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Ensayos de Economía

Print version ISSN 0121-117XOn-line version ISSN 2619-6573

Ens. Econ. vol.28 no.53 Medellín July/Dec. 2018

https://doi.org/10.15446/ede.v28n53.73597 

Artículos

Valor y dinero en la circulación simple de mercancías*

Value and Money in the Simple Circulation of Goods

Antonio Lebeo Guzmán Raya** 

** Maestro en Ciencias en Desarrollo Local por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (Morelia, México). Profesor en el Instituto San Lucas (Morelia México). Últimas publicaciones: Valor, precio y moneda, una revisión con base en El capital de Carlos Marx. Economía y sociedad, 20(35),137-154, 2016 y La unidad doméstica ejidal y no ejidal desde el desarrollo local y la economía sustantivista. En D. Ayala (Ed.), Desarrollo local en construcción: aportes teóricos y experiencias. Morelia: División de Estudios de posgrado de la Facultad de Economía de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, (en edición). Correo electrónico: alguzman@fevag.net ID https://orcid.org/0000-0002-9257-7311


Resumen

La diferencia crucial entre el análisis marxista y el de la teoría clásica y neoclásica de la economía, reside en el primer objeto de análisis. Para Marx, la categoría mercancía es el primer objeto de estudio, del cual se parte para comprender la dinámica mercantil y capitalista, por lo que desarrolla la circulación simple de mercancías como análisis de abstracción, para así poder explicar la naturaleza de la economía de mercado. Esta investigación parte de dicho esquema como aproximación a las categorías, donde interactúan el dinero y el valor de una forma recíproca, cuya expresión es la metamorfosis de la mercancía. Se propone al dinero como primer elemento lógico de análisis que recoge las intuiciones más fructíferas de Marx, así como corrige sus principales problemas.

JEL: B51, P16, P22, P44.

Palabras clave: dinero; valor-trabajo; precio; circulación simple; institución monetaria

Abstract

The crucial difference between Marxist analysis and that of classical and neoclassical economics lies in the first object of analysis. For Marx, the commodity category is the first object of study, from which one begins to understand the mercantile and capitalist dynamics. Therefore, it develops the simple circulation of goods as an analysis of abstraction in order to explain the dynamism of the economy as a whole. This investigation starts with this scheme, as an approximation to categories, in which money and value interact in a reciprocal way, whose expression is the metamorphosis of the merchandise. Money is proposed as the first logical element of analysis that gathers Marx's deepest ideas and corrects his main problems.

JEL: B51, P16, P 22, P44.

Keywords: money; labor-value; price; simple circulation; monetary institution

Introducción

Hace 150 años de la publicación del tomo primero de El capital de Karl Marx, y algunas de sus intuiciones más profundas siguen planteándose como fuente de una teoría fecunda, muchas veces mal comprendida o simplificada. Además, siguen existiendo aspectos teóricos incompletos o ambiguos. Se hace referencia al tema de la circulación simple de mercancías y la forma del valor y el valor (Benetti y Cartelier, 1998; Robles, 2005). Se considera que, si se corrigen los aspectos ambiguos de dicha teoría, se puede dar paso a una interpretación fructífera para entender la relación mercado-dinero y así poder recuperar al dinero como objeto no solo social, sino institucional. Se hará hincapié, de forma especial, en cómo Marx planteó las bases teóricas que serían su plataforma para desarrollar un circuito mercantil simple, del cual surge el análisis del valor como magnitud y sustancia. Dicho esquema, Marx, lo desarrolla para fundamentar la categoría de dinero mercancía como equivalente general.

Desde los trabajos de Bennetti y Cartelier (1980; 1998), se vino a poner en duda que la circulación simple de mercancías, pudiese obtener un equivalente general y por ende la relación entre magnitud y forma del valor. Se puede afirmar que durante mucho tiempo en los estudios del marxismo, la teoría del dinero había sido postergada a una visión ricardiana, es decir, la moneda solo se introduce de forma externa una vez que se han llevado las actividades de producción-circulación, para garantizar la formación de precios1. Sin embargo, aunque Marx es bastante ambiguo, su idea original, al menos como aparece en El capital, es la idea de una génesis de forma conjunta de valor y dinero, el dinero es inseparable de su forma mercantil (Benetti y Cartelier, 1980; Robles, 2005). El problema recae, entonces, en que Marx postula un análisis que parte de una sociedad mercantil descentralizada para explicar cómo los productos privados se vuelven productos sociales, es decir, cómo a través del mercado se pueden socializar los trabajos concretos.

Dicho problema ha tenido consecuencias nefastas para la teoría marxista convencional, sobre toda aquella que parte de considerar la sociabilización a través del valor como sustancia y magnitud del valor. Por tanto, se plantea la siguiente pregunta, ¿cómo del valor se puede integrar la moneda desde su génesis en un esquema mercantil puro? Las respuestas que han surgido se ciernen en dos posturas, los autores que proponen introducir al dinero como ex ante al circuito mercantil (es decir, de ser M-D-M pasaría a D-M-D) como dinero fiduciario que antecede al valor (Benetti, 1990; Benetti y Cartelier, 1998), dicho de otro modo, la pregunta se invierte, ¿cómo del dinero surge un esquema mercantil?; otros autores parten de considerar que la génesis del dinero está en el valor y aquel sin este no tienen fundamento, sin importar que sea dinero mercancía o fiduciario (Robles y Escorcia, 2014)2. Se aclara desde ahora que ambas posturas provienen de la lectura del mismo Marx.

Este trabajo plantea un análisis que ha sido pocas veces abordado en el debate actual, y es el vínculo entre la categoría de cristalización fija del valor con su relación en la circulación simple de mercancías en el esquema de la metamorfosis de la mercancía. Se considera que dicho aspecto pone al descubierto la problemática fundamental que enfrenta la teoría del valor con relación a la moneda. Se dilucide que en este esquema la moneda-mercancía se encuentra indeterminada, por consiguiente, se plantea una opción que retoma planteamientos propuestos por Benneti y Cartelier (1980)3 y desarrolla más el aspecto de la función del dinero en la circulación simple. También se crítica la postura que acepta al dinero fiduciario relacionado al valor, como si este correspondiera a un numerario divisor, sin que se hayan considerado las implicaciones teóricas sobre esto.

Si se demuestra que en un esquema simple de mercancías, el dinero-mercancía está indeterminado, bajo las condiciones de conmensurabilidad, valor, precio y mercancía; la teoría del dinero necesita entonces una fundamentación que parta de dicho principio. Una posible solución es aquella que antepone al dinero como lógicamente al valor, sin la necesidad de una transformación del valor a precio (Cataño, 1999), que permite socializar los trabajos privados. Otra característica de la propiedad de la moneda, considerada como antecesora lógica del valor, es que el trabajo general es impensable fuera de la magnitud monetaria (Benetti y Cartelier, 1980), ya que son los saldos monetarios los que permiten el vínculo social entre privados. Con esto no se quiere decir que la teoría del valor no pueda ser integrada en su relación a la forma del valor, pero los problemas aquí planteados, son profundos y generales a dicha teoría.

La metodología que se presenta es abordar el planteamiento de la metamorfosis de la mercancía para encontrar sus principales ambigüedades que justifican una revisión y formulación a fondo del papel de la moneda en un circuito mercantil puro, y que junto con ello se puedan postular elementos dentro de la teoría del capital.

El trabajo se divide en dos partes, la primera es analizar la circulación simple de mercancías en relación con la metamorfosis de la mercancía, señalando sus bondades y limitaciones; en la segunda parte se desarrollan las formas de sociabilización en dicho esquema y una posible salida a los problemas encontrados. Se terminan con las conclusiones.

La "metamorfosis" de la mercancía y la circulación simple M-D-M

Para este primer apartado se entiende que las formas del valor (I, II, III y IV) y el equivalente general son elementos que se desprenden de la categoría de sustancia y forma del valor. Se parte del valor como expresión de conmensurabilidad, de forma que el valor de una mercancía encuentra una expresión cuantitativa y expresable de forma comparativa4. Señalando la distinción básica entre forma natural y forma del valor, o valor de uso y valor de cambio. Esta conlleva su forma relativa y su expresión de cambio general o equivalente general. Asimismo, Marx cuando parte de la exposición sobre el valor de una mercancía hace un señalamiento crucial:

Se [suele] pasa[r] por alto que las magnitudes de cosas diferentes solo pueden compararse cuantitativamente reduciéndolas a la misma unidad. Solo en cuanto expresiones de la misma unidad tienen un denominador común y son, por tanto, conmensurables. (Marx, 2014, p. 53)

Dicha expresión se puede entender en su doble contenido o forma5, la reducción a una sustancia homogénea del trabajo social, que es el trabajo abstracto, ya que de ahí se parte para entender la magnitud del trabajo, que es el tiempo de trabajo social (necesario), en tanto que la sustancia del valor es el mismo trabajo abstracto. Marx deja muy claro desde el inicio de su exposición que las cualidades físicas de una mercancía no son apropiadas para su adecuada comparación cuantitativa. Por lo cual, plantea de forma adecuada, haciendo una primera abstracción metodológica, no categorial aún, que el trabajo empleado, y sobre todo el tiempo de trabajo social empleado (invertido), en elaborar una mercancía es una medida adecuada para poder realizar una comparación de magnitudes de forma cuantitativa.

De ahí que surja el posterior desarrollo teórico de las formas del valor y del equivalente general. La discusión sobre esto ha recaído en si es posible pasar de la forma II a la III y de ahí a la IV (Benetti, 1990)6, sobre todo porque en dicho proceso es donde se gesta el equivalente general, por lo tanto el dinero como mercancía. Si se acepta el equivalente general, tal como surge de las formas del valor, se comprende porque el dinero es un representante del equivalente general, ya que este valida los trabajos privados, volviéndolos trabajos sociales. A partir de allí Marx desarrolla su primer esquema para explicar la naturaleza de una sociedad mercantil más allá del simple trueque. La asociación de productores libres que concurren en el mercado y socializan el producto de sus trabajos se presenta de una forma en apariencia coordinada, cómo es que se puede lograr la coordinación de los trabajos privados7. Marx es consciente de la "grandeza" de dicho mecanismo social. Al cual lo analiza a partir de la mercancía, pero no como objeto sino, en su forma profunda, como sustancia y forma de valor.

Marx retoma dicho aspecto de la economía política, criticando a Ricardo, que no considera la doble forma del valor de una mercancía, y lo resuelve de una forma ejemplar, conteniendo la mercancía, el valor, y el dinero como génesis en la reproducción simple de mercancías M-D-M. Aspecto que expone el valor relativo de una mercancía y el equivalente general, que es el dinero, cuya expresión se genera en el trabajo abstracto. La idea de un trabajo abstracto como génesis de magnitud y sustancia, conlleva a señalar el esquema mercantil simple, para el cual le permitirá desarrollar el esquema ampliado de capital.

Siendo los presupuestos de la circulación simple de mercancías: 1) los valores son dados y contantes, 2) el dinero tiene valor de uso general y 3) su trabajo es socialmente aceptado o validado. Además de dichos presupuestos, como se sabe, se busca el intercambio para satisfacer una necesidad (valor de uso) y no para el intercambio en sí o la expresión D-M-D.

Las dos fases opuestas [M-D y D-M] en que se mueve la metamorfosis de las mercancías integran un ciclo: forma mercancía, abandono de esta forma y retorno a ella. Claro está que la mercancía, incluso aquí, presenta una determinación antagónica. Si en el punto de partida es no-valor de uso para su poseedor, en el punto de llegada es valor de uso para quien la posee. Lo mismo ocurre con el dinero, que primeramente aparece como la cristalización fija del valor, en la que se convierte la mercancía, para plasmarse luego como su mera forma de equivalente. (Marx, 2014, p. 105)

La circulación simple se puede explicar en función de sus dos fases, si en un primer momento (M-D) la mercancía como valor de uso o trabajo concreto conlleva una realización o expresión en su antagonismo o valor de cambio, la expresión material de M-D, lo cualitativo, las hace expresión de posibilidad, en tanto que en lo cuantitativo se expresa en el equivalente general del dinero, atracción-repulsión. M aparece como cristalización fija del valor no porque en sí lo sea, ya que es valor relativo, sino porque D se refleja en ella, ya que el dinero (D) es cristalización fija del valor y equivalente general, la metamorfosis se realiza en su doble movimiento M-D y D-M.

Por lo cual, tenemos a M con un valor (relativo) y con una magnitud de igual valor (tiempo de trabajo social invertido en su producción), a D como equivalente general y cristalización fija del valor. En consecuencia, se resalta un problema que radica en que el esquema trabaja con supuestos muy restringidos, en especial, que solo permite realizar intercambios con magnitudes iguales, lo cual vuelve imposible proponer cambios de magnitud en la mercancía o cambios en la formación social de una mercancía. Es un supuesto muy abstracto, pero, con problemas de fondo. Necesariamente tiene que haber variaciones en las magnitudes del valor, porque de no ser así las propiedades de la moneda como mercancía quedan desdibujadas o sin la necesidad de una teoría distinta al trueque8. Aspecto totalmente contrario a las intenciones del propio Marx. El problema tiene su génesis, parece indicar, en que Marx intenta justificar el equivalente general a partir del trabajo abstracto. Pero si se observa bien, dicho aspecto, conlleva a que la moneda solo pueda tener un valor, el de ambas mercancías. Es decir, M-D-M imposibilita la variación o si se acepta las variaciones se renuncia a la posibilidad de equivalencia, la moneda se encuentra indeterminada.

Marx mismo abandona la idea de que haya valores dados o constantes en el esquema simple, de mantener dicho supuesto ¡la moneda se vuelve innecesaria! Y se da la posibilidad de lo que se quería escapar, el trueque. Porque si todo lo que se cambia tiene el mismo valor, para qué la función de la moneda. Si da igual cambiar directamente M con otra M, obviamente, ambas satisfacen distintos valores de uso (elemento cualitativo), pero su elemento cuantitativo, valor relativo, es el mismo. En este aspecto es sorprendente que la tradición marxista no haya sacado dicha consecuencia. Parece ser que por su carácter tan abstracto no es fácil de reconocer.

Marx considera que la expresión dineraria del valor (precio) conlleva un curso con respecto al equivalente general, por lo que, tiene también que asumir una característica más, la moneda como cristalización fija del valor, es decir, tiene que haber un momento en el cual el valor se exprese de forma concreta en la moneda. Analizando lo anterior, los valores contenidos en la mercancía al ser constantes expresan un intercambio de igualdad de magnitudes, haciendo distinta únicamente su forma cualitativa, el valor de uso, en tanto el dinero al contener un trabajo socialmente aceptado coinciden su forma social y de uso. Pero Marx, prontamente considera que la variación es necesaria en la circulación de mercancías. Se enfrenta ante un esquema monetario inestable.

Marx por una parte intuye que las variaciones de valor de la mercancía con relación al dinero no corresponden al valor de esta; pero, en otros lados, señala que la mercancía y el dinero se corresponden por una regla de equivalentes. Entre tanto, también menciona que la mercancía corresponde a la circulación del dinero de forma uniforme o proporcional:

[E]l dinero solo asume la función de medio de circulación porque es el valor sustantivo de las mercancías. Su movimiento como medio de circulación no es, por tanto, en realidad, más que el movimiento de forma de las propias mercancías. Por eso éste tiene que reflejarse, incluso de un modo tangible, en el curso del dinero. (Marx, 2014, p. 109)

Y en otros textos, dentro del esquema simple, señala la variación entre el valor de una mercancía con su expresión dineraria (precio):

Ahora bien, el que el precio, en cuanto exponente de la magnitud de valor de la mercancía sea el exponente de la relación de cambio entre ella y el dinero, no significa, por el contrario, que el exponente de esta relación de cambio por el dinero sea necesariamente su magnitud de valor. Supongamos, por ejemplo, 1 quarter de trigo y 2 libras (equivalentes sobre poco más o menos de 1/2 onza de oro) contengan la misma cantidad de trabajo socialmente necesario. Las 2 libras serán en este caso la expresión en dinero de la magnitud de valor de 1 quarter, es decir, su precio. Pues bien, si las circunstancias permiten cotizar el trigo a razón de 3 libras u obligan a venderlo a 1 libra, tendremos que estos precios de 1 y 3 libras, aun siendo excesivamente reducido el primero y demasiado alto el segundo para expresar la magnitud de valor trigo, son, a pesar de ello, los precios de dicho cereal, por dos razones: porque son la forma de su valor en dinero y porque sirven, además, de exponentes de la relación en que se cambia por este. Siempre y cuando no se alteren las condiciones de producción ni la fuerza productiva del trabajo, la reproducción de un quarter de trigo seguirá costando el mismo tiempo de trabajo social que antes [...] Es decir, que la forma precio entraña ya de por si la posibilidad de que medie una incongruencia cuantitativa entre el precio y la magnitud de valor. (Marx, 2014, p. 97)

Consideramos que la posibilidad de una incongruencia cuantitativa, es un aspecto sumamente relevante, del cual no ha habido un desarrollo que esclarezca dichas condiciones. Comúnmente la respuesta se ha dado en el campo de la transformación de los valores a precios, en el Tomo III, con la llamada fluctuación o gravitación de los precios en torno al valor, pero dicho aspecto no es admisible en la circulación simple, porque sencillamente en el esquema simple no existen precios de producción y de mercado. En el sentido primordial que Marx deslumbra la solución con respecto al tiempo social de trabajo invertido en la producción de una mercancía con condiciones medias y sin considerar el cambio técnico, si el valor aumenta o disminuye, se relaciona de forma directa con el precio, es decir, el dinero expresa dichos cambios en el valor y no en las cantidades físicas de las mercancías.

Dicho aspecto se vislumbra de la siguiente forma:

El problema viene porque esta teoría [el valor trabajo incorporado a una mercancía] así considerada no sólo es independiente de los precios, sino que también lo es de la cantidad producida. Da igual que 100 000 horas de trabajo al año sean necesarias para producir 50 000 litros de leche que las mismas horas de trabajo produciendo 150 000 litros. El valor total es el mismo. Cambia, eso sí, su valor unitario. Ello permite la transformación de valores (unitarios) a precios. De paso hay que considerar que la teoría contable de Marx del valor- trabajo, con los ejemplos en la mano, en realidad transforma valores en términos de horas de trabajo en ingresos. Pero [...], eso es subsanable dividiendo por la cantidad producida, para poder comparar valores-trabajo (unitarios) con precios. Este problema de Marx -el de la independencia de los valores-trabajo de las cantidades producidas con esas horas- carece de solución. Con la teoría del valor-contable del trabajo no se puede revalorizar en sentido literal el trabajo por la mera incorporación de la tecnología y la productividad que ello conlleva. Las cosas producidas seguirán valiendo lo mismo, porque solo puede aumentar su valor mediante la prolongación de la jornada de trabajo. (Mora Plaza, 2010, pp. 6-7)

Aun si no afectase el cambio del valor de una mercancía y del dinero en los precios de las mismas, ya que el precio es la expresión concreta del valor, los cambios en la producción de mercancías se disocian del valor. Se enfrenta a un sistema de ecuaciones con tres variables, el valor, el dinero (precio) y la mercancía física. Magnitudes como tiempo social y precio monetario se relacionan con las mercancías. La excepcionalidad de Marx reside en que intentó desde su comienzo reducirlas a una misma magnitud de conmensurabilidad, el trabajo abstracto como sustancia del valor y aunque distinguió el valor de uso (trabajo concreto) como expresión de distinción cualitativa para una teoría de las necesidades, el trabajo abstracto no está justificado fuera de la relación monetaria. Corregido el problema de la inestabilidad monetaria y desechando la idea del dinero como numerario entre valor y mercancía, se puede desarrollar una teoría del dinero fiduciario o institucional con base marxista (Cataño, 1999). Para llevar dicho desarrollo hay que justificar más lo hasta aquí señalado.

La moneda como marco lógico y magnitud social

El problema del análisis hasta aquí realizado señala dos cuestiones dentro de la circulación simple, 1) el primero tiene que ver con los modelos en bienes físicos y la moneda, aspecto que Marx no es del todo ajeno, a pesar de su crítica a Ricardo, ya que como se ha visto y se argumentará más abajo con algunos ejemplos numéricos, la relación de tres variables (valor, precio y mercancía) al querer reducirlos a una misma magnitud (trabajo abstracto), no carece de problemas, este problema está relacionado con la segunda cuestión, 2) la forma de sociabilización entre trabajos privados. Desde ahí surge la pregunta de investigación que se expone en la introducción, o dicho de otra forma, ¿qué representa el dinero9 en su función social? El problema se evidencia, aún más, cuando no hay una correspondencia entre valor y forma del valor10. Como se puede deducir, los dos problemas tienen una génesis similar, las magnitudes de sociabilización empleada.

En ese sentido, Marx es ambiguo. Ciertos desarrollos han venido señalando que el dinero no puede existir sin el valor, por lo que el precio es una expresión monetaria del valor (Mo-seley, 2005; Robles y Escorcia 2014), la correspondencia es inmediata o "tendencial". Dicho aspecto ha escapado a la visión ricardiana del marxismo, que ponen al dinero como exterior e integrado como un numerario formador de precios. Pero, el problema de dichos autores, que sostienen la posibilidad del dinero como mercancía en relación al equivalente general, es que no han podido sacar las implicaciones inmediatas entre las fluctuaciones entre valor y precio, en la propia circulación simple de mercancías. En virtud de ello, esta investigación sí considera dicho aspecto, que es el señalado en la primera parte de este trabajo.

Aludiendo al primer problema, la implicación de tres variables, valor, precio y mercancía, y su forma de esclarecerse, tiene que considerarse un paso previo a la conversión en trabajo abstracto, ya que dicho aspecto no es evidente es, más bien, la parte a demostrar. Para lo cual, hay que ejemplificarlo en su forma más pura posible. El ejemplo que se señala (ver Cuadro 1) sirve de referencia para considerar algunos supuestos que señalan los problemas a resolver entre equivalente general y valor relativo en su relación con el número de trabajadores y el volumen producido.

Cuadro 1 Relaciones valor, precio y mercancía 

Fuente: elaboración propia.

Supongamos que la producción de mercancías en un esquema M-D-M, donde el precio de la mercancía es unitario (ya sea un peso, un dólar o simplemente una unidad monetaria de R denominación), se tienen distintos números de trabajadores para la elaboración de los productos, pero todos lo elaboran en un tiempo de 10 horas de jornada de trabajo. Se obtiene los valores en hombre hora, y el valor de la mercancía, que en este caso coincide con el dinero como unidad o numerario. Si el dinero representa el valor de una mercancía, supongamos 10 unidades monetarias, abstrayéndonos del capital constante, y si la jornada es de 10 horas. A lo cual se tienen las mercancías X, Y y Z, en una jornada de 10 horas el primer trabajador produce una unidad de X mercancía con un valor (precio, considerando que hay una "transformación" de valor a precio que corresponde a unidad de hora por unidad monetaria) de 10 unidades monetarias, en tanto, que para la mercancía Y, con el mismo tiempo de trabajo socialmente necesario se producen 100 mercancías; y para la mercancía z se producen 1000 mercancías. Ahora también se tendrán que obtener el valor por hora hombre en la producción de una mercancía y concretar una relación de cambio entre las tres distintas mercancías (X, Y, Z). Para lo cual, se obtiene dividiendo el total de las mercancías por su valor, que nos resulta un precio-valor unitario, al cual, de ese resultado obtenido se vuelve a dividir entre el número de trabajadores, por ejemplo, para la mercancía z se obtiene, (10/1000)/3 = 0.003 horas hombre o 33.33 mercancías producidas en una hora hombre.

El precio unitario de la mercancía X, Y, Z es 1, 0.1 y 0.01 unidades monetarias respectivamente, en tanto que el valor-trabajo por unidad producida en proporción a una hora es 1, 0.05, 0.003 horas hombre respectivamente. Así que, ya sea que la expresión en dinero del precio o del valor en horas hombre según se consideren, no coinciden, pues, una mercancía "x" se intercambia con 0.05 de la mercancía "y" y 0.003 de la mercancía z. Es decir, se intercambian más mercancías de y y z con respecto a la mercancía x. Eso sí, en una hora se producen de la mercancía X una unidad, de la mercancía Y se producen 10 en tanto de la mercancía Z se producen 66.9 mercancías. El equivalente y la proporción no se dan ni en mercancías ni en tiempo por trabajador. Lo anterior deja en claro que entre más trabajadores se tenga, menos valor por unidad mercantil se tiene, también se deja en claro que puede haber distintos números de trabajadores que generaran el mismo valor total, pero con distintos números de mercancías y por ende de valor por unidad mercantil.

De forma general el ejemplo respeta el valor global, de forma particular se niega la equivalencia entre productores. Lo anterior advierte que al considerar al dinero como fiduciario en relación al valor es arbitrario. Ya que, si bien, el precio unitario es proporcional, el valor en tiempo hombre por unidad producida no es equivalente, ni simétrico, ni proporcional considerando la relación entre productores. Ahora, suponiéndose que la mercancía Z es dinero, evidentemente hay inestabilidad en el sistema mercantil, por principio no se cumple el equivalente ni la simetría.

El ejemplo alerta de la discrepancia lógica en relacionar valor y forma del valor, como si se tratase de una proporcionalidad directa o inversa entre estas y el número de trabajadores y mercancías producidas, es decir, como si se tratase de la expresión dineraria del valor de forma que corresponde una unidad de valor a una unidad monetaria, abstrayéndose de los bienes. Las variaciones de precio y de valor no son dos aspectos de abstracción de una misma situación general, sino un aspecto que se relaciona en la compra-venta11.

Cuando estudiamos el dinero dábamos por supuesto que no existe absolutamente ninguna razón para considerar los precios divergentes del valor, ya que sólo se trataba de las variaciones de forma por las que pasa la mercancía al convertirse en dinero y al volver a convertirse del dinero en mercancía. Tan pronto como la mercancía se vende y con el importe de la venta se compra una nueva mercancía, tenemos ante nosotros la metamorfosis completa, siendo indiferente en cuanto a ella, considerada como tal metamorfosis, el que el precio de la mercancía sea superior o inferior a su valor. El valor de la mercancía como base conserva su importancia, puesto que el dinero solo puede desarrollarse comprensiblemente partiendo de este fundamento y el precio solo es primordialmente, en cuanto a su concepto general, el valor en forma de dinero. (Marx, 2012, p. 196)

Para salir del problema, que tiene sus raíces en la metamorfosis de la mercancía, es necesario plantear de forma alternativa el papel de la moneda, como expresión de sociabilización de los trabajos privados a trabajos sociales. Si el precio monetario es la expresión del valor social y, si una vez analizado, la metamorfosis de la mercancía, se deja entre visto que el movimiento de la mercancía solo toma su expresión en la del dinero. Llegamos a una solución que parte de considerar que los trabajos privados solo pueden socializarse a través de la moneda. Por ende, el dinero se fundamenta como expresión social de las relaciones mercantiles.

La ambigüedad entre variación o transferencias del valor trabajo se esfuman12 y se incorpora a la moneda como primer objeto social del cual se expresan los precios y trabajos privados. Lo anterior justifica, como posible solución, dentro del marco del esquema simple de la forma M-D-M pasar a la forma D-M-D, dicho aspecto parece trivial o igual al propuesto por Marx en la 1a sección de la transformación de dinero a capital, pero, como momento de análisis, se señala que el trabajo social se expresa una vez realizados los trabajos privados por medio de la moneda. No hay forma que el mercado conozca ex ante el valor social sino es por medio de su forma monetaria.

El dinero es lo que constituye la unidad o magnitud económica del sistema mercantil simple. "Los trabajos privados permiten plantear los avances monetarios iniciales (y de esta manera la producción tiene un papel en la creación del valor) y así el trabajo general resulta ser una realidad de carácter monetario ya que son los saldos monetarios los que socializan o niegan las actividades privadas" (Cataño, 1999, p.117). De acuerdo con esto, el dinero desde un inicio es unidad de cuenta y medio de cambio. La magnitud de valor, es una magnitud monetaria como papel moneda o fiduciario que antecede la expresión de valor, dicho aspecto puede considerarse como generado de manera institucional. Del esquema D-M-D se puede argumentar que el dinero al proceder de una forma institucional (ya sea privada o descentralizada), tiene repercusiones en el circuito mercantil de forma que todo productor necesita dinero para iniciar la producción, el saldo entre la compra-venta de mercancías no supone un equilibrio, sino es que sólo de forma fortuita o probabilística. Pero no como una tendencia o como estado "natural". De manera que, el dinero puesto en circulación depende del número de productores, con sus expectativas en la producción.

Para dejar más claro la posibilidad analítica de un circuito D-M-D. Supongamos tres tipos de mercancías X, Y y Z que se producen con un costo total de 10 unidades cada una, por ende, la institución monetaria pone a circular 30 unidades. Para X se producen 10 unidades con tres productores, para Y se producen 100 mercancías con 10 productores, para Z se producen 1000 mercancías, todas en una jornada de trabajo T. Se calcula, el precio unitario, y el aporte monetario que cada productor aporta al producto unitario, así como la relación de intercambio, es decir, lo que se necesita en términos monetarios para que cada productor individualmente forme una unidad mercantil. Hay que hacer notar que a diferencia del ejemplo 1 (véase Cuadro 1), los intercambios sí se pueden realizar a pesar de la diferencia monetaria, es decir, un productor puede intercambiar 10 mercancías a cambio de una con el mismo precio. Esto no explica las variaciones de precio, porque no se considera la asimetría entre productores. Pero lo que se quiere resaltar es que la realización de trabajos es posible gracias a que el dinero expresa dichos trabajos concretos sin la necesidad de llevar una contabilidad del valor, que precisamente es este el que pone una barrera cuantitativa de equivalencia y simetría, supuestos que él mismo viola.

Cuadro 2 Relación en un circuito D-M-D 

Fuente: elaboración propia.

Como se ve en el ejemplo, los intercambios se dan en términos monetarios y el número de mercancías se ajusta a dichos saldos.

Dicho aspecto parece interesante, ya que al considerar un circuito mercantil puro y abstracto, supone o implica que el atesoramiento no correspondería únicamente a la compra-venta, sino más bien a una tasa de interés, que en este caso es inexistente y en todo caso vendría impuesta por la institución que emite la moneda. Siendo así, queda abierta la pregunta de cómo se puede dar el atesoramiento sin que la institución monetaria ponga más dinero en circulación que el existente. En ese caso, parece imposible, a menos que la propia institución monetaria favorezca a que ciertos productores atesoren a costa de emitir más dinero para saldar el dinero que se queda en los productores que atesoran. Por esta razón, Marx albergó las mismas dudas, que reflejó de forma más lucida en los Grundisses que en El capital.

El cómo se produce dicho atesoramiento, no es desarrollado aquí, pero se dejan algunos señalamientos. Se puede deducir, no sin prever ciertas dudas, que los saldos finales darán una entrada superior (superávit o ganancia) para algunos productores, mientras que a otros dará una reducción (déficit o pérdida). Los saldos pueden diferir, ya que si el productor recibe de D-M lo que necesita para realizar la producción, la segunda fase M-D no significa una igualdad entre D de la primera fase con el D de la segunda, por más mínima que pueda ser. Marx pensó en ello cuando se refiere a los cambios de la metamorfosis de la mercancía, aunque para él es en términos de valor, los explicita, también, en términos monetarios. Pero sin duda, la igualación global del dinero en circulación se da por la institución monetaria, ya que esta recibe al final de los saldos lo que emitió, al menos en teoría, para iniciar el ciclo.

De hecho, este último aspecto, es lo que desencadena la crisis de pagos, al verse ciertos productores en la imposibilidad de pagar la deuda a la institución monetaria.

De qué dependerá las diferencias en las transacciones es algo que por definición en un esquema simple no se pueden prever. No es hasta la transformación del dinero en capital que se puede responder a ello. Pero dicha transformación tiene un fundamento en un esquema monetario (Cataño, 1999). El problema fundamental que presenta la sociedad mercantil, es el mismo que presenta la sociedad capitalista, cómo socializar los trabajos privados. Sin embargo, para la primera, el problema de la acumulación y la forma en que se desarrollan los déficits y superávits son fortuitos y sin importancia sustancial, para la segunda es el problema a resolver.

Conclusiones

Más que hacer un recuento de lo expuesto, se señala la justificación y problema central de la investigación, para que sea relacionado con los principales resultados obtenidos.

El problema surge cuando se observa que el proyecto de la economía como ciencia se ha construido a través del valor y bienes físicos para explicar la sociabilización de productores privados a través del mercado, donde la moneda no tiene un status endógeno, sino, solo como elemento agregado formadora de precios. De manera que, la originalidad de Marx reside en proponer a la moneda en el origen de las relaciones de mercado. Evidentemente como moneda mercancía ya que la integra a su teoría del valor, de hecho, eso justifica su propiedad de equivalencia general. Las consecuencias son las siguientes: las discrepancias o movimientos entre valor y su expresión monetaria, el precio, como posibilidad de incongruencia no se justifican en sí, surgen más bien del análisis de la metamorfosis de la mercancía, que no puede generar las condiciones iniciales (valores dados o constantes) con el equivalente general, la cristalización fija del valor y el valor relativo. De ahí que se expliquen mejor dichos movimientos o variaciones. Pero, al mismo tiempo vuelven al sistema indeterminado. Por consiguiente, el primer ejemplo numérico ha tenido la finalidad de señalar otro aspecto más de la dificultad que se enfrenta en la circulación simple, que la indeterminación entre numerarios en precio y valor no corresponden siempre a su relación de sociabilización equivalencial y simétrica. Punto clave en la moneda como mercancía o dinero fiduciario con el valor.

Lo anterior obliga a explorar una nueva interpretación, se observa que si la moneda se considera como antecesora lógica del valor, dichos problemas se corrigen. Si la moneda es de carácter institucional se vuelve un objeto político, y no solo económico, el carácter de la posesión o posicionamiento de la moneda (como ganancia o salario, como deuda o interés) por consiguiente, es un elemento que la sociedad necesita discutir, pues, no es un objeto que se produzca para consumir (Polanyi, 2012). De modo que la moneda marca, más no es en sí, las simetrías de la sociedad mercantil y del capital. La posición de la que se parte determina el entramado de las transacciones. Por eso es fundamental señalar que el dinero al no ser una mercancía se pone en tela de juicio su posicionamiento como simulador de riqueza, es más, al ser un objeto político puede cumplir su función de expoliar o de autonomía, pero esos aspectos son cuestiones a evidenciar en una democracia donde la paradoja es que el dinero está en manos de los que históricamente propician la expoliación.

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* El artículo es resultado de un esfuerzo personal e independiente del autor, que se fue gestando desde finales de 2016 con el término de los estudios de postgrado. Sin financiación.

1Dicha idea está presente tanto en el modelo clásico como neoclásico. Véase, para una crítica al respecto, a Cataño (1999) y Benetti y Cartelier (1998).

2Véase también, Fineschi (2016); Caligaris y Starosta (2016) y Moseley (2005).

3Aspectos debatidos por diversos autores, tanto detractores, Dussel (1998); Moseley (2005); Escorcía (2016); como defensores Benetti (1990); Cataño (1992).

4Véase, Marx (2014) sección 1a de El capital.

5Las categorías filosóficas que emplea Marx de forma, sustancia, contenido, etcétera, han sido ampliamente desarrolladas en distintas obras, una referencia clave es Dussel (1998).

6Para Benetti y Cartelier (1980) es imposible pasar de la forma II a la III y por ende a la IV, sin embargo para Robles (2005), empleando la lógica dialéctica, desarrolla una solución concluyendo que es posible. Consideramos que el problema no radica en la posibilidad o imposibilidad de pasar de una forma a otra, sino, en la relación entre cristalización fija del valor y el valor relativo, porque es ahí donde se expresa la incongruencia teórica con el carácter lógico de la misma exposición de Marx.

7Es necesario señalar, como ha dejado claro Benetti (1990), el proyecto de la economía política en su génesis parte de explicar (legitimar) las leyes naturales (el valor) que rigen a la economía, alejada del sistema político o tradicional, por el hecho de que los precios (expresión dineraria del valor) podían realizar la coordinación de forma natural del proceso económico.

8Véase lo que considera Benetti (1990, pp. 151-162) sobre la acumulación de moneda en el esquema simple. Aquí, se señala que sin una variación de los valores en la moneda, no hay posibilidad de circulación distinta al trueque.

9No nos referimos a sus funciones (medio de cambio, medio de circulación, etcétera), sino a su función con el valor y la misma forma del valor.

10El problema anterior (¿cuál es la forma de sociabilización que se expresa en Marx?) tiene algunos antecedentes que, por ejemplo, han señalado Castaingts (1984, p. 189) en el estudio aplicado, cuando encontró resultados dispares en los mecanismos de transferencia entre ramas industriales y salarios. La discrepancia se encontró, cuando el trabajo se usó como medio de sociabilización a, diferencia, cuando se tomó al dinero como medio de sociabilización, en ambos, los resultados son dispares.

11Sobre dicho aspecto Marx da dos posibles soluciones, una en los Grundisses (2007) y otra en El capital. La primera tiene que ver con la oferta-demanda monetaria y el dinero en circulación, la segunda, considera una demanda ya dada o determinada, pero dicho aspecto no es evidente.

12Las limitantes de la teoría del valor-trabajo han sido estudiados de manera muy sintética pero clara (matemáticamente) en Klimovsky (2014). Sin embargo, la pretensión de los postmarxistas que parten de una mercancía patrón o de matrices técnicas, no es justificada del todo, aunque matemáticamente correctos, sus modelos de pretensión general, simplifican la realidad capitalista, al grado de perder aspectos cruciales de la misma. Su aplicación práctica no han sido aún confirmados.

Cómo citar/ Cómo citar/ How to cite this item: Guzmán R., A. L. (2018). Valor y dinero en la circulación simple de mercancías. Ensayos de Economía, 28(53), 193-207. https://doi.org/10.15446/ede.v28n53.73597

Recibido: 07 de Diciembre de 2017; Aprobado: 13 de Julio de 2018

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