Introducción
El panorama epidemiológico mundial muestra que la población adolescente continúa presentando problemas relacionados con su salud sexual y reproductiva (SSR), en especial un alto índice de nuevos casos de VIH y embarazos no planeados. En el 2012, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reportó 16 millones de madres adolescentes y 640000 adolescentes conviviendo con VIH 1,2. En Colombia, el 20 % del total de embarazos corresponde a mujeres adolescentes y 10.1 °% de jóvenes entre 15-19 años conviven con VIH, con una mayor prevalencia en hombres que en mujeres (0.3 °% vs. 0.2 °%) 3,5. Esto ocasiona deserción escolar, problemas de salud mental, violencia física, psicológica o social, disfunción familiar, recurrencia de embarazo no planeado y aumento del nivel de pobreza. En consecuencia, se ha convertido en un problema de salud de intervención prioritaria, que el Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia acogió en su Plan Decenal de Salud Pública 2012-2021, fomentando la implementación de programas específicos para adolescentes, con enfoque de género y de promoción de los derechos sexuales y reproductivos (DSR) 6. Asimismo, las actividades de atención y prevención en SSR se han enfocado en intervenir los múltiples riesgos que se configuran en esta etapa de inquietudes, necesidades y exploración sobre temas relacionados con la sexualidad que impactan los proyectos de vida de los adolescentes 7,8.
Sin embargo, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) ha identificado que, en Colombia, al igual que en otros países latinoamericanos, existen algunas limitaciones en el abordaje de la SSR. Por un lado, los estudios e intervenciones se han dirigido mayoritariamente hacia la mujer, con un esquema en el que se responsabiliza solo a esta de la vivencia saludable de la sexualidad, y, de otro lado, existe un bajo número de investigaciones que recuperan la voz masculina o los indicadores de su SSR, lo que dificulta la identificación y la atención de sus necesidades 4,9,10. Sumado a esto, la OMS ha encontrado que en ocasiones se desconoce la existencia de factores subyacentes de orden social y cultural, influyentes en los pensamientos y comportamientos de los adolescentes, los cuales repercuten en la vivencia de su sexualidad; puesto que cada cultura establece y define un conjunto de ideas y valoraciones sobre lo que significa ser hombre y ser mujer 4,11.
Con relación a los conocimientos, entendidos como la cantidad de información adquirida sobre sexualidad, que pueden ser discriminados como correctos o erróneos en un marco de la salud y la prevención, se ha encontrado en múltiples estudios que los varones tienen mayor desconocimiento con relación a las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) y su prevención 12,13. Esta brecha en el conocimiento ha presentado diferencias por género en estudios realizados a nivel mundial y latinoamericano 14,15. En sentido contrario, se ha reportado que la población adolescente colombiana tiene un alto nivel de conocimientos en sexualidad, pero un bajo nivel de prácticas de autocuidado 16. Esta discordancia entre el saber y el hacer ha sido mencionada en investigaciones previas, en las que los hombres adolescentes sienten los esfuerzos de educación en SSR no están orientados hacia ellos, dado que generalmente enfatizan en temas o preocupaciones de la población femenina, así como refuerzan actitudes inequitativas, discriminatorias y/o prácticas sexuales inseguras 9,17.
Adicionalmente, estudios realizados en México, Colombia y España han demostrado una relación directa entre el nivel socioeconómico de los escolares, el sexo y el tipo de educación recibida (pública o privada) con los conocimientos, actitudes y prácticas de los adolescentes 18,20. Como ejemplo, en Colombia se encontró que los hombres con una educación pública tienen mayor probabilidad de tener más encuentros sexuales 20. De igual manera, se identificó que para los hombres adolescentes es más difícil que para las mujeres hablar sobre sexualidad, especialmente entre el grupo de instituciones públicas 8. Se concluye que conocer los indicadores de la SSR de los adolescentes escolarizados es fundamental para fortalecer programas de educación sexual y atender apropiadamente sus necesidades en este tema.
Considerando lo anterior, se ha realizado el análisis de los datos correspondientes al subgrupo de hombres del estudio "Procesos de comunicación de sexualidad entre padres e hijos" que realizó nuestro grupo de investigación entre 2011-2012, con el fin de caracterizar los conocimientos, las actitudes y las prácticas sexuales de hombres adolescentes pertenecientes a instituciones educativas privadas y públicas de Cali, Colombia 21.
Materiales y métodos
Diseño y selección de participantes
En el presente estudio se realiza un análisis de tipo transversal descriptivo de los datos obtenidos del subgrupo de hombres adolescentes (n = 778) participantes en un proyecto macro que abordó los procesos de comunicación familiar sobre sexualidad entre padres y madres e hijos adolescentes de ambos sexos, realizado entre 2011-2015 en la ciudad de Cali, Colombia. En dicho estudio, participaron 1225 adolescentes, hombres y mujeres (no se tuvieron en cuenta estas últimas), escolares de séptimo, noveno y décimo grado de educación media, siendo el estándar en Colombia un ciclo de 11 años. Los participantes fueron seleccionados mediante un muestreo probabilístico de conglomerado, a partir de la base de datos suministrada por la Secretaría de Educación Municipal de la ciudad. El muestreo se estratificó en razón del tipo de institución, pública o privada.
Instrumentos
Se construyó un cuestionario para ser autodiligenciado por los participantes, que fue validado previamente por jueces expertos y estaba basado en diferentes instrumentos que evalúan la sexualidad, tales como Cuestionario Confidencial sobre Vida Sexual Activa, que permite obtener información acerca de conductas sexuales y prácticas preventivas; C uestionario Conocimientos, Actitudes, Prácticas y Significados Sociales, que indaga acerca de procesos de comunicación sobre sexualidad entre padres e hijos; y el Cuestionario Cómo es su familia, que aborda relaciones personales, características de la familia, actividades y sentimientos familiares 8,22,23.
Recolección de datos
Con el aval de las instituciones educativas, se convocó a padres de familia y adolescentes a reuniones informativas en las que se explicó el objetivo y alcance del estudio de investigación, luego de lo cual se obtuvo el consentimiento de los padres de familia, el asentimiento de los adolescentes para participar en el estudio y se procedió a la aplicación del cuestionario en sesiones grupales. Las reuniones fueron lideradas por un grupo de psicólogos capacitados para esta recolección, quienes además apoyaron a los participantes en el caso de requerir atención o para aclarar dudas respecto a los temas abordados en el cuestionario.
Análisis de datos
El procesamiento de los datos se realizó con el programa estadístico SPSS V.20. En un primer análisis univariado, se utilizaron tablas de frecuencia que reflejaron la distribución de los datos por medio de frecuencias y porcentajes. Las variables cuantitativas se resumieron a través de medidas de tendencia central y dispersión, como el mínimo, máximo, la media y la desviación estándar. En el análisis bivariado, se hizo uso de diversas pruebas estadísticas para identificar diferencias significativas en conocimientos, actitudes y prácticas en sexualidad en hombres adolescentes, entre algunas variables independientes como el tipo de institución. Puesto que la prueba de normalidad de Shapiro-Wills mostró suficientes evidencias para no rechazar la hipótesis de normalidad de los datos (p > 0.05), se utilizaron pruebas paramétricas como: la prueba t-Student para dos muestras independientes, por ejemplo, tipo de institución (pública y privada) y el Análisis de Varianza ANOVA para más de dos muestras independientes. Asimismo, se utilizó la prueba Chi-cuadrado, la cual sirvió para determinar la posible relación estadística entre algunos conocimientos, actitudes y prácticas en sexualidad y posibles factores. Para todas las pruebas estadísticas implementadas se utilizó un nivel de significación de 0.05 (5 °%).
Consideraciones éticas
La presente investigación estuvo orientada por las normas científicas, técnicas y administrativas para la investigación en salud que rigen a nivel nacional bajo la Resolución No. 008430 del Ministerio de Salud, que regula la investigación en seres humanos 24. Los lineamientos éticos de este estudio fueron aprobados por el comité de Investigaciones y Ética de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali.
Resultados
Los datos presentados en este estudio corresponden al subgrupo de hombres adolescentes (n = 778) de una investigación previa en donde se recogieron datos de 1225 estudiantes de ambos sexos.
Características generales de los estudiantes
Se recogió información de 778 estudiantes hombres de 23 colegios, 12 instituciones públicas (n = 535) y 11 instituciones privadas (n = 123) ubicados en cinco zonas de la ciudad de Cali (ladera, Norte, Centro, Suroriente y Oriente); el rango de edad osciló entre los 11 y 20 años (media = 15.3; DS = 1.6). Resultó una muestra un poco heterogénea en cuanto a los cursos seleccionados, con mayor presencia de estudiantes de grado séptimo (47.1 °%), seguido de los estudiantes de noveno (41.2 °%) y los de décimo con (11.7 °%), esta distribución por curso fue distinta en los colegios públicos y privados, como se observa en la tabla 1. Hay una mayor predominancia de estudiantes de décimo en los colegios privados (31.7 %) que en los públicos (7.1 %).
Con relación al acceso a conocimientos sobre sexualidad e ITS, el 77.8 °% de la totalidad de los participantes reportaron haber recibido información durante el último año, especialmente los escolares de instituciones privadas (84.7 °% frente a 76.5 °%; p = .045). Esta información proviene de diferentes fuentes: familiares (41.9 °%), internet (41.2 °%), amigos (38.1 °%), programas de televisión (37.2 %), profesionales de la salud (33.1 %), profesores (28.4 %), pareja (20.8 %), radio (12.2 %%) e iglesia (8.7 %%). Los estudiantes de las instituciones privadas reportaron un ligero mayor uso del internet y los programas de televisión. Aunque ambos grupos reconocen que los padres de familia y los maestros deberían ser su principal fuente de información y hablar más frecuentemente de sexualidad, se encontró una mayor probabilidad de que los estudiantes de instituciones públicas asignen la responsabilidad únicamente a los maestros (5.9 %%), que los estudiantes de instituciones privadas (0.8 %%). Incluso, existe una pequeña fracción de escolares en ambos grupos que consideran que no se debe dar educación sexual en las escuelas (privada 10 %% frente a pública 4.7 %%; p = .020), sino que deben ser sus padres su principal fuente (privada 58.3 %% frente a pública 47.5 %%; p = .026). Se observó que los escolares de instituciones privadas son más proactivos en la búsqueda de información sobre sexualidad (63 %% frente a 50.2 %%, p = .010). Adicionalmente, los dos grupos coinciden en que la edad más apropiada para recibir educación sexual es de 10 a 18 años (p = .649).
En cuanto a conocimientos básicos acerca de ITS (tabla 2), se encontró entre ambos grupos una alta frecuencia de desconocimiento alrededor de sus formas de transmisión y prevención, por ejemplo, se encontró que no existe claridad respecto a la capacidad que tiene el condón para prevenir el contagio de ITS; a la incapacidad de prevención de ITS que tiene la píldora anticonceptiva, y las formas de transmisión del VIH. Solo se encontraron diferencias en relación con la candidiasis, la cual es considerada una ITS en mayor proporción por el grupo de instituciones públicas (8.2 %% frente a 23.1 %%; p = .001).
Respecto a la comunicación en sexualidad con sus padres, se encontró que ambos grupos reportan dificultad para hablar de sexualidad e inicio de sus relaciones sexuales con la madre o el padre, siendo mayor la dificultad entre los de instituciones privadas para hablar del inicio de sus relaciones sexuales con la madre (30.4 %% frente a 18.7 %%; p = .027). Asimismo, los estudiantes de escuelas públicas prefieren hablar ciertos temas de sexualidad con personas diferentes a sus padres (40.5 %% frente a 53.5 %%; p = .007), manifestando además que hablar con su padre (p = .009), o madre (p = .001) sobre sexualidad indica tener su aprobación para comenzar su vida sexual. De hecho, se encontró que las madres de los estudiantes de instituciones públicas son quienes proveen en mayor medida los métodos de planificación familiar (p = .008). Por otro lado, los estudiantes de escuelas privadas reportan en mayor medida que le contarían a su padre (p = .038) y madre (p = .046) si sienten atracción por una persona del mismo sexo. Hallándose en ambos grupos que el padre es más ausente en el acompañamiento del adolescente, tanto en el diálogo como en la búsqueda de atención en salud sexual (tabla 3).
Acerca de la actividad sexual penetrativa (tabla 4), 72.8 %% del total de participantes reportaron haber tenido relaciones sexuales. La edad promedio de la primera relación sexual fue a los 13.2 años (rango = 7-19 años; DS = 1.9; p = .737), con diversidad de prácticas sexuales penetrativas tales como: pene-vagina (72.7 %%); pene-boca (47.9 %%) y pene-ano (29.9 %%). Esta última se encontró más prevalente en el grupo de instituciones públicas (11.1 % frente a 31.8 %%; p = .002), pero menos de la mitad 45.9 %% de los adolescentes usó condón o su pareja lo usó, sin diferencias entre los grupos (p = .842). De igual manera, en el último año 65.9 %% de los participantes han tenido relaciones penetrativas (82.6 %% pene-vagina, 54.3 %% pene-boca, 35.2 %% pene-ano), con mayor prevalencia de prácticas buco-genitales en el grupo de instituciones públicas (39.6 %% frente a 56.3 %%; p = .029) (tabla 3), esta vez con mayor uso de condón entre ambos grupos, pero con diferencias según el tipo de práctica sexual. Así, con relación pene-vagina, lo usaron mayormente los de instituciones privadas (82.5 %% frente a 68.5 %%; p = .068) y con relación pene-boca los de las públicas (21.1 %% frente a 52.2 %%; p = .009).
Con respecto de las razones para no usar el preservativo, vale la pena señalar que no se encontraron diferencias significativas entre los participantes de colegios públicos y privados (tabla 5). Las principales razones de no uso del condón para ambos grupos fue la confianza en la pareja (64 %% públicas y 73 %% privadas) y el hecho de tener relaciones exclusivas con una sola persona (51 %% públicas y 60 %% privadas). Cerca de un tercio de los participantes de ambos grupos señalaron que no usaron preservativo porque fue difícil conseguirlo o lo atribuyeron al afán del momento.
Discusión
Los adolescentes hombres constituyen una proporción significativa de la población mundial, por lo cual la promoción y preservación de su SSR representa un reto central en el desarrollo de políticas públicas desde su reconocimiento como sujetos de derechos. Por tanto, el estudio de sus conocimientos, actitudes y prácticas sexuales contribuye al diseño de programas acordes a sus expectativas, necesidades y ciclo vital, además de promover en ellos un papel participativo en su salud sexual y la de su pareja 17,25,26. Específicamente, debido a que en esta etapa frecuentemente se da el comienzo de las primeras relaciones sexuales y se instauran actitudes y hábitos de conductas tanto de riesgo como saludables 27,29. En dicha construcción, las voces de agentes como la familia, los pares y la escuela cumplen un papel fundamental, dado que la sexualidad es un aspecto multidimensional de la vida humana que se retroalimenta y se construye en relación con otros 7,30. Por tanto, las prácticas sexuales adoptadas serán producto de un entramado de múltiples factores como el conocimiento, las actitudes y el contexto social en el que suceden 12,31.
En el presente análisis se encontró que tanto adolescentes escolarizados de instituciones privadas como de públicas cuentan con fácil acceso a múltiples fuentes de información, siendo los de las privadas quienes reciben más información y se muestran más activos en su búsqueda. Sin embargo, tal como fue descrito por Buela, tener acceso a información en SSR no necesariamente se tradujo en mayor conocimiento o prácticas sexuales más saludables en los grupos estudiados, pues mostraron bajas frecuencias de conocimiento correcto en seguridad y eficacia del uso del condón, métodos anticonceptivos, formas de transmisión y prevención de ITS 20. Lo que podría estar en relación con el contenido, lenguaje y enfoque de género usado por los diferentes canales de comunicación. De hecho, Ochoa y colegas evidenciaron que los hombres adolescentes colombianos sienten que ellos no son el objetivo de algunos esfuerzos de educación en SSR, dado que generalmente se enfatiza en temas o preocupaciones de la población femenina, así como se refuerzan actitudes inequitativas, discriminatorias y/o prácticas sexuales inseguras 9. En cambio, países como Holanda y Dinamarca han demostrado ampliamente la efectividad de una política de educación sexual abierta en casa y la escuela 32.
Es de resaltar que los participantes reconocieron a sus padres y maestros como una fuente de información necesaria y piensan que son quienes deberían formarlos en SSR, aunque indican la existencia de barreras en la comunicación con sus padres cuando se trata de abordar temas relacionados con la sexualidad. En especial, los participantes de las instituciones privadas hablan menos con la madre sobre el inicio de sus relaciones sexuales, a lo que se sumó una menor participación del padre en el diálogo y acompañamiento del adolescente, lo que evidencia que persisten diferencias por género en las conversaciones entre padres e hijos. Estas barreras en la comunicación con los padres y docentes (en cuanto a fuentes más confiables de información que los pares), especialmente para el grupo de estudiantes de colegio privados, podría contribuir a que se perpetúen los falsos conocimientos en cuanto a la forma de transmisión y prevención de ITS/VIH, así como estaría influyendo en sus actitudes sexuales.
Estos hallazgos están en concordancia con resultados de otras investigaciones en las que la principal fuente de información sobre sexualidad es la familia, aunque se encontró que tanto el padre como la madre sienten vergüenza o no saben cómo abordar el tema; mientras que los adolescentes, además de sentir vergüenza, no sienten la suficiente confianza para hablar de su propia sexualidad, o para expresar sus necesidades en SSR con el padre del otro sexo 7,16,17,21,33,34. Por tanto, se resalta la importancia de crear estrategias de educación que vinculen a padres y maestros, entregándoles recursos para superar esas dificultades en la comunicación. En este punto, cumplirían un papel esencial, dado que los participantes señalaron que la edad apropiada para recibir educación sexual es a partir de los 10 años, edad en la que, desde la perspectiva del desarrollo, están más orientados a tener en cuenta la opinión de los adultos a la hora de tomar decisiones. Asimismo, conforme avanza la adolescencia, la opinión del grupo de amigos, o del que tengan como referencia, es más influyente en la toma de decisiones, y es solo hacia el final de la adolescencia que los jóvenes comienzan a decidir con base en su propio criterio 10.
En relación con las actitudes frente a la sexualidad, se conoce que surgen en conexión profunda con las creencias y conocimientos frente a la sexualidad y son aprendidas mediante la interacción del adolescente con la sociedad, lo que lleva al sujeto a "responder de manera consistentemente favorable o desfavorable respecto a un objeto, persona, grupo o situación", tal como lo expone Ovejero 7,35. En el presente estudio se encontró en ambos grupos una actitud desfavorable para entablar comunicación con sus padres acerca de sus preferencias sexuales. Se evidenció que los participantes de ambos grupos afirman que no le contarían al padre si sienten atracción por alguien del mismo sexo, en su lugar, preferirían revelarlo a la madre. Esta preferencia se vincula con la figura del padre como socializador de los roles de género asociados con la masculinidad desde concepciones y prácticas heteronormativas, así como a estereotipos culturales de lo que debe ser la sexualidad masculina, reflejando roles tradicionales en el abordaje de la SSR 11. Estos resultados refuerzan la importancia de crear intervenciones y programas que sean sensibles a la manera como se entretejen las orientaciones sexuales, el género y las prácticas sexuales, de manera que se pueda responder efectivamente a las necesidades y diversidad sexual de los hombres adolescentes.
Acerca de las prácticas sexuales, resulta llamativa la temprana edad de inicio de actividad sexual penetrativa sin protección por cerca de la mitad de participantes de ambos grupos (promedio 13.2 años), al igual que lo encontrado en estudios realizados con población mixta, en los que además los hombres reportan un mayor número de parejas que las mujeres 3,8,27,19,33,36,38. A lo anterior, se suma que los participantes del actual estudio reportan distintas formas de prácticas sexuales penetrativas no protegidas, pene-vagina, pene-boca, pene-ano, demostrando que, si bien estos adolescentes han iniciado sus experiencias sexuales, son pocos los que dan cuenta de cómo vivir una sexualidad más segura, tal como se ha evidenciado entre adolescentes de países con distintos grados de desarrollo social 3,33,38. Con respecto a las razones de no uso del condón, no se encontraron diferencias significativas entre colegios públicos y privados y las primeras dos razones reportadas para el no uso de condón fueron la confianza en la pareja y mantener relaciones sexuales con una pareja exclusiva. Esto contrasta con otras investigaciones, en las que la actitud desfavorable frente al uso del preservativo se relaciona principalmente con la creencia de que "reduce el placer" 39. En todo caso, las razones reportadas atienden a un carácter relacional que trascienden el mero conocimiento sobre los métodos de prevención y los riesgos, pero que deben ser abordadas en intervenciones educativas en SSR.
En consecuencia, estas valoraciones deberían ser priorizadas en futuras intervenciones basadas en la escuela, considerando que este es un espacio práctico y eficiente de formación en SSR para el establecimiento de hábitos saludables en esta área 40,41. Al mismo tiempo que pueden ser usados para la provisión de servicios de orientación y asesoría que fortalezcan habilidades para la negociación del uso del condón 42.
En referencia particular a la práctica pene-ano, la frecuencia reportada por los participantes, en especial de instituciones públicas y hombres, es en casi similar a lo reportado en otras investigaciones 38,43. Sin embargo, no se discriminó si estas prácticas surgen como un método alternativo para la prevención del embarazo, o si se dan en el marco de relaciones homoeróticas; por otro lado, este tipo de prácticas sin el uso adecuado del condón tiene mayor riesgo de la transmisión de ITS. Sumado a esto, los participantes de ambos grupos afirman que no les contarían a sus padres si sienten atracción por alguien del mismo sexo, en su lugar, preferirían revelarlo a su madre.
La mayor fortaleza de este estudio fue la posibilidad de caracterizar, en una muestra de gran tamaño, un fenómeno que no ha sido abordado ampliamente en la literatura nacional 9). Asimismo, permitió identificar que es necesario mejorar las metodologías aprobadas por el Ministerio de Educación Nacional y el Ministerio de Salud y Protección Social para la educación sexual en instituciones privadas y públicas de Colombia.
Sin embargo, encontramos que el presente estudio se encuentra limitado en su alcance por haber sido realizado en una sola ciudad, lo que no permitió recoger los conocimientos, actitudes y prácticas de adolescentes de otras regiones del país, que tradicionalmente muestran comportamientos culturales diferentes. Además, no se incluyeron todas las posibles preguntas en relación con las necesidades y prácticas particulares de los escolares, diferenciadas por sus condiciones sociodemográficas, económicas, de género o por sus momentos de transición escolar.
El simple conocimiento en sexualidad de los hombres adolescentes, independientemente de pertenecer a escuelas privadas o públicas, no se traduce en prácticas sexuales seguras. Por tanto, y acorde a lo expresado por los participantes, consideramos que es necesario que los padres de familia y las escuelas ofrezcan acompañamiento de la sexualidad de los hombres, por medio del diálogo abierto y programas educativos con perspectiva de género desde la infancia temprana, que trasciendan la provisión de información y que tengan en cuenta las distintas dimensiones de la sexualidad -erótica, comunicativa y relacional-, aspectos fundamentales para el fortalecimiento de las habilidades y prácticas de autocuidado en SSR de los hombres adolescentes.