Introducción
A finales de la década del noventa y de cara al siglo XXI, la ofensiva militar de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) había alcanzado una intensidad sin precedentes. Esta guerrilla hacía presencia en la mayoría de los departamentos del país y en algunas zonas era, en la práctica, la autoridad reinante. Frente a esto el Estado colombiano, por medio de la modernización de sus fuerzas militares, producto de la inyección de recursos provenientes del Plan Colombia,1 comenzó a tomar la iniciativa en la confrontación. Esto se profundizó con la implementación de la política de Seguridad Democrática del gobierno de Álvaro Uribe Vélez (2002-2010) con la cual se logró debilitar a la guerrilla, hacerlas retroceder a zonas de retaguardia y desarticular algunos de sus frentes, columnas y compañías. Sin embargo, los resultados no fueron homogéneos. Si bien en unas zonas se logró retomar el control total por parte del Estado, en otras se mantuvieron en pie las estructuras farianas.
El presente artículo se concentra en la región de la Costa Caribe con el objetivo de indagar acerca de las razones político-militares que permitieron que en la subregión de Montes de María hubiera una temprana desarticulación de los frentes del Bloque Caribe de las FARC-EP que allí operaban, mientras que las estructuras que hacían presencia en la Sierra Nevada de Santa Marta fueron expulsadas solamente hasta finalizar el periodo de estudio, dirigiéndose a la Serranía del Perijá donde se mantuvieron en actividad junto con las otras estructuras que hacían presencia previamente en la zona.2
Esta investigación tuvo un enfoque comparado entre Montes de María y las otras dos subregiones mencionadas para lo cual se analizaron aspectos geoestratégicos, económicos, militares y políticos que llevaron a la obtención de resultados diferenciados para el Estado colombiano en su confrontación contra el Bloque Caribe entre 2002 y 2010.3 Específicamente, se indagó acerca de las diferencias en cuanto a la importancia geoestratégica de la subregión montemariana, la intensidad de las acciones militares y de influencia en la población de la Fuerza Pública y las FARC-EP, y de la acción integral del Estado; todo ello, por medio de un enfoque cualitativo que no excluyó datos cuantitativos. La información cualitativa se obtuvo de la consulta de fuentes oficiales, de prensa, documentos de las FARC-EP, de literatura académica y entrevistas;4 con el fin de analizar los planes y operaciones de guerra y así poder determinar las razones que llevaron a los éxitos militares diferenciados de la Fuerza Pública en la zona de influencia del Bloque Caribe. Por su parte, los datos cuantitativos se obtuvieron del Observatorio de Memoria y Conflicto del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), los cuales permitieron observar las similitudes y diferencias en el aumento o disminución de la intensidad del conflicto y específicamente el debilitamiento de las estructuras del Bloque Caribe.
Las miradas sobre el conflicto armado interno son diversas. No existe un solo enfoque para explicar la complejidad de una confrontación de más de medio siglo. Diferentes son las perspectivas en donde las posturas ideológicas influyen notoriamente incluso para afirmar o rechazar la existencia del conflicto. En la presente investigación se reconoce la existencia del conflicto partiendo de un enfoque vinculante, tal como lo sugiere Trejos (2013), procedente del Derecho Internacional Humanitario (DIH) en el que los conflictos armados no internacionales existen en cuanto que,
Se [desarrollan] en el territorio de una alta parte contratante, entre sus fuerzas armadas y fuerzas armadas disidentes o grupos armados organizados que bajo la dirección de un mando responsable, [ejercen] sobre una parte de dicho territorio un control tal que les permita realizar operaciones militares sostenidas y concertadas y aplicar el presente protocolo (CICR 2008 citado en Trejos 2013, 68).
De este modo, como se observa en las siguientes páginas, la insurgencia de las FARC-EP y la contrainsurgencia del Estado tuvieron como objetivos principales el control tanto del territorio como de la población. La confrontación no se limitó estrictamente a lo militar, sino que tuvo en cuenta la búsqueda de legitimidad entre la población para lograr una ventaja política. Para las FARC-EP la influencia sobre las masas era indispensable bajo su estrategia combinada entre guerra popular prolongada y la guerra insurreccional (Aguilera-Peña 2013). Por su parte, para la Fuerza Pública, el copamiento territorial, la desarticulación de las redes de apoyo, la búsqueda de legitimidad en la población y un fuerte despliegue militar con el desarrollo de operaciones conjuntas, fueron un punto clave para el desarrollo de las acciones contrainsurgentes en el marco de la política de Seguridad Democrática (Presidencia de la República y Ministerio de Defensa Nacional 2003).
La literatura académica acerca del Bloque Caribe de las FARC-EP es escasa. Se puede mencionar la investigación de Manosalva-Correa y Quintero-Álvarez (2011) en donde se hace un análisis geográfico de la zona de injerencia del Bloque y, posteriormente, se reconstruye la historia de la llegada de esta guerrilla a la costa, la creación del Bloque Caribe y se describen las principales acciones militares hasta 2010, basado mayoritariamente en información de prensa y en partes de guerra. Por su parte, en un artículo, Trejos (2016) plantea algunas hipótesis respecto a la "derrota estratégica" del Bloque Caribe y de la insurgencia en general en la costa Caribe, incluyendo a las estructuras del Ejército de Liberación Nacional (ELN). Las hipótesis de Trejos están relacionadas, primero, con factores geográficos, en tanto que, la no conectividad de los sistemas montañosos de la región Caribe habría dificultado la movilización y concentración de tropas; segundo, con factores militares como el aumento de la ofensiva estatal y la hegemonía paramilitar en la zona; y tercero, con factores económicos en referencia a las dificultades de financiación de la insurgencia. Teniendo en cuenta lo anterior, el presente artículo aporta un análisis comparado de los resultados militares en tres zonas de injerencia del Bloque: Montes de María, en la cual se hace énfasis pues allí el accionar estatal fue más intenso, Sierra Nevada de Santa Marta y Serranía del Perijá en un periodo de tiempo decisivo (2002-2010) donde hubo una intensa ofensiva estatal que logró desarticular por completo algunos de los frentes farianos y dar de baja a algunos de sus comandantes más importantes.
Este artículo se encuentra organizado de la siguiente manera: en primer lugar, antes de abordar el periodo histórico objeto de este artículo, se presentan algunos antecedentes de la presencia de las FARC-EP en la región Caribe con el objetivo de observar su crecimiento y dinámica antes de implantada la política de Seguridad Democrática; en segundo lugar, se observan datos cuantitativos referentes a acciones bélicas y victimización de población civil en las tres subregiones; en tercer lugar, se analizan los planes y operativos militares de la Fuerza Pública; en cuarto lugar, se observan las acciones ofensivas de las estructuras farianas del Bloque Caribe; y, por último, se analizan las razones por las cuales el Estado colombiano tomó una ventaja militar más decisiva en la subregión de los Montes de María que en la Sierra Nevada y la Serranía del Perijá.
Antecedentes históricos de la presencia de las FARC-EP en la costa Atlántica
Primeros años de la presencia de las FARC-EP en la región: 1982-1993
El Bloque Caribe fue la estructura más débil militarmente en la historia de las FARC-EP, esto debido a que su llegada a la región fue tardía en relación con la presencia de la guerrilla en otras partes del país; y porque las características geográficas de la costa, como lo indica Trejos (2016), eran un obstáculo para movilizarse, en particular por la fragmentación de las zonas montañosas.
La aparición de las FARC-EP en la costa Atlántica se presentó por medio del desdoblamiento de frentes que operaban en la subregión del Magdalena Medio y en el departamento de Antioquia. En 1982, la Séptima Conferencia Nacional Guerrillera indicó la necesidad de una nueva estrategia militar en donde se constituyera un ejército revolucionario con la idea de tomarse el poder.5 Para lograrlo, se debían crear nuevos frentes y alcanzar una mayor presencia territorial (CNMH 2014). Ese mismo año a partir del desdoblamiento del Frente 4, el cual tenía injerencia en el Magdalena Medio, la guerrilla ingresó al Departamento de Cesar y de Bolívar con el objetivo de copar zonas de la Sierra Nevada de Santa Marta y la Serranía del Perijá (Santrich y Almeida 2008).
Además del desdoblamiento del Frente 4, unidades guerrilleras del Frente 10 y el 12 apoyaron el proceso por el cual se constituyeron los Frentes 19 y 24. Para 1988 lograron constituir el Frente 41, gracias al desdoblamiento del Frente 19. Por su parte el Frente 5 permitió la creación del Frente 18 y de este último surgieron, en el año 1987 los Frentes 35 y 37, que ingresaron a los Montes de María en los Departamentos de Sucre y de Bolívar a finales de la década de 1980 e inicios de los años de 1990 (Manosalva-Correa y Quintero-Álvarez 2011). Para este periodo, las operaciones militares ofensivas de las FARC-EP en la zona fueron muy pocas. Lo anterior se explica por dos razones: primero, por la debilidad a nivel militar en los primeros años de vida de las estructuras farianas en la zona; y segundo, por las negociaciones de paz durante los gobiernos de Belisario Betancur y de Virgilio Barco en donde se había establecido un cese al fuego (Pizarro-Leongómez 2017).
Más adelante, en la Octava Conferencia Nacional Guerrillera celebrada en 1993, las FARC-EP constituyeron los denominados Bloques de frentes. Al respecto, la zona de la costa Atlántica fue la asignada al Bloque Caribe estableciendo los siguientes límites:
Partiendo de Coveñas en la Costa Atlántica en los límites de Córdoba con Sucre, se sigue por toda la Costa hasta llegar a la frontera con Venezuela; se continúa por ésta hasta Cerro Victoria; de aquí se sigue por los límites del Cesar con Norte de Santander hasta Convención; de aquí se pasa a Aguachica, Puerto Mosquito, Simití; de aquí en línea recta hasta Caucasia; se sigue por Guarumo, Piamonte, El Jardín, Manizales, Montelíbano, Villa Fátima, Tierra Santa, Cintura, Chipal, Cuenca; de aquí se sigue por los límites de Córdoba con Sucre hasta llegar a Coveñas (FARC-EP 1993).
Así mismo, se estableció el objetivo de crear las condiciones tanto militares como políticas para controlar Santa Marta, Cartagena, Barranquilla y Valledupar. En la dirección del Bloque se nombró a Solís Almeida como comandante del Estado Mayor en el cual también se encontraban Martín Caballero y Simón Trinidad.6 Por último, se confirmó que los Frentes 19, 35, 37 y 41 harían parte del Bloque; y se ordenó la creación del Frente 59 y un Frente urbano, a la vez que se determinó que el Frente 24 haría parte del Bloque Noroccidental (FARC-EP 1993).
Aumento de la ofensiva guerrillera: 1993-2002
A partir de la Octava Conferencia se establecieron más claramente las zonas de guerra en la región: la Sierra Nevada, los Montes de María y la Serranía del Perijá fueron los focos de conflicto. Allí se presentaron combates, pero también diferentes acciones en donde la población civil se vio afectada: secuestros, extorsiones, desplazamiento forzado y desapariciones. Entre 1993 y 2002 la estructura de las FARC-EP con mayor actividad militar fue el Frente 19. En el departamento de Magdalena dicha estructura protagonizó emboscadas, secuestros, retenciones, extorsiones y tuvo combates con la Fuerza Pública. La primera división del Ejército, en consecuencia con el contexto, conformó unidades antiextorsión y secuestro, y creó el Batallón Arhuacos en 1993 (Manosalva-Correa y Quintero-Álvarez 2011).
La región de la Sierra Nevada de Santa Marta, donde hacía presencia el Frente 19, fue una de las zonas más afectadas por los actores armados ilegales durante este periodo. Allí hicieron presencia también la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el grupo paramilitar de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). En esta región, las guerrillas lograron desmantelar puestos de policía y tener un amplio control sobre la población, sin embargo, con el ingreso de las AUC comenzó una confrontación que tuvo como resultado, en primer lugar, la afectación a civiles mediante el asesinato y el desplazamiento forzado y, en segundo lugar, la disminución del control territorial y la reducción de la influencia de las guerrillas sobre la población (Observatorio del programa presidencial de derechos humanos y DIH, s.f.).
Por su parte, en la zona de los Montes de María, los Frentes 35 y 37 aumentaron la ofensiva contra la Fuerza Pública así como su influencia en la población ante la precaria acción estatal en la zona. En 1996, en Chalán y los Palmitos, municipios del Departamento de Sucre, hubo ataques que dejaron como resultado decenas de muertos de la Policía Nacional (Romero-Colley 1996). Adicionalmente amenazaron y asesinaron a candidatos a las alcaldías de los municipios de la zona, y extorsionaron ganaderos. Al igual que en la Sierra Nevada, el arribo de las AUC llevó a que las FARC-EP detuvieran su avance en el control del territorio y la población.
Por su parte, en los Departamentos del Cesar y La Guajira, más exactamente en la Serranía del Perijá, aumentó el accionar militar del Frente 41 y 59. En la subregión, los secuestros extorsivos, la extorsión a empresas y el robo de ganado fueron modalidades de financiación de la guerrilla que afectaron profundamente a la población civil. Pero además incursionaron en el secuestro de personalidades políticas, como el caso de Consuelo Araujo Noguera, quien posteriormente fue asesinada. Estos frentes protagonizaron, además, tomas de poblados, ataques a estaciones de policía, entre otros (CNMH 2016).
Para ilustrar la escalada del conflicto antes de 2002, la figura 1 indica cómo a partir de 1985 aumentaron considerablemente los enfrentamientos entre la guerrilla de las FARC-EP y la Fuerza Pública. Además, teniendo en cuenta específicamente los ataques o tomas a poblados atribuidos a la guerrilla -los cuales son un indicador de la capacidad militar insurgente por el elevado despliegue de combatientes- el Observatorio de Memoria y Conflicto (OMC) indica que entre 1988 a 1994 hubo dos acciones de este tipo, mientras que de 1995 al 2001 ocurrieron ocho, lo que demuestra que efectivamente la guerrilla estaba en un proceso de expansión.7
Fuente:Observatorio de Memoria y Conflicto (2020).
N de A: para la obtención de estos resultados se utilizaron los datos en donde las FARC-EP aparece involucrada en hechos bélicos con la Fuerza Pública entre 1985 y 2001, independientemente de si se trató de una acción ofensiva de esta guerrilla o de un ataque de alguna estructura del Estado contra esta. En "hechos bélicos" se incluye: 1) ataque a instalación de las fuerzas armadas; 2) bombardeo (ataque aéreo); 3) combate y/o contacto armado; 4) combatientes muertos en circunstancia no determinada; 5) emboscada; 6) hostigamiento; y 7) operación militar.
En términos generales, la expansión del Bloque Caribe en la zona se obstaculizó, en un principio, por la presencia paramilitar y no por la acción de la Fuerza Pública. Finalizando el siglo XX las AUC comenzaron a fortalecerse y le disputaron fuertemente el control territorial y poblacional que había tenido la guerrilla en el primer quinquenio de la década del noventa. Esto no solo generó una agudización de la confrontación sino que además llevó a que se presentaran cifras sin precedentes de victimización de población civil ya que las AUC llevaron a cabo amenazas, asesinatos y masacres a quienes acusaban de ser colaboradores de la guerrilla, provocando un elevado desplazamiento forzado sobre todo en la región de los Montes de María y la Sierra Nevada.8 Esta competencia fue el inicio del debilitamiento del Bloque Caribe que vio menguado su control en la población y el territorio que desde años atrás venía construyendo.
Cifras del conflicto entre el Bloque Caribe y el Estado durante la Seguridad Democrática 2002-2010
Según el OMC durante los dos periodos de implementación de la política de Seguridad Democrática, en las subregiones de injerencia del Bloque Caribe se presentaron 317 hechos bélicos entre alguna estructura de la Fuerza Pública y las FARC-EP. Del total de estas acciones 173 fueron por iniciativa de la Fuerza Pública, mientras que 79 fueron por iniciativa de las FARC-EP.9 En las tres subregiones se presentó una alta conflictividad en 2002 y 2003 pero después de estos años los enfrentamientos disminuyeron considerablemente como se puede observar en la figura 2, la cual tiene información hasta el 2011 para poder ilustrar que en la Sierra Nevada y la Serranía del Perijá se mantuvo, levemente, la confrontación.
Fuente: OMC (2020).
N de A: Para obtener estos datos, se filtraron todos los organismos de la Fuerza Pública que hayan tenido algún contacto armado con las FARC-EP.
En las tres subregiones hubo un descenso significativo de la conflictividad hasta 2004. En 2005 hubo un pequeño repunte que solamente en la Serranía siguió en aumento hasta 2006. En esta última subregión, si bien hubo años sin acciones bélicas como 2008 y 2010, en 2009 tuvo un repunte, y después de finalizada la Seguridad Democrática volvió a aumentar en 2011. Por su parte, en la Sierra Nevada los hechos violentos volvieron a descender después de 2005 hasta llegar a su punto más bajo en 2007 y 2008. No obstante, para 2009 y 2010 aumentaron las confrontaciones y se mantuvieron con cifras similares en el 2011. La diferencia la marcó la región de Montes de María que después de 2005 tuvo un descenso continuo donde solo se registró un caso en 2009 y se mantuvo prácticamente en cero en 2010 y 2011.
De las acciones bélicas anteriormente mencionadas se registraron 203 combates o contactos armados, 48 hostigamientos, 44 operaciones militares, 16 emboscadas, 3 ataques a instalaciones de la Fuerza Pública y 3 bombardeos. Respecto a los ataques a instalaciones de las fuerzas armadas, hostigamientos y emboscadas, que eran acciones ofensivas de la guerrilla, es importante señalar que la gran mayoría de estas se presentaron en el primer cuatrienio de este periodo. De un total de 67 hechos, 63 se presentaron en el primer cuatrienio y tan solo 4 en el segundo, 3 de ellos en la Serranía del Perijá (OMC 2020).
En relación con el daño a bienes civiles provocado por las estructuras del Bloque Caribe se puede observar que, al igual que en los hechos bélicos, hubo una significativa disminución desde el 2002 que fue constante hasta llegar a ceros en Montes de María. Por su parte, en Sierra Nevada y Serranía del Perijá hubo un leve repunte desde 2004 hasta el 2006; luego de ello una nueva reducción y otro leve ascenso desde 2010 (figura 3). Vale la pena indicar que no se lograron mantener las cifras en cero en las dos subregiones del nororiente de la costa Caribe.
La pérdida de margen de maniobra del Bloque también se vio reflejada en la disminución del uso del secuestro. En este aspecto no se encuentran grandes diferencias entre las subregiones pues en las tres, las reducciones fueron significativas y hubo años en que no se registraron este tipo de acciones atribuidas a las FARC-EP en Montes de María y en la Sierra Nevada. La diferencia radica que en Montes de María las cifras cayeron a cero en 2010 y se mantuvo igual en 2011, mientras que en las otras dos subregiones, sí hubo secuestros en 2011. Esto indica que, aunque de forma débil, se mantuvieron en operación las estructuras del Bloque (figura 4).10
La disminución de la capacidad del Bloque Caribe también se vio reflejada en el número de combatientes. Con base en información de la Fuerza Pública se indica que el número de guerrilleros se redujo constantemente entre el año 2002 y 2010, pasando de contar con aproximadamente 1200 combatientes a 390 en este periodo, lo que significó un descenso del 67.5 % en unidades guerrilleras (figura 5). Sin embargo, la información desagregada del número de combatientes por frente es muy limitada; apenas se encuentra información judicial y de prensa que ofrecen datos incompletos. Es posible establecer que en el año 2002 el Frente 35 contaba con 220 guerrilleros mientras que el Frente 37 tenía 320;11 para el año 2012 el primero estaba totalmente desactivado mientras que el segundo contaba solo con 51 guerrilleros, los cuales se habían desplazado a zona de influencia del Bloque Magdalena Medio.12 Para el año 2012 se indicó que el Frente 19 contaba con 70 guerrilleros, el Frente 41 tenía 82 y el Frente 50 sumaba un total de 132, mientras que la compañía Efraín Guzmán13 tenía 93 (El Heraldo 2012).14
Fuentes: El Heraldo (2012) y Yepes-Correa et al. (2017).
N de A: la cifra del año 2003 es un aproximado pues no se encontraron fuentes que dieran información sobre el número de combatientes.
En los siguientes apartados se explican las razones por las cuales se presentaron estas cifras que, como se puede observar, muestran una significativa reducción de la capacidad militar del Bloque Caribe y, por consiguiente, resultados positivos para el Estado en especial en la subregión de los Montes de María.
Las acciones del Estado y de su Fuerza Pública
Los Montes de María
¿Cuáles fueron las acciones que llevó a cabo el Estado colombiano para afectar considerablemente la capacidad del Bloque Caribe en los primeros años del periodo de estudio? Como punto de partida es importante mencionar los objetivos de la Seguridad Democrática. Esta política buscaba poner a la seguridad como un "bien común" en donde todas las ramas del poder del Estado debían actuar coordinadamente para fortalecer la "autoridad de las instituciones" y llenar los "vacíos de autoridad". Lo anterior debía traer consigo un fortalecimiento general de la efectiva presencia estatal en el territorio, lo que se ha denominado como acción integral (Presidencia de la República y Ministerio de Defensa Nacional 2003). Esto, sin embargo, se vio reflejado de mayor manera con el aumento del pie de fuerza que comenzó a darse en diferentes lugares del país.15
En el marco de dicha política de seguridad y con la declaratoria del estado de conmoción interior, el decreto 2002 del año 2002 creó Zonas de Rehabilitación y Consolidación (ZRC). En estas el Estado tomó atribuciones especiales en materia de orden público en relación con aspectos como capturas, interceptaciones, inspecciones, entre otras, y se crearon en lugares estratégicos donde los grupos al margen de la ley tenían una mayor presencia e impacto.16 El decreto explicaba lo anterior de la siguiente manera:
Existen zonas del país especialmente convulsionadas por el accionar de las organizaciones criminales, de manera que se hace necesario delimitarlas en Zonas de Rehabilitación y Consolidación, con el fin de aplicarles medidas específicas para conjurar las causas de perturbación del orden público e impedir la extensión de sus efectos.17
En la costa Caribe, la región de los Montes de María y municipios aledaños fueron establecidos como ZRC. En esta se designó como comandante militar al Capitán de Navío Luis Alejandro Parra Rivera.18 Allí la acción principal fue el aumento del pie de fuerza tanto de fuerzas militares como de policía. Además, al igual que en otros lugares del país, se implementó la red de informantes y cooperantes, se estableció el programa Soldados de mi Pueblo -que buscaba que los jóvenes cumplieran su servicio militar sin alejarse de su región de origen-, se fortaleció la inteligencia militar y policial, y se crearon cuerpos de la Fuerza de despliegue Rápido (FUDRA) (FIP 2011).
La declaratoria de la ZRC en Montes de María generó conflictos con la población civil la cual fue objeto de fuertes controles por parte de la Fuerza Pública. Esta última buscó obstaculizar el abastecimiento de víveres de la guerrilla por lo que se restringió la circulación de alimentos en la población civil. Así lo documentó la FIP (2011, 14):
La situación para los habitantes de los Montes de María se tradujo en un estricto control de los víveres que movilizaban a sus veredas para su sostenimiento, para supuestamente dejar sin abastecimiento y debilitar los frentes guerrilleros. Los uniformados hacían censos e incluso establecían el ingreso de un máximo de alimentos por familia a las veredas más apartadas de los cascos urbanos. De igual manera, la circulación de vehículos que rodean la parte accidentada del territorio estaba prohibida durante la noche y la madrugada para evitar los retenes ilegales de las FARC.
La policía, por su parte, llevó a cabo la Operación Mariscal que trajo consigo capturas masivas de presuntos colaboradores y milicianos de las FARC-EP, acción que dejó más de 150 capturados (El Tiempo 2003).19 Sin embargo, esta acción fue cuestionada por la comunidad lo que llevó a la posterior constitución de colectivos de víctimas de capturas masivas en los Montes de María quienes indicaron que estas detenciones fueron arbitrarias (FCSPP 2020).
Para contrarrestar los conflictos generados con la población civil, la Fuerza Pública realizó acciones tendientes a mejorar la relación con esta. Uno de ellos fue el "Plan saludo" que, como su nombre lo indica, trataba de que los militares saludaran a la población para generar una mejor comunicación. También se desarrollaron las "Casas de almirante" donde la población civil recibió asesoría en temas económicos, jurídicos y sociales por parte de la Fuerza Naval del Caribe. Adicionalmente, se crearon los Grupos Especiales de Operaciones Psicológicas (GEOS) liderados por infantes de marina, los cuales llevaron a los municipios actividades culturales o deportivas como cine, títeres y partidos de fútbol (FIP 2011). Como se puede observar, se trataba de acciones cívico-militares las cuales buscaban restar la influencia que podía tener la guerrilla en la población de la zona.
Por su parte, una de las decisiones que se tomaron a nivel nacional y que se aplicaron de manera focalizada en algunas regiones, fue la creación de comandos conjuntos y fuerzas de tarea conjuntas para enfrentar sobre todo a las FARC-EP. De tal modo que, se creó el Comando Conjunto del Caribe en el año 2004 al cual se le asignaron 40 000 hombres del Ejército y otros 10 000 entre la Fuerza Naval del Caribe y la Fuerza Aérea (Herrera-Montañez 2009); y también se constituyó la Fuerza Conjunta de Acción Decisiva (FUCAD) en el año 2006 de la cual hacían parte brigadas, batallones y otras estructuras de las Fuerzas Militares (Flórez-Henao 2012).20 Lo anterior produjo un fuerte despliegue militar que buscó desarticular los Frentes 35 y 37 y capturar o dar de baja a Gustavo Rueda Díaz -Martín Caballero- comandante del Frente 37. Para esto, la acción de la FUCAD permitió el debilitamiento progresivo de las estructuras farianas y la obtención de información militar clave para afectar al enemigo.
Por consiguiente, un conjunto de operaciones militares, entre ellas la Alcatraz y la Aromo, culminaron con el golpe más fuerte que tuvo el Bloque Caribe en este periodo y que fue decisivo para el casi total desmantelamiento de los frentes guerrilleros que hacían presencia en Montes de María. Esta operación se realizó gracias al trabajo en conjunto de la Fuerza Pública donde intervinieron más de 7000 de sus miembros. Hubo infiltración, interceptación de comunicaciones e informantes que permitieron determinar con exactitud el lugar donde se encontraba Martín Caballero (FIP 2011).21 La culminación de este conjunto de acciones fue por intermedio de un bombardeo realizado en octubre de 2007. La Fuerza Aérea Colombiana (FAC) describió la preparación y ejecución de este bombardeo de la siguiente manera:
El 23 de octubre, hacia las 20:00 horas, de parte de la Jefatura de Operaciones Especiales se recibió en CACOM 3 (Malambo, Atlántico) la información para la operación. Veinte minutos después se hizo el planeamiento con el comandante del grupo de combate aéreo. De modo que a las 21:00 horas se dispuso armar las aeronaves y llegado ese material, entre las 23:00 horas y las 05:00 del día siguiente se adelantó la configuración de las mismas. Después de actualizar alguna información, apenas a las 16:30 se ordenó iniciar las misiones asignadas. En ese momento, con un briefing de solo 5 minutos los pilotos fueron avisados de su misión; una medida para garantizar la reserva sobre el objetivo a alcanzar. [...] A las 17:52 horas, dos A-37B lanzaron bombas de precisión sobre el objetivo; en seguida y hasta las 17:54, otros tres A-37B y los dos A-29 lanzaron bombas ordinarias alrededor de donde se encontraban los miembros del grupo que protegían al cabecilla [...] En total se lanzaron 32 bombas, cuya precisión fue del 100% sobre el objetivo (Esquivel-Triana 2019, 51).
Después del bombardeo, realizado en el sector de Las Aromeras del municipio de El Carmen de Bolívar, se pudo determinar que Martín Caballero había muerto junto con otros 18 guerrilleros. En el mes de noviembre, en un comunicado del Bloque Caribe, se indicó que el número de muertos había sido 20 (Estado Mayor Bloque Caribe de las FARC-EP 2007). Este conjunto de acciones fue el punto de quiebre para las estructuras de las FARC-EP de la zona.
De las acciones del Estado y la Fuerza Pública previamente mencionadas vale destacar tres aspectos. En primer lugar, la acción del Estado buscó dotar de atribuciones especiales a la Fuerza Pública en la región para lograr un amplio margen de maniobra y así combatir por diferentes medios a las estructuras farianas que allí operaban. Esto tuvo resultados importantes porque logró restar el accionar de milicianos con medidas como la Operación Mariscal. Así lo reconoce Benedicto González,22 excombatiente del Bloque Caribe, quien indicó que dicha operación sin duda afectó la operatividad de las FARC-EP en la zona, pues aunque afirma que hubo capturas a personas que no tenían relación con la guerrilla, otras sí hacían parte de esta. En segundo lugar, hubo un aumento significativo no solamente de las operaciones militares de la Fuerza Pública, sino también del número de efectivos para lograrlo, aunado con acciones conjuntas entre las diferentes fuerzas del Estado. Por último, la acción cívico-militar se profundizó con el propósito de que las fuerzas militares y de policía alcanzaran una mayor legitimidad dentro de la población civil.
Posterior a la muerte de Caballero, por orden de Iván Márquez se planeó la retoma de Montes de María, pero esta iniciativa fue frustrada por la Armada Nacional y la Fuerza Aérea ya que atacaron el campamento donde se encontraban 18 guerrilleros, entre ellos Canaguaro y Ciro, quienes comandaban el plan en 2010 (El Universal 2010). Con esto se cerraron las posibilidades del regreso de las FARC-EP a la región.
La Sierra Nevada y la Serranía del Perijá
Por su parte, en la región de la Sierra Nevada y la Serranía del Perijá las incursiones del Estado en su guerra con las estructuras farianas del Bloque Caribe no tuvieron el mismo éxito que en los Montes de María, pero sí lograron disminuir la ofensiva fariana, como se indicó anteriormente. Al igual que en Bolívar y Sucre, la Fuerza Pública fortaleció su presencia en los Departamentos de Magdalena, Cesar y La Guajira y llevó a cabo diferentes tipos de acciones para lograr los objetivos.
Una primera medida que fue destacada por los mismos miembros de la Fuerza Pública fue la instalación de batallones de alta montaña en la Serranía del Perijá y en la Sierra Nevada, y la creación de la Décima Brigada Blindada entre 2004 y 2005, lo que llevó a mantener una presencia constante en la zona (Yepes-Correa et al. 2017). En relación con esto, uno de los cambios en la estrategia de la Fuerza Pública que más afectó a las FARC-EP fue que el Ejército ya no solo atacaba y se retiraba, sino que atacaba y se mantenía en las zonas. Según Aguilera-Peña, la guerrilla en 2006 "observaba con preocupación que el Ejército se mantenía en las zonas después de los operativos, que estaba perdiendo infraestructura [y] que estaban un tanto apartados del contacto con la población civil" (2013, 102). A lo anterior se le sumó el aumento de las operaciones militares ofensivas por parte de la Fuerza Pública en la región. Esto con el fin de lograr "controlar, estabilizar y consolidar" las áreas con presencia activa de las FARC-EP para, posteriormente, intensificar la presencia estatal en términos sociales.23
Dentro de las acciones militares en la región se destaca la "Operación San Jorge" que, en un principio, no tuvo como objetivo a las FARC-EP, sino al ELN luego del secuestro de 7 ciudadanos extranjeros. Con el adelanto de las acciones de esta operación hubo enfrentamientos con miembros del Frente 19 en los últimos meses del año 2003 donde murieron 20 guerrilleros, 80 fueron capturados y 42 se desmovilizaron (FIP 2005). También se destacan operaciones como la "Ofensiva destructor" llevada a cabo en la Serranía del Perijá y en la cual se debilitó al Frente 41. Después de esta última operación las fuerzas militares afirmaron que los miembros de esta estructura "quedaron reducidos a pequeñas comisiones terroristas sin ningún tipo de orientación clara u objetivos definidos" (Yepes-Correa et al. 2017, 135).
Para el año 2007 el Ejército produjo también bajas importantes al Bloque Caribe en la Sierra Nevada y la Serranía del Perijá. Si bien no fueron combatientes con la importancia de Martín Caballero, vale destacar la baja en combate de Manuel Felipe Delgado -Alfonso Arango- segundo al mando del Frente 19, asestada por tropas de la Décima Brigada del Ejército (El Tiempo 2007a). Además en este mismo año se entregó voluntariamente Alcides Pardo Galvis -Caliche- uno de los comandantes del Frente 41 (El Tiempo 2007b). Después de 2007 la Fuerza Pública continuó su ofensiva contra las estructuras farianas de la Sierra y la Serranía. Dio fuertes golpes al Frente 19 en 2008 dando de baja a Guillermo Rodríguez Torres -Roldan-, y en 2010 capturando a Alberto Villareal Yance -Emel-; ambos hacían parte de la dirección de la estructura (Radio Santa Fe 2010; Presidencia de la República 2008).
Terminando el periodo de la Seguridad Democrática el Frente 19 sufrió una numerosa desmovilización de sus combatientes así como también algunos de ellos tuvieron que trasladarse a la Serranía debido que esta zona representaba mayor seguridad para ellos. Lo anterior debilitó aún más la presencia de las FARC-EP en la Sierra Nevada (Trejos 2016). Sin embargo, en términos generales las fuentes institucionales y de prensa permiten determinar que el accionar de la Fuerza Pública en la Serranía del Perijá y la Sierra Nevada fue menos intenso en relación con Montes de María. Como se indicó previamente, las dos estructuras farianas del Bloque Caribe que hacían presencia en esta última región fueron desactivadas, asunto que no ocurrió con los frentes que operaban en la Sierra Nevada que se desplazaron a la Serranía del Perijá, donde el Bloque Caribe se mantuvo en actividad, aunque debilitados. Más adelante se explican las razones por las cuales esto ocurrió, pero antes se hace referencia a las acciones ofensivas de las FARC-EP en las tres subregiones.
Las acciones ofensivas del Bloque Caribe
Para el año 2002 el Plan Estratégico de las FARC-EP estaba en marcha y contaba con un elevado número de combatientes en relación con la década del ochenta y el primer quinquenio de la década del noventa. El protagonismo principal de este plan lo tenían las estructuras del Bloque Oriental que pretendían tener su centro de despliegue en la cordillera oriental para ingresar a Bogotá y provocar una insurrección (Aguilera-Peña 2013). El papel que tenían las otras estructuras, en este caso, el Bloque Caribe, era continuar con la guerra de guerrillas de tal manera que mantuvieran ocupada a la Fuerza Pública en sus zonas de injerencia (figura 6). Teniendo en cuenta lo anterior, la información registrada en prensa, partes de guerra e informes institucionales demuestran que en los primeros dos años de gobierno de Álvaro Uribe Vélez, las estructuras del Bloque Caribe mantuvieron una fuerte ofensiva contra la Fuerza Pública llevando a cabo la tarea del Plan Estratégico. Adicionalmente, desarrollaron acciones contra empresas, hacendados y comerciantes.
Entre 2002 y 2004 las emboscadas y los atentados fueron las acciones de la guerrilla que más generaron impacto por el número de muertos. En los Montes de María, por ejemplo, el Frente 35 en un ataque en la carretera entre El Carmen de Bolívar y Zambrano (Bolívar) dejó 12 infantes de marina muertos al lanzarles diferentes artefactos explosivos no convencionales. La acción provocó combates posteriores que dejaron tres guerrilleros muertos (El Tiempo 2013). Este mismo Frente en Galeras (Sucre), usando también explosivos, dejó 6 policías muertos cuando estos se dirigían a atender una falsa denuncia de homicidio (Semana 2003). El Frente 37 por su parte, emboscó a una patrulla en el municipio de Zambrano dejando seis policías y un civil muerto (Caracol Radio 2003a). Por su parte en la Sierra Nevada, en el municipio de Aracataca (Magdalena) el Frente 19 emboscó a un convoy del Batallón Córdoba el cual dejó 11 militares muertos al activar explosivos cuando estos se dirigían a impedir un secuestro (Iguarán 2019).
N de A: elaboración Ing. Juan Carlos Melo Luna basado en la información del Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH (s.f).
Los anteriores ataques fueron resultado de la mediana capacidad que tenía el Bloque Caribe en la zona y a su conocimiento del territorio. Sin embargo, se trataron de acciones sorpresivas, propias de la guerra de guerrillas que no requerían de un amplio despliegue militar pero que a la vez podían generar una fuerte afectación a su enemigo. Como se señaló anteriormente, la presencia paramilitar, que aumentó finalizando la década del noventa, le impidió a las FARC-EP mantener la influencia y posiciones que había logrado en algunas poblaciones de los Montes de María y la Sierra Nevada. La capacidad de esta guerrilla aunque no estaba reducida del todo, sí estaba limitada a las operaciones ofensivas de tipo sorpresivo. No obstante, pese a la dificultad que esto generaba para enfrentar la subversión, la Fuerza Pública logró que este tipo de acciones fueran disminuyendo después del primer bienio de la Seguridad Democrática.24
Las acciones de gran impacto registradas por la prensa fueron mucho menores después del segundo año de implantada la política de seguridad. Finalizando el año de 2004, en Dibulla (La Guajira) el Frente 59 en una emboscada dejó un cabo muerto y un soldado profesional herido (Centro de Datos de Violencia Política 2004). En agosto de 2005, 14 policías del Escuadrón Móvil de Carabineros murieron en una emboscada por parte del frente 41 y 59 en el municipio de Valledupar (Cesar) (FIP 2005).
A su vez, acciones que no iban dirigidas a la Fuerza Pública sino a la población civil como los homicidios, secuestros o atentados también tuvieron un mayor impacto en el primer cuatrienio de la Seguridad Democrática que en el segundo. Los ganaderos y comerciantes fueron continuamente objetivo de la guerrilla por negarse a pagar las extorsiones o para exigir dinero a cambio de su liberación en los secuestros. Frente a lo anterior vale destacar las acciones cometidas por el Frente 37 en fincas de San Juan Nepomuceno (Bolívar), donde asesinaron 3 jornaleros y se llevaron más de 300 reses de la Hacienda el Tapón en 2002 (Muñoz-Marrugo 2002). En general, en relación con este tipo de acciones, la prensa consultada registró menos acciones en años posteriores.
Durante el segundo cuatrienio de la Seguridad Democrática hubo fuertes reveses para las FARC-EP a nivel nacional. Además de la muerte del comandante del Frente 37, Martín Caballero, se presentó la muerte de El Negro Acacio, de Raúl Reyes y de Iván Ríos, y se dio la desmovilización de Karina. Así mismo, se presentó la muerte, por razones naturales, de Manuel Marulanda, quien ostentaba el cargo de comandante en jefe de la guerrilla. Esto llevó a que en su relevo se nombrara a Alfonso Cano que, según algunas fuentes, puso en marcha el Plan Renacer (Prieto, Rocha y Marín 2014).25
Este plan buscaba hacerle frente a la ofensiva estatal que sin duda había afectado considerablemente a la guerrilla en todas las regiones del país, y en especial en la costa Caribe. Para esto se estableció la necesidad del "retorno a la guerra de guerrillas, el amplio uso de minas 'quiebrapatas', la actividad con francotiradores [...] y los ataques con unidades móviles pertenecientes a varios Frentes" (Aguilera-Peña 2013, 104). Además se indicó la necesidad de aumentar el pie de fuerza y con ello el número de frentes para poner a la guerrilla nuevamente a la misma capacidad que tenía antes de la ofensiva del Plan Patriota de las Fuerzas Militares. Por último, se planteó la necesidad de aumentar los ingresos económicos y fortalecer el trabajo político con la población civil (Tovar-Ordóñez 2012).
¿Cómo se materializó el plan en la costa Caribe? En la zona que era de influencia del Frente 35 y 37 el debilitamiento fue tal que los sobrevivientes al accionar de la Fuerza Pública se trasladaron, como se indicó, a la zona de influencia del Bloque Magdalena Medio, más exactamente al sur del Departamento de Bolívar (Narváez-Jaimes 2018). Por lo tanto, en los Montes de María, las FARC-EP no tuvo la posibilidad de protagonizar nuevamente alguna acción de tipo ofensivo de modo que el Plan Renacer no tuvo ningún efecto allí.
Diferente a lo ocurrido en la región montemariana, en la Serranía del Perijá, sí hubo un repunte de las operaciones ofensivas de las FARC-EP, todas estas enmarcadas en acciones de tipo sorpresivo propio del nuevo plan establecido desde el Estado Mayor Central. La más importante de estas acciones se presentó al sur de La Guajira en abril de 2009, donde murieron 8 soldados del Batallón Rondón debido a una emboscada realizada conjuntamente entre los Frentes 19 y 59 y ordenada por Iván Márquez (El Tiempo 2009). Adicionalmente, se realizaron atentados con explosivos al ferrocarril del Cerrejón y a torres de energía, y se activaron campos minados en contra de militares en el año 2008 (FARC-EP 2008). Sin embargo, en comparación con los primeros años del periodo de estudio, estas acciones fueron muy reducidas y la ofensiva estuvo casi en su totalidad en manos de la Fuerza Pública.
Análisis de los resultados diferenciados en Montes de María
¿Cuáles fueron las razones que permitieron que en los Montes de María el Estado pudiera desactivar o expulsar a las estructuras de las FARC-EP y reducir a cero la ofensiva fariana, situación que no ocurrió de igual manera en las otras dos subregiones? Para responder esta pregunta es necesario considerar aspectos geoestratégicos, económicos, políticos y militares.
A nivel geoestratégico es imprescindible indicar que los Montes de María poseen características diferentes en relación con la elevación de sus montañas y su vegetación en comparación con las otras áreas montañosas de la región. La Sierra Nevada y la Serranía del Perijá ofrecen zonas más altas que superan los 3000 msnm y de más difícil acceso por lo que los miembros de los Frentes 19, 41 y 59 y de la Compañía Efraín Guzmán, pudieron tomar como retaguardia durante la ofensiva de la Seguridad Democrática.26 En cambio, las más altas elevaciones de Montes de María se encuentran alrededor de los 1000 msnm. Adicionalmente, el tipo de vegetación que ofrece los Montes de María dificulta el camuflaje y el mimetismo, pues según González,27 la vegetación típica, que son los aromos, dejaba al descubierto a las unidades guerrilleras en la subregión montemariana a comparación de las otras zonas. Otro aspecto geoestratégico tiene que ver con la ubicación de Montes de María. Esta es una zona montañosa independiente que no permite un tránsito fácil de esta subregión a otras. En el teatro de la guerra, esto le dificultó aún más las cosas a las FARC-EP y fueron muy pocas las unidades que lograron romper el cerco. González lo explicó de la siguiente manera:
Cuando estabas en Montes de María tu tenías que hacer el juego del gato y el ratón en el mismo perímetro, porque no tenías la oportunidad de cruzarte hacia otras áreas fácilmente. Por ejemplo, si estabas en El Carmen de Bolívar y buscabas la ruta de Zambrano lo que te ibas a encontrar era el Río Magdalena. Entonces mucha gente, incluso nuestra, en ese propósito de burlar el cerco y persecución de tropas enemigas intentaban cruzar el río y ahí mucha gente perdió la vida o fueron capturados.28
Si bien la Sierra Nevada también es un sistema montañoso independiente, el tránsito de tropas a Serranía del Perijá y viceversa, generaba menos dificultades para la guerrilla por su cercanía. Los tramos por Fonseca y Barrancas eran relativamente breves y el apoyo a la insurgencia por parte de la población lo posibilitaba.29 Esto permitió que miembros del Frente 19 que tuvieron como centro de operaciones en gran parte del tiempo la Sierra Nevada después de la ofensiva de la Fuerza Pública entre 2002 y 2010 hayan buscado también la zona de la Serranía del Perijá. Sin duda, la ubicación de la Serranía en zona de frontera y ser corredor natural de movilidad entre tres departamentos representó otra ventaja para las estructuras farianas. Para el sargento mayor (r) Pedro Nel Villa Rios,30 del Ejército Nacional, unidades guerrilleras de las FARC-EP se refugiaron en territorio venezolano lo que le impidió a las Fuerzas Militares localizarlas y realizar operativos como el ocurrido contra Martín Caballero. De ahí la dificultad de las fuerzas del Estado de ubicar y atacar a personajes también importantes del Bloque como Solís Almeyda, Jesús Santrich o Iván Márquez.31
Otro asunto fundamental tiene que ver con la importancia de las subregiones a nivel económico. Montes de María conecta desde el Bajo Cauca antioqueño y la Serranía de San Lucas con puertos ubicados en el Golfo del Morrosquillo, Tolú-Coveñas y Cartagena. De ahí a que esta fuera una zona de circulación de mercancía, un corredor de armas y de drogas ilícitas pues quienes buscaban conectar con la costa desde el interior por vía terrestre debían usar sus carreteras.32 El sistema vial, en particular la carretera troncal, pasa por los municipios de Sincelejo, Corozal, Los Palmitos, Ovejas, El Carmen de Bolívar, entre otros. Es por esto que, desde la ofensiva paramilitar finalizando el siglo XX, se tenía el plan de aislar a los Frentes 35 y 37 para obtener el control de las troncales de occidente y del Caribe. De ahí la importancia que les otorgó el Estado a las operaciones militares que se llevaron a cabo en el periodo, pues tomaban el control de un corredor estratégico.
Lo anterior no quiere decir que la Sierra Nevada o la Serranía del Perijá sean zonas poco importantes, pero hay que decir que no representaban a nivel económico y de tránsito una importancia similar a Montes de María, pues por ejemplo, no es necesario tener el control total de la Sierra Nevada la cual no es una zona de tránsito obligado: no se tiene la necesidad de traspasarla.33
También se puede agregar a la explicación que los Montes de María es una subregión donde el escenario del conflicto armado se presentaba más cerca de los centros poblados y donde había una mayor actividad guerrillera. Para González,34 a pesar de que el Plan Patriota tenía como intención buscar en la profundidad de la selva a la guerrilla, también se buscó alejar a esta de las poblaciones. No solamente estaba en disputa el corredor geográfico sino la población que por muchos años tuvo la influencia de los Frentes 35 y 37. Por lo tanto, el componente cívico-militar y la acción integral del Estado, como se indicó atrás, fue mucho más intenso en los Montes de María, pues las zonas de injerencia en la Sierra Nevada y la Serranía por parte de los otros frentes del Bloque eran zonas altas, por lo general despobladas. Vale la pena indicar que, en la Serranía, la mayoría de su población está más asentada en las zonas bajas -donde pasa la troncal-, que por la montaña. Como la población era clave, ya que significaba en el modelo de guerra de las FARC-EP un apoyo fundamental, los teóricos militares entendieron la necesidad de restarle influencia y lograr la legitimidad de las fuerzas del Estado.
A nivel militar también los Montes de María representaban un reto mayor para el Estado colombiano. En esta región había presencia del ELN y las AUC, pero además las estructuras de las FARC-EP tenían una mayor actividad en relación con los otros frentes del Bloque antes de iniciada la Seguridad Democrática y esto fue una razón para que se priorizara esta zona y se estableciera como ZRC. Las redes de apoyo, además, eran más numerosas por lo ya mencionado en relación con la cercanía a las zonas pobladas. Por su parte los frentes que tenían acceso a las zonas montañosas altas cambiaron su forma de operar. Según Yepes-Correa et al., estos frentes pasaron "de los enfrentamientos con las tropas, a la táctica de dispersión con el fin de evitar contacto" (2017, 372).
Ahora bien, frente al paramilitarismo se encuentran divergencias en relación con qué tanto pudo representar un factor diferenciador entre el debilitamiento de las estructuras de FARC-EP en Montes de María en relación con las otras zonas. González35 considera que sí es un factor pues para él en Montes de María la ofensiva paramilitar fue mucho más fuerte, lo que se evidencia en el impacto y el número de masacres que se presentaron, las cuales estaban conectadas con la idea de restar influencia a las FARC-EP bajo la lógica de "quitarle el agua al pez". Sin embargo, el sargento mayor Villa36 indica que la presencia y ofensiva paramilitar también se dio en las otras dos regiones por lo que no encuentra al paramilitarismo como un factor explicativo de diferenciación. Vale señalar que el OMC indica cifras superiores de masacres atribuidas a las AUC en Sierra Nevada. Allí se presentaron 85 entre 1997 y 2005, mientras que en el mismo periodo se presentaron 50 en la Serranía del Perijá y 46 en Montes de María. Sin embargo, más allá del número, el impacto de masacres como la de El Salado, Macayepos o Chengue, las cuales ocurrieron en Montes de María, fueron más fuertes por el elevado número de víctimas en cada uno de los eventos, que las ocurridas en las otras dos subregiones.
Conclusiones
Una mirada general del conflicto entre el Estado y el Bloque Caribe muestra un resultado positivo para el primero. Sin embargo, hubo un desbalance entre los éxitos en Montes de María en relación con las otras dos zonas donde tenían presencia las estructuras farianas del Bloque: la Serranía del Perijá y la Sierra Nevada. Como se indicó, en los Montes de María se logró la total desarticulación del Frente 35 y el desplazamiento de un pequeño grupo de unidades guerrilleras del Frente 37 a la zona de injerencia del Bloque Magdalena Medio. Adicionalmente, los operativos militares lograron dar de baja al comandante principal del Frente 37 y miembro del Estado Mayor del Bloque, Martin Caballero. Por el contrario, los Frentes 19, 41 y 59, aunque fueron debilitados, mantuvieron presencia en zonas altas y de difícil acceso, por ser zona de frontera, de la Serranía del Perijá al finalizar el periodo. Así mismo, comandantes de la talla de Solís Almeyda, Jesús Santrich e Iván Márquez no pudieron ser dados de baja durante la Seguridad Democrática.
Se logró determinar que el principal factor explicativo de esta situación tenía que ver con lo geoestratégico. Para las FARC-EP en Montes de María se le dificultó la guerra de guerrillas por las características del terreno, ya que eran más fáciles de localizar y atacar por parte del enemigo. Además, para la guerrilla era más difícil trasladarse a otras zonas de la región debido al carácter aislado de los Montes de María de otras zonas montañosas. La cercanía de la Sierra Nevada a la Serranía del Perijá y la ubicación de esta última en zona de frontera era un factor favorable para las estructuras guerrilleras que allí operaban. Por la ubicación de los Montes de María, al ser un lugar de movilidad o mejor, un corredor estratégico, el Estado le daba una importancia mayor a nivel económico. Esto llevó a que se priorizara esta zona y de allí el resultado de una alta concentración de operativos militares con acciones conjuntas de un fuerte despliegue militar como las operaciones "Alcatraz" y "Aromo" que confluyeron para dar el golpe más fuerte contra el Bloque Caribe en el 2007.
Por otra parte, los altos mandos militares del periodo entendieron que debían competir por la legitimidad en la población. De este modo, al ser Montes de María un lugar de operaciones más cercano a la población que en las otras dos subregiones, también se concentraron con una mayor intensidad allí las acciones cívico-militares. Así mismo, la declaratoria de Montes de María como ZRC respondió a la necesidad de dotar con atribuciones a la Fuerza Pública en su afán de desarticular las redes de apoyo que tenía las FARC-EP en la población, producto de esto se llevaron a cabo operaciones como la "Mariscal". Adicionalmente, si bien la acción paramilitar fue fuerte tanto en Montes de María como en Sierra Nevada, siendo esta última más afectada en número que la primera, vale destacar que las masacres en la subregión montemariana fueron más impactantes por lo que pudieron generar más terror en la población sobre la cual las FARC-EP pretendía tener influencia.
Vale indicar que los resultados que se presentaron en los Montes de María antes del año 2008 fueron de los más importantes para el Estado, no solo a nivel regional, sino nacional. Junto con la muerte de Martín Caballero apenas se contabilizaban acciones similares como la del Negro Acacio que había ocurrido semanas antes en el año 2007. En las otras dos subregiones aunque se logró frenar la ofensiva fariana, no se presentaron grandes operativos de relevancia nacional y que tuvieran como resultado la captura o baja de un objetivo de alto valor, mostrando que además de la dificultad de dar con las unidades guerrilleras de los frentes que allí operaban, tampoco fueron prioridad para el Estado en el periodo.
Para terminar, vale señalar que en otros procesos investigativos sería pertinente reflexionar acerca de lo que implicó para la zona de Montes de María una mayor presencia y control estatal. Los resultados a nivel militar demuestran indudablemente los éxitos del Estado y la disminución de algunas formas de victimización a la población civil, sin embargo, finalizando el periodo de la Seguridad Democrática, hubo cifras elevadas de despojo de tierras, por lo que el uso y tenencia de esta profundizó un modelo ganadero y agroindustrial excluyente con el campesinado.
Además el control efectivo del Estado no se mantuvo en el largo plazo pues otros grupos armados ilegales como las denominadas Bacrim comenzaron a hacer presencia en la zona. En el presente, Montes de María sigue teniendo presencia de grupos armados como el Clan del Golfo por lo que vale la pena preguntarse acerca de la efectividad a mediano y largo plazo de las medidas tomadas por el Estado en relación con su presencia militar pero también integral.