Introducción
El acoso escolar ( bullying) es un fenómeno social, complejo y multifactorial, desarrollado dentro del contexto escolar, que hace referencia a la exposición de diferentes formas de maltrato realizada de forma repetitiva, sistemática e intencionada a lo largo del tiempo hacia una persona, denominada víctima, por parte de otra u otras denominadas victimarias; en donde se establece una relación asimétrica de poder y es evidente un desequilibrio de fuerzas1 , 2 dada en términos de aspecto físico, estatus social u otras características3 . Tal situación tiene como fin generar malestar e incomodidad en la víctima, quien es incapaz de defenderse3 . Entendiendo esto, se reconoce la interacción entre dos roles principales: víctima y victimario ( bullies )3 . También, se distinguen aquellos que protagonizan ambos papeles6 y se resalta la importancia de los testigos o espectadores, defensores, asistentes y reforzadores3 que pueden impactar positiva o negativamente1 .
El acoso escolar puede manifestarse de diferentes maneras y gradientes que van desde el maltrato psicológico al físico y la exclusión social3 . Se reconocen múltiples formas de ejercer este tipo de violencia descritas en la última década (acoso físico; con armas; insulto o burla; acoso por raza o cultura; acoso sobre orientación sexual o identidad de género; acoso relacionado a la apariencia del cuerpo; acoso por internet o cyberbullying; solicitud de información personal a través de Internet; y sentirse inseguro con alguien a través de Internet)3 , 7 . Sin embargo, tradicionalmente se hace mención del bullying directo e indirecto. El primero de ellos incluye el maltrato físico ejercido mediante golpes, patadas, toma de objetos sin permiso; y la violencia verbal a través de burlas y amenazas. Por otra parte, el bullying indirecto se caracteriza por la exclusión social (al ignorar o no permitir la participación), diseminación de rumores y actos manipulativos4 , 5 . El cyberbullying es un tipo de acoso relativamente nuevo con algunas ventajas para el victimario como el anonimato y el acceso fácil a la información, especialmente en adolescentes8 . Cabe resaltar que la mayoría de víctimas ha experimentado más de una forma de agresión4 .
En la actualidad, el acoso escolar, conocido como bullying o matoneo puede considerarse un problema de salud pública, debido a su amplia distribución en los niños y adolescentes. Se estima que aproximadamente el 30% de los escolares ha experimentado bullying moderado3 y hasta el 35% en adolescentes entre los 12 y 18 años; sin embargo, su prevalencia puede variar. Suele afectar más a los hombres que a las mujeres5 , 9 . Mientras que en los primeros predomina el bullying directo, en las segundas la forma indirecta3 .
Según datos de 40 países, aproximadamente el 27% adolescentes se encuentran involucrados en acoso escolar, como víctimas 13%, abusadores 11% y abusador-víctima 4%10 . En Colombia, según datos de las pruebas Saber en el 2005, el 28% de los estudiantes se reconoció como víctima, 21% como abusador y 51% testigos11 . En la ciudad de Cali (Colombia) se efectuaron 2.542 encuestas a estudiantes de sexto, séptimo y octavo grados de catorce colegios de la ciudad, con el fin de identificar la presencia del problema y –en caso de existir– de establecer las formas específicas de manifestación, teniendo en cuenta edad, género y estrato socioeconómico. Los resultados demostraron la presencia de “bullying” en el 24.7% de los encuestados y encuestadas, expresado en comportamientos de intimidación o agresión verbal, física y psicológica en estudiantes de ambos géneros de todos los estratos socioeconómicos. Se estableció que la forma de agresión de mayor frecuencia es la verbal y que ésta sucede también en presencia de otros compañeros, compañeras, profesoras y profesores en el aula de clase12 .
En Bucaramanga (Colombia), de acuerdo a investigaciones realizadas por el Grupo ATENEA en instituciones educativas públicas de la Universidad Industrial de Santander, el 8,1% de estudiantes son víctimas de matoneo (intimidación, rechazo, maltrato físico o psicológico) al menos una vez a la semana, en los últimos tres meses. Las agresiones se llevaron a cabo en mujeres en el 54,8% y en hombres 45,2%. Asimismo, se identificó la una prevalencia del 5% para hostigamiento escolar por medios virtuales, en donde hombres y mujeres son afectados en un 57,9 y 42,1% respectivamente13 .
Dada la complejidad del acoso escolar y su carácter multicausal se han identificado diferentes factores asociados a la aparición del mismo. Dentro de estos se destacan las particularidades en la apariencia física, especialmente sobrepeso y la obesidad14 , 15 la orientación sexua6 , 16 , especialmente los aspectos relacionados a la adherencia de las “normas de género” raza, etnicidad17 . Estudios realizados en países con ingresos bajos y moderados evidencian que la lucha física, angustia mental, abuso de sustancias, comportamientos sexuales de riesgo, falta de higiene, inactividad física, ser pupilo, entre otros, son elementos que aumentan el riesgo de ser víctima18 . Por otra parte, los victimarios presentan características como estado de ánimo depresivo, exposición a abuso infantil, violencia doméstica, carga de armas, pobres relaciones interpersonales con familia y amigos19 . Tanto víctima como victimario suelen relacionarse al género masculino y uso de sustancias psicoactivas19 , 20 . Otras líneas de investigación se han enfocado en los aspectos sociales involucrados en el surgimiento del acoso y violencia escolar, destacando algunas condiciones de riesgo como la pobreza, experiencias familiares, relaciones de pares, acceso a armas, consumo de alcohol y psicoactivos, y exposición a violencia en los medios de comunicación21 .
Debido a la notable relación entre el acoso escolar y diversos factores como la disfuncionalidad familiar y el consumo de sustancias psicoactivas19 , se hace necesario la vigilancia y la aplicación de instrumentos que evalúen dichos aspectos. Dentro de estos se encuentra el cuestionario de Vigilancia Epidemiológica sobre el uso indebido de Sustancias Psicoactivas (VESPA) y el APGAR familiar22 . En primera instancia, el componente VESPA, está incluido dentro de las políticas de salud pública, cuyo fin es el registro, reporte y consolidación de la información epidemiológica sobre el uso de drogas, mediante la identificación de algunas características del consumidor, tipo de psicotrópico y los patrones de consumo22 . Estos datos son la base del planteamiento de intervenciones y establecimiento de metas. Por su parte, el APGAR familiar es instrumento que permite conocer la percepción de funcionalidad familiar de un sujeto, determinada por cinco aspectos: adaptación, participación, gradiente, afecto y recursos22 . Esta última herramienta ha evidenciado índices de correlación entre 0.71 y 0.83 en diversos estudios, que apoyan su utilidad23 .
En cuanto a los efectos o consecuencias del matoneo, la condición de víctima se encuentra estadísticamente relacionado a la internalización y externalización de problemas24 que incluyen: bajos niveles de bienestar psicológico y adaptación social, altos niveles de estrés psicológico y a síntomas físicos (aumento de la presión arterial, dolor de cabeza)25 . Además, aumenta el riesgo de sufrir depresión, trastornos de ansiedad, psicosis, autoagresión3 , abuso de sustancias psicoactivas26 , pensamientos e intentos suicidios, suicidios consumados21 . En un estudio realizado en 123.227 preadolescentes y adolescentes de 28 países de Europa, América del Norte e Israel; mediante un cuestionario auto administrado, se identificó a través de análisis de modelos logísticos multinivel estratificados por sexo y ajustados por edad, situación económica familiar y país, las razones de probabilidad (OR) de padecer los síntomas, encontrando, en los estudiantes que sufrían acoso semanalmente, un OR entre 1,83 (IC 1,70-1,97) y 2,11 (IC 1,95-2,29) para los síntomas físicos (dolor de cabeza, dolor de estómago, dolor de espalda y mareo) y un OR entre 1,67 (IC 1,55-2,29) a 7,74 (IC 6,87-8,13) para los síntomas psicológicos (mal humor, nerviosismo, ánimo bajo, dificultad en conciliar el sueño, cansancio matutino, sensación de abandono, soledad y desvalimiento)27 .
También, el matoneo se relaciona a la deserción escolar, tal como se reportó en los hallazgos de la más reciente Encuesta Nacional de Deserción Escolar, debido a que 13% de los niños y jóvenes que abandonaron el colegio fueron víctimas de matoneo, y 15% obedece a razones de conflicto armado28 . Asimismo, se ha identificado una asociación estadísticamente significativa entre el cyberbullying y el ausentismo escolar29 . Por lo anterior, en diferentes lugares se han diseñado e implementado estrategias para prevenir y/o mitigar esta problemática y por ende sus efectos en el bienestar físico, psicológico y social de los involucrados. De esta forma, en Colombia se desarrolló la ley “anti matoneo”, la cual busca un marco institucional para que el sistema educativo promueva y fortalezca la formación ciudadana y el ejercicio de los derechos humanos, sexuales y reproductivos de los estudiantes a través de la creación del Sistema Nacional de Convivencia Escolar30 . El objetivo del presente estudio es determinar la prevalencia de acoso escolar y sus factores asociados en adolescentes de tres instituciones educativas públicas de Bucaramanga en el año 2014.
Materiales y métodos
Diseño y muestra
Este es un estudio de corte transversal analítico en una muestra de adolescentes de sexto a noveno grado matriculados en tres instituciones educativas públicas de Bucaramanga, Colombia en el 2014 con el fin de estimar la prevalencia y los factores asociados al acoso escolar.
En el cálculo de tamaño de muestra se consideró una confianza del 99%, frecuencia esperada del 50% ±3% para un total de 816 adolescentes; también, se realizó un muestreo probabilístico por conglomerados.
Recolección de la información e instrumentos
Una vez se contó con autorización de las directivas de las instituciones educativas, se organizó con los coordinadores y docentes el proceso de consentimiento informado y recolección de información a los adolescentes a través de una encuesta auto-administrada anónima en las salas de aula. El instrumento de recolección de la información estuvo conformado por la encuesta sobre la convivencia escolar para alumnos, creado y validado por Valera y colaboradores de la Fundación Paz Ciudadana de Chile31 ; éste evalúa la violencia verbal, física y por exclusión desde múltiples roles, como víctima, victimario/agresor y observador/testigo y consta de cinco opciones de respuesta: nunca, una vez, 1 o 2 veces, 4 o 5 veces, 6 o más veces. También, se empleó el APGAR familiar para evaluar la funcionalidad familiar y el cuestionario para vigilancia epidemiológica del consumo de sustancias psicoactivas (VESPA).
Análisis de los datos
Se diseñó la base de datos en EPIDATA, se realizó doble digitación y validación de la información. Posteriormente, se exportó a STATA versión 14.0 para su análisis. Se calcularon promedios e intervalos de confianza del 95% para variables cuantitativas y proporciones con intervalos de confianza del 95% para variables cualitativas. Para evaluar la asociación entre el acoso escolar y algunas variables sociodemográficas, funcionalidad familiar y consumo de sustancias psicoactivas, se usó la prueba de Chi2 y se consideró estadísticamente significativa cuando el valor de p fue < 0,05. Luego, se condujo un análisis multivariado, a través de un modelo de regresión binomial para calcular las razones de prevalencia ajustadas por otras variables.
Aspectos éticos
En esta investigación se tuvo en cuenta la resolución 8430 de 1993 del Ministerio de Salud en Colombia, la cual establece las pautas para la investigación en salud. Este estudio fue de riesgo mínimo, se realizó consentimiento informado escrito de los padres y asentimiento de los adolescentes. Se respetaron los principios de autonomía, justicia, beneficencia y no maleficencia. El estudio fue aprobado a través del acta de 006-13 de la Vicerrectoría de Investigaciones de la Universidad de Santander.
Resultados
La muestra estuvo conformada por 816 adolescentes de tres instituciones educativas públicas de Bucaramanga, Colombia. En la tabla 1 se muestra la distribución de la muestra por sexo, institución educativa, jornada, curso, tipo de familia y funcionalidad familiar. La mitad eran mujeres, el 81,1% pertenecía a la jornada de la mañana y la mayoría cursaban sexto y séptimo grado (37,9% y 29,7% respectivamente). El 50% de los adolescentes corresponden a familias nucleares y alrededor de una tercera parte (36,6%) del total de las familias presentan funcionalidad familiar.
Variable | n | % | IC 95% |
---|---|---|---|
Sexo | |||
Masculino | 408 | 50 | (46,6-53,4) |
Femenino | 408 | 50 | (46,6-53,4) |
Institución educativa | |||
1 | 179 | 21,9 | (19,2-24,9) |
2 | 337 | 41.3 | (38.0-44.7) |
3 | 300 | 36.8 | (33.5-40.1) |
Jornada | |||
Mañana | 337 | 41,3 | (38,0-44,7) |
Tarde | 300 | 36,8 | (33,5-40,1) |
Curso | |||
6° | 309 | 37,9 | (34,6-41,2) |
7° | 242 | 29,7 | (26,6-32,9) |
8° | 125 | 15,3 | (13,0-18,0) |
9° | 140 | 17,2 | (14,7-19,9) |
Tipo de familia | |||
Nuclear | 413 | 50,6 | (47,2-54,0) |
Monoparental | 297 | 36,4 | (33,2-39,8) |
Extensa | 106 | 13 | (10,9-15,5) |
Funcionalidad familiar | |||
Disfuncionalidad severa | 147 | 18 | (15,5-20,8) |
Disfuncionalidad moderada | 143 | 17,5 | (15,1-20,3) |
Disfuncionalidad leve | 230 | 28,2 | (25,2-31,4) |
Funcionalidad | 296 | 36,3 | (33,0-39,6) |
Fuente: elaboración propia.
Abreviaturas. Intervalo de Confianza del 95%: IC 95%
En cuanto al acoso escolar, en la tabla 2 se observa que el 84,2% de los adolescentes escolarizados han sido testigos de cualquier tipo de violencia, uno de cada tres adolescentes ha sido víctima (33,8%) y agresor o victimario uno de cinco adolescentes (22,3%). Asimismo, el 80,1% ha participado de la violencia verbal, seguida de la física (47,7%) y por exclusión (36,9%), independiente del rol. Al relacionar el rol y el tipo de violencia, se evidencia que los estudiantes que afirman ser testigos han vivenciado de manera más repetitiva la violencia verbal con un 77,8%, seguida de la violencia física con un 43,6%. Asimismo, predomina la violencia verbal, seguida de la física y por exclusión con un 29,7%, 12,4 % y 9,7% en quienes se identifican como víctimas y un 18,8%, 5,8% y 5,1% en agresores, respectivamente.
Violencia | Rol | |||||||
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| ||||||||
Testigo | Víctima | Agresor | Total | |||||
| ||||||||
n | % (IC 95%) | n | % (IC 95%) | n | % (IC 95%) | n | % (IC 95%) | |
Verbal | 635 | 77,8 (74,8-0,5) | 242 | 29,7(26,6-2,9) | 153 | 18,8(16,2- 1,6) | 654 | 80,1 (77,3-82,7) |
Física | 356 | 43,6(40,3-7,1) | 101 | 12,4(10,3-14,8) | 47 | 5,8(4,4-7,6) | 389 | 47,7(44,3-51,1) |
Exclusión | 274 | 33,6(30,4-36,9) | 79 | 9,7(7,8-11,9) | 42 | 5,1 (3,8-6,9) | 301 | 36,9 (33,6-40,3) |
Total | 687 | 84,2 (81,5-86,5) | 276 | 33,8(30,7-37,1) | 182 | 22,3(19,6-25,3) |
Fuente: elaboración propia.
Abreviaturas. Intervalo de Confianza del 95%: IC 95%
Por otra parte, se condujo un análisis bivariado para evaluar la existencia de relación del acoso escolar con el sexo, el colegio, la jornada, el grado o curso académico, el tipo de familia y su funcionalidad en los adolescentes que conformaron la muestra, ver tabla 3 . No se encontró relación de estas variables con el acoso escolar en el rol de testigos y víctimas (valores de p >0,05), excepto en la variable curso, pues se identificaron como víctimas de acoso escolar los estudiantes de los grados sextos en un 35,9% y séptimos en 38,8 % respecto a los novenos con un 27,9%, valor de p 0,03. Asimismo, el rol de agresor fue de 26,7% en los hombres versus 17,9% las mujeres (valor de p <0,01); en la jornada de la tarde se encontró respecto a la de la mañana (valor de p <0,02), en los grados de sexto y séptimo (valor de p <0,05), y en adolescentes que provenían de familias extensas respecto a las conformadas por uno o dos padres (valor de p <0,01).
Variable | Testigo | Víctima | Victimario | |||
---|---|---|---|---|---|---|
| ||||||
n (%) | Valor p | n (%) | Valor p | n (%) | Valor p | |
Sexo | 0,29 | 0,18 | <0,01 | |||
Masculino | 349 (85,5) | 147 (36,0) | 109 (26,7) | |||
Femenino | 338 (82,8) | 129 (31,6) | 73 (17,9) | |||
Colegio | 0,2 | 0,34 | 0,07 | |||
1 | 145 (81,0) | 58 (32,4) | 42 (23,5) | |||
2 | 281 (83,4) | 107 (31,8) | 62 (18,4) | |||
3 | 261 (87,0) | 111 (37) | 78 (26,0) | |||
Jornada | 0,74 | 0,19 | 0,02 | |||
Mañana | 556 (84,0) | 217 (32,8) | 137 (20,7) | |||
Tarde | 131 (85,1) | 59 (38,3) | 45 (29,2) | |||
Curso | 0,07 | 0,03 | 0,05 | |||
6° | 249 (80,6) | 111 (35,9) | 78 (25,2) | |||
7° | 211 (87,2) | 94 (38,8) | 60 (24,8) | |||
8° | 103 (82,4) | 32 (25,6) | 18 (14,4) | |||
9° | 124 (88,6) | 39 (27,9) | 26 (18,6) | |||
Tipo de familia | 0,23 | 0,11 | <0,01 | |||
Nuclear | 340 (82,3) | 128 (31,0) | 82 (19,9) | |||
Monoparental | 253 (85,2) | 104 (35,0) | 64 (21,5) | |||
Extensa | 94 (88,7) | 44 (41,5) | 36 (34,0) | |||
Funcionalidad familiar | 0,16 | 0,34 | 0,09 | |||
Disfuncionalidad severa | 124 (84,4) | 58 (39,5) | 43 (29,3) | |||
Disfuncionalidad moderada | 129 (90,2) | 48 (33,6) | 32 (22,4) | |||
Disfuncionalidad leve | 188 (81,7) | 79 (34,3) | 52 (22,6) | |||
Funcionalidad | 246 (83,1) | 91 (30,7) | 55 (18,6) |
Fuente: elaboración propia.
Adicionalmente, se evaluó la asociación del acoso escolar desde los diferentes roles con el consumo de sustancias tanto lícitas como ilícitas, en la tabla 4 se observa que el acoso escolar es mayor en quienes consumen con mayor frecuencia alcohol, cigarrillo y bebidas energizantes en los roles de testigo, víctima y agresor, valores de p <0,01. No se encontró asociación estadísticamente significativa entre el acoso escolar y el consumo de bazuco, marihuana, cocaína e inhalantes; excepto, de este último con el rol de agresor, valor de p <0,01.
Sustancia | Testigo | Víctima | Victimario | |||
---|---|---|---|---|---|---|
| ||||||
n (%) | valor p | n (%) | valor p | n (%) | valor p | |
Cigarrillo | <0,01 | <0,01 | <0,01 | |||
Nunca | 541 (81,8) | 207 (31,3) | 123 (18,6) | |||
Más de un año | 94 (93,1) | 44 (43,6) | 32 (31,7) | |||
Último año | 24 (100) | 11 (45,8) | 11 (45,8) | |||
Último mes | 28 (93,3) | 14 (46,7) | 16 (53,3) | |||
Alcohol | <0,01 | 0,02 | <0,01 | |||
Nunca | 341 (79,7) | 121 (28,3) | 64 (15) | |||
Más de un año | 185 (88,9) | 86 (41,3) | 62 (29,8) | |||
Último año | 55 (94,8) | 21 (36,2) | 16 (27,6) | |||
Último mes | 106 (86,9) | 48 (39,3) | 40 (32,8) | |||
Bazuco | 0,86 | 0,44 | 0,2 | |||
Nunca | 683 (84,1) | 274 (33,7) | 180 (22,2) | |||
Más de un año | 2 (100) | 1 (50) | 1 (50) | |||
Último año | 1 (100) | 1 (100) | 1 (100) | |||
Último mes | 1 (100) | 0 (0) | 0 (0) | |||
Inhalantes | 0,44 | 0,5 | <0,01 | |||
Nunca | 667 (83,9) | 266 (33,5) | 171 (21,5) | |||
Más de un año | 8 (100) | 4 (50) | 4 (50) | |||
Último año | 6 (100) | 2 (33,3) | 3 (50) | |||
Último mes | 6 (85,7) | 4 (57,1) | 4 (57,1) | |||
Marihuana | 0,28 | 0,44 | 0,29 | |||
Nunca | 633 (83,6) | 253 (33,4) | 158 (20,9) | |||
Más de un año | 31 (91,2) | 11 (32,4) | 11 (32,4) | |||
Último año | 10 (83,3) | 6 (50) | 6 (50) | |||
Último mes | 13 (100) | 6 (46,2) | 7 (53,8) | |||
Cocaína | 0,25 | 0,25 | 0,29 | |||
Nunca | 667 (83,9) | 265 (33,3) | 174 (21,9) | |||
Más de un año | 8 (88,9) | 4 (44,4) | 3 (33,3) | |||
Último año | 6 (100) | 3 (50) | 2 (33,3) | |||
Último mes | 6 (100) | 4 (66,7) | 3 (50) | |||
Energizante | <0,01 | <0,01 | <0,01 | |||
Nunca | 382 (80,4) | 136 (28,6) | 80 (16,8) | |||
Más de un año | 167 (88,4) | 79 (41,8) | 39 (20,6) | |||
Último año | 33 (89,2) | 14 (37,8) | 13 (35,1) | |||
Último mes | 105 (91,3) | 47 (40,9) | 50 (43,5) |
Fuente: elaboración propia.
Posteriormente, se preseleccionaron las variables con valor de p <0,20 para evaluar su relación con ser agresor o victimario de acoso escolar en el análisis multivariado. De esta forma, se encontró asociación estadísticamente significativa entre el acoso escolar y el sexo, tipo de familia y consumo de cigarrillo y bebidas energizantes. La razón de prevalencia (RP) de la variable sexo fue de 1,31 (IC del 95%: 1,02 a 1,68), es decir, los hombres se identifican 1,31 más veces como agresores que las mujeres; además, la RP de los adolescentes con familia extensa fue de 1,51 (IC del 95%: 1,17 a 1,94) comparada con la familia nuclear. También, la RP fue de 1,42 (IC del 95%: 1,03 a 1,96), 2.1 (IC del 95%: 1,6 a 2,74) y 2,25 (IC del 95%: 1,72 a 2,95) para el consumo de cigarrillo y de 1,02 (IC del 95%: 0,72 a 1,44), 1,79 (IC del 95%: 1,34 a 2,39) y 1,96 (IC del 95%: 1,47 a 2,62) para el consumo de bebidas energizantes, hace más de un año, en el último año y el último mes, respectivamente, tomando como referencia a quienes nunca habían consumido, tabla 5 .
Variable | Razón de prevalencia (IC95%) | Valor de p |
---|---|---|
Sexo | ||
Femenino | 1 | - |
Masculino | 1,31 (1,02 a 1,68) | 0,03 |
Familia | ||
Nuclear | 1 | - |
Monoparental | 0,92 (0,7 a 1,21) | 0,55 |
Extensa | 1,51 (1,17 a 1,94) | <0,01 |
Cigarrillo | ||
Nunca | 1 | - |
Más de un año | 1,42 (1,03 a 1,96) | 0,03 |
Último año | 2,1 (1,6 a 2,74) | <0,01 |
Último mes | 2,25 (1,72 a 2,95) | <0,01 |
Bebidas energizantes | ||
Nunca | 1 | - |
Más de un año | 1,02 (0,72 a 1,44) | 0,90 |
Último año | 1,79 (1,34 a 2,39) | <0,01 |
Último mes | 1,96 (1,47 a 2,62) | <0,01 |
Fuente: elaboración propia.
Discusión
En el estudio se encontró una prevalencia de acoso escolar del 33,8%, similar a lo reportado en la literatura3 , 13 ; sin embargo, el 84,2% fue testigo del mismo. Los resultados de esta investigación evidencian una asociación estadísticamente significativa entre el rol de agresor en hombres (26,7%) respecto a las mujeres (17,9%) y ser víctima con la variable curso (mayor en los grados sexto y séptimo), la jornada de la tarde y tipo de familia (extensa). Asimismo, hubo una asociación estadísticamente significativa entre el consumo de cigarrillo, alcohol y bebidas energizantes en los tres roles y con el uso de inhalantes en los victimarios.
Los anteriores hallazgos se traducen en la identificación del sexo masculino 1,31 veces más como agresores que sus congéneres y una probabilidad de 1,51 veces más de pertenecer a una familia extensa versus nuclear en víctimas. Se calcularon RP para el consumo de cigarrillo y bebidas energizantes, siendo las más altas 2,25 y 1,96 en el último mes, respectivamente.
Diferentes investigaciones han reportado prevalencias similares a las encontradas en este estudio a nivel global y nacional. En un meta-análisis de 80 estudios que comparó el bullying y cyberbullying32 , se identificaron prevalencias de 35% y 15% en su orden. Otros datos informan que el bullying puede variar de 7,8 a 60,9% dependiendo de la población de estudio y su forma de evaluación2 . En Colombia, información proveniente de las pruebas SABER aplicadas a 53.316 estudiantes entre quinto y noveno grado, el 28% se reconoció como víctima11 . Asimismo, varios autores han reportado prevalencias del fenómeno en el país. En Cali, efectuaron 2.542 encuestas a estudiantes de sexto a octavo grado de 14 colegios de la ciudad. La presencia de “bullying” fue de 24,7%12 .
El acosos escolar usualmente afecta más a hombres que a mujeres5 , 9 , como se evidencia en este estudio, otras investigaciones reportan lo contrario2 , 33 . A nivel local en Bucaramanga, el 8,1% de los estudiantes que asisten a instituciones educativas públicas son víctimas de matoneo (intimidación, rechazo, maltrato físico o psicológico) al menos una vez a la semana, en los últimos tres meses, según investigaciones realizadas por el Grupo ATENEA de la Universidad Industrial de Santander13 . Igualmente, la información de nuestro estudio que relaciona el acoso escolar y el sexo (hombres identificados como victimarios), es semejante con otros datos reportados en la literatura34 , 20 .
Respecto al uso de psicoactivos, otras investigaciones han reportado una relación estadísticamente significativa entre el bullying y consumo de drogas, como se informa en una cohorte australiana, que relacionan la agresión entre pares y el consumo de alcohol en los victimarios, mostrando un riesgo aumentado para su uso problemático en el futuro. Cabe resaltar que en este estudio no se encontró asociación entre fumar cigarrillo y el bullying34 , opuesto a lo encontrado en nuestro estudio. Otro trabajo en Estados Unidos encontró un riesgo aumentado de practicar bullying moderado en estudiantes que cargaban armas, fumaban y consumían alcohol19 . No obstante, algunos estudios muestran que el consumo de sustancias y el acoso escolar son variables independientes35 . Pocos estudios relacionaron el fenómeno con las bebidas energizantes; al examinar los resultados de combinar alcohol con bebidas energizantes y el consumo separado de tales bebidas, encontrando un riesgo aumentado de identificase con el rol de agresor36 . Tal relación podría ser producto de la ingesta exagerada de azúcares contenidos en estas bebidas, dentro de una dieta no saludable, que a su vez tiene consecuencias como el sobrepeso y la obesidad, sumada a la inactividad física; dos factores relacionados al acoso escolar15 .
En esta investigación, al relacionar la disfuncionalidad familiar con el matoneo escolar, se evidenció que éstas son variables independientes; este resultado contrasta con el estudio realizado en Cali, en el que se encontró una asociación significativa entre ser víctima y reportar disfuncionalidad familiar leve y severa35 . Otros estudios afirman que los niños víctimas de violencia familiar, también experimentan agresión en el colegio37 , 38 En un estudio de casos y controles se indica que la poca seguridad, compromiso de la familia y preocupación entorno a esta predominaba en individuos que experimentaron acoso escolar (casos)39 .
No se encontraron estudios que evaluaran el acoso escolar y su asociación con la jornada de escolaridad. Los hallazgos para el tipo de familia en los tres roles principales fueron más reducidos. La publicación de Palacios sugiere que en las familias extensas hay una mayor proporción de víctimas y victimarios, sin encontrar relación con los testigos40 .
A pesar de los comentarios hechos previamente, no es posible realizar comparaciones totalmente verídicas de nuestro estudio respecto a lo reportado en la literatura, debido a las diferencias metodológicas (aplicación de cuestionarios diferentes, población no unificada, análisis aplicados) en el diseño de los estudios, las poblaciones y el contexto en el que se realizan. Debido a tales disparidades entre las investigaciones citadas, se dificultó realizar la comparación del acoso escolar y algunas de las variables.
Dentro de las fortalezas de este estudio cabe mencionar el tamaño de muestra y tipo de muestreo realizado permiten estimar con validez los parámetros deseados en la población objeto. Por otra parte, una de las limitaciones fue abordar sólo tres de las 40 instituciones educativas de educación secundaria públicas de Bucaramanga, lo cual sólo permite realizar inferencias de estas tres.
Los presentes hallazgos permiten identificar la alta prevalencia de acoso escolar en los diferentes roles involucrados, los tipo de violencia empleados y los factores asociados al rol de victimario; lo cual deja en evidencia la relevancia de esta problemática en los adolescentes escolarizados y la necesidad de intervenir a través de la articulación de diferentes sectores y equipos que permitan un abordaje integral.
Conclusiones
La prevalencia de acoso escolar en los estudiantes de sexto a noveno grado de tres instituciones pública de Bucaramanga es un fenómeno con una prevalencia similar a la reportada en la literatura, pero distante de los datos locales. La asociación del bullying y diversas variables es cambiante entre los estudios revisados, probablemente por la heterogeneidad de las metodologías empleadas en las investigaciones dificultando su comparación, por lo que se sugiere la estandarización de definiciones, variables e instrumentos en el diseño de los estudios en el futuro.
Al considerar la frecuencia del bullying, los efectos negativos en el bienestar de los individuos y los factores asociados detectados como el sexo, tipo de familia, consumo de cigarrillo y consumo de bebidas energizantes en el rol de victimario, los cuales en su mayoría son modificables, se hace necesario la implementación de estrategias para su prevención, identificación, control y eliminación, entendiendo que el acoso escolar un fenómeno complejo y social, que requiere de la participación de un equipo multidisciplinario. Adicionalmente, las variables asociadas al matoneo, permiten identificar, priorizar y orientar las decisiones que se tomen entorno a la problemática en subgrupos de riesgo con estas características.