I. INTRODUCCIÓN
La Evaluación de la Tecnología (en adelante ET) consiste en un proceso científico, interactivo y comunicativo que tiene por objeto contribuir a la formación de la opinión pública y política sobre los aspectos sociales de la ciencia y la tecnología [1]. La ET se ha definido como una forma de investigación de políticas públicas que examina las consecuencias a corto y largo plazo que pueden asociarse con la vinculación de nuevas tecnologías en distintos escenarios, entre ellos sociales, económicos, éticos y jurídicos [2].
Entre los principales objetivos de la ET están proporcionar información a los encargados de la formulación de políticas sobre alternativas que tengan en cuenta los efectos negativos, así como los positivos de la tecnología sobre la sociedad [3-5], explorar los posibles efectos secundarios involuntarios y negativos de la tecnología, elaborar estrategias para hacerles frente y proporcionar asesoramiento en materia de políticas [6-8]. Sin embargo, la ET puede entenderse como un campo de análisis sumamente amplio que abarca también sus conexiones con otras actividades que se llevan a cabo, por ejemplo, tópicos como la difusión de la tecnología y su transferencia, los factores que conducen a una rápida aceptación de la nueva tecnología y sus efectos en la sociedad [2], al mismo tiempo, incorporar evaluaciones ambientales y de sostenibilidad mediante gobiernos reflexivos para contribuir al desarrollo de tecnologías más sostenibles en un marco más amplio de desarrollo tecnológico [6, 9]. La ET es un campo complejo de movimientos distintos estrechamente conectados y entrelazados, tanto en la ciencia como en la política científica y tecnológica que conduce a una participación mucho más profunda de los agentes gubernamentales en el desarrollo de la ciencia y la tecnología; es decir, un desafío fundamental para la ET es abarcar, de manera más explícita, las interacciones entre la dinámica institucional y el desarrollo tecnológico [10].
La ET es un tema vigente en la comunidad científica internacional, por citar algunos ejemplos, el trabajo de Raymond en los países bajos (Netherlands) que empieza en 2010 con su tesis doctoral [31] y continua a la fecha en el campo de la evaluación constructiva de la nanotecnología y sus posibles efectos en la sociedad, o la tesis doctoral de Moretto [32] desarrollada en Portugal en 2017, que analiza mediante enfoques constructivos de ET el dilema de la promoción y el control sobre las demandas sociales que se han abierto sin precedentes con el auge de los medios sociales, los grandes datos y su velocidad de transferencia, combinados con el uso generalizado de la tecnología móvil, que requieren nuevas formas para integrarse en el sistema digital emergente, que además vincula nuevos actores de la sociedad que se han convertido en innovadores, y que inevitablemente tienen que formar parte de la cadena de valor y la toma de decisiones. En 2017, se presenta en Alemania una primera ET en temas de Robótica de servicios y trabajo humano con enfoque en la sustitución y la cooperación [34]. En Suiza se realizó en 2018 un estudio para un futuro sostenible para la industria europea del cemento y el hormigón desde la ET para la plena decarbonización de la industria en 2050 [33], allí plantearon múltiples escenarios donde se hace una proyección para la industria de la construcción en Europa que permita la sostenibilidad desde múltiples miradas de los actores implicados. O en la evaluación de la tecnología para la salud por ejemplo para la generación de políticas para las terapias incluidas en el tratamiento del COVID-19 [35].
II. METODOLOGÍA
El presente artículo de revisión es un estudio pormenorizado, selectivo y crítico que integra la información esencial acerca de la evaluación de la tecnología y sus enfoques, así como sus necesidades de estudio futuro. La bibliografía seleccionada fue recuperada de bases de datos especializadas. En total se analizaron cerca de cien artículos que incluían la palabra clave technology assessment, y se clasificaron según sus principales desarrollos para responder las preguntas motivadoras de análisis: ¿cómo ha evolucionado el concepto de evaluación de la tecnología y qué enfoques emergentes han aparecido? Y ¿cuáles son las necesidades de investigación futura en este campo?
III. RESULTADOS
La literatura revisada posiciona el surgimiento de la ET durante los años 60; en este periodo se sentaron las bases de la política moderna de ciencia y tecnología, el papel cambiante de los gobiernos, las nuevas responsabilidades emergentes de la preocupación pública por las repercusiones del desarrollo y la utilización de las nuevas tecnologías; los encargados de la formulación de políticas iniciaron investigaciones sobre las consecuencias imprevistas y no previstas de las nuevas tecnologías. En ese sentido, se introdujo el análisis y la consideración, hasta entonces descuidados, de las dimensiones no técnicas en el proceso de adopción de decisiones en materia de ciencia y tecnología e instalaron instituciones destinadas específicamente a asesorar a los encargados de la formulación de políticas sobre los avances científicos y las políticas conexas, así como sobre sus repercusiones sociales más amplias, estableciendo así una forma de ET que hoy se considera la ET “clásica” [10].
El surgimiento de la ET puede remontarse a los cambios institucionales en los países occidentales como Estados Unidos, después de la Segunda Guerra Mundial, cuando se introdujeron por primera vez políticas nacionales integrales de investigación científica, así como de apoyo a la ciencia y a la difusión de la tecnología. Posteriormente, su uso se extendió a países europeos como Dinamarca y Holanda [11] aportando nuevos enfoques, más democráticos y participativos. Daddario [12] sugiere en su escrito germinal sobre la ET que, debido a la naturaleza irreversible de muchos cambios tecnológicos y la gran cantidad de consecuencias posibles, la simpatía por asumir riesgos inherentes al avance tecnológico debe ir acompañada de una evaluación más profunda de los posibles impactos negativos y los beneficios sobre la sociedad. De la misma manera, Daddario advirtió que, en esa época, la ET pocas veces se llevaba a cabo y, por lo general, se realizaba mucho después de la incorporación de la tecnología a la sociedad cuando las consecuencias indeseables habían alcanzado proporciones graves.
Entre sus ejemplos, Daddario cita la experiencia del cultivo de pastizales en las Grandes Llanuras y cómo este precipitó las tormentas de polvo y la erosión durante la sequía de la década de 1930; como resultado, los estudios mostraron el camino hacia la acción correctiva de los cortavientos y otras medidas de conservación del suelo que se produjeron después de haber ocasionado dificultades a los agricultores involucrados. La tecnología puede traer beneficios sobre la sociedad, pero también puede traer efectos nocivos. El cambio no necesariamente equivale a progreso, sin embargo, es imperativo seguir avanzando en términos tecnológicos y, en este punto, la ET no pretende desanimar al empresario, al inventor, al ingeniero o al educador; de hecho, busca fomentar el mayor grado de imaginación para hacer frente a los problemas de la vida y la existencia, por lo que esta imaginación debe extenderse para incluir políticas de evaluación completa de todas las consecuencias sin el temor de una sociedad reactiva que aproveche los riesgos y los déficits como excusa para el estancamiento. Es decir, la ET tiene por objeto el desarrollo tecnológico bajo la previsión del riesgo y la anticipación de efectos negativos sobre la sociedad [12]. En la Tabla 1, se muestran las siete etapas que debe llevar un proceso de ET según Daddario [12].
Etapa | Descripción |
---|---|
1 | Identificar todos los posibles impactos de esta tecnología en los sectores natural, social, económico, jurídico y político. Los efectos directos se separarían de los efectos derivados |
2 | Establecer relaciones de causa y efecto |
3 | Determinar métodos alternativos de aplicación |
4 | Determinar tecnologías alternativas para lograr el mismo objetivo |
5 | Identificar los impactos de las otras tecnologías |
6 | Comparar impactos buenos y malos a partir de mediciones y evidencias significativas |
7 | Presentar los resultados |
En síntesis, el problema de investigación de la ET está orientado a contribuir a soluciones desde la transformación del problema científico en un programa de investigación manejable hasta la retroalimentación de las recomendaciones en el proceso de elaboración de políticas de relevancia y el desarrollo de criterios, que sean, al menos, parcialmente normativos y cargados de valor [13]. No obstante, a pesar de la estructura que plantea la ET, para que tenga relevancia social se espera que sus análisis muestren el impacto social, incluso si este impacto es difícil de medir, ya que normalmente es sólo una fuente de influencia en los procesos polifacéticos e iterativos de toma de decisiones políticas. Uno de sus criterios de calidad más importantes es la transparencia en cuanto a métodos y argumentos. La ET afirma ser neutral e imparcial, sin embargo, ya el diseño de cualquier estudio no suele estar completamente exento de marcos normativos [14].
La creciente conciencia social respecto a que la ciencia y la tecnología aportan grandes beneficios, pero al mismo tiempo suelen traer algunos efectos negativos, en forma de consecuencias que se evalúan como indeseables, ha generado un aumento de la ET [15] de la que se ha derivado una familia completa de enfoques de ET, entre ellos están la ET de conciencia, ET estratégica, ET constructiva [11, 16], ET interactiva [17], ET participativa [18] y la ET sanitaria que surgió y se desarrolló en la Oficina de Evaluación de Tecnología (OET) de los Estados Unidos.
La Evaluación Constructiva de la Tecnología (ECT) puede verse como un enfoque desarrollado principalmente en los Países Bajos y Dinamarca [19]. La ECT se inspira en la necesidad de resolver la dicotomía entre los beneficios de la tecnología y las consecuencias perjudiciales que vienen con su inclusión y su objetivo es encontrar formas de experimentar con la tecnología en la sociedad con el fin de evitar o conocer los posibles efectos perjudiciales. En general, la literatura señala tres niveles de la ECT. El primero, es la anticipación de los impactos de la tecnología, más que la dependencia de la respuesta a los problemas asociados con el desarrollo; el segundo es el aprendizaje profundo, que es necesario para sacar a la superficie y aclarar los valores básicos implícitos en los diseños tecnológicos; y, en tercer lugar, la “reflexividad” de los actores, que supone una mirada sobre los papeles que desempeñan las diversas partes en el proceso de coproducción de la tecnología y sobre las posibles vías para mejorar el proceso de evaluación de la tecnología [20].
La ECT puede considerarse una práctica de diseño tecnológico, donde la evaluación de los efectos se retroalimenta en el desarrollo de la tecnología de forma iterativa y contiene un elemento de aprendizaje social. Es posible que el gobierno y sus organismos sigan desempeñando un papel importante como iniciadores y reguladores de los procesos de modulación, pero esta función no es exclusiva del gobierno y puede ser asumida por otros agentes sociales [19]. La ECT puede entenderse como permitir a la ET ser parte activa del proceso de construcción, donde una de las principales implicaciones es reconocer que otros actores diferentes a los gubernamentales puedan incidir equitativamente sobre las decisiones en cuanto al desarrollo de nuevas tecnologías, por ejemplo, los consumidores y los propios productores [11].
La ECT se centra en la interacción más amplia de la gran variedad de actores, incluida la sociedad, que tienen interés en el desarrollo, el despliegue y la utilización de nuevos campos tecnológicos con base en un enfoque desde la teoría de los sistemas sociotécnicos considerando parte de una red sin fisuras de elementos heterogéneos muy relacionados entre sí, como organizaciones, instituciones, recursos, elementos científicos y la legislación [21]. La ECT se ha desarrollado como una práctica de intervención destinada a alinear las expectativas de los diferentes actores interesados, con el fin de facilitar la generación de nueva tecnología o la innovación de la ya existente [22]. La participación de los diferentes interesados en el proceso de diseño de las tecnologías emergentes debería dar lugar a la aceptación de nuevas tecnologías que se adapten mejor a las necesidades y expectativas de la sociedad [19, 23]. Es un enfoque de previsión donde se examinan múltiples futuros, que valora la interacción de los encargados de adoptar decisiones y las instituciones que darán forma al desarrollo y la adaptación de las nuevas tecnologías [24].
Las nuevas tecnologías no sólo producen nuevos riesgos y beneficios, sino que también alteran el orden simbólico o moral; esos cambios son menos tangibles, pero profundos, y requieren más atención y reflexión. Por lo tanto, la reflexión sobre la investigación y la innovación debería incorporar los ideales normativos, y la ética como un componente de la ECT, para abordar las prácticas de constitución de sujetos, no sólo en términos de cómo los seres humanos son formados por las tecnologías, sino también en términos de la responsabilidad moral que las personas tienen de formar activamente sus vidas con el acompañamiento con estas nuevas tecnologías [25]. Para comprender cómo se produce el desarrollo tecnológico en un sistema, la ECT recomienda un enfoque sociotécnico existente o en evolución sin descuidar la dinámica de múltiples factores [26]. El fenómeno como tal, de los caminos sociotécnicos emergentes y estabilizadores, está ahora ampliamente reconocido. Los actores se anticipan a esos caminos y buscan el que podría pensarse como mejor camino, por ejemplo, en la lucha por una norma de la industria o un diseño dominante [27].
Entre los principales hallazgos de esta revisión, se encontraron varios estudios que evidencian procesos de ET en la actualidad. Por ejemplo, la captura y almacenamiento de carbono es la única tecnología disponible para mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero a gran escala de los sectores energético e industrial basados en combustibles fósiles en un futuro próximo; sin embargo, la mayoría de los sistemas de almacenamiento de CO2 se encuentran en una fase temprana de desarrollo tecnológico y están aún lejos de la comercialización a gran escala debido a los costos altos, la elevada penalización energética, la seguridad y la confiabilidad y, con mayor acento, las incertidumbres políticas [28].
También se identifica, en la literatura científica, que la ECT se ha convertido en una herramienta política estándar para informar a los responsables de la toma de decisiones que deben gestionar la entrada y el uso de productos farmacéuticos, dispositivos médicos y otras tecnologías (incluidas las intervenciones complejas) dentro de los sistemas sanitarios, por ejemplo, a través del reembolso y la fijación de precios. A pesar de la creciente atención prestada a las actividades de ECT, en los últimos años no ha habido ningún intento de sintetizar exhaustivamente las buenas prácticas o las nuevas buenas prácticas para apoyar la toma de decisiones basadas en la población [29].
Cabe decir que la ET para la salud o sanitaria es el enfoque de ET con mayor cantidad de investigaciones publicadas en los últimos cinco años, desde nuevos enfoques para su definición [36], pasando por revisiones hechas en países de Latinoamérica como Brasil [37], o en Europa [38], para el tratamiento de enfermedades como la diabetes [39] o el cáncer de tiroides [42] en el planteamiento de criterios [40], o en la creación de políticas en países como Tailandia [41].
IV. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
Con plena voluntad política, las comunidades de ET deberían plantearse el reto, por un lado, de ganar la confianza y el apoyo activo de los actores políticos comprometidos con los mismos ideales de democracia y elaboración de políticas para el desarrollo tecnológico basadas en el conocimiento. Por otro lado, las comunidades de ET también deberán distinguir a sus partidarios y adversarios y, en consecuencia, reforzar su poder de influencia en la elaboración de políticas. En una época de incertidumbre política y ambigüedad epistémica, las comunidades de ET pueden convertirse en un bastión de la política democrática que den paso a una innovación responsable [30].
Se destaca un enfoque ET acorde a los planteamientos europeos de la ECT donde las políticas para la innovación reflejan un interés por integrar las inquietudes de la sociedad en los procesos de innovación. Se puede tomar como ejemplo el contexto europeo donde se cree en las dinámicas de innovación más inclusivas debido a la experiencia que les trajo el fracaso regulador ligado al desarrollo y comercialización de la biotecnología agroalimentario, donde ha primado la controversia y discordia social acerca de la verdadera evaluación de los riesgos y beneficios de los organismos modificados genéticamente (OMG) aplicados a la agricultura.
Después de esta revisión se pretende advertir que el rol del ingeniero debe considerar el desarrollo tecnológico, no solo desde el ámbito científico sino también debe entender el mundo desde los efectos que tienen sus creaciones sobre la sociedad, las propiedades de la tecnología, sus impactos futuros (incluida la distribución de riesgos y beneficios) se configuran en las interacciones entre los agentes sociales. La conformación de la tecnología, de sus propiedades e impactos se extiende más allá de la etapa de desarrollo hasta la de aplicación, adopción y uso más amplio, por tanto, la composición compleja dada por la interacción de los agentes sociales que se integran cambia de una fase del proceso a la otra, pero cada interacción importante deja sus huellas en la tecnología y en el entorno social. La tecnología y las condiciones sociales coevolucionan en el mismo movimiento y se producen continuamente evaluaciones de diversos tipos. El desafío es prejuzgar estas evaluaciones en la dirección correcta - como parte de un proceso de aprendizaje abierto sobre cuál podría ser la dirección “correcta”.