INTRODUCCIÓN
La forma social del empleo actual y la nueva organización del trabajo se caracteriza por la incertidumbre en la contratación, la desindustrialización, el aumento del desempleo, la precarización, la flexibilización, la intensificación y la informalización laboral (Pulido-Martínez y Carvajal-Marín, 2013). En 2018, la tasa de desempleo mundial se estimó en el 5,0 por ciento y en 2019 había 188 millones de desempleados. Según cálculos de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT), las proyecciones de crecimiento económico (para octubre de 2018) del Fondo Monetario Internacional (FMI) indican que para 2020 habrá dos millones más de desempleados (FMI, 2018 en OIT, 2019). El rango de desempleo global era de 5,4 por ciento en 2019 y se considera que permanecerá los siguientes dos años (OIT, 2020). Las personas jóvenes (de entre 15 y 24 años de edad) tienen muchas más probabilidades de estar desempleadas que los adultos, y su tasa de desempleo es del 11,8 por ciento (OIT, 2019). Además, muchas personas que están empleadas en condiciones precarias desean mejorar su situación laboral.
PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN
La falta de un empleo, no solo merma el acceso a las diversas fuentes de obtención de recursos, sino que genera una serie de aspectos negativos sobre el bienestar psicológico de las personas que lo sufren. Estar sin trabajo se convierte en un obstáculo que dificulta el potencial desarrollo de los individuos (Izquierdo y Alonso, 2010). Las emociones más frecuentes ante la situación de desempleo suelen tener un componente afectivo negativo; la más señalada es la impotencia, seguida de la rabia y la frustración (Pérez-Torres, 2015).
Un estudio que explora el impacto de la crisis económica sobre la salud mental de personas desempleadas de España, reportó que las repercusiones generales derivadas de haber perdido el puesto de trabajo son la inutilidad de las acciones emprendidas, las dependencias de otros e interrogarse sobre qué hacer. Las repercusiones personales fueron: desesperanza, impotencia e insomnio. Sobre cómo ha afectado esta situación en sus relaciones familiares y sociales la mayoría mencionó que recibieron apoyo familiar y de los amigos, y pocos citaron la ausencia de apoyo familiar. Manifestaron también, que el sentimiento de impotencia puede convertirse en desesperanza e incluso en acto suicida (Moya-Ollé, Catalán-Vega, De Armas-Hernández, Anguera-Argilaga, Fornells-Admella y Sató-Geli, 2015). En un estudio realizado en jóvenes angoleños desempleados de 18 a 30 años se encontró que su salud mental fue protegida por factores personales como la resiliencia y la capacidad de distanciarse de la situación de desempleo, así como por factores sociales: el apoyo de la familia y el apoyo social general percibido por el individuo. Sin embargo, el apoyo proveniente de la familia parece ser más protector en esa etapa vital para personas desempleadas (Tomás, Gutiérrez y Fernández, 2017).
En cuanto a las causas del desempleo, trabajadores chilenos desempleados lo atribuyen a situaciones externas a ellos, mientras que los trabajadores con empleo manifestaron causalidad interna, mayor estabilidad y mayor control -tanto en lo personal como en lo externo- (Moyano-Díaz, Gutiérrez, Zúñiga y Cornejo, 2013). Así, la atribución de la falta de empleo a causas internas, globales y estables tiende a estar asociada a problemas depresivos. Por otro lado, la motivación para buscar empleo depende de un locus de control interno y atribuciones internas sobre el éxito o fracaso en el mercado de trabajo. En cuanto a los procesos de duelo de desempleados ante la pérdida del trabajo se encontró que manifiestan una mayor intensidad de duelo las personas que llevan más tiempo en desempleo y que tuvieron un trabajo de mayor antigüedad (Díaz, Navarro-Abal, Climent, Ortega, López-López y Casado, 2016). Así, la duración del desempleo incide sobre la salud con un marcado deterioro en la salud mental, de la salud física y la disminución de la calidad de vida (Del Pozo, Ruiz, Pardo y San Martín, 2002).
Las estrategias de afrontamiento que la población tiene ante el desempleo son muy variadas. Algunos estudios destacan que las personas utilizan, de forma general, un tipo de afrontamiento activo y adaptativo para disminuir los síntomas fisiológicos, minimizar las emociones negativas y aumentar las positivas, en las que emplean la resolución de problemas, la distracción, el pensamiento y la regulación emocional (Pérez-Torres, 2015). Un estudio con desempleados brasileños indica que los trabajadores recurren a estrategias objetivas y subjetivas. Las primeras incluyen el apoyo financiero de la familia y los trabajos periódicos, con casos de trabajo por cuenta propia: establecer negocios familiares o unirse a trabajos independientes tanto para mantener la supervivencia del trabajador desempleado como para la búsqueda de reintegración laboral. En cuanto a las estrategias subjetivas, buscan controlar, superar, apoyar o reducir las demandas internas o externas percibidas, así como resaltar la importancia de la religiosidad como estrategia de afrontamiento. Además, los trabajadores con menos recursos internos (habilidades) parecen sentirse menos efectivos, tal vez reflejando la frustración generada por la ausencia de vacantes compatibles con sus características profesionales (Bendassolli, Coelho-Lima, Carlotto, Santos Nússle y Ferreira, 2015).
Por parte de jóvenes africanos graduados desempleados, las estrategias de afrontamiento que adoptan para reducir el estrés financiero son la dependencia de los miembros de la familia, los amigos, la participación en trabajos serviles, además de tener optimismo y no perder la esperanza. Sobre cómo hacer frente al desempleo destacaron buscar apoyo social, crear estructuras en el tiempo a fin de no estar en una situación de pérdida de tiempo y buscar formas de educación y capacitación adicionales (Ognonne, 2015).
En el caso de población española, personas afectadas por la situación de paro laboral explicaron diversos tipos de acciones o estrategias. La más referida fue incrementar el nivel de formación profesional, en un intento de ampliar el posible campo de reinserción laboral. Otra estrategia es pensar que las cosas podrán mejorar algún día o bien, que Dios o algún ente superior intervendrá en su favor y de este modo encontrar un nuevo trabajo (Moya-Ollé et al., 2015). Finalmente, en el caso de los miembros de empresas familiares colombianas señalaron como punto común la importancia que tiene para ellos la cohesión familiar, manifestada a través de las estrategias de apoyo social y restructuración, para afrontar situaciones difíciles que se presenten en el ámbito familiar y laboral (Amarís, Polo-Vargas y Gutiérrez-González, 2015).
En la intención de identificar las diferentes conceptualizaciones sobre el desempleo es necesario considerar el contexto culturan donde emergen. La cultura es un conjunto de conocimientos, valores, emociones, conductas y productos compartidos por un grupo social, que les permiten adaptarse funcionalmente a su entorno (Aneas y Sandín, 2009); es un sistema de símbolos creados por el hombre, en virtud de los cuales el hombre da significado a su propia experiencia; suministra a los seres humanos un marco significativo dentro del cual pueden orientarse en sus relaciones recíprocas, en su relación con el mundo que los rodea y en su relación consigo mismos (Geertz, 1990). La cultura es un conjunto de conocimientos, creencias y conductas compartidas que constituyen los elementos normativos de un grupo (Weller, 2007).
La cultura no es solo la conducta manifiesta, sino también ideas, creencias, valores subyacentes a esas conductas. La cultura es también un determinado modo de interpretación de la realidad que le da sentido. Tiene un componente conductual y también cognitivo, como son las formas de pensar, de interpretar y de asumir ideologías. Su incorporación es a través de la socialización, en el proceso de interacción humana, por la cual una persona va adquiriendo los elementos esenciales de su sociedad y su cultura (Malgesini y Giménez, 2000).
LAS REPRESENTACIONES SOCIALES Y EL DESEMPLEO
Una perspectiva teórica y metodológica que nos permite un acercamiento al conocimiento del desempleo dentro de un marco cultural son las representaciones sociales (RS). Jodelet (2011) indica que son una forma específica de conocimiento, el conocimiento ordinario, incluido en la categoría del sentido común y tiene como particularidad la de ser socialmente construido y compartido en el seno de diferentes grupos. Esta forma de conocimiento tiene una raíz y un objetivo práctico: apoyándose en la experiencia de las personas, sirve de lectura de la realidad y de guía de acción en la vida práctica y cotidiana. Banchs (2000) identifica dos enfoques para su estudio: uno es el procesual cualitativo y el segundo, el enfoque estructural (con énfasis en el núcleo central de las RS y los elementos periféricos). El enfoque procesual identifica a las RS como procesos discursivos, caracteriza al ser humano como productor de sentidos y focaliza su análisis en las producciones de significados del lenguaje, a través de los cuales los seres humanos construyen su mundo.
El objetivo del presente documento es comparar el contenido de las RS del concepto de desempleo de población de diversos contextos y diferentes grupos poblacionales con el enfoque procesual cualitativo.
ESTRATEGIA METODOLÓGICA
Diseño: Estudio descriptivo comparativo de seis estudios de representaciones sociales (Torres-López y Díaz Villanueva, 2016; Torres-López, Acosta-Fernández y Aguilera-Velasco, 2017; Torres-López, Munguía y Torres, M., 2018; Torres-López, Munguía-Cortés y Soltero-Avelar, 2018; Torres-López, Quezada-Valadez y Herrera-Pérez, 2018; Torres-López, Lozano-González y Acosta-Fernández, 2018) y uno de concepciones culturales (Torres-López, Acosta-Fernández y Parra-Osorio, 2019) de los conceptos de empleo y desempleo de habitantes de diversos contextos (México, Colombia, Ecuador y España) y diferentes grupos poblacionales (estudiantes de bachillerato, estudiantes universitarios y población adulta). Se incluyó el análisis de la primera fase de cada uno de los estudios mencionados en la intención de comprender el contenido de las concepciones culturales y las representaciones sociales del concepto de desempleo.
Contextos de estudio: Guadalajara y Morelia de México; Bogotá y Cali de Colombia; Quito de Ecuador; Santa Cruz de Tenerife y San Sebastián, País Vasco de España.
Muestreo: En cada uno de los estudios se conformó una muestra de participantes por muestreo propositivo (Suri, 2011). La determinación del tamaño de la muestra partió de las bases para el estudio de pautas culturales. Los dos elementos considerados en ello son la competencia cultural esperada (0,5) y el nivel de confianza aceptable (0,95). Con base en esto se recomienda un tamaño mínimo de 17 informantes (Weller, 2007) por cada contexto.
Participantes: En la tabla 1 se muestra la cantidad de participantes en los estudios por contexto y grupo de edad. En el grupo de estudiante de bachillerato ninguno reportó haber desarrollado actividades laborales remuneradas; en el grupo de estudiantes universitarios el 7% reportó contar con trabajo remunerado; y en el grupo de adultos la mayoría indicó tener trabajo, solo el 6% dijo estar desempleado.
México | España | Colombia | Ecuador | |
---|---|---|---|---|
Estudiantes de bachillerato de 15 a 20 años | 76 (36 mujeres y 40 hombres) | 120 (62 mujeres y 58 hombres) | ||
Estudiantes universitarios de 18 a 33 años | 81 (41 mujeres y 40 hombres) | 80 (40 hombres y 40 mujeres) | 80 (47 mujeres y 33 hombres) | |
Población adulta de 21 años y más | 50 (11 mujeres y 39 hombres) | 169 (91 mujeres y 78 hombres) | 34 (28 mujeres y 6 hombres) | |
Total: 690 (356 mujeres y 334 hombres) | 207 (88 mujeres y 119 hombres) | 289 (153 mujeres y 136 hombres) | 114 (68 mujeres y 46 hombres) | 80 (47 mujeres y 33 hombres) |
Fuente: autoría propia.
Técnicas de obtención de información utilizadas: Para acceder al contenido de las concepciones culturales y las representaciones sociales del concepto de desempleo se utilizó la técnica de listados libres. Consiste en pedir a los informantes términos relacionados con una esfera conceptual particular: «Dime cinco palabras o frases que se te vienen a la mente cuando escuchas: desempleo»; después se les pide una pequeña explicación de por qué dijeron cada una de ellas (Bernard, 2006). Otros instrumentos utilizados fueron el cuestionario de pares (Abric, 2001) y pile sort (Bernard, 2006); los resultados de la aplicación de estos dos últimos instrumentos no se incluyen en el presente estudio.
Análisis de los datos: Con base en las palabras obtenidas en los listados libres se realizó la categorización de las definiciones dadas para cada palabra, lo cual se hizo con análisis de contenido temático (Minayo, 2009) con el apoyo del software Atlas.ti. En todos los estudios la calidad de los datos fue comprobada mediante la triangulación por contrastación teórica y de investigadores (Flick, 2014).
Aspectos éticos: Antes de cada entrevista se explicaron los objetivos del estudio y se obtuvo el consentimiento informado verbal (Aguilera-Guzmán, Mondragón y Medina-Mora, 2008), garantizando a los participantes la confidencialidad y anonimato en la recolección y el análisis de la información. La participación de los entrevistados fue voluntaria.
Resultados
Definición del concepto de empleo:
En las tablas 2, 3 y 4 se incluyen las definiciones del concepto de desempleo de cada grupo de participantes.
Guadalajara, México | San Sebastián (P. V.), España |
---|---|
Es un espacio de tiempo desocupado que implica no tener dinero (y por ende pobreza), genera sentimientos negativos de estrés, enojo y frustración, lleva a vivir experiencias de dependencia, necesidad y hambre, puede llevar a la existencia de problemas sociales (como la delincuencia), todo ello como reflejo de la crisis económica generalizada. El énfasis de este concepto fue el sentimiento de frustración (ya que implica tristeza y necesidad) así como el ocio generador de estrés y de delincuencia. No se encontraron referencias de afronta miento. | Es de una inactividad que lleva a la falta de dinero, a la crisis y a la pobreza y desahucio (desalojo de viviendas); en lo personal genera desesperanza, desgracia, depresión y agobio y vergüenza. Los responsables son los gobernantes y los más afectados los jóvenes; no hay futuro, ocasiona dependencia, sensación de inutilidad, poca motivación para estudiar. Los efectos sociales son atraso, catástrofe, desastre, problema y realidad), es muy común, va en aumento, y hay muchas familias en paro. Las formas de afrontamiento incluidas son las de migrar, mantener una actitud de cambio y crear alternativas comunes (al sistema capitalista), además de tener fuerza para salir del paro y sobrevivir. |
Fuente: autoría propia.
Guadalajara, México | Cali, Colombia | Quito, Ecuador |
---|---|---|
Es la falta de trabajo y de oportunidades (con exceso de tiempo libre y estados de ocio), con implicaciones de escasez económica (pobreza, deudas, miseria, etcétera) dentro de un contexto nacional crítico, con efectos en lo personal (dependencia, desobligación, decadencia, irresponsabilidad, etc.), en lo social (delincuencia, inseguridad y marginación), genera además emociones negativas (depresión, estrés, preocupación, frustración, etcétera). Y afrontamiento a través de buscar apoyo; tratar de mantener una actitud positiva; considerar la posibilidad de desarrollar empleos en forma colectiva; mantener la búsqueda; considerar diversas formas para progresar y mantenerse productivo. | Es un tiempo perdido que genera pobreza y necesidades, es producto de problemas sociales como la desigualdad, falta de oportunidades, así como por causa del sistema social. Produce situaciones delictivas e impactos comunitarios; en lo personal genera problemas, necesidades, complicaciones y la vivencia de emociones negativas (tristeza, angustia, ansiedad y depresión). Se le considera un desafio que lleva a destacar las responsabilidades que se tiene hacia la familia, mas no se específica alguna alternativa de su afrontamiento. | Es un tiempo libre, desocupado y desperdiciado que genera pobreza, deudas y precariedad. En lo personal produce inestabilidad, dependencia, falta de desarrollo, insatisfacción de necesidades; además de emociones negativas como ansiedad, depresión, desesperación y angustia. En lo familiar puede provocar problemas como divorcios y falta de estudio en los hijos; en lo social, vagancia y suicidio. Además, hay pocas oportunidades de empleo para la población estudiantil. Las formas de afrontamiento al mismo son buscar empleo con esfuerzo y humildad así como migrar a otros países. |
Fuente: autoría propia.
En el caso de los estudiantes de bachillerato de México y España, las dos representaciones coinciden en ser un tiempo desocupado e inactividad que lleva a la falta de dinero y por ende a la pobreza. Ambos grupos de participantes manifestaron sentimientos negativos como la tristeza, la depresión, el enojo y la frustración que llevan a la desesperanza y al agobio. Entre los efectos personales destacaron la dependencia, la sensación de inutilidad y la falta de motivación para el estudio. Y en cuanto a las consecuencias sociales incluyeron la crisis económica, la delincuencia, la cantidad de familias afectadas y como el paro va en aumento.
Las principales diferencias se ubican en que los estudiantes de Guadalajara manifestaron más efectos de tipo individual, como son la frustración, la tristeza y la necesidad, además de no mencionar mecanismos de afrontamiento al desempleo. Mientras que los estudiantes españoles resaltan más los efectos sociales del desempleo, así como diferentes tipos de afrontamiento, tanto individuales como grupales.
En la tabla 3 se incluyen las definiciones del concepto de desempleo de los jóvenes universitarios participantes.
Los jóvenes universitarios de los tres contextos incluidos coinciden en representar al desempleo como un espacio de tiempo libre, de ocio, desocupado, desperdiciado, que implica pobreza, necesidades, miseria y deudas. En lo personal genera dependencia, no satisfacción de necesidades, complicaciones, inestabilidad y falta de desarrollo; con las emociones negativas de depresión, estrés, preocupación, frustración, angustia, ansiedad y desesperación. En cuanto a los efectos sociales: vagancia, delincuencia, inseguridad, marginación, desigualdad y falta de oportunidades, en general, y más específicamente en los más jóvenes. Los participantes de Guadalajara señalaron propuestas de afrontamiento de tipo individual y social, y los de Quito solo de tipo individual.
Las diferencias entre los tres grupos de jóvenes son que los de Guadalajara consideran que el desempleo tiene implicaciones en los valores de los desempleados, ya que puede generar desobligación e irresponsabilidad. Los participantes de Cali y Quito incluyen a los efectos en la familia, los primeros señalando la responsabilidad que tienen hacia dicha institución, mientras que los de Quito consideran los efectos familiares como son los divorcios, el suicidio y la falta de solvencia económica para que los hijos realicen estudios. Una última diferencia es que los universitarios de Cali no incluyeron propuestas de afrontamiento, mientras que los de Quito resaltaron el buscar trabajo con esfuerzo y humildad.
En la tabla 4 se incluyen las definiciones del concepto de desempleo de la población adulta participante.
Las poblaciones adultas de los cuatro contextos incluidos coincidieron en representar al desempleo como un estado de ocio, desocupación, tiempo libre, inactividad que lleva a la falta de dinero, pobreza, crisis, y la no satisfacción de necesidades. Produce emociones negativas como tristeza, depresión, estrés, angustia, penas, preocupación, desesperanza e incertidumbre, así como efectos sociales como delincuencia, inseguridad, caos, segregación, inestabilidad y hambre. En todos los contextos estudiados aportaron formas de afrontamiento de tipo individual.
Las diferencias están en que las personas participantes de Morelia indicaron afectación a la salud y la atención a la enfermedad, las de Bogotá señalaron a la familia, los de Tenerife el que ocasiona suicidio, y los de San Sebastián desahucio (desalojo de viviendas por falta de pago). Otra diferencia se halla en los efectos personales: los de Bogotá incluyeron los problemas familiares (mas no consecuencias de tipo social), y los de Tenerife indicaron «el sentirse fatal y denigrado»; al igual, solo los de este último contexto mencionaron la migración como un efecto social. Además, solo los españoles señalaron como causas del problema a los políticos y al gobierno, ya que «no saben manejar la crisis». Y en cuanto al afrontamiento, los de Morelia y los de Tenerife consideraron propuestas de tipo grupal, como lo es la mayor organización de los trabajadores.
Categorías de las RS de desempleo. Las categorías encontradas en el análisis de la información obtenida en los listados libres son las siguientes:
Componente económico: Sinónimos y otros términos asociados a la falta de dinero.
Efectos personales: Consecuencias individuales por la falta de empleo.
Efectos sociales: Consecuencias del desempleo en la sociedad.
Emociones negativas: Efectos emocionales generados por el desempleo.
Elementos asociados: Términos relacionados a la falta de empleo.
Afrontamiento: Propuestas ante la falta de empleo.
Estas últimas son las que pueden agruparse en tres subcategorías: actitud y fuerza de voluntad, acciones específicas y organización colectiva. La primera, actitud y fuerza de voluntad, implica tener fuerza, actitud positiva, humildad, paciencia, ganas y sabiduría; a fin de sobrevivir y superar el reto (lo propusieron las personas participantes latinoamericanas y las más jóvenes de España). La segunda subcategoría, acciones específicas, comprende migrar a otros países (propuesto por los participantes de Quito y los más jóvenes de España); la formación académica y para el trabajo; mantener en forma constante la búsqueda de empleo; considerar diversas formas y alternativas de empleo para mantenerse productivo; y recibir atención psicológica (esto último propuesto solo por los habitantes de Tenerife, España). La tercera subcategoría, la organización colectiva, considera desarrollar empleos en forma colectiva, crear alternativas comunes, mayor organización de los trabajadores, mantener la lucha y una actitud de cambio (esta última subcategoría solo fue propuesta por las personas participantes de México y España).
En la figura 1 se presentan los porcentajes de las categorías de las RS de desempleo de jóvenes estudiantes de bachillerato.
En la figura 2 se presentan los porcentajes de las categorías de las RS de desempleo de jóvenes universitarios.
En la figura 3 se presentan los porcentajes de las categorías de las RS de desempleo de población adulta.
CONCLUSIONES
Los participantes muestran coincidencias en representar al desempleo con una visión global; es un tiempo desocupado, sin dinero, que genera pobreza, emociones negativas; además genera efectos personales y sociales. En esta RS no solo se incluyen elementos de tipo económico, sino también las diversas problemáticas que implica. La mayoría incluyeron propuestas de afrontamiento individual y pocos de tipo grupal o social. Con estas concordancias sobre las RS del desempleo se logra una de las funciones sociales de las RS, que es hacer convencionales los objetos, personas y eventos que se encuentran en la vida cotidiana; de tal forma que se establecen maneras de conocimiento distintivas y a la vez compartidas por un grupo cultural determinado. Además, «promueve el pensamiento colectivo y la reflexividad de los grupos siendo estos requisitos fundamentales de la identidad social; es decir, el conocimiento del grupo al que se pertenece» (Materán, 2008).
En los hallazgos destacados por grupos de edad, se tiene que los estudiantes de bachillerato tienen perspectivas diferenciadas (individual/social), ya que los mexicanos resaltaron más los efectos de tipo individual y no mencionaron mecanismos de afrontamiento. Al parecer sus RS sobre el desempleo se encuentran en proceso de configuración, ya que aún no cuentan con experiencias que les den sustento. Mientras que los españoles hicieron énfasis en los efectos sociales y los tipos de afrontamiento, tanto individuales como grupales.
Los jóvenes universitarios coincidieron en señalar como efecto personal principal, la dependencia económica que les genera el desempleo. De acuerdo con Nascimento y Álvaro (2014), la trayectoria de paso a la edad adulta se manifiesta como una posibilidad cada vez menos probable para los jóvenes actuales, ya que el escenario socio-laboral es más complejo, diverso y precario, lo que ocasiona inseguridad e inestabilidad en los ámbitos de su vida social. Además, para los mexicanos tiene implicaciones en los valores personales; para los de Cali y Quito, en la familia. Esto último ya fue señalado por Ognonne (2015) y Amarís et al. (2015), ya que la familia tiene un papel importante en el apoyo hacia los jóvenes desempleados. En cuanto al afrontamiento, los jóvenes de Quito consideraron estrategias de tipo individual y los de Guadalajara de tipo individual y social, mientras que los de Cali no hicieron propuestas.
Los adultos participantes coincidieron en todos los contextos estudiados al aportar formas de afrontamiento al desempleo de tipo individual. Y solo los de México y España consideraron propuestas de tipo grupal, como lo es la mayor organización de los trabajadores. En relación con esto, varios autores han enfocado sus estudios para conocer cuáles son las estrategias de la población al respecto. Las expresadas en la categoría de actitud y fuerza de voluntad pueden considerarse dentro de las llamadas estrategias subjetivas (Bendassolli et al., 2015), internas (Solove, Fisher y Kraiger, 2015) o centradas en la emoción (Hanisch en Solove et al., 2015), entre las cuales los autores destacan a la regulación emocional, principalmente el autocontrol, la autoestima (Pérez-Torres, 2015), el apoyo espiritual (Amarís et al., 2015; Moya-Ollé, 2015) y el sentimiento de esperanza (Griep, Baillien, Ysebaert y De Witte, 2015). Las referidas a la categoría acciones específicas podrían estar comprendidas en las denominadas estrategias objetivas (Bendassolli et al, 2015), externas (Solove et al., 2015) o centradas en el problema (Hanisch en Solove et al., 2015). Las incluidas por estos autores son incrementar el nivel de formación profesional (Moya-Ollé et al., 2015; Griep et al., 2015), buscar apoyo social (Solove, 2015; Pérez-Torres, 2015; Griep et al., 2015; Tomás et al., 2017), y cambiarse de ciudad (Leana en Solove et al., 2015), esta última coincidente con la propuesta de migración de las personas participantes en este estudio.
La diferencia con dichos estudios es que en el presente los participantes refirieron estrategias de afrontamiento aún sin que se les haya solicitado. E incluyeron una tercera categoría que no había sido reportada por los anteriores autores citados: la organización colectiva. Una de las bases de la teoría de las RS es considerar a las personas como generadoras de conocimiento y no solo reproductoras del mismo (Jodelet, 2011). Por ello, es importante considerar las ideas de los participantes, expresadas en la categoría de afrontamiento positivo, para la implementación y evaluación de programas de promoción para el empleo. Además de que las estrategias aquí incluidas son pautas de operación para las personas participantes, ya que otra de las funciones de las RS es la predisposición a la acción que permite la guía de comportamientos y prácticas sociales, es decir, prescriben cómo actuar y en qué ocasiones (Ruiz, Ponce De León, Herrera, Jiménez y Medellín, 2001).
Las diferencias encontradas en el caso de las personas adultas participantes son que solo los de Morelia señalaron la afectación de la salud, los de Bogotá a la familia, los de San Sebastián incluyeron el desahucio de viviendas, y los de Tenerife al suicidio y como efecto social la migración.
En cuanto a los hallazgos destacados por contexto, y que son los que más se relacionan con los aspectos culturales, se observa que los adolescentes mexicanos tienen una representación individual del desempleo, mientras que los jóvenes universitarios y adultos destacaron una perspectiva más social. Los colombianos hicieron énfasis en los efectos del desempleo para la familia, mas no hicieron propuestas de afrontamiento. Los jóvenes ecuatorianos también señalaron los efectos del problema en la familia y propusieron mecanismos de afrontamiento de tipo individual. Mientras que los españoles manifestaron RS más críticas, al señalar como causas del problema a los políticos y al gobierno. Por tanto, se observa como las RS del desempleo promueven las conductas pertinentes en las relaciones sociales acordes a las demandas del sistema social y permiten legitimar el orden social de forma diferente en cada contexto; es decir, justifican el orden establecido culturalmente, a través de las prácticas expresadas en las interacciones sociales (Materán, 2008). Así, para algunos contextos el desempleo es representado como un problema de tipo individual y en los menos es visualizado como social, de forma tal que pocos consideran la participación colectiva y organizada de los trabajadores.
El acceder a las RS de las personas sobre el concepto de desempleo permite indagar no solo sobre sus conocimientos en el tema, sino también a sus experiencias de vida y a la forma en que su contexto cultural ha venido condicionando sus percepciones y concepciones, en suma sus RS. Finalmente, destacar la perspectiva de la población permite acceder a su mundo de significados, y con ello contar con bases para establecer propuestas de intervención en los niveles personal, institucional y social.
Las fortalezas del estudio son las técnicas metodológicas utilizadas. Los listados de asociación libre implican poco tiempo de aplicación y los participantes suelen cooperar de inmediato; por tanto, son una opción más rápida que las utilizadas en el manejo de entrevistas individuales y grupales, usuales en los estudios con enfoque metodológico cualitativo. Así, la transferibilidad metodológica (Flick, 2014) se sugiere para realizar estudios en otras áreas del conocimiento.