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Aletheia. Revista de Desarrollo Humano, Educativo y Social Contemporáneo

On-line version ISSN 2145-0366

Aleth. rev. desarro. hum. educ. soc. contemp. vol.7 no.1 Bogotá Jan./June 2015

 

Las estéticas en jóvenes escolarizadas, su sentido y significado

Aesthetics in young educated women, its meaning and significance

As estéticas em jovens escolarizadas, seu sentido e significado

Karol Lilian Corredor Sánchez*, Carlos Alfonso Rojas**

* Licenciada en Educación Básica con Énfasis en Ciencias Sociales de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Magíster en Desarrollo Educativo y Social de la Universidad Pedagógica Nacional, México. Institución Educativa Compartir (Soacha). karlisa0207@gmail.com
** Psicólogo de la Universidad Antonio Nariño, Bogotá. Magíster en Desarrollo Educativo y Social de la Universidad Pedagógica Nacional, México. Corporación Tecnológica de Bogotá. psicocarlosrojas@gmail.com

Recibido: 19/08/2014 Evaluado: 14/05/2015


Resumen

Esta investigación tiene como objetivo analizar algunas formas de construcción de la identidad femenina a través de la expresión corporal de jóvenes escolarizadas. Se estudian los diferentes elementos que configuran las estéticas de estas jóvenes, a partir de la observación de su indumentaria que altera su uniforme escolar y tensiona la normatividad institucional, lo cual configura formas de construcción de cuerpos a partir de cánones de belleza preestablecidos y reproducidos desde la subjetividad de las estudiantes. También se indaga sobre el uso del maquillaje, lo exagerado de sus accesorios, y cómo estos dan sentido a la construcción del cuerpo femenino y joven dentro del colegio. Esta investigación es de tipo cualitativo con enfoque hermenéutico y busca conocer los diferentes significados que los individuos dan a sus experiencias. Como instrumento metodológico se utilizó el grupo focal, conformado por siete estudiantes de grados séptimo a noveno de la Institución Educativa Compartir de Soacha.

Los resultados permiten afirmar que el uso de maquillaje y las modificaciones en el vestuario buscan dar una apariencia distinta a la asignada por la normatividad en el espacio escolar, y por medio de estas expresiones y actitudes las estudiantes intentan configurar su propia identidad.

Palabras clave: subjetividad, belleza, estética, feminidad, identidad, resistencia.


Abstract

This research aims to analyze some ways of construction of female identity through body language of educated youth. The different elements that shape the aesthetic of these young people were studied by observing their particular clothing, which alters their school uniform and is contrary to the institutional standards and which also is a way of constructing bodies from pre-established canons of beauty that are reproduced from the subjectivity of students. The article also explores the use of makeup and exaggerated accessories, how that gives meaning to the construction of young female body within the school. This is a qualitative research with hermeneutic approach and it seeks to understand the different meanings that people give to their experiences. The focus group was used as a methodological tool, and it consists of seven students from seventh grade to ninth from the educational institution Compartir de Soacha.

The results allow us to affirm that the use of makeup and wardrobe modifications seeks to show a different appearance from the assigned one by the regulations in the school environment and through these expressions and attitudes, the students try to set their own identity.

Keywords: subjectivity, beauty, aesthetic, femininity, identity, resistance.


Resumo

Esta pesquisa tem como objetivo analisar algumas formas de construção da identidade feminina por meio da expressão corporal de jovens escolarizadas. Estudam-se os diferentes elementos que configuram as estéticas destas jovens, a partir da observação de sua indumentária que altera seu uniforme escolar e cria tensões na normatividade institucional, configurando formas de construção de corpos partindo de cânones de beleza preestabelecidos e reproduzidos desde a subjetividade das estudantes. Também se indaga sob o uso da maquiagem, o exagerado de seus acessórios, e como estes dão sentido à construção do corpo feminino e jovem dentro do colégio. Esta pesquisa é de tipo qualitativa com ênfase hermenêutica e procura conhecer os diferentes significados que os indivíduos dão a suas experiências. Como instrumento metodológico se utilizou o grupo focal, conformado por sete estudantes de graus sétimo a nono da Instituição Educativa Compartir de Soacha.

Os resultados permitem afirmar que o uso da maquiagem e as modificações no vestuário, buscam dar uma aparência distinta à assignada pela normatividade no espaço escolar, e por meio destas expressões e atitudes as estudantes tentam configurar sua própria identidade.

Palavras chave: subjetividade, beleza, estética, feminidade, identidade, resistência.


Las prácticas sociales pueden llevar a engendrar dominios de saber que no solo hacen que aparezcan nuevos objetos, conceptos y técnicas, sino que hacen aparecer, además, formas totalmente nuevas de sujetos de conocimiento. El mismo sujeto de conocimiento posee una historia.

Michel Foucault

La concepción de cuerpo durante la historia de la humanidad ha ido cambiando, las sociedades antiguas no tenían un concepto dado de este; se hablaba del hombre en sí pero su cuerpo no era visibilizado se consideraba inherente a él.

El cuerpo era representado en colectividad no de una forma individual, cada cultura construía o definía su cuerpo de diferente manera. Es la modernidad y Occidente quienes dan un sentido al cuerpo y lo individualizan, el cuerpo se vuelve la representación de cada individuo, a partir de este se busca una forma de identidad, de comunicación, hacia los otros es desde donde "me represento, me identifico" como sujeto por medio de símbolos, expresiones y acciones; la belleza, el erotismo, los sentidos toman significado en la vida social, los individuos se proyectan como ellos quieren ser o como la sociedad y la cultura los determinen; se ven cuerpos adaptados a reglas, valores, otros influenciados por la moda y el mercado y otros que muestran resistencia. Pero finalmente hay una búsqueda de identidad, de aceptación de los demás y hacia nosotros mismos. De esta manera el cuerpo es una construcción sociocultural.

El cuerpo es una unidad natural pero tiende a ser modificado por medio de perforaciones, tatuajes, maquillaje, en fin, varios elementos que buscan darle un sentido y una apropiación.

Los sujetos utilizan su cuerpo para mostrarse, reconocerse, construir su identidad, identificarse con algo que les guste, que se sientan a fin con determinadas acciones y representaciones que los incluya en grupos sociales establecidos; pero a la vez pueden ser excluidos por las diferentes representaciones que estos hacen de su cuerpo, aquí la moral, los prejuicios cumplen gran valor en la significación que se da cada sujeto.

El cuerpo es un vehículo que nos permite movernos dentro de los diferentes ámbitos de la sociedad con todas sus variaciones y sus imaginarios, con él conocemos, sentimos, observamos establecemos vínculos nos apropiamos de nuestra realidad creamos un lenguaje con el que nos expresamos y comunicamos. Podemos construirlo y destruirlo; en una palabra, a través del cuerpo existimos. Esto no es ajeno para los jóvenes quienes han dado gran relevancia a su cuerpo y a través de este han marcado y formado su identidad históricamente.

La juventud es una construcción social y cultural que se puede entender si se ubica en un contexto histórico y espacial. De esta manera, las diferentes culturas organizan sus costumbres, creencias y valores para determinar el paso de la niñez a la edad adulta. De esta manera los jóvenes, en su interacción social con otros grupos, crean distintas formas de identificarse a través de símbolos que configuran su identidad. Las sociedades generan y modifican sus normas para disciplinar, ordenar, modelar e implantar mecanismos que regulan y ejercen poder sobre los cuerpos.

Los jóvenes, a lo largo de la historia, se han caracterizado por su desacuerdo con los referentes culturales y sociales que tiene la sociedad y la normatividad impuesta por ella. Una manera de ser reconocidos es por medio de su cuerpo, el cual es usado para visualizar símbolos y códigos sociales. No es raro ver a grupos de jóvenes que intervienen su cuerpo o modifican su estética corporal en busca de configurar una identidad, han adaptado su cuerpo como una forma de expresión ante los prototipos instaurados por la cultura.

La escuela es una de las instituciones que más regula la identidad de las jóvenes; en su proceso de formación ha buscado homogenizar y disciplinar aquellos brotes de rebeldía que surgen en resistencia a su autoritarismo y normatividad. En ese sentido, la escuela como educadora ha olvidado que los jóvenes ejercen un papel que va más allá de su papel como alumnos que desean aprender ciertos conocimientos que les servirán de herramientas para ingresar al mundo productivo y así garantizar un futuro laboral.

La descontextualización que vive la escuela no le ha facilitado el reconocimiento de las diversas formas en que los jóvenes representan su identidad y la ha convertido en un espacio de reproducción del conocimiento que, en muchas ocasiones, se vuelve monótono, aburrido sin dar lugar a vincular el tipo de conocimiento que ellos también pueden generar.

Las estéticas que configuran los cuerpos jóvenes se vuelven una forma de resistencia hacia la institución, la cual no aprueba estas variaciones que alteran la uniformidad ocasionando la pérdida de poder y control sobre la imagen que se quiere proyectar.

Toda relación de poder lleva en sí rebeldía de los sujetos; late entonces, en el corazón del poder, la obstinación de una voluntad que se niega a ser moldeada y la intransitividad de una libertad que busca expresarse, una libertad que no quiere delegarse. A esta obstinación Foucault la denomina resistencia; dirá que no hay poder sin resistencia, sin esa búsqueda de los sujetos por escapar del control y la vigilancia, resistencia que puede ser consciente o inconsciente o adoptar mil y una formas ser fugaz o tenazmente duradera, ser activa, enfrentando al que ejerce el poder, o bien, pasiva e intentar salirse del juego; puede ser gregaria o solitaria, organizada o espontánea . (García María Inés. 2002).

Metodología

Esta investigación es de tipo cualitativo con enfoque hermenéutico; de acuerdo con los intereses de la investigación, se ha pretendido encontrar elementos estéticos significativos entorno al cuerpo y su construcción en la subjetividad fémina de las jóvenes. Por tanto se busca comprender el contexto social en el que se configura esta subjetividad femenina, en siete jóvenes estudiantes que por sus características de apariencia, generan transformaciones en el contexto socio-cultural de la Institución Educativa Compartir del municipio de Soacha.

El hecho de que se busque comprender la forma como se construyen las subjetividades, y además entender cómo estas operan en el contexto social de la institución educativa de Soacha, hace que se vea en la investigación cualitativa una posibilidad inigualable para tal propósito. LeComte (1995) entiende la investigación cualitativa como "una categoría de diseños de investigación que extraen descripciones a partir de observaciones que adoptan la forma de entrevistas, narraciones, notas de campo, grabaciones, transcripciones de audio y video, registros escritos de todo tipo, fotografías o películas y artefactos".

En el presente estudio se utiliza gran parte de las formas de recolección de datos que describe LeComte. Por tanto esta investigación no consta de una sola técnica, sino de variaciones de las mismas. Por ejemplo se realizaron dos entrevistas a jóvenes de 13 y 16 años las cuales, de acuerdo con el tema central del presente trabajo, aportaron información importante sobre aspectos como sus apariencias, formas de vestir y maquillaje, entre otros. En estas entrevistas también se indagó por aspectos relacionados con su cotidianidad en la institución educativa.

Los criterios para seleccionar a las jóvenes a entrevistar fueron: su capacidad para impactar el orden institucional con su comportamiento; su vínculo a procesos de disciplina o académicos como consecuencia de la utilización de maquillaje, accesorios y modificaciones al uniforme no permitidos según las normas del manual de convivencia de la institución; y disposición voluntaria de ellas para lograr una mejor llegada por parte de los entrevistadores.

Se tuvieron en cuenta desde casos únicos por la exageración en su apariencia resaltando su feminidad, hasta la observación participativa y las entrevistas anteriormente mencionadas con dos estudiantes.

Para Bonilla y Rodríguez (1995), el grupo focal es una modalidad de entrevista que sirve como un medio para recolectar, en poco tiempo y en profundidad, un volumen significativo de información cualitativa, a partir de una discusión que, en este caso, se realizó con siete jóvenes estudiantes. Ellas fueron guiadas por los dos autores del presente trabajo para exponer sus conocimientos y opiniones sobre temas considerados importantes para el estudio. Dicha técnica facilitó entrar en contacto con los aspectos cotidianos, e igualmente indagar y develar los elementos necesarios de acuerdo con los intereses de la investigación. En este grupo focal, se indagaron aspectos similares a los de las entrevistas individuales, para lo cual se plantearon cinco preguntas orientadoras.

Después de finalizar la discusión se les pidió a las jóvenes que dibujarán la imagen de una joven con la apariencia y forma con la cual se pudieran identificar; actividad de la cual se obtuvieron siete dibujos. También se les pidió que escribieran una historia a partir del dibujo que hicieron de manera libre, obteniendo siete historias. A partir de ello se creó una cartografía de imágenes que representan a las jóvenes y las historias que las acompañan, lo cual permitió un análisis más profundo de las categorías que se propusieron inicialmente: identidad, apariencia, feminidad, estéticas y belleza. Y las que emergieron durante la realización del estudio: resistencia y pares.

Para este trabajo fue necesario adentrarse en los grupos conformados por las jóvenes; entender su lenguaje y costumbres, y hacer interpretaciones lo más adecuadas posibles de los sucesos, teniendo en cuenta sus significados. Además de hacer una explicación descriptiva de los detalles externos, se pretendió ir más allá y analizar los puntos de vista de las jóvenes y las condiciones sociales y culturales en que se dan. Ha sido primordial establecer los aspectos relacionados con las formas estéticas que entre las niñas y adolescentes son más importantes, y a través de ellos identificar sus intereses.

Lo anterior contribuyó a comprender sus realidades y, por ende, desentrañar a través de las entrevistas individuales, los alcances que a partir de los intereses de las jóvenes, repercuten en la modificación de su cuerpo y cómo esta transformación impacta en los pares y en quienes tienen el rol de autoridad.

Se realizó un análisis de todos los recursos e información obtenida y de manera fiel a todo aquello que se observó, esto es, a las palabras que se escucharon, a los tonos que se utilizaron. Es importante mencionar que se conservaron los hechos (a través de las fotografías y los documentos que se obtuvieron como historias escritas, dibujos, transcripción de entrevistas y fotografías), por lo que fue fundamental el registro de la observación directa que se realizó en el patio principal de la institución durante dos jornadas culturales y de las entrevistas, para tratar de ofrecer una ambientación que ha dado cuenta de la realidad.

"La entrevista personal puede definirse como una conversación o un intercambio verbal cara a cara, que tiene como propósito conocer en detalle lo que piensa o siente una persona con respecto a un tema o situación particular" (Bonilla y Rodríguez, 1997, p. 134). De acuerdo con esto, cada vez que se concluyó una entrevista, se realizó una trascripción de lo sucedido para enriquecerlo con el recuerdo y añadir todo aquello que ayudó al análisis posterior. Las entrevistas que se grabaron se transcribieron inmediatamente para no perder el tinte de realidad debido al seguimiento de elaboración textual a partir de las mismas, y que se dispusieron como aportes al documento final.

Resultados

La información aportada durante el trabajo de campo se organizó y procesó para su análisis mediante las siguientes categorías: identidad, apariencia, feminidad, estéticas y belleza; a partir de estas se generaron unas subcategorías:

El significado de la belleza para estas jóvenes

El cuidado del cuerpo surge como una preocupación no solo de un buen estado de salud, sino que se aplica para lo estético, en cuanto manera de sentirse bien, de ser agradable para sí mismo. Así, la apariencia física se vuelve un elemento importante para crear una imagen, una identidad. El cuidado corporal es, entonces, en un referente de belleza: hacer ejercicio, mantenerse en forma, estar delgada son sinónimos de tener un cuerpo bello.

De acuerdo con lo anterior, vemos cómo la apariencia y el cuidado del cuerpo intervienen en la concepción de mujer. Esta no solo debe ser emprendedora, también debe ser bella, poseer una silueta perfecta, lo cual le dará más oportunidades de superarse en la vida. Aquí observamos la relación de belleza con la idea de éxito, y este depende en gran medida de la apariencia.

¿Cuáles son sus estéticas?

Estas jóvenes hacen uso de elementos estéticos como hebillas; cintas; microbrillantes de colores fucsias, rosados, naranjas, verdes, amarillos, colores fuertes, y piercings que portan en diferentes partes de su cuerpo. Se nota una predilección por usarlo en su ombligo y por la joya que escogen, esta debe ser grande, llamativa. Todo esto combinado con un estilo de ropa que exalta su corporalidad, por ejemplo el jean apretado y las blusas ombligueras forman parte de la representación su cuerpo.

Entre ellas surgen categorizaciones que las vinculan y diferencian entre sí:

Brillitte (15 años, grado octavo): 'Las ñeras' utilizan buzos, sudaderas, zapatillas, de marca Adidas, Puma, Nike, la forma en que llevan su cabello es recogido en forma de cebolla y con moñas, cintas muy vistosas y no tienen modales. 'Las farándula' se visten con jean apretados, blusas ombligueras, su cabello es liso, se lo planchan y utilizan pañoletas de colores, ¡ah!, y valetas. Yo soy 'sencilla', sí me maquillo, pero suave, tengo piercing, me lo puse porque estaba de moda y me acostumbré, si me lo quito me siento rara.

Sin embargo, esta construcción de corporalidad no se aleja del contexto en el que viven y que toma elementos de los consumos propios a su clase social. En este caso la música, en especial el reguetón, tiene una marcada influencia sobre las estéticas de estas jóvenes, quienes incorporan a su forma de vestir y actuar dichas indumentarias, y les sirven como referentes para construir su identidad a partir de estos modelos.

A pesar de estar muy influenciadas por las formas y tendencias que dicta el mercado, ellas transforman y realizan una construcción individual de su estética, exaltan mucho más sus formas y adornan excesivamente su cuerpo; su manera de vestir y arreglarse hace que se destaquen entre las demás jóvenes.

La apariencia como significado

"Las jóvenes confieren un nuevo significado al cuerpo a través de las transformaciones que realizan sobre este. Por medio de perforaciones o tatuajes buscan cambiar esa corporalidad que ha sido impuesta por la sociedad. Estas modificaciones les permiten mostrarse, reconocerse, construir su identidad o identificarse con algo que les guste; sentirse afines a determinadas acciones y representaciones; finalmente, ser incluidas en un grupo social.

Sentirse bien con ellas mismas es una condición que va más allá de las modas. Usar el cabello de determinada manera, llevar piercings, camisetas o tatuarse, tiene significado al romper con la idea de un cuerpo homogéneo. Asimismo, les permite manipular, cambiar, inscribir en su cuerpo un lenguaje de símbolos que las representa.

El maquillaje y el vestuario buscan dar una apariencia distinta a la que se impone en el ámbito escolar; por medio de estas expresiones y actitudes pretenden configurar una identidad, tanto colectiva como personal. Las valoraciones que se otorgan a partir de las relaciones cotidianas de las jóvenes en cuanto a su apariencia, hacen que elaboren discursos de aceptación o rechazo entre ellas:

Funcionó el experimento al vestirme así con ropa de 'ñerita', fue diferente, los niños me miraban, mi hermana me decía: "¡Uy!, se la van a comer con la mirada". Las niñas me hablaban, me decían que me veía muy bien, todos me hablaban, pero hoy ya todo fue diferente, todo volvió a la normalidad.

La aceptación se vuelve parte importante al momento de construir su identidad. La idea de cómo me veo y cómo me ven los demás, toma importancia a la hora de adscribirse a determinado grupo. Las relaciones entre jóvenes pueden llegar a convertirse en excluyentes, su apariencia influye al establecer relaciones con sus semejantes. La moda y la marca ayudan a construir una imagen.

Ante todo la apariencia, yo me levanto a las siete de la mañana, arreglo mi habitación, me baño; pero el cabello me lo lavo un día antes para podérmelo planchar, no utilizo gel porque da caspa y daña el cabello, utilizo tratamientos, para desmaquillarme utilizo Vaselina y Crema No. 4 y a veces pañitos húmedos.

La apariencia en las jóvenes es significativa pues comunica lo que se quiere ser. Proyectar una buena apariencia para atraer, mostrarse, llamar la atención o simplemente para ser diferente. Esta experiencia les ayuda a construirse de acuerdo con sus propias opiniones.

El uniforme del colegio es una clara muestra de cómo las jóvenes configuran su apariencia, al modificar y dar variaciones a este por medio de diversos elementos que le son incorporados. Ellas transforman lo que en un primer momento se quiere mostrar con su uso, dándole su propio estilo. Así, logran identificarse y crear una apariencia que las hace sentir cómodas consigo mismas, sin importar cómo las ven los demás.

Entre la resistencia y la normatización

Se podría pensar que a través del lenguaje corporal las jóvenes explicitan una forma de resistencia, pero tal vez no es una resistencia moral determinada por lo que plantea y direcciona una sociedad al terminar configurando esta tendencia (Foucault, 1988), sino que más bien es una resistencia de tipo ético, como parte del proceso de construirse a sí mismas, tal como lo plantea Giraldo (2006). Esto, sin duda, genera una especie de inconformidad en quienes detentan el poder dentro de las instituciones educativas.

Así, además del nerviosismo de los docentes y directores, se generan reacciones institucionales provocadas por algunas vestimentas juzgadas de sensuales (esto casi exclusivamente para el caso de las mujeres). Así los adornos como brazaletes, aretes, collares, balacas y, claro está, la alteración notoria en el maquillaje de las estudiantes, constituyen una cotidianidad que contrasta con la utilización del uniforme y la presencia de elementos distintos a los permitidos, como tenis o zapatos que no sean de color blanco o negro respectivamente, y en general la diferencia en los matices de color, comparados con los establecidos reglamentariamente.

Uno de los testimonios recogidos acerca de prácticas controladoras del cuerpo adolescente se puede explicar contradictoriamente mediante una expresión docilizada y verbalizada con la siguiente frase, tomada de una las entrevistas realizadas:

Digamos si algún profesor me regaña, agachar la cabeza porque ellos son los que le van a ayudar a uno a pasar; si uno se pone a ponerse de enemigo de los profesores entonces a uno le va mal.

Lo anterior contrasta con la notoria y marcada insistencia por subvertir el orden en lo que respecta a las homogeneización del cuerpo con la imposición del uniforme y que, traducido a la cotidianidad, se explica como expresión de docilidad a la entrada del colegio debida al control institucional, pero como transformación del cuerpo en el interior de la institución cuando las medidas de control se diluyen y se desdibujan.

En cambio, ante el discurso sobre la obligatoriedad del uso del uniforme las reacciones son diversas: parece ser que entre los diferentes actores y actrices en la institución, ha calado el discurso de que el uniforme es un dispositivo igualitario, está allí para garantizar que todo el mundo se vea igual, a pesar de la clase social de origen y para evitar "desfiles de modas" que puedan humillar a quienes no puedan formar parte de ellos. Además, como señalamos, consideran que el uniforme tradicional es desacorde y crea muchos inconvenientes, pues los y las jóvenes hacen mal uso de él y por ello prefieren modificarlo o alterarlo. Igualmente, las jóvenes emplean diferentes accesorios que combinados con el maquillaje empleado de manera clandestina, configuran una indumentaria que en definitiva altera el orden institucional.

Las jóvenes entrevistadas a lo largo de la investigación nos han contado muchas cosas interesantes: con ellas nos hemos dado cuenta de que existe una conciencia del papel de adecuar que tiene el uniforme. Por eso se resisten y decoran sus cuerpos con maquillaje, aretes, brazaletes, balacas y hasta tatuajes: prácticas prohibidas por el manual de convivencia.

Esas formas objetivadas de la razón, del poder/saber, se han impuesto ante la reacción irreverente del cuerpo que resiste desde lo volitivo y lo colectivo. Tales objetivaciones representan un modo de control y vigilancia (normalización, en palabras de Foucault, 1998) de los cuerpos. Como se ha visto en el caso de las colegiales de Soacha, ellas evidencian maneras desautorizadas de vestir; plantean escenarios poco comunes, complicados, de difícil aceptación y catalogados por algunos docentes de inmanejables. De allí que sea común usar la disciplina como salida –aunque paradójicamente esta favorece la indisciplina–.

Existe entonces una tención que surge desde las construcciones sociales en las que se movilizan estas jóvenes y la forma como se configuran en las instituciones educativas, las cuales resaltan elementos propios de cánones de belleza que, al parecer, son mediados por la publicidad, la moda y los eventos de belleza y modelaje que existen en el país.

Adentro del colegio tiene más sentido

En repetidas ocasiones durante las entrevistas, las estudiantes hicieron comentarios sobre lo que significa maquillarse dentro de la institución y fuera de ella. Este es un elemento que no debe pasarse por alto, debido a la importancia que tiene el hecho de que justamente por ser una institución educativa, en su interior se circunscriban elementos propios de la escuela, según la modernidad de Foucault (1988). Sin duda, sobre estos cuerpos de estudiantes uniformadas dentro de una institución educativa operan relaciones de poder que producen un cuerpo docilizado, configurado para serle útil a un sistema de normas que a la vez reproducen continuamente individuos subjetivados mediante hábitos, para que respondan de manera eficiente en términos de la productividad esperada.

Sin embargo, no es un secreto que los estudiantes reconocen cada vez más abiertamente, que quizá la última motivación que los lleva a la institución educativa es el estudio. Es por eso que para ellas estar allí significa entrar a configurarse dentro de un escenario social que si bien es cierto se circunscribe a la institucionalidad, también se debate entre la docilización verbalizada hacia el docente opresor y por demás oprimido, y la resistencia evidenciada en sus singulares maquillajes, que si a veces apenas se notan, en otras ocasiones se exageran.

La jardinera y la falda del uniforme de diario, con un simple pliegue o doblez, pasa a ser una minifalda, y las medias blancas escolares que lucen muy arriba pueden semejar formas de tendencias que igualmente denotan estereotipos de moda que influyen en las jóvenes.

Lo que revelan las jóvenes en relación con estas estrategias para modificar su uniforme, así como con el uso de maquillaje, permiten ver cómo dentro del orden institucional opera una resistencia que puede asociarse con los parámetros dictados por otra clase de sociedad: la de consumo, que coexiste con esa sociedad disciplinar de la institución. Aunque podemos señalar que más allá de esa coexistencia, interactúan y dan pasó a la subjetivación de unas jóvenes que persiguen cánones dominantes de belleza, los cuales se consolidan por medio del consumo y de esa tendencia posmoderna que termina tributando una admiración por cuerpos cada vez más perfectos y jóvenes, sin fecha de vencimiento.

Al parecer, entrar en esos entramados de resistencia en el interior de la institución educativa, tiene un significado que más allá de la resistencia constituye una importante connotación de género. Las jóvenes fluctúan en un sinnúmero de formas y roles que generan tensiones al confrontar el rol disciplinado del docente, esto es, el hecho de querer verse más grandes o mujeres, pero aquí ha de entenderse que esa definición de mujer tiene unas características bien determinadas.

Es probable que a primera vista no pueda verse la relación entre la idea que subyace de esa mujer, donde prevalece un modelo a seguir y donde claramente operan los dispositivos de poder propios de esta sociedad: prototipo de belleza y formas estéticas que se quieren preservar, generando un cuidado del cuerpo mediante jornadas de gimnasio que, entre otros aspectos a destacar, difícilmente podrían imaginarse en jóvenes de zonas vulnerables y con innumerables condicionamientos sociales como el desplazamiento, la inseguridad y la escasez, entre otros.

Se llega entonces a un apantallamiento (Cervino, 2001, p. 80) de ese cuerpo espectáculo, en el que justamente se configura una resistencia, no tan visible pero sí bastante enraizada y generadora de tensión, debido a que estas jóvenes terminan convirtiéndose en muchos de los aspectos que componen sus interacciones sociales en la institución educativa, en una especie de sol cuyos planetas (las demás niñas) terminan gravitando a su alrededor.

Es de resaltar que en los cuerpos de estas jóvenes, cuando no están dentro de la normatividad de la institución, se inscriben diversas formas de expresión en relación con lo que representa el deseo de sentirse bellas. Paradójicamente, aunque en este contexto continúa viéndose el maquillaje, los accesorios y las múltiples formas decorativas en sus cuerpos, las jóvenes aducen que no significa lo mismo estar así (maquilladas y adornadas) dentro de la institución que fuera de ella.

Además de saber que dentro de la institución no se pueden maquillar y deben portar el uniforme adecuadamente, existe también un significado importante en el hecho de que quien logra transgredir la norma dentro, es diferente, su cuerpo posee originalidad, es visibilizado y se configura esa mujer que inconscientemente es modelo. Es decir, la mezcla de la imagen de las madres con estándares de belleza con los que la sociedad del espectáculo, al decir de Bauman (2000), atraviesa de manera líquida diferentes y cambiantes formas que cobran sentido en la subjetividad de las jóvenes escolarizadas.

El cuerpo de estas jóvenes, tanto en las actividades no normalizadas dentro de la cotidianidad institucional (jeans-day, celebración de disfraces, etc.), como en los encuentros extracurriculares, al parecer tiene otro sentido de cara a los aspectos revisados anteriormente. Una de las jóvenes entrevistadas acepta que fuera del colegio se puede maquillar a gusto, pero que en la institución las normas no lo permiten. Sin embargo, esto no implica que adentro no lo haga; como se ha dicho, ingeniarse la forma de transgredir la norma implica de hecho un aspecto que al parecer da sentido, sobre todo en la cotidianidad de las estudiantes que lo hacen.

Así entonces se termina con el moldea-miento del cuerpo. Por ello es que este cuerpo de las jóvenes por fuera de la institución, también es un cuerpo producido con características muy determinadas, una de ellas está en que casi siempre ellas parecieran convertirse en mujeres en cuanto a su apariencia se refiere. Tal vez la evocación de ese modelo de mujer matizado por la figura de madre, la mujer de empuje que a pesar de los grandes problemas sale adelante, significa hacerse un lugar que responda estéticamente desde su rol, es decir, la mujer que afronta la vida con sus hijos y en la que se configura belleza, tenacidad, juventud, etc.

Entre pares es todo un ritual

Al analizar los discursos de las estudiantes sobre las representaciones corporales, podemos observar un marcado interés por la interacción con sus compañeras en lo referente a la institución. Por lo menos de manera tácita, queda adscrito que en gran parte, el sentido que tiene configurar sus subjetividades reside justo en aquello que les da visibilidad y es justamente el hecho de socializarlo, expresarlo y producirlo de manera consensuada, en donde el grupo de amigas o compañeras como en un ritual, determina qué se debe llevar, cómo luce mejor, y aunque no es explícito, cómo burlar la vigilancia a través de múltiples e ingeniosas estrategias.

Así, en el interior de los grupos, las jóvenes transforman sus cuerpos mediante maquillaje, balacas, hebillas, alteraciones del uniforme, etc., y construyen expresiones corporales llamativas, ya sea por aceptación o rechazo. Existen también procesos intersubjetivos que generan nuevos vínculos y desde allí adquieren otro sentido: amistad, compañerismo que fluctúa entre amores y odios, y se circunscriben a la cotidianidad escolar en donde casi de manera indetectable, van aprendiendo a construirse de acuerdo con los matices de la moda; de la amiga con la que más se identifican, o del modelo de mujer que como ya se ha dicho, por lo general proviene de sus madres, cuyos cuerpos a su vez están atravesados por el ideal de mujer occidental.

Lo expuesto hasta ahora da cuenta de la motivación de las jóvenes de recurrir a espacios brindados por la institución para el encuentro con sus pares. A partir de la interacción en estos espacios surgen, se transforman y se deshacen vínculos, lo que de alguna manera distrae la rutina escolar y agrega sentido a la cotidianidad. Entonces, las estéticas que componen las expresiones corporales por las que se ha indagado condimentan los espacios de interacción y socialización entre pares. Allí se da lugar a momentos de relatos que reconstruyen expresiones verbales juveniles, alimentando cada vez más la necesidad de hacerse a un espacio visible.

Discusión

Se proponen los siguientes aspectos para la discusión, tras considerar las maneras como se construyen las subjetividades de las estudiantes con las que hemos interactuado, la forma en que los estándares de belleza operan en sus cuerpos, el contexto sociocultural en el que definen sus estéticas y les permiten reconfigurar su apariencia para construir un ideal de cuerpo estilizado, adornado, llamativo, advocado en modelos de admiración como sus madres y mediatizado por la institución educativa, que a fin de cuentas termina por configurarlas como centro de atención en cualquier caso, sea por la tensión que provocan al portar indumentarias sobre el uniforme o por la admiración retroalimentada por sus mismos pares.

La institución educativa como escenario en la configuración de subjetividades a través del lenguaje corporal

El hecho de configurarse estas estéticas dentro del entramado disciplinar y de normas – como la institución educativa–, se eleva algo así como el estatus original. Es decir, creer ser diferente al irrumpir en el diálogo corporal que implícitamente propone la institución por medio de la norma, el uniforme y la adecuada disposición de lo corporal. Tal vez es aquí donde debamos preguntar: ¿Estas jóvenes no proceden de otra forma social, que aunque no tan disciplinar, sí configura cuerpos subjetivados por la belleza, la imagen de las top models, los reinados y la historia misma de sus hogares?

A partir del constructo teórico del presente documento, la juventud se define, moviliza y fluctúa de acuerdo con las culturas. Esto mismo ocurre con el género, el cual además de depender de cada cultura, se le asignan roles, se determinan formas corporales y hasta se le pueden instalar deseos. En consonancia con lo anterior, dentro de la institución educativa como escenario de interacciones sociales entre estudiantes y de estudiantes con docentes, cobra sentido hacerse visible y por tanto ser reconocido. Las jóvenes entrevistadas son ejemplo de ello, pues con sus notorios maquillajes y accesorios terminan configurando indumentarias que comparten mediante la socialización entre pares.

De otro lado, los docentes, aunque no formaron parte de nuestro objetivo investigativo, parecen no tener claro lo que esto significa. Con lo anterior no queremos decir que desconozcan la existencia de esos escenarios que ofrece la institución en relación con lo señalado previamente; lo que vale la pena revisar es si tienen claro el hecho de que en la institución se abre un escenario donde se configuran subjetividades que distan de los intereses académicos y que se establecen a través de formas corporales con las que a menudo se tropiezan en pasillos, aulas y patios de descanso.

¿El lenguaje corporal entre pares mediado por la institución genera espectáculo?

Entre lo que configura la resistencia por parte de las jóvenes en la institución se pueden encontrar elementos que, al parecer, están relacionados con la opresión por parte de quienes ejercen la autoridad (docentes, coordinadores, etc.). Esta misma situación, aparentemente, convierte el espacio escolar en un atractivo escenario, donde aquello que se valida como diferente, pero entiéndase diferente como aquello que tiene la capacidad de saltar la norma, genera un sentido aparte, que en últimas deja de lado hasta los estándares de belleza y las estéticas, desde donde se han concebido. Es decir que al parecer lo verdaderamente importante es sentirse bien, pero esto significa no pasar inadvertidas a cualquier costo.

Y es que no solo es la visibilización que generan las jóvenes con sus formas corporales, sino también el hecho de que al ser mencionadas como referentes entre sus compañeras y compañeros, ganan una popularidad que contribuye a configurar ese sentido de identidad que materializa incluso ese modelo de progenitora admirado, siempre y cuando coincida con la resistencia, que en últimas es sinónimo de salir adelante, levantarse, continuar pese a ir en contra de la corriente.

Ni mujer ni niña, ¡soy una joven! ¿Con estilo propio?

Como ya se ha mencionado, el escenario que ofrece el contexto escolar para la socialización e interacción entre todos los que componen esta comunidad, pone de manifiesto unos elementos que van desde lo disciplinar y normativo hasta todo aquello que se opone a través de las apariencias que modifican esos mismos elementos. Aunque se han mirado aspectos relacionados con la apariencia física, mediante los cuales se establecen las estéticas y más allá las subjetividades de las estudiantes, es importante plantear los supuestos sobre los cuales se elaboran los discursos de la jóvenes, pues como se dijo en el análisis, aunque su cuerpo es docilizado en su forma más superficial, puede tener elementos reveladores acerca de cómo se establecen y a qué elementos de socialización responden.

Llama la atención que las expresiones de las jóvenes dan cuenta de lo importante que es para ellas sentirse bien a partir de toda la indumentaria que usan, del maquillaje, los accesorios y la modificación del uniforme. Pero, ¿eso qué significa? Puede responder al hecho de sentirse bien en un contexto que probablemente no las ubique como niñas pero que tampoco les dé el estatus de mujeres. Esto implica que intentan además de hacerse visibles a través de las características de sus propias estéticas, ocupar un espacio abstracto pero con sentido de identidad que les aporte una mayor visibilización.

Conclusiones

La identidad femenina se construye principalmente a partir de la estética corporal que configura en las jóvenes una apropiación de su cuerpo al maquillarlo, decorarlo o perforarlo, y a través de las modificaciones realizadas en su indumentaria. Las jóvenes transforman su cuerpo mediante el uso de elementos que realzan o exageran su corporeidad y que las hacen sentir muy cómodas con su apariencia.

Así, el cuerpo se convierte en parte fundamental para producir la imagen femenina que estas jóvenes construyen y desean proyectar. Cada elemento, cada prenda que utilizan constituye una forma de expresión que da a conocer no solo su propia identidad, sino también la colectiva. Al respecto, cabe decir que esta última acentúa y determina aún más la identidad individual por cuanto su configuración se realiza la mayor parte del tiempo a partir de su interacción en grupos de pares.

Por otro lado, en el proceso de construir su identidad y representar su cuerpo, las jóvenes resignifican diferentes elementos que provienen de los medios y del consumo, pues aunque los toman como referentes, estos son incorporados a su contexto social dotándolos de sentido. En consecuencia, podemos decir que si bien la base de estas estéticas se encuentra en el mercado, al conferirles significaciones propias construyen su identidad.

El contexto social en el que operan estas apariencias influye en la constitución de su subjetividad femenina, pues es allí donde las prácticas que realizan terminan por reforzar o reprimir sus modelos de actuación. Es así como la hiperfeminización que hacen de su cuerpo tiene que ver con querer mostrar un perfil de mujer liberada, fuerte y llamativa, capaz de sortear las situaciones referentes a su entorno.

La apariencia que estas jóvenes construyen, ya sea en la interacción con su grupo de pares o individualmente, indica que esta es parte importante en el proceso de búsqueda de su identidad. No una identidad marcada por lo biológico, lo etario o por componentes psicológicos, sino una identidad atravesada por elementos de la cultura y del medio social que las rodea, y mediante ella o con ella, configuran expresiones de una resistencia que emerge frente a la tendencia de homogenizar y docilizar por parte de las instituciones o del grupo de adultos en quienes se concentra la autoridad.

En las relaciones que las jóvenes establecen con sus pares, encontramos que estas ayudan a definir una apariencia que configuran para distinguirse de sus compañeras, quienes, al igual que ellas, buscan aceptación y reconocimiento. En este sentido, es importante entonces que la institución reconozca estas configuraciones previas como el resultado de una primera etapa que es parte de su formación como personas.

Las estudiantes no buscan que el uniforme desaparezca, lo que quieren es adaptarlo a lo que ellas desean proyectar con su imagen. El uniforme debe incorporar todo eso que las identifica.

Por último, vale la pena aclarar que esa producción de estéticas corporales no es permanente, pues estas son volubles y pasajeras; es posible que al llegar a grados más altos, como décimo o undécimo, se desvanezca o tienda a asumir otros modelos para perpetuar su resistencia, o sencillamente terminen por adaptarse a las normas ya no solo de la institución educativa, sino del contexto social en general.


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