Introducción
Durante los últimos años se ha producido en todo el mundo un cambio considerable en las dinámicas de salud a partir del envejecimiento de la población que ha dado paso a tasas más bajas de fecundidad y mortalidad, lo que ha llevado a un aumento sostenido de la población adulta mayor del mundo1. Es especialmente llamativa la situación en países en vía de desarrollo, ya que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), actualmente se cuentan 400 millones de personas mayoresde60años, lo que para 2025 representará el 70% de la población mundial adulta mayor2.
En Colombia, según datos del Censo Nacional de Población y Vivienda realizado por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), el 12,27% de la población nacional se encuentra por encima de los 60 años, lo que contrasta con datos del año 2005, cuando era el 8,98%3. Estos cambios de la estructura etaria se asocian con mayor prevalencia de enfermedades crónicas, entre las que se encuentran trastornos del espectro del deterioro cognitivo1.
El deterioro cognitivo se entiende como un amplio espectro de condiciones donde hay un decaimiento en las funciones cognitivas que es mayor que lo esperado para la edad. Está clasificado en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), en dos entidades patológicas que hacen parte de un mismo continuo de enfermedad: el trastorno neurocognitivo menor o deterioro cognitivo leve (DCL) y el trastorno neurocognitivo mayor (TNM)4. La diferencia entre ambos es que el DTL no afecta a las actividades de la vida diaria, mientras que en el TNM sí. En Colombia, se reportan 238.583 personas con TNM según el informe de GBD del año 2018, lo que ha llevado a 158.120 años perdidos por discapacidad5. Con respecto al DCL, se estima una prevalencia mundial de un 5-7,1% según un análisis publicado por el Cohort Studies Of Memory In International Consortium (COSMIC)6.
Existen múltiples factores de riesgo asociados con el TNM, entre los que se encuentran las enfermedades cardiovasculares, la diabetes mellitus, las dislipemias y el tabaquismo. Actúan con independencia de la edad, la raza, el sexo y el nivel educativo. Los sujetos que presentan estos 4 factores de riesgo tienen 2 veces más probabilidad de sufrir un TNM. Asimismo, cada uno de estos factores aumenta individualmente el riesgo de padecer DCL un 20-40%7),(8.
A pesar de que son muchos los estudios que buscan relacionar diferentes factores de riesgo con la función cognitiva, son pocos los que se centran en variables socioeconómicas y sociodemográficas. Se ha descrito en población de Corea del Sur una asociación entre vulnerabilidad socioeconómica y desarrollo de TNM y hallazgos diferentes según el sexo; no haber trabajado afectó de manera más marcada a los varones y un menor nivel educativo, a las mujeres9. Asimismo, en un estudio realizado en Estados Unidos se evidenció que mayores ingresos y mayor nivel educativo se asocian con menor riesgo de TNM10. Pese a lo anterior, dada la complejidad de estas variables, en que participan múltiples actores sociales, se dificulta la realización de estudios de intervención y se requieren largos seguimientos para detectar diferencias. Además, no se cuenta con suficiente evidencia en América Latina que respalde estas asociaciones, la cual cobra gran importancia teniendo en cuenta el crecimiento de la población adulta mayor.
Es esencial proteger la capacidad cognitiva de los adultos mayores en la sociedad y fomentar la investigación en este campo11. A pesar de que actualmente no existen tratamientos que reviertan el curso de esta enfermedad, es bien conocido que algunas estrategias de prevención pueden retrasar su inicio12),(13. Entre las que más impacto han demostrado se encuentran las asociadas con los determinantes sociales de la salud, en especial los factores socioeconómicos9.En concordancia con lo anterior, el presente estudio busca evaluar la asociación entre factores de riesgo socioeconómicos y sociodemográficos con la presencia de deterioro cognitivo en adultos mayores colombianos y determinar si estos actúan de manera diferente según el sexo.
Métodos
Estudio observacional analítico de corte transversal. Para el estudio se utilizaron los datos de la encuesta Nacional de Salud, Bienestar y Envejecimiento del año 2015 (SABE 2015), la cual utilizo una muestra representativa de la población de adultos mayores de 60 años en Colombia. Esta fue recolectada durante el año 2014 mediante muestreo de tipo probabilístico por conglomerados, estratificado y polietápico. A los individuos seleccionados el entrevistador entrenado les aplicó un instrumento tipo encuesta que cuenta con secciones sobre salud, familia, cognición, historia de trabajo y condiciones económicas, entre otras14.
Con el fin de obtener representatividad nacional, el cálculo de muestra de la encuesta se realizó utilizando una población de 4.964.793 a partir de las proyecciones del DANE, estableciendo como proporción mínima esperada 0,03, un efecto de diseño de 1,2, una tasa de no respuesta del 20% y un error relativo de 0,0515. A partir de esto, se seleccionó a 30.691 adultos mayores; de ellos, respondieron al instrumento 23.694 participantes de zonas rurales y urbanas.
Instrumento
La encuesta SABE evalúo el estado cognitivo a través de la versión abreviada del Mini-Mental State Examination (AMMSE), desarrollada y validada en la población chilena de Concepción que hizo parte del estudio «Demencia asociada a la edad» de la Organización Mundial de la Salud durante los años 1990 y 199216),(17. El instrumento cuenta con calificación máxima de 19 puntos, teniendo como punto de corte para detectar deterioro cognitivo una calificación < 13 puntos, con una sensibilidad del 93,8% y una especificidad del 93,9%14),(16),(18.
Además, evaluó las siguientes variables que han evidenciado relación con deterioro cognitivo, cuya información fue proporcionada por los respondedores de la encuesta o un acudiente en caso de que no estuvieran en capacidad de responder, divididas en 2 grupos con fines del análisis:» Socio-demográficas y socioeconómicas: sexo, estado civil (con pareja y sin pareja), años cumplidos, área de residencia actual (rural o urbana), actividad física regular, considerarse a sí mismo como desplazado por la violencia, si el individuo vive solo o convive con un familiar, estrato socioeconómico de la vivienda (alto, medio bajo), el nivel educativo alcanzado, estado laboral actual e ingresos mensuales actuales.» Comorbilidades: se incluyeron las respuestas dadas por los sujetos a si alguna vez habían sido diagnosticados de accidente cerebrovascular, hipertensión arterial, diabetes, infarto agudo de miocardio u otra complicación cardiovascular.
Análisis estadístico
Para el análisis se utilizó Stata SE versión 16. La variable dependiente fue la clasificación del AMMSE; las independientes, las variables socioeconómicas y sociodemográficas, y las de confusión, las comorbilidades. Los datos se evaluaron mediante estadística paramétrica o no paramétrica según la naturaleza y la distribución de las variables.
Se realizó análisis bivariado con el objetivo de calcular medidas de asociación brutas con intervalos de confianza del 95% (IC95%) y su respectiva significación estadística. A partir de los resultados, con las variables que resultaron estadísticamente significativas o que contaban con un importante respaldo en la literatura, se construyó un modelo de regresión logística binomial multivariada, con el fin de controlar la confusión, teniendo como variable independiente la categoría en que se encuentra el sujeto según el resultado del AMMSE. Para este, se evaluaron los supuestos requeridos por un modelo de regresión logística y se controló la confusión agregando otras variables. Se realizaron varios modelos que se evaluaron mediante likehood ratio (LR), pseudo-R2 y test de bondad de ajuste de Hosmer-Lemeshow. Se seleccionó el modelo que alcanzó los mejores parámetros y luego se repitió el mismo proceso con 2 modelos diferentes según el sexo, ya que la evidencia indica efectos de algunas variables en la cognición diferentes según el sexo.
Consideraciones éticas
El presenté estudio cumple con la normativa establecida por la declaración de Helsinki Fortaleza19 y la resolución colombiana 8430 de 1993 para estudios en seres humanos20 y cuenta con aval del Comité Institucional de Ética en investigación en Humanos de la Universidad CES. Asimismo, se dio cumplimiento a la ley 1581 de 2013 asegurando la anonimidad de los individuos y se tiene permiso de la Dirección de Epidemiología y Demografía del Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia para la utilización de los datos de la encuesta.
Resultados
Se conto con 23.694 registros: el 57,3% de mujeres y el 42,7% de varones, con una media de edad de 70 ± 8,2 años. El 81,6% vivía en una vivienda clasificada como de estrato bajo, el 87,3% de los encuestados trabajaron alguna vez en la vida y el 33,7% estaba trabajando en el momento de la encuesta. La mayoría de los encuestados (80,7%) recibían ingresos mensuales inferiores a 3 salarios mínimos y el 59,73% pertenecía al régimen de salud subsidiado. Además, el 78,9% había alcanzado un nivel educativo máximo de primaria y el 22% no tuvo acceso a educación formal. La mayoría de los encuestados estaban casados o en unión libre (53%) y vivían en áreas urbanas del país (72,5%).
Se clasificó al 19,7% con deterioro neurocognitivo (el 21,5% de las mujeres y el 17,5% de los varones). Los individuos con deterioro cognitivo tenían mayor media de edad, vivían en áreas rurales, referían vivir con un acompañante, se consideraban más frecuentemente víctimas de desplazamiento forzado y tenían menor frecuencia de actividad física y mayor prevalencia de comorbilidades.
Las comorbilidades evaluadas se asociaron con mayor riesgo de deterioro cognitivo, a excepción de la diabetes mellitus (odds ratio [OR] = 1,03; IC95%, 0,95-1,12; p = 0,49). Además se evidenció que los ingresos mensuales superiores a 1 salario mínimo disminuían la probabilidad de sufrir deterioro cognitivo (OR = 0,49; IC95%, 0,44-0,55; p < 0,001), así como contar con un mayor nivel educativo (OR = 0,04; IC95%, 0,02-0,06; p < 0,001) (Tabla 1).
Variable | AMMSE > 13 (n = 19.004) | AMMSE < 13 (n = 4.690) | OR | IC95% | p |
---|---|---|---|---|---|
Edad (años) | 69,3 ± 7,15 | 77,1 ± 9,09 | 1,12 | 1,12-11,13 | < 0,001 |
Mujeres | 10.660 (56,09) | 2.922 (62,30) | 1,29 | 1,21-1,38 | < 0,001 |
Vive solo | 1.934 (10,18) | 267 (5,69) | 0,53 | 0,46-0,61 | < 0,001 |
Área rural | 4.964 (26,12) | 1.541 (32,86) | 1,38 | 1,29-1,48 | < 0,001 |
Desplazado | 3.478 (18,30) | 935 (19,93) | 1,11 | 1,02-1,20 | 0,003 |
Sin actividad deportiva | 15.040(79,1) | 4.321 (92,1) | 3,10 | 2,8-3,46 | < 0,001 |
Comorbilidades | |||||
Diabetes mellitus | 3.108 (16,35) | 785 (16,73) | 1,03 | 0,95-1,12 | 0,492 |
Accidente cerebrovascular | 672 (3,56) | 408 (8,69) | 2,61 | 2,30-2,96 | < 0,001 |
Hipertensión arterial | 9.902 (52,10) | 2.788 (59,44) | 1,36 | 1,27-1,45 | < 0,001 |
Infarto agudo de miocardio | 2.474 (13,02) | 760 (16,20) | 1,30 | 1,19-1,42 | < 0,001 |
Nivel educativo | < 0,001 | ||||
Ninguno | 3.074 (16,18) | 2.155 (45,95) | 1 | - | |
Primaria | 11.218 (59,03) | 2.244 (47,85) | 0,28 | 0,26-0,30 | |
Secundaria | 3.253 (17,12) | 195 (4,16) | 0,09 | 0,07-0,10 | |
Técnico | 649 (3,42) | 18 (0,38) | 0,04 | 0,02-0,06 | |
Universitario | 775 (4,08) | 20 (0,43) | 0,04 | 0,02-0,06 | |
No responde | 35 (0,18) | 58 (1,24) | 2,36 | 1,54-3,60 | |
Ingresos | < 0,001 | ||||
< 1 SMLV | 10.479 (55,09) | 2.998 (63,92) | 1 | - | |
1 SMLV | 2.778 (14,62) | 390 (8,32) | 0,49 | 0,44-0,55 | |
1-3 SMLV | 2.273 (11,96) | 203 (4,33) | 0,31 | 0,27-0,36 | |
> 3 SMLV | 475 (2,50) | 16 (0,34) | 0,12 | 0,07-0,19 | |
No responde | 3.008 (15,83) | 1.083 (23,09) | |||
Nunca ha trabajado | 7.054 (37,1) | 791 (16,87) | 0,36 | 0,33-0,39 | < 0,001 |
No trabaja actualmente | 2.141 (11,3) | 900 (19,19) | 3,74 | 3,36-4,16 | < 0,001 |
IC95%: intervalo de confianza del 95%; OR: odds ratio bruta. Los valores expresan n (%) o media ± desviación estándar.
Los análisis de regresión logística binomial multivariada evidenciaron una asociación significativa de múltiples variables independientes con el deterioro cognitivo (Tabla 2). Este modelo incluyó las variables que se habían demostrado significativas en los análisis previos. En cuanto a la bondad de ajuste y la evaluación del modelo, al aplicar la prueba de Hosmer-Lemeshow se obtuvieron p = 0,46 y pseudo-R2 de 17%.
En el modelo, se encontró que vivir solo es un factor protector contra el deterioro cognitivo (OR = 0,40; IC95%, 0,34-0,46; p <0,05). Por otro lado, habitar un área rural (OR= 1,14; IC95%, 1,05-1,24; p = 0,001), no realizar ningún tipo de actividad física (OR = 2,01; IC95%, 1,78-2,27) y pertenecer al régimen de salud subsidiado (OR=1,26; IC95%, 1,15-1,39; p <0,05) son factores de riesgo.
Con respecto a las variables socioeconómicas, alcanzar mayores niveles educativos actuó como un factor protector contra el deterioro cognitivo; se halló menor riesgo en quienes cursaron estudios universitarios (OR = 0,07; IC95%, 0,04-0,11) o técnico/tecnológico (OR = 0,06; IC95%, 0,04-0,10). A mayores ingresos, mayor reducción del riesgo de deterioro cognitivo (Tabla 2).
Variable | Categorías | OR | IC95% | p |
---|---|---|---|---|
Área | Urbana | 1 | - | - |
Rural | 1,14 | 1,05-1,24 | < 0,01 | |
Vive solo | No | 1 | - | - |
Sí | 0,40 | 0,34-0,46 | < 0,01 | |
Trabaja | S | 1 | - | - |
No | 2,74 | 2,43-3,09 | < 0,01 | |
Régimen de salud | Contributivo | 1 | - | - |
SubSídiado | 1,26 | 1,15-1,39 | < 0,01 | |
De excepción | 0,74 | 0,37-1,46 | 0,39 | |
Especial | 1,23 | 0,81-1,87 | 0,33 | |
No afiliado | 2,95 | 1,13-1,84 | < 0,01 | |
Actividad deportiva | Sí | 1 | - | - |
No | 2,01 | 1,79-2,27 | < 0,01 | |
No responde | 3,33 | 0,35-31,44 | 0,08 | |
Accidente | Sí | 1 | - | - |
cerebrovascular | No | 0,43 | 0,38-0,50 | < 0,01 |
Ingresos | < 1 SMLV | 1 | - | - |
1 SMLV | 0,80 | 0,71-0,92 | < 0,01 | |
1-2 SMLV | 0,78 | 0,65-0,93 | < 0,01 | |
3-4 SMLV | 0,55 | 0,32-0,96 | 0,04 | |
Estrato | Bajo | 1 | - | |
Medio | 1,08 | 0,92-1,21 | 0,14 | |
Alto | 1,07 | 0,59-1,95 | 0,81 | |
Nivel educativo | Ninguno | 1 | - | |
Primaria | 0,30 | 0,28-0,32 | < 0,01 | |
Secundaria | 0,11 | 0,094-0,13 | < 0,01 | |
Técnico/tecnólogo | 0,06 | 0,036-0,10 | < 0,01 | |
Universitario | 0,07 | 0,04-0,10 | < 0,01 |
El modelo por sexo evidenció diferentes impactos de algunas de las variables en el riesgo de deterioro cognitivo. En las mujeres no estar trabajando (OR = 2,86; IC95%, 2,45-3,34) y no realizar actividad deportiva (OR = 2,07; IC95%, 1,75-2,44) se comportaron como factores de riesgo. Para los varones, a diferencia de las mujeres, el estrato socioeconómico y los ingresos mensuales reducen el riesgo de manera estadísticamente significativa. Por otro lado, el riesgo de deterioro cognitivo de los varones fue mayor entre los desempleados (OR = 6,40; IC95%, 4,02-10,19), los residentes en área rural (OR = 1,23; IC95%, 1,081,39) y quienes no realizaban actividad física (OR = 2,22; IC95%, 1,86-2,63) (Tabla 3).
Variable | Varones | Mujeres | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Categoría | OR | IC95% | p | Categoría | OR | IC95% | p | |
Área | Urbana | 1 | - | - | Urbana | 1 | - | - |
Rural | 1,23 | 1,08-1,39 | 0,001 | Rural | 0,95 | 0,85-1,05 | 0,34 | |
Vive solo | No | 1 | - | - | No | 1 | - | - |
Sí | 0,44 | 0,34-0,55 | < 0,01 | Sí | 0,61 | 0,51-0,73 | < 0,01 | |
Trabaja | Sí | 1 | - | - | Sí | 1 | - | - |
No | 6,40 | 4,02 -10,19 | < 0,01 | No | 2,86 | 2,45-3,34 | < 0,01 | |
Régimen Salud | Contributivo | 1 | - | - | Contributivo | 1 | - | - |
Subsidiado | 1,20 | 1,02-1,41 | 0,02 | Subsidiado | 1,43 | 1,27-1,61 | < 0,01 | |
De excepción | 0,94 | 0,37-2,39 | 0,89 | De excepción | 0,57 | 0,22-1,51 | 0,26 | |
Especial | 1,64 | 0,87-3,22 | 0,12 | Especial | 1,07 | 0,62-1,83 | 0,80 | |
No afiliado | 1,63 | 1,16-2,31 | < 0,01 | No afiliado | 1,56 | 1,10-2,21 | 0,01 | |
Actividad deportiva | Sí | 1 | - | - | Sí | 1 | - | - |
No | 2,22 | 1,86-2,63 | < 0,01 | No | 2,07 | 1,75-2,44 | < 0,01 | |
Accidente | Sí | 1 | - | - | Sí | 1 | - | - |
cerebrovascular | No | 0,53 | 0,42-0,66 | < 0,01 | No | 0,43 | 0,38-0,50 | < 0,01 |
Ingresos | < 1 SMLV | 1 | - | - | < 1 SMLV | 1 | - | - |
1 SMLV | 0,65 | 0,53-0,79 | < 0,01 | 1 SMLV | 0,96 | 0,80-1,13 | 0,62 | |
1-2 SMLV | 0,53 | 0,42-0,69 | < 0,01 | 1-2 SMLV | 0,96 | 0,76-1,23 | 0,77 | |
3-4 SMLV | 0,37 | 0,18-0,74 | 0,00 | 3-4 SMLV | 0,23 | 0,23-1,41 | 0,23 | |
Estrato | Bajo | - | - | Bajo | 1 | - | ||
Medio | 1,08 | 0,89-1,31 | 0,44 | Medio | 1,08 | 0,92-1,21 | 0,14 | |
Alto | 0,87 | 0,28-2,71 | 0,81 | Alto | 1,07 | 0,59-1,95 | 0,81 | |
Nivel educativo | Ninguno | 1 | - | - | Ninguno | 1 | - | |
Primaria | 0,36 | 0,32-0,41 | < 0,01 | Primaria | 0,27 | 0,24-0,29 | < 0,01 | |
Secundaria | 0,16 | 0,13-0,21 | < 0,01 | Secundaria | 0,08 | 0,07-0,10 | < 0,01 | |
Técnico/tecnólogo | 0,06 | 0,02-0,15 | < 0,01 | Técnico/tecnólogo | 0,06 | 0,03-0,10 | < 0,01 | |
Universitario | 0,13 | 0,07-0,23 | < 0,01 | Universitario | 0,03 | 0,14-0,08 | 0,00 |
Discusión
En el presente análisis se determinó una prevalencia de deterioro cognitivo del 19,7% de la muestra, mayor entre las mujeres (el 21,5 frente al 17,5%), como se ha visto en estudios previos en otros países21),(22. No obstante, la regresión logística no encontró asociación entre el deterioro cognitivo y el sexo en el modelo final ajustado por otras variables. Esto hace pensar que las diferencias podrían darse por factores asociados con los roles de género.
Entre los hallazgos principales, la prevalencia de deterioro cognitivo aumenta con algunas características socioeconómicas como vivir en área rural (OR = 1,14; IC95%, 1,05-1,24; p = 0,001). La relación entre ruralidad y deterioro cognitivo ya se había señalado en publicaciones anteriores. Nunes et al.23, con muestras representativas de adultos mayores de áreas rurales y urbanas en el norte de Portugal, encontraron una mayor prevalencia de deterioro cognitivo en las zonas rurales, con una razón de prevalencias rural/urbana de 2,16. Resultados similares se obtuvieron entre habitantes de las zonas rurales y las zonas urbanas de la ciudad de Ojiya, en Japón, el 8,4% en zonas rurales frente al 2,9% en las zonas urbanas, y un riesgo 3 veces mayor en población rural (OR = 4,04; IC95%, 1,54-10,62) frente a la urbana24.
Las condiciones socioeconómicas, como ingresos mensuales mayores (SMLV) y encontrarse trabajando, se asociaron con reducciones del riesgo de deterioro cognitivo. En el nivel educativo, ampliamente considerado un medio para aumentar la reserva cognitiva (RC), se evidenció que un mayor nivel de estudios reduce el riesgo de deterioro cognitivo, y el menor riesgo se halló en quienes alcanzaron la educación superior universitaria (OR = 0,07; IC95%, 0,04-0,11) o técnica/tecnológica (OR = 0,06; IC95%, 0,04-0,10).
Frente a la variable educación, la literatura señala que esta actúa como factor de protección contra el deterioro cognitivo9),(12),(13),(23),(25, en aparente asociación con una mayor RC, entendida como proceso de formación y activación de nuevas conexiones sinápticas y redes neurales para un mejor afrontamiento de las exigencias del ambiente26),(27. En el estudio de Sattler et al.25, se encontró que haber cursado niveles superiores de educación reducía el riesgo de enfermedad de Alzheimery deterioro cognitivo en al menos un 85% en comparación de niveles educativos bajos (OR = 0,15; IC95%, 0,06-0,38) y un 75% frente a los niveles educativos medios (OR = 0,25; IC95%, 0,13-0,49). Un metanálisis de estudios observacionales publicado por Meng et al.28 en 2012 evidenció un riesgo 1,61 veces mayor (OR = 2,61; IC95%, 2,21-3,07) de TNM al comparar a individuos con bajo nivel educativo frente a alto nivel.
Un resultado llamativo es que, en el modelo de regresión logística múltiple, no se encontró asociación entre el deterioro cognitivo y comorbilidades como hipertensión arterial, infarto agudo de miocardio y diabetes mellitus. Esto contrasta con la literatura, en la que son factores de riesgo de deterioro bien establecidos. En general, se acepta que la hipertensión arterial, las alteraciones del flujo sanguíneo como la ateroesclerosis causante de IAM y la diabetes son importantes factores modificables del riesgo de deterioro cognitivo en la vejez13),(29.
Hay varias razones para estos resultados; la primera es que la recolección de datos de esta encuesta estaba sujeta a la memoria del individuo o su familiar para determinar comorbilidades, ya que el deterioro cognitivo podría interferir en la recolección de esta información. Otro aspecto importante es que los niveles socioeconómicos más bajos se han asociado en la literatura con mayor carga de enfermedad crónica, especialmente enfermedad cardiovascular y diabetes; sin embargo, en los modelos multivariados generales se pudo controlar estas asociaciones al incluir las variables socioeconómicas30),(31.
En el modelo multivariado por sexo, algunas variables perdieron significancia estadística cuando se evaluaba únicamente a las mujeres: el área de vivienda, estrato socioeconómico e ingresos actuales. Este resultado puede reflejar los roles de género de varones y mujeres en Colombia, donde los hombres suelen asumir el papel del sostén económico familiar. Entonces, alteraciones en la capacidad cognitiva de los varones se asocian con los ingresos mensuales y el área donde se ubican sus viviendas. De la misma manera, no estar trabajando actuó como factor de riesgo con mayor fuerza de asociación en los varones (OR = 6,40; IC95%, 4,02-10,19) que en las mujeres (OR = 2,86; IC95%, 2,45-3,34), lo cual parece ser nuevamente una asociación con los roles de género.
Farné et al.32 encontraron en 2017 que las mujeres en Colombia evidencian una menor participación en el mercado laboral y tienen más responsabilidades en torno a labores del hogar no remuneradas. En promedio, los varones dedican 8,1 h/día a labores remuneradas y las mujeres, 7,1 h. Estas diferencias parecen explicarse porque las mujeres cuentan con periodos de inactividad o desempleo más largos, según refirieron, dados principalmente por responsabilidades familiares. También se encontró una menor cobertura pensional de las mujeres (20,9%) que de los varones (30,9%). Estas mesadas pensionales de las mujeres son de montos inferiores, y el promedio mensual de ingresos por pensiones de estas es un 80% de lo que reciben los varones.
Frente a las limitaciones del presente estudio, el uso de una fuente secundaria de información a partir de la cual se realizó un análisis secundario limita las características de recolección de las variables. Además, algunas de las variables se recogieron mediante autoinforme de los participantes en el estudio, cuyas respuestas podrían estar afectadas por el deterioro cognitivo de base.
Entre las principales fortalezas, dado que la encuesta SABE 2015 se sirvió de una muestra representativa de la población adulta mayor de toda Colombia, los hallazgos pueden generalizarse a toda la población de adultos mayores de Colombia14),(33. Asimismo se utilizó un instrumento validado y ajustado para cribar deterioro cognitivo en población adulta mayor (AMMSE). Esto es especialmente importante, dado que la encuesta SABE ha llevado a aplicar instrumentos similares en toda la región, lo cual permite la comparación entre países con características similares a las de Colombia.
Conclusiones
Los resultados del presente estudio demuestran la importancia de los factores sociodemográficos y socioeconómicos en el riesgo de deterioro cognitivo. Entre los principales factores asociados, resaltan el nivel educativo, vivir en área rural y el sedentarismo. Esto refuerza la importancia de los planes que buscan asegurar el acceso a la educación en todo el territorio nacional, así como las oportunidades de cursar mayores niveles educativos.
Esto es fundamental en áreas rurales, dado que en estas se presenta una mayor vulnerabilidad a esta condición y se cuenta con menores tasas de escolarización. El acceso de las mujeres a la educación y las oportunidades laborales son un pilar importante para las estrategias de reducción de incidencia de esta condición.
Además, dado el impacto de las comorbilidades en el desarrollo de esta condición y el rol protector que tiene la actividad física, es esencial fomentar iniciativas que se centren en estilos de vida saludable, que podrían tener un impacto en la prevalencia de enfermedades cardiovasculares que actúan como factores de riesgo de deterioro cognitivo en el adulto mayor