Rodríguez-García et al. (2023) presentan nuevos datos de petrografía y geocronología U-Pb en circones de cuerpos plutónicos localizados en el nororiente de la Cordillera Occidental de Colombia, en las unidades llamadas tonalita de Santa Fe de Antioquia, tonalita de Buriticá, tonalita de La Noque y andesita de Guarco. Estos datos son importantes porque contribuyen a mejorar el entendimiento de la temporalidad de los eventos tectono-magmáticos del occidente colombiano.
Los autores concluyen que, teniendo en cuenta la posición espacial de los plutones estudiados y su edad de cristalización, es posible afirmar que hubo una migración en el magmatismo de oeste a este durante el Cretácico, entre 100,9 ± 0,85 Ma (tonalita de Buriticá) y 78,4 ± 6,4 Ma (tonalita de Santa Fe de Antioquia), y que esto se debió a la presencia de dos zonas de subducción inclinadas hacia el este. Sin embargo, es necesario evaluar con cuidado esta propuesta de migración del magmatismo, ya que no está suficientemente sustentada por los datos geocronológicos e isotópicos, lo que tiene implicaciones en el entendimiento de la evolución tectonomagmática cretácica de los Andes del norte.
El primer punto importante para tener en cuenta es que para que haya una migración del magmatismo de arco hacia una posición más distal con respecto a la trinchera, es decir, hacia el este como lo plantean Rodríguez-García et al. (2023), es necesario invocar uno de dos mecanismos principales (Gianni y Pérez-Luján, 2021): 1) que haya un cambio en el ángulo de la subducción, pasando de más empinado a una subducción plana; 2) que haya erosión por subducción, evidenciado por remoción progresiva del antearco. Ambas situaciones tectónicas tienen expresiones particulares, como el engrosamiento cortical y la deformación de la corteza del arco cuando la subducción es más plana, además del progresivo decrecimiento en el volumen de magmatismo (mecanismo 1); o la generación de firmas isotópicas de Sr y Nd más evolucionadas con el tiempo, causadas por la remoción del antearco (mecanismo 2). Sin embargo, ninguno de estos dos mecanismos fue discutido en el artículo de Rodríguez-García et al. (2023).
En el mapa presentado en la Figura 1 del artículo de Rodríguez-García et al. (2023) se observa que los plutones estudiados ocupan un ancho de ~15 km. Sin embargo, el ancho de los arcos magmáticos tiene una correlación negativa con el ángulo de subducción, que va desde 100 a 180 km para ángulos de subducción entre 40° y 20°, respectivamente (Tatsumi, 2005). En consecuencia, la migración propuesta se encuentra dentro los límites de un ancho de arco promedio, lo que sugiere que los plutones estudiados por Rodríguez-García et al. (2023) no pertenecen a arcos distintos, ni pueden ser considerados como producto del desplazamiento del foco del magmatismo en el tiempo. Por el contrario, representan la evolución normal de un arco magmático.
Por otro lado, la erosión por subducción implica la incorporación de la corteza del antearco a la cuña del manto, lo que se traduce en mayores proporciones de 87Sr/86Sr y εNd(i) más bajo con el tiempo (Stern, 2011). El artículo de Rodríguez-García et al. (2023) no discute los datos isotópicos Sr y Nd de la tonalita de Buriticá y el batolito de Santa Fe presentados por Weber et al. (2015). Estos datos muestran que no hay una variación significativa en la composición isotópica de estos cuerpos, a pesar de su edad de cristalización (Figura 1), lo cual no concuerda con lo esperado en un ambiente de erosión por subducción (Stern, 2011).
Finalmente, la propuesta de migración oeste-este de Rodríguez-García et al. (2023) es usada por los autores como argumento para justificar el modelo de dos zonas de subducción hacia el este (Botero et al., 2023). Sin embargo, dicha conclusión no está discutida, además de que los autores solo consideran el crecimiento de la margen continental del NW de Suramérica en sentido este-oeste, pero no consideran los movimientos transcurrentes que ocurrieron después del Cretácico (Montes et al., 2019), los cuales pudieron haber modificado la posición original de los cuerpos plutónicos.
En conclusión, aunque hay una variación en las edades de cristalización de los plutones de arco insular del occidente colombiano, estos reflejan una historia tectono-magmática que duró, según los datos reportados por Rodríguez-García et al. (2023) y otros autores, ~ 22 Ma Dicha evolución ocurrió en un intervalo espacial corto, que no permite inferir como tal una migración del magmatismo, pero sí una evolución normal de este. Adicionalmente, los mecanismos necesarios para que se genere una migración en el foco del magmatismo no concuerdan con las evidencias isotópicas de Sr y Nd.