Introducción
Las infecciones intestinales causadas por parásitos son un problema de salud pública, a nivel mundial más de dos mi llones de personas se encuentran infectadas; siendo los niños de 5 a 14 años y las mujeres embarazadas los principales grupos de riesgo1. Los parásitos intestinales son transmiti dos por agua o alimentos contaminados por heces debido a un mal manejo de estos o malas condiciones de higiene; estas infecciones se asocian principalmente a anemia y mala absorción de nutrientes2. Por ello, estas enfermedades son especial interés en áreas con deficiencias en el suministro de agua potable, asistencia médica o saneamiento ambiental3. Dentro de los principales agentes parasitarios intestinales reportados en niños se encuentran Entamoeba histolytica, Giardia lamblia y Ascaris lumbricoides4,5.
Sin embargo, además de los parásitos ya mencionados, en los últimos años ha aumentado la prevalencia de otros pató genos; dentro de estos se encuentra Blastocystis sp, el cual es un parásito intestinal que tiene como huésped al humano y diversos animales, tales como cabras, cerdos, gatos, perros, gallinas; entre otros6. Blastocystis sp forma parte del grupo de los estramenopilos, siendo el único patógeno humano de dicho grupo; tiene forma esférica con una vacuola que ocupa aproximadamente el 90% de su volumen; contiene además varios núcleos y mitocondrias. Hasta el momento se han clasificado 17 subtipos de este parásito7. Se transmite por vía fecal-oral a través de la ingesta de agua o alimentos contaminados o bien, por contacto con animales infecta dos. Aunque se pueden encontrar pacientes asintomáticos, otros pacientes refieren síntomas como estreñimiento, dolor abdominal, diarrea, vómito, flatulencias, los cuales no son específicos para esta infección. Este protista tiene una alta prevalencia en países en vías de desarrollo, y su presencia de asocia a diversos factores socioeconómicos o demográficos8. Scanlan et al. (9 evaluaron la prevalencia de Blastocystis en 139 personas que habitaban en Boulder, Colorado (Estados Uni dos), 101 era adultos y 38 adolescentes o niños; encontraron que 10 muestras (7%) dieron positivas a Blastocystis.
Javanmard et al. (10 realizaron un meta-análisis de los estudios publicados sobre prevalencia y factores asociados a Blasto cystis en Irán, relacionando el indicador conocido como Índi ce de Desarrollo Humano (IDH), el cual deriva de considerar los ingresos de la población, nivel de educación, la esperanza y calidad de vida; aunado a esto se consideró la situación climática, dividiéndose en tres (montaña, desierto y semide sierto y mediterráneo). La prevalencia media estimada del parásito en Irán fue de 9.1%; los factores socio económicos tienen una correlación significativa con la presencia de este parásito, por lo que se podría relacionar un aumento de la prevalencia con las condiciones ambientales, aspectos de sa lud pública y zona geográfica.
Por otro lado, en un estudio llevado a cabo en República Checa (2017-2019), se evaluaron 288 muestras fecales de individuos asintomáticos de todas las edades, así como de 136 muestras de animales que convivían con los participantes del estudio. La pre valencia de Blastocystis fue más alta en humanos (24%) que en animales (10%); además, se encontró una mayor presencia del parásito en las personas mayores de 50 años, que viajaban fuera de Europa y que tenían contacto con ganado; pudiendo consi derarse estos como factores de riesgo en la población estudia da11. Aunque Blastocystis es considerado parte del microbioma intestinal “normal”, no es clara aún su presencia en individuos sanos o enfermos; Caballero-Boza et al. (12 Reportaron el caso de un paciente pediátrico de 5 años, el cual presentaba síntomas por más de 12 meses, entre los cuales se incluía heces pasto sas, vómito y dolor abdominal. Se refiere que el paciente tuvo tratamiento sin mejora; se realizó estudio de heces fecales seria das encontrándose Blastocystis hominis; sin embargo, el médico tratante desconocía la importancia del parásito como posible patógeno. Por ello, es importante evaluar la presencia de este parásito en la población infantil de diversas zonas de México, para conocer la epidemiología de este, además porque se ha relacionado con cambios importantes en la microbiota intestinal.
Materiales y métodos
Se llevó a cabo un estudio transversal con muestras de heces de niños de Reynosa, Tamaulipas, México; participaron 238 niños de 5 a 12 años inscritos en 7 escuelas de zonas escola res marginadas. Se excluyeron a aquellos niños cuyos padres no dieron el consentimiento informado, que habían sido des parasitados en los últimos tres meses, menores de 5 años o mayores de 12; así como las muestras insuficientes o en reci pientes distintos a los proporcionados. Se recolectaron heces frescas de cada niño en recipientes plásticos limpios de boca ancha y resistentes al agua; las muestras fueron transporta das en frio y analizadas inmediatamente mediante la técnica de observación directa con yodo-solución salina13. Otra par te de la muestra fue procesada mediante la técnica de con centración con el método de formo-éter para la búsqueda de Blastocystis sp14. También se realizó un cultivo directo en medio Pavlova (1,29 g/L fosfato de sódico dibásico, 0,42 g/l fosfato de potasio monobásico, 1,46 g/l extracto de levadura y 7,27 g/l de cloruro de sodio); el medio fue suplementado con 5% de suero humano y penicilina-estreptomicina (1000 IU/ml-500 μg/ml). Los cultivos se incubaron a 37°C por 72 h y posteriormente se analizaron bajo el microscopio para comprobar la presencia o ausencia de Blastocystis sp.
Se calculó la prevalencia de Blastocystis sp y los síntomas aso ciados a la infección, separándolas por sexo. Los datos se anali zaron bajo un chi cuadrada (X2) para determinar la asociación de los síntomas con el sexo, utilizando el programa R Studio v4.0.4.
Resultados
Del total de muestras, 99 correspondieron a niños y 139 a niñas, la edad promedio fue de 7,5 años; de estas, el 54 (22,7 %) dieron positivas a algún parásito (Tabla 1), siendo Blas tocystis sp. el más prevalente representando un 53,7 % del total de muestras positivas, seguido del complejo Entamoeba histolytica/dispar y en menos porcentaje Enterobius vermicu laris y Giardia intestinalis. En cuanto al sexo, el 57,4% de las muestras positivas corresponden al sexo femenino y el 42,6% restante al sexo masculino la edad promedio de los niños con muestras positivas fue de 7,7 años. El síntoma más frecuente fue el dolor abdominal (Figura 1); las náuseas, diarrea y moco fue mayor en niños que en niñas; sin embargo, no se encon traron diferencias significativas en ninguno de los síntomas reportados (Tabla 2 y Figura 1).
Discusión
Las infecciones parasitarias son endémicas a nivel mundial, son causadas tanto por helmintos como por protozoarios; la pato genia de Blastocystis no es bien conocida; sin embargo, es el protista más distribuido en todo el mundo; este parásito se ha encontrado en individuos asintomáticos y sintomáticos; estos últimos presentan síntomas diversos, tales como flatulencias, vómito, dolor abdominal, estreñimiento, diarrea aguda; entre otros. La tasa de infección en humanos a nivel mundial es alta, más de 30% en Asia y África y hasta de 50% en zonas de Euro pa1,7,8,15. En el presente estudio la prevalencia fue de 13,86 % y el síntoma más frecuente fue el dolor abdominal, referido por el 35,7% de los niños con resultado positivo a Blastocystis sp; seguido de cefalea (13,7%) y mareos (10%).
En un estudio realizado en Irán, se analizaron muestras de niños de primarias con edad promedio de 9,2 años, con un rango de 6 a 14; la prevalencia de parasitosis fue de 6%, nin guno manifestó dolor abdominal y solamente el 0,8% de los positivos presentaba diarrea2. Como ya se mencionó, las en fermedades parasitarias se deben generalmente a la ingesta de agua o alimentos contaminados; sin embargo, también por malas prácticas en el manejo de animales. En el 2018, se evaluaron muestras de heces humanas y de diversos animales (gallinas, cerdos, cabras, caballos, patos, elefantes, camellos, peces; entre otros) provenientes de Tailandia6; se reportó un alto porcentaje de infección en cerdos (87,8%) y vacas (97,7%); esto podría indicar que la convivencia con animales es un fac tor de riesgo de la presencia del parásito en humanos; dado que los niños que se muestrearon habitan en zonas peri urba nas de la ciudad de Reynosa, algunos padres refirieron tener contacto con animales, principalmente gallinas; este podría ser un factor que debe ser estudiado para asociar o descartar a dichos animales como fuente de los parásitos encontrados. En México son pocos los estudios sobre la prevalencia de este parásito; sin embargo, se ha reportado en animales salvajes en zonas selváticas2. Por otro lado, se evaluaron muestras de heces de niños con enfermedad celíaca, los resultados mos traron una alta prevalencia de Cryptosporidium sp. (62,2%), mientras que Blastocystis y Cyclospora cayetenansis sumaron 37,8%.; la presencia de estos parásitos modificó la microbiota intestinal mostrando una relación menor Firmicutes/Bacteroi detes, comparada con los no infectados; esto sugiere que la presencia de los parásitos aumenta el riesgo de padecer la enfermedad16. Gyang et al. (1 analizaron 384 muestras de niños de 7 a 17 años en Makoko, Nigeria; encontraron que A. lum bricoides fue el parásito más prevalente (238/384), mientras que solo 13 muestras dieron positivas a Blastocystis hominis y Blastocystis sp. Este género se ha reportado como un pará sito oportunista; en un estudio se evaluaron 200 muestras de heces de niños diagnosticados con cáncer, el 10,5% fueron positivas para Blastocystis sp, siendo mayor la prevalencia en hombres; este parásito ha sido reportado en pacientes inmu nosuprimidos, especialmente en personas infectadas por VIH; sin embargo, se ha hipotetizado que Blastocystis sp tiene po tencial carcinogénico, por lo que es importante las búsqueda y seguimiento en estos pacientes15.
Aunque las infecciones por Blastocystis pueden ser asinto máticas, se ha relacionado con síntomas principalmente en niños; Seguí et al. (17 Analizaron un total de 217 muestras de niños escolares de la Bahía de Paranaguá (Paraná, Brasil), re portaron que las cargas moderadas o altas de Blastocystis se relacionaron con síntomas intestinales; los síntomas más predominantes fueron dolor abdominal y diarrea. Légeret et al. realizaron un estudio retrospectivo en Suiza, analizaron muestras de niños que habían dado positivo al parásito en los últimos diez años, encontraron que el 63% de los infec tados con Blastocystis presentaron dolor abdominal; lo ante rior concuerdan con lo encontrado en el presente estudio; en el que el síntoma principal también fue el dolor abdominal. Además de los síntomas intestinales, se ha relacionado con urticaria y lesiones cutáneas18.
La prevalencia de Blastocystis en varias regiones de México aún es desconocida, y el papel de este parásito como patóge no humano aún es incierto; sin embargo, es importante eva luar la presencia y los síntomas asociados a este; además de identificar posibles factores de riesgo y los subtipos presentes. Pérez et al. (19 evaluaron parásitos intestinales en niños de zo nas urbanas y rurales de Cartagena, Colombia, encontrando una mayor prevalencia en la zona rural (79%) que en la urbana (38,5%), pero la presencia de Blastocystis fue menor en la zona rural (44,8% contra 51,1% en la zona urbana). En el 2007 se evaluó la prevalencia de parásitos intestinales en niños de 5 a 15 años, habitantes de la ciudad de Reynosa; realizaron la detección por el método de observación directa y por con centración (método de Faust); encontraron que 35,9% de las muestras tuvieron algún protozoo o helminto intestinal, entre ellos se encontraba en mayor proporción Ascaris lumbricoides, seguido de Giardia lamblia, E. hystolica, Enterobuis vermicula ris e Hymenolepis nana. Los síntomas más frecuentes fueron cefalea, dolor abdominal, distensión abdominal, náuseas, dia rrea y prurito anal20. En el mencionado estudio no se reportó la presencia de Blastocystis; sin embargo, los síntomas asociados a parasitosis intestinal coinciden con lo encontrado en el pre sente trabajo y la presencia de Blastocystis, con excepción de las náuseas. Por otro lado, Muñoz-Sánchez et al. (21 realizaron un estudio de casos-controles en Colombia; encontraron que el subtipo 2 fue el más prevalente en pacientes sintomáticos (92,3%). El presente estudio muestra una prevalencia impor tante del parásito en la población analizada; por lo que la bús queda en otras zonas geográficas y la asociación de factores de riesgo económicos, sociales y geográficos; es fundamental, para así, poder relacionar la presencia y subtipos con factores ecológicos y geográficos que permitan entender mejor el pa pel de Blastocystis como agente patógeno u oportunista, prin cipalmente en la población infantil ya que su presencia se ha relacionado con cambios en la microbiota intestinal e incluso con el desarrollo de cáncer.