Introducción
La delincuencia juvenil es un grave problema de salud pública que conlleva un importante impacto financiero y emocional en la sociedad (Pardini, 2016). La comprensión de la disposición a la delincuencia juvenil lleva a diversas discusiones en torno a la claridad de sus planteamientos y características e inicialmente se le puede definir como la facilidad de un joven por instituirse en una situación asocial de conducta, de desviación e inadaptación expresada en la ejecución de un delito (Castro, García, Acevedo & Garza 2018).
En este sentido la definición para este artículo se apega a los componentes de la delincuencia como una forma de inadaptación social por la ejecución de delitos que al producirse desafían a la sociedad y a su normativa de convivencia. La disposición a la delincuencia es multicausal y poliforme, es decir, con múltiples y muy diferentes caminos para su montaje (Negrón y Serrano, 2016, Castro & cols., 2018) y refiere la necesidad de establecer una medida del riesgo juvenil a predisponer su conducta al delito en relación con la manera de percibir su realidad. Según datos proporcionados por la Procuraduría General de Justicia, en 2017 en el Estado de Nuevo León, México, se registraron 2.690 delitos de hombres jóvenes de 12 a 17 años.
Los delitos cometidos con mayor proporción por ese grupo juvenil son: daño a propiedad ajena (351 casos), lesiones que no ponen en peligro la vida (428 casos), narcomenudeo (268 casos), robo a casa habitación (215 casos), robo a negocio (239 casos), robo a persona (196 casos). En el caso de homicidio se presentaron 21 casos en 2016 y 19 casos en 2017 perpetrados por hombres jóvenes menores de edad. Otros estudios señalan que la toma de riesgo de los jóvenes depende de las circunstancias en las que se produce el comportamiento riesgoso (Zhang, Zhang & Shang, 2016), el contexto donde se desarrolla el menor, las características del vecindario, la peligrosidad y la desconfianza (Wilson, Smith, Thompson, Demro, Kline, Bussell & Schiffman, 2016).
En la actualidad algunas investigaciones señalan que la gran mayoría de los ofensores juveniles, aun cuando hayan cometido infracciones graves, abandonan las actividades delictivas en la transición hacia la adultez en la medida en que logran completar su proceso de maduración cognitiva, por lo que los comportamientos delictivos desde esta postura disminuyen con la madurez cognitiva (Monahan, Steinberg, Cauffman & Mulvey, 2009; Steinberg, Cauffman & Monahan, 2015; Sweeten & cols., 2013, Evans, Gordon & Simons, 2016, Roberson, 2016).
En este sentido, existe evidencia de que las creencias irracionales y los procesos cognitivos distorsionados se correlacionan positivamente con la ira, la agresión (Azoulay 2000; Eckhardt, Barbour, & Davison, 1998; DiGiuseppe & Froh, 2002) y la delincuencia (Granic & Butler, 1998). Las creencias irracionales son mecanismos importantes de vulnerabilidad cognitiva y angustia emocional de una persona (Podina, Popp, Pop & David, 2015), se expresan en forma de exigencias, en caso de no lograr lo que se desea. Las emociones generadas pueden ser negativas: cólera, depresión, sentido de culpa, ansiedad (Ellis, 2003), en otras palabras, las creencias irracionales generalmente facilitan sentimientos de ira y conductas pasivo-agresivas o violentas (Lega, Caballo & Ellis, 1997). Ellis (2003) plantea que las creencias irracionales se caracterizan porque se convalidan con la realidad, pueden iniciarse a partir de una premisa inadecuada y conducir a deducciones imprecisas que no son apoyadas por la evidencia y representan una sobregeneralización.
Si bien los datos existentes enfatizan la necesidad de mejorar la transición de los niños a la edad adulta, es en la juventud donde las creencias irracionales presentan un vínculo con los síntomas físicos (Cheie & Miu, 2016). En un estudio que midió la calidad de vida relacionada con la salud en jóvenes de 14 a 17 años enfatizó que las creencias irracionales se asocian con mayor probabilidad a padecer algún trastorno, además, el aumento de la edad se relacionó con la incomodidad y el ascenso de situaciones de riesgo juvenil (Cheie & Miu, 2016).
Los adolescentes con creencias irracionales bajas tienen un ajuste social significativamente mayor que aquellos con creencias irracionales altas (Hamamcı & Esen-Coban, 2010). Por otro lado, las técnicas cognitivo-conductual han mostrado su eficacia para modificar comportamientos y disminuir creencias irracionales y estrés en niños y adolescentes (Craciun, 2013).
Algunas investigaciones empíricas que han estudiado el comportamiento agresivo en adolescentes encuentran creencias justificativas para llevar a cabo violencia, agresión y actos delictivos (Calvete, 2008); Andreu, Peña y Larroy (2010); Calvete & Orue (2010); Orue, Calvete & Padilla (2014); Roncero, Peña & Andreu (2016). Al respecto el enfoque de la terapia racional emotivo-conductual propuesto señala que entre mayor sea el sufrimiento emocional de una persona mayor será la distorsión de la realidad o creencias irracionales que presente (Huerta Hernández y& Alcázar Olán, 2014).
De este modo, las creencias de justificación de la violencia también se acercan más a la manifestación de un estilo conductual concreto de acciones con marcado carácter agresivo (Carbonero, Martin, & Feijo, 2010) y con un autoconcepto violento. Calvete & Orue (2010) evaluaron las asociaciones entre los esquemas cognitivos de justificación de la violencia, grandiosidad y abuso, y la conducta agresiva reactiva y proactiva, así como si esta asociación está mediada por el procesamiento de la información social. En una muestra de 1.371 adolescentes los resultados mostraron que los esquemas cognitivos de justificación de la violencia y narcisismo (nombrado en este caso como autoconcepto desde la violencia) son más relevantes para la agresividad proactiva, mientras que el esquema de abuso lo es para la agresividad reactiva.
Por otra parte, un estudio realizado por Carbonero, Martín-Antón y Feijó (2010), en el que se han analizado las creencias irracionales en relación con ciertas conductas de consumo en adolescentes se ha encontrado que no existen diferencias en cuanto al consumo de cigarrillos y licores; sin embargo, no ocurre lo mismo con el consumo de cerveza, vino y combinados donde la creencia de culpabilización (K= 9.982, p= .019) y la de justificación de la violencia (K= 10.23, p= .017) se relacionan significativamente con el hábito de beber cerveza. Gaeta & Martín (2009) realizaron su investigación en torno al afrontamiento al estrés por parte de los adolescentes desde las creencias irracionales de evitación de problemas, examinando además el papel que en este marco puede desempeñar la incapacidad para afrontar demandas y preocupaciones de los jóvenes.
Además de las creencias irracionales se ha informado que los factores de riesgo y de protección integrados en los dominios de individuo, familia, compañero, escuela y comunidad están significativamente asociados con el riesgo de ofender y reincidir para los jóvenes en la justicia juvenil, el uso de sustancias, la educación y los pares son importantes para estimar el riesgo de reincidencia, mientras que el dominio para la educación resultó ser significativo para los jóvenes (Lee & Villagrana, 2015). El riesgo percibido en la escuela se ve afectado principalmente por las características de la escuela, pero no por las características del vecindario y el tener más amigos se asocia con un menor nivel de riesgo percibido, aunque, tener más amigos con comportamientos delincuentes y violentos se asocia con un mayor nivel de riesgo percibido entre los adolescentes (Yuan & An, 2017). Se ha estudiado el riesgo a partir de la evaluación de riesgos a la gestión con el modelo Risk-Need-Responsivity (Singh, Desmarais, Sellers, Hylton, Tirotti & Van Dorn, 2014) y en adolescentes árabes a partir de variables sociodemográficas y por sus niveles de tradicionalismo, autocontrol y violencia (Shechory-Bitton & Kamel, 2014). Dentro del riesgo que tienen las adolescentes se encontró que los tipos de violencia a las que estaban expuestas incluyen peleas físicas, presenciar violencia, abuso físico, violencia relacionada con pandillas, peleas verbales, abuso verbal y abuso sexual (Secor-Turner, Garwick, Sieving & Seppelt, 2014).
Los factores de riesgo individual presente en los adolescentes pueden ser la edad, el género, la intimidación, la victimización, la desviación entre pares y el afecto negativo, y los riesgos del vecindario se relacionan con estado socioeconómico, la delincuencia, el desorden físico del vecindario, y la inestabilidad residencial (Lambe & Craig, 2017). El riesgo educativo (asistencia escolar, comportamiento escolar problemático y calificaciones actuales) tiene una asociación negativa con los servicios de salud mental en jóvenes involucrados en los sistemas de bienestar infantil y de justicia juvenil (Hirsch, Dierkhising & Herz, 2018). De igual forma, al evaluar los factores de riesgo para el comportamiento delincuente entre menores, se tuvo un efecto mayor, del comportamiento agresivo y el abuso de alcohol/drogas, mientras que se encontró menor efecto para los dominios de la familia, lo neurocognitivo y de actitud (Assink & cols., 2015).
La toma de riesgo de los jóvenes depende de las circunstancias en las que se produce el comportamiento riesgoso (Zhang, Zhang & Shang, 2016), el contexto donde se desarrolla el menor, las características del vecindario, la peligrosidad y la desconfianza (Wilson & cols., 2016). Una búsqueda exhaustiva en China mostró que los factores de nivel micro (es decir, edad, género, autocontrol, relación padre-hijo, influencia de compañeros y apego escolar), factores de nivel medio (es decir, interacciones entre el autocontrol, la familia y la escuela) , los factores de nivel exo (es decir, el nivel socioeconómico y la comunidad) y los factores de nivel macro (es decir, los estereotipos y la cultura) están asociados con una mayor participación en la delincuencia juvenil (Weng, Ran & Chui, 2016). Estos datos muestran que dentro de los factores micro, el autocontrol vinculado a conductas de afrontamiento de la realidad que se experimenta juega un papel importante para desarticular la disposición a delinquir, por lo que la falta de autocontrol o la presencia de conductas irracionales afectarán al joven.
Una variable predictiva clave para la delincuencia juvenil es la presencia de compañeros delincuentes (Sooknanan & Comissiong, 2017), la desventaja socioeconómica y los déficits psicológicos contribuyen a delinquir de manera independiente y con una magnitud aproximadamente igual (Savolainen & cols., 2018), ser excluidos de la escuela y asociarse con un grupo de compañeros antisociales son predictores sólidos y consistentes de comportamientos de riesgo (Sanders, Munford & Boden, 2018). Los adolescentes con un historial de maltrato son más propensos a participar en la delincuencia en los niveles iniciales (Lee, Rhee & Villagrana, 2018). Un estudio midió las emociones en el ser real, ideal y social de delincuentes juveniles y mostró características emocionales más negativas obteniendo puntajes mayores en: agresividad, enojo, desprecio, decepción, disgusto, miedo, remordimiento, tristeza, sumisión y bajos puntajes en dos emociones positivas: alegría y optimismo (Kõiv, 2016).
El consumo de sustancias tóxicas ha sido un elemento clave en las conductas delictivas en adolescentes y jóvenes (Davis, Dumas, Wagner & Merrin, 2016), los delincuentes adolescentes que consumían alcohol en exceso a los 18 años tenían más probabilidades de ser condenados durante la adultez temprana (Craig, Morris, Piquero & Farrington, 2015). El uso de sustancias y los trastornos por consumo de sustancias son muy frecuentes entre los jóvenes bajo la supervisión de la justicia juvenil y relacionados con la delincuencia, la psicopatología, los problemas sociales, las relaciones sexuales riesgosas, las infecciones de transmisión sexual y los problemas de salud (Belenko, Knight, Wasserman, Dennis, Wiley, Taxman & Sales, 2017).
Otros factores como el temperamento pueden ser importantes en el desarrollo del bajo autocontrol y que la conducta antisocial (bajo autocontrol) precede a la cognición antisocial (pensamiento criminal reactivo) en el desarrollo de un delincuente o estilo de vida criminal (Walters, 2015). Algunos estudios sugieren una mayor autonomía juvenil puede ser un factor de protección para la delincuencia (Dir, Etter, Schwartz & Aalsma, 2018). En este sentido, el objetivo del estudio es establecer la relación de la disposición a delinquir con las creencias irracionales de justificiación de la violencia, de jóvenes en conflicto de ley y en riesgo delictivo, y para el cumplimiento del mismo se ha hipotetizado que H1 La disposición de la delincuencia juvenil estará positivamente relacionada con las creencias irracionales de jóvenes en conflicto con la ley y jóvenes en riesgo delictivo; H2 La disposición de la delincuencia juvenil en su dimensión de aceptación del crimen estará positivamente relacionada con las creencias irracionales de jóvenes en conflicto con la ley y jóvenes en riesgo delictivo; H3 La disposición de la delincuencia juvenil en su dimensión de consumo de drogas y relaciones delictivas estará positivamente relacionada con las creencias irracionales de jóvenes en conflicto con la ley y jóvenes en riesgo delictivo; H4 La disposición de la delincuencia juvenil desde su dimensión de medidas judiciales anteriores estará positivamente relacionada con las creencias irracionales de jóvenes en conflicto con la ley y jóvenes en riesgo delictivo.
Método
Para la recolección de la información de este estudio fue importante la vinculación con el programa de Atención a Adolescentes Infractores de ley implementado por la organización de la sociedad civil SUPERA (Pro superación familiar A.C.) en Monterrey, Nuevo León México desde donde se brinda una atención individual e intervenciones grupales psicoeducativas para menores infractores o en riesgo delictivo. Las características del planteamiento del problema de este estudio permitieron implementar un diseño cuantitativo, no experimental, correlacional-expost facto por medio del cual se elaboró una serie de modelos de regresión lineal así como prueba T de Student para la comparación de medias de calificación de dos grupos desde cada una de las dimensiones de análisis de los jóvenes en conflicto con la ley y jóvenes en riesgo delictivo las cuales incluían la variable dependiente de disposición de delincuencia juvenil con sus dimensiones de actitudes de aceptación al crimen, consumo de drogas y amistades delictivas y medidas judiciales anteriores y la variable independiente creencias irracionales juveniles con sus dimensiones de creencias de justificación de la violencia, autoconcepto desde la violencia y evitación de problemas. Los escenarios de la aplicación de la evaluación fueron principalmente las áreas mismas de intervención donde están ubicados los Centros de Atención Integral para Adolescentes.
Participantes
La muestra por conglomerados y por conveniencia estuvo conformada por 597 jóvenes mujeres y hombres en conflicto con la ley o en riesgo delictivo, comprendiendo desde esta clasificación en el primer grupo a jóvenes que tenían algún antecedente de conflicto con la ley por algún tipo de delito cometido, sea falta administrativa, robo a mano armada, robo con uso de violencia, etc. y que habían sido procesados legalmente, recluidos en el tutelar o detenidos con motivo de multa o participantes en algún medio abierto para la suspensión del proceso legal como proceso a prueba vinculado a algún servicio comunitario. En el segundo grupo se incluyeron jóvenes que no habían cometido algún delito pero presentaban un riesgo alto de cometerlo al ser evaluados por los psicólogos que les brindan atención en los centros de atención integral para adolescentes de Monterrey, México, donde acuden por petición de los padres de familia y maestros. Estos profesionales determinan el nivel de riesgo por medio de la versión original del Inventario de Gestión e Intervención para jóvenes (IGI-J). Los experimentos se hicieron con el conocimiento y el consentimiento escrito de cada uno de los participantes. Desde esta clasificación del total de la población 237 eran hombres jóvenes en conflicto con la ley, 194 hombres jóvenes en riesgo delictivo, 66 mujeres en conflicto con la ley, y 100 mujeres jóvenes en riesgo delictivo entre los 12 y 22 años de edad todos participantes en los Centros de Atención Integral para Adolescentes, principalmente, en atención psicológica individual.
Instrumentos
1) Escala de Disposición a la Delincuencia Juvenil: este instrumento fue diseñado teniendo como guía de referencia el apartado de delitos y medidas judiciales del Inventario de Gestión e Intervención para Jóvenes de Garrido, López y Silva (2004), el cual fue sometido a una investigación más amplia con diseño mixto donde el tema principal era exclusión social juvenil siendo la inclusión al crimen organizado y la delincuencia juvenil uno de los temas recurrentes en la población juvenil de contextos marginales (Castro, 2018). Para la elaboración definitiva del instrumento se trabajó con cuatro grupos focales de jóvenes y trece entrevistas en profundidad realizadas en un polígono de pobreza de Monterrey, Nuevo León, México. A partir de los resultados cualitativos se elaboraron 14 reactivos provenientes de las categorías teóricas del estudio.
El Inventario de Gestión e Intervención para jóvenes cuya característica principal es la heteroevaluación en el riesgo de reincidencia de jóvenes infractores y en conflicto con la ley fue elaborado por Hoge y Andrews (2006) y traducido por Garrido en el mismo año. Su estructura consta de 42 ítems agrupados en 8 factores de riesgo: 1. Delitos y medidas judiciales pasadas y actuales; 2. Pautas educativas; 3. Educación formal y empleo; 4. Relación con el grupo de iguales; 5. Consumo de sustancias; 6. Ocio/Diversión; 7. Personalidad/Conducta y 8. Actitudes, valores, creencias. Para la presente investigación se consideró el factor de consumo de sustancias, relación con el grupo de iguales, medidas judiciales pasadas y pautas educativas familiares.
Se realizó una adaptación del instrumento a manera de escala Likert y se analizaron solo las dimensiones que resultaron válidas y confiables. La validez de contenido de la escala de disposición a la delincuencia juvenil y de sus dimensiones de estructura se realizó a través de expertos y se llevó a cabo una prueba piloto y dos aplicaciones anteriores en dos poblaciones distintas de jóvenes en situaciones de riesgo delictivo, del mismo grupo de edad, escolaridad, nivel socioeconómico e incluso beneficiarios de la misma organización de la sociedad civil (SUPERA).
Por lo que uno de los expertos para establecer la validez de contenido provenía de la organización civil SUPERA. La validez de constructo se estableció a través de un análisis factorial exploratorio con rotación Varimax y la escala total de disposición a la delincuencia obtuvo 34.25% de varianza explicada con un coeficiente de confiabilidad de alpha de Cronbach de .902 validándose 18 reactivos de los 35 reactivos iniciales con cargas factoriales mayores a .4 (Nunnally, 1978). Se identificaron tres factores:
El factor 1 Actitudes de aceptación del crimen con 44.22% varianza explicada validando 9 reactivos con un coeficiente de confiabilidad Alpha de Cronbach de .870 dentro de los que se destacan los reactivos como “Trabajar con los narcos es la única forma de trabajo que vale la pena”, “Estar con el narco es símbolo de grandeza”, “He pensado en formar parte del narco”, “Ser delincuente es la salida fácil a los problemas”, “El narco dirige mejor a la sociedad que el gobierno”, “Cometer delitos no tiene nada de malo”, “Es satisfactorio retar a la autoridad”, “Los jóvenes piensan que la única forma de salir adelante es cometiendo delitos”, “La única forma de salir adelante es la delincuencia”.
El factor 2 Consumo de drogas y relaciones delictivas obtuvo 46% de varianza explicada por el constructo y la extracción de cargas al cuadrado mayores a .4 logro validar 6 reactivos en esta dimensión con un coeficiente de confiabilidad de .83 con los reactivos “Mi grupo de amigos ha cometido delitos he probado alguna droga”, “Se me presenta la oportunidad de consumir alguna droga y lo hago”, “He conocido personas que cometieron un delito”, “Las drogas me han hecho cometer algún delito”, “Me han despedido de un empleo”.
Finalmente el factor 3 denominado Medidas judiciales el cual obtuvo el más alto porcentaje de varianza explicada (60.42 %) al validarse solamente 3 reactivos, pero con un buen nivel de confiabilidad según establecen los autores. 804 (Nunnally, 1978), con los reactivos “He estado encerrado en algún centro”, “Me han encerrado en celda”, “Me ha cargado la ley”.
2) Escala de Creencias Irracionales para adolescentes (TCI-A, Cardeñoso & Calvete, 2004): El TCI-A Inventario de Creencias Irracionales para adolescentes fue elaborado por Cardeñoso y Calvete (2004) para evaluar las creencias irracionales en la población adolescente. Consta de 37 ítems a los que se contesta en un grado de acuerdo del 1 al 4. El inventario se compone de una escala de Irracionalidad General (IG) y 6 subescalas: Necesidad de Aceptación y Éxito (NAE), Indefensión (IND), Culpabilización (CUL), Evitación de Problemas (EP), Intolerancia a la Frustración (IF) y Justificación de la Violencia (JV).
Dentro de los análisis con la escala total de Creencias Irracionales para Adolescentes fueron validados 16 reactivos de los 37 originales con un coeficiente Alpha de Cronbach de .834, además con un porcentaje de varianza explicada del 30.86. Se reflejaron 4 dimensiones en la misma; sin embargo, solamente dos de ellas obtuvieron los puntajes de validez y confiabilidad necesarios, la subescala de evitación de problemas y la justificación de la violencia, esta última además mostraba dos factores en su interior al ser sometida al análisis factorial exploratorio por lo que se subdividió en dos dimensiones: a. Justificación de la violencia y b. Autoconcepto desde la violencia ( nombrada así por la naturaleza de los reactivos y su vinculación teórica y empírica).
La dimensión de justificación de la violencia con los reactivos “Es bueno pegarle a alguien cuando se lo merece”; “Cuando alguien se porta mal conmigo creo que hay que darle su merecido”; “A veces es necesario gritarle a los demás cuando se lo merecen”; “Las personas que actúan mal merecen lo que les pasa”; “Prefiero arreglar mis problemas sin ayuda de nadie” obtuvo una coeficiente de confiabilidad de .742, y 42.54% de varianza explicada. La dimensión Autoconcepto desde la violencia conformada por los reactivos “Es mejor meterse a una bronca para que no piensen que soy cobarde”, “Me siento orgulloso cuando me dicen que soy bueno peleando”, “Demuestro con golpes lo duro que soy”, “Me desagrada que las personas sean mejores que yo en cualquier cosa”. Esta dimensión obtuvo un coeficiente de confiabilidad de .755 y 58.01% de varianza explicado. La dimensión evitación de problemas con cuatro reactivos “Es mejor ignorar los problemas”, “es mejor esperar a que desaparezcan los problemas por sí solos”, “no puedo hacer nada para cambiar como me siento”, “es mejor tomar decisiones rápidas” con un coeficiente de confiabilidad menor a las anteriores de .637 y 48.07 % de varianza explicada.
Procedimiento
Para el análisis de los componentes cuantitativos se utilizó el paquete estadístico para las ciencias sociales SPSS versión 23 se obtuvo la validez y confiabilidad de los instrumentos por medio de un análisis factorial exploratorio. Se realizó un ejercicio de análisis de regresión lineal para explorar los elementos vinculados a la disposición a la delincuencia juvenil y las creencias irracionales de justificación de la violencia, autoconcepto desde la violencia y evitación de problemas de adolescentes en conflicto con la ley y en riesgo delictivo. Se procesó la información por medio del paquete estadístico para las ciencias sociales SPSS, versión 23, y se realizaron diversos modelos de regresión lineal múltiple utilizando el método por pasos con un criterio de entrada de F del .05 y eliminación de .10 excluyendo los casos según lista para el ajuste de los mismos. Los experimentos se hicieron con el conocimiento y el consentimiento escrito de cada uno de los participantes. Una de las limitaciones del estudio es el tamaño de la muestra y el tipo de muestra, por lo que los resultados solo son aplicables a esta porque no son una muestra representativa.
Resultados
En primer lugar, en este apartado se presentan los resultados descriptivos del análisis que facilitan el acercamiento a la discusión de la disposición delincuencial juvenil. La identificación de algunos elementos del contexto situacional y de comportamiento de estos dos grupos juveniles a través de la comparación de las variables sociodemográficas de pertenencia a una pandilla, principal actividad, consumo de drogas, tabaco o alcohol y relaciones familiares o de amistad con antecedentes delictivos.
Estas variables las cuales muestran diferencias sustanciales y significativas en las asociaciones establecidas por medio de la prueba Ch-cuadrada de Pearson (p<.05), donde son los jóvenes que ya se encuentran en conflicto con la ley los que conservan los mayores factores de riesgo analizados desde cada una de estas variables (véase tabla 1). Los jóvenes infractores de ley en comparación con los jóvenes en riesgo pertenecen mayormente a una pandilla, consumen sobre todo drogas ilegales, y tienen una mayor incidencia en el consumo de tabaco, de bebidas alcohólicas y conservan mayor incidencia de relaciones familiares y de amistad con antecedentes delictivos. Por otro lado, la principal actividad de los jóvenes infractores de ley es el trabajo (38.5%), mientras que para los jóvenes en riesgo delictivo su principal actividad es el estudio (65.5%) (véase tabla 1).
A continuación se describen los resultados del análisis comparativo entre el grupo de jóvenes en conflicto con la ley y lo jóvenes en situaciones de riesgo delictivo estableciendo inicialmente una comparación de medias por medio de la prueba T de Student con un porcentaje de intervalo de confianza del 99% (p<.01) donde convergen las diferentes variables predictores y las variables dependientes (véase tabla 2). Las comparaciones establecidas resultaron significativas por lo que existe una diferencia en las medias establecidas en cada una de las variables siendo que los grupos presentan diferencias en la percepción y actitudes en relación a su condición de delincuencia juvenil (t=11.08; p=.000), sus actitudes de aceptación del crimen (t=7.57; p=.000), el consumo de drogas y amistades delictivas (t= 11.74; p=.000) y las medidas judiciales anteriores (t=15.55; p=.000).
Las diferencias indican que los jóvenes en conflicto con la ley son los que presentan las medias de calificación más altas en comparación con los no infractores que están en riesgo delictivo solamente; en este sentido, los jóvenes que ya han infringido la ley tienen una mayor disposición a la delincuencia desde una actitud de aceptación al crimen, consumo de drogas vinculado a hechos delictivos y a influencia de amigos que han delinquido así como la acumulación de medidas judiciales como mayor predisponente al delito en comparación con los jóvenes en riesgo delictivo. Por otro lado, con relación a las diferencias en las variables predictoras en la comparación de estos dos grupos se encontró que existen diferencias significativas en las medias de calificación de cada uno de los constructos establecidos por lo que las creencias irracionales juveniles de justificación de la violencia, autoconcepto desde la violencia y evitación de problemas están más presentes en la percepción de jóvenes en conflicto con la ley que en jóvenes en riesgo delictivo.
Se realizó un análisis de regresión jerárquica para establecer las variables predictoras de la disposición a la delincuencia juvenil. El análisis de regresión tiene finalidad de conocer las variables predictoras donde la disposición a la delincuencia juvenil funciona como variable criterio al igual que cada una de sus dimensiones. Se realizaron cuatro modelos de regresión lineal para cada grupo juvenil (véase tabla 3), siendo las variables determinantes del modelo la disposición a la delincuencia juvenil desde la escala total y sus tres dimensiones o subescalas de actitudes de aceptación al crimen, consumo de drogas y amistades delictivas y medidas judiciales anteriores; por el otro lado, las variables predictoras desde la escala total de creencias irracionales juveniles y sus dimensiones de justificación de violencia, autoconcepto desde la violencia y evitación de problemas.
En el primer bloque de análisis de los jóvenes en conflicto con la ley, el primer modelo de análisis establece una relación significativa (r2= .471, gl=3; f=72.8; p=.000) entre la condición de delincuencia juvenil y las tres creencias irracionales establecidas de justificación de la violencia (B= .271, p=.000), autoconcepto desde el uso de la violencia (B= .405; p=.000) y evitación de problemas (B=.129; p=.002) siendo la creencia irracional de autoconcepto desde el uso de la violencia la que establece la relación más fuerte en comparación con las otras por lo que esta representa para los jóvenes en conflicto con la ley una de las creencias que mejor predice su comportamiento delictivo.
En el segundo modelo se estableció la relación entre la subdimensión de la escala total de delincuencia denominada actitudes de aceptación del crimen y las creencias irracionales (R 2= .470; gl=3; F=75.68) resultando un modelo significativo (p=.000); sin embargo la creencia irracional de evitación de problemas no mostró un relación significativa con las actitudes de aceptación al crimen (p= .059) de los jóvenes en conflicto con la ley por lo que solamente la creencia de justificación de la violencia (B=.181; p=.003), autoconcepto desde la violencia (B=.500; p=.000) mantuvieron una relación positiva con las actitudes de aceptación al crimen que presentan los jóvenes en conflicto con la ley a diferencia del primero modelo en este la creencia de autoconcepto desde la violencia resultó con un coeficiente de estructura mayor en su relación positiva con las actitudes de aceptación del crimen, por lo que es la creencia que mayormente predice esta dimensión de la disposición a la delincuencia juvenil (B= .500).
El tercer modelo resultó significativo (p=.000) al establecer la relación del consumo de drogas y amistades delictivas como dimensión de la condición de delincuencia juvenil con las tres variables predictoras (R 2= .200, gl=3; F=21.8) aun cuando la fuerza de relación entre las variables fue menor (R 2= .200) que los modelos anteriores, permanecen las creencias irracionales de justificación de la violencia (B=.199;T=3.06;p=.002), y el autoconcepto desde la violencia (B=.202;T=2.84; p=.005), como significativas y predictiva del consumo de drogas y amistades delictivas y la evitación de problemas nuevamente se presenta como no significativa en la relación con la variable dependiente de este modelo.
Finalmente, el cuarto modelo que establece la relación de las medidas judiciales anteriores con las creencias irracionales utilizadas como variables predictoras también mostró ser significativo, sin embargo, el coeficiente de determinación fue el más bajo (R 2= .116, gl=3; F=11.3) y por tanto el que menos predice el comportamiento delictivo en relación con las creencias irracionales de justificación de violencia (B=.199;T=2.53;p=.015) y de evitación de la violencia (B=.172;T=2.45;p=.015). En este modelo el autoconcepto desde la violencia no tuvo representatividad predictiva de las medidas judiciales.
Dentro del segundo bloque de modelos de regresión lineal para la población de menores en riesgo delictivo estableciéndose las mismas relaciones de variables, aun cuando los cuatro modelos resultaron significativos se observa una disminución de los coeficientes de determinación y de los coeficientes estandarizados de la relación de cada variable predictora con la variables dependiente. El modelo 5 presenta resultados diferenciados en comparación con los menores en conflicto con la ley en las relaciones predictivas, aun cuando es un modelo significativo (R 2= .337, gl=3; F=45.07) la variable de autoconcepto desde la violencia y evitación de problemas son las que mantienen una relación directa de fuerza predictiva de la disposición a la delincuencia juvenil en la escala general (B=.461;T=7.7p=.000; B=.156; T=2.98; p=.004 respectivamente), siendo el autoconcepto desde la violencia la de mayor poder predictivo de la disposición delincuencial en jóvenes en riesgo delictivo. Por otro lado, la justificación de problemas no presenta relación predictiva en este modelo.
El modelo 6 resulta ser el de mayor valor predictivo para el grupo de jóvenes en situación de riesgo delictivo, establece la relación entre las actitudes de aceptación del crimen y las creencias irracionales (R 2= .340, gl=3; F=46.61; p=.000), siendo la de autoconcepto desde la violencia la de mayor nivel de predicción del modelo (B=.505;T=8.6;p=.000) en comparación con la evitación de problemas que también resultó significativa pero con un bajo coeficiente estandarizado (B= 134;T=2.5; p=.013).
Este modelo obtuvo resultados muy semejantes al modelo anterior pero con mayor fuerza predictiva de la variable autoconcepto desde la violencia, por lo que es la dimensión que mayor relevancia alcanza en el análisis de la condición de delincuencia de menores que están en riesgo de entrar en conflicto con la ley desde las Actitudes de aceptación al crimen. El modelo 7 sobre el consumo de drogas y amistades delictivas ( R2 = .050, gl=3; F=4.07; p=.003), así como el modelo 8 sobre las medidas judiciales anteriores (R 2= .034, gl=3; F=3.20; p=.024) tuvieron menor nivel predictivo en los jóvenes en riesgo delictivo desde las creencias irracionales establecidas en comparación con los jóvenes en conflicto con la ley en los que se presentaron con mayor fuerza. En estos dos modelos finales solamente la variable predictora de Autoconcepto desde la violencia es la que establece una relación directamente significativa con el consumo de drogas y amistades delictivas (B=.176 ; T=2.49; p=.013 ) y con las medidas judiciales anteriores ( B=.190 ;T=2.71; p=.007).
Discusión y conclusión
Los resultados obtenidos en esta investigación convergen con los hallazgos de otras investigaciones que han relacionado las creencias irracionales con el comportamiento agresivo o la justificación de la violencia que los llevan a cometer actos delicitvos (Hamidi & Hosseini, 2010; Granic & Butler, 1998; Carbonero, Martín-Antón & Feijó, 2010; Shechory-Bitton & Kamel, 2014; Kõiv, 2016). La H1 ha sido aceptada al establecerse la relación entre la disposición a la delincuencia con la justificación de la violencia, el autoconcepto desde la violencia y la evitación de problemas en jóvenes en conflicto con la ley semejante a otros estudios que han señalado esta relación (Calvete, 2008; Andreu, Peña & Larroy, 2010; Calvete & Orue, 2010; Roncero, Peña & Andreu, 2016; Huerta Hernández & Alcázar Olán, 2014); sin embargo, para los jóvenes en riesgo delictivo existen diferencias en la relación con las creencias irracionales quienes solamente mantienen la relación de su disposición delincuencial con la evitación de problemas y el autoconcepto desde la violencia. Es decir, la justificación de la violencia en esta segunda población no predice su disposición delincuencial.
La relación entre la aceptación del crimen se encontró positivamente significativa con las creencias irracionales de justificación de violencia, autoconcepto desde la violencia y evitación de problemas en jóvenes en conflicto con la ley por lo cual muestra la aceptación de la segunda hipótesis; aunque para el caso de los jóvenes en riesgo delictivo se mantuvieron diferencias al solo establecerse una relación con las creencias de autoconcepto desde la violencia y evitación de problemas, nuevamente la justificación de la violencia en esta segunda población no predice su disposición delincuencial desde la dimensión de aceptación del crimen. Esto coincide con los algunos autores destacados (Calvete, 2008; Andreu, Peña & Larroy, 2010; Calvete & Orue, 2010; Roncero, Peña & Andreu, 2016; Huerta Hernández & Alcázar Olán, 2014).
La hipótesis cuarta fue aceptada al establecer la relación del consumo de drogas y el establecimiento de amistades delictivas positivamente significativa con las creencias irracionales; principalmente, la de justificación de violencia y autoconcepto desde la violencia las variables predictivas están presentes en la población de jóvenes en conflicto con la ley, pero en los jóvenes en riesgo delictivo solamente se sostiene la variable predictiva de autoconcepto desde la violencia como positivamente relacionada con el consumo de drogas y amistades delictivas.
KEstos hallazgos coinciden directamente con las conclusiones de Yuan y An (2017); Lee y Villagrana, (2015), Davis, Dumas, Wagner y Merrin, (2016); Lambe y Craig (2017) sobre las amistades violentas y con antecedentes delictivos que llevan a la reincidencia y con las investigaciones de Weng, Ran y Chui (2016) y las investigaciones de Carbonero, Martín-Antón y Feijó (2010), quienes establecen la relación de las creencias irracionales y el consumo de drogas como íntimamente vinculados.
Por consiguiente la cuarta hipótesis se cumple al establecer una relación de las medidas judiciales anteriores con las creencias irracionales, aunque el comportamiento de las dimensiones de estas creencias irracionales resultó divergente desde el análisis de las dos poblaciones juveniles, siendo los jóvenes en conflicto con la ley los que mantienen una relación entre las creencias de justificación de la violencia y la evitación de problemas, por el contrario, los jóvenes en riesgo solo mantuvieron la relación de estas medidas judiciales anteriores y su preconcepto desde la violencia. Este resultado es semejante con lo determinado por Weng, Ran, y Chui (2016) en su estudio sobre las medidas judiciales anteriores, el consumo de drogas y la influencia de los mismos como factor de nivel sexo.