INTRODUCCIÓN
Hemiptera comprende el grupo más diverso de insectos hemimetábolos, se estiman más de 90 000 especies conocidas y distribuidas por todo el mundo (Zhang 2011, Weirauch y Schuh 2011). Este grupo se diferencia de otros insectos por poseer piezas bucales adaptadas a perforación o succión, alojadas en una trompa o pico (Schuh y Slater 1995). Actualmente, se consideran cuatro subórdenes en el grupo: Auchenorrhyncha, Coleorryncha, Sternorrhyncha y Heteroptera (Cryan y Urban 2012).
Los Heteroptera presentan estrategias de vida diversificadas y explotan una gran gama de recursos alimenticios (Schuh y Slater 1995, Grazia et al. 2012, Li et al. 2017). La mayoría de las especies son fitófagas, alimentándose de savia y otros líquidos producidos por las plantas, pero existen algunas especies hematófagas o que depredan otros insectos (Triplehorn y Jonhson 2005, Grazia et al. 2012). Los insectos entomófagos ofrecen importantes servicios ecosistémicos en el equilibrio de redes alimenticias y han sido ampliamente utilizados como alternativa para el control biológico en agroecosistemas y espacios forestales (DeBach y Rose 1991, Koul y Dhaliwal 2003, Brodeur y Boivin 2006, Bommarco et al. 2011, Li et al. 2018).
Reduviidae forma el segundo grupo más grande e importante de Hemiptera, con muchas especies de interés médico y económico (Grazia et al. 2012). La familia incluye el más alto número de especies depredadoras terrestres del Orden Hemiptera, incluyendo la depredación de potenciales especies plagas en agroecosistemas (Freitas 1995, Jahnke et al. 2002).
Un factor clave que determina el éxito de una especie como agente controlador biológico es su sincronía estacional y su relación con la presa (DeBach y Rose 1991, Berryman y Gutierrez 1999). De esta forma, se tornan fundamentales el estudio sobre la biología reproductiva y estrategia de vida de especies potenciales controladoras. Para la familia Reduviidae diversos trabajos describen aspectos morfológicos del trato reproductor (Barth 1956, 1958, Davey 1958, Gonçalves et al. 1987, Jahnke et al. 2006, Freitas et al. 2007a, b, 2008, 2010), la mayoría de estos son de la subfamilia Triatominae, la cual posee muchas especies de relevante importancia médica.
En general, el sistema reproductor de los insectos está formado por un par de testículos con un número variable de folículos testiculares, un par de conductos deferentes, uno de vesículas seminales, glándulas accesorias y un solo conducto eyaculador (Jahnke et al. 2006, Kaur y Patial 2012, Araújo et al. 2020). Las diferencias en estas características a lo largo del tracto reproductor masculino han proporcionado caracteres que ayudan en la comprensión del comportamiento y la biología reproductiva del grupo (Dallai 2016).
El género Zelus posee aproximadamente 30 especies descritas como chinches depredadores generalistas, que podrían ser viables para control biológico de plagas en cultivos (Symondson 2002, Cruz c2007). En este trabajo, describimos la histología del trato reproductor del chinche depredador Zelus longipes (Linnaeus, 1767), con el objetivo de ampliar el conocimiento sobre su biología reproductiva, generando informaciones para futuros trabajos sobre historia evolutiva o para facilitar las estrategias de producción masiva de estos insectos para su uso en el control biológico.
MATERIALES Y MÉTODOS
Insectos
Se recolectaron diez machos adultos de Zelus longipes en un cultivo de maíz, Zea mays L., en el municipio de Rio Paranaíba (19°12' Sur, 46°07 Oeste), Minas Gerais, Brasil. Los insectos se recolectaron con redes entomológicas y se mantuvieron vivos en jaulas de reproducción hasta 24 horas en el laboratorio.
Histología
Para el análisis histológico los insectos fueron crio-anestesiados a -5 °C durante 10 min y sus tractos reproductivos fueron disecados en solución tampón (cacodilato de sodio 0,1 M, pH 7,2) y transferidos a líquido Bouin por tres horas a 25 0C. En seguida, las muestras fueron lavadas en tampón cacodilato de sodio 0,1 M en pH 7,2, deshidratadas en serie etanólica creciente de concentración (50, 70, 90 y 95 %) y posteriormente fueron embebidas en historesina (Leica Historesin). En seguida se realizaron cortes semifi-nos (2 mm de grosor), con cuchilla de vidrio en un micrótomo rotativo (Leica RM 2255), los cortes fueron teñidos con azul de toluidina-borato de sodio a 1 % y observados en un microscopio Olympus BX-50.
RESULTADOS
El sistema reproductor en machos adultos de Z. longipes está compuesto por un par de testículos, un par de vasos deferentes, un par de vesículas seminales, dos pares de glándulas accesorias y lobadas y un ducto eyaculatorio. Cada testículo presentó siete folículos, con quistes en diferentes etapas del espermatogénesis (Fig. 1).
En la zona de crecimiento, que es la región más distal del folículo en relación al ducto eferente, se observaron quistes con espermatogónias, que son células iniciales en el proceso de espermatogénesis (Figs. 2a-b). En la región mediana del folículo se observaron quistes con espermátidas, correspondientes a la zona de maduración (Fig. 2c). En la zona de diferenciación, los flagelos son alargados y las células diferenciadas en espermatozoides (Fig. 2d). De cada folículo testicular sale un ducto eferente y, estos se unen formando un ducto deferente (Figs. 3a-c). Cuando los espermatozoides están maduros salen agrupados de los testículos y quedan almacenados en las vesículas seminales (Figs. 2d y 3a, b). Las vesículas seminales son regiones diferenciadas de los ductos que almacenan los espermatozoides. En Z. longipes las vesículas son alargadas y con un doblez (Figs. 3a, b). El epitelio de las vesículas seminales está formado por células prismáticas con núcleos esféricos y basales que están recubiertos por una fina capa muscular (Fig. 3b). Los ductos deferentes son largos y en la región posterior reciben las secreciones de las glándulas accesorias, las cuales son bastante desarrolladas, que participan de la formación del semen (Figs. 3c y 4a-c) y, en seguida a las glándulas accesorias desemboca el ducto eyaculatorio (Fig. 4b).
Las glándulas accesorias son pareadas, con un par de forma ovalada y mucho más grande y otros pares menores y esféricos (Figs. 3c y 4b, c). Las glándulas accesorias presentan diferencias en el epitelio, cuando el lumen está repleto de secreción, el epitelio es cúbico (Fig. 5a) y, cuando el lumen estaba vacío el epitelio es prismático con muchas vesículas de secreción en el ápice (Figs. 4a, b). Los núcleos de las células epiteliales de las glándulas accesorias son esféricas y centrales; encima de la lámina basal se observa una capa muscular (Figs. 4d y 5b, c). Se observaron diferentes tipos de secreción en el lumen de las glándulas accesorias; secreciones granulares y de aspecto homogéneo (Figs. 4c, d y Figs 5a, c); algunas glándulas aparentemente poseen secreción de tipo apócrina (Fig. 5b).
DISCUSIÓN
La morfología del tracto reproductivo en machos sexualmente maduros de Z. longipes es semejante a lo observado en otras especies de Reduviidae, las cuales también presentan un par de testículos, vasos deferentes, vesículas seminales, glándulas accesorias pareadas y lobadas, un ducto eyaculatorio y ausencia de bulbo eyaculatorio (Pendergrast 1957, Barth 1956, 1958, Gonçalves et al. 1987, Jahnke et al. 2006, Freitas et al. 2007a, b, 2008, 2010, Kaur y Patial 2012). Sin embargo, algunas diferencias se observan frente a especies como Cosmolopus nigroannulatus (Stâl, 1860) en donde no hay vesícula seminal (Jahnke et al. 2006) y en Repipta taurus (Fabricius, 1803) que tiene cinco lóbulos en cada par de glándulas accesorias (Kaur y Patial 2012). Tales diferencias en el tracto reproductivo confieren caracteres que pueden auxiliar en la comprensión del comportamiento reproductivo y de la historia evolutiva de los Heteroptera (Araújo et al. 2020, Munhoz et al. 2020).
Z. longipes posee siete folículos, así como en el redúvido, Sinea diadema (Fabricius, 1776) (Pendergrast 1957). También se observaron testículos con siete folículos en otras familias del orden, como Coreidae (Kaur y Patial 2012, 2016), Largidae y Pyrrhocoridae (Kaur y Patial 2012), Lygaidae (Pendergrast 1957), Miridae (Pires et al. 2007) y Notonectidae (Papacek y Soldan 1992). Entre los hemípteros, el número de folículos testiculares varía ampliamente, incluso dentro de las familias, lo que dificulta el uso de este caracter en la filogenia del grupo.
En muchos Hemiptera adultos, se observan folículos testiculares con quistes en diferentes etapas de espermatogénesis, que muestran la producción de gametos después de la maduración sexual (Davis 1965, Jamieson et al. 1999, Pires et al. 2007, Kaur y Patial 2016, Candan et al. 2018) y el potencial de múltiples cópulas durante la edad adulta (Buschini 2007, Moreira et al. 2008). Además de esto, la presencia de un doblez en la vesícula seminal en Z. longipes sugiere la capacidad de regulación de la cantidad de semen usado durante la eyaculación (Moreira et al. 2008). En esta especie, los espermatozoides salen de los testículos agrupados y cuando alcanzan las vesículas seminales, las agrupaciones se deshacen, así como se ha registrado en muchos otros insectos (Quicke et al. 1992, Moreira et al. 2004, Lino-Neto et al. 2008).
Las secreciones de las glándulas accesorias están asociadas a la manutención y activación de los espermatozoides y a la inducción y aceleración de la oviposición en las hembras (Chen 1984, Raina et al. 1994, Gillott 2003, Freitas et al. 2010). En Z. longipes estas glándulas están bien desarrolladas y se encuentran llenas de secreción. Tales secreciones pueden estar involucradas en estrategias reproductivas relacionadas con mecanismos que aseguran la fidelidad de la cópula y con el mantenimiento de sus espermatozoides viables en la espermateca de la hembra por un período más largo. En los Reduvidae las glándulas accesorias desembocan directamente en el ducto eyaculatorio (Pendergrast 1957, Jahnke et al. 2006). El epitelio encontrado en los ductos espermáticos a lo largo del tracto es similar a lo descrito para otros insectos (Dallacqua y Cruz-Landim 2003, Araújo et al. 2009, 2010, 2011, 2012, Bushrow et al. 2006, Moreira et al. 2008). El ducto eyaculatorio único, mediano y con cutícula, evidencia su origen ectodérmico, así como en la mayoría de los insectos (Bushrow et al. 2006, Moreira et al. 2008).
En este trabajo describimos la morfología del tracto reproductor del chinche depredador Z. longipes, generando informaciones que pueden dilucidar el comportamiento reproductivo de este insecto para su potencial uso como controlador biológico.