceptadas socialmente, su identificación en la transmisión cultural…, lo que nos va permitir reducir la prevalencia de las diversas conductas abusivas en las distintas relaciones de pareja durante el noviazgo.

 


 

Notas

* Este artículo de investigación científica y tecnológica forma parte de un estudio denominado "Realidad de maltrato en las relaciones afectivas entre jóvenes mexicanos durante el noviazgo", que dió lugar a una Tesis Doctoral en la Universidad de Oviedo, dentro del programa de Doctorado de Psicología. Esta investigación ha sido realizada gracias a la financiación de la Aecid (AP/035718/11) y al Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad (SUBMINMU012/009). Recogimos la información entre Marzo de 2012 y Marzo de 2014. área: Psicología; subárea: Estudios de Género y Temas Sociales.

 


 

Lista de referencias

 

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    Referencia para citar este artículo: Bringas-Molleda, C., Cortés-Ayala, L., Antuña-Bellerín, M. A., Flores-Galaz, M., López-Cepero, J. & Rodríguez-Díaz, F. J. (2015). Análisis diferencial de la percepción de jóvenes sobre maltrato en el noviazgo. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 13 (2), pp. 737-748.