Introducción
El cuy o cobayo (Cavia porcellus) es un mamífero monogástrico, herbívoro, originario de Sudamérica (Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú). Su crianza es destinada fundamentalmente a la producción de carne (Chauca, 2020). En países en desarrollo, el interés por la crianza de cuyes está creciendo exponencialmente debido a su apreciación como fuente de proteína con valores aproximados del 19,5 % (Sánchez-Macías et al., 2018; Xicohtencatl-Sánchez et al., 2013). La crianza de cuyes es considerada una actividad económica que genera cadenas productivas (Chauca, 2020).
El Perú es considerado el mayor productor de cuy. Durante el 2019, este país fue el mayor exportador mundial de carne de cuy con valores de 11.600 t, lo que representó un incremento de 16,6 % con respecto a las exportaciones del 2018 (Ministerio de Agricultura y Riego [Minagri], 2020).
A través de la introducción de prácticas de manejo y mejoramiento genético se ha logrado obtener mejores parámetros productivos de la especie (Solarte et al., 2007). El Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA) del Perú ha realizado investigaciones de selección y cruzamiento, siendo la “Línea sintética o interracial” el producto del cruzamiento de tres razas (Perú, Inti y Andina), caracterizada por sus atributos de precocidad, calidad cárnica, fertilidad, prolificidad, adaptabilidad y resistencia (Chauca, 2004; Chauca et al., 2013).
El cuy posee la capacidad de adaptarse a una amplia variedad de climas; sin embargo, los rendimientos óptimos en la crianza de cuyes se logran a temperaturas entre los 18 °C y los 22 °C para su adecuado manejo productivo (Arias & Araujo., 2013). Todos los animales de granja requieren ambientes que les permitan el confort térmico; en otras condiciones su potencial productivo puede ser afectado por factores ambientales como la temperatura (hipotermia, hipertermia) (Chauca, 2020). Actualmente, el índice de temperatura-humedad (ITH) es un valor único que representa el efecto combinado de la temperatura y humedad asociados al nivel de estrés térmico, que ha sido reconocido como el factor principal que afecta directamente la producción en los animales de granja.
Cuando el valor del ITH está dentro de los rangos adecuados (≤ 72) o en zona termoneutral, los animales mantienen sus mecanismos termorreguladores y logran un adecuado crecimiento, utilizando correctamente su consumo energético; de lo contrario, los animales utilizan su energía para mantener la homeostasis en rangos adecuados, lo que puede llevar a efectos negativos en su productividad (Dimov et al., 2020; Habeed et al., 2018). Además, el cambio climático puede agravar el problema de confort térmico. Dimov et al. (2020) sugieren que la predicción del IHT permitiría el manejo oportuno para reducir los efectos negativos por estrés calórico. En los últimos años, el INIA ha realizado investigaciones del comportamiento en la línea sintética en la costa central; no obstante, no hay reportes de los efectos del ITH en la crianza de cuyes. En este contexto, el objetivo de este estudio es analizar el efecto de las variables ambientales de temperatura, humedad e ITH sobre la mortalidad y el peso corporal de cuyes de la línea sintética en la ciudad de Moquegua, Perú.
Materiales y métodos
Ubicación del estudio
El presente trabajo se realizó en el centro de producción de reproductores de cuyes de la línea sintética de la EEA Moquegua (figura 1), ubicada en la carretera Panamericana Sur km 4,5, sector Montalvo, en la provincia y departamento de Moquegua, a una altitud promedio de 1.410 m s. n. m., con un clima que varía entre cálido y templado, y con una temperatura promedio anual de 17,1 °C. El centro de reproductores tiene un área de 86,4 m2 , con una infraestructura de adobe y quincha, con 24 pozas, cada una de 1,05 × 1,0 × 0,45 m, construida con base en cemento, paredes de fierro corrugado y malla de acero galvanizado,
Temperatura-humedad
Los datos de las variables ambientales temperatura (T) mínima y máxima, humedad relativa (HR) mínima y máxima e índice de temperatura-humedad (ITH) fueron colectados diariamente durante los meses de octubre del 2019 a marzo del 2020. Para la medición de T y HR se utilizó un termómetro ambiental e higrómetro digital instalados en el interior del galpón. El ITH se calculó según lo indicado por Gaughan et al. (2013).
Se estimaron los valores promedio mensuales de cada variable ambiental. Según el valor de ITH (Habbed et al., 2018), dichos valores se clasificaron en dos subgrupos: ITH ≤ 72 (ausencia de estrés) e ITH > 72 (situación de estrés moderado).
Animales
Se evaluaron 157 cuyes nacidos de la línea sintética, procedentes de reproductores proveídos del Programa de Nacional de Cuyes del Instituto Nacional de Innovación Agraria de la ciudad de Lima. Los reproductores se mantuvieron en pozas de crianza, en una relación de empadre de 1:7. Los animales fueron identificados al nacimiento con aretes metálicos y al destete fueron trasladadas a otras pozas ubicadas dentro del mismo ambiente. La evaluación se realizó durante los meses de octubre del 2019 y marzo del 2020.
Mortalidad
También se evaluó la mortalidad (%) al nacimiento. Para ello, se empleó la siguiente fórmula:
Peso corporal
Para el registro de pesos, se utilizó una balanza electrónica de 5 kg de capacidad y 1 g de sensibilidad. Se obtuvieron los valores de peso al nacimiento (semana 0), destete (semana 2), semana 4, semana 6 y semana 8 de edad. A todos los animales se les suministró alimentación mixta diaria, compuesta por 150 g de alfalfa y alimento balanceado ad libitum.
Análisis de datos
Los datos obtenidos fueron analizados a través del software de STATA IC14. Se realizó análisis estadístico descriptivo de las variables T, HR e ITH, así como del peso corporal de cuyes, considerando el sexo (macho, hembra), y análisis de varianza (ANOVA) de las variables. Por otro lado, se estimó el nivel de asociación entre T, HR, ITH y el peso corporal analizados por sexo, el nivel de asociación entre el ITH ≤ 72 e ITH > 72 y la mortalidad. Finalmente, se determinó la tendencia lineal entre el peso corporal en cuyes e ITH. Los valores de p < 0,05 fueron considerados estadísticamente significativos.
Resultados y discusión
Análisis de temperatura-humedad
La tabla 1 muestra la variabilidad de la T y HR de las pozas de crianza. Como se observa, los valores mensuales de T presentaron variabilidad altamente significativa (p < 0,001); la de menor valor se presentó en octubre (22,9 °C ± 1,0), y fueron aumentando gradualmente, siendo la más alta en marzo (25,6 °C ± 0,8). De igual forma, este aumento gradual se observó en la HR (p < 0,001), con un valor promedio mínimo en octubre (42,1 ± 4,3) y un valor máximo en enero (57,4 ± 8,5). Este comportamiento se debió posiblemente al aumento de lluvias durante el mes de enero (Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología en el Perú [Senamhi], 2020). Con respecto al ITH, los valores promedios mínimos se presentaron en octubre (71,1 ± 1,1), mientras que el máximo ocurrió en marzo (75,9 ± 0,9).
De acuerdo con lo reportado por Caycedo (2000), el rendimiento óptimo en cuyes se logra a temperaturas que oscilan entre 18 °C y 24 °C, con una humedad relativa de 45 % a 70 %. Arias y Araujo (2013) afirmaron que, para obtener rendimientos óptimos en la crianza de cuyes, las temperaturas adecuadas están en el rango de los 18 °C y 22 °C. Con base en esto, la mayoría de nuestros resultados de temperatura supera los valores antes mencionados; asimismo, la humedad registrada se encuentra ligeramente por encima de los valores recomendados, lo que podría llevar al animal a condiciones de disconfort que lo pueden conducir a un estrés térmico.
Consecuentemente, los valores de ITH se incrementan en relación con la temperatura y HR. En condiciones con ITH > 72, se interpreta que los animales se encuentran en situación de estrés moderado (Armstrong, 1994). Pese a que se ha reportado que los animales pequeños presentan una mejor tolerancia al estrés térmico en comparación con mamíferos de mayor tamaño (Habeed et al., 2018), recientemente se ha reportado que los cuyes son más sensibles a condiciones de estrés por calor que al frío, reafirmando que los cuyes requieren de condiciones de confort térmico para expresar su potencial productivo (Chauca, 2020).
NotaDiferentes letras dentro de una misma fila son significativamente diferentes (p < 0,05). ITH (índice temperatura-humedad); SD (desviación estándar). Octubre 1 a 31 (4 semanas); noviembre 1 a 30 (4 semanas); diciembre 9 a 31 (3 semanas); enero 1 a 31 (4 semanas); febrero 1 a 29 (4 semanas); marzo 1 a 31 (4 semanas).
Fuente: Elaboración propia
Peso corporal
En la tabla 2 se presenta la estadística descriptiva (promedio, desviación estándar, coeficiente de variación e intervalo de confianza al 95 %) del peso corporal por sexo (macho, hembra) registrado al nacimiento (semana 0), a la semana 2 (destete), a la semana 4, a la semana 6 y a la semana 8.
De acuerdo con los análisis, los cuyes machos presentaron al nacimiento un peso de 153,6 ± 27,7 g, que es ligeramente superior en comparación con el peso de las hembras 144,9 ± 27,1 g. Esta tendencia se mantiene hasta la semana 8, logrando alcanzar valores de 1.070,2 ± 137,4 g para machos y 958,9 ± 108,9 g para hembras; sin embargo, solo se evidenció diferencia significativa (p < 0,05) a partir de la semana 4.
a,bLetras diferentes en la misma fila indican diferencias significativas (p < 0,05). ITH (índice temperatura-humedad); CV (coeficiente de variación); IC (intervalo de confianza)
Fuente: Elaboración propia
Los resultados del peso promedio a la semana 0 (nacimiento), tanto en machos como en hembras (153,6-144,9 g), muestran valores ligeramente superiores a lo descrito en otras investigaciones de la línea sintética (Chauca et al., 2013, 2016, Rodríguez et al., 2013). No existe diferencia entre el peso de machos y hembras al nacimiento, lo que ha sido también reportado anteriormente por Rubio et al. (2019), quienes citaron a Beaulieu et al. (2010); al afirmar que el desarrollo embriológico no es afectado por el sexo, los gazapos comparten el mismo ambiente y tienen las mismas oportunidades para obtener los nutrientes necesarios para su desarrollo.
En cuanto al peso a la semana 2 (destete), nuestros resultados mostraron valores por encima de 300 g, concordantes con los resultados hallados por Rodríguez et al. (2013), quienes obtuvieron valores de 310,9 g en cuyes mejorados de Cieneguilla; a su vez, reportes previos en la línea sintética demostraron valores en rangos de 260,9-269,9 g (Chauca et al., 2016). Esto permite comprobar que el peso del nacimiento influye directamente con la ganancia de peso al destete; sin embargo, también existen otros factores relacionados a las condiciones de la madre (Rodríguez et al., 2013). Es preciso mencionar que no se halló diferencias entre sexos, debido a que tanto machos como hembras de la camada se encuentran bajo los mismos factores de influencia para la ganancia de peso (Rubio et al., 2019).
Por otro lado, los pesos posdestete alcanzaron el peso comercial a la semana 8, con valores promedios entre 958,9-1.070,2 g. Pesos similares han sido reportado por Chauca et al. (2013) a la semana 9 (957,3-1.007,6 g) de la misma línea sintética; asimismo, en la línea Perú se reportó similitud con pesos mayores a 1.000 g (Posada et al., 2015). Además, Chauca et al. (2011) reportaron pesos inferiores (586,9-872,9 g) en cuyes de la línea sintética evaluados en la Costa central. Respecto al sexo, se evidencia una diferencia significativa, ya que los pesos más altos se encontraron en machos, lo que es congruente con lo hallado en otras investigaciones que indican la ventaja de los cuyes machos al poseer una mejor asimilación de nutrientes y mejor estructura ósea por efecto de la acción anabólica de la testosterona (de Figueiredo et al., 2020; Guerrero et al., 2020).
Nuestros resultados reafirman que la línea sintética presenta los mejores atributos genéticos de las razas Perú, Andina e Inti, como producto del mejoramiento genético (Chauca et al., 2013). La diferencia en el peso promedio entre machos y hembras son similares a lo reportado por Higaonna et al. (2013), Patiño et al. (2019) y Yamada et al. (2018), pero ninguno de estos estudios demostró diferencias estadísticamente significativas.
Correlación entre variables ambientales y peso corporal
En la tabla 3 se muestran los resultados de los coeficientes de correlación de Pearson, obtenidos de la relación de las variables ambientales de T, HR e ITH y los pesos registrados de los cuyes analizados por sexo (machos, hembras). Como se observa, en los pesos de cuyes machos existe una correlación negativa con T a la semana 4 (r = -0,345, p < 0,05) y semana 6 (r = -0,352, p < 0,05), y con la HR se aprecia correlación negativa para las mismas semanas (r = -3,88, p < 0,05; r = -0,387, p < 0,05), al igual que el ITH (r = -0,387, p < 0,05; r = -0,374, p < 0,05). Por el contrario, no se observó correlación significativa (p > 0,05) entre los pesos de cuyes hembras con T, HR e ITH.
Los resultados del peso promedio a la semana 0 (nacimiento), tanto en machos como en hembras (153,6-144,9 g), muestran valores ligeramente superiores a lo descrito en otras investigaciones de la línea sintética (Chauca et al., 2013, 2017, Rodríguez et al., 2013). No existe diferencia entre el peso de machos y hembras al nacimiento, lo que ha sido también reportado anteriormente por Rubio et al. (2019), quienes citaron a Beaulieu et al. (2010); al afirmar que el desarrollo embriológico no es afectado por el sexo, los gazapos comparten el mismo ambiente y tienen las mismas oportunidades para obtener los nutrientes necesarios para su desarrollo.
En cuanto al peso a la semana 2 (destete), nuestros resultados mostraron valores por encima de 300 g, concordantes con los resultados hallados por Rodríguez et al. (2013), quienes obtuvieron valores de 310,9 g en cuyes mejorados de Cieneguilla; a su vez, reportes previos en la línea sintética demostraron valores inferiores de 260,9-269,9 g (Chauca et al., 2017). Esto permite comprobar que el peso del nacimiento influye directamente con la ganancia de peso al destete; sin embargo, también existen otros factores relacionados a las condiciones de la madre (Rodríguez et al., 2013). Es preciso mencionar que no se halló diferencias entre sexos, debido a que tanto machos como hembras de la camada se encuentran bajo los mismos factores de influencia para la ganancia de peso (Rubio et al., 2019).
Por otro lado, los pesos posdestete alcanzaron el peso comercial a la semana 8, con valores promedios entre 958,9-1.070,2 g. Pesos similares han sido reportado por Chauca et al. (2013) a la semana 9 (957,3-1.007,6 g) de la misma línea sintética; asimismo, en la línea Perú se reportó similitud con pesos mayores a 1.000 g (Posada et al., 2015). Además, Chauca et al. (2011) reportaron pesos inferiores (586,9-872,9 g) en cuyes de la línea sintética evaluados en la Costa central. Respecto al sexo, se evidencia una diferencia significativa, ya que los pesos más altos se encontraron en machos, lo que es congruente con lo hallado en otras investigaciones que indican la ventaja de los cuyes machos al poseer una mejor asimilación de nutrientes y mejor estructura ósea por efecto de la acción anabólica de la testosterona (de Figueiredo et al., 2020; Guerrero et al., 2020).
Nuestros resultados reafirman que la línea sintética presenta los mejores atributos genéticos de las razas Perú, Andina e Inti, como producto del mejoramiento genético (Chauca et al., 2013). La diferencia en el peso promedio entre machos y hembras son similares a lo reportado por Higaonna et al. (2013), Patiño et al. (2019) y Yamada et al. (2018), pero ninguno de estos estudios demostró diferencias estadísticamente significativas.
Correlación entre variables ambientales y peso corporal
En la tabla 3 se muestran los resultados de los coeficientes de correlación de Pearson, obtenidos de la relación de las variables ambientales de T, HR e ITH y los pesos registrados de los cuyes analizados por sexo (machos, hembras). Como se observa, en los pesos de cuyes machos existe una correlación negativa con T a la semana 4 (r = -0,345, p < 0,05) y semana 6 (r = -0,352, p < 0,05), y con la HR se aprecia correlación negativa para las mismas semanas (r = -3,88, p < 0,05; r = -0,387, p < 0,05), al igual que el ITH (r = -0,387, p < 0,05; r = -0,374, p < 0,05). Por el contrario, no se observó correlación significativa (p > 0,05) entre los pesos de cuyes hembras con T, HR e ITH.
Según el sexo, se demuestra que las condiciones ambientales como T, HR e ITH tienen influencia negativa en el peso de cuyes machos; es decir, el incremento de estas variables no favorece la ganancia de peso a la semana 4 ni a la semana 6. Estos efectos no se observaron en el peso de cuyes hembras.
Las investigaciones relacionadas al estrés calórico, basadas en el ITH, han sido inicialmente exploradas en animales de granja altamente comerciales. Por esa razón, y con base en la literatura revisada, no se han reportado investigaciones sobre el efecto del ITH en cuyes; no obstante, existen algunos estudios basados en la temperatura. Por ejemplo, Chauca et al. (2011) determinaron que el estrés calórico tiene un efecto negativo en el crecimiento de cuyes, donde el consumo de alimento es menor en el verano en comparación con el invierno; consecuentemente, se evidenció el menor incremento de peso como consecuencia de la reducción del alimento (Chauca et al., 2017). Este primer reporte permite inferir la influencia o no de las condiciones climáticas con base en el ITH, lo que permitiría mejorar oportunamente el manejo de crianza de cuyes y maximizar la productividad.
Correlación ITH -Mortalidad
El ITH y el porcentaje de mortalidad (figura 2) no presentaron correlación (p > 0,05); sin embargo, en condiciones de ITH ≤ 72 (situación normal) se observaron valores de 0,6 % de mortalidad, mientras que en condiciones de ITH > 72 (situación de estrés moderado), se presentó valores de 12,1 % de mortalidad. Los resultados muestran gráficamente el incremento del porcentaje de mortalidad en situación de estrés moderado (ITH > 72), periodo en el que los factores climáticos como temperatura y humedad se encuentran en incremento en relación con la estacionalidad (primavera-verano).
Chauca et al. (2017) reportaron diferencias del porcentaje de mortalidad en cuyes de la línea sintética al nacimiento, pues, en situación normal, encontraron valores de 7,5 % y, en condiciones de estrés calórico, valores de 13 %. Este último valor es similar a lo hallado en este estudio a ITH > 72. Asimismo, Cahui (2018) reportó que el porcentaje de mortalidad varía en relación con las condiciones de clima y temporalidad existentes en la costa y la sierra, con 10,2 % y 7,6 %, respectivamente. Un estudio en la costa central con condiciones climatológicas similares a esta investigación (T = 19,4 °C - HR = 82,3 %) mostró una mortalidad de 8,89 % (Yamada et al., 2018). Como se puede observar, los casos de mortalidad se incrementan en condiciones de estrés, aunque la mortalidad es un fenómeno complejo que puede involucrar diversos factores (Sharif et al., 2005).
Peso corporal-ITH
Adicionalmente, se demostró la tendencia lineal del incremento de peso (macho, hembra) de acuerdo con la condición del ITH (figura 3). Según el sexo, el peso corporal entre cuyes machos y la edad (semanas) mostraron una tendencia lineal a ITH ≤ 72 (r2= 0,993) e ITH > 72 (r2= 0,994). En ese mismo sentido, el peso corporal entre cuyes hembras y la edad (semanas) en condiciones de ITH ≤ 72 muestra una tendencia lineal (r2= 0,996), del mismo modo que ITH > 72 (r2= 0,997). Además, tanto en machos como en hembras se observa gráficamente una ligera diferencia no significativa (p > 0,05) entre los pesos en ambas condiciones de ITH, siendo la más alta a ITH ≤ 72 (situación normal).
Nuestros resultados demostraron predicciones mayores al 99 %, lo que indica que, a mayor edad (semanas) del cuy, el peso ganado también será mayor. Asimismo, los pesos más altos a las 8 semanas, tanto en machos como en hembras, fueron hallados en situaciones normales (ITH ≤ 72), registrándose valores de 1.104,3 ± 39,7 g en machos y 975,8 ± 59,5 g en hembras; ambos pesos son óptimos para su comercialización (figura 4).
El estudio de Cahui (2018) reportó una mayor ganancia de peso en cuyes criados en la costa en comparación con cuyes criados en la sierra. Con base en esto, se puede inferir la influencia de las condiciones climáticas de la zona de crianza; además, se demuestra que el periodo aproximado necesario para que los cuyes alcancen el peso adecuado para su comercialización (> 800 g) varía entre 66 a 80 días (costa, sierra), periodo que es mayor en comparación con los resultados de este estudio (8 semanas).
Conclusiones
Los casos de mortalidad incrementaron en situación de estrés (ITH > 72) y se demostró la tendencia lineal del incremento de peso en cuyes machos y hembras a través del tiempo (semanas), siendo mayor en condiciones de ITH ≤ 72 (situación normal). Asimismo, existe una asociación inversa entre T, HR e ITH con el peso corporal en cuyes machos.