...Como se mencionó anteriormente, las conformaciones urbanas y rurales del Pacífico divergen de otras zonas del país, por lo cual la política de vivienda en esta región requiere una mayor atención; aun con más vehemencia deben abordarse los conflictos que surgen de la titularidad colectiva.
Introducción
El déficit habitacional de vivienda describe las condiciones actuales de los pobladores rurales y urbanos en temas de habitabilidad, es decir, carencia de vivienda o precariedad de esta, al tiempo que describe las inadecuadas condiciones del entorno en el que habitan y del cual se pueden desprender indicadores que miden tanto la deficiencia cuantitativa como la deficiencia cualitativa.
Las deficiencias cuantitativas corresponden a cada requerimiento de viviendas nuevas que deben construirse dada la diferencia entre el número de hogares y la estimación de viviendas adecuadas y recuperables, es decir, aceptables. Las deficiencias cualitativas se definen como la cantidad de viviendas recuperables, lo que significa alojamientos que requieren mejorías de materialidad o saneamiento para ser considerados de buena calidad (Arriagada, 2003). De lo anterior, se define el déficit total como la suma entre viviendas a construir y viviendas a mejorar.
Por su parte, los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial -PDET son un instrumento especial de planificación municipal adoptado por el gobierno de Colombia, a través de la Agencia de Renovación del Territorio, que tiene como objetivo "llevar de manera prioritaria los instrumentos para estabilizar y transformar los territorios más afectados por la violencia" (ART, 2020, p. 8) y, así, lograr el desarrollo rural básico en las entidades territoriales.
Los PDET son un mecanismo para que la Reforma Rural Integral sea parte de los cimientos en la transformación estructural del campo (LSE, 2017), creando condiciones favorables para la población en zonas rurales, proteger la riqueza pluriétnica y multicultural, promover la economía campesina, integrar a las regiones afectadas por la violencia, fortalecer a las organizaciones comunitarias y convertir el campo en un escenario de reconciliación (Celemín & Mejía, 2019). En síntesis, las entidades territoriales son priorizadas como lo estípula el Decreto 893 de 2017 del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural de acuerdo con componentes como nivel de pobreza, grados de afectación por conflicto, debilidad institucional y economías ilegítimas (MADR, 2017).
En línea con lo anterior, se hace necesario comprender la dinámica habitacional de una de las regiones con mayores deficiencias institucionales y mayores condiciones de violencia consecuencia del conflicto armado en Colombia, como lo es el litoral Pacífico. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos - CIDH reporta que los afrocolombianos son la minoría étnica más numerosa entre quienes viven en condición de desplazamiento y, de hecho, el 98% de ellos vive en estado de pobreza. Tumaco y Buenaventura son los mayores ejemplos del drama de la pobreza y la discriminación que viven las negritudes colombianas (Rodríguez Zambrano, 2014). En países latinoamericanos como Brasil y Colombia, las regiones que concentran mayor cantidad de hogares en pobreza son las que obtienen déficits habitacionales más altos (Gonçalves, 1998).
En este sentido, el objetivo principal de este artículo es medir variables de carácter socioterritoriales tales como población, condiciones de hacinamiento, cobertura por servicios públicos, tasa de analfabetismo, entre otras, que inciden directamente en el aumento del déficit habitacional de vivienda de los municipios PDET del litoral Pacífico. Lo anterior a través de la generación de dos modelos de regresión lineal, a nivel general y a nivel rural, que cuantifiquen el aporte de algunos indicadores socioeconómicos de los municipios priorizados de la región Pacífica colombiana.
Para ello, este artículo se ha dividido en tres partes. La primera, abarca el reconocimiento del déficit habitacional de vivienda en el contexto colombiano y su aporte en temas de información predial. La segunda parte constituye el análisis descriptivo de los asentamientos en la región Pacífica de Colombia, con el fin de comprender las conformaciones socioespaciales de la región y el desarrollo habitacional en el contexto de propiedad colectiva que expresa la Ley 70 de 1993 y su incorporación a los objetivos nacionales de catastro multipropósito. La tercera parte corresponde a la identificación espacial de los municipios en estudio dentro del marco de los Programas con Enfoque Territorial - PDET y a la estimación del déficit habitacional de vivienda con la generación de dos modelos de regresión lineal que evalúan distintas variables sociales y económicas para contribuir al diagnóstico de la dinámica habitacional en los municipios más afectados por la violencia y el abandono estatal en la región Pacífica colombiana.
Déficit Habitacional de Vivienda en el Contexto Colombiano
Parte integral de la producción general de una sociedad corresponde a los entornos construidos o espacialidades que poseen características influenciadas por los procesos históricos y sociales que hacen parte de cada modalidad de hábitat en un territorio (Mosquera Torres & Aprile Gniset, 2018). Estas modalidades de hábitat son dinámicas y cambiantes (Mosquera Torres, 2014), los componentes geográficos que las engloban sientan base sobre los fundamentos sociales de la región y sobre la expresión de realidad territorial de sus pobladores.
De acuerdo con lo anterior, el elemento de la vivienda, entendida como un activo esencial para los habitantes, es representado en dos aspectos (Fuentes, 1999). El primero es el gasto total o parcial del presupuesto familiar en los casos donde no se posee la propiedad; en el segundo aspecto, la vivienda se comprende como un ahorro dispuesto en el patrimonio del propietario. En el segundo aspecto, la vivienda como bien durable y satisfactor de necesidades se puede entender como una institución social en la cual se permite el hábitat de los individuos y a la que se le refieren dos ejes primordiales: el uso y el valor de cambio.
En términos de uso se considera que la vivienda está relacionada con la disponibilidad de espacios que le pertenecen, su diseño y la cantidad de metros cuadrados que esta contiene y, en cuanto al valor de cambio, la vivienda se asocia con mercancía, asignándosele un valor de intercambio los mercados (Castillo de Herrera, 2004). Por ende, la vivienda, más allá de ser el eje satisfactor de la necesidad de habitabilidad, también puede constituirse como garantía o respaldo financiero.
La estructura y el entorno de una vivienda son indispensables para asegurar su protección, por ende, es importante a la hora de medir el déficit habitacional, tal como afirma Galvis (2011)2005 and 2009. en el análisis geográfico del déficit de vivienda para la ciudad de Barranquilla y Soledad:
En relación con el concepto de hábitat, la vivienda se concibe como un elemento que ofrece protección frente al ambiente físico y las amenazas provenientes del ambiente social. De esta manera, la vivienda no se limita solo al espacio de intimidad personal y familiar, sino que se prolonga al entorno. Con base en lo anterior, la vivienda representa un vector o canasta de atributos, que de acuerdo al modelo social, son necesarios o indispensables para habitar. De esta manera, cuando se carece de algún elemento de ese vector o canasta de atributos, se manifiesta la privación y se origina el déficit. (p. 9)
En Colombia se debe revisar que las condiciones mínimas de seguridad, habitabilidad y protección se cumplan en las construcciones, "no solo a través del trámite de una licencia sino a través de un acompañamiento a las construcciones en caso de niveles socio económicos bajos que en su mayoría no tramitan una licencia ni cuentan con asesoría técnica especializada" (Herrera, 2018, p. 201). Algunos estudios puntuales de este déficit habitacional en Colombia prueban de la importancia de profundizar el impacto que genera el indicador en la dinámica inmobiliaria. Es así como Carvajal (2014), a partir de un modelo probabilístico, abarca el déficit habitacional como un medidor fundamental que muestra, de manera precisa y a partir de información DANE, la falta de adquisición que tienen los hogares en su vivienda propia. A nivel general, el estudio de Carvajal demuestra que el 66% de las viviendas del país tienen deficiencias estructurales y que Colombia necesitaría más de 2 millones de viviendas para mitigar dicho déficit.
Siguiendo la propuesta anterior, se evidencia una discusión en torno a la centralidad en las políticas públicas que responden al aumento del déficit habitacional a través del incremento de vivienda nueva, ya que existen otras figuras como la de arrendamiento, que contribuyen a la disminución del indicador y se convierten en soluciones habitacionales en corto plazo para los hogares más pobres (Pérez, 2009), pero no tienen un mayor peso en el planteamiento de las políticas actuales que abarcan esta problemática.
En suma, existe un sesgo al considerar el déficit de vivienda a partir de una óptica netamente cuantitativa, más que como explicación de los determinantes del mismo (Angrino, 2016). Es decir, el enfoque para disminuir ese déficit consiste en ofrecer tantas unidades de viviendas como sea posible, preferiblemente para ser compradas y satisfacer así la demanda. Sin embargo, se desconoce el derecho constitucional de la vivienda digna (Gaviria, 2009), por lo que un estudio adecuado debería considerar una medición que integre ambos componentes: cualitativo y cuantitativo.
Finalmente, los déficits calculados se basan en las estructuras de las viviendas y en algunos datos básicos de cada habitante de ese hogar, dejando de un lado los elementos intangibles como salud, vulnerabilidad, valores socioculturales de cada región, seguridad, entre otras cosas, las cuales hacen que muchos de los datos establecidos sean en su gran mayoría incorrectos (Morales et al., 2013). Con el propósito de mitigar estas debilidades, aquí se hace un intento por abarcar variables económicas y sociales de conformación territorial que intervengan en la estimación del déficit habitacional de vivienda. Entre estas variables se destacan las coberturas por servicios públicos y las condiciones de pobreza vistas desde la perspectiva de pobreza multidimensional y por ingresos.
Particularidades de los Asentamientos en la Región Pacífica de Colombia
El territorio del Pacífico colombiano está representado en gran medida por zonas de baja densidad poblacional y un difícil acceso (Osorio, 2016), debido a la distribución de sus viviendas en el curso de las medianas y grandes aguas pertenecientes a los ríos aledaños. Adicionalmente, se encuentra rodeado de selva húmeda tropical ecuatorial en donde se concentra una gran cantidad de biodiversidad.
A lo largo del tiempo, el proceso de organización espacial en la región Pacífica configuró dos modelos principales de asentamiento: "el de tipo fluvial, a orillas de los ríos y quebradas, y el de tipo costero, en las playas y esteros del litoral" (Mosquera Torres, 2014, p. 25). En suma, el fenómeno dominante del poblamiento está centrado en las aldeas agrícolas fluviales y aldeas marítimas pesqueras (Mosquera Torres & Aprile Gniset, 2018), lo que permite una diversificación en los asentamientos para esta región colombiana como se verá a continuación.
En el proceso de configuración espacial, como lo define Eduardo Restrepo (1996), se distingue, en primer lugar, el asentamiento residencial disperso como una unidad productiva polivalente[1]; en segundo lugar los pequeños conglomerados residenciales que constituyen concentraciones de viviendas que siguen el curso de las aguas y cuyo número generalmente no sobrepasa unas dos o tres docenas. En tercer lugar, se encuentran medianos poblados, conformados por un núcleo residencial que ha desaparecido como consecuencia de una mayor densidad habitacional, con la distribución de las casas exclusivamente a lo largo de los ríos. Una última categoría corresponde a las ciudades en donde las prácticas y relaciones económicas adquieren una dinámica y orientación propias de un ámbito urbano.
En efecto, la región Pacífica de Colombia es reconocida por la presencia de pueblos de agua o palafíticos, lo cual refleja la producción social del espacio de acuerdo con un proceso de adaptación a las condiciones biofísicas (Bermúdez-Ayala et al., 2021), como una figura de identidad cultural. A pesar de constituir una complejidad territorial por su relación entre el campo y la ciudad (Escobar, 2018), la población afrocolombiana ha establecido una importante configuración simbólica y de manejo del territorio en torno al ambiente natural.
Aunque "la morfología de los asentamientos negros expresa con fuerza los estrechos nexos que se dan entre los sistemas socioculturales y el medio ambiente natural" (Mosquera Torres, 2014, p. 26), el territorio afronta directamente un problema de abandono, debido a la inequidad de los mecanismos de distribución y jerarquización social (Massauh & Peyloubet, 2012; Palacio, 2012). La región del Pacífico cuenta con innumerables riquezas naturales y culturales que, aunque están cobijadas bajo la Ley 70 de 1993 (Congreso de la República de Colombia, 1993), mediante la cual se garantizan sus derechos culturales, territoriales, y ambientales, continúan presentando unas condiciones de vida caracterizadas por la pobreza, los bajos niveles de salud y de educación, y por las afectaciones generadas como consecuencia de la violencia presentada en sus territorios (Rodríguez, 2008).
La región en cuestión mantiene "una alta incidencia de la pobreza y condiciones de vida que están por debajo de las prevalecientes en el resto del país. La incidencia de la pobreza es incluso mayor cuando el análisis se concentra en litoral Pacífico" (Galvis, 2016, p. 4). Algunas características significativas a la hora de identificar patrones de pobreza son la concentración de masas en localidades marginales, las condiciones de inseguridad alimentaria y las limitantes en servicios públicos (Galvis, 2012).
En términos de política de vivienda, Colombia ha emitido una normatividad reciente, la Ley 2907 de 2021 (Congreso de la República de Colombia, 2021), que propone que las viviendas tradicionales sean reconocidas como de interés cultural. No obstante, esto implicaría un gran reto relacionado con los problemas en torno a las viviendas tradicionales del Pacífico, de hecho, según la descripción de Mosquera Torres (2014) para la zona de estudio:
En materia de vivienda y habitabilidad destacan la urbanización en zonas no aptas, la multiplicación constante de las viviendas precarias, los servicios públicos domiciliarios y colectivos deficientes, la ocupación del espacio público con ventas estacionarias y todo tipo de actividades económicas callejeras, además del mal manejo de residuos sólidos, basuras domésticas y aguas servidas y negras. (2014, p. 157)
Un ejemplo de ello lo representa el pueblo afrodescendiente Pogue[2] que, como muchos otros, carece de un sistema para el tratamiento de aguas residuales y basuras; allí se arrojan al río todos los desechos producidos, lo que contamina las rondas hídricas (Ortíz, 2019). "El Estado no asume su papel social referente al mejoramiento de la calidad de vida de poblaciones afrodescendientes en situación de pobreza y desigualdad económica como sí lo hace al interior del país" (Rodríguez Zambrano, 2014, p. 26).
Adicionalmente, un aspecto relevante corresponde al ambiente de hacinamiento en el que viven los habitantes de esta región debido a que sus viviendas son reducidas en área y espacios, a pesar de que sus estructuras familiares se caracterizan por ser numerosas y extensas (Lentini & Palero, 1997). Por todo lo anterior, el foco central de este estudio corresponde a dicha zona geográfica del país y sus municipios priorizados por la Agencia de Renovación del Territorio.
Territorios Colectivos de Comunidades Negras en la Implementación de Catastro Multipropósito
El ordinario ordenamiento del territorio, según la Ley 1454 de 2011 (Congreso de la República de Colombia, 2011) y los principios enmarcados en la Ley 388 de 1997 (Congreso de la República de Colombia, 1997), implementados por las entidades territoriales, no son completamente comparables a los territorios colectivos de comunidades negras, regulados y administrados por los consejos comunitarios (Tello, 2020). En dichos consejos se promueven derechos particulares, como la autonomía y al autogobierno, y, recurriendo a su cultura, tradición y cosmovisión, se ordena el territorio que se habita. En suma, las dinámicas habitacionales para las comunidades negras constituyen un ámbito social de territorio, pues las modalidades de hábitat constituyen generalmente vecindarios parentales multi-hogares (Mosquera Torres & Aprile Gniset, 2018).
Con la implementación de la nueva política de catastro multipropósito se busca que las entidades territoriales hagan una mejor asignación de los recursos públicos y a un mejor desarrollo de su ordenamiento territorial. Según el CONPES 3958 (DNP, 2019), la contribución del catastro multipropósito al ordenamiento territorial sostiene una serie de herramientas que resultan útiles en el desarrollo de diversas políticas sectoriales, debido a que no solo actúan en favor de las entidades territoriales y en el desarrollo de infraestructura, sino, además, de la provisión de servicios públicos para sus habitantes.
De acuerdo con lo anterior, una serie de controversias surgen cuando se busca la implementación de una política como la del catastro multipropósito en el momento en que se analizan las incompatibilidades normativas de la tenencia de la tierra privada con la tenencia de la tierra a nivel colectivo.
La primera controversia se encuentra en la Ley 70 de 1993 (Congreso de la República de Colombia, 1993), la cual "reconoce el derecho a la propiedad colectiva de las comunidades asentadas tradicionalmente con sus prácticas tradicionales de producción en las zonas rurales ribereñas de las cuencas del Pacífico" (Delgado, 2006); sin embargo, no abarca la totalidad de poblaciones negras.
La segunda controversia hace referencia al proceso interno de los territorios colectivos, donde los consejos comunitarios de dichas comunidades negras ejercen funciones administrativas similares a las establecidas en los marcos normativos para las autoridades catastrales. Estas no solo regulan y administran el uso, goce y disfrute de su territorio, sino que, además, llevan un registro de los inmuebles, tanto individuales como colectivos, y de sus poseedores. Asimismo delimitan predios y certifican las posesiones (Tello, 2020). El derecho a la propiedad colectiva y la forma de ejercer actividades catastrales en manos de los consejos comunitarios hacen parte de los elementos diferenciales que componen la región y a los que la estructura estatal colombiana ha tratado de no sumarles mayor relevancia.
Materiales y Métodos
Esta investigación de tipo cuantitativo se hace a partir de un alcance experimental del déficit habitacional de vivienda, con base en indicadores socioeconómicos que miden la calidad de vida en la región y que, en términos de periodicidad y metodología de medición, son accesibles para su incorporación al modelo econométrico que se propone en este artículo. Inicialmente, se identifican los municipios PDET dentro del litoral Pacífico con su respectivo déficit habitacional de vivienda (ver Mapa 1). Los municipios PDET del litoral Pacífico a los que alude este escrito son zonas caracterizadas por la conformación de territorios colectivos, donde los consejos comunitarios son quienes llevan la vocería de sus habitantes.
Para la estimación del impacto de las variables socioeconómicas frente al déficit habitacional de vivienda, se establece una función de esperanza condicional. Como se observa en la Ecuación 1, dicha función solo denota que el valor esperado de la distribución de Y, dada Xi, se relaciona funcionalmente con Xi (Gujarati & Porter, 2010; Wooldridge, 2013). A partir de lo anterior, surgen dos modelos de regresión que se consideran lineales debido a que la esperanza condicional de Y es una función lineal de Xi (Gujarati & Porter, 2010).
Ecuación 1. Función de regresión poblacional lineal
Los datos utilizados para la realización de los modelos se recopilaron del Censo Nacional de Población y Vivienda del 2018, elaborado por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística DANE, además de información suministrada por la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas, y el Departamento Nacional de Planeación DNP.
En total se procesaron los 27 municipios pertenecientes a las subregiones Pacífico y Frontera Nariñense, Alto Patía Norte de Cauca, Chocó y Pacífico Medio propuestos en los PDET, todos ellos pertenecientes al litoral Pacífico colombiano. Para la elaboración de los modelos se obtuvieron datos a nivel general, filtrando el componente rural en el cual se enfocan los PDET para estimar dos modelos lineales. En la Tabla 1 se muestran las variables utilizadas en los modelos:
Se utilizó la base de datos construida para estimar las siguientes funciones de regresión muestra (Ecuación 2 y Ecuación 3), las cuales arrojaron estimadores que se verificaron a través de las pruebas estadísticas tradicionales.
Ecuación 2. Función de regresión modelo general déficit de vivienda
Ecuación 3. Función de regresión modelo rural déficit de vivienda
Resultados
Las Tablas 2 y 3 presentan los resultados de las estimaciones realizadas tanto para la parte general de déficit habitacional como para la parte rural. Se muestran los estimadores calculados junto con sus respectivas desviaciones estándar y significancia:
Al analizar la relación entre ambos modelos, se encuentran variables que inciden en ambos resultados, como el índice de pobreza multidimensional, el hacinamiento y la cobertura de algunos servicios públicos. Sin embargo, al examinar el déficit de vivienda en su componente general, se tiene en cuenta el total de la población, mientras que en su componente rural se encuentran variables como la población étnica, la cual parece incidir con un valor bajo al indicador estudiado. Esto demuestra que el enfoque diferencial debe considerarse en las políticas de vivienda y la reciente propuesta de catastro multipropósito. Asimismo, se resalta de la Tabla 3 la incidencia de la tasa de analfabetismo, que recae con mayor peso en la zona rural, lo cual parece relacionarse directamente con el déficit habitacional de vivienda:
En la determinación de las variables significativas para el modelo se estableció una significancia del 10%. Por lo tanto, la variable cobertura de aseo en el modelo general no resultó significativa. En el caso de esta cobertura en el área rural, no se obtuvo un signo adecuado al esperado para su coeficiente, posiblemente por la poca o nula cobertura de este servicio en estos municipios, por lo que también se descartó para su análisis. Las variables total población en el modelo general e ingresos corrientes per cápita por recursos físicos no resultan relevantes, ya que sus estimaciones son mínimas y no inciden en gran medida en el déficit habitacional de vivienda. Para las demás variables la significancia es adecuada incluso al 1% y se observa un coeficiente de determinación para medir la bondad del ajuste en los dos modelos, del 96.7% y 92.2% respectivamente.
Análisis de Resultados
A través de los resultados se obtuvieron dos variables significativas para ambos modelos, el índice de pobreza multidimensional y el hacinamiento crítico. Estos son indicadores característicos que explican el déficit habitacional de vivienda en el ámbito general (ver Figura 1) y rural de los municipios PDET del litoral Pacífico colombiano. Por lo tanto, a medida que el hacinamiento crítico aumenta, en estos municipios aumentará el déficit habitacional en un 0.475 a nivel general y en un 0.06 a nivel rural. Por su parte, si el índice de pobreza multidimensional aumenta en una unidad el déficit habitacional se incrementa en un 0.265 para la vivienda general y en un y 0.228 para la vivienda rural.
En el caso puntual del modelo rural (ver Figura 2), se obtuvo que la variable tasa de analfabetismo es un indicador vital para la reforma rural integral que se busca en los municipios PDET. En el caso del área rural, si el analfabetismo aumenta en una unidad, el déficit habitacional de vivienda lo hace en un 0.404. Para el modelo general, el índice de necesidades básicas insatisfechas es una variable que incide en gran medida en el déficit habitacional de vivienda, debido a que es un indicador que busca la identificación de las carencias críticas de una población y, por tal motivo, a medida que aumente este índice en una unidad, aumentará el déficit habitacional en unas 0.122 unidades.
La implantación o mejora en los servicios de gas natural y electricidad beneficiarían a la mitigación de este déficit, pues un aumento de estas dos coberturas de servicios públicos disminuiría el déficit en un 2.447 y 0.009 respectivamente en el área rural; en el caso del área total municipal, los servicios de gas natural y electricidad disminuirían el déficit en un 0.108 y 0.475 respectivamente.
En ambos modelos se realizaron las correspondientes pruebas para evaluar su confianza, por ende, se concluyó que ningún de los dos modelos poseen problemas de no normalidad en los residuales, multicolinealidad entre las variables explicativas y heteroscedasticidad en los residuos.
Conclusiones
Entendiendo el territorio como una amalgama entre espacio multidimensional, los patrones de asentamiento, las practicas simbólicas y el uso tanto del suelo como de los recursos, se reconoce la región Pacífica de Colombia como un territorio diversificado, donde convergen comunidades negras, indígenas y mestizas. En esta región del país existe una concepción particular de apropiación-conservación del entorno y de coproducción social de las comunidades, en su mayoría ribereñas. En el caso de las situaciones de violencia, estas son similares a lo largo de la región, pero se diferencian en intensidad y prioridad, lo cual permite la clasificación priorizada de municipios PDET por la Agencia de Renovación del Territorio ART.
Precisamente, los municipios PDET a los que hace alusión este artículo necesitan una mejora inmediata en sus condiciones de habitabilidad para alcanzar la meta de transformación estructural del campo. Como se mencionó anteriormente, las conformaciones urbanas y rurales del Pacífico divergen de otras zonas del país, por lo cual la política de vivienda en esta región requiere una mayor atención; aun con más vehemencia deben abordarse los conflictos que surgen de la titularidad colectiva. Paralelamente se debe continuar con el seguimiento del déficit habitacional de vivienda, pues, a pesar de medirse con variables convencionales, permite un acercamiento de las precarias condiciones de habitabilidad en los municipios de estudio. Este indicador es cambiante a medida que las condiciones del entorno, que se representan en indicadores económicos y sociales medibles, también varían. Detallar los elementos que mayormente influyen en el déficit de vivienda puede contribuir en la formulación de políticas que mitiguen los escenarios de desplazamientos masivos por parte de habitantes de esta región y a su vez garanticen su calidad de vida.
Cabe resaltar que, en general, para los municipios tomados como referencia en este análisis, hay una gran incidencia por parte del número de habitantes actuales; pero, al abarcar el componente rural, la incidencia recae en gran medida en la población étnica. Esto significa que las comunidades negras que priman en la región no tienen las mejores condiciones habitacionales en los límites rurales de los municipios en cuestión y que, por su parte, la Ley 70 de 1993 (Congreso de la República de Colombia, 1993) debería asegurar el cumplimiento de los derechos de esta población diferencial en la totalidad de la región.
A pesar de que el trabajo se realiza con variables pensadas a partir de un modelo conservador, es necesario incluir análisis multidimensionales de la dinámica habitacional. Justamente en esta región se concentran valores culturales y ancestrales que difieren de las condiciones de vivienda de otras regiones del país. Surge, entonces, el desafío de estudiar el desarrollo habitacional no solo desde el mercado inmobiliario y las tipologías constructivas, sino también desde las condiciones económicas, sociales y culturales presentes en estas zonas golpeadas por el conflicto armado en Colombia.