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Ciencia y Tecnología Agropecuaria
Print version ISSN 0122-8706
Corpoica cienc. tecnol. agropecu. vol.14 no.2 Mosquera July/Dec. 2013
ECONOMÍA Y DESARROLLO RURAL
1Ingeniero Químico, MSc, Ingeniería Industrial. Observatorio Siembra Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología Agroindustrial. Corpoica. Bogotá, Colombia. dhflorez@corpoica.org.co
2 Ingeniera Industrial. Sea Flowers. Archipiélago de San Andrés y Providencia, Colombia. sw072019@ingenieria.sanmartin.edu.co
Fecha de recepción: 02/08/2013. Fecha de aceptación: 04/09/2013
RESUMEN
En Colombia, la apicultura es una actividad económica en consolidación, que representa un potencial de riqueza por los múltiples beneficios que se pueden obtener a través de la explotación artesanal o industrial. En el sector agropecuario es una de las 37 cadenas productivas registradas ante el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural; es objeto de priorización en procesos de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i), en aras de incrementar su productividad y competitividad, involucrando la sostenibilidad de la población rural y el componente industrial. El Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina es objeto de iniciativas de desarrollo rural, impulso empresarial y fortalecimiento, pues ante la coyuntura socioeconómica por la disminución del territorio marítimo, busca diversificar las actividades económicas de la población raizal. Con la metodología de alianzas productivas y los itinerarios de ruta como herramienta de gestión e integración se diseñó, desde el enfoque tecnológico, la estructura de la minicadena productiva de eslabones y segmentos; las directrices fueron los procesos productivos de tipo orgánico, selección de tecnologías, proveedores y mecanismos de certificación al producto y capacitación al recurso humano requerido, mediante un proceso analítico jerárquico utilizando el software Expert Choice. Se estructuraron lineamientos desde la base de política pública y sectorial, consignada en la agenda única nacional de I+D+i de la cadena y lineamientos establecidos (plan de desarrollo del departamento, plan de ciencia y tecnología, CONPES y plan de ordenamiento territorial). La minicadena y el paquete tecnológico de apicultura orgánica son un insumo de competitividad para el archipiélago.
Palabras claves: alianza productiva, análisis jerárquico, gestión estratégica, producción orgánica.
ABSTRACT
In Colombia, beekeeping is an economic activity under consolidation, which represents a potential wealth for the many benefits that can be obtained through craft or industrial exploitation. It is one of the 37 productive agricultural-chains formed and registered through the Ministry of Agriculture and Rural Development, and is subject to research, development and innovation (R+D+i) priority processes to increase productivity and competitiveness, involving both the sustainability of the rural population and the industrial component. The Archipelago of San Andres, Providencia and Santa Catalina is the subject of rural development initiatives, business and strategic planning because of the socioeconomic situation due to the reduction in maritime territory, seeks to diversify the economic activities of the native population. Within the framework of the productive chains and the strategy of the roadmaps itineraries as a management and integration tool, the mini productive chain was design, contemplating organic production process and rules, selection of technologies, suppliers and product certification mechanisms to the human resource and training required, through an analytic hierarchy process using Expert Choice software. Finally, a work plan was defined as the sole national research agenda R+D+i (Research + Development + innovation) for the national productive chain and the guidelines established in the department's development plan, the science and technology plan, the CONPES and the Territorial Order Plan.
Key words: alliance production, hierarchical analysis, strategic management, organic production.
INTRODUCCIÓN
En el contexto nacional, la actividad agropecuaria ha sido uno de los principales apoyos al desarrollo económico del país; contribuye en 9% al PIB, participa en 21% del valor total de las exportaciones del país, y genera 19% de empleos directos y 66% en los sectores rurales. Durante el período 2004-2009, el PIB creció 2,3% en promedio anual; en el período 2000-2012, la inversión en actividades de ciencia y tecnología (ACT) del sector representó en promedio 0,62% del PIB agropecuario, con una tasa de crecimiento promedio anual de 4,65% (Invierta en Colombia, 2010), por lo cual es considerado de gran importancia social y económica, ya que constituye uno de los pilares sobre los cuales se desarrolla económicamente el país y en el cual se involucra buena parte de su población rural e industrial (Castellanos et al., 2010). Por lo tanto, desde el ámbito nacional, regional y local, debe ser beneficiado por los procesos de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) en aras de incrementar su productividad y competitividad, involucrando su población rural e industrial.
La apicultura colombiana es una actividad económica en consolidación, que representa un potencial de riqueza por los múltiples beneficios que se pueden obtener a través de la explotación artesanal o industrial. Además de proporcionar miel como producto principal, con la apicultura también se puede producir polen, cera, jalea real, propóleos y veneno de abejas; se pueden obtener ingresos adicionales en la venta de núcleos, colmenas, reinas y alquiler de colmenas para polinización (Dirección de Ciencia y Tecnologia Agropecuaria, 2005). En 2011, Colombia reportó 115.000 colmenas en su inventario pecuario, para una producción equivalente a 1.800 toneladas.
En el subsector apicultor, como cualquiera de los demás que conforman el sector agrícola, existen dificultades y escenarios poco favorables que no permiten su articulación y fortalecimiento desde lo técnico, económico, ambiental y social. Las perspectivas futuras de desarrollo social, económico, ambiental y tecnológico de la cadena productiva agroindustrial de las abejas y la apicultura en Colombia -CPAA-, especialmente en cuanto a generación de empresas y empleo, consolidación del mercado interno, incremento de las exportaciones, cubrimiento de nuevos mercados internacionales y la innovación de productos y servicios de alto valor agregado, con sostenibilidad ambiental, son de particular interés para las regiones y actores sociales comprometidos con esta cadena (Laverde et al., 2010). Sin embargo, pese a la importancia y significancia tanto estadística como representativa del sector, existen marginalidades en torno al impacto social del mismo, teniendo en cuenta que existen regiones donde se han desarrollado iniciativas productivas que han mejorado la actividad en departamentos como Santander, Huila, Valle del Cauca, Risaralda y Amazonas, principalmente, en los cuales se presentan casos de asociatividad, mientras que en otros departamentos como Cauca, Sucre, Magdalena y San Andrés Isla, las iniciativas han sido mínimas (Uribe et al., 2011).
Una de las dificultades que se le presentan al sector a escala nacional es la aparición de productos sustitutos, la poca diferenciación de sus usos, la variabilidad de sus calidades y la falsificación (Anzola, 2012). En Colombia predomina la apicultura rústica hace aproximadamente 30 años, es decir, la desarrollada en colmenas de panales fijos. Hasta la fecha los procesos de cambio y transición a procesos estandarizados han sido incipientes en referencia a las colmenas y todo lo relacionado con ellas, además de los problemas sanitarios.
En términos competitivos, los productos nacionales no son diferenciados por buenas prácticas de manufactura (BPM), buenas prácticas de alimentos (BPA), sistemas de análisis de riesgos y puntos críticos de control (HACCP), estándares de cualquier producto alimenticio y requisitos para acceder a factores diferenciadores como los certificados de producto orgánico, sellos verdes y sellos de comercio justo (Laverde, 2010).
Los bajos niveles de estandarización de los productos de la apicultura en Colombia han ocasionado que el consumo promedio aparente de miel de abejas haya disminuido anualmente en 4,6%, pasando de 1.924 t en 2002 a 1.912 t en 2009. Esta tendencia del mercado ha generado que instancias de regulación como los Ministerios de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR), de la Protección Social, y de Comercio Exterior (Mincomex), y los gobiernos locales desde los planes de desarrollo gubernamentales promuevan el fortalecimiento de sectores prioritarios como el agrícola, dentro del cual se encuentra el apícola, a partir de programas de mejoramiento e inclusión poblacional (FAO, 2008).
Como parte de las iniciativas de mejoramiento y expansión de las actividades agropecuarias en el país, y en particular para el sector apícola en las islas de San Andrés y Providencia, se está desarrollando un programa llamado Sea Flowers Keepers mediante acción social que tiene como fin mejorar la base productiva de las comunidades más vulnerables y evitar que jóvenes isleños caigan en la tentación de la navegación marítima a favor del narcotráfico. Este programa busca favorecer a 531 familias con proyectos de pesca, apicultura, artesanías y agrícolas en San Andrés, Providencia y Santa Catalina, a partir de modelos de integración productiva y redes de cooperación (Mendiola, 2012).
Análogamente se busca coadyuvar el fortalecimiento productivo e inclusión social en las islas, a través de una propuesta técnica para la conformación de unidades productivas, en el marco de una minicadena productiva apícola como alternativa para la generación de empleo, desarrollo sectorial y apuestas productivas en favor de la competitividad. Actualmente, el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina se encuentra ubicado en el puesto 11 en los indicadores de competitividad nacional entre los 32 departamentos (Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, 2012); el desarrollo económico del departamento se ha enfocado en programas de cooperación para fortalecer el sector del turismo y cadenas ya consolidadas, como las cadenas acuícola, de carne bovina, de frutales, de la yuca y su industria, de plantas aromáticas, de plátano y la láctea; la potencialidad en la cadena de las abejas y la apicultura ha entrado a desempeñar un papel considerable en el archipiélago.
Para alcanzar una funcionabilidad adecuada de la unidad generadora de ingresos para la población, por medio de la estructuración de la minicadena productiva se busca, a través de los organismos de financiación y apoyo técnico, la conformación de una alianza productiva entre los distintos actores de la cadena generando procesos de articulación productiva y económica. Lo anterior se propone como una alternativa a la situación actual del archipiélago a raíz de la decisión de La Haya y la pérdida de más de 75.000 km2 de territorio marítimo, lo que deja al departamento sin la mayor fuente de ingresos para su población. A raíz de esta situación es necesario diversificar las actividades económicas para reducir la dependencia del turismo (El Universal, 2012).
En el contexto nacional, se han desarrollado trabajos de fortalecimiento al sector apicultor; algunos se han enfocado de manera puntual en ciertos eslabones de la cadena productiva, para solventar necesidades y requerimientos en materia de innovación. En el eslabón de comercialización se han identificado los factores de decisión frente a las dinámicas de oferta y demanda (Arango, 2010), en la adquisición de la miel, basándose en datos e información referentes al punto de vista y la percepción que se tiene sobre el producto, así como los nichos de comercialización del mismo. En el departamento de Bolívar (Aguas, 2010), aunque no hay sistemas tecnificados en la producción de la miel, se evaluó tanto la aceptabilidad como la presencia de adulterantes, y se evidenció el cumplimiento de los requerimientos de la norma, la trazabilidad y caracterización del contenido nutricional del producto, lo que garantiza su calidad.
En el departamento de Antioquia, en los municipios de Necoclí y Turbo, se fortaleció la cadena productiva apícola por medio de alianzas estratégicas, tanto en la producción como en la comercialización. El Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR) creó la Secretaría técnica de la cadena apícola, para promover su desarrollo, investigaciones sobre el manejo de las abejas, asistencia técnica e implementación de las buenas practicas manufactureras (MADR, 2009).
En el municipio de Alejandría, se buscó fortalecer la actividad apícola en los diferentes eslabones, por medio de las alianzas productivas y el proyecto que actualmente existe sobre el apoyo a estas; todo esto con el ideal de mejorar las condiciones de vida en los aspectos social, comunitario, ambiental y empresarial a más de 48 familias en el municipio (MADR, 2008).
Este marco nacional, direcciona el objeto de la presente investigación hacia el diseño de una propuesta para el desarrollo de la cadena apícola en San Andrés y Providencia, a través de un modelo de minicadena productiva, con énfasis en factibilidad tecnológica y no tecnológica para miel orgánica como producto diferenciado.
MATERIALES Y MÉTODOS
La minicadena productiva de las abejas y la apicultura se estructura en cuatro fases que constituyen los ejes teóricos y metodológicos del diseño: (1) construcción y caracterización del modelo de eslabones y segmentos, (2) evaluación y selección del paquete tecnológico enfocado a apicultura orgánica, (3) evaluación y selección de los mecanismos de certificación a producto y proceso necesarios para apicultura orgánica y (4) estructura de la cadena productiva a partir de un itinerario (roadmap) tecnológico.
Diseño y caracterización del modelo de minicadena productiva de eslabones y segmentos
El concepto de cadena productiva ha evolucionado tanto nacional como internacionalmente, por lo cual se ha establecido una definición más concisa: "Relación entre empresas con el fin de conectar las etapas de abastecimiento de insumos, fabricación, distribución y comercialización de un bien específico, donde los distintos eslabones efectúan acuerdos que condicionan sus vínculos y supeditan sus procesos técnicos y productivos, a fin de hacer competitivos los productos en el ámbito nacional e internacional (Castellanos et al., 2012). El diseño del modelo de cadena productiva para la producción de miel orgánica se convierte en la base organizacional de la presente investigación.
Una cadena productiva es un sistema constituido por actores interrelacionados y por una sucesión de operaciones de producción, transformación y comercialización de un producto o grupo de productos en un entorno determinado (Van der Heyden et al., 2004). Hirschman, el pionero en proponer los encadenamientos de cooperación entre firmas, explicaba los mayores niveles de generación de riqueza en las economías industrializadas del primer mundo; más adelante, Porter formuló que la generación de ventajas competitivas dentro de la empresa obedece, entre otros, a la articulación eficiente de la misma alrededor de una cadena de valor que va desde los proveedores de materias primas e insumos hasta los servicios encargados de garantizar la satisfacción del consumidor final.
Dentro de los modelos y estrategias que se diseñan en ingeniería y administración para el direccionamiento de empresas, sectores y entes nacionales, las cadenas productivas se constituyen en una opción para mejorar la productividad y competitividad de las mismas (Castellanos et al., 2012). En algunas ocasiones, el término cadena productiva sustituye otros conceptos utilizados en el mundo de los negocios para mejorar la competitividad, como el de cadena de valor, cadena de suministro y aglomeraciones o clústeres.
El modelo genérico de cadena productiva tiene su base en el modelo de cadenas de suministro, en el cual el flujo de productos (de izquierda a derecha) representa el incremento en el valor agregado de estos desde el proveedor de insumos hasta el consumidor; en cada una de las interacciones de los eslabones se presenta una relación entre los agentes económicos vinculados que también realizan actividades productivas (Organizacion de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial, 2004). El estudio sobre cadenas es sólo una herramienta de análisis que permite identificar los principales puntos críticos que frenan la competitividad de un producto, para luego definir e impulsar estrategias concertadas entre los principales actores involucrados (Van der Heyden et al., 2004).
El concepto de minicadena productiva se enmarca en la conformación e integración de actividades económicas complementarias realizadas por unidades de menor tamaño que presentan escasas posibilidades de crecimiento y supervivencia aisladamente, aplicada a niveles diferentes conformados por pequeñas y medianas empresas bajo un esquema de cooperación, confianza y compromiso (Ministerio de Comercio, 2004). Un claro ejemplo de una actividad económica con bajo crecimiento es la aplicación que está siendo llevada a cabo en el Archipiélago de San Andrés y Providencia.
La caracterización de una minicadena productiva se enmarca en efectuar un análisis de desempeño de la misma, donde se debe acotar que ésta se fundamenta en un enfoque sistémico, el cual presupone la interacción y jerarquía entre subsistemas socio-económicos y naturales que se desarrollan en un contexto productivo agroindustrial particular (Castro et al., 2002). Este enfoque, aplicado a la gestión de la investigación y del desarrollo tecnológico, permite establecer procesos de apoyo al desarrollo del negocio agroindustrial bajo la concepción de sistema, el cual es definido respecto a lo que ocurre dentro de los límites de los sistemas productivos agroindustriales y también, de forma importante con relación a todos los procesos que se encuentran relacionados por eslabones y segmentos, desde la oferta de los productos agrícolas hasta los consumidores finales de los bienes producidos cuyas materias primas son dichos productos (Castellanos et al., 2010).
El concepto de cadena productiva se desarrolló como herramienta de análisis sistémico, donde los flujos de material, de capital y de información son los mecanismos de relación entre los diversos agentes de la cadena que buscan proveer y garantizar el mercado consumidor de los productos del sistema (Castro et al., 2022). Cada grupo de unidades productivas que se dedican a las actividades que garantizan el desarrollo de los productos se denomina eslabón, entre las cuales existen diferencias importantes en cuanto a tamaño, adopción tecnológica y naturaleza de la propiedad, entre otras variables que se pueden definir de segmentación, como una analogía a la segmentación que se realiza en mercado. El concepto de segmento surge como un tipo de unidad productiva donde se presentan de manera específica una o varias de las variables de segmentación definidas. A partir del proceso de segmentación es posible entender la composición de los eslabones de la cadena productiva y entender dinámicas específicas de la cadena objeto de estudio, y de esta manera elaborar estrategias diferenciadas de mejoramiento (Cuevas et al., 2007).
Metodología de evaluación y selección de tecnologías para apicultura orgánica
La apicultura es la actividad dedicada a la crianza y cuidado de las abejas, generadoras de productos como la miel principalmente, ya que además de ser agentes polinizadores permiten la reproducción de plantas silvestres y cultivadas, actividad de importancia económica y social que aprovecha los recursos florísticos de diversos ecosistemas (Ayala, 2001).
De acuerdo con las Normas Básicas IFOAM 2002, "la agricultura orgánica es un enfoque integral basado en un conjunto de procesos que resulta en un ecosistema sostenible, alimentos seguros, buena nutrición, bienestar animal y justicia social. La producción orgánica es, por lo tanto, mucho más que un sistema de producción que incluye o excluye determinados insumos" (FAO, s.f.). En Colombia empiezan a aparecer reportes de este tipo de agricultura en la década de 1960, pero es en la de 1980 cuando se presentan iniciativas de producción orgánica por parte de pequeños caficultores en distintas zonas del país (Martínez et al., 2012). Productos orgánicos como: banano, café, cacao, cereales, palma de aceite, tubérculos, frutas, panela, hortalizas, heliconias y follajes, miel de abejas, procesados alimenticios, carne de res y de búfalo, entre otros, componen la oferta nacional y su producción está distribuida a través del territorio. Los principales destinos de los productos orgánicos colombianos son la Unión Europea y Estados Unidos. A partir de los pasos que determina el manual de apicultura orgánica (Vandame & Ganz, 2012), se podrá determinar la tecnología que se implementara al momento de iniciar una producción orgánica.
A través de la metodología del proceso de análisis jerárquico (PAJ) diseñado por Thomas Saaty (1980), se establecen los lineamientos para seleccionar el proveedor y la maquinaria requerida para el proceso de producción orgánica de miel (colmenas, alzas, extractor, cuchillo desoperculador) (figura 1).
La aplicación del PAJ se realiza por medio del software Expert Choice. El PAJ permite cuantificar juicios u opiniones gerenciales sobre la importancia relativa de cada uno de los criterios empleados en el proceso de toma de decisión (Roche & Vejo, 2005). También puede considerarse, según la orientación dada al mismo, de muy diversas maneras. Su contribución es importante en niveles operativos, tácticos y estratégicos, sirviendo para mejorar el proceso de decisión debido a la gran información que aporta y a la mejora en el conocimiento del problema (Moreno, 2013).
La principal característica del PAJ es que el problema de decisión se modela mediante una jerarquía en cuyo vértice superior está el principal objetivo del problema, meta a alcanzar y, en la base, se encuentran las posibles alternativas a evaluar. En los niveles intermedios se representan los criterios (los cuales a su vez se pueden estructurar también en jerarquías) con base en los cuales se toma la decisión. El diseño de las jerarquías requiere experiencia y conocimiento del problema que se plantea, para la cual es indispensable disponer de la información necesaria (Londoño, 2013).
Las etapas generales de la metodología PAJ formuladas por Saaty en su formulación inicial son: (1) modelización: se construye una estructura jerárquica en la que quedan representados todos los aspectos considerados relevantes en el proceso de resolución: actores, escenarios, factores, elementos e interdependencias; (2) valorización: se incorporan las preferencias, gustos y deseos de los actores mediante los juicios incluidos en las denominadas matrices de comparación por pares; (3) priorización y síntesis: proporciona las diferentes prioridades consideradas en la resolución del problema; (4) análisis de sensibilidad: se suele hacer para examinar el grado de sensibilidad del resultado obtenido en una decisión al realizar cambios en las prioridades de los criterios principales de un problema.
Una vez construido el modelo jerárquico, se realizan comparaciones a pares entre los elementos (criterios, subcriterios y alternativas) y se atribuyen valores numéricos a las preferencias señaladas por las personas involucradas; se mide cómo contribuye cada elemento de la jerarquía al rango inmediatamente superior del cual se desprende. Para estas comparaciones, se utilizan escalas de razón en términos de preferencia, importancia o probabilidad, sobre la base de una escala numérica expuesta por el mismo Saaty, que va de 1 a 9 (tabla 1).
Cuando esto se introduce en el software dependiendo de la ubicación de los criterios, subcriterios o alternativas que se están comparando, se designa el color del número: si el aspecto que se encuentra en la fila es más importante que el que está en la columna al momento de compararse, se coloca el número en negro, pero si la situación es al contrario el color del número a asignar debe ser rojo. Este proceso se realizó para la selección de la tecnología, selección del proveedor de tecnología y selección del mecanismo de certificación. En la figura 2, se presenta el modelo de selección PAJ para el caso del proveedor de insumos.
Evaluación y selección del mecanismo de certificación para apicultura orgánica
La certificación de productos orgánicos tiene como objeto garantizar la integridad del producto debido a las características del mercado; donde no es posible establecer un vínculo directo entre el productor y el consumidor, la certificación asegura al consumidor que el producto cumple con los siguientes parámetros: I) evita la degradación de los recursos naturales; II) protege el medio ambiente; III) es saludable para el consumo humano (Martínez et al., 2012).
Adoptar la producción orgánica también tiene sus riesgos como el exceso o déficit de lluvia, las inundaciones, granizadas, heladas, las plagas y enfermedades no previstas, los movimientos en masa, la volatilidad de los precios del producto, cambio en el precio de los insumos, déficit de mano de obra, pérdida de producto y calidad en el transporte, saturación del mercado, falta de liquidez, grado de perecibilidad del producto, etc. En la tabla 2 se establece el proceso de certificación.
La certificación del producto no sólo califica el proceso sino la calidad en el producto, y el medio o entorno en el que se realiza permitirá darle un valor agregado, que le dé en el mercado tanto nacional como internacional la posibilidad de competir, de tener un diferenciación y ser sostenible en él y que otros productos sustitutos que siempre generan confusión en el público no le quiten la posibilidad de preferencia por parte de los clientes; pero contar con el respaldo de un organismo reconocido que dé constancia de que el producto cumple con todos los requerimientos para ser catalogado como un producto alimenticio 100% orgánico y considerado como un producto bueno para la salud, permitirá darle un grado de importancia sobre los demás productos similares.
Estructuración de la minicadena productiva en San Andrés y Providencia
En el marco del programa de fomento Sea Flowers Keepers, teniendo como base el modelo construido de cadena productiva, se buscan beneficios como fortalecimiento y escala de producción, financiamiento, asistencia técnica integral, capacitación, promoción y gestión conjunta e integración vertical, entre otros. Esto se logra a través del desarrollo de una apicultura tecnificada y orgánica, de calidad, con volúmenes constantes y suficientes obtenidos mediante un procesode planificación, y con factores de diferenciación según los requerimientos del mercado objetivo.
El marco de validación ya descrito en la caracterización se fortalece desde las directrices nacionales establecidas por el Consejo nacional de la cadena de las abejas y la apicultura y acotadas por el sistema nacional de ciencia y tecnología agroindustrial (SNCTA); éstos emiten una agenda única nacional donde se establecen las demandas tecnológicas y no tecnológicas. La cadena en su agenda nacional de I+D+i registra 8 demandas a saber: (1) generar sistemas para valorar y aprovechar el efecto polinizador de las abejas dentro de los diferentes agroecosistemas y ecosistemas naturales; (2) identificación de las plagas, enfermedades y sustancias tóxicas que afectan a los sistemas de producción con abejas y establecimiento de mecanismos de control; (3) desarrollo, validación e implementación de planes de manejo de abejas, instalaciones y equipos ajustados a las condiciones de los agroecosistemas y ecosistemas colombianos; (4) conocimiento de los productos de las abejas e innovación en usos y aplicaciones para generar valor agregado; (5) desarrollo de un sistema de información útil para el sector de las abejas y la apicultura; (6) identificación de mercados para los productos de las abejas; (7) formas asociativas pertinentes para los actores de la CPAA; (8) estrategias de adaptación para enfrentar los efectos del cambio climático sobre las abejas (Siembra, 2013). La demanda 7 abarca el interés del diseño de minicadena productiva, como base de validación en la formulación de iniciativas en el marco de la temática o línea estratégica de socioeconomía, mercadeo y desarrollo empresarial; y de manera transversal, la demanda 3.
Es importante mencionar que de acuerdo con el marco político y director del SNCTA, las iniciativas, proyectos de inversión y alianzas productivas a formular deben atender alguna de las demandas tecnológicas establecidas en la agenda nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Agropecuaria -ANCTIA-, que se encuentran en el sistema de información de innovación agropecuaria Siembra (CENIRED, 2013).
Se estructura en función del marco operativo de las alianzas productivas la base de implementación de la minicadena apícola en el corto plazo, y se articulan los resultados obtenidos, teniendo como herramienta de planeación en el mediano y largo plazo las rutas o itinerarios tecnológicos (roadmap) y su metodología (technology roadmapping). Esta metodología contempla la descripción de los factores de mercados, desarrollo de productos, competidores, capacidades, habilidades, hitos y otros elementos de la planeación de proyectos, en un periodo temporal determinado.
El diseño del roadmap para la minicadena apícola tiene como objeto la planificación del futuro del proyecto, con directrices para su implementación; así, los actores que se involucren y apalanquen desde las dimensiones técnicas, económicas, sociales ambientales y políticas, tienen las bases necesarias de la alianza productiva requerida para ejecutar y hacer sostenible este proyecto a través de la delimitación de actividades en un tiempo de ejecución determinado para alcanzar cada una de ellas.
RESULTADOS
Modelo de minicadena productiva
La fase preparatoria para la concepción del modelo y su posterior caracterización parte de la identificación de la visión global que se espera de la minicadena como un mecanismo de alianza productiva (Colciencias, 2005). Para el contexto del departamento, se busca tener una minicadena semiestablecida, que cuente con un instrumento de financiación (fondo parafiscal o un mecanismo de contribuciones voluntarias) y financien principalmente tecnología, iniciativas de I&D; productores con mediana o baja tecnificación, vinculados a mercados nacionales, con perspectivas de exportación en el mediano plazo.
La actividad apícola a desarrollar tiene su accionar desde la conformación de la cadena productiva de las abejas y la apicultura a través a través del marco normativo establecido en la resolución 00282 de 2012 del MADR, el artículo 1° de la Ley 811 de cadenas productivas, el artículo 2° del decreto 3800 de 2006 y el artículo 5° de la Resolución 186 de 2008. Este marco se complementa con los lineamientos de desarrollo tecnológico, los resultados del estudio y la definición de la agenda prospectiva de investigación desarrollada en el proyecto transición de la agricultura (PTA). Entre los productos de la cadena se priorizó la miel de abejas, cuyo mercado objetivo es el mercado nacional, y las mieles diferenciadas con posibilidades de exportación a Estados Unidos y países de la Unión Europea.
El comportamiento de una cadena productiva local debe tener representatividad en el contexto nacional de los eslabones que la componen; sin embargo, en el contexto nacional no todos los eslabones están conformados y caracterizados, dado que no se cuenta con información disponible, por lo cual se debe concretar a partir del diseño de estructuración.
Los seis eslabones básicos de las cadenas productivas agroindustriales nacionales son proveedores, productores o cultivadores, acopiadores, transformadores o eslabón agroindustrial, comercializadores y consumidores, los cuales en función del contexto se segmentan. La segmentación de cada uno de los eslabones de la cadena permite identificar de una manera más detallada cada integrante de la cadena y su interrelación. Según Lima et al., (2001), las variables que se pueden incorporar en una segmentación son muy diversas y dependerán mucho de la naturaleza y objetivo de la segmentación, lo importante es que al diseñar un proceso de segmentación, se seleccionen aquellas variables que permitan diferenciar un segmento de otro. Los criterios de segmentación para cada eslabón de la cadena productiva apícola se sintetizan en la tabla 3.
A partir de estos criterios de desempeño se propone el modelo acotado de cadena para el Archipiélago (figura 3).
Fuente: elaborado a partir de información en Laverde et al., 2010; Gobernación de San Andrés, 2012; Acosta, 2006.
Este modelo contempla el comportamiento actual del sector nacional y la articulación deseada en el contexto del departamento, teniendo en cuenta un horizonte a corto y mediano plazo. Se muestra el flujo de material e información de izquierda a derecha a través de la interrelación de segmentos de eslabón, el flujo de derecha a izquierda representan el flujo de capital e información y las líneas punteadas son segmentos de eslabón integrados de manera vertical. La integración vertical es el grado al cual una organización controla sus entradas (hacia atrás) y la distribución de sus productos y servicios (hacia adelante) (Patlán & Navarrete, 2012).
Paquete tecnológico para la minicadena productiva
La conformación del paquete tecnológico tiene como prioridad la selección del proveedor de insumos y de la maquinaria requerida para el proceso (Hernández & García, 2007). Esta etapa de abastecimiento es una parte importante de la logística de la empresa o fábrica, por lo cual se utiliza el PAJ como herramienta de selección tanto para el proveedor (tabla 4, figura 4) como para la maquinaria.
Para seleccionar las diferentes maquinarias se tienen en cuenta variables como costo, material, dimensiones, características y descuento por cantidad; a estas variables se asignan unos porcentajes según su relevancia; la principal incertidumbre es la variación en el precio del euro, teniendo en cuenta que para la valoración se tomó un precio fijo de esa divisa.
Con base en los lineamientos de buenas prácticas de producción orgánica, se determinó que la maquinaria a adquirir es: colmena Langstroth trashumancia, alza tipo Layens de 12 cuadros, extractor tangencial para 2 cuadros Layens (universal) manual inoxidable modelo económico, cuchillo desoperculador eléctrico con termostato automático (tabla 5A, figura 5B).
Mecanismo de certificación
Dentro de los mecanismos más conocidos y a los que puede aspirar la actividad apícola en el archipiélago son: certificación orgánica, sello ambiental colombiano - SAC- o denominación de origen.
La certificación orgánica se le puede asignar a cualquier producto agropecuario que presenta un proceso productivo y le permite evaluar en qué condiciones y procesos se realiza; para proteger el medio ambiente y la salud humana, le da énfasis a la minimización del uso de los recursos no renovables y a la ausencia de uso de fertilizantes y plaguicidas sintéticos (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, 2003). El sello ambiental colombiano -SAC- consiste en un distintivo o sello que se obtiene de forma voluntaria (Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, 2006). La denominación de origen es el nombre que se le da a un producto a partir de un lugar geográfico -país o región determinada-, por ser originario de dicha región y por las costumbres de producción o trasformación (Superintendencia de Industria y Comercio, s.f.).
Se determinaron unas variables a evaluar, a partir de los procedimientos y características de cada uno de dichos mecanismos de certificación y para la toma de decisión se implementó el PAJ. Las variables son: tiempo de certificación (tiempo de obtención y tiempo de aprobación, número de entidades de certificación disponibles (públicas o privadas según los casos que realicen el proceso), mercados a los que se piensa exportar, tiempo de vigencia de la certificación, número de mercados en los cuales estas distinciones son requisito.
La certificación orgánica fue la escogida por el software Expert Choice, con un porcentaje de confiabilidad de 68% (figura 6).
Posteriormente, se analizaron los resultados por medio de un análisis de sensibilidad para observar la variabilidad en la toma de decisiones al modificar la importancia de los criterios (tabla 6).
La mejor alternativa de mecanismo certificador para las aspiraciones que se tiene para el producto es la certificación orgánica, ya que no sólo servirá como distinción y validez en el mercado nacional sino en el internacional, pues la aspiración a largo plazo es exportar el producto a países grandes consumidores de alimentos naturales y orgánicos como lo es la miel de abeja.
Estructura del itinerario tecnológico de la minicadena productiva apícola
La metodología de itinerarios (roadmap) es una herramienta de planeación estratégica gráfica y estructural que, a través de relaciones sistémicas, articula y comunica: las relaciones entre los mercados reales y potenciales del universo de productos asociados a un entorno productivo, las tecnologías relacionadas o necesarias para el desarrollo de éstos, y la base misional que valida la pertinencia de la minicadena.
El diseño metodológico del itinerario contempla una estructura multietapas con diferentes niveles de interrelación para la validación del proyecto de minicadena. Los flujos de información y conocimiento entre cada una de las etapas responden a macrointerrogantes sobre el proyecto: Saber Qué y por qué, cómo, quién y dónde. Las interacciones entre etapas no necesariamente siguen un comportamiento lineal, teniendo en cuenta que existe correspondencia entre diferentes componentes de un proyecto (figura 7).
• Mercado. Los dos niveles relacionadas con la comercialización del producto como orgánico son: sin certificación (adquiridos el conocimiento, la maquinaria y las condiciones y recomendaciones de producción orgánica); y certificado (culminados los dos años del proceso de adquisición de la certificación).
• Alianza productiva. Cuenta con tres componentes principales: preparación (formular la estructura, convocar, evaluar y seleccionar los perfiles, y establecer los acuerdos); ejecución (compuesta por dos subcomponentes: inversión y fortalecimiento institucional); y gerencia, monitoreo, capacitación, evaluación y auditoria del proyecto (MADR, 2009).
• Tecnología. Esta etapa contempla los niveles de selección del área que se asigna para realizar el proceso productivo; la valoración, adquisición e implementación de la maquinaria seleccionada y la capacitación del recurso humano encargado de la actividad.
• Producto. Esta etapa comprende la formulación, diseño y selección de las características del producto a elaborar y el proceso de certificación al cual será sometido.
• Línea de base. Contempla el portafolio de proyectos en ejecución, resultados de investigación, capacidades y gestión de la innovación (recomendaciones tecnológicas) asociadas a la cadena productiva (tabla 7, figuras 8, 9 y 10).
CONCLUSIONES
El fortalecimiento de un sector tan prometedor como el apicultor, mediante el diseño de una minicadena productiva (alianzas con los proveedores, distribuidores, acopiadores; tecnología blanda y dura para el productor; generación de un producto diferenciado), genera las bases para su exitosa implementación.
La metodología de itinerarios tecnológicos establece los lineamientos necesarios para la implementación en el corto plazo del diseño de minicadena productiva desde la definición del producto a comercializar, el paquete tecnológico óptimo para el proceso, el mecanismo de certificación deseable, y finalmente el mercado objetivo. Como resultado final, se obtiene una planificación detallada de la actividad apícola del departamento.
El análisis del paquete tecnológico requerido para la implementación y puesta en marcha de la minicadena productiva de las abejas y la apicultura en el archipiélago de San Andrés y Providencia define la maquinaria e insumos requeridos para un enfoque de apicultura orgánica.
El diseño de la minicadena productiva apícola para el archipiélago se convierte en un instrumento de generación de proyectos productivos para la población raizal en pro de un trabajo digno y fijo, que le permita sustentar a sus familias y vivir de manera más digna.
Las alianzas productivas deben ser monitoreadas constantemente para ver si están funcionando; y si se requiere, deben ser renovadas con otros actores, por lo que la organización gubernamental encargada debe estar al tanto de cómo surge y ocurre todo a través de la cadena.
El paquete tecnológico definido debe articularse con los mecanismos de capacitación en competencias por parte de las entidades prestadoras de educación técnica, en cuanto a temas relevantes sobre la producción orgánica.
El diseño de minicadena productiva apícola es adaptativo para la formulación de proyectos futuros que diversifiquen los resultados de esta investigación, hacia productos alternativos y subproductos propios de la actividad apícola como la cera, el polen, propóleos, entre otros, de tal manera que se incremente la cobertura de beneficiarios y e impacto social en la población del archipiélago.
AGRADECIMIENTOS
Laura Milena Egea Hernández, ingeniera industrial y MSc en Ingeniería Industrial de la Universidad Nacional y David Mauricio Rodríguez Zarate, ingeniero químico y MSc en Ingeniería Industrial; al equipo del observatorio del SNCTA - Siembra.
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