Introducción
En los últimos años la problemática relacionada con los cambios del estilo de vida en los jóvenes universitarios cobra relevancia, lo anterior debido a que son los universitarios quienes en su etapa de estudio experimentan una serie de cambios emocionales, fisiológicos y ambientales que determinan costumbres y hábitos de riesgo, que en muchos casos se mantienen a lo largo de la vida profesional y repercuten en su estado de salud disminuyendo su calidad de vida 1-2-3. En este sentido surgen otros hábitos alimenticios donde se reserva poco tiempo para comer, se obvian las comidas principales del día (o se consumen a deshoras) y se privilegia la comida trans; así mismo, disminuye el ejercicio físico, bajo el argumento de la falta de tiempo y cansancio 4,5. Los contactos sociales propician el consumo de alcohol y tabaco, que en muchos casos predisponen a enfermedades cardiovasculares 6-8.
Algunos estudios demuestran una alta prevalencia de factores de riesgo para enfermedades crónicas no transmisibles en universitarios: prehipertensión en hombres e hipercolesterolemia en mujeres, con factores de riesgo como tabaquismo, sedentarismo, consumo de alcohol, sobrepeso, obesidad, un bajo consumo de frutas y verduras y el alto consumo de grasas saturadas 9-12. El estilo de vida sedentario se considera hoy como la enfermedad del siglo XXI, dado que, casi un tercio de la población mundial está inactiva, lo que predispone a enfermedad coronaria, diabetes y cáncer, reduciendo la esperanza de vida 13. Por otro lado, actividades como ver televisión, jugar videojuegos y usar computadoras se asocian a una menor calidad de vida en esta población 14,15.
En los jóvenes universitarios el ejercicio físico, es concebido como una conducta promotora de salud, pero esta actividad solo se realiza de acuerdo a las motivaciones y afectos individuales. El modelo de promoción de la salud de Nola Pender, inspirado en Carranza et al. 16, postula la importancia de procesos cognitivos para cambiar la conducta incorporando aspectos de aprendizaje cognitivo y conductual, este modelo menciona características y experiencias de la persona establecidas por conductas previas influenciadas por factores personales, biológicos, psicológicos y socioculturales; generando cogniciones y afectos específicos de la conducta, percibidos como beneficios o barreras que pueden ser influenciados por otros (familia, parejas, cuidadores); estas barreras son apreciaciones negativas o desventajas que obstaculizan la acción, la mediación de la conducta y la conducta real 17. Las barreras se pueden clasificar en barreras internas o autopercibidas y barreras externas, tales como el acceso, entorno, infraestructura, entre otras; en este sentido, todas se reconocen como obstáculos que impiden a la persona adoptar un estilo de vida activo y saludable 18.
La motivación está estrechamente relacionada con los niveles de actividad física en los universitarios, este hecho puede deberse a que los jóvenes establecen sus estilos de vida con el tiempo, situación que refleja el patrón de comportamiento especialmente cuando se enfrentan a obstáculos o barreras que son frecuentes en esta etapa, tales situaciones son la falta de tiempo, el estrés y los compromisos académicos, miedo a lastimarse, falta de habilidades, influencia social, poca energía, falta de voluntad, escasos recursos y la falta de motivación intrínseca 19-24.
Algunos aspectos que ayudan a la motivación intrínseca de los universitarios radican en mejorar la percepción de su imagen corporal y de su estado de salud; así como aumentar el bienestar físico y psicológico, liberar energía, divertirse, incrementar la inteligencia emocional, optimizar la calidad del sueño, promover el desarrollo social, y esto está dado por la práctica permanente del ejercicio físico, aspecto que ayuda a la promoción de una mejor calidad de vida 25-26.
De igual forma, la temática de las barreras que poseen los estudiantes universitarios para la realización del ejercicio físico ha sido estudiada por diferencia de género, estilos de vida específicos (sobre todo hábitos alimenticios) e influencias sociales; sin embargo, no se ha identificado si el hecho de pertenecer a un programa profesional específico pueda estar asociado con una mayor o menor percepción de barreras 8.
En el presente estudio se analizaron las barreras que impiden la práctica de ejercicio físico en estudiantes universitarios pertenecientes a programas académicos de pregrado de la ciudad de Manizales, con el fin de comprender los condicionantes de la práctica del ejercicio físico, teniendo en cuenta el tipo de universidad, el programa académico y el año de estudio.
Materiales y métodos
Este estudio corresponde a un enfoque cuantitativo, diseño observacional de tipo correlacional. La población estuvo conformada por 19.250 estudiantes matriculados en el primer periodo académico del año de realización del estudio, en cuatro universidades de la ciudad de Manizales. Dicha población representaba programas de pregrado presencial agrupados por las áreas de conocimiento estipuladas en el Ministerio de Educación Nacional. Para la selección de la muestra se utilizó un muestreo aleatorio estratificado, con el fin de lograr representación de cada estrato (institución universitaria); de esta forma se obtuvo un total de 2.576 participantes. Se incluyeron los estudiantes que se encontraban cursando sus primeros cuatro años de carrera profesional en modalidad presencial diurna, con el fin de estandarizar el número de años cursados en todos los programas académicos; asimismo, se tuvo en cuenta a todos aquellos que respondieron el 95 % de los ítems del instrumento utilizado, como lo precisa su validación. La distribución de la muestra por área de conocimiento se ilustra en la Tabla 1.
Para la recolección de la información, se utilizó la escala de beneficios y barreras que tiene el ejercicio (EEBS) versión en español diseñada y validada por Pender 5 bajo previa autorización de la autora. Dicha escala, ha demostrado nivel de confiabilidad de 0,80 en otros estudios 6. Este instrumento consta de dos escalas por separado que permiten evaluar la percepción de beneficios y barreras que poseen las personas para la realización del ejercicio físico. Para efectos del presente estudio, se utilizó únicamente la escala de barreras que consta de 14 ítems, cuya confiabilidad es de 0,71 27; de esta, las opciones de respuesta se encuentran dispuestas en escala Likert de 4 a 1, (4 completamente de acuerdo, 3 de acuerdo, 2 en desacuerdo y 1 completamente en desacuerdo). Los valores teóricos estipulados son 14 puntos mínimo y 56 puntos máximo. Entre más alta sea la puntuación, mayor será la percepción de barreras. Para facilitar el análisis se dicotomizaron y se estableció aquellos valores entre 14 y 28 puntos (completamente de acuerdo y de acuerdo) y entre 29 y 56 puntos (completamente en desacuerdo y en desacuerdo)
La investigación fue aprobada por el comité de ética de las dos universidades que lideraron el proyecto (Acta CBCS-049-016 del 20 de agosto de 2016). La aplicación de la escala se realizó bajo previa autorización de las cuatro instituciones de educación superior, dos públicas y dos privadas que fueron objeto de estudio. Los estudiantes seleccionados en el muestreo fueron abordados de manera individual dentro de cada institución y el instrumento se diligenció de manera presencial y autoadministrada baja previo consentimiento informado, durante los años 2017 y 2018.
Para el análisis estadístico se utilizó base de datos en software IBM SPSS versión 18 (licenciada por la Universidad Católica de Manizales). Se trabajó con una confiabilidad del 95 % y un margen de error del 5 %. Se realizó descripción de variables sociodemográficas a través de estadística descriptiva con frecuencias, porcentajes y medidas de tendencia central. Las barreras identificadas a través de la escala EEBS fueron analizadas según puntuaciones precisadas en el instrumento. Se realizó análisis bivariado para ello y previo a la realización de la prueba de normalidad que mostró una distribución no paramétrica, se determinó aplicar el coeficiente estadístico de chi cuadrado, donde se posibilitó establecer asociaciones entre las barreras percibidas y las diferentes variables y, posteriormente, se realizaron pruebas de Odds Ratio (OR), las cuales se confirmaron con el p valor (0,05) y permitieron establecer la probabilidad de las barreras.
Resultados
Los datos sociodemográficos mostraron que, del total de la muestra el 33 % se encontraba entre los 19-20 años; el 51,1 % de los estudiantes eran hombres y el 96,5 % solteros. Las universidades públicas representaron el 71,5 %. El área de conocimiento con mayor representación fue ingeniería, arquitectura y afines con el 39,5 % de la muestra. Los estudiantes se distribuyeron proporcionalmente por año de estudio mostrando representación entre 24,5-26,5 % por cada año.
El promedio de barreras se ubicó en 30 puntos y la mediana en 30 puntos, con una desviación estándar de 6,3, lo que ubica a los estudiantes por encima de la media teórica. Al analizar la fiabilidad de los 14 ítems se encontró un Alfa de Cronbach (α) de 0,81.
Las barreras que obtuvieron mayor porcentaje de respuesta en las opciones: “completamente de acuerdo” y “de acuerdo” fueron: “Hacer ejercicio me cansa” en el 67,7 % de los estudiantes; “Yo me fatigo cuando hago ejercicio” en el 60,24 % y “Hacer ejercicio toma mucho de mi tiempo” en el 48,91 %, siendo mayor el porcentaje de respuesta en los estudiantes de sexo masculino para los tres ítems. Así mismo, las universidades públicas fueron las que reportaron el porcentaje más alto en estas tres barreras (48,4 % - 43,1 % y 34,4 % respectivamente para los ítems mencionados) (Tabla 2).
En la Tabla 3 se evidencia que al comparar cada una de las barreras con las diferentes áreas de conocimiento se encontraron diferencias estadísticamente significativas, donde el OR confirmado por el p valor establece que los estudiantes de educación presentan una mayor probabilidad de barrera o estar en desacuerdo con la afirmación de “hacer ejercicio toma mucho de mi tiempo” contrario a los estudiantes de ingeniería quienes tiene mayor probabilidad de estar de acuerdo. Los estudiantes de Bellas Artes tienen mayor probabilidad de estar de acuerdo con la afirmación de “hacer ejercicio me cansa”, “me da vergüenza hacer ejercicio” y “hacer ejercicio cuesta mucho dinero”, mientras que para los estudiantes de agronomía hay mayor probabilidad en estar de acuerdo con la afirmación de “los lugares en que yo puedo hacer ejercicio quedan muy lejos”. Por último, los estudiantes de educación también evidencian que hacer ejercicio cuesta mucho, tiene probabilidad de convertirse en barrera.
Discusión
Al analizar las barreras que impiden la práctica de ejercicio físico en estudiantes universitarios pertenecientes a programas de pregrado de la ciudad de Manizales, se identificó que el tiempo es una de las barreras más percibidas por los estudiantes universitarios 24,25, con excepción de educación y sociales de los cuales se obtuvieron respuestas con un p valor de 0,021 0,029 respectivamente; Rubio demostró que es la barrera más fuertemente relacionada, resaltándose en las mujeres desde la adolescencia 26-31; según Fernández et al. el 49,7 % manifiesta no tener tiempo 7. La falta de tiempo para realizar ejercicio físico se debe a responsabilidades académicas: trabajos y tareas extraclase 32-36, lo cual es confirmado especialmente por los estudiantes de Bellas Artes y Salud al manifestar que los sitios para realizar ejercicio no tienen horarios convenientes, siendo esto reforzado por el estudio realizado por Pereira 32. Se encontró que estudiantes de algunos programas refieren que practicar ejercicio físico toma mucho tiempo de las obligaciones familiares 37-40.
Otra barrera hallada en estudiantes de Bellas Artes y Sociales, es la relacionada con el esfuerzo físico “hacer ejercicio me cansa” o “hacer ejercicio es un trabajo duro para mí”; los autores revisados lo relatan cómo pereza, falta de energía, poco interés, percepción de no tener capacidad para el ejercicio físico 41,42 falta de autodisciplina, fuerza de voluntad escasa, el hecho de no gustar de la práctica del ejercicio físico y el deporte 43 y necesidad de descanso pasivo. Es de resaltar que el tiempo empleado para recuperar energías es necesario para los estudiantes 36 y el ocio es considerado un factor para el sedentarismo 44.
La distancia o ubicación de los sitios para hacer ejercicio físico es una barrera, especialmente para los estudiantes de Bellas Artes; Pereira et al. lo corroboran mencionando que el espacio para realizar ejercicio condiciona su práctica 32; las condiciones de las instalaciones motivan la práctica de ejercicio físico 40,45; como también la percepción de las condiciones medioambientales y de seguridad, los cuales son factores que facilitan o dificultan su práctica 46, esto indica el por qué algunas personas dejan de ser activas al cambiar su entorno.
El apoyo social es otra barrera para los estudiantes de Bellas Artes; estudios indican que los hombres practican ejercicio físico con amigos 32,39,44 mientras que otros autores demuestran que la compañía no impide su práctica 34. El apoyo familiar es fundamental a la hora de la práctica deportiva 47-49 los estudiantes de esta área de estudio lo describen como impedimento para hacer ejercicio.
La imagen corporal/ansiedad física social es una de las barreras identificadas entre jóvenes para la práctica de actividad física con una media 1,69 y un alfa de Cronbach de 0,72, siendo una de las motivaciones extrínsecas que pueden desfavorecer la práctica deportiva 50-52. Lo mismo sucede con los estudiantes de Bellas Artes, quienes están de acuerdo con la afirmación “me da mucha vergüenza hacer ejercicio” y con la premisa “yo pienso que las personas en ropa deportiva se ven graciosas”
El factor económico es otra barrera mencionada por estudiantes de Bellas Artes, la cual es descrita por otros autores donde relacionan los costos que implica la práctica deportiva 53,54.
Los alcances de esta investigación han posibilitado el analizar las barreras que impiden la práctica de ejercicio físico en estudiantes universitarios pertenecientes a programas de pregrado de la ciudad de Manizales, abarcando dos universidades públicas y dos universidades privadas de la misma ciudad. Dentro de las limitaciones de este estudio se encuentran la dificultad de captar los estudiantes, ya que era necesario solicitar autorización de los docentes para entregarles el instrumento, y el tiempo reducido que los estudiantes tenían entre una clase y otra para poder responder los instrumentos.
Conclusiones
El área de conocimiento influye en las barreras percibidas para realizar ejercicio físico. Bellas Artes y Ciencias Sociales son las que perciben mayores excusas, contrario a Educación y Agronomía donde no consideran barreras para la práctica del ejercicio físico.
Las mismas áreas de conocimiento que perciben más barreras, son las que perciben menos beneficios con la práctica del ejercicio físico.
Los planes de estudios deben incluir espacios académicos y/o lúdicos que permitan la práctica deportiva, de acuerdo con las características de cada currículum y los intereses de los estudiantes de cada programa. Los docentes deben motivar y servir de ejemplo para que los estudiantes sean más activos. Las universidades deben proporcionar espacios y programas sin costo que incentiven la actividad física, y deben tener en cuenta los resultados de este estudio para plantear programas diferenciales, a la vez, que consideren que las actividades de ocio son necesarias para el descanso y la interacción social, con el fin de fortalecer hábitos y estilos de vida sana entre los universitarios para evitar que obtengan y se arraiguen en ellos hábitos lesivos para la salud.