Introducción
Con el advenimiento de la geolingüística, los conceptos de espacio y espacialidad se convirtieron en la unidad contextual central en el estudio del cambio lingüístico. Este enfoque interdisciplinario, en donde convergen la dialectología tradicional, la sociolingüística de Labov y la geografía humana, fue la respuesta a la desfactización de las disciplinas tradicionales. Ahora tenemos al alcance una perspectiva que integra los escenarios sociales y espaciales en el descubrimiento y la explicación de la regularidad lingüística dentro la teoría del variacionismo (Bentivoglio, 2007, citado por Hernández Campoy, 2007-2008). Los aportes teórico-conceptuales de la geolingüística sirven de fundamentación al desarrollo del objetivo del presente trabajo: estudiar la distribución espacial de las variedades de tierras altas del subdialecto santandereano (departamento de Santander, Colombia). Así, se convierten en tareas esenciales el análisis de unidades relativas a la espacialidad física (distancia entre las comunidades dadas las características físicas y estructurales del espacio), la espacialidad social (el espacio creado por la acción humana y la organización social) y el espacio perceptible (la distancia lingüística como resultado de la perceptibilidad entre los miembros de las comunidades interactuantes).
El estudio combina una metodología probabilística y una cualitativa, y poder determinar la influencia lingüística entre los principales centros urbanos de la región. Por una parte, se vale de modelos macroanalíticos de gravedad con el fin de predecir (I) el potencial de población de los mayores centros urbanos de la zona dialectal y su incidencia en la dispersión del cambio, (II) el potencial de interacción entre las comunidades a partir de la distancia que las separa o el esfuerzo para cubrir la distancia entre ellas, y (III) el nivel de perceptibilidad lingüística entre las comunidades. En particular, el tercer cometido aplica un método cualitativo para determinar la incidencia de la ruralidad en las características actitudinales entre miembros de las comunicades interactuantes y el impacto de la perceptibilidad en el aperturismo o conservatismo lingüístico.
Los resultados del análisis arrojan dos planteamientos importantes. El primero es la evaluación de la postura tradicional con respecto al subdialecto andino santandereano como una variedad homogénea que, por el contrario, está conformada por hablas distintivas de rasgos definidos como consecuencia de la confluencia de los espacios. Esta postura lleva a la propuesta de división del subdialecto en cinco variedades regionales: zona Metropolitana, zona provincia de Soto Norte, zona Centro, zona de García Rovira y zona sur de la provincia de Guanentá y de la provincia Comunera.
Santander: jerarquía y centralidad económica y político-administrativa
El español hablado en la zona identificada para el subdialecto santandereano sur está conformado por dos variedades: una hablada en tierras bajas a lo largo de la cuenca del río Magdalena (en el oeste del departamento) y otra en tierras altas del último tramo andino oriental. Para propósitos de planificación, zonificación y administración, el departamento está dividido en siete provincias administrativas: Guanentá, Comunera, Vélez, García Rovira, Mares, junto con Soto Norte y provincia Metropolitana que, según ordenanza, adhiere municipios que hacían parte de otras provincias (Gobernación de Santander, 2019). El 75.6 % de la población departamental se encuentra aglutinada principalmente en la provincia Metropolitana y en el puerto petrolero de Barrancabermeja (capital de la provincia intermedia de Mares). El 24.4 % de la población santandereana habita el área rural (Gobernación de Santander & Universidad Santo Tomás de Aquino, 2014). Como capital del departamento, Bucaramanga constituye el centro administrativo, de infraestructura y desarrollo de la región, y junto con las localidades vecinas de Girón, Floridablanca y Piedecuesta, conforma el Área Metropolitana de Bucaramanga (AMB), un conglomerado que concentra 1 169 484 habitantes en sus cabeceras municipales (datos de 2018, Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas [DANE], 2010). La jerarquía y centralidad de Bucaramanga y su área metropolitana se presume dado su papel administrativo, político y fiscal, pero principalmente en consideración a su densidad poblacional. Esto le permite tener un área de influencia de mayor peso en la región y un posicionamiento que la ubicaría en el rango más alto de jerarquía en la región.
La estructura jerárquica dialectal es ilustrada en la Figura 1 (Rincón, 2021). El mapa muestra los rangos atribuibles a Bucaramanga respecto a las capitales de provincia, así como de estas respecto a localidades bajo su administración. Las líneas rectas más gruesas denotan mayor fuerza de influencia. Este es el caso entre Bucaramanga y las localidades de su área metropolitana. Mientras el tamaño de la población y la proximidad entre estas generan una relación positiva de volumen de flujo e intercambio de servicios (como en el caso de la relación entre las localidades de la AMB), el aumento de la distancia suscita una relación inversa -a mayor la distancia, menor la migración entre dos puntos-. Este efecto puede ser mitigado por elementos que promueven la tolerancia de la distancia. Tal es el caso de la relación entre San Gil y Bucaramanga. La demografía de San Gil (estimada en 40 955 en 2018) y su posicionamiento económico, turístico y agrícola en la región impulsan un sistema de flujo dinámico entre este centro y Bucaramanga. El intercambio de vehículos y el movimiento de bienes y personas es uno de los más altos del departamento, no obstante su separación por un trayecto de 98.4 kilómetros que se recorren en 3 horas y 2 minutos (Google, s.f. a) por la Troncal Principal (Instituto Nacional de Vías [Invías], 2018). Su relación de dependencia se observa en la línea punteada gruesa en el mapa.
Fuente: elaboración propia que adiciona las provincias de Santander y la red vial primaria (Invías, 2018).
La distancia impacta la capacidad de Bucaramanga para brindar asistencia operativa, comercial y administrativa a las capitales de provincia más alejadas como Vélez y Málaga. La reducción de movimientos migratorios e intercambio de servicios entre estas localidades y Bucaramanga por el costo y tiempo asociado con la distancia hace que sus habitantes acudan en busca de servicios a ciudades más próximas (aun por fuera de su zona dialectal). Dicho nivel de relación se traduce en un menor grado de influencia jerárquica de la capital, como bien lo ilustra la línea punteada que une a Bucaramanga con Vélez y con Málaga. Por su parte, Vélez tiene un nivel importante de dependencia con Barbosa (quizás la localidad más dinámica de su provincia), particularmente en el sector bancario y de comercio. Vélez está, a su vez, hermandada con localidades cercanas al este antioqueño y al noroeste del departamento de Boyacá. Por otra parte, la proximidad entre Barbosa y Tunja supone una importante relación funcional y dependencia de Barbosa con esta localidad. Tunja es la capital del departamento de Boyacá y constituye el mayor centro funcional, universitario, histórico y cultural de esta región del país (Roa Medina, 2009). El mismo caso se observa en la interacción entre Bucaramanga y Málaga, con una relación funcional predecible con Cúcuta a través de la localidad intermedia de Pamplona. Esta relación podría tener consecuencias lingüísticas como se muestra más adelante.
La jerarquía establecida entre Bucaramanga y las capitales de provincia se apoya además en el estudio sobre relaciones de vecindad y conexiones del territorio colombiano, Configuración territorial de las provincias de Colombia de Ramírez y De Aguas (2016), en el que los autores proponen redes de conexiones para el país basadas en su rango político-administrativo, su densidad poblacional y su capacidad de ofrecer servicios a centros de rango inferior, al igual que en la categorías de ruralidad de los centros urbanos de cada departamento. La Figura 2 muestra las redes de conexiones urbano-rurales del nororiente colombiano.
Fuente: Ramírez y De Aguas (2016, p. 40). Nota: se adiciona el mapa de Santander y la localidad de Vélez.
El mapa ilustra la red de conexión urbano rural entre las mayores localidades del departamento. Bucaramanga aparece con conexiones más cercanas a San Gil y Socorro, en el centro del departamento, y con Barrancabermeja, ubicada en tierras bajas en el oeste. A causa del impacto de la distancia y demografía urbana, no aparece una red de conectividad con la provincia de Vélez en el sur del departamento ni con la provincia de García Rovira en el oeste. Málaga, capital de esta provincia, se muestra con conexiones próximas a Cúcuta (el mayor centro urbano de la región subdialectal de Norte de Santander). Por su parte, en la provincia veleña, Barbosa tiene enlaces más próximos con localidades fuera de su zona dialectal, como es el caso de su conexión con Tunja (Vélez no aparece en el mapa y, por consiguiente, sin conexión terrestre destacable con un centro funcional mayor).
Marco teórico
Modelos de gravedad en la geolingüística
El surgimiento de la geolingüística ha enfatizado la noción diatópica del lenguaje en el estudio de la difusión regional de fenómenos lingüísticos. Al incluir una fundamentación teórica variacionista se incorpora una metodología que utiliza modelos macroanalíticos de gravedad en la cuantificación del espacio geométrico, una posición en la cual es esencial la integración de los espacios social y perceptual en los procesos lingüísticos (Hernández Campoy, 2002, 2007-2008, 2012). La naturaleza interdisciplinar de la geolingüística aporta una mayor precisión al entendimiento del papel del espacio geográfico en el cambio lingüístico, del vínculo entre el lenguaje y la geografía, así como entre el lenguaje y sociedad (Hernández Campoy, 2012, citando a Trudgill, 1983, p. 52-54), ilación esencial en el análisis de la dispersión del cambio. La convergencia entre la sociolingüística variacionista y la geografía humana ha dado a la geolingüística herramientas teóricas y metodológicas que permiten comprobar la incidencia de factores espaciales en la difusión de rasgos lingüísticos más allá de su simple descripción y localización geográfica. La búsqueda del entendimiento y predicción de la distribución geográfica en la innovación lingüística implica, además de identificar y evaluar la manera como se difunde el cambio, interpretar por qué un determinado rasgo lingüístico se difunde desde una comunidad a otra o por qué es aceptado por ciertas comunidades y no por otras (Hernández Campoy, 1999). Para llegar a una explicación científica y un análisis reflexivo de la distribución espacial de las variedades que motivan este trabajo, es indispensable abordar el concepto de espacialidad, mas no una espacialidad entendida únicamente como el espacio natural y geométrico, sino aquella que resulta de la codependencia entre los espacios -de su dependencia y causalidad mutua-, aquella en donde conviven e interactúan las comunidades hablantes, la moldeada y percibida por el hombre, la construida por su diario vivir, la psicológica y actitudinal (Britain, 2002, citando a Giddens, 1984) y que conllevan el rechazo a la innovación. Este marco conceptual se ajusta favorablemente a la hipótesis de estudio que se apoya en el supuesto de que la innovación y su dispersión son determinadas por la distancia entre las áreas promotoras y receptoras, por su densidad poblacional (Wolfram & Schilling-Estes, 2003), así como por la distancia psicosocial (actitudinal y aptitudinal) entre las comunidades involucradas (Hernández Campoy, 1998; Britain, 2002).
La aplicación del modelo de gravedad en el estudio de espacialidad resulta pertinente, ya que brinda el elemento empírico que no poseían estudios anteriores sobre variacionismo espacial (Trudgill, 1974, citado en Wolfram & Schilling-Estes, 2003). El modelo tiene sus antecedentes en los trabajos de Hãgerstrand (1952, 1966, 1967, 1969) sobre movimientos migratorios, patrones de comportamientos sociales, difusión cultural y conexión entre espacio y tiempo (geografía temporal). Este tipo de factores han sido aplicados, entre otros, en proyectos encaminados hacia la búsqueda de programas de mejoramiento sostenible agrícola, pecuario, el impacto de barreras geográficas en patrones migratorios o procesos de expansión epidémica y ahora en trabajos enmarcados en la geolingüística.
Con respecto a la interrelación entre la transmisión y la dependencia entre dos lugares, Hãgerstrand recalca que toda difusión inicia en un núcleo central o foco desde donde se propaga a centros bajo su jerarquía. Esta estructura organizacional, considerada un modelo de interacción espacial (Fotheringham, 2001), utiliza dos variables en la predicción de la espacialidad entre dos puntos, a saber: el total de la población y la distancia que los separa (o, en su defecto, el tiempo o costo que lleva superar esta distancia) (Wheeler, 2005). La conjetura que aquí surge se apoya en la existencia de una asociación entre el volumen de flujo y el tamaño de la población. Así, el sistema de flujo entre dos lugares altamente poblados será mayor que entre dos mínimamente poblados, lo que induce una mayor interacción cara a cara entre las comunidades involucradas, factor esencial en procesos de espacialidad lingüística.
Un aspecto importante que es preciso destacar antes de adentrarnos en la tarea de identificar el núcleo de gravedad del contexto del estudio es la distancia en la capacidad de influencia lingüística del foco central sobre los cuerpos dentro de su campo gravitacional. Partamos del supuesto de que la fuerza de la propagación es indirectamente proporcional a la distancia y que esta disminuye a medida que el cuerpo receptor se aleja del foco emisor. En este punto hay que anotar que mientras el tamaño de la población genera una relación positiva, la distancia genera una relación inversa: el volumen de migración disminuye a medida que la separación por la distancia aumenta. Esta asociación se conoce como "fricción de la distancia" (Bradford & Kent, 1977, p. 115) y representa "la distancia asociada a una decisión [ir al trabajo, de compras, etc.] condicionada por una serie de factores, como el esfuerzo, la energía o el dinero requerido para realizar el trayecto de distancia" (Valdivia López et al., p. 73).
Fundamentado en la analogía de la ley de gravitación física de Isaac Newton, el modelo de gravedad predice que el movimiento entre dos puntos es directamente proporcional al producto de sus poblaciones e inversamente proporcional al grado de fricción entre ambos. Veamos la representación en la fórmula siguiente.
Fórmula 1
donde Iij indica el volumen de interacción espacial estimado entre el lugar de origen i y el lugar de destino j. k es la constante que varía dependiendo del conjunto de datos específicos. D representa la distancia entre iyj. b señala la distancia exponencial que igualmente varía dependiendo del conjunto de datos específicos. Pi y Pj indican la población total del punto de origen y del punto de destino respectivamente (Wheeler, 2005).
El modelo de gravedad es una herramienta sistemática esencial en la determinación del potencial de influencia entre las comunidades estudiadas. Bien dice Britain (2002) que "los modelos de gravedad también dependen de una visión euclidiana del espacio -una visión geométrica-, por la cual la distancia física y el conteo total de la población son los únicos determinantes de la influencia que una comunidad ejerza sobre otra"1 (p. 69). El modelo se aplica en el estudio con el fin identificar el centro de gravedad de la zona dialectal -el núcleo de mayor fuerza y capacidad de innovación y de propagación del cambio, así como los cuerpos circundantes dentro de su campo gravitatorio- los centros receptores y potenciales adoptantes de rasgos innovadores. Dos factores son esenciales en la identificación de los puntos de mayor y menor fuerza del ya mencionado campo gravitatorio: el potencial de población de los puntos de origen y destino, y el potencial de interacción, determinado por la densidad poblacional y la distancia entre estos centros. Dichos aspectos se analizan enseguida.
Metodología: análisis probabilístico y cualitativo
Potencial de población
El primer paso en el análisis es la identificación del centro de gravedad en las tierras altas de Santander: el núcleo urbano con el mayor potencial de población (PP) y su área de influencia de la zona dialectal. En este apartado se registra y compara el PP de todas las capitales de provincia y poblaciones urbanas de mayor densidad demográfica del departamento. Se utilizan datos de población proyectados por el DANE (2010) para el año 2018, periodo cuando finaliza la recolección de datos para el estudio. Las cifras que arroja el DANE son emitidas en términos del total de la suma de población de cabeceras municipales y población de la vereda (habitantes de las áreas rurales adyacentes). No obstante, para el estudio tendremos únicamente en cuenta el conteo poblacional de las cabeceras municipales. Considerando lo anterior, pasemos a utilizar la fórmula de gravedad a fin de obtener el PP tanto en el nivel macro como regional (a nivel de provincia).
Hernández Campoy (2012) caracteriza de localidades con la morfología urbana de Bucaramanga y su área metropolitana como áreas condicionadas por la proximidad del espacio físico y un entramado de comunicación interno dinámico que se sirve de sus mismas "interacciones funcionales", inherente a núcleos altamente poblados (p. 92). La centralidad de Bucaramanga se debe abordar primero desde un nivel micro -una perspectiva intraurbana por la cual esta localidad constituye el núcleo de su área metropolitana, conformada además por Girón, Floridablanca y Piedecuesta- En conjunto, el AMB alberga el 54 % del total de habitantes del departamento. Estos indicadores demográficos presuponen un mayor volumen de flujo, intercambio y, por lo tanto, un potencial importante de población. Bucaramanga es el centro funcional, administrativo, político y de planificación que, como parte del grupo de capitales de provincia del departamento, lidera la programación y coordinación del desarrollo de la región (Echeverry, 2002).
Teniendo en cuenta lo anterior, identifiquemos ahora el centro con mayor potencial de población a partir de la aplicación de la ecuación de modelos de gravedad a cada una de las capitales de provincia y otras localidades de relevancia funcional, (ion el fin de determinar el PO do Bucaramanga ( [Boa], en lo que sigue) utilizamos la Fórmula 2, una extensión de la ecuación de gravedad utilizada en geolingüística (Hernández Campoy, 1998, 2002, 2012).
Fórmula 2
donde PPi es el potencial de población del lugar de origen. Pi y Pj indican la población total del punto de origen y punto de destino respectivamente. Di es el punto que marca el punto inicial de la distancia y Dj el punto de destino. La división en dos representa el punto intermedio de la interacción entre el lugar de origen y de destino.
Veamos ahoca la disposición du la ecuación para determinar el PP de Bucaramanga.
La ecuación se aplica a cada una de las capitales de provincia en las tierras altas. Se adicionan Oiba en la provincia Comunera 2o Barbosa en la provincia de Vélez, centros de importante funcionalidad y demografía en sus respectivas regiones.
La Tabla 1 muestra los índices de población obtenidos de cada una de las localidades identificadas en las tierras altas santandereanas.
Resultados
La jerarquía de Bucaramanga es clara y predecible. La aplicación de la fórmula del modelo de gravedad a localidades de más alta población en tierras altas de Santander posiciona a la capital del departamento como su centro de gravedad, en un nivel comparable con su centralidad jerárquica y funcional. En el nivel macro, la jerarquía de Bucaramanga supone la influencia de la innovación o mantenimiento de la norma desde este centro, con una estructura jerárquica que alcanzaría primero las capitales de provincia y otras localidades mayores y de menos espacio geométrico, y desde estas a otras inferiores de su red jerárquica y funcional. En el nivel lingüístico, la capacidad de propagación del cambio parece minimizarse por la distancia, costo y esfuerzo de desplazamiento, además del factor vecindad que tiene incidencia directa en la comunicación cara a cara, un elemento detonante en la transmisión, aspectos que se abordan en lo que sigue.
Potencial de interacción
El siguiente paso es el examen de la relevancia de la relación entre distancia y densidad de población en el proceso de interacción espacial -un estado cuyo requisito es el contacto cara a cara entre los miembros de una comunidad y factor esencial en la difusión de la innovación lingüística-. Fotheringham y O'Kelly (1989) definen la interacción espacial como aquellas relaciones de movimiento (de personas, bienes, comunicación, de ideas e información) que tienen lugar sobre un entorno geográfico. El modelo de gravedad usa dos variables para predecir el volumen de interacción espacial entre las comunidades: los totales de las poblaciones entre dos puntos y la distancia que los separa. Dado que la difusión del cambio lingüístico depende principalmente del nivel de interacción directa entre los habitantes de dos centros, la dispersión lingüística y el impacto de formas innovadoras están ligados directamente con la densidad poblacional, la distancia, así como el efecto de vecindad o, en palabras de Brittain (2020), el espacio perceptual.Trudgill (1999) aduce que en igualdad de condiciones hay mayor comunicación cara a cara entre personas que viven cerca que entre quienes viven más distanciados, con el componente poblacional como mediador del nivel de interacción. Esta aserción es apoyada por Wheeler (2005) al señalar que "se espera que haya una relación positiva entre el volumen de flujo y el tamaño de la población; es decir, que cuando dos lugares tienen poblaciones elevadas se espera un volumen alto de migrantes o conmutantes"2 (p. 120). Como consecuencia, cuanto mayor sea la cantidad de población de un lugar, mayor la posibilidad de que los hablantes de otras áreas tengan interacción con hablantes de este entorno (1999). De la misma manera, se espera que tanto el flujo de desplazamiento como de interacción entre sus habitantes y conmutantes sea mayor entre dos lugares altamente poblados que entre dos menos poblados.
El potencial de interacción entre las comunidades de dos lugares es condicionado igualmente por la fricción de la distancia. Hernández Campoy (2012) explica esta relación en términos de proporcionalidad entre población y distancia, por la cual, el dominio de la jerarquía ejercida por un centro urbano "es directamente proporcional a su masa de población e inversamente proporcional a la distancia" (p. 95). Wheeler (2005) resalta el efecto negativo de la distancia y el esfuerzo de la movilización en el volumen de intercambio personal y predice que "cuando los lugares son separados por una gran distancia, se espera que el efecto de la distancia, mediada tanto por esta como por el costo o tiempo de recorrido reduzca el nivel de interacción"3 (p. 120). En el caso de Santander este elemento es aún más crítico ya que, dadas las condiciones físicas y estructurales de las vías terrestres, el costo y tiempo de desplazamiento son ostensiblemente mayores que la distancia geométrica. Una consecuencia importante de esta asociación es la incidencia en el nivel de perceptibilidad lingüística y capacidad de innovación, relación que trataremos más adelante.
Con estos antecedentes, pasemos a aplicar el modelo de gravedad con el fin de obtener el valor de interacción entre las comunidades bumanguesas y los mayores núcleos urbanos de la zona dialectal santandereana andina. Usaremos la Fórmula 3, que expresa la relación entre la población y la distancia para identificar el potencial de interacción entre dos comunidades. En la ecuación, Iij representa el volumen de interacción espacial estimado entre los hablantes de dos localidades. En este caso, el exponente b indica la relación de distancia entre lugar de origen y destino.
Fórmula 3
Con la ecuación, cuantifiquemos ahora la probabilidad de contacto cara a cara entre las comunidades bumanguesas y sangileñas para así calcular el potencial de transmisión lingüística entre estas comunidades. Utilizaremos tos datos demográficos según DANE d2010d y la distancia que senara a los dos centros urbanos. La ecuación se aplica a la interacción de Bucaramanga con cada una de las localidades dentro de la zona dialectal Veamos la ecuación para calcular la interacción Bucaramanga-San Gil:
Los dates numéricos de población divididos por cálculo del exponente de la distancia, multiplicados por el valor de la constante d (0.000V para estudios geolingüísticos) arrojarían este cálculo de probabilidad e interacción entre estas dos localidades:
Resultados
El potencial de interacción mide el nivel de probabilidad de contacto cara a cara entre miembros de dos comunidades pertenecientes al mismo sistema social. Los datos muestran que el potencial de interacción entre residentes en Bucaramanga y San Gil es el más alto de la zona dialectal, con una posibilidad de 51.09 %. Como se predecía, la fricción de la distancia incide los valores relativos bajos de interacción entre Bucaramanga y las capitales de provincia más apartadas: Málaga, con 7.97 %, y Vélez, con solo 2.34 % de probabilidad de contacto. Es de observar que, aunque Matanza es la capital de provincia más cercana a Bucaramanga, la interacción con Bucaramanga arroja también niveles bajos de interacción, con solo 8.82 %, una diferencia causada por el bajo nivel de población de la localidad (estimada en 5147 habitantes incluyendo su vereda y únicamente 1077 en su cabecera municipal).
En Santander, además del bajo nivel poblacional de las capitales de provincia rural y de la distancia desde Bucaramanga, hay que tener en cuenta la duración del viaje, un factor condicionado tanto por los espacios geográfico y estructural. En las áreas rurales, largos tramos de carretera en las vías secundarias y terciarias están expuestos al derrumbamiento y a su reducción tanto por la geografía como por condiciones climáticas o estructurales. El tiempo de viaje puede ser retrasado por la presencia de niveladoras y retroexcavadoras que a menudo tratan de adecuar temporalmente caminos destapados intermunicipales. El trayecto por la Transversal (Ruta Nacional 66) entre Bucaramanga y Málaga es un ejemplo de las dificultades y el distanciamiento de las comunidades rurales. Este es un recorrido que en vehículo toma 5 horas y 20 minutos en un trayecto de solo 153.1 kilómetros (Google, s.f. b), pero que puede tardar hasta 10 horas, a causa de las inclemencias de la geografía, las condiciones estructurales y el manejo administrativo. La red de conectividad terrestre urbano-rural de Ramírez y De Aguas (2016) muestra a Málaga con conexión próxima a Cúcuta a través de la localidad intermedia de Pamplona (véase Figura 2). Ramírez y De Aguas muestran también a Tunja como la localidad urbana con conexión más próxima a Barbosa (y Vélez a través de esta). Como capital de provincia, Vélez mantiene una estrecha relación comercial y cultural con Tunja, separadas por solo 69.5 kilómetros de distancia, en un recorrido de una hora y 43 minutos (Google, s.f.c).
El distanciamiento entre Bucaramanga y centros urbanos alejados como Vélez, Barbosa y Málaga hace que sus comunidades recurran en busca de servicios y provisiones a centros urbanos localizados en áreas por fuera de la zona dialectal, con posibles consecuencias en el distanciamiento lingüístico entre estas comunidades y los bumangueses.
Análisis cualitativo: perceptibilidad lingüística y ruralidad
Ramírez y De Aguas (2016) identifican tres asentamientos provinciales en el territorio colombiano: provincia urbana, intermedia y rural, distinguidas entre sí por factores de densidad poblacional y proximidad a cabeceras urbanas o intermedias. La provincia urbana es caracterizada por el alto nivel de urbanización y población, así como por el tamaño de las cabeceras municipales; la provincia intermedia tiene un rango de urbanización y población significativamente menor que la provincia urbana. La provincia rural conforma "el rango más bajo en urbanización, baja densidad de población y un bajo tamaño relativo y absoluto de las cabeceras" (p. 6). Este es el ámbito que caracteriza casi la totalidad de la extensión del departamento (96 %), pero en donde se aloja únicamente el 24.4 % de la población santandereana (Gobernación de Santander & Universidad Santo Tomás de Aquino, 2014).
El entorno rural fomenta la creación de lo que Chambers (1995) denomina "grupos sociales en el micro nivel"4 (p. 6), una estructura compuesta por miembros de un círculo social cercano. En el contexto del estudio estaríamos hablando de familiares, amigos, vecinos y también de agrupaciones socioculturales (adultos mayores, grupos religiosos, o clientes asiduos de la taberna), organizaciones económicas y gremiales (tejedoras, paneleros, tabacaleros, ganaderos, cafeteros, ambientalistas) y grupos creados alrededor de actividades económicas propias de la región. La conformación de este tipo de estructuras es apoyada por la teoría de sistemas de redes sociales de Milroy y Milroy (1985), que atribuye la tendencia a la integración a un componente abstracto que impulsa la asociación grupal y que hace que los individuos se relacionen entre sí. El relativo aislamiento del contexto rural trae consigo el predominio de las relaciones primarias "eminentemente locales" y caracterizadas por "estrechos vínculos con el entorno" (Estébanez-Álvarez, 1992, p. 256, citado en Rincón, 2021). El santandereano de la zona de provincia rural conforma grupos sociales endocéntricos caracterizados por vínculos fuertes entre sus miembros y por actitudes psicosociales que promueven una identidad local sólida. Andersen (1998) establece que el endocentrismo que caracteriza las comunidades dialectales de estructuras sociales fuertes y cerradas influye en el nivel de conservadurismo lingüístico (p. 289). Para el autor, las comunidades exocéntricas son más receptoras y abiertas al cambio, mientras que las endocéntricas son más resistentes a influencias lingüísticas externas.
Otro factor que es importante abordar en este análisis es la ley que dispone la coparticipación en el manejo administrativo de las entidades territoriales de Colombia y consecuencias en el ámbito espacial, principalmente perceptual. La descentralización gubernamental a partir de la Constitución colombiana de 1991 cedió el manejo y provisión de bienes y servicios públicos locales a las entidades territoriales (departamentos, provincias, distritos, municipios y territorios indígenas) (Echeverry, 2002). El gran propósito de esta propuesta descentralista fue buscar la consolidación del país como "una república unitaria, descentralizada y con autonomía de sus entidades territoriales" (p. 2). La reorganización político-administrativa otorgó no solo un mayor grado de autonomía regional a las capitales de provincia rural, sino mayor disponibilidad de servicios y bienes a las localidades y veredas bajo su control. Dicha estructura, junto con el efecto de vecindad (Trudgill, 1999), tiene un efecto positivo en el flujo intraprovincial: cuanto mayor es la dependencia entre un centro y otro, mayor será el volumen de intercambio entre ellos. Además de incrementar la fricción de la distancia, contribuye a intensificar las relaciones de estas comunidades con grupos en localidades incluso por fuera de su zona dialectal que les brindan servicios no prestados desde Bucaramanga, el centro jerárquico.
El patrón organizacional en el macronivel, el relativo aislamiento de las comunidades rurales a causa de condiciones del espacio físico y estructural, más el tipo de organización social y el comportamiento generado por el entorno rural, contribuyen a fomentar idiosincrasias grupales endocéntricas y redes cotidianas repetitivas que conducen a lo que Bourdieu (1990) denomina habitus lingüístico. Dicho tipo de conductas forman actitudes y aptitudes que favorecen el conservadurismo lingüístico y una mayor reacción al cambio y la innovación.
Conclusión
La trashumancia e interacción cotidiana entre miembros de dos comunidades lingüísticas se pueden predecir a partir de la utilización de los modelos macroanalíticos de gravedad que miden el potencial de atracción entre dos puntos como resultante de la proporcionalidad de su población y relación inversa a la distancia que los separa. Una teoría social, no obstante, no puede dejar de lado el papel esencial de las estructuras sociales en los valores y las percepciones asociados con su entorno que se desarrollan como resultado de las interacciones cotidianas reiterativas. Así, el comportamiento lingüístico y la capacidad de adopción de las comunidades hablantes responden a la conjunción de factores del espacio físico, consideraciones del espacio social y a la idiosincrasia asociada con el espacio rural. El tipo de sistema administrativo de la zona dialectal santandereana parece igualmente potencializar de manera decisiva las relaciones lingüísticas de acoplamiento mutuo e identidad regional dialectal, lo que da la impresión de contribuir a ampliar la distinción entre las hablas provinciales.
Los resultados del análisis que aquí abordamos llevan a evaluar la identificación tradicional del subdialecto andino santandereano como una variedad homogénea, un enfoque que ignora el potencial del centro urbano de influencia y la incidencia de la fricción de la distancia en el entorno y el comportamiento lingüístico de las comunidades hablantes más alejadas de este centro. Por el contrario, estamos frente a una variedad diatópica conformada por hablas con rasgos distintivos como resultado de la interacción de los espacios. Esta postura lleva a sugerir la división del subdialecto santandereano en cinco zonas regionales: zona Metropolitana (el AMB y localidades adyacentes), zona provincia de Soto Norte (en el extremo nororiental del departamento), zona Centro (tierras altas de la provincia Comunera y de Guanentá, excluyendo extremo sur), zona de García Rovira (provincia de García Rovira en el extremo oriental del departamento) y zona Sur (tierras altas de la provincia de Vélez y extremo sur de la provincia de Guanentá y de la provincia Comunera).
Nota: la figura excluye las partes sombreadas por ser zona baja o inhabitable. Se resaltan las localidades participantes en el estudio. Fuente: elaboración propia.
El sistema de red de conexiones de las provincias de Colombia descrito en Ramírez y De Aguas (2016) sustenta la posición del estudio acerca de la posibilidad de que las variedades de la zona Vélez, zona García Rovira y regiones del centro-sur del departamento puedan tener rasgos que las distingan de las variedades que reciben mayor influencia de Bucaramanga. El principal factor es la fricción de la distancia a causa del espacio geométrico y por condiciones del espacio físico y estructural, pero además por el mayor contacto con comunidades por fuera de su región dialectal adscrita. Por otra parte, la redistribución de funciones a partir de la Ley 60 de 1993 (Echeverry, 2002), que ha ampliado la capacidad de prestación de servicios a las capitales de provincia, puede igualmente estar contribuyendo al fortalecimiento de grupos lingüísticos herméticos en estas subregiones dialectales.
La incorporación de la geografía a la sociolingüística a través de la geolingüística ha dado un mayor protagonismo al espacio en el estudio de la lengua, pero no un espacio puramente físico, sino uno en el cual tanto las dimensiones sociales como las perceptuales desempeñan un papel esencial en la variabilidad lingüística. Esta fundamentación interdisciplinar brindó al trabajo herramientas para lograr el cometido de estudiar la distribución espacial de las variedades de tierras altas del subdialecto santandereano. El marco teórico y el rigor científico de metodologías planteadas por la geolingüística han dado al trabajo herramientas para adelantar el planteamiento de clasificación regional del subdialecto santandereano. Con el fin de corroborar esta propuesta se destaca una línea de investigación sobre variabilidad del nivel fonético segmental y rasgos suprasegmentales, en particular de la entonación, un aspecto que no ha sido estudiado en Santander.