Introducción
Con el creciente uso del espacio digital para el consumo de noticias, los medios periodísticos sumaron canales oficiales de difusión en redes socio-digitales (Lee et al., 2012) en busca de un público activo, tanto en la interacción con el contenido como en la generación del mismo (Lewis y Westlund, 2015), para quienes ofrecen distintas instancias de involucramiento, tales como comentar, reaccionar y compartir el contenido. En este marco, investigaciones previas (Masullo Chen et al., 2019; Masullo Chen y Lu, 2017; Saldaña y Rosenberg, 2020, entre otros) han observado que las conversaciones en línea sobre temas de agenda que generan más involucramiento y controversia, promueven núcleos polarizados de voces y opiniones donde funcionan el sesgo de confirmación (Wason, 1960), la disonancia cognitiva (Festinger, 1962) e incluso los discursos de odio (Recuero, 2015).
En este contexto, el involucramiento de usuarios(as) en las páginas digitales de medios de prensa, ha sido fundamentalmente estudiada en la academia anglosajona y europea (Rosenberg Benadretti, 2020), pero poco se conoce de esta participación en las redes socio-digitales, a pesar de que se observa un crecimiento sostenido de dichas plataformas como fuentes de noticias (Newman y Fletcher, 2021). En Argentina, aunque estas redes son el espacio informativo elegido por el 66 % la población (Newman y Fletcher, 2021), la literatura sobre la temática es escasa, sobre todo si de medios regionales se trata, a pesar de su importancia en el fortalecimiento de una comunidad comprometida con los valores democráticos (Dehli, 2016).
Por tanto, este artículo explora la participación en línea de internautas en relación con el contenido publicado por un medio periodístico regional en su cuenta oficial de Facebook. Partiendo de la literatura que indica que son los temas polarizantes los que motivan una mayor interacción -y entre estos temas están aquellos relacionados con el feminismo (Tarullo y Frezzotti, 2020)-, este estudio eligió una noticia en formato de video publicada por un medio de prensa de alcance zonal con motivo del Día de la Mujer, para analizar el contenido de los comentarios y las reacciones de los(as) usuarios(as), dos dimensiones desde las que se suele estudiar la participación en espacios digitales (Ziegele et al., 2017).
Para esto, la estructura del presente artículo presenta, en primer lugar, aquellos antecedentes sobre participación cívica en línea, haciendo foco en las variables que pueden incidir en la conformación de comunidades afectivas polarizantes, que suele ir acompañada de comportamientos digitales inciviles, en especial en ocasión de temas como el feminismo. En segundo lugar, se contextualiza histórica y geográficamente el caso analizado. Luego se detalla la metodología utilizada y los resultados encontrados. Finalmente, se pasa al apartado de la discusión y las conclusiones propuestas a partir de la investigación.
Alcances y límites de la conversación cívica
A principios del presente siglo, distintos estudios vieron en internet la posibilidad de una esfera pública extendida donde la conversación sobre temas de interés cívico se ampliaría a más sectores, con la mejora del debate democrático (Castells, 2001; Jenkins et al., 2016). En ese entonces, la participación de la ciudadanía sobre temas de agenda se producía en la sección “comentarios” de sitios web de libre acceso, como páginas de medios de prensa, partidos políticos o movimientos (Kligler-Vilenchik, 2017). Con la plataformización de la web (Helmond, 2015), estas prácticas de intervención se mudaron a las redes socio-digitales, donde también se da un creciente consumo incidental de noticias (Tarullo, 2021; Zúñiga y Cheng, 2021), ya sea porque la persona sigue a cuentas periodísticas o porque sus contactos comparten dichas noticias, creando comunidades de conversación homofílicas (Valera-Orda et al., 2018), que derivan en burbujas de filtro (Pariser, 2017) y cámaras de eco (Sunstein, 2001). En este modelo, la emoción facilita las circulaciones e interacciones en las redes sociales (Papacharissi, 2015) y los comentarios inciviles sobre temas polarizados ocupan gran parte de la conversación (Anderson et al., 2018; Masullo Chen et al., 2019; Masullo Chen y Lu, 2017, entre otros). Con esto, se observa que en lugar de ampliar el espacio público y fomentar la deliberación, desmotivan la confrontación y el desacuerdo (Mouffe, 2003).
La incivilidad ha sido conceptualizada por Masullo Chen y Lu (2017) como un continuo que va desde la descortesía, las expresiones negativas y las ofensas al interlocutor(a), hasta alcanzar niveles propios de discurso de odio. La autora afirma que para que un comentario sea considerado incivil debe contener al menos un insulto, una blasfemia y/o un estereotipo con términos homófobos, racistas, sexistas o xenófobos, que pueden incitar incluso a mensajes de odio hacia personas o grupos sociales desfavorecidos, como los inmigrantes, las minorías sexuales y las mujeres (Wilhelm y Joeckel, 2019). Generalmente, los comentarios inciviles en los medios sociales se ven facilitados por el anonimato que caracteriza al espacio online (Anderson et al., 2018) y que coopera en enfervorizar las participaciones y los mensajes, especialmente en temas públicos (Rosenberg Benadretti, 2020), creando nichos polarizados de opiniones que interrumpen las tradiciones colectivas de democracia, como son el debate y la conversación para la búsqueda de consenso (Papacharissi, 2015).
Por otra parte, recientes investigaciones han incorporado las expresiones humorísticas como formas novedosas de incivilidad, fundamentalmente aquellas en relación con el sarcasmo y la ironía, que suelen presentarse en espacios digitales en formato de gifs, memes y stickers (Rosenberg Benadretti, 2020). Igualmente, el tono sarcástico tiende a usarse como herramienta para naturalizar los actos de violencia -sobre todo contra las mujeres- y convertirlos en socialmente aceptable (Cole, 2015; Crosas Remón y Medina-Bravo, 2019). En el caso que estos comentarios inciviles agredan al colectivo de mujeres, se habla de violencia de género. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el término se utiliza para distinguir la violencia común de aquella que se dirige a individuos o grupos sobre la base de su género. Asimismo, en Argentina, dentro de los tipos de violencia de género definidas en la legislación, aparece la violencia simbólica -dada a través de patrones estereotipados que naturalizan la subordinación de la mujer en la sociedad- y la modalidad de violencia mediática, cuando se difunde contenido a través de medios de comunicación -incluidas las redes sociales- que injurie, difame, discrimine, deshonre, humille o atente contra la dignidad de las mujeres, legitimando la desigualdad de trato o generando violencia (Ley 26485, 2009).
En este sentido, como han demostrado diversos estudios (Crosas Remón y Medina- Bravo, 2019; García-González y Guedes Bailey, 2020b; Tarullo y Frezzotti, 2020; entre otros), si bien es importante el papel que desempeñan las redes socio-digitales en la movilización de las demandas feministas, como contracara, esta visualización también aparece acompañada de manifestaciones violentas y misóginas. Banet-Weiser y Miltner (2016) caracterizan como “misoginia popular” al fenómeno de hostilidad hacia las mujeres en entornos en línea y afirman que responde, en parte, a la frecuencia sin precedentes de expresiones de feminismo popular articuladas en múltiples medios y contextos, que algunos hombres perciben como un ataque al lugar que les corresponde en la jerarquía social.
El caso del diario Democracia
El diario Democracia fue fundado en 1931 en la ciudad de Junín, provincia de Buenos Aires, Argentina. En su versión impresa, es actualmente el medio de prensa de mayor circulación en el noroeste de la Provincia. Desde 2009, el medio tiene cuenta oficial en Twitter -seguida por cinco mil setecientos tres usuarios(as) y en Facebook con 73.1484 seguidores -al momento de la recolección de datos: 24 de mayo de 2021-. Respecto de esto, es preciso aclarar que si bien Twitter es entendido como el espacio para la conversación sobre temas de agenda -en parte debido a la presencia de periodistas, dirigentes políticos y otros líderes de opinión (Bruns y Burgess, 2011)-, en Argentina no es la red social más usada (Newman y Fletcher, 2021), menos aún en ciudades de escala media, como se advierte para el caso de Junín y del diario Democracia.
Junín es considerado un municipio de tamaño mediano, con más del 98 % de la población alfabetizada (INDEC, 2001)1. Al momento de la publicación de la noticia aquí estudiada, Junín se encontraba atravesando el Distanciamiento Social, Preventivo y Obligatorio (Dispo) decretado en junio de 2020 por el Gobierno Nacional para hacer frente a la pandemia por la COVID-19. Esta normativa permitía algunas prácticas al aire libre siempre que cumplieran con el distanciamiento social y el uso de tapa bocas obligatorio.
En Argentina, como en otros lugares del mundo, el llamado “#8M 2021” comenzó con un “Paro Internacional Feminista Productivo y Reproductivo”. Luego siguió con movilizaciones que se replicaron a lo largo del país, para reclamar por el fin de la violencia patriarcal y la desigualdad de género. En Junín, la marcha del #8M que organizan las activistas provenientes de distintos colectivos feministas congregó en la plaza principal a distintas agrupaciones bajo una consigna de pedido de una reforma judicial (Diario Democracia, 9 de marzo de 2021). En este marco tuvo lugar la actuación de la murga Malvistas, un grupo formado en 2019, que nuclea a unas veinte mujeres con el objetivo de tomar el aspecto musical, barrial y de reclamo propio de la cultura murguera y sumarle la mirada feminista (Integrante de las Malvistas, Comunicación personal, 2021).
Metodología
La principal pregunta de investigación que guió este trabajo fue: ¿cómo opera la participación de los(as) usuarios(as) de redes socio-digitales a partir de una noticia sobre activismo feminista publicada por un medio de prensa regional en su cuenta oficial de Facebook? Para responderla se trabajó con un estudio de caso a partir del análisis de las reacciones y comentarios efectuados ante el video de una actuación por el Día de la Mujer en Junín, Buenos Aires, Argentina.
Un estudio de caso es, según la definición de Yin (1994) , “una investigación empírica que estudia un fenómeno contemporáneo dentro de su contexto de la vida real” (p. 13), lo que contribuye a adoptar, en general, una perspectiva integradora. Este recurso es particularmente recomendado cuando se presentan preguntas del tipo «cómo», cuando las personas que investigan tienen poco control sobre los acontecimientos y cuando el tema es contemporáneo, como aquí sucede. El método del caso propone la generalización y la inferencia “hacia la teoría” y no hacia otros casos, por lo que no permite aplicar sus conclusiones a toda una población.
Como objetivo principal, este trabajo se propuso analizar la participación de usuarios(as) de Facebook frente a una publicación audiovisual con contenido feminista difundida por un medio de prensa regional en su cuenta oficial de dicha red social. Asimismo, los objetivos específicos fueron:
Describir el contenido audiovisual de la publicación que generó las participaciones.
Examinar la participación de usuarios(as) en base a las reacciones y comentarios generados por el video.
Comparar los comentarios críticos proveniente de perfiles masculinos y femeninos.
Interpretar los principales argumentos esgrimidos por los(as) usuarios(as) para justificar su postura crítica.
De esta manera, se procedió al relevamiento y análisis de las reacciones y los comentarios generados frente a un video protagonizado por la murga Malvistas y publicado por el diario Democracia en su perfil público oficial de Facebook, el 9 de marzo de 2021 a las 9:30 horas. Las intervenciones que generó el material audiovisual fueron observadas y registradas en tres momentos a los fines de esta investigación:
Primera etapa. 10 de marzo de 2021: treinta horas después de la publicación de la noticia.
Segunda etapa: 12 de marzo de 2021: setenta horas después de la publicación.
Tercera etapa: 24 de mayo de 2021: diez semanas después del posteo original.
Así, el corpus quedó conformado por veintidós mil reacciones y cuatrocientos comentarios recogidos entre el 9 de marzo y el 24 de mayo de 2021. Si bien el posteo registró un total de cuatro mil seiscientos comentarios durante las diez semanas que duró esta investigación, el criterio de selección para realizar el análisis residió en que Facebook permite visualizar las doscientas participaciones -“Más relevantes”-, que son la más vistas, comentadas, compartidas o con mayor cantidad de reacciones. Por tanto, se tomó la decisión metodológica de analizar los doscientos comentarios mostrados por la plataforma el 10 de marzo de 2021 -primera etapa- y las doscientas publicaciones que se visualizaban el 12 de marzo de 2021 -segunda etapa-. Sin embargo, los doscientos comentarios mostrados en la tercera etapa -24 de mayo de 2021- no fueron incluidos en el análisis por ser, mayoritariamente, participaciones que ya habían aparecido durante los primeros días, es decir, que se dio una saturación de la información: a medida que se recopilaban datos, los resultados se repetían y no aportaban información adicional.
Al momento de la última recolección de datos -24 de mayo de 2021-, la noticia analizada era la pieza audiovisual que mayor interacción había cosechado en el perfil público de Facebook del diario Democracia -con trescientas ochenta y nueve mil reproducciones- y al momento de escribir este artículo -primero de julio de 2021-, el video analizado continúa siendo el de mayor cantidad de comentarios, reacciones y visualizaciones.
Pasos y procedimiento para el análisis
El análisis se llevó a cabo en tres etapas metodológicas:
Metodología descriptiva para la visualización, análisis y caracterización del video publicado.
Metodología cuantitativa para medir:
La frecuencia de las reacciones. Se contabilizaron las siete posibilidades brindadas por la red social Facebook: “Me da risa”, “Me gusta”, “Me entristece”, “Me encanta”, “Me enoja”, “Me asombra” y “Me importa”. Estas fueron categorizadas en reacciones positivas -“Me gusta” y “Me encanta”- y negativas -“Me enoja”, “Me entristece”, “Me da risa”, “Me asombra”-. Para darle el carácter negativo a reacciones como “Me asombra” o “Me da risa” -que generalmente se consideran positivas en otras publicaciones- se tuvo en cuenta el tono de burla predominante en los comentarios escritos y en los stickers. “Me importa” fue considerada neutral por no poder precisar el tono o el objetivo de su uso.
Tipo de imágenes incorporadas en los comentarios, identificadas como memes, gifs o stickers2. Se descartaron los emojis, por presentar diferencias de simbología al trasladar los datos de la plataforma Facebook a la planilla Excel, desde donde se trabajó la información recolectada.
Palabras claves, frases y temas predominantes incorporados en los comentarios. Esto se realizó en base a un acercamiento inductivo para su reconocimiento, donde primero fueron incluidos en una planilla y luego se contabilizó su repitencia.
Procedencia de los comentarios diferenciando entre perfiles con nombres masculinos o femeninos. Se optó por analizar la identidad de género de los(as) usuarios(as) con base a los apodos que figuraban en los perfiles, considerando estos nombres como muestra de autopercepción, aun cuando puedan no presentar coincidencia en todos los casos.
Metodología cualitativa para examinar los principales argumentos de los comentarios prototípicos, teniendo en cuenta los perfiles que los originaron, las temáticas y las frases predominantes trabajadas en 2.C. En este caso, las categorías de análisis no fueron preestablecidas, sino que se determinaron de acuerdo al contenido de los comentarios.
Los pasos 2 (A, B, C y D) y 3 fueron realizados de forma manual por las autoras de este artículo y registrados en un documento de Excel.
A la hora de reproducir los comentarios en la sección de resultados de este artículo, se tuvo en cuenta que las participaciones fueron públicas. Aun así, se optó por: primero, quitar los apellidos para garantizar el anonimato -por cuestiones éticas- y presentar los comentarios con el primer nombre del autor(a) que aparece en la publicación para saber si corresponde a un perfil femenino o masculino; segundo, reproducir los comentarios con los errores de ortografía y gramática originales. Solo fueron quitados los emoticones o emojis que acompañaban algunos comentarios por lo explicado anteriormente.
Resultados
Análisis visual de la publicación
Este trabajo corresponde al estudio de reacciones y comentarios recibidos por una noticia en formato video, publicada en la cuenta de Facebook del diario Democracia de Junín, el 9 de marzo de 2021 a las 09:32 horas, con una leyenda que dice: “Día de la mujer en Junín. Variadas actividades por el día de la mujer”. En este marco, se dio la actuación de la murga Malvistas, que fue filmada por el medio y compartida en su página de Facebook, con un video de 1,46 minutos de duración (Diario Democracia, 9 de marzo de 2021).
En las imágenes aparece un grupo de cinco mujeres de diferentes edades, cantando y tocando instrumentos sobre un monumento ubicado en la plaza principal de la ciudad. Debajo, junto a los parlantes, hay otras mujeres que bailan con pasos de batucada, rodeadas a su vez por el público. La actuación reproduce una versión del tema “Mal Bicho” del conjunto musical argentino Los Fabulosos Cadillacs, al que se le modificó la letra de acuerdo con consignas feministas (cuadro 1). El público está conformado mayoritariamente por mujeres de todas las edades, que animan. Las cantantes tienen ropas coloridas y sueltas, sombreros, pañuelos, remeras, polleras o pantalones cortos con zapatillas. Las que bailan debajo visten trajes propios de murgas. Ninguna de las protagonistas utiliza barbijo -a pesar de que era obligatorio al momento de la presentación-, aunque su uso sí es mayoritario dentro del público.
Análisis cuantitativo de reacciones y comentarios
Durante todo el período de estudio -del 9 de marzo al 24 de mayo del 2021-, el video contó con trescientas ochenta y nueve mil reproducciones. Se advierte que durante las treinta horas posteriores a su publicación -primera etapa de análisis-, hubo un total de cuatrocientas sesenta y ocho reacciones, y doscientos cincuenta comentarios. En la segunda etapa -a las setenta horas de haber sido publicado-, las interacciones ascienden a nueve mil setecientas reacciones y dos mil cuatrocientos comentarios, evidenciando un aumento notable (del 1.973 % y 860 %, respectivamente). En cambio, a los dos meses de su publicación -tercera etapa-, se observa un incremento de menor aceleración, del 127 % para las reacciones -con un total de veintidós mil- y del 92 % para los comentarios -con un total de cuatro mil seiscientos-. Así se muestra en la tabla 1:
Reacción | 1° | Etapa | 2° | Etapa | 3° | Etapa |
---|---|---|---|---|---|---|
Negativas | 381 | 81,4 % | 9341 | 92,2 % | 20505 | 93,9 % |
Me da risa | 305 | 65,2 % | 8400 | 82,9 % | 19000 | 87,0 % |
Me entristece | 41 | 8,8 % | 598 | 5,9 % | 1000 | 4,6 % |
Me enoja | 18 | 3,8 % | 213 | 2,1 % | 311 | 1,4 % |
Me asombra | 17 | 3,6 % | 130 | 1,3 % | 194 | 0,9 % |
Positivas | 85 | 18,2 % | 784 | 7,7 % | 1303 | 6,0 % |
Me gusta | 67 | 14,3 % | 637 | 6,3 % | 967 | 4,4 % |
Me encanta | 18 | 3,8 % | 147 | 1,5 % | 336 | 1,5 % |
Neutrales | 2 | 0,4 % | 9 | 0,1 % | 21 | 0,1 % |
Me importa | 2 | 0,4 % | 9 | 0,1 % | 21 | 0,1 % |
Total | 468 | 100 % | 10137 | 100 % | 21829 | 100 % |
Fuente: elaboración propia.
En cuanto a las reacciones, se observa que, en el primer momento, hubo un 82 % de reacciones negativas -“Me da risa”, “Me entristece”, “Me enoja”, “Me asombra”- frente a 18 % positivas -“Me gusta” o “Me encanta”-; mientras en el segundo momento analizado, las reacciones negativas ascendieron a 92 %, dejando un 8 % de positivas. Finalmente, estas reacciones se estabilizaron en 94 % negativas frente a 6 % positivas, evidenciando la escalada de las críticas -y el descenso de las defensas- con el correr del tiempo (figura 1). Esta trayectoria de las reacciones es coincidente con la evolución de los comentarios analizados en el punto siguiente.
En cuanto a los comentarios, se observa que durante las treinta primeras horas de la publicación se compartieron doscientos cincuenta comentarios, de los cuales se analizaron los doscientos “Más relevantes”. De este total, el 61 % (n=122) provino de perfiles con nombres femeninos, el 33 % (n=66) de perfiles con nombres masculinos y el 6 % (n=12) de perfiles con seudónimos o nombres de empresas. Sin embargo, en el segundo momento comenzaron a predominar los comentarios desde perfiles con nombres masculinos, que alcanzaron el 71 % (n=142) frente al 20 % (n=40) de intervenciones femeninas y 9 % (n=18) de participaciones provenientes de perfiles con seudónimos o nombres de empresas (figura 2).
Del total de comentarios registrados durante el primer día de análisis, hay un 83 % (n=166) de críticas, 12 % (n=24) de defensas y 5 % (n=10) de comentarios neutrales, confusos o sobre otros temas. Sin embargo, al tercer día de publicación del video, las críticas aumentaron cinco puntos (al 87 %, n=174), mientras las defensas disminuyeron a la mitad (6 %, n=12), además de un 7 % (n=14) de comentarios confusos, neutrales o sobre otros temas (figura 3). Este movimiento de los comentarios es coincidente con la evolución de las reacciones analizadas en el punto anterior.
Comparación de palabras claves y frases críticas según perfil (femenino o masculino)
Al analizar los temas incluidos en los comentarios se observa que las palabras y frases que tienden a repetirse son las despectivas, entre las que se puede percibir una diferenciación entre los comentarios que surgen de perfiles con nombres de mujer -predominantes durante un primer momento- y los que provienen de perfiles masculinos -predominantes con el correr de los días-. Al considerar el conjunto de temas abarcados por los comentarios de cuentas femeninas (figura 4), se encontró que las críticas principales tuvieron el objetivo de diferenciarse de “esas mujeres” que provocan “vergüenza” y “no me representan”. En cambio, los hombres se manifestaron mediante burlas, usando comentarios irónicos o imágenes (memes, gifs o stickers).
Entre los comentarios realizados desde perfiles femeninos, por orden de cantidad, están:
En mayor proporción, las menciones relacionadas con la vergüenza ajena, con adjetivos como “ridículas” o “patéticas”.
En segundo lugar, la necesidad de diferenciarse de las “feministas” con comentarios del tipo: “no me representan”.
En tercer lugar, las alusiones religiosas y las referencias burlescas, tanto en imágenes como en comentarios con textos irónicos.
Luego sigue, en cantidad, la expresión de emociones negativas, como el horror, el desagrado, la pena y la lástima, frente a lo que consideran un “mamarracho”, con referencias al circo y a la payasada.
En quinto lugar, se encuentra la expresión de emociones de asco y repugnancia, con menciones a palabras como “descompostura” y “vómitos”.
Le sigue la crítica a la falta de tapa boca frente a la amenaza por la COVID-19.
En séptimo lugar aparecen, en igual medida: a) agresiones vinculadas al movimiento feminista y el aborto; b) críticas a la actuación con comentarios del tipo “vayan a trabajar”; c) críticas a la carencia de atributos femeninos con alusiones al lesbianismo o la falta de delicadeza; d) desagrado por lo que se considera “violencia contra los hombres”; e) críticas al Gobierno como responsable del acto; f) la “falta de respeto” que genera el grupo actuante.
En octavo lugar están los comentarios de tono moralista que rechazan el baile, la fiesta, el consumo de bebidas alcohólicas y que se escandalizan por la vestimenta o el vocabulario. También se destaca la preocupación por el futuro del país, la degradación cultural, la falta de educación, la preocupación por los hijos y las críticas a la maternidad. Con la misma cantidad de comentarios, aparecen las alusiones que vinculan a estas mujeres con animales o con problemas mentales. Finalmente, también se encuentran críticas a la forma de reclamo por considerarla inútil o por negar la “violencia de género”, con comentarios que buscan distanciarse del movimiento feminista: “ojalá los hombres no crean que somos todas iguales”.
En último lugar, aparecen las burlas al cuerpo y al aspecto físico de las protagonistas, junto a las referencias a la COVID-19.
Contrariamente, si se analizan la cantidad de temas abarcados por los comentarios de perfiles masculinos, se advierte una diversidad menor (55 % menos). Además, si bien la mayoría de las frases y las palabras claves son similares, en las intervenciones masculinas cambia el orden de prioridades y se intensifica la violencia (figura 5).
Así, teniendo en cuenta el cúmulo de menciones masculinas, aparecen:
Una preponderancia de burlas mediante el uso de memes, imágenes y comentarios irónicos, seguidos por la representación de las mujeres como animales.
Le siguen, con igual cantidad de menciones: a) los comentarios sobre la necesidad de “mano dura”, dictadura3 o bombas; b) las críticas a la actuación de las protagonistas; c) las preocupaciones por el “futuro perdido”, la degradación cultural y la falta de educación, y d) el rechazo a los sentimientos de resentimiento y violencia contra los hombres.
En tercer lugar, se destacan las burlas al cuerpo y las menciones críticas al movimiento feminista, con palabras -utilizadas como insultos- como: “feminazis”, “aborteras”, “lesbianas” o “poco mujer”. También aparecen las críticas al Gobierno y las alusiones al asco.
En cuarto lugar, se cuentan los calificativos despectivos -como ridículas, payasas, mamarracho o locas- y los sentimientos de vergüenza y pena.
Por último, con igual cantidad de menciones, aparecen alusiones a la COVID-19, las críticas a una forma de reclamo que se califica de inútil, las referencias a la religión, la preocupación por la decadencia del país y las buenas costumbres y, finalmente, la preocupación por la representación del movimiento feminista.
Respecto del uso de memes, stickers o gifs que la plataforma permite insertar como forma de intervención, se observa un total de cincuenta y ocho imágenes en los cuatrocientos comentarios analizados. En este sentido, el 45 % (n=26) de las imágenes compartidas correspondieron a caras de asco-vómitos, 34 % (n=20) a personajes que se ríen o se burlan y un 21 % (n=12) a rostros mostrando vergüenza o bochorno (figura 6).
El recurso gráfico del meme, sticker o gif, utilizado tanto por mujeres como por hombres, fue especialmente visualizado dentro de las participaciones masculinas de las primeras horas. Es decir que, durante el primer día de la publicación, las principales intervenciones masculinas se dieron con imágenes, mientras las mujeres emitían su opinión mediante comentarios textuales. Asimismo, los hombres utilizaron etiquetas, con el objetivo de sumar otros contactos -también masculinos- a la conversación.
Análisis cualitativo de los comentarios críticos
En este apartado se estudiaron los comentarios que ilustran las principales críticas recibidas por la noticia. Vale aclarar que los ejemplos seleccionados constituyen apenas el 2,6 % de las opiniones subidas a la plataforma; aunque se los considera prototípicos de la discusión digital observada.
Por parte de los perfiles con nombres de mujer, las principales críticas giran predominantemente en torno a destacar sentimientos de “vergüenza” y reafirmar un distanciamiento con el movimiento feminista, ya sea mediante burlas directas -donde la palabra “feminismo” es dicha en sentido peyorativo- o mediante la frase “no me representan”. Por ejemplo, una usuaria dice4: “Que pena me dá, así con ese vocabulario piden respeto??? A mi no me representan, Es lamentable” (Gabriela, 2021). Y otra manifiesta:
Letra provocadora (…), canto estilo a lo borracho. La chica mostrando la bombacha, feminismo puro. Soy mujer, estoy en contra: del femicidio, del maltrato, del abuso, etc. Todo aquello que haga callar a la mujer. Pero realmente no estoy de acuerdo con estas mujeres, con las que andan en bolas, cagan en la calle, pegan toallitas femeninas en todos lados, No! Si una mujer quiere lograr respeto que lo demuestre: trabajando, dando discursos reales, con seriedad! Algo que realmente deje una huella. ¡Estas chicas que parecen salidas del circo no! (Jeana, 2021)
Además, en la participación de los perfiles femeninos aparecen varias referencias a la religión y las “buenas costumbres”; con alusiones a la familia, la maternidad, la responsabilidad, el trabajo, el ejemplo que brindan, entre otras; acompañadas con críticas de tono moralista que se refieren despectivamente al consumo de drogas o bebidas alcohólicas, las fiestas, el vocabulario “subido de tono” o el uso de vestimenta provocativa. Se resaltan comentarios como: “Aplauden ésta payasada y hay niñas viendo. Que buen ejemplo, ese es el futuro que les espera” (Patricia, 2021), o “[c]omo mujer las veo y me dan asco y vergüenza. Ojalá Dios quiera no se reproduzca más!!!” (Magali, 2021).
Otra temática que aparece, mayormente por parte de los perfiles con nombres masculinos, es la alusión a una cierta “degradación cultural”: “[d]ecadencia de valores la esencia de la familia tradicional con amor respeto trabajo y no estar lleno de ideologías erróneas” (Pio, 2021). Estas opiniones, suelen estar relacionadas también con las críticas al Estado y las referencias al Gobierno como responsable. Así, dicen algunos usuarios: “[p]apelón! Esto creó este modelo político! Y se deben reír y gozar viendo que la gente se convierte en ignorantes como ellos quieren!» (Emiliano, 2021); “creo que el gobierno ha destinado un gran dinero para mantenerlas a ellas y a los votos” (Hora, 2021).
En relación con las críticas hacia las políticas públicas implementadas por el Estado frente a las problemáticas de género, también aparecen comentarios de escepticismo que destacan -mediante el uso del sarcasmo- la ineficacia de estas manifestaciones para terminar con la violencia contra las mujeres -único reclamo feminista que aparece legitimado en algunos pocos comentarios-.
Mientras hacen fiestita y cantan, los violadores y femicidas siguen libres!! Cuando se van a dar cuenta que sus ideologías no sirven!! Y solo es beneficioso para el estado!! Para tener ganancias y ganar votos!! Pateticas son. (Sofía, 2021)
Sin embargo, en otras intervenciones aparecen objeciones al concepto mismo de “violencia de género”, siempre en relación con el desacuerdo frente al movimiento feminista. Para Fernández-Romero y Sánchez-Duarte (2019) , estas manifestaciones en espacios digitales son “relatos posmachistas” (p. 2) que presentan a los hombres como víctimas de una situación opresiva y niegan las causas estructurales de la violencia de género. Dicen algunas usuarias: “[l]a Violencia NO tiene GENERO!! Dejen de involuclar a todos los hombres lo digo como MUJER y COMO MADRE DE 3 HERMOSOS VARONES... Mata el asesino. Viola el violador. No el HOMBRE!!” (Marina, 2021), “[a] todo esto, ojalá que los hombres no piensen que todas las mujeres somos feminazis. Ojalá. Hay mujeres que también se portan mal y hacen cosas horribles, no solo los hombres” (Romina, 2021).
También se observan representaciones que vinculan al feminismo con un movimiento de mujeres homosexuales y resentidas, que odian a hombres e hijos. Así, dicen algunos usuarios:
Hay por dios ni entre mujeres se respetan que bajeza sonde quieren llegar ya que son tan aborteras y no quieren al hombre ni respetan a otras mujeres que piensan diferente espero ya que no van a tener mas hijos los van a abortar se extingan en algun momento!!! (Diego, 2021)
Impresentables, primero cantan horrible, segundo odian a los hombres y parecen hombres, tercero sin palabras! Que futuro les espera a las generaciones venideras, esto es el futuro, merecemos extinguirnos como los pobres dinosaurios. (Seba, 2021)
En este sentido, para Crosas Remón y Medina-Bravo (2019) , existe una visión errada y estereotipada del feminismo, donde el prejuicio más común es aquel que lo considera como sinónimo de misandria, invocando la supremacía de la mujer sobre el hombre y presentándolo como movimiento contrario a cualquier tipo de igualitarismo. Aunque esta característica es mencionada más que nada en perfiles con nombres masculinos, varias mujeres se sienten en la necesidad de reafirmar su diferenciación con las protagonistas del video o manifestar aclaraciones, sobre todo frente a la mirada masculina, como una usuaria que dice: “[d]isculpen pero la verdad no me representan en lo más mínimo, ojalá los hombres no piensen que todas las mujeres son como esas” (Liliana, 2021).
También se reproducen constantemente los estereotipos tradicionales femeninos, acentuando que quienes carecen de dichos atributos son “poco mujer”: “[q] vergüenza, cuanta falta de integridad, hoy en día la palabra mujer con todas las letras perdió valor” (Noe, 2021), “[m]edio como que desafinan un poquito que se dediquen a otra cosa creo que el mejor lugar para ellas es la cocina. ooh si” (Alejandro, 2021).
Aquí, como características deseables que debe poseer “una verdadera dama”, se destacan: integridad, delicadeza, belleza y dedicación a la familia, a los hijos y a la cocina, entre otras cualidades. Con respecto a esto, varios estudios (Cole, 2015; Crosas Remón y Medina-Bravo, 2019; entre otros) argumentan que, mediante esta clase de comentarios, los hombres desestiman las contribuciones femeninas en la esfera pública y buscan su repliegue al espacio del hogar para reforzar su subordinación. Así lo demuestran algunos comentarios:
Una pregunta a cualquier feminista por k no pueden ser unas damas mujeres como ustedess dicen y hacer un buen espectáculo respetuoso se dan cuenta kndan risa lastima o vergüenza ahy hombres k amamos las mujeres bellas y ustedes se demacran horriblemente hacen estas payasadas no ahy otra forma de hacer su manifestación algo digno de ver. (Hector, 2021)
Por el contrario, como atributos negativos, aparecen calificativos como: locas, brujas, histéricas, desequilibradas, incomprensibles, descerebradas, enfermas mentales, limadas, junto a otros varios insultos: “[r]idículas. Patéticas. Grotescas y más” (Stella, 2021); “X taradas como estas es que el mundo está para la m$@#$@ no se tienen ni vergüenza ellas mismas una locura que día de la mujer puede disfrutar si estás hacen un espectáculo que ni Dios mismo acepta” (Juan, 2021); “[a]provecho este medio para repudiar toda maldición y artes oscuras que estas brujas hayan lanzado sobre la sociedad” (Ivo, 2021).
Dentro de los comentarios más despectivos, además de los insultos directos, se encuentran las agresiones relacionadas con la sexualidad, las comparaciones de mujeres con animales -cabras, ratas, cacatúas, monas-, o las críticas a aspectos físicos: “Que le paso a las monos estos jajaja se pasan. que bueno pasar con un camion y que no quede ninguna de las pajarracas eatas” (Nicolas, 2021); “anda a afeitarte la cacerola mugrienta” (Sofía, 2021).
Malvistas? Mal cogidas son esas… y la gorda esa es incogible… a esa si la tenían q abortar... y a todas las tetas caídas y todas las peludas q se creen que dejándose pelos les va a quedar bien. asco para la.sociedad. (Oscar, 2021)
También se destacan algunos intercambios que generalmente reafirman las críticas y pueden incluso conllevar una escalada de la agresión. Muchos de estos intercambios se dieron, a su vez, a partir de que algunas personas -especialmente hombres-, etiquetaron a otros contactos, invitándolos a la conversación.
Nazareno, aca conseguís novia seguro-dice Damian (2021)-
Damian, prefiero agarrarme el ciruja que duerme en la puerta de casa debe estar mas limpio que esas cosas. -responde Nazareno-
Hay muchísimas mujeres que saben cantar.... No encontraron una que pegue una Nota. Chicas hubieran inventado una canción nueva, pero no, tuvieron que copiar una escrita por un HOMBRE. -dice Mauro (2021)-
Mauro, me descompone verlas y escucharlas. no les da para hacer letra y música -responde Ana-
Mauro, les estas pidiendo que piensen??? Jajajaja -replica Oscar-
Mi pregunta es por son tan feas?? Disculpen pero a todas las veo así. No hay ni una chica linda. No es discriminación sino apreciación!!! -comenta Rosa (2021)-
Rosa, por eso odian a los hombres, porque no les quieren dar... una peor que otra..! -responde Dai-
Lo que pasa es que la mayoría son lesbianas y de esas que odian al hombre, total les gustan las mujeres jaja y son de esas que son parecidas o se visten medio parecido al hombre además de pintarse raro y cortarse y teñirse como un payaso, no es discriminación es apreciación -responde Rosa-
Finalmente, se destaca la incitación a la violencia física; sobre todo por parte de perfiles con nombres masculinos, con comentarios que van desde convocatorias a atentados contra el medio que difunde el video, hasta añoranzas de “mano dura” y dictadura militar. Este tipo de manifestaciones fueron aumentando con el pasar de los días y en paralelo a la mayor participación de hombres en la conversación. Por citar algunos de los comentarios: “[l]as noticia que pasa este noticiero tendríamos qué prenderle fuego por pasar estás boludeces” (Eze, 2021), “jujujujuujujuu que corto te quedaste Jorge Rafael5.....” (Hernan, 2021), “[a]guante los falcon verdes6!!!” (Alejandro, 2021), “[h]ay que tirarles una granada” (Eduardo, 2021), “[u]na bomba y no queda ni una de estas ridículas” (Juan, 2021), “[p]ero por qué no las matan a todas así dejan de romper las pelotas” (Miguel, 2021), “jajaja peronistas kicsneristas zurdas, que podemos esperar del pais ignorante q tenemos.. dios que caiga un meteorito y borre a este país” (Andres, 2021), “[m]e preguntó si Una bomba termonuclear les haría algún daño a esos especímenes??? (David, 2021).
Discusión y conclusiones
De acuerdo con los objetivos planteados en esta investigación, se halló que la participación de los(as) usuarios(as) en función de una noticia de corte feminista publicada por un medio de prensa local en su cuenta oficial en Facebook va acompañada de ciertas particularidades. Así, se observa un incremento elocuente de la participación en los tres primeros días de publicada la noticia, que luego se estabiliza. Esto puede interpretarse desde la lógica de la inmediatez y lo efímero (Bauman, 2003) que caracteriza a la comunicación digital, más aún en un escenario noticioso. Pero, además, cabe también preguntarse acerca del rol de las interfaces y los entramados algorítmicos en la circulación, lo que podría abordarse en futuras investigaciones.
Asimismo, se constata un aumento de las voces masculinas que terminan dominando la conversación, hasta marginalizar los comentarios femeninos. Este incremento podría explicarse por la acción de etiquetar a otros contactos masculinos para sumarlos a la conversación. Conjuntamente, con el correr de las horas se advierte una correlación entre la evolución de las reacciones y los comentarios, que van perdiendo las voces disidentes y de defensa, hasta el punto de concluir la discusión, mientras se incrementa el nivel de violencia. Así, las interacciones van creando una especie de burbuja doble, por género, primero, y luego por compartir cosmovisiones en relación con el feminismo.
Por otra parte, se apela al uso del humor como estrategia de incivilidad (Rosenberg Benadretti, 2020), sobre todo como un recurso sutil durante las primeras horas, que ya no es necesario una vez que las agresiones dominan la conversación. De hecho, se ha encontrado que el lenguaje burlesco en espacios digitales se dirige mayoritariamente a mujeres feministas, con la pretensión de normatizar una violencia que se disfraza de sarcasmo para ser socialmente aceptable (Cole, 2015; Crosas Remón y Medina-Bravo, 2019).
También se observa una diferencia en cuanto a las críticas de perfiles masculinos y femeninos. En comparación, las mujeres destacan la necesidad de distanciarse de las protagonistas del video. En cambio, los hombres apelan más a las burlas y hacen mayores alusiones explícitas a la violencia directa. De hecho, se evidencia un aumento creciente de la incivilidad en sus comentarios: con lenguaje soez y sarcasmo que no se dirige entre usuarios(as) sino hacia el contenido. Contrariamente, en los escasos intercambios entre los(as) internautas se destacan las interacciones homofílicas (Valera- Orda et al., 2018).
Consecuentemente, se pone en evidencia la comodidad de los(as) participantes con la expresión de sus opiniones: no hay cuidado por las formas gramaticales y estilísticas, ni por preservar el anonimato -aun cuando la posibilidad de ser identificado(a) suele ser una de las variables que desalienta la participación (Anderson et al., 2018) -. Por el contrario, al observar la conversación, pareciera que los(as) participantes no estuvieran actuando con comentarios públicos y perfiles identificables, tanto fuera como dentro del espacio digital, en una localidad de escala mediana. Con esto se genera la conformación de una especie de comunidad digital efímera por cosmovisiones similares respecto al tema, lo que genera círculos perecederos y fugaces de confianza, impulsores de participación.
Finalmente, en la inmensa mayoría de las participaciones se destaca la presencia de violencia de género digital: desde la violencia simbólica (Recuero, 2015), cuando reproducen estereotipos tradicionales o naturalizan la subordinación de la mujer en la sociedad (“el mejor lugar para ellas es la cocina”), hasta la apología a la violencia física (“por qué no las matan a todas”). Siguiendo la reflexión de Cole (2015) , estos ataques y denigraciones actúan como mecanismos de coacción para silenciar a la mujer feminista, para mantener el dominio de los hombres sobre las mujeres como clase y para reforzar las normas, roles y estructuras patriarcales (West, 2014). Además, la discriminación y agresión se da incluso por parte de otras mujeres. Siguiendo a Pierre Bourdieu (1996) , se entiende que la eficacia de la violencia simbólica radica en que el grupo dominado -en este caso las mujeres- aplica los esquemas de conocimiento del grupo dominador -los hombres- como una consecuencia del sentido común. Paralelamente, tal como se ha encontrado en otros estudios (Cole, 2015; Crosas Remón y Medina-Bravo; 2019, García-González y Bailey Guedes, 2020a; entre otros), aquí se advierte una gran incomprensión de los sentidos y principios del movimiento feminista; lo que reproduce estereotipos relacionados con las mujeres, limita las posibilidades y los alcances de un debate democrático y promueve las agresiones por motivos de género.
En definitiva, se destaca una violencia naturalizada en un movimiento que va de la incivilidad a los discursos de odio. La falta de debate o voces de defensa frente a las agresiones, que fueron pocas al principio y prácticamente nulas con el correr de los días, puede explicarse por la misma intensificación de la violencia, que llega incluso a pedir por la vuelta de la dictadura, dando a entender que “se quedaron cortos” en el asesinato y la desaparición de personas. Estudios anteriores han mostrado que el anonimato -que en este caso no aplica- y la distancia emocional (Bustos Martínez et al., 2019) suelen disminuir la empatía y la sensación de peligro (Riaño, 2016, citado en Bustos Martínez et al., 2019), alentado por quienes aplauden y adhieren a los comentarios incitadores de odio y violencia. Así, en paralelo a estas cámaras de eco (Sunstein, 2001), se crean espirales de silencio (Noelle-Neumann, 1974) donde, ante una discusión, se autosilencian opiniones por temor a la violencia encontrada en las redes socio-digitales, en las que predomina la búsqueda de la autopreservación ante situaciones de agresión digital frente a temas polarizantes (Tarullo y Frezzotti, 2020).
En este contexto, es necesario destacar que en Argentina los mensajes incitadores de violencia en el espacio digital no están penados. La Ley 23592 (1988) de Actos Discriminatorios fue sancionada en 1988 y no tiene modificaciones en función de los nuevos espacios en los cuales estos pueden ejercerse. Asimismo, la Ley 26485 (2009) de protección integral, con el fin de prevenir, sancionar y erradicar todas las formas de violencia contra las mujeres, que incluye a la “violencia simbólica” y a la “violencia mediática” dentro de la tipificación que el Estado debe considerar, no contempla de manera explícita las agresiones efectuadas digitalmente. De todas maneras, tal como advierten Banet-Weiser y Miltner (2016) , atribuir la violencia contra las mujeres a un sistema legal insuficiente, a elementos tecnológicos, a individuos anómalos u otros factores, fomenta una distracción de los factores contextuales profundamente arraigados que legitiman la lógica de la misoginia.
En suma, la incivilidad de los comentarios encontrados, junto con las reacciones negativas frente a un contenido noticioso de corte feminista, lleva a varias reflexiones. Una de ellas deja en claro que la ampliación del espacio público no siempre está acompañada de una mejor calidad en el diálogo entre internautas. No hubo en los comentarios discusiones en relación con la condición de la mujer y los motivos por los cuales se conmemora el 8M. Tampoco el contenido de la canción fue puesto en consideración en los comentarios compartidos. Por el contrario: la sociedad patriarcal que la murga denuncia termina siendo ejemplificada en el propio devenir que adquiere la participación, reproduciendo en el espacio digital las inequidades y dominaciones que ocurren fuera de él y usando las agresiones para estereotipar e invisibilizar no solo las voces de los perfiles femeninos, sino también el reclamo del encuentro anual. Finalmente, el uso de menciones o etiquetas para llamar a contactos a la conversación, ejemplifica la creación fugaz de círculos digitales donde priman cosmovisiones similares sobre las demandas feministas. Esta cofradía entre varones recuerda la ya clásica denuncia feminista de Carol Pateman (1995) cuando sostiene que el patriarcado y la sociedad moderna se crearon a partir de una alianza entre hombres que se adueñaron del espacio público y de las mujeres.
Este artículo realiza un aporte relevante al estudiar la participación en línea en contextos que no fueron anteriormente abordados. Asimismo, las limitaciones que presenta, podrán trabajarse en investigaciones futuras. Respecto de nuevas pesquisas, creemos que abordar la violencia digital en espacios poco explorados, como es el caso de las cuentas de redes socio-digitales de medios de prensa de ciudades pequeñas y medianas, puede sumar novedosas contribuciones a la discusión. Respecto a las limitaciones, este trabajo se enriquecería con el análisis de todos los comentarios vertidos por los(as) usuarios(as), para lo que sería preciso sumar herramientas informáticas. También conocer el perfil socio-demográfico de los(as) participantes contribuiría a profundizar los alcances de esta investigación. Además, cabe preguntarse sobre del rol del medio de prensa en función de la calidad de la conversación desatada por la noticia publicada. La libertad con la que operan los(as) usuarios(as): ¿es una estrategia para ganar mayor repercusión en el espacio digital o puede ser vista como un ejemplo de libertad de expresión al que el medio adhiere?