Introducción
El Gobierno colombiano, a partir de la declaración del covid-19 como “emergencia de salud pública de preocupación internacional” por parte de la OPS (Organización Panamericana de la Salud, 2020), se vio obligado a tomar medidas para frenar el contagio mediante la Resolución 380 del Ministerio de Salud y Protección Social (10 de marzo de 2020), mientras el sistema de salud se preparaba para atender el pico de la enfermedad, dado que este no se encontraba organizado para atender una emergencia sanitaria de la magnitud que se observaba en otros países.
La situación tomó a las familias colombianas por sorpresa, igual que a todas en el mundo; aunque algunas habían vivido epidemias como la de la tuberculosis en Europa, en la primera mitad del siglo XX, el ébola en África y el SARS en China, en la segunda mitad del siglo XX, y la del MERS en el Medio Oriente en el presente siglo, no habían vivido una emergencia sanitaria de esta magnitud, pues en el último siglo solo se conocía una de carácter mundial (pandemia), la gripe española de 1918 (Macías Ruano, 2020; Ferro-Vidal, 2020).
En este contexto, el Gobierno colombiano, entre las medidas de prevención, declaró la cuarentena nacional desde el 19 de marzo, lo que obligó a las familias a desarrollar en casa todas las actividades de la vida cotidiana como trabajar, estudiar, comprar, de ocio, cuidado y mantenimiento del hogar; muchas de ellas hasta ese momento se desarrollaban fuera de la vivienda y en algunos casos, para las actividades domésticas y de cuidado de las personas, las familias contaban con ayuda externa o institucional. En consecuencia, el trabajo en casa, es decir, la ejecución de las actividades domésticas, debió ser asumida por todos o algunos miembros de la familia, de acuerdo con sus capacidades y edad debido a que tanto niños, jóvenes, como adultos y ancianos se encontraban en un mismo espacio físico.
De acuerdo con González Rincón y Toloza Lizcano (2021), el teletrabajo permite a las personas desarrollar sus actividades laborales fuera de las instalaciones físicas de una organización, en el hogar o en otro espacio físico. Por otra parte, ha servido también de apoyo y ha facilitado la continuidad para beneficio de la actividad productiva poscuarentena por la pandemia de covid-19. Estas situaciones generaron una recarga de trabajo para los adultos, que, sumada al miedo al contagio, al riesgo de perder el empleo o a la pérdida de este, la incertidumbre respecto a la situación y al futuro, la pérdida de contacto con familiares y amigos, ocasionaron distintas situaciones como afectaciones de los estados de ánimo, cambios en las relaciones familiares, entre otras.
La novedad de la pandemia movilizó rápidamente a académicos, organismos internacionales y organizaciones gremiales para hacer estudios que permitieran entender la situación desde distintas áreas, con el fin de contar con evidencia que contribuyera a enfrentar la situación y fundamentar acciones en lo que se denominó la pospandemia. En este contexto, los cambios en el consumo de las familias y las estrategias de afrontamiento se constituyen en temas de interés, así como la necesidad de establecer diferencias por sexo en las distintas situaciones que las personas han tenido que enfrentar.
Los estudiosos del desarrollo humano desde distintas perspectivas teóricas, rápidamente iniciaron investigaciones en busca de entender la vivencia de las personas, con el fin de disponer de evidencia empírica que fundamentara acciones de atención psicosocial, de salud pública y de salud mental, dado que los sistemas de salud y bienestar social divulgaban los cambios y los efectos en las personas respecto de variables relacionadas con las formas de afrontamiento de la adversidad y el aumento en el consumo de las personas (Fuster et al., 2021; Vera et al., 2020; Johnson et al., 2020; Gallegos et al., 2020; Piña-Ferrer, 2020 ; Pérez et al., 2020).
Algunos autores que han estudiado el afrontamiento, como Brooks et al. (2020), afirman que el confinamiento social brinda la oportunidad para que las personas logren comunicarse mejor con otras como los amigos, pareja o familia. El incremento de estas interacciones ofrece un soporte emocional deseado para las personas afectadas, lo que les permite afrontar el aislamiento. Puigbó et al. (2019) han estudiado el afrontamiento desde variables como el afrontamiento centrado en el problema, la búsqueda de apoyo social, la aceptación de las emociones y el rechazo, e indican que las personas con alta claridad emocional usan más el afrontamiento centrado en el problema. Las personas con alta reparación emocional, además del afrontamiento centrado en el problema, buscan apoyo social y menos rechazo, y, finalmente, las personas con alta atención emocional utilizan la aceptación de emociones y la búsqueda de apoyo social.
En Colombia, Conejo et al. (2020) estudiaron los efectos del confinamiento en las familias y afirman que este generó ansiedad, mal humor y preocupación excesiva. Estos autores advierten que estas afectaciones por las diferencias sociales de las familias no se presentan de manera proporcionada; asimismo, advierten la necesidad de atender de manera diferenciada sus prioridades.
Por otra parte, el aislamiento social obligatorio generó altos niveles de estrés, en especial en los padres que tenían hijos en edad preescolar y escolar, debido a que estos requieren mayor acompañamiento y supervisión por su alto nivel de dependencia. Vale la pena aclarar que esta situación causó tanto estrés como cambios en los hábitos de las personas (Wang et al., 2020; Gallegos et al., 2020; Piña-Ferrer, 2020).
Estudios anteriores muestran que el estrés parental, añadido a una interacción conflictiva entre alguno o los dos padres y los hijos, no solo se relaciona con el comportamiento de los hijos, sino también con la vinculación de otros aspectos acumulados o situaciones de la vida estresantes e inesperadas (Sandín et al., 2020; Piña-Ferrer, 2020; Peligrín y Garcés, 2008; Cabrera García et al., 2012).
El consumo es otra de las actividades que se reconoce que aumentó durante la pandemia; como lo indica Casero-Ripollès (2020), desde antes de la pandemia ya se reconocía un panorama mediático altamente competitivo, saturado de contenidos, en el que coexisten los medios tradicionales y los digitales en una relación de complementariedad.
Por otra parte, Montaña Blasco et al. (2020) plantean que las tendencias y formas de consumo se enmarcan cada vez más por múltiples factores que generan nuevos estilos de vida, y refieren en particular los mayores niveles educativos, la incorporación de la mujer al mundo laboral, los cambios en la composición de los hogares, los hábitos de consumo, el aumento del gasto de equipamiento de la vivienda y el poder adquisitivo de las personas, entre otros.
Otros estudios previos advierten sobre el aumento del consumo de internet provocado por la pandemia, relacionado con la visualización de series y películas, la información sobre el coronavirus, el consumo de redes sociales y youtubers (Costa-Sánchez y López-García, 2020; Lázaro-Rodríguez y Herrera-Viedma, 2020; López-García, 2020). En esta línea, el estudio sobre el Consumo Móvil de Colombia de Deloitte (2020) reportó que los usuarios más frecuentes en el contenido digital se encuentran en las edades comprendidas entre los 7 y 37 años. Actualmente, en el país hay 34,73 millones de usuarios de internet. Por otra parte, la llegada de la pandemia por el covid-19 a Colombia influyó en el escenario de la transformación digital del país, y se refleja en el registro de 1,3 millones de nuevos usuarios (We Are Social, 2021).
Gamito Gómez et al. (2019) estudiaron los hábitos en el uso del internet y sus riesgos, y concluyeron que es importante incentivar y hacer orientación sobre el uso seguro de este, para de esa manera prevenir la vulnerabilidad digital de los jóvenes.
De otra parte, algunos autores consideran que la pandemia, a pesar de provocar una contracción de la industria y el comercio, ha permitido el auge de alternativas de consumo, y específicamente el consumo electrónico tiene un papel fundamental en el cambio del comportamiento de las personas. Esto permitió una menor pérdida para los comerciantes de algunos sectores (Ríos Ruiz, 2020; Zuluaga et al., 2020; Lechuga Nevárez y Hernández Chavarria, 2020).
El consumo de alimentos fue otro de los cambios observados durante el confinamiento, y en torno a él algunos profesionales como los nutricionistas alertaron sobre los reportes de patrones de alimentación irregulares, sumados a un mayor sedentarismo, lo que se relaciona con el riesgo de malnutrición (Federik et al., 2020; De Luis et al., 2020).
Otro elemento que aparece en la discusión sobre las afectaciones de la pandemia es el impacto en la economía, que plantea Garduño (2020) como un dilema ético, en cuanto el mantener abierto el sector industrial y comercial ayudó al mantenimiento de la economía, pero puso en riesgo a los trabajadores por la dificultad de guardar el aislamiento social.
En este sentido, Correia et al. (2020) analizaron el impacto de la epidemia de la gripe española de 1918, y afirmaron que esta causó una caída media del 18 % de la producción industrial en Estados Unidos, y que las zonas que tuvieron mayor mortalidad y quiebras de empresas se mantuvieron por más tiempo deprimidas a nivel económico en relación con los menos afectados. En el caso actual, es necesario considerar los impactos inmediatos tanto de la pandemia como de las medidas para manejarla, que incluyen una reducción significativa de la actividad económica y un incremento en las tasas de desempleo, con repercusiones en las condiciones sociales y de pobreza (López-Feldman et al., 2020).
Ahora bien, hablar de familia en un país marcado por su extrema diversidad geográfica, cultural y social es realmente difícil, sin embargo, como lo muestran distintos estudios, las familias experimentaron la vivencia del confinamiento de manera diferencial. En este orden de ideas, Herrero (2002) plantea algunas características de la cultura: es intergeneracional, es decir, que es aprendida; es arbitral, cada cultura tiene sus propios modelos de comportamientos; es compartida, dado que, mediante los procesos de socialización, se adquieren los patrones culturales. En esta misma línea, Molano (2007) agrega que es adaptable porque como construcción social está en constante cambio y tiene códigos simbólicos, ejemplo de ello es el lenguaje que permite comunicarse. Todas estas características les facilitan a las personas clasificar la realidad y enfrentar al interior de la familia los retos que impone la vida (Cepeda, 2018).
Colombia se caracteriza por su diversidad étnica y cultural, que se debe a las distintas formas de poblamiento con influencia europea y africana, expresada en su pluralidad de identidades y de expresiones culturales de los pueblos y comunidades que conforman la nación. En este sentido, Reyes y Cardona-Bustos (2017) exponen que Colombia, al ser un país pluriétnico, alberga diferentes culturas, lenguas y razas que han sido producto del mestizaje determinado a través de la historia. El reconocimiento de las diferencias entre los isleños y los continentales parte de considerar la diversidad de la sociedad colombiana.
Según Uribe (2016), las regiones colombianas responden más a conglomerados culturales que a razones meramente territoriales, aunque estos no siempre se han visibilizado, al contrario, a menudo se han visto opacados por factores más prominentes desde el punto de vista político o económico, aunque esa opacidad esté relacionada con el número de kilómetros que las separan de Bogotá. Aclara la autora que nos une la diferencia por el tipo de poblamiento que tuvo cada rincón de Colombia y sobre todo por su geografía diversa. Un elemento más que distingue particularmente a los raizales es el creole, la lengua raizal del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, que tiene origen africano.
Ahora bien, el conglomerado del Caribe colombiano ocupa los departamentos de San Andrés y Providencia, Atlántico, Bolívar, Cesar, Córdoba, La Guajira, Magdalena y Sucre. Los “costeños, como son llamados los de esta zona del país, se caracterizan por su alegría, amabilidad y por su marcado acento. A pesar de estar divididos geográficamente en ocho departamentos, los costeños mantienen una identidad común, conectada por el mar Caribe” (Ramírez Dawkins, 2002).
La Constitución Política de 1991 distingue a Colombia como un país multicultural y diverso, producto de la mezcla de las culturas indígena, española y africana, otorgando de esta manera a las minorías étnicas una serie de derechos diferenciales con el fin de preservar sus particularismos. El artículo 310 de la Constitución reconoce la particularidad social y la fragilidad ambiental del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina y a la población minoritaria isleña nativa la identifica como etnia raizal.
En este escenario, despejar la complejidad de las vivencias en la pandemia se fundamenta en el interés por considerar la realidad social y cultural de las familias en Colombia como producto de las diferencias en las formas de poblamiento del territorio isleño y el continental.
En este contexto surgieron las siguientes preguntas de investigación: ¿Existen diferencias significativas en las actividades de consumo durante la cuarentena por covid-19, de acuerdo con el sexo y la zona de residencia (continentales e isleños)? ¿Existen diferencias significativas en las estrategias de afrontamiento utilizadas durante la cuarentena por el covid-19, de acuerdo con el sexo y la zona de residencia (continental e isleña)? Así, el objetivo de este estudio fue conocer las diferencias entre un grupo de colombianos, hombres y mujeres, continentales e isleños, en la vivencia de la cuarentena por el covid-19, según los cambios en el consumo y las estrategias de afrontamiento.
Metodología
El estudio se realizó mediante la metodología cuantitativa de tipo descriptivo, transversal.
Participantes
El grupo de participantes se compuso de 1252 hombres y mujeres mayores de 18 años, colombianos, residentes en el país en la zona continental y en el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Del total de la muestra, el 83,50 % corresponde a continentales y el 16,25 % a isleños; el 40,95 % a hombres y el 58,80 % a mujeres.
Muestra
El diseño determinó una muestra por conveniencia, mediante la técnica de bola de nieve, que consiste en, mediante los vínculos sociales de los participantes registrados, hacer contacto con otros posibles participantes que cumplan con los criterios de inclusión en la muestra (Espinoza Tamez et al., 2018). Como criterios de selección se estableció que fueran hombres y mujeres colombianos, mayores de 18 años y residentes en el continente y en las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. La muestra fue recogida durante los meses de abril y junio de 2020, que fueron los meses determinados por el Gobierno nacional para la cuarentena estricta en todo el territorio nacional; es decir, la participación en la investigación se cerró al finalizar el mes de junio.
Instrumentos
Se diseñó un cuestionario online que indagó sobre variables sociodemográficas como zona de residencia, sexo, estado civil, nivel educativo, estrato socioeconómico y ocupación al momento de la pandemia. Con el objetivo de evaluar el consumo se utilizó un cuestionario ad hoc de 9 preguntas para fines de esta investigación, dentro de una más amplia realizada en Argentina, Chile, Colombia y otros países. De acuerdo con los resultados de este estudio, se realizó un análisis de confiabilidad de las preguntas y se obtuvo un alfa de Cronbach = 0,79 y un omega de McDonald = 0,72. Algunos ejemplos de las preguntas son: ¿durante la cuarentena ha cambiado el consumo de alimentos?, ¿durante la cuarentena ha cambiado el consumo de sustancias psicoactivas? El afrontamiento fue evaluado con la escala de evaluación personal del funcionamiento familiar en situaciones de crisis de McCubbin et al. (1981), que reporta una confiabilidad alpha global entre 0,86 y 0,87. Ejemplos de los ítems de esta escala son: Cuando en nuestra familia enfrentamos problemas o dificultades, nosotros respondemos: “Compartiendo nuestras dificultades con los parientes y amigos”, “Buscando apoyo profesional”, “Pidiendo a los vecinos ayuda y favores”.
Procedimientos
Entre las actividades realizadas como parte de la estrategia metodológica se considera el diseño del cuestionario que se describió en el aparte anterior. Posteriormente, se realizó la prueba piloto, seguida por la identificación del directorio de los posibles participantes en las listas de contacto del equipo de investigación, de acuerdo con los criterios de inclusión determinados por el diseño que se describieron en el aparte de la muestra. A continuación, se procedió a la aplicación en línea del cuestionario. Realizado el trabajo de campo o de recolección de la información, se depuró la base de datos, que consistió en la revisión de las respuestas incongruentes, y se procedió al análisis de la información recogida y la construcción de los resultados.
Análisis de datos
Inicialmente se realizó un análisis de los descriptivos con el objetivo de caracterizar a los participantes; posteriormente, y con el fin de conocer las diferencias significativas entre los grupos de isleños y continentales, y entre hombres y mujeres, se llevó a cabo un análisis multivariado de varianza (Manova) por su utilidad para contrastar los efectos de las variables de factor (zona de residencia y sexo) en las medias de varias agrupaciones de una distribución conjunta de variables dependientes. Por otra parte, las medias o promedios permitieron conocer el nivel registrado por los participantes en las variables dependientes (consumo y estrategias de afrontamiento). Igualmente, se realizaron análisis de comparación de grupos que permitieron hacer paralelos por sexo con el objetivo de evaluar las vivencias familiares en el marco de la cuarentena por la pandemia del covid-19, según las variables de interés ya descritas en el aparte anterior. Los análisis se realizaron en el software Jasp versión 14.1.
Consideraciones éticas
Como corresponde a los estudios de ciencias sociales, se tuvieron en cuenta las consideraciones éticas propias de la investigación con seres humanos cuando no hay riesgo para la salud de los participantes (consentimiento informado, participación voluntaria, derecho a la confidencialidad de la información, protección de datos personales, gratuidad y posibilidad de abandonar el estudio); para ello, al inicio del cuestionario se presentó el proyecto, los objetivos, el alcance de la participación, y la primera pregunta se dedicó a obtener el consentimiento informado del participante. Vale agregar que este estudio es derivado de uno más amplio que, como ya se anotó, fue realizado en conjunto con otros en Argentina, Chile, Colombia y otros países, y recibió aval y financiación por la Universidad de La Sabana, por lo que fue estudiado y avalado por el Comité de Ética.
Resultados
Inicialmente se llevaron a cabo análisis descriptivos de los participantes con el fin de conocer sus características generales. Es de aclarar que todos los participantes isleños se reconocen como raizales y en el caso de los continentales, ninguno reportó esta etnia (tabla 1).
Posteriormente, se llevaron a cabo análisis de correspondencia con el fin de identificar el número de participantes según el sexo y la zona de residencia. Se encontró que el mayor número de participantes fueron mujeres continentales y el menor, hombres isleños (tabla 2).
Los análisis muestran que el mayor número de participantes eran continentales casados, le siguen los continentales solteros, y los que menos participaron fueron los isleños viudos (tabla 3).
Por otra parte, en cuanto al nivel educativo los que más participaron fueron los continentales con nivel educativo universitario, en contraste con los isleños que habían estudiado solo la primaria (tabla 4).
Respecto al estrato socioeconómico, los que más participaron fueron los continentales de estrato medio, y el grupo de menor participación fue el de isleños de estrato alto (tabla 5).
Diferencias en la vivencia del confinamiento entre las familias continentales e isleñas en cuanto a consumo
Con el fin de conocer si existen diferencias significativas entre los dos grupos de isleños y continentales en su vivencia del confinamiento, se llevó a cabo un análisis multivariado de varianza (Manova). Se encontraron diferencias significativas en el consumo de alimentos, bebidas alcohólicas, medicamentos y compras por internet. Los continentales fueron quienes más consumieron bebidas alcohólicas y compras por internet durante la cuarentena por covid-19, mientras que los isleños fueron quienes consumieron más alimentos y medicamentos en el mismo periodo (tabla 6).
Diferencias en la vivencia del confinamiento entre las familias continentales e isleñas en cuanto a afrontamiento
Con el propósito de conocer si existen diferencias significativas entre los dos grupos en las formas en que afrontaron la cuarentena, se llevó a cabo un análisis multivariado de varianza (Manova). Se encontraron diferencias significativas entre los isleños y los continentales en el apoyo intrafamiliar, las actividades espirituales, el apoyo profesional y las actividades de ocio. Los isleños fueron quienes utilizaron más estas estrategias de afrontamiento durante la cuarentena por covid-19, en comparación con los continentales (tabla 7).
Diferencias en el consumo durante la cuarentena, por sexo
Con el objetivo de conocer si existen diferencias significativas según el sexo de los participantes, se llevó a cabo un análisis multivariado de varianza (Manova). Se encontraron diferencias significativas en el consumo de bebidas alcohólicas, cigarrillo, medicamentos y sustancias psicoactivas. Durante la cuarentena por el covid-19 los hombres fueron los que consumieron más bebidas alcohólicas, cigarrillo y sustancias psicoactivas, en comparación con las mujeres, que consumieron más medicamentos en el mismo periodo. La tabla 8 muestra los resultados de este análisis.
Diferencias en la utilización de estrategias de afrontamiento, por sexo
Con el propósito de conocer si existen diferencias significativas en la utilización de estrategias de afrontamiento según el sexo de los participantes, se llevó a cabo un análisis multivariado de varianza (Manova). Solo se encontraron diferencias significativas en la participación en actividades espirituales. Durante la cuarentena por covid-19 las mujeres fueron las que asistieron más a estas actividades, en comparación con los hombres. Latabla 9 muestra los resultados de este análisis.
Discusión
El propósito de este estudio fue conocer las diferencias entre un grupo de colombianos, hombres y mujeres, continentales e isleños, en la vivencia de la cuarentena por el covid-19, según los cambios en el consumo y las estrategias de afrontamiento.
En este sentido, los resultados coinciden con los hallazgos de Montaña et al. (2020), que estudiaron los hábitos y el consumo de medios en España al inicio de la pandemia y encontraron que el medio más utilizado durante esta fue la televisión, seguido por el internet, las redes sociales y la radio. Nuestro estudio, aunque no encontró en este tipo de consumo diferencias significativas entre los grupos comparados, muestra que los residentes en la zona continental reportaron mayor consumo de contenidos de internet, películas y series. Asimismo, que los isleños reportaron mayor consumo de redes sociales, lo cual coincide con el estudio mencionado. Nuestro estudio abordó la comparación por sexos, que permitió concluir que los hombres consumieron en mayor proporción contenidos de internet, películas y series, así como compras electrónicas, frente a las mujeres, que consumieron más redes sociales que los hombres.
De otra parte, un estudio realizado en México, por Lechuga Nevárez y Hernández Chavarria (2020), sobre el impacto del consumo electrónico en la pandemia del covid-19, encontró un incremento significativo en el comercio electrónico y en la realización de transacciones de este tipo, lo cual coincide con el presente estudio, porque se encontraron diferencias en la comparación de grupos, como que fueron los continentales los que mostraron más consumo de este tipo, y en particular los hombres. Además, nuestro estudio aporta información de la comparación por sexo.
Respecto de los cambios en el consumo de alimentos, en la comparación de grupos no se encontraron diferencias significativas por zona de residencia; sin embargo, los resultados muestran que los isleños fueron quienes más aumentaron este tipo de consumo, y el análisis por sexo evidencia que las mujeres fueron quienes aumentaron en mayor proporción el consumo de alimentos. Estos resultados muestran coincidencia con el estudio de Federik et al. (2020) en Argentina, sobre las prácticas de consumo de alimentos, quienes concluyeron que las medidas de aislamiento social influenciaron la ingesta de alimentos, lo que significa un riesgo para la salud. Nuestro estudio aporta además la comparación por sexo, lo cual se considera una contribución de información en la perspectiva de las políticas de seguridad alimentaria y nutrición.
En relación con las estrategias de afrontamiento, Vera et al. (2020) realizaron un estudio con la participación de 463 personas de varios países de habla hispana, en el que buscaron analizar el nivel de afrontamiento durante la cuarentena, y llegaron a la conclusión de que el nivel educativo está relacionado con el afrontamiento activo de las personas, que demuestran mayor cumplimiento al aislamiento social; sin embargo, no reportaron análisis por sexo, como lo hace este estudio, que muestra que las mujeres acudieron más al apoyo espiritual. Por otra parte, esta investigación determinó diferencias significativas en la comparación por zonas de residencia en cuanto a estrategias de afrontamiento, como recurrir a apoyo profesional, actividades espirituales, actividades de ocio, compartir las dificultades con familiares, y fueron los isleños quienes más recurrieron a estas estrategias de afrontamiento, sin embargo, los hombres acudieron más a las actividades de ocio.
Por otra parte, Johnson et al. (2020) realizaron un estudio en Argentina, al inicio de la pandemia, que exploró las emociones generadas por la pandemia y encontraron con mayor incidencia el miedo, la incertidumbre y la angustia, por lo que plantearon la importancia de implementar acciones de política pública con el fin de disminuir el riesgo de enfermedad mental de las personas, sugerencia en la que coincide este estudio.
No obstante, algunos de los estudios previos consultados plantean la necesidad de considerar variables sociodemográficas en la atención de los efectos psicosociales de la pandemia, pero no muestran en su mayoría conclusiones según la zona de residencia y el sexo, variables en las que se centró el presente estudio; por tal razón se considera que el mayor aporte de este consiste en brindar información a la comunidad científica en general, pero en particular resulta de utilidad para el análisis y fundamentación de intervenciones comunitarias y de política pública de respuesta a los efectos del covid-19, en atención psicosocial, salud mental y salud pública, entre otras.
Ahora bien, dada la diversidad de la población colombiana, y en particular la diferenciación entre población residente en el continente y en las islas, se sugiere continuar investigaciones que permitan ampliar el conocimiento sobre las diferencias entre las familias continentales e isleñas en el marco de los estudios culturales, enfoque poco abordado hasta el momento en el país. Las características de los orígenes culturales y de las formas de poblamiento se constituyen en una línea de investigación clave para la comprensión de las familias colombianas. Por otra parte, queda pendiente estudiar mediante metodología cualitativa las razones del aumento en el consumo de medicamentos por parte de las mujeres durante la cuarentena, en particular de las isleñas.
Conclusiones
La vivencia del covid-19 por continentales e isleños se experimentó de manera diferente durante el periodo de cuarentena, en cuanto al consumo de diversos productos. Asimismo, las vivencias de hombres y mujeres también fueron particularmente distintas, concretamente en el periodo entre abril y junio de 2020.
Respecto de las estrategias de afrontamiento que asumieron los participantes durante el periodo de aislamiento obligatorio por la pandemia, es notoria la diferencia en el acceso al apoyo espiritual entre hombres y mujeres; ellas suelen hacerlo con más frecuencia; los recintos sagrados son más visitados por mujeres que por los hombres; y ellas reportaron ser más sensibles a las actividades espirituales como estrategia de afrontamiento. Por otra parte, los isleños utilizaron más estrategias de afrontamiento como acudir al apoyo intrafamiliar, al apoyo profesional, a actividades espirituales y de ocio, en contraste con los participantes residentes en la zona continental.
Actualmente, se reconoce que el consumo de tabaco y el abuso en la ingesta de bebidas alcohólicas y alimentos están relacionados con las enfermedades crónicas, que representan la mayor causa de morbilidad y mortalidad a nivel mundial. En concreto, el alcohol es considerado un factor de riesgo de muerte y discapacidad en las personas con edades entre los 15 y 49 años, y se constituye en una de las principales causas de muerte en el mundo. En este orden de ideas, los resultados de este estudio resaltan la necesidad de revisar las políticas públicas frente al aumento en estos consumos por el impacto que pueden tener en la salud, dado que la ingesta frecuente de los productos referidos por largos periodos de tiempo puede desencadenar trastornos que afectan el bienestar de las personas y las familias, así como el gasto de las familias y el gasto per cápita por atención dentro del sistema de salud del Estado colombiano.