Introducción
El trauma es reconocido como una epidemia global que varía según las regiones donde se presenta 1,2. Es una causa importante de mortalidad y de discapacidad en el mundo, con aumento creciente en los últimos 20 años, y se relaciona con el nivel socioeconómico, el desempleo, las modificaciones en el tiempo y el desarrollo de cada región 3,4,5,6,7,8,9,10,11,12. Una manera de medir el impacto del trauma es mediante el cálculo de los años perdidos de vida potencial respecto a la expectativa de vida de la sociedad en la que se presenta.
En Colombia, las muertes ocasionadas por traumas (homicidios, suicidios, muertes accidentales y accidentes de tránsito) son estudiadas por el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses, y publicadas en la revista Forensis, datos para la vida, en la cual se encuentran discriminadas por grupos de edad y mecanismo de las lesiones relacionadas. Según los resultados publicados para el año 2015, el homicidio es la primera causa de muerte por causa externa, con la pérdida de 454.355 años de vida potencial, seguido por los accidentes de tránsito, con 217.763 años, y por las muertes por accidentes, con 83.734 años 13.
Algunos de los resultados sobre el comportamiento de la mortalidad relacionada con el trauma para el periodo de 1985 a 2006, describen la mortalidad por homicidios como la causa más importante de años perdidos de vida potencial en hombres y en mujeres 14. Sin embargo, para analizar el impacto del trauma de manera general y como problema de salud pública enmarcado en diferentes eventos, es necesario conocer el impacto de todas las causas relacionadas, así como la tendencia en el tiempo del número de años perdidos de vida potencial en los últimos cinco años de los cuales se disponga información.
El objetivo de este trabajo fue determinar los años perdidos de vida potencial por traumas (homicidios, accidentes de tránsito y muertes accidentales) y conocer su tendencia en el periodo de 2007 a 2015 en Colombia.
Métodos
Se llevó a cabo un estudio observacional descriptivo. Los datos se obtuvieron de los reportes del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses publicados en Forensis, para el periodo comprendido entre el 2007 y el 2015. Para el cálculo de los años perdidos de vida potencial, se tuvo en cuenta la información por edad y sexo.
La captura de la información se hizo en Excel™. Se excluyó la información reportada cuando la edad o el sexo no se habían anotado. Los denominadores de la población se identificaron según las proyecciones de la población del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE).
Los cálculos de los años perdidos de vida potencial se hicieron mediante un análisis de intervalos de clase y se utilizó una expectativa de vida de 75 años. Los datos se procesaron según las directrices de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) 15. Las variables categóricas se resumieron mediante frecuencias absolutas (n) y relativas (%), y las continuas, mediante la mediana y el rango intercuartílico (RIC). No se plantearon comparaciones estadísticas. Los datos y las gráficas se procesaron en Excel™.
Resultados
La distribución de la edad, el sexo y la causa de muerte por año de reporte en el periodo del 2007 al 2015 se pueden apreciar en la tabla 1.
En relación a la tendencia, el mayor número de años perdidos de vida potencial por 100.000 habitantes corresponde al año 2010, en el cual se observaron de 2.576 años en total y la reducción para el año 2011 fue de 4,5 % (115 años perdidos de vida potencial por 100.000 habitantes) (tabla 2). Sin embargo, el mayor incremento se observó en el año 2009, con un aumento de 30,5 % (600,1 años perdidos de vida potencial por 100.000 habitantes) respecto al año 2008. Durante el periodo de nueve años, hubo una disminución del 6,3 % (130 años perdidos de vida potencial por 100.000 habitantes).
Durante el año 2009, el aumento de años perdidos de vida potencial en los hombres fue de 29,8 % (1.044,2 por 100.000 habitantes) y, en las mujeres, del 34,5 % (159,4 años perdidos de vida potencial por 100.000 habitantes) (figura 1). Los años perdidos de vida potencial difirieron según el sexo, hubo un mayor número en hombres en el periodo de cinco años. El mayor número de años perdidos de vida potencial por 100.000 habitantes en los hombres, se presentó en el año 2009 y su reducción al 2015 fue del 26,0 % (1.188,4 años perdidos de vida potencial por 100.000 habitantes). En las mujeres, el mayor número de años perdidos de vida potencial por 100.000 habitantes se encontró en el año 2010 y su reducción al 2015 fue de 23,5 % (154,1 años perdidos de vida potencial por 100.000 habitantes).
Discusión
Existen pocas experiencias disponibles en la literatura que realicen la descripción del impacto mediante el uso de los “años de vida potencialmente perdidos” (sic). Esta es una medida reconocida y difundida por organizaciones nacionales e internacionales que permiten la evaluación del impacto de muertes relacionadas a eventos no trasmisibles de interés en salud pública 15.
Esta estimación se basa en los años que una persona no vive según la expectativa de vida de la región en la que se presenta y su interpretación está relacionada a indicadores de inequidades en salud y estado de bienestar basados en datos individuales 3,4,5,12,14,16. Con relación a esto, el uso de esta medida de impacto permite identificar el panorama en salud, establecer potenciales estrategias de prevención y establecer las referencias para evaluar el impacto de dichas estrategias 17,18.
Para realizar el presente estudio se analizaron los datos disponibles por parte de las entidades nacionales oficiales que se encargan de la vigilancia y el seguimiento de las muertes por causa externa y del censo nacional, siendo esta una oportunidad para generar conocimiento por medio del uso de la información disponible y el análisis secundario 13. Los resultados de nuestro estudio evidencian el compromiso diferencial de sexo, un mayor impacto en las edades económicamente productivas y un predominio de los homicidios en la población general.
El comportamiento de las lesiones violentas sobre otros mecanismos de trauma, es un fenómeno que se describe de manera consistente con otras experiencias cuya realidad nacional es similar a la nuestra 19,20. En Colombia, este fenómeno ha sido reconocido y descrito por otras experiencias basado en datos individuales y experiencias regionales 13,14,21. En respuesta a este fenómeno social, se han adoptado normas que regulan el porte de armas, el expendio de bebidas embriagantes y medidas de convivencia ciudadana. La instauración de estas normas puede contribuir a la explicación de la reducción comparativa en las proporciones observadas de muertes relacionadas a los homicidios en los últimos años del periodo analizado 22,23. La plausibilidad de esta relación ha sido explicada por medio de otros reportes, basados en datos individuales y experiencias regionales, destacando la relación entre la portabilidad de armas y la reducción de los horarios permitidos para el expendio de alcohol, con una disminución de los eventos violentos 24,25.
Concomitante al impacto en las lesiones violentas, se encuentra la explicación del compromiso de las personas en las edades económicamente productivas, las cuales, a su vez, se relacionan a la etnia y el índice de masculinidad entre otras 26,27. Esta relación se encuentra en consideración a la exposición en el uso de medios de transporte y la necesidad de desplazamiento para las actividades económicas y educativas 28,29. Basados en esta misma metodología, se ha reconocido la importancia clínica en la reducción de estas lesiones, cuyas características se asocian con mayor morbimortalidad 30,31,32.
Las limitaciones de nuestro estudio se encuentran relacionadas con la dinámica del análisis estadístico, en el cual no se tuvieron en cuenta el peso de las categorías extremas y la exposición diferencial según la edad de presentación, y no se propusieron otros ajustes estadísticos para tal fin 5. Sin embargo, esta es una estimación descrita ampliamente para lesiones relacionadas por trauma y hacen parte de la estimación de la carga de la enfermedad 4,14,19,33.
El impacto de las lesiones por trauma en Colombia, y específicamente en su mortalidad, requiere de estrategias en las que intervengan las entidades territoriales, académicas y de innovación, entre otras; diferentes experiencias han descrito una modificación de estos desenlaces mediante la creación de centros de atención especializados, desarrollo de tecnología, ordenamientos, disposición físicas, normas y disposiciones que permitan el abordaje pertinente de este problema de salud pública 34,35,36,37,38,39,40,41. Particularmente sobre el desarrollo de tecnología, centros especializados y calidad en la atención, el desarrollo de tecnologías orientadas a la disponibilidad de los servicios quirúrgicos y los sistemas de atención en trauma son factores reconocidos a nivel mundial, cuyo impacto se encuentra reflejado en las tasas globales de complicaciones y mejoría de la supervivencia 21,40,42,43.
Para concluir, este estudio refleja la realidad nacional frente a la mortalidad de las lesiones por trauma, según las estadísticas oficiales del país. Se destaca de manera consistente en este periodo de nueve años, el predominio del impacto en los hombres jóvenes en edades económicamente productivas y la carga de la enfermedad por lesiones violentas. Las políticas nacionales pueden contribuir a la explicación de la discreta reducción de dichos eventos en este periodo, así como la oportunidad para la organización y el desarrollo de servicios especializados para el abordaje de estas lesiones.