El debate contemporáneo que abarca el urbanismo lleva tiempo denunciando las injusticias sociales y la urgencia de enfrentarse a los retos medioambientales para pasar de una regeneración que fomente lo 'local': es hora de redescubrir la importancia de los barrios, de la sociabilidad y de la interacción que tiene lugar en los espacios abiertos.
Introducción
Este artículo analiza las transformaciones urbanas previstas en el antiguo barrio industrial del Poblenou en Barcelona que están recogidas en el nuevo plan estratégico Superilla Barcelona. Lanzado en 2021 por parte del Ayuntamiento de Barcelona, se trata de un documento programático que incluye unas medidas de regeneración urbana para la ciudad, fruto de un largo camino de elaboración por parte de la administración local desde 2015. Este plan, en suma, proporciona unas soluciones para crear un entorno urbano más saludable, habitable, sostenible, limpio y vivible a través de cuatro ejes: transformación del espacio público, mejora de barrios y recintos, reactivación del tejido económico e impulso a la movilidad más sostenible.
Al proponerse una evaluación de los proyectos de transformación urbana que afectan al Poblenou, este trabajo contribuye a avanzar la literatura existente en al menos dos maneras. En primer lugar, se propone una específica forma de realizar un análisis cualitativo sobre un documento programático de regeneración urbana en un área que todavía está en curso de trasformación, aun cuando el proceso de regeneración urbana haya comenzado a finales de los ochenta. Objeto de numerosos estudios urbanos durante las últimas décadas, el Poblenou se ha analizado escasamente en lo concerniente a las dinámicas post-COVID-19. En segundo lugar, se propone un trabajo basado en un análisis sistemático de fuentes primarias y secundarias, junto con específicos trabajos de campo y de archivo, para evaluar proyectos de reconversión actuados, en fase de actuación y previstos, según tres conceptos básicos para garantizar el derecho a la ciudad: la ciudad inclusiva, la ciudad verde y una buena gobernanza. De tal manera se propone una visión global sobre el proceso de regeneración que tendrá lugar en el Poblenou. Este tipo de análisis se podrá aplicar sobre cualquier otro tipo de ciudad que fomente un programa de regeneración urbana.
Metodología
El trabajo comprende siete apartados; el tercero presenta el marco teórico dentro del cual se desarrolla la investigación para aclarar el concepto de "ciudad post-COVID-19", la evolución urbana del Poblenou y sus problemas urbanos. El cuarto apartado centra la atención en el plan estratégico Superilla Barcelona, analizando sus características y poniendo en relieve cuales son las acciones de regeneración urbana para emprender en el Poblenou. La quinta parte presenta los datos del área objeto de estudio. El sexto apartado propone una evaluación cualitativa de las intervenciones propuestas en el área de estudio. El análisis cualitativo pretende clasificar dichas acciones según cuatro variables de cada factor perteneciente al informe de la OCDE[2] de 2020 (38-40). Las conclusiones, finalmente, pondrán en relieve las lecciones aprendidas.
Tres tipos de trabajos se realizaron para obtener la información. En primer lugar, trabajo de archivo, especialmente en el Archivo Municipal del Distrito de Sant Martí, donde se encuentra el Poblenou. En segundo lugar, trabajos de campo para visitar las zonas afectadas por las transformaciones urbanas. Finalmente, la búsqueda de literatura científica internacional utilizando las bases de datos bibliográficas Scopus y JSTOR junto con la literatura gris, es decir, artículos de prensa, documentos legislativos del gobierno y fuentes de planificación urbana y territorial de las administraciones locales.
Marco teórico
Intervenciones Urbanísticas y Proceso de Construcción de la Ciudad del siglo XIX a la Actualidad
Con el estallido de la pandemia de la COVID-19 se ha puesto en marcha un debate internacional sobre cómo adaptar la ciudad a los retos pandémicos y sobre las medidas a adoptar para garantizar un entorno urbano sano, seguro y sostenible desde la perspectiva urbanística (Florida, Rodríguez-Pose y Storper, 2021).
El urbanismo como disciplina, de hecho, comenzó a plasmarse con la finalidad de enfrentarse a las pandemias de los siglos pasados. Durante la Revolución Industrial, sobre todo a partir de mediados del siglo XIX, las primeras leyes urbanísticas fueron introducidas como medidas para curar los males de la ciudad: cólera, epidemias y tuberculosis, atribuibles a la alta aglomeración de personas, la promiscuidad y las precarias condiciones higiénico-sanitarias.
Los ensanches decimonónicos en Europa, cuyo ejemplo paradigmático fue el de Barcelona, pensado por Ildefonso Cerdà y Suñer (Cerdà, 1867), intervinieron en la ciudad, derribando barrios enteros para realizar nuevas plazas y avenidas más anchas, y desplazando a los residentes históricos de la ciudad saneada a zonas más periféricas. Estas prácticas, aplicadas sobre todo en el Europa del oeste, fueron básicamente operaciones inmobiliarias de zonificación que aniquilaron el mestizaje y la complejidad que caracterizaba la ciudad del período anterior.
De esta forma, se crearon paulatinamente zonas 'saneadas', adornadas con obras de embellecimiento para la emergente clase burguesa, y nuevas zonas periféricas con respecto a las extensiones y destinadas a las clases menos adineradas, coincidentes con las nuevas áreas industriales, desplazando así los problemas de 'suciedad' social a otra parte del territorio sin eliminarlos del todo (Álvarez Mora, 2019: 157-178). A partir de estas dinámicas, las ciudades han crecido de una forma dispersa, a 'mancha de aceite', han evolucionado en el último siglo y medio bajo una perspectiva de desarrollo ilimitado, y han causado la inadecuada gestión de los recursos disponibles, materializando así más desigualdad entre personas y territorios y aumentando paulatinamente la contaminación a nivel mundial, con todas sus consecuencias negativas para el ser humano.
Después del estallido de la pandemia de 2020 se trató de proponer políticas y acciones que mejoraran verdaderamente la calidad de vida del medio ambiente y de la ciudad en su conjunto, y no solamente de la franja más prestigiosa (Nieuwenhuijsen, 2021).
La Ciudad Post-COVID-19
El brote de COVID-19 ha afectado a las ciudades de todo el mundo de forma monumental. Los cierres locales y nacionales, el distanciamiento físico y las restricciones sociales, el cierre de los sectores público y privado (negocios, locales y escuelas), el uso de mascarillas, las medidas de autoaislamiento, la priorización del trabajo a distancia y las directrices de permanecer en casa han transformado las vidas personales a nivel mundial. Además, la pandemia ha agravado problemas urbanos globales ya existentes, como la segregación socioespacial (es decir, la falta de comunidades inclusivas y de espacios públicos saludables); la desigualdad entre personas y territorios, que puede dar lugar a nuevas oleadas de migración de un territorio a otro, y las cuestiones medioambientales (congestión y contaminación atmosférica), que pueden empeorar los efectos del cambio climático (Alexandri y Janoschka, 2020; Plümper y Neumayer, 2020; Aboukorin, Han y Mahran, 2021). Cada vez más estudios epidemiológicos indican que los pacientes con COVID-19 que residen en zonas con un alto índice de contaminación atmosférica y condiciones meteorológicas extremas tienen un mayor riesgo de mortalidad en comparación con los que viven en zonas con un índice de contaminación atmosférica más bajo y condiciones meteorológicas más equilibradas (Kumar et al., 2021). Aunque las ciudades se consideran el corazón de las infecciones, Hamidi, Sabouri y Ewing (2020) afirman que aparentemente no existe una relación significativa entre la densidad de población, el grado de transmisibilidad y la mortalidad. El enfoque urbano de las soluciones destinadas a recuperar la pérdida de amenidad se justifica, pues, por factores demográficos, ya que la mayoría de la población mundial vive y vivirá en las ciudades (Ashton y Thurston, 2017).
El Poblenou de Barcelona. De Barrio Industrial a Lugar Gentrificado para la Implementación de la Economía del Tercer Milenio
El Ensanche Cerdà de Barcelona de mediados del siglo XIX debería haber proporcionado un entorno construido seguro sobre la base de criterios higiénicos y anti-pandémicos, afectando no solo a la estructura urbana sino también a la conformación económico-social de la ciudad (Cerdà, 1867). Sin embargo, el urbanismo dirigido por la burguesía manipuló estos criterios para una urbanización orientada al beneficio económico, creando así entornos urbanos insalubres, como el barrio industrial de Poblenou (Arxiu Historic del Poblenou, 2001). La manipulación del Ensanche de Cerdà provocó a lo largo del tiempo más segregación urbana, desigualdades y problemas medioambientales, promoviendo una relevante transformación del Poblenou a finales de los años ochenta dentro del más amplio 'Modelo Barcelona'. Como señala Camerin (2019), la estrategia detrás de las operaciones de regeneración urbana enfocadas en los grandes proyectos urbanos de Nova Icària (1986-1992), Diagonal Mar (1990-2004) y 22@ (2000) fue el aprovechamiento de la renta urbana, en la que el valor de cambio superó al valor de uso. Estas acciones se tradujeron en una destrucción progresiva del legado histórico del pasado y en la construcción de rascacielos para funciones de alto rendimiento económico, lo que desembocó en el desplazamiento de los sus residentes históricos, aumentando las desigualdades, el turismo de masa y la gentrificación (Simas, Le Cocq de Oliveira y Cano-Hila, 2021).
Una Estrategia para Barcelona: la Implementación del Sistema de Supermanzanas
Barcelona padece desde hace tiempo de niveles de contaminación atmosférica y acústica elevados que superan persistentemente los límites de la OMS, lo que afecta la salud del ser humano y produce el aumento del efecto isla de calor (Generalitat de Catalunya, 2015), además de agravar los fenómenos de segregación residencial, desigualdad social (Nel-lo, 2018) y de un lento declive económico desde 2008, empeorado por los hechos políticos de 2017 y por el estallido de la pandemia en una ciudad donde se ha apostado siempre más al turismo de masa.
El Ayuntamiento aborda estas cuestiones en el marco de los principios del llamado urbanismo ecológico (Rueda et al., 2012), promovido a través del Plan de Movilidad Urbana 2013-2018 de Barcelona por el consorcio público BCNEcologia (Agencia de Ecología Urbana), junto con acuerdos públicos, iniciativas y herramientas estratégicas, por ejemplo, el "Compromiso Ciudadano por la sostenibilidad 2012-2022" y el "Plan de Acción de Emergencia Climática" para intervenir en el ámbito de la movilidad y de las energías renovables.
En consonancia con los objetivos de desarrollo sostenibles ODS que ha marcado la ONU para lograr su consecución en 2030, a partir de 2016 el Ayuntamiento de Barcelona puso en marcha la implementación del modelo de las Supermanzanas (superillas en catalán) para reducir los niveles de contaminación atmosférica recomendados por la Organización Mundial de la Salud, así como la frecuencia e intensidad de las olas de calor debido al cambio climático (López, Ortega y Pardo, 2020). Se trata de la agrupación de nueve manzanas de forma cuadrada del Ensanche de Cerdà para dar lugar a una célula urbana estandarizada de 400 m x 400 m, cada una de ellas con una media de 5,500 habitantes, que incluye espacios públicos abiertos, como calles, aceras y, al menos, una plaza. El impacto previsto de la implementación de este modelo en todo el territorio municipal (Rueda, 2019) debería ser evitar 667 muertes prematuras a través de la disminución del transporte privado motorizado en un 19.2% para mejorar la calidad del aire y reducir el ruido urbano; del aumento de la superficie verde de 2.7 m2/hab a 6.3 m2/hab en el Ensanche y a 7.6 m2/hab en el distrito de Sant Martí (donde se ubica el Poblenou); de la disminución del efecto isla de calor en una Supermanzana en un 35.9% y del aumento de espacio verde público y el verde de patios interiores de las manzanas en un 35.8%. Además, la reducción del tráfico de vehículos va unida a la reducción del límite de velocidad a 20 o 10 km/h dentro de la Supermanzana. Este experimento, aplicado antes de la pandemia en el Poblenou (ver Figura 1) y Sant Antoní, fue extendido a más zonas de Barcelona para crear entornos más saludables. A finales de 2020 se puso en marcha un concurso de ideas para para reconvertir la mayor parte del Ensanche de Barcelona en una gran Supermanzana a lo largo del 2023, gracias a una inversión por parte del Ayuntamiento de unos 37.8 millones de euros. La finalidad es crear 21 ejes verdes y 21 plazas, lo que permitirá disponer de 33.4 hectáreas de nuevas zonas peatonales y 6.6 hectáreas de nuevo espacio verde urbano para que cada residente pueda tener uno de estos ejes verdes o plazas a no más de 200 metros de su casa.
Fuente: Autor (2022)
En octubre de 2021, finalmente, se publicó el plan estratégico Superilla Barcelona, que incluye intervenciones urbanas para llevar a cabo a lo largo del 2023, a través de una inversión pública de 525 millones de euros: eso creará 8,311 puestos de trabajo y devolverá a la movilidad lenta un millón de metros cuadrados de suelo urbano. El objetivo de dicho plan es implementar los principios básicos del concepto de Supermanzana a toda la ciudad para concretar unas medidas de regeneración urbana enfocadas en torno a cuatro ejes: la transformación del espacio público, la mejora de barrios y recintos, la reactivación del tejido económico y el impulso de la movilidad sostenible.
El Poblenou: algunos datos sobre el caso de estudio
En la actualidad, el Poblenou pertenece al distrito de Sant Martí, situado en la parte noreste de Barcelona, y está reconocido como un pilar fundamental de la industrialización catalana y española. El Poblenou (palabra catalana que significa pueblo nuevo) era parte del municipio autónomo de Sant Martí de Provencals hasta 1897, cuando, junto con otros núcleos urbanos alrededor de la ciudad, como Gracia, Les Corts, Sants, Sant Andreu y Sant Gervasi, se anexionó a Barcelona. Actualmente, el distrito de Sant Martí está formado por diez barrios, siendo el cuarto distrito de la ciudad en extensión y el segundo en población. El Poblenou está configurado por cinco barrios que se extienden en 594.4 ha de superficie, donde viven 91,799 habitantes (ver Tabla 1). El área de estudio fue objeto de relevantes proyectos de regeneración urbana a partir de la década de 1980: 180 hectáreas de La Vila Olímpica del Poblenou fueron transformados para albergar las Olimpiadas de 1992 (Bohigas et al., 1986); 180 hectáreas de suelo de la Diagonal Mar i el Front Maritim del Poblenou fueron objeto de las intervenciones relacionadas con el Forum de las Culturas de 2004 (Delgado, 2004) y alrededor de 200 hectáreas de suelo de El Parc i la Llacuna del Poblenou, El Poblenou, y Provencals del Poblenou han sido afectados por las previsiones del nuevo distrito de actividades terciarias del 22@ de 2000 (Ayuntamiento de Barcelona, 2000).
Las Actuaciones de la Superilla Barcelona en el Poblenou
Las transformaciones urbanas de los tres ejes del plan Superilla Barcelona en el Poblenou (ya actuadas, en fase de realización y planteadas a futuro) se describen a continuación (ver Figura 2). En lo que respecta al eje "Transformación del espacio público", hay seis intervenciones. Primero, la implementación del concepto de Supermanzana no se actuará en cuadriculas urbanas de 3x3 manzanas, sino en cuatro calles en las que se realizará la pacificación del tráfico, la inserción de carriles bici en dos sentidos y la creación de áreas verdes. Segundo, se renovarán más de tres hectáreas de espacio público por una inversión de más de 20 millones de euros. Las intervenciones en la parte de la Avenida Diagonal ubicada en el Poblenou tienen que ver con la urbanización del proyecto urbano "Canopia-Ámbito Tranvía", por un importe de 21.4 millones de euros sobre 40,725 m2 de suelo en que se prevé la realización de un parque urbano y se incluye un intercambiador de transporte público. Tercero, el nuevo paseo de la Mar Bella es una de las acciones de regeneración del frente marítimo del Poblenou que se espera que actúe como refugio climático. Se tratará de un corredor verde en el litoral de un tamaño superior a los 110,000 m2 para destinar a paseo central con árboles y zona vegetal equipada con espacios de ocio como campos de voleibol y pistas deportivas. Las obras comenzarán en 2023. Cuarto, se incrementaron los espacios verdes en la antigua fábrica Ca l'Aranyó a través de la realización de un parque verde infantil de 11,000 m2. Sin embargo, se criticaron varios elementos de esta intervención: la falta de sombra en el parque público, la poca seguridad en la accesibilidad a la zona por parte de la movilidad lenta, debido a la presencia de un aparcamiento subterráneo, y el elevado coste de la escultura "Himno, Mito y Paraíso" inaugurada en julio de 2021 (69,500 euros). La quinta intervención tiene que ver con la implementación del plan para una ciudad más jugable, el cual no prevé intervenciones especificas en el Poblenou a parte la del parque infantil de Ca l'Aranyó. Este aspecto no se desarrolla en el Poblenou de forma suficiente, aunque se releva que ya existen dos parques equipados: el Parque Central del Poblenou (5,500 m2) y el Parque Deportivo Urbano de la Mar Bella (2,985 m2) para el uso de monopatín y skate. La sexta acción tiene que ver con el programa "Protegemos las escuelas", el cual fomenta la pacificación del espacio urbano de todas las escuelas. En el Poblenou se han realizado dos actuaciones (en 2020 y 2021) y se completarán otras seis en 2022; además se transformó una escuela, la Escola Vila Olímpica, en un llamado refugio climático[3].
La mejora de barrios y recintos prevé dos acciones específicas. Por un lado, la construcción de 235 nuevas viviendas protegidas, las cuales están incluidas en la Modificación al 22@ (punto 9), en actuación al Plan por el Derecho a la Vivienda 2016-2025, cuya finalidad es contrastar el fenómeno de la gentrificación y garantizar el derecho a la vivienda. Por el otro lado, se rehabilitará un gran vacío urbano proveniente de uso industrial, la antigua fábrica de La Escocesa (ver Figura 3). El área fue adquirida en 2017 por el Ayuntamiento por 10 millones de euros para para construir 80 viviendas públicas, un centro de artes escénicas y equipamientos comerciales. El área está catalogada desde 2006 como Bien Cultural de Interés Local y, desde 2007, es uno de los centros del programa Fábricas de Creación Artística. En 2021, después de declarar su estado de ruina, se desalojaron y reubicaron unos 50 okupas que vivían en sus espacios. El proyecto de rehabilitación está todavía en fase de diseño por parte de la administración local.
La reactivación del tejido económico del Poblenou se fomenta a través de dos proyectos urbanos. En primer lugar, la Modificación del Plan General Metropolitano para un 22@ más inclusivo y sostenible se aprobó inicialmente en septiembre de 2020 (y está todavía a la espera de su aprobación definitiva) sobre la base del proceso participativo "Repensemos el 22@", que tuvo lugar entre 2017 y 2018. El objetivo de esta Modificación es impulsar la última parte del suelo a desarrollar de este plan, es decir, unos 507,804 m2, correspondiente al 37.2% del área total de actuación del 22@. Las actuaciones más significativas serán las siguientes: el incremento de viviendas, que pasa de las 9,300 a 15,800, de las cuales 10,100 serán protegidas, lo que supone doblar las 5,200 viviendas protegidas previstas inicialmente; la creación de ejes verdes para que en una de cada tres calles el 70% de los espacios se destinen al peatón y a la vegetación, en lugar del 40% actual, y se trabajará para lograr un 80% de sombra en verano y por la gestión sostenible del agua. En segundo lugar, el proyecto urbano para remodelar el Puerto Olímpico supondrá una inversión de más de 40 millones de euros para pasar de un modelo prevalentemente de ocio nocturno y de turismo internacional a usos y actividades relacionados con los residentes, la náutica de recreo (realización de un centro de divulgación del conocimiento de mar) y deportes náuticos (la construcción de un nuevo centro municipal de deportes náuticos), todo eso mejorará la conexión del puerto con la ciudad, mejorando su accesibilidad y conectividad, además de suponer una forma más sostenible en la gestión de residuos.
El impulso a la movilidad sostenible prevé la creación, entre el 2021 y el 2023, de 32.6 kilómetros nuevos de carril bici y la mejora de 11.7 kilómetros de la red actual. El Poblenou tendrá cuatro nuevas estaciones de bicicletas públicas, además de las intervenciones para la movilidad sostenible incluidas en los puntos anteriores.
La Evaluación Cualitativa de las Transformaciones Urbanas en el Poblenou
En la Tabla 2 se expone la puntuación de las acciones de regeneración urbana en el Poblenou, con valores que oscilan entre 0 y 3.
La construcción de ciudades inclusivas, es decir, que ofrezcan oportunidades para todos (OCDE, 2020: 38), está relacionada con cuatro elementos fundamentales. En primer lugar, proporcionar servicios sociales y comunitarios a los grupos desfavorecidos, como la atención sanitaria y la atención domiciliaria, mediante el diseño y la aplicación de ambiciosas estrategias de innovación social y la reutilización de edificios vacíos. La regeneración de La Escocesa podría potencialmente ofrecer estos tipos de soluciones, pero al día de hoy el proyecto de rehabilitación no está en marcha, además de no haber propuesto este tipo de acción. En segundo lugar, garantizar que las clases menos adineradas (es decir, los trabajadores con salarios bajos y los inmigrantes) reciban programas de empleo que respondan a las nuevas necesidades del mercado de trabajo local tras la crisis posterior al COVID-19. Esta acción no se incluye en ninguna de las intervenciones. En tercer lugar, ajustar la cantidad, calidad y asequibilidad de las viviendas a la variedad de necesidades de vivienda, con vistas a promover la cohesión social y la integración con los modos de transporte sosteni-bles. Ocho actuaciones del plan Superilla Barcelona incidirán altamente sobre el derecho a la ciudad para todos, con el objetivo de que no se acabe expulsando a los residentes del Poblenou. Finalmente, mejorar la accesibilidad de la movilidad lenta (es decir, el uso de la bicicleta y los desplazamientos a pie), incluyendo las necesidades de las distintas categorías de personas (por ejemplo, personas mayores, familias con niños, discapacitados). Si bien las varias actuaciones fomentan la movilidad lenta, la actuación del parque infantil de Ca l'Aranyó parece una ocasión desaprovechada.
La implementación de ciudades verdes daría lugar a la transición hacia una economía con bajas emisiones de carbono (OCDE, 2020, pp. 38-39) a través de cuatro implementaciones. Una primera acción es abordar las externalidades de aglomeración negativas, como la congestión del tráfico y la contaminación atmosférica, reduciendo el uso de los coches privados mediante tasas de congestión y una regulación ad hoc que tenga en cuenta exenciones específicas, y mejorando el transporte multimodal, como la movilidad urbana activa y limpia. Estas acciones son parte fundamental de las actuaciones previstas, sobre todo por la apuesta a la movilidad sostenible en las transformaciones relativas a la Supermanzana, la Modificación del 22@ y los proyectos urbanos Canopia-Ámbito Tranvía y Puerto Olímpico. Una segunda acción es aprovechar las ventajas de la densidad urbana y de la forma urbana (compacta o dispersa) mediante una planificación espacial y del uso del suelo con visión de futuro, para dar prioridad a las infraestructuras urbanas resistentes al clima y con bajas emisiones de carbono. Varios proyectos (por ejemplo, la Supermanzana) crearán unos espacios urbanos menos impactantes para contrastar los efectos del cambio climático. Una tercera acción es fomentar un uso más eficiente de los recursos y de modelos de consumo y producción más sostenibles, en particular mediante la promoción de la economía circular para mantener el valor de los bienes y productos al máximo, evitar la generación de residuos, reutilizarlos y transformarlos en recursos. Varias intervenciones están incluidas en el más amplio concepto de la economía circular, aunque para una evaluación más completa de ciertas actuaciones se deberá esperar la fase de realización. Finalmente, una cuarta acción es estimular la economía local (es decir, la producción local de alimentos), al tiempo que se replantea la logística de corta distancia. Este aspecto no se incluye en las intervenciones a realizar en el Poblenou.
Según la OCDE (2020, pp. 39-40), una buena gobernanza urbana debería ser el fundamento bajo el cual desarrollar unas ciudades más inclusivas y verdes a través de cuatro estrategias. Primero, promover un modelo ágil y flexible de gobernanza de la ciudad a través de herramientas de colaboración, asociaciones o contratos innovadores que pongan el interés de los residentes locales en el centro y aumenten la resiliencia, incluyendo la colaboración intermunicipal e internacional y las asociaciones público-privadas. El esfuerzo de la administración local por concretar cada transformación urbana contenida en el Plan Su-perilla Barcelona es elocuente, aunque en el Poblenou no se ha prestado suficiente atención a los residentes en el marco del proyecto de Ca l'Aranyó y del plan una ciudad más jugable. Además, cinco años después de la adquisición en propiedad de La Escocesa, no se ha desarrollado ningún proyecto de rehabilitación por la precariedad de sus estructuras y la dificultad en realojar los residentes abusivos, aunque la parte dedicada a la producción artística es una realidad consolidada a nivel de la ciudad. Segundo, coordinar las responsabilidades y los recursos entre los distintos niveles de gobierno para satisfacer de forma concomitante las necesidades específicas de cada lugar, los objetivos nacionales y los compromisos globales relacionados con los objetivos de seguridad sanitaria a largo plazo, la resiliencia y el desarrollo sostenible, de forma eficaz y transparente. Las transformaciones urbanas promovidas por parte del Ayuntamiento de Barcelona están estrictamente ligadas a una toma de decisiones abiertas en colaboración con los stakeholders a través de debates públicos, jornadas informativas y procesos participativos como "Repensemos el 22@", además de la puesta en marcha de específicos grupos de trabajo y comisiones de seguimiento, como en el caso del proyecto para el Puerto Olímpico. Sin embargo, la actuación de Ca l'Aranyó fue realizada sin tener en cuenta las verdaderas necesidades de un parque infantil y en el caso de La Escocesa el proyecto de rehabilitación no se ha encaminado hacía una solución pactada con los residentes. Tercero, adoptar un enfoque funcional a nivel territorial de la acción política basado en el lugar donde viven y trabajan las personas para adaptar las estrategias y la prestación de servicios públicos a la diversidad de escalas urbanas. Las transformaciones urbanas tienen como centro de la atención las necesidades de los residentes, sobre todos aquellos con menos recursos económicos, para revertir la tendencia consumista del turismo de masa global y la terciarización y gentrificación del Poblenou. El caso de Ca l'Aranyó y de las escasas actuaciones para una ciudad más jugable constituyen unas excepciones negativas a dicha dinámica. Finalmente, fortalecer las capacidades de gestión estratégica e innovación de los funcionarios públicos locales para diseñar y aplicar estrategias urbanas integradas y resilientes que se adapten a desafíos complejos. Este aspecto no se ha tomado en cuenta en la redacción de este plan, siendo un factor que no se ha tenido en cuenta en las medidas de gobierno de regeneración urbana.
Conclusiones: ¿Hacia una Verdadera Ciudad post-COVID-19?
Nacidas a finales del siglo XIX para garantizar el progreso de la sociedad civil y el bienestar de los ciudadanos, las ciudades contemporáneas se han desarrollado de forma diferente según las necesidades y políticas locales, respondiendo no solo a la necesidad de salubridad y convivencia, sino también reflejando aquellas voluntades de control que, leves o fuertes, interceptan y modifican los estilos de vida y la forma de vivir. En otras palabras, la forma de gobernanza urbana se basa en normas que determinan la vida en común de los ciudadanos, pero, al mismo tiempo, los ciudadanos están llamados a reaccionar para redefinir las nuevas tipologías de convivencia.
El debate contemporáneo que abarca el urbanismo lleva tiempo denunciando las injusticias sociales y la urgencia de enfrentarse a los retos medioambientales para pasar de una regeneración que fomente lo 'local': es hora de redescubrir la importancia de los barrios, de la sociabilidad y de la interacción que tiene lugar en los espacios abiertos.
El estallido de la pandemia de COVID-19 ha acelerado estas consideraciones, promoviendo la necesidad de pasar de la teoría a la práctica. Por ejemplo, la exposición a largo plazo a las concentraciones de contaminantes atmosféricos está contribuyendo a la inflamación crónica de los pulmones, una condición que puede aumentar la gravedad de los efectos del COVID-19. La reducción de la dependencia del automóvil es vital para mejorar la habitabilidad de las ciudades, junto con la lucha contra la disminución de la esperanza de vida y las muertes prematuras debidas a problemas medioambientales. Y precisamente por eso estamos todos llamados a reformular el proceso de construcción de la ciudad, para que se convierta en un hogar común donde la inclusión social y la salud para todos no sea una opción, sino una norma. La solución proviene de la flexibilidad y adaptabilidad de lo que ya tenemos disponible, que simplemente hay que reinventar en la ciudad post-COVID-19.
Barcelona, por ejemplo, está promoviendo una fuerte interacción entre la comunidad local y la administración sin descuidar el mercado: el resultado es un sistema arraigado e identitario que personaliza lo que es 'inclusivo'. La evaluación de las transformaciones urbanas del Poblenou pone en evidencia que el plan Superilla Barcelona incidirá substancialmente en los tres principales aspectos de la ciudad post-COVID-19 según el informe OECD de 2020. A través de una buena gobernanza urbana se podrá realizar una ciudad más inclusiva y verde, que será más saludable y podrá proporcionar un ambiente urbano menos contaminado y más a medida del ser humano. Si bien se relevan algunos puntos débiles de las trasformaciones, como la intervención de Ca l'Aranyó y las dificultades para la rehabilitación de la Escocesa, en general la ciudadanía está siendo involucrada en los proyectos de transformación urbana que responden a las exigencias de la ciudadanía.
En suma, esta investigación puede ser considerada como una discusión preliminar a un proyecto en gestación para cuyo entendimiento se necesitará una lectura más crítica con respecto a áreas de investigación como la economía y la geografía urbana que, a su vez, podrían exponer con más vehemencia los motivos y posibles consecuencias de las intervenciones previstas en el plan Superilla Barcelona, más allá de la emergencia climática y pandémica y de la labor de los organismos públicos que fomentan nuevos proyectos de regeneración urbana bajo el umbral de la resiliencia.