INTRODUCCIÓN
Para poder entender la generación estudiantil colombiana del centenario y la de los nuevos, los ubicamos en el contexto socio-político de la época, porque el movimiento estudiantil es un hecho social y estas dos generaciones presentan un sello que es el de la identidad latinoamericana. Estos jóvenes estudiantes establecieron relaciones, con sus homólogos de los diferentes países latinoamericanos, porque los contextos de problemas políticos eran similares en cada uno de sus países. Es relevante indicar que, en las concepciones teóricas del estudio, para esta época no utilizaremos el concepto de joven6, sino que acogemos los aportes de movimiento estudiantil que nos dan los historiadores Renate Marsiske al señalar que a "los estudiantes y los movimientos tienen relaciones muy estrechas con el estado general de la sociedad y la calidad y la orientación de su vida política"7. Por su parte, Álvaro Acevedo, como analista al movimiento estudiantil del 68, expresa "La juventud es un campo de confrontación de intereses y poderes, no solo por la definición como etapa de la vida, sino por el control que toma de decisiones"8. Lo evidente para los dos autores, y en este trabajo, es el hecho social-político de contexto, en el que se circunscribe el movimiento estudiantil. En este caso, las fuerzas encontradas son las del partido conservador y las de los liberales con las nacientes socialistas que aparecen en el país y que marcarían rupturas en el pensamiento político y en las representaciones sociales9.
De esta manera, al introducimos en los antecedentes de estas dos generaciones, localizamos el origen en las ideas políticas de los liberales radicales que, quizá en su imaginario, deseaban rescatar para dar soluciones desde la educación a una Colombia convulsionada en los inicios del siglo XX. Fue también evidente que las ideas políticas y de cambios culturales estaban en la palestra del movimiento estudiantil latinoamericano.
La investigación se sustenta en la historia sociopolítica y ubica al antioqueño Luis López de Mesa (1884-1967) como eje central de análisis, en la generación del centenario, y como representante de la generación de los nuevos; al estudiante Germán Arciniegas (1900-1999). Estos dos grupos se unieron en objetivos conjuntos por la reforma educativa universitaria y utilizaron el periodismo como el principal medio de expresión e impacto para sus ideas. La metodología parte de la interrelación del contexto sociopolítico con el movimiento estudiantil y el periodismo bajo el marco de una identidad latinoamericana. Las fuentes se basan en legislación, correspondencia, prensa y documentos de la época. Se concluye que la generación del centenario y la generación de los nuevos se unieron a través del periodismo y plantearon la reforma universitaria del cogobierno bajo la influencia del movimiento estudiantil de Córdoba. Sin embargo, los líderes estudiados en su periodo gubernamental de ministros de educación no lograron los objetivos del movimiento estudiantil.
1. La convulsión política de inicios del siglo XX, germen del movimiento estudiantil colombiano
En Colombia, el siglo XX se inicia con el hecho político de reafirmar la derrota de los liberales radicales, que correspondían quizá a esa ideología de la burguesía revolucionaria, y que habían perdido el poder con la aprobación de la Constitución de 1886 y el Concordato de 188710. Quedaban atrás, las reformas sociopolíticas que sustentaban una visión laica de la educación en Colombia. Por lo tanto, a las dos generaciones: centenario y nuevos, les corresponde su etapa de formación en la época de la hegemonía Conservadora que inicia en 1886 durante el Gobierno del Presidente Rafael Núñez, periodo denominado la Regeneración que finaliza en 1930 con el Gobierno de Pedro Nel Ospina (1926- 1930).
Se debe destacar que se ingresa al siglo XX con la guerra de los Mil Días y la toma de Panamá por parte de los Estados Unidos en 1903. El primer hecho marca una derrota más para los radicales e implica el fortalecimiento del grupo político conservador. El segundo, corresponde a la continuación de una serie de acontecimientos, a partir del tratado de 1846, en los cuales Estados Unidos sienta las bases para apoderarse de la provincia de Panamá y luego de sucesivas agresiones militares dirigidas a desintegrar nuestro territorio y a imponernos condiciones y privilegios, este país logra al final su objetivo: la toma de Panamá y le gana de esta manera la disputa a Inglaterra y Francia sobre este territorio americano.
Es importante indicar que el período anterior (1880 - 1900), a la reforma educativa de la Ley 39 de 1903, diferentes historiadores lo han catalogado como de grandes cambios. Por ejemplo, el historiador Jorge Orlando Melo, lo caracteriza como de "agitación social, de crisis económica y de enfrentamiento político que remata en una larga y sangrienta guerra civil"11. En esta época se suceden cuatro guerras civiles 1876, 1885, 1895 y la de los Mil Días que correspondió al periodo de 1899 a 1903 y en la cual participó el antioqueño Rafael Víctor León Uribe Uribe (1859-1914), quien fue uno de los primeros en proponer la autonomía universitaria en la Cámara de Representantes de Colombia en 1909. Podríamos decir que, dentro de la generación de los radicales, en ese momento encabezada por Rafael Uribe12 se luchó por reivindicaciones progresistas en el orden económico, político, cultural y educativo, en el marco de la generación del centenario. Desde luego, en este marco de referencia se podría indicar que la derrota del general Uribe Uribe coincide con la caída de nuestro país bajo el dominio de Estados Unidos. Esta derrota se debió fundamentalmente a la debilidad económica y política de la burguesía liberal y a las presiones y amenazas de los Estados Unidos llevadas a cabo con la complicidad del gobierno conservador, representante de los terratenientes.
Un hecho más, este periodo de la Regeneración iniciado por el cartagenero Rafael Núñez (1825-1894), con su primera administración (1880-1882) trajo de vuelta la religión y las ideas tradicionales que continuaron durante su segunda administración (1884-1886), culminado con la expedición de la Reforma Constitucional del 5 de agosto de 1886 y el Concordato del 31 de diciembre de 1887. De esta manera, se derrotaba la tendencia política de los liberales radicales, dentro de la cual se forma la generación del centenario, pero por muy sorprendente que pudiera parecer lo anterior, esta generación se educaba en familias liberales y esto era determinante.
En este sentido, cabe anotar dentro del proceso histórico, que la diferencia respecto al laicismo fue una característica que se dio en los dos partidos políticos de liberales y conservadores. Por este motivo, las diferentes constituciones marcaban la discrepancia al iniciar las Constituciones que se promulgaron. En tal sentido, la constitución de 1863 (febrero 18), también llamada constitución de Ríonegro, había suprimido en su encabezamiento el nombre de Dios. Por el contrario, la Constitución de 1886 se inicia indicando: "en nombre de Dios, fuente suprema de toda autoridad, a fin de afianzar la unidad nacional y asegurar los bienes de justicia, la libertad y la paz".
Un segundo aspecto de la discrepancia corresponde al centralismo y federalismo como forma administrativa del gobierno. Las razones para ello eran poderosas. Los liberales dieron plena soberanía a los Estados en 1863, y el país recibió el nombre de Los Estados Unidos de Colombia. Por su parte, los conservadores cambian en 1886 la forma organizativa y aprueban la forma unitaria que le dio el nombre de República de Colombia a la nación. A los estados territoriales les dieron el nombre de Departamentos.
Un tercer aspecto del desacuerdo radicaba en las libertades. Los liberales defendían las individuales, de imprenta, de expresión oral y escrita, y de cultos. Por lo tanto, para garantizar estas libertades, el Estado ejercía la suprema inspección sobre las mismas. Por otra parte, los conservadores abogaban por las libertades de la educación laica pero supervisada por la religión católica. He ahí la diferencia. De hecho, los liberales declararon en 1863 a las comunidades religiosas incapaces para adquirir bienes raíces, y por el contrario, la constitución conservadora de 1886 estableció a la religión católica como la única de la nación, obligando a los poderes públicos a protegerla y respetarla "como esencial elemento del orden social". Un cuarto aspecto, vinculado al anterior, es la separación Iglesia-Estado que constituye una de las principales diferencias entre estas dos constituciones; 1863 y 1886. Por supuesto, esto conllevó a que la de 1886 estableciera que la educación pública quedara organizada en concordancia con la religión católica, y se le dio plena libertad a la iglesia para intervenir en ella.
Por todo lo anterior, podríamos decir que en la constitución de 1863 predomina el federalismo y las libertades individuales y se separa la iglesia del Estado. En cambio, la de 1886 se caracteriza por el centralismo, se "vigoriza la autoridad" y se definen las libertades individuales; se le dan todas las garantías a la iglesia para que tutele la educación, hecho que se reafirma el 31 de diciembre de 1887 con el Concordato. Es así que Núñez planteaba que en su concepto "la legislación debía unificarse y la administración pública ser nacional, el sistema educativo tendría por principio la religión católica, justicia y libertad son entidades armónicas y en este principio deben fundarse las libertades individuales."13
Por otra parte, es una etapa durante la cual surge la industrialización en Colombia. Por ejemplo, la fábrica de ácido sulfúrico que organizaron Saldarriaga y compañía en Medellín (1886). En Samacá se fundó una fábrica de tejidos e hilados (1886) que ya en 1893 ocupaba 100 obreros. En 1881 se estableció una ferretería en Pacho (Cundinamarca) y en 1886 en Amagá (Antioquia). Se establecieron cervecerías en Neiva, Bucaramanga y Cali. En 1891 se fundó la fábrica cervecera de Bavaria en Bogotá. En Caldas, Titiribí y Copacabana se fabricaron aparatos para beneficiar el café. Igualmente, se establecieron fábricas de calzado. Destacamos que en 1899 en Cajicá se estableció una empresa para producir sal, Luis Ospina Vásquez, considera que "casi todas estas empresas tuvieron efímera duración, pero algunas prosperaron"14.
En este contexto, la generación del centenario de 1910, se caracteriza por las ideas modernizantes respecto al Estado, por prestar gran interés a la educación y por sus marcados vínculos internacionales. Se destaca la aparición de dos españoles: Pablo Vila (1881-1980)15 y Miguel Fornaguera i Ramòn (1893-1988)16, vinculados en amistad con Agustín Nieto Caballero (1889-1975), quienes colaboraron en la dirección y como profesores del Gimnasio Moderno en Bogotá. En esta generación destacamos a Rafael Uribe Uribe (1859-1914), Tomás Rueda Vargas (1879-1943), Luis López de Mesa (1884-1967), entre otros. Por otra parte, en Colombia, la Generación de los nuevos, que se caracterizó por participar en la política desde el partido liberal, algunos socialistas, participaron en los movimientos estudiantiles, fundaron revistas y se preocuparon por la reforma universitaria. Entre algunos de sus exponentes están: Germán Arciniegas (19001999), Jorge Eliécer Gaitán Ayala (1903-1948), Gerardo Molina (1906-1991), Francisco Socarrás (1906-1995), y Gabriel Turbay (1901-1947).
Es importante señalar que, en España, la Generación del 98 está en la palestra, surgida en los inicios del siglo XX, como una tendencia para modernizar el país y establecer cambios educativos y culturales. Se localiza entre otros exponentes a Miguel de Unamuno (1864-1936), con pensamiento marxista y vinculado a la Universidad de Salamanca. Así mismo, la generación del novecentismo o Generación del 14, que se caracterizaron por la transformación cultural, el reformismo, el periodismo. Figuras que se destacan como Ortega y Gasset (1883-1955)17, Francisco Giner de los Ríos (1839-1915)18, y el pensamiento de la Institución Libre Enseñanza19 que llegaron a Latinoamérica a través de españoles como Lorenzo Luzuriaga Medina (1889-1959)20, quien perteneció al grupo de españoles socialistas que se exiliaron en Latinoamérica21, durante el período del dictador Franco, y en Colombia los citados previamente Vila y Formaguera.
Es importante resaltar que para esta época el café se convertía en nuestra principal fuente de exportación. En 1880 se exportaban 5.000 toneladas y estas ascendieron en 1900 a 21.625 y en 1905 a 32.50022. Se considera que con estos intentos de industrialización y con la construcción de vías de comunicación (ferrocarriles, caminos) y obras públicas, "surgen los primeros elementos de clase obrera moderna, aunque pasaron varios decenios, hasta después de la primera guerra mundial, sin que se lograra un importante desarrollo."23
Cabe anotar que el contexto político convulsionado no era exclusivo de Colombia. Esta situación era similar en los demás países de América Latina y de allí surgen los movimientos obreros y estudiantiles que a finales de los años 20 y con la revolución rusa (1917) introducen nuevas formas de pensamiento político que permean los movimientos estudiantiles en este país latinoamericano, caracterizado por la ruralidad y que en 1912 no superaba los 5 millones de habitantes y reportaba unas rentas nacionales de 12 millones de pesos24.
2. La generación del centenario y de los nuevos. Reformas y congresos de estudiantes
La educación desde el siglo XVIII, con el movimiento cultural de la Ilustración y la administración de Carlos III en España, se convierte en un pilar fundamental para las transformaciones políticas25, donde los movimientos estudiantiles saltan a la palestra26. Se atraviesa el siglo XIX en medio de guerras donde la orientación laica o religiosa se convierte en motivo de controversia. Es así como inicia el siglo XX con la ley 39 de 1903, llamada también la Reforma Antonio José Uribe, que tiene su antecedente inmediato en la reforma Constitucional del 5 de agosto de 188627.
De esta manera, la Ley educativa de 1903 es una continuación de la ideología conservadora en el aspecto educativo que se implementó a partir de 1886 bajo la hegemonía conservadora. Lo destacable es que el grupo del centenario, hijos de las guerras civiles del siglo XIX entre liberales y conservadores, donde en cada caso se borraban los vestigios de las reformas de sus antecesores y se imponía la ideología de su partido. En este sentido, antes había primado (1863-1886) la ideología liberal, pero a partir de 1886, como lo hemos indicado, con el nuevo gobierno, se cambia la concepción educativa fundamentalmente en el campo religioso que se contrapuso a la reforma Educativa de los radicales.28
Precisamente, la generación liberal del centenario vivió a través de sus padres y en su corta edad, para algunos, la reforma educativa de 1870 que establecía una educación laica29 y que luego fueron testigo de los cambios radicales en la nueva reforma de la constitución de 1886, que expresar en el Art. 41: "la educación pública será organizada y dirigida en concordancia con la religión católica y la instrucción primaria costeada con fondos públicos, será gratuita y no obligatoria, y el Art. 12 del concordato de 188730 señala: "en las universidades y colegios, en las escuelas y en los demás centros de enseñanza, la educación e instrucción pública se organizará y dirigirá en conformidad con los dogmas y la moral de la religión Católica."31
En definitiva, para ese momento el panorama educativo era dirigido por la ideología conservadora e incidía en la formación y desempeño docente."32 De esta manera, el conservador Antonio José Uribe, toma de base para su reforma de 1903, entre otros aspectos; la no obligatoriedad, y el predominio de la iglesia y la religión católica en la educación. Sin embargo, en la misma época iniciamos el nuevo siglo con las figuras señeras de los liberales radicales de la generación del centenario como Rafael Uribe Uribe (1859-1914), Luis López de Mesa (18841967), Agustín Nieto Caballero (1889-1975), Tomás Rueda Vargas (1879-1943), entre otros, unidos en un interés común por la literatura, pero, ante todo, por sus planteamientos sobre otro tipo de educación, donde la universitaria tenía un objetivo central. A esta generación les correspondió la celebración del centenario y en el campo universitario, y la organización y participación en el primer Congreso Nacional estudiantil en 1910. Estos personajes que hemos ubicado en la generación del centenario plantearon un nuevo ideal de universidad que desde las condiciones políticas de un país con la ideología conservadora se atrevieron desde la universidad pública a trazar nuevos derroteros coincidentes con el movimiento estudiantil de Córdoba.
Quizá sea Gerardo Molina quien mejor describa a esta generación del centenario, cuando señala que "Los hombres del Centenario se dirigían por medio de la palabra escrita a las grandes aldeas que eran las ciudades colombianas en los primeros decenios de este siglo. La gente analfabeta de los campos, con la cual era imposible establecer una comunicación, les interesaba muy poco, pues la suponía dominada por el cura, el alcalde y el cacique, instrumentos del régimen conservador o de los caudillos en trance de alzamiento armado. En tales condiciones, los esfuerzos se concentraron en ensanchar la franja de las aglomeraciones urbanas, y fomentar mediante las obras públicas y las industrias el traslado de los campesinos a las ciudades para poder extender el imperio de la civilización europea"33.
Pero a su vez, Gerardo Molina establece un balance de esta generación que según él no logró los ideales propuestos "para nosotros la principal realización del grupo Centenario fue haber preparado el país para el establecimiento de la República Burguesa. Lo que se echa de menos en sus componentes es una perspectiva amplia del desarrollo nacional. Si hubieran trabajado por una serie de cambios destinados a establecer un capitalismo democrático y a eliminar los restos feudales, si su antiimperialismo hubiera sido una postura entrañable y no meramente episódica, si no se hubieran satisfecho con la democracia y las libertades formales".34
Más adelante, esta generación se uniría con la de los nuevos, que nacen en los inicios del Siglo XX, y se caracterizan por pertenecer al partido liberal y algunos al naciente socialista, por su interés en el periodismo, y su preocupación por la educación; especialmente enfocada en la reforma universitaria. Varios de ellos se desempeñaron como profesores y rectores universitarios. Podríamos añadir que también les correspondió el período de participación y dirección del partido liberal cuando regresó al poder. Este grupo participó en el segundo congreso nacional de estudiantes (1924), promovieron huelgas, fundaron la Federación de Estudiantes (1922), la casa del estudiante en Bogotá, revistas universitarias como "Voz de la juventud" y "La Universidad" (1921)35, y las revistas literarias de "Los Nuevos"36, y la "Pánida" en Medellín. Entre los exponentes podemos indicar, entre otros a Germán Ardniegas (1900-1999), Adolfo Gil Hernández (1903-1978), Gerardo Molina (1906-1991), Francisco Socarrás37 (1906-1995)38, Gerardo Molina (1906-1995), Jorge Eliécer Gaitán Ayala (1903-1948), Gabriel Turbay (1901-1947)39.
Hay que tener en cuenta que esta generación de los nuevos, o de la posguerra, tuvo especial vigencia entre 1940 y 1960 en los cargos políticos, pero le correspondió la época del segundo Congreso de estudiantes en 1924. En aquella época, los escritores de esta Generación se reunieron alrededor de dos revistas literarias: la revista de "Los Nuevos", dirigida en Bogotá por los escritores Alberto Lleras Camargo y Jorge Zalamea Borda; y la revista "Pánida" en Medellín.
Hasta ahora el hecho más destacable es que a estas dos generaciones les une el haber propuesto y defendido la autonomía universitaria para la universidad colombiana. Como hemos indicado, es una época en la cual desde México hasta Argentina, los estudiantes revindican el derecho a participar en el gobierno universitario. Para el caso colombiano, localizamos que desde 1909 se plantea en la Cámara de representantes una primera propuesta de autonomía universitaria.
En definitiva, algunos líderes de esta generación del centenario se vincularon al movimiento estudiantil de 1909, que junto con la protesta popular llevaron a la renuncia de la presidencia del general boyacense Rafael Reyes, el 13 de marzo de ese año40 . Recordemos que, en ese mismo año el 13 de marzo, se firmó el Tratado Cortés-Root, que formalizó la entrega de Panamá. Pero a su vez, el movimiento estudiantil cobraba fuerza y los representantes liberales ya estaban planteando la autonomía universitaria en el Congreso de la República, dentro de la propuesta de reforma universitaria. Por otra parte, al año siguiente, en julio de 1910, participaron en el Congreso Internacional de estudiantes de la Gran Colombia41.
Entre las veleidades autonómicas antecedentes al Movimiento de Córdoba en Colombia, merece destacarse la Reforma propuesta en 1910 por el estudiante Luis López de Mesa (1884-1967), gran agitador universitario, quien con gran audacia propuso ante el Primer Congreso Internacional de Estudiantes de la Gran Colombia, reunido en Bogotá con motivo del Centenario de la Independencia, en la siguiente moción; aprobada por unanimidad: "El Primer Congreso Internacional de Estudiantes de la Gran Colombia formula un voto porque las universidades oficiales vayan haciéndose cada día más autónomas, por la participación de los estudiantes en el nombramiento del rector y su justa representación en el Consejo Directivo, por la provisión de las cátedras por medio de concurso y la inamovilidad de los profesores mientras observen buena conducta y no sean vencidos en ellos y excita a los gobiernos de los tres países a proporcionar a las universidades su independencia económica en cuanto fuere posible". La anterior moción fue adicionada con esta recomendación: "El Congreso considerando que la base de la autonomía universitaria es la independencia económica de los establecimientos de instrucción superior recomienda a los cuerpos legislativos, de los tres países, la creación de fondos especiales que serán administrados por las Universidades, sin otra intervención del Estado que la del tribunal destinado a examinar las cuentas".42
Años más tarde, este empeño autonomista fue ratificado por la Federación de Estudiantes Universitarios, mediante Declaración expedida en Ibagué en 1918, cuyo Comité Ejecutivo estuvo integrado por Carlos Lleras Restrepo, Diego Luis Córdoba y José Francisco Socarrás.
El entorno histórico en que se realizaría el II Congreso nacional de estudiantes universitarios en 1924, se inscribe aún bajo la hegemonía conservadora. Sin embargo, los estudiantes se reunieron en Bogotá en mayo de 192443, para llevar a cabo el segundo Congreso Nacional de estudiantes de la República de Colombia44. Fue en efecto, visible la participación de la generación de los nuevos, como Germán Arciniegas y Gabriel Turbay, entre otros45.
En esta época ya era evidente la influencia del Movimiento estudiantil de Córdoba (1918) y se expresa en el ideal de la unión de los Estados Latinoamericanos en un conglomerado de Naciones, con una política internacional uniforme y un espíritu de solidaridad defensiva ante los peligros comunes que amenazan o puedan amenazar su integridad territorial o los soberanos derechos de su autonomía. Destacamos, en la declaración el manifiesto que indica: "Que son los estudiantes quienes deben llevar a cabo la reforma universitaria, que ellos tienen el derecho de proclamar los nuevos rumbos que deban orientar las actividades de cada Facultad, y la obligación de ponerlos en práctica".
Así mismo, desde los principios del modelo de la universidad de Bolonia46, los estudiantes toman las decisiones en la universidad. En este caso se indica que "los universitarios tienen, en consecuencia, el derecho de llevar a las cátedras, como profesores adjuntos o agregados, a quienes juzguen con capacidades de contribuir e cualquier forma a los fines culturales y sociales que persiguen los estudios universitarios, como tienen derecho a disponer de los edificios de la Universidad en el desarrollo de su formación cultural". Igualmente, que ellos pueden abrir las cátedras nuevas que consideren convenientes y suprimir las que no sirvan"47. Además, reivindicaban el hecho de asistir libremente a las clases, aboliendo el llamado a la lista.
3. La autonomía universitaria en Colombia. Un proyecto frustrado en las dos generaciones
Como se ha señalado en otros trabajos48, en el período conservador de Regeneración, no se permite ningún tipo de autonomía universitaria y se centraliza el gobierno de la misma desde la presidencia de la república (1880-1911). El tema central es que la universidad se vincula a la Reforma Constitucional de 188649 , y en este sentido, el Concordato de 1887 da los elementos legales para la "nueva concepción de universidad que entró en vigencia al establecer la universidad confesional y al servicio del partido del gobierno"50. El planteamiento de una universidad con una "instrucción Universitaria profunda, severa, y práctica" es introducido por la reforma de 1903 al vislumbrar el siglo XX junto con el inicio de una autonomía universitaria para el año siguiente51. Pero será el General Rafael Uribe Uribe en 1909, ante el Congreso de la República, quien señale que la universidad debería ser: "científica, moderna, experimental, actual y evolutiva52. El General plantea nuevamente la reforma de la universidad Nacional en su propuesta del 9 de agosto de 1911 donde presenta la autonomía53 para esta institución54.
Los vientos reformadores de la universidad recorrían América Latina desde el siglo XIX. Los estudiantes abogaban por nuevos estudios y defendían sus libertades. Caso de especial mención es el movimiento de 1875 de los estudiantes mexicanos que promulgaban la enseñanza libre en una universidad libre55 y la del movimiento estudiantil uruguayo con su congreso en 1908.
Hemos indicado que el grupo de la generación del centenario y de los nuevos tenían relación con los jóvenes intelectuales latinoamericanos que soñaban para el siglo XX con una universidad libre donde ellos fueran los regentes del destino de esta nueva institución.
De esta manera, la aportación del periodo denominado "reformismo de la modernidad en la universidad colombiana. 1911-1992"56, es el referente de los hechos conocidos del movimiento estudiantil latinoamericano que va a fortalecer los ideales de autonomía universitaria de los grupos del centenario y nuevos en la República de Colombia. En esta ocasión solo analizaremos hasta el segundo congreso estudiantil de 1924.
Cabe, sin embargo, mencionar que en los inicios del siglo XX la población universitaria en Colombia no pasaba de los mil estudiantes, de los cuales 400 pertenecían a la Universidad Nacional. Para esta época existían 7 universidades y de estas, 5 eran estatales: La Universidad Nacional en Bogotá, la de Antioquia en Medellín, la del Cauca en Popayán, la de Cartagena, la de Nariño en Pasto57 . Los movimientos estudiantiles se concentraban principalmente en la capital del país y en la ciudad de Medellín.
Hemos indicado que en 1909 se presentó ante la Cámara de Representantes la propuesta de reforma universitaria donde el punto central era la autonomía universitaria. Es así que el 11 de agosto de 1909 los representantes por las circunscripciones electorales de Bogotá, Jericó y Manizales: Tomás O. Eastman, Juan Pablo Gómez Ochoa, Jorge Martínez y Tomás Samper presentaron un importante proyecto de ley, por el cual se declaraba autónoma la Universidad Nacional y se dictaban otras disposiciones sobre régimen universitario, el cual fue aprobado en primer debate y pasó en comisión para informe al representante Rafael Uribe Uribe.58
La aportación de esta propuesta se expresa en el artículo 2a, donde se solicita que la Universidad Nacional "será autónoma en todo lo relacionado con su régimen interior, como nombramiento de Rector y profesores, modificaciones del plan de estudios y elaboración de Reglamento". Y en el artículo 4° se consagraba el avanzado principio de que los alumnos elegirían por votación a los representantes por el tiempo que durara la carrera respectiva, estos representantes constituirían la Diputación de los alumnos, oficiarían como representantes de la comunidad y tendrían un año de duración".
En efecto, consideramos que la propuesta de reforma universitaria es avanzada para su época, especialmente al indicar que el Congreso de Profesores y la Diputación de alumnos elegirá por votación cada dos años al rector y a los miembros del consejo directivo; que se garantizará la inamovilidad de los profesores por el tiempo de su buena conducta y que las vacantes se llenarían por votación del consejo de profesores y la diputación de los alumnos. Sin embargo, como es de suponer en medio del régimen conservador, el hecho de modernizar los estudios universitarios59 y plantearse la autonomía en un cogobierno era una reforma que no dejarían pasar los conservadores.
Destacamos la posición del representante liberal Rafael Uribe Uribe, quien defendió que "La Universidad debe ser ante todo nacional en cuanto ha de reflejar la vida del país, tener en cuenta su historia íntima y adoptar sistemas de enseñanza concordantes con el espíritu de la raza"60.
Al respecto, Rivadeneira indica: "Por lo que se colige de los documentos examinados, el representante Uribe Uribe, en vez de rendir la ponencia reglamentaria, presentó un proyecto sustitutivo inspirado en el estatuto de la Universidad de La Plata, Argentina, que ni fue aprobado por la Cámara en sus sesiones ordinarias, ni fue recomendado por el gobierno para las extraordinarias, por lo cual quedó expósito, frustrándose así la posibilidad de que se convirtiera en Ley de la República, pues en tal evento Colombia habría sido la primera nación de América en incorporar a su legislación los principios de la autonomía universitaria que institucionalizó Justo Sierra en México y que inspiraron la reforma de Córdoba61.
Al año siguiente, López de Mesa insiste en el Congreso de estudiantes sobre la necesidad de la autonomía para la Universidad Nacional. Es evidente que los dos grupos de intelectuales ya desde su época estudiantil tenían relaciones internacionales con América Latina y con Europa, ejemplo de ello fueron las misiones pedagógicas alemanas y los académicos que posteriormente se vinculan a las instituciones educativas nacionales.
Este período entre los dos congresos estudiantiles en Colombia (19101924), recibe la influencia del movimiento estudiantil latinoamericano, que se concentra en primera instancia en buscar formas organizativas. En este sentido, se crea en Colombia la Federación de Estudiantes en 1921, bajo el liderazgo de Germán Arcmiegas, y cuenta con el apoyo de estudiantes extranjeros como el poeta mexicano Carlos Pellicer, con sueños y utopías62 para plasmar en las propuestas estudiantiles. Puede decirse que tenían conocimiento sobre otras federaciones de estudiantes que ya se habían organizado en Brasil (1901), Chile (1906), entre otras. Así mismo, en los albores del siglo XX se organizan congresos internacionales de estudiantes como el de Montevideo con 133 participantes (26 de enero a 8 de febrero de 1908). La relevancia de este congreso consiste en el análisis de planteamientos sobre "Universidad oficial y universidad Libre"63 y "autonomía universitaria" con la representación de los estudiantes en el gobierno de la universidad64.
Destacamos en el III Congreso de la Liga de Estudiantes americanos, que se reunió en el Perú en 1912, donde participó la estudiante Leotilde Luisi, quien presentó un reglamento para la organización de estudiantes65. En Colombia pasarían algunos años para que la voz de la mujer estudiante se escuchara en los claustros universitarios.
Pero la Federación de Estudiantes colombianos (1921) estuvo antecedida de publicaciones y huelgas que llevarían a la organización del II Congreso de estudiantes en 1924, en el cual se recopilan los ideales de la autonomía universitaria, unida a la misión pedagógica de los alemanes.
Este congreso se llevó a cabo en Bogotá en mayo de 192466 con delegados de los estudiantes universitarios, adscritos a la Universidad Nacional de Colombia, así: por la Facultad de Derecho: Francisco Samper; José María de la Vega, y Manuel Antonio Carvajal; por la Facultad de Medicina: Jorge H. Tascón, Jorge Bejarano, y Julio Zuluaga; y por la Facultad de Ingeniería: Enrique Arboleda José María Obando R., y Jorge Montoya. Por la Universidad Republicana: Abel Marín; por el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario: Roberto Mantilla Benjamín Iriarte de Odontología y Carlos Pérez de la Escuela de Comercio"67.
La declaración es expresada a partir de las interpretaciones generales de todos los estudiantes del país, y por lo tanto, afirma en forma solemne "que en el espíritu de la juventud colombiana subsiste vigorosamente el ideal de la unión de los Estados Latinoamericanos en un conglomerado de naciones, con una política internacional uniforme y un espíritu de solidaridad defensiva ante los peligros comunes que amenazan o puedan amenazar su integridad territorial o los soberanos derechos de su autonomía".
Declara, además:
Que son los estudiantes quienes deben llevar a cabo la reforma universitaria, que ellos tienen el derecho de proclamar los nuevos rumbos de cada Facultad, y la obligación de ponerlos en práctica.
Que los universitarios tienen, en consecuencia, el derecho de llevar a las cátedras, como profesores adjuntos o agregados, a quienes juzguen con capacidades de contribuir en cualquier forma a los fines culturales y sociales que persiguen los estudios universitarios, como tienen derecho a disponer de los edificios de la Universidad en el desarrollo de su formación cultural.
Que pueden y están en la obligación de abrir las cátedras nuevas que juzguen convenientes para ampliar los estudios.
Que la asistencia a las cátedras es libre y el estudiante puede asistir a la que mejor llene sus aspiraciones, bien sea la de los profesores agregados, o la de los titulares, sometiéndose, eso sí, a los programas aprobados por la dirección de la universidad, como trabajo mínimo que está obligado a realizar,
Que la abolición de la lista es indispensable para consagrar este derecho.
Que en las Facultades deben formarse consejos de estudiantes para que realicen estas aspiraciones con independencia absoluta de toda tutela oficial68.
Estos planteamientos no son nuevos. El II Congreso de estudiantes sintetiza los lineamientos que se venían trazando sobre la autonomía universitaria en Colombia durante el siglo XX, desde 1909. De esta manera se diseñó toda una metodología para que el sector estudiantil hiciera efectivas sus aspiraciones de cambio y de reforma.
Podemos indicar las semejanzas del anterior documento con el referenciado movimiento de Córdoba (1918). En primera instancia, el estudiante es la figura central del movimiento y de la universidad. El documento de los estudiantes colombianos (1924) nos indica que son ellos los que realizan la reforma universitaria y por su parte, los estudiantes de Córdoba reafirman que "la soberanía, el derecho a darse el gobierno propio radica principalmente en los estudiantes"69.
Segundo, los estudiantes colombianos (1924), manifiestan que ellos son los que abren las cátedras y las pueden llevar como profesores adjuntos. Por su parte, los estudiantes de Córdoba critican "la casta de profesores"70 y que ellos son los que pueden designar sus propios profesores. Tercero, los colombianos expresan que en las Facultades deben formarse consejos de estudiantes con el objeto de lograr los objetivos planteados. Los cordobeses exigen que se les reconozca el derecho a participar en los cuerpos universitarios"71.
Como se ha señalado, el tema central es el referente a la libertad universitaria que se cristaliza en las exigencias de participación en los órganos de gobiernos de la institución educativa. Pero, además con una participación activa no solo en la dirección de la universidad sino también en la orientación de la enseñanza. Petición que no es nueva en el territorio colombiano dado que desde el período colonial en 1791 los estudiantes reivindicaban la enseñanza de las ciencias experimentales. Pero, ahora en 1909 exigían el participar no solo en esta orientación sino también como profesores adjuntos.
Con respecto a la educación laica, que los estudiantes colombianos reivindicaron en el primer congreso de 1910, no se evidencia como tema central en el segundo congreso de 1924 pero sí se expresa en el manifiesto de Córdoba cuando se critica la opresión clerical.
Aunque nos ocupamos preferentemente de los dos congresos, consideramos sin embargo relevante hacer mención al mensaje enviado a los miembros de la misión pedagógica alemana72 en el mismo año del segundo congreso de estudiantes colombianos. En este documento, modelo de esfuerzo y perspicacia, Germán Arcmiegas se propuso recoger la más completa información sobre el estado de las Universidades Seccionales y presentarlas a los comisionados, estableciendo una radiografía del estado actual de la educación. Al respecto indica: "[...] libres de todo control, ajenas a toda corriente nueva de pensamiento, sin material de enseñanza, sin laboratorios, sin bibliotecas, sin gabinetes, sin orientaciones, sin profesorado y casi sin estudiantes, en las cuales se pierden valiosos esfuerzos, muy dignos de mejor suerte73.
En efecto, dentro de este contexto educativo analiza a la Universidad Nacional y concluye que "[...] no hallan campo en ella las ciencias sociales ni la preocupación filosófica, y todo allí se reduce a lo que pueda servir de auxilio a un profesional cuyas miras no vayan más allá de la botica o del escritorio abogadil" (p. 58). Pero, además reseña que no existe autonomía para nombrar a los profesores. Respecto a la influencia social, que debe ejercer la Universidad, es lamentable comprobar que se carece de una corriente ideológica que vincule el alma mater con todas las esferas del pensamiento y del saber y por ello propuso buscar un modelo de Universidad independiente, que dignifique el trabajo, mantenga y promueva una tendencia eminentemente social, mejor gobernada y un radio de acción más efectivo.
Por ello su aspiración se cifró en construir una Universidad nueva en su fondo y en su forma, que funcionara como un organismo dinámico, abierto a todos los requerimientos del saber, útil a la comunidad y que pudiera satisfacer las aspiraciones sociales de la Nación.
Al año siguiente del segundo congreso, destacamos la carta de Arcmiegas a los estudiantes del gimnasio moderno, sustentada en lo que consideraría el fracaso de la Misión Pedagógica de técnicos alemanes, convocada por el gobierno de Pedro Nel Ospina, por no diseñar la Universidad Independiente, modelo de trabajo y de tendencia social que reclamaba el estudiantado. Por ello conviene advertir que en esta carta, desnuda de toda pretensión, Arciniegas invita a los alumnos del Gimnasio Moderno a hacer un plan completo de acción universitaria, lo que implica que en ese establecimiento educativo, creado por iniciativa de Agustín Nieto Caballero, se insinuaron programas de educación superior, encaminados a trabajar por la cultura, a crear una atmósfera favorable para la investigación científica y a abrir las puertas a las ideas de los pensadores europeos, de los cuales en la Universidad Oficial casi siempre se daba una versión tergiversada y caprichosa.
En esta misiva, Arcmiegas denunció que a la Misión Pedagógica de los técnicos alemanes contratada por el Gobierno, se le envió un minucioso documento bien estructurado, que los técnicos no tuvieron en cuenta, por lo cual enfatizó que debía ser la juventud la que efectuara la reforma universitaria con sus propias manos y con sus propios medios, para que los hechos correspondiesen al vuelo generoso de su espíritu.
Por otra parte, Arcmiegas destaca el espíritu de la raza e invoca posibilidades de cambio porque "[...] a los hombres de América nos une un impulso desconocido antes, lleno de matices que no puede apreciar el europeo de hoy y que darán en lo futuro la clave de una humanidad distinta en donde palpiten atributos de una grandeza que confundirá a los arios de oscuros nacionalismos. Ni las más desinteresadas teorías de occidente encajan dentro de nuestro modo, dentro de la nobleza que nos pertenece por haber nacido en nuestro solar inculto pero marcada con el signo de augurios famosos". Y advierte con nostalgia que como "[...] la ley de la Reforma será redactada por un concilio de tudescos y cundinamarqueses" concluye "[...] yo creo que dentro de las repúblicas cabe otra república y esa república debe ser la Universidad, que oriente por caminos de civilización y de sabiduría, de lucha desinteresada y de esfuerzo fecundo".
Agustín Nieto Caballero, fundador del Gimnasio Moderno, fue un gran receptor y practicante de los criterios expuestos en el Manifiesto de Córdoba, sin embargo, solo los aplicó como programa de educación media en el sistema que introdujo bajo la denominada Escuela Nueva. En sus ensayos, y a diferencia de Germán Ardniegas, dejó su expresa constancia en cuanto a que "escuela y política se excluyen", por lo tanto, atribuyó al maestro la dignidad del sacerdote, con el encargo de modelar al ciudadano inculcándole los sentimientos de la veracidad, hombría, lealtad y caballerosidad, pero lejos de la política. En su estudio "La Escuela y la Vida" consigna esta acerba crítica sobre los catedráticos que presumen de sabios. Al respecto considera "Contrariamente a lo que creen muchos pedagogos, los estudiantes piensan que aquellos catedráticos que hacen ostentación de su sabiduría son una verdadera calamidad. Les dan una montaña de conocimientos, es cierto, pero con cuánto tedio se les escucha: es ya lugar común decir que no es lo mismo saber, que saber enseñar, y no es, efectivamente, el hombre erudito el que mejor enseña, sino el que, sabiendo alguna cosa, conoce el camino que va al espíritu y al corazón del alumno, y posee el arte de transmitir lo que él sabe, de poner ánimo en lo que dice, de encariñar al discípulo con la materia que dicta"74.
Hay que destacar a Luis López de Mesa75, que como hemos indicado fue uno de los líderes del primer congreso de estudiantes y para 1917 fue elegido Concejal de Bogotá, y luego Diputado a la Asamblea Departamental y Representante a la Cámara de Representantes. En cuanto a su actividad pedagógica (1912-1916) se desempeñó como profesor de Historia de la Medicina, de Sociología americana y de estética e historia del arte en la Universidad Nacional de Colombia. El hilo conductor de gran parte de su elaboración teórica fue el concepto de educación que, junto con la raza y el mejoramiento de esta, la economía y la 'voluntad creadora', considerada como factores de desarrollo. De todas maneras, estas concepciones racistas y el carácter contradictorio a los ideales liberales se hacen patentes de nuevo en 1949, al señalar en un artículo de la revista bogotana "Cultura" que el mestizaje en Colombia estaba trastocando los 'valores supremos' y al exponer en el mismo texto los peligros políticos de la alfabetización popular. Este representante de la generación del centenario, participó en el gobierno del Presidente Eduardo Santos, donde las teorías racistas de López de Mesa lo llevaron a emitir una circular prohibiendo a las Embajadas de Colombia que visaran judíos para venir al país. Posteriormente, fue nombrado Ministro de educación76, durante el gobierno de Alfonso López Pumarejo (1934-1938) y renunció por una huelga estudiantil.
En ese entonces fue defensor de las teorías de Bentham y consideraba que en la universidad, "cada profesor debe doctrinar a sus discípulos, con su buen ejemplo, primero que todo, con hábiles instrucciones, luego, cada vez que la oportunidad así lo indique"77. En cuanto a la misión educativa de la universidad, la establecía en relación con el ciudadano y señalaba que "tal misión se cumple a través de múltiples facultades que informan su claustro, donde se preparan técnica y éticamente los alumnos de profesiones libres que más directamente habrán de dirigir las funciones del Estado, la cultura social y la economía de la nación de estas instituciones, dos son eminentísimas: la de médicos y la de jurisconsultos, como que una y otra defienden la vida, el honor y los haberes de sus conciudadanos, que una y otra proveen a la rectoría de la vida social y la república; que una y otra, en fin, abastionan con su ejemplo la tarea espiritual de su pueblo y la conducen"78.
Luis López de Mesa se destaca por la creación de la campaña de cultura aldeana y rural79, en su periodo de Ministro de educación y por haber reorganizado este ministerio en cinco secciones a saber: 1. dirección de Universidades e Institutos de Alta Cultura; 2. dirección de Normales e Institutos pedagógicos de educación primaria; 3. dirección de bachillerato y educación femenina; 4. dirección de Bellas artes, bibliotecas y monumentos públicos y reliquias prehistóricas y 5. Dirección de Educación física. Secretaría de la Comisión de Cultura Aldeana y Rural" art. 1°80
En definita, queda claro que el movimiento estudiantil colombiano y el de Córdoba abogan por la universidad libre donde los estudiantes tienen la palabra en la administración y la enseñanza. Y, en efecto, este es el hilo conductor que une a las dos generaciones en Colombia: la del centenario y la de los nuevos. Es importante, sin embargo, mencionar que estos líderes estudiantiles colombianos cuando ocuparon los cargos de ministros de educación no plasmaron estos sueños e ideales de su juventud. Quizá, la pregunta que queda en la palestra es la referente al hecho de cuándo llegaron al ministerio de educación81, Agustín Nieto Caballero, Luis López de Mesa, Germán Arciniegas, ¿qué pasó con la autonomía universitaria? Todos obtienen el ministerio después de un recorrido como dirigentes estudiantiles con una producción académica sobre la universidad, fueron creadores de instituciones educativas y científicas y poseían un amplio conocimiento de la educación y la universidad en contextos internacionales. El primero de ellos fue Director de Educación en 1923 y Ministro de Educación en 1936. El segundo, López de Mesa, se desempeñó en el gobierno de Alfonso López Pumarejo como Ministro de educación82 y desarrolló el programa de la revolución en marcha y él, personalmente, llevó a cabo la campaña de la "Cultura aldeana", cuando Bogotá tenía 300 mil habitantes. El tercero, Arciniegas, participó como Ministro de Educación en los gobiernos de Eduardo Santos y Alberto Lleras Camargo83. Además, no deja de sorprender que dentro de sus ideales políticos de avanzada no hubo espacio para la participación femenina en la vida política universitaria.
CONCLUSIÓN
Esta investigación aporta nuevos elementos para la historiografía del movimiento estudiantil colombiano en el período de 1910 a 1924, porque se ocupa de recoger los contextos políticos precedentes a la ruptura ideológica de los dos partidos en cuanto a la visión de la iglesia y de la religión católica en la educación, particularmente sobre la universidad. Se clarifica que en medio de una hegemonía conservadora surge un grupo de intelectuales, la del centenario, que organizan el primer congreso nacional de estudiantes en 1910 y bajo los ideales liberales, y del positivismo del siglo XIX, se presentan en la política nacional con planteamientos de una universidad libre y autónoma.
Por otra parte, la generación de los nuevos, que se une a la del centenario con publicaciones periodísticas, y desde la política liberal y socialista, sueñan una universidad libre y autónoma. Desde esos ideales, la organización estudiantil se une a la Federación de estudiantes colombianos. A esta última se le debe reconocer su sentido de pertenencia e identidad con los estudiantes latinoamericanos. Desde esta perspectiva, se establece un mismo lenguaje evidenciado en los manifiestos de: libertad, autonomía, unidad latinoamericana, enseñanza de la ciencia, liderazgo estudiantil. No obstante, se debe clarificar que los estudiantes universitarios pertenecían a una élite muy selecta, la única que podía ingresar a estos claustros educativos.
Nos preguntamos por el recorrido político de los líderes de estos dos movimientos ¿dónde quedó la bandera de la autonomía universitaria?, ¿en qué momento la abandonaron?, ¿Por qué no defendieron los mismos ideales cuando llegaron a los altos cargos del Ministerio de Educación en Colombia? Por otra parte, resulta paradójico que en la calidad de líderes estudiantiles con posiciones políticas de avanzada hayan excluido a la mujer en estas organizaciones y movimientos universitarios colombianos de la época. Fue, en efecto, hasta la Constitución de 1991, que Colombia asume legalmente la autonomía universitaria. Aunque, en la realidad sea muy cuestionable la forma de designación y elección de los miembros de los consejos superiores de estas máximas instituciones educativas, el verdadero nudo gordiano, de llevar a la práctica la autonomía universitaria, sigue sin solución porque la administración se impone sobre la academia y las voces de los estudiantes y profesores continúan sin una participación real en la dirección universitaria.
En la época presente cuando se entrelazan instituciones e ideologías y todo se concibe bajo el modelo de empresa preindustrial y capitalista, la universidad enfrenta nuevos desafíos que la han reducido a institución marginal con pérdida ostensible de sus atributos. En el caso colombiano, la universidad es asfixiada por el gobierno y es liquidada poco a poco por las restricciones financieras obligatorias que, en consecuencia, limitan el ingreso a la educación superior a la gran mayoría de la población colombiana.
Concluimos, que estos planteamientos abren un nuevo campo de análisis en torno a la prospectiva funcional de la universidad contemporánea y sugerimos oportuno y necesario que se abra el debate sobre aquellos aspectos no previstos en el Manifiesto de Córdoba de 1918, para lo cual encontramos un gran estímulo en las conclusiones del estudio sobre el tema de la Universidad Latinoamérica y del Caribe en los desafíos del siglo XXI, "pensada y reformada desde los años 60 bajo lineamientos, primero de Estados Unidos y luego por organismos internacionales que trazan directrices donde la globalización imprime un sello de mercado desapareciendo las humanidades y priorizando lo tecnológico"84. En definitiva, a cien años del movimiento estudiantil de Córdoba, la autonomía universitaria tiene aún un largo camino por recorrer y los desafíos del futuro de la universidad del Estado se encuentran en la incertidumbre de la supervivencia por la asfixia presupuesta! El Estado parece que olvidará, que esta institución, es la que lidera la formación de las nuevas generaciones y que debe cumplir con la misión social y científica que le corresponde en el siglo XXI.
FUENTES
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Concordato de 1887.
Consejo Nacional Constituyente. Constitución Política de la República de Colombia. Secretaría de Instrumentación pública Enrique Álvarez. D.O. Año XXII. Bogotá, sábado 07 de agosto de 1886. No. 6758-6759. pp. 801-807.
Decreto 595 de 1886 del 9 octubre "Por el cual organiza la instrucción pública primaria" D.O No. 6844-6845.
Decreto 596 de 1886 del 9 octubre "Sobre instrucción pública secundaria y profesional". D.O. No. 6831 del 17 de octubre de 1886.
Reforma Educativa de 1870.
Reforma Universitaria 1918-1930, 1924.
Revista La Universidad 1921.
Manifiesto de Córdoba Argentina, 1918. Publicado en Revista Historia de la Educación Latinoamericana. No. 11, (2008), 249.
Ministerio de Educación Nacional. Educación Colombiana. Disposiciones orgánicas y reglamentarias de la Educación Nacional en las ramas de Primaria, Normalista Superior y Bachillerato, y otros aspectos de interés general 1903 - 1958. Bogotá: Imprenta Nacional. 1959.
Ministerio de Educación Nacional. La educación colombiana, 1903 - 1958. Tomo I. Compilación Legislativa. Bogotá: Imprenta Nacional. 1959.
Ley 39 de 1903. Ley Orgánica de Instrucción Pública. Diario Oficial Número 11931. Bogotá, viernes 30 de octubre de 1903.