El estrés es una respuesta a una situación que se percibe como amenazante. Suele tener manifestaciones físicas, emocionales y cognitivas y algunas implicaciones negativas para la salud mental ya que se asocia con mayores niveles de ansiedad y sintomatología depresiva (Barrera-Herrera et al., 2019). Se asocia con el desarrollo de enfermedades crónicas (Leiva-Peña et al., 2021) como la diabetes mellitus tipo 2 (Ramírez-González et al., 2021), la cual afecta aproximadamente al 9 % de la población adulta mundial (Aguiar-Bernal et al., 2023). El estrés es multicausal y hay diferentes tipos (Guillén-Riebeling, 2023).
Recientemente la preocupación por las finanzas ha sido identificada como una de las principales causas de estrés en un contexto económico mundial que se vio afectado por factores como la pandemia por Covid-19, la recesión económica y la inflación (McRae Ngo, 2024). El estrés financiero ha sido definido por algunos autores como la preocupación asociada a la dificultad para cumplir con los compromisos financieros básicos debido a la escasez de dinero (Yates, 2007). Sin embargo, otros lo definen como las tensiones que ocurren cuando una persona se expone a ciertos eventos negativos asociados a cambios en su situación financiera, como la disminución de los ingresos o la pérdida del empleo, entre otros (Kim et al., 2006). Tales cambios implican la experimentación de tensión física y emocional por factores externos e internos con desenlaces negativos en el bienestar financiero (Mejía-Córdova, 2017; Rahman et al., 2021), la satisfacción con la vida (Aktas & Cicek, 2023) y la productividad laboral (Mejía-Córdova, 2016).
Uno de los factores asociado al estrés financiero es el endeudamiento (Ryu & Fan, 2023; Szkody et al., 2023). En Chile el 57.4 % de hogares tiene deudas (Banco Central de Chile, 2021), lo cual es un factor de riesgo de sobreendeudamiento (Comisión para el Mercado Financiero, 2022). Este disminuye el poder adquisitivo y la calidad de vida especialmente en sectores poblacionales con menos recursos económicos (Hauri-Bozzo, 2020). Así, Araujo (2019) señala que la sociedad chilena ha normalizado la deuda como un mecanismo de acceso a bienes y productos de consumo, pero no se aborda el riesgo de sobreendeudamiento como un elemento que puede deteriorar la calidad de vida y el bienestar subjetivo. Además, acceder a un endeudamiento sin planificación se asocia a la desigualdad económica y social, e incluso a condiciones estructurales que normalizan el endeudamiento sin tener conciencia de que la acumulación de deudas deriva en sobreendeudamiento y malestar social (Han, 2022; Marambio, 2019).
Un grupo vulnerable a recurrir al endeudamiento temprano es la población adulta emergente (Felinto et al., 2020), que se encuentra en un proceso de exploración de intereses y construcción de identidad (Barrera-Herrera & Vinet, 2017) asociado a la independencia económica de los padres y la definición de un proyecto de vida personal (Barrera-Herrera et al., 2020; Meier, 2020).
Algunas cifras sobre el endeudamiento de adultos emergentes chilenos indican que el 30.1 % de jóvenes entre 18 y 29 años de edad se considera altamente endeudado, cifra que aumenta en mujeres, con un 32.2 %, y en un 39.2 % en jóvenes entre 18 y 19 años. La deuda se concentra en tarjetas de crédito de casas comerciales (22.8 %) y de bancos (20.1 %) (Injuv, 2020). Estos últimos datos son relevantes porque las personas que no logran pagar sus deudas de tarjeta de crédito tienen problemas persistentes con el sistema financiero (Almeida et al., 2021; Santos et al., 2016).
Por otra parte, en la literatura científica sobre el tema se plantea la existencia de dos tipos de actitudes hacia el endeudamiento: la primera es la austera, que consiste en una postura cautelosa frente a la deuda, cuyo fin suele ser cubrir necesidades fundamentales para las personas; la segunda es la hedonista, que implica una concepción positiva del uso del crédito para satisfacer necesidades y deseos de forma inmediata, sin evaluar las consecuencias futuras (Denegri et al., 2017; Quintano & Denegri, 2021).
La actitud hedonista hacia el endeudamiento tiene consecuencias negativas en las finanzas personales, especialmente porque las personas se endeudan sin una planificación, lo que deriva en una mayor probabilidad de sobreendeudamiento y un mayor estrés financiero (Palimbong et al., 2022). Algunos autores señalan que las actitudes favorables al endeudamiento derivan en actitudes de compra más impulsivas y menos planificadas, lo cual se asocia directamente con el estrés financiero (Almenberg et al., 2021; Canniati et al., 2019). Así, las actitudes hacia la compra son juicios evaluativos frente al acto de consumir que pueden ser positivos, negativos o neutrales. En este estudio se abordan dos tipos de actitudes: la impulsiva y la planificada. La actitud de compra impulsiva favorece el acto de adquirir productos en forma irreflexiva y suele tener un alto contenido emocional (Castellanos et al., 2016; Godoy et al., 2018).
Por su parte, la compra planificada implica una mayor activación cognitiva para evaluar los beneficios y consecuencias de la adquisición de productos (Muñoz et al., 2019). Además, se relaciona directamente con la actitud austera de endeudamiento (Godoy et al., 2015), lo cual indica que una actitud cautelosa frente a la deuda también se asocia con una mayor planificación en las compras. Teóricamente esto implicaría un menor nivel de endeudamiento ya que las personas tendrían menos compromisos financieros, lo que incrementaría su liquidez y reduciría el nivel de estrés financiero (Fan & Henager, 2022; Steen & MacKenzie, 2013).
La potencial relación de las actitudes hacia el endeudamiento y la compra con el estrés financiero puede ser entendida a través del modelo integrador de Fred van Raaij (1993, 2014), que utiliza variables económicas, contextuales y psicológicas para explicar el comportamiento financiero. Dicho autor propone que el medio económico (E) es percibido de distinta forma por cada persona, lo que se denomina ambiente económico percibido (EP). Según esta teoría, la conducta económica (B) es influenciada en mayor medida por la percepción del ambiente económico. En otras palabras, las personas podrían tomar decisiones financieras basándose en la percepción de sus propias finanzas, independientemente de la situación económica real.
Con base en lo expuesto, este proyecto aporta a la comprensión teórica y práctica del vínculo entre actitudes hacia el endeudamiento y la compra y estrés financiero en adultos emergentes. Valga recalcarlo, esta población suele tener conductas financieras asociadas a la construcción de identidad (Castellanos et al., 2020; Felinto et al., 2020) y no siempre sigue una planificación que derive en mayores niveles de bienestar financiero (Castellanos-Alvarenga et al., 2022; Roll et al., 2022).
De acuerdo con los antecedentes teóricos y empíricos expuestos, el objetivo de esta investigación fue determinar si las actitudes austeras y las hedonistas hacia el endeudamiento se relacionan con el estrés financiero directa e indirectamente -a través de las actitudes de compra planificada e impulsiva- en adultos emergentes del sur de Chile.
En esta investigación se plantearon las siguientes hipótesis: (1) la actitud austera hacia el endeudamiento se asociará inversamente con el estrés financiero; (2) la actitud austera hacia el endeudamiento tendrá un efecto indirecto en el estrés financiero a través de la compra planificada; (3) la actitud hedonista hacia el endeudamiento se asociará directamente con el estrés financiero; (4) la actitud hedonista hacia el endeudamiento tendrá un efecto indirecto en el estrés financiero a través de la compra impulsiva. Estas hipótesis se representan visualmente en la figura 1.
Método
Participantes
El diseño fue transversal con un alcance correlacional-explicativo y se utilizó un muestreo no probabilístico intencionado (Hernández et al., 2014). El tamaño de la muestra fue calculado a priori para realizar estimaciones confiables basadas en el modelamiento de ecuaciones estructurales (Soper, 2024). Así, la muestra estuvo conformada por 624 estudiantes de educación superior (63.1 % mujeres) y el promedio de edad fue 20.44 años (DE = 3.35). Los criterios de inclusión fueron: (1) edad entre 18 y 29 años, (2) que estuvieran cursando entre primero y quinto año de carreras profesionales o técnicas y (3) que estudiaran en alguna institución educativa de la región de La Araucanía, al sur de Chile. La tabla 1 muestra las características sociodemográficas de la muestra.
Variables e instrumentos
Cuestionario sociodemográfico y de comportamiento financiero. Se utilizó para recoger datos demográficos generales (edad, género, institución educativa, cifra de endeudamiento personal). Se incluyó en este instrumento el método de evaluación Esomar, que permite establecer el nivel socioeconómico familiar a partir del nivel educacional y la categoría ocupacional del principal sostenedor del hogar.
Escala de actitudes hacia el endeudamiento (Denegri et al., 2011). Consta de ocho ítems en formato tipo Likert con cuatro opciones de respuesta. Cinco miden la actitud de austeridad (cautela y reserva frente al endeudamiento), que tuvo un índice de confiabilidad alfa de Cronbach de a = .717 y un omega de McDonald de w = .718 -ejemplo de ítem: “Es preferible tratar de pagar siempre al contado”-. Los otros tres miden la actitud hedonista (posición favorable a contraer deudas sin evaluar las consecuencias), que tuvo un índice de confiabilidad alfa de Cronbach de a = .686 y un omega de McDonald de w = .709 -ejemplo de ítem: “Usar el crédito permite tener una mejor calidad de vida”-.
Escala de actitudes hacia la compra (Denegri et al., 2011). Es una escala tipo Likert con 12 ítems que evalúan tres estilos actitudinales de compra en estudiantes universitarios: planificación, impulsividad y compulsividad. En este estudio se tomó la decisión metodológica de no incluir la dimensión compulsividad, debido a que en estudios previos se le atribuye una connotación patológica (Adamczyk, 2024; Castellanos et al., 2016; Maraz & Yi, 2022).
Por lo tanto, para efectos de esta investigación solo se utilizaron ocho ítems de dicha escala. Los primeros cuatro miden la compra planificada, que tuvo un alfa de Cronbach de a = .801 y un omega de McDonald de w = .804 -ejemplo de ítem: “Antes de la compra elaboro una lista de lo que necesito”-. Los otros cuatro evalúan la compra impulsiva, que tuvo un alfa de Cronbach de a = .792 y un omega de McDonald de w = .803 -ejemplo de ítem: “Me encanta comprar cosas que no había pensado”-.
Escala de estrés/bienestar financiero (Prawitz et al., 2006). Es un instrumento tipo Likert con ocho ítems que originalmente tienen una puntuación del 1 al 10. Su versión original fue diseñada con un solo factor, el cual en un estudio mostró un índice alfa de Cronbach de a = .863 (Mahdzan et al., 2019) y en otro, un a = .91 (Chatterjee et al., 2019). Sin embargo, en este estudio se hizo un análisis factorial exploratorio con aproximación ESEM y se encontró una solución bifactorial con las dimensiones estrés y bienestar financiero (X 2 (13) = 32.455, p = .002; CFI = 1.000; TLI = 1.004; RMSEA = .028, IC90% (0.016 - 0.041); SRMR = .024).
Por tanto, se utilizaron cinco ítems que miden directamente el estrés financiero en una escala del 1 al 6, mostrando un alfa de Cronbach de a = .748 y un omega de McDonald de w = .758 -ejemplo de ítem: “¿Cuál cree que es el nivel de su estrés financiero hoy?”-.
Procedimiento de recolección de información
Según consta en el acta n.o 083_22 del 6 de julio de 2022, folio n.o 049/22, el protocolo de investigación fue revisado y aprobado por el Comité Ético Científico de la Universidad de La Frontera (Chile), que suscribe la Declaración de Helsinki.
Se hizo la invitación a los participantes para que respondieran los instrumentos en formato en línea. El tiempo para responder fue de 15 minutos aproximadamente. Todos los participantes firmaron un consentimiento informado digital. La participación fue voluntaria y no hubo compensación económica.
Plan de análisis
En primer lugar, a través del software SPSS 29 se realizaron análisis descriptivos de las variables, se calculó el promedio de estas y se hizo un análisis de correlación bivariada de Pearson. También se adelantaron cálculos preliminares con el fin de identificar y eliminar valores atípicos multivariados a través de la distancia de Mahalanobis (Leal et al., 2014).
Para comprobar las hipótesis de la investigación se utilizó un análisis de ecuaciones estructurales (SEM). El SEM es una técnica estadística que permite modelar relaciones directas e indirectas entre variables observadas y latentes teniendo en cuenta el error de medición (Ortiz & Fernández-Pera, 2018).
Una de las principales ventajas del SEM es que permite confirmar el patrón estructural de relaciones entre variables a partir de un análisis multivariado (Hair et al., 2022). El SEM fue realizado a través del entorno RStudio versión 2023.12.0+369 (Posit Team, 2023) utilizando el paquete estadístico lavaan (Rosseel, 2012). Con el fin de probar las hipótesis multivariadas de este estudio se controlaron los efectos del nivel socioeconómico, el monto de deuda, la edad, el género, el uso de tarjeta de crédito y la dependencia financiera de la familia.
La estimación de modelos se ejecutó con el método de mínimos cuadrados ponderados con media y varianza ajustada (WLSMV) pues había variables categóricas en el análisis y además es un método robusto ante la no normalidad multivariada de variables ordinales (DiStefano & Morgan, 2014; Kline, 2023).
Para la evaluación del ajuste global de los modelos, se tomaron en consideración los siguientes indicadores: (1) índice de comparación de ajuste (CFI) e índice de Tucker- Lewis (TLI) > .90 para aceptable y > .95 para excelente; (2) error cuadrático medio de aproximación (RMSEA) y raíz cuadrática media estandarizada residual (SRMR) < .08 para aceptable y < .06 para excelente (Marsh et al., 2005; Martinková & Hladká, 2023).
Para identificar los efectos de mediación se estimaron efectos indirectos y totales. Finalmente, se revisaron los índices de modificación para determinar si era apropiado eliminar o modelar senderos específicos para mejorar el ajuste del modelo (Wang & Wang, 2020).
Resultados
En primer lugar, en la tabla 2 se muestran las correlaciones de las variables bajo estudio para tener una visión preliminar de la asociación de las actitudes austera y hedonista con el endeudamiento, las actitudes de compra planificada e impulsiva y el estrés financiero. Además, se incluyen las medias y desviaciones estándar de cada variable para ofrecer una comprensión completa de los datos. El análisis de correlaciones revela la existencia de varias relaciones significativas, lo que confirma la relevancia de ejecutar un modelo de ecuaciones estructurales para entender mejor estas interacciones complejas y tener estimaciones precisas sobre las relaciones directas e indirectas entre las variables.
Análisis estructural
El análisis SEM muestra que el modelo estimado presentó excelentes índices de bondad de ajuste (X 2 (70) = 1274.687, p < .001; CFI = .980; TLI = .976; RMSEA = .033, IC90% (0.025 - 0.040); SRMR = .047) y logró explicar el 18.9 % de la varianza del estrés financiero. Se observa que mayores actitudes hedonistas se relacionan positivamente con actitudes de compra impulsivas (b = .239, p < .001), pero no se asocian con el estrés financiero (b = .099, p = .128).
A su vez, actitudes más austeras se relacionan directamente con compras más planificadas (b = .215, p < .001). Asimismo, se encontró que el estrés financiero es predicho por actitudes más austeras (b = .119, p = .002) y también por la actitud de compra planificada (b = .236, p < .001) y la impulsiva (b = .133, p = .003). No se observó que las actitudes hedonistas tuvieran un efecto indirecto sobre el estrés financiero a través la compra impulsiva (b indirecto = .032, p = .007). Con respecto a las actitudes austeras, se observó que tienen un efecto indirecto positivo sobre el estrés financiero a través de la compra planificada (b indirecto = .051, p = .023; b total = .170, p = .002). En la figura 2 se muestran las relaciones estructurales.
Discusión
Actitud austera, compra planificada y estrés financiero
En la hipótesis 1 se postuló que la actitud austera hacia el endeudamiento se relacionaría inversamente con el estrés financiero. Sin embargo, se encontró una relación contraria a lo propuesto: una relación positiva entre este y aquella. Este resultado se discute a la luz de la perspectiva de Van Raaij (2014), en el sentido de que percibir un ambiente económico con menos recursos disponibles hace que las personas tengan una actitud más cautelosa frente al endeudamiento. Además, es oportuno mencionar que los participantes eran adultos emergentes, en particular estudiantes universitarios financieramente dependientes de sus padres y familiares (70.4 %), que podrían considerar más estresante estar sin recursos para el día a día que recurrir a la deuda.
Con respecto a la hipótesis 2, según la cual la actitud austera hacia el endeudamiento tendría un efecto indirecto en el estrés financiero a través de la compra planificada, de lo cual se esperaba un efecto negativo, se observó que la actitud austera se asoció positivamente con la planificada y esta última se asoció positivamente con el estrés financiero. El resultado contradice lo expuesto por autores que asociaron la planificación a menor estrés financiero (Szkody et al., 2023; Yates, 2007). Por lo tanto, sería importante desarrollar otras investigaciones con poblaciones diferentes. En este sentido, desde una perspectiva centrada en las características individuales, sería interesante plantear hipótesis alternativas basadas en la literatura científica. Por ejemplo, en distintos estudios se argumenta que el neuroticismo, como rasgo de personalidad, está vinculado con la ansiedad, el estrés y la aversión al riesgo (Wrzus et al., 2021; Xu et al., 2023). A partir de esto, sería conveniente examinar si tal rasgo se asocia con el estrés financiero, incorporando variables económicas, psicológicas y sociales que pudieran explicar dicha relación.
Actitud hedonista, compra impulsiva y estrés financiero
La hipótesis 3 postuló que la actitud hedonista hacia el endeudamiento se asociaría directamente con el estrés financiero. Al contrario, no se encontró una relación estadísticamente significativa entre este y aquella.
Estos resultados apoyan lo expuesto por Araujo (2019), en el sentido de que la sociedad chilena ha normalizado el endeudamiento y por eso existen actitudes favorables a este sin considerar las consecuencias futuras. Esto podría generar una falsa sensación de seguridad financiera con repercusiones negativas en el bienestar material y psicológico a largo plazo (Marambio, 2019).
En cuanto a la hipótesis 4, planteó que la actitud hedonista hacia el endeudamiento tendría un efecto indirecto en el estrés financiero a través de la compra impulsiva. En este caso, no se comprobó tal hipótesis.
A partir del análisis SEM se observó que las actitudes hedonistas se relacionaron positivamente con las de compras impulsivas, y que estas últimas sí se asocian con el estrés financiero. Es importante poner atención a este hallazgo porque los adultos emergentes que desarrollan actitudes favorables a endeudarse podrían asumir estilos de compra impulsivos sin ser conscientes de que el endeudamiento requiere un uso eficiente de los recursos para tener capacidad de pago (Almeida et al., 2021). En ese mismo sentido, es importante que diferencien entre necesidades y deseos para que alcancen un equilibrio entre bienestar material y psicológico (Bridson et al., 2024; Castellanos et al., 2020).
Por otro lado, es importante destacar que en este estudio se controlaron nivel socioeconómico, deuda, uso de tarjeta de crédito y dependencia financiera de la familia. Es decir, al margen de estas variables, las personas con actitudes más austeras experimentan mayor estrés financiero. Esto podría explicarse porque la austeridad implica una mayor preocupación por el dinero y el control de las finanzas personales.
Entre las fortalezas de este estudio se destacan las ventajas específicas del modelo SEM utilizado para analizar relaciones directas e indirectas y controlar por variables exógenas. Otro elemento positivo fue que el tamaño de la muestra se ajustó a los parámetros del modelo. Una limitación fue el diseño transeccional, que no permite descartar una dirección inversa de la causalidad entre las variables de interés. Esto implicaría, por ejemplo, en un modelo alternativo, que niveles de estrés financiero más altos predigan o antecedan actitudes más austeras.
Conclusiones
La actitud austera está positivamente relacionada con la compra planificada y, al mismo tiempo, con el estrés financiero. Este resultado sugiere que las personas con una actitud austera podrían ser más conscientes y cautelosas en sus decisiones de compra, lo que conduce a una planificación más cuidadosa. Sin embargo, una mayor conciencia y planificación no necesariamente reduce el estrés financiero, sino que incluso puede reforzarlo al aumentar la sensación de que los recursos son limitados. Este hallazgo destaca la importancia de considerar el contexto económico y cultural al analizar los comportamientos financieros y sus implicaciones emocionales.
Es importante señalar que las conclusiones de este estudio se basan en una población específica de estudiantes de educación superior residentes en Temuco, capital de la IX Región, en Chile. La mayoría de los participantes dependía financieramente de sus padres. Por lo tanto, los resultados no pueden generalizarse a otras poblaciones con características sociodemográficas diferentes.
Sería oportuno realizar otras investigaciones con poblaciones distintas para indagar cómo las actitudes financieras pueden variar según la edad, el género, el nivel socioeconómico, la situación laboral y otros factores.
Finalmente, se propone desarrollar en futuras líneas de investigación proyectos con intervenciones de educación financiera que permitan precisar su efecto en actitudes y conductas de compra tendientes a alcanzar el equilibrio entre el bienestar económico general y el bienestar financiero individual 1.