Introducción
De acuerdo a Ocampo (2020), la pandemia por COVID-19 es única en la historia, pues combina la mayor crisis sanitaria desde la gripe española, siendo considerada más grave que la Gran Depresión, que la Segunda Guerra Mundial y que la crisis financiera de 2008. La afectación se materializó en interrupciones de oferta y demanda, haciendo declinar el comercio mundial, dada la interdependencia de las cadenas globales de suministro (Gruszczynski, 2020; Mawusi, 2020; Rose et al., 2021).
La literatura académica se ha focalizado en estudiar sus efectos en la actividad doméstica, combinando el análisis con la observación de la respuesta de los flujos comerciales internacionales, teniendo en cuenta el constante relacionamiento y madurez de los procesos de integración (Masood et al., 2022; Zainuddin et al., 2021). El impacto del desastre ha sido medido a través de la mortalidad (número de muertos) y de la morbilidad (incapacidad de los sistemas de salud para responder y evitar la propagación), efectos que se analizan desde las teorías de la economía de la salud para plantear que la mortalidad y la morbilidad representan pérdidas de ingresos futuros (por muerte o invalidez), a las que se adicionan pérdidas de tiempo e ingresos corrientes. No obstante, estos costos subestiman los totales, representados en cambios en los patrones de consumo, incremento de los costos empresariales y revaluación del riesgo país (McKibbin y Fernando, 2021).
Entre los hechos alrededor de la pandemia se destacan las estadísticas del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, las cuales confirmaron la caída del comercio mundial (-3,2 %), del comercio de bienes y servicios (-8,3 %), del sistema exportador mundial, de la oferta y la demanda, y del precio de los commodities ((Jošić y Žmuk, 2021; Kersan-Skabic, 2022; Khan Jaffur et al., 2022). De acuerdo con la Organización Mundial de Comercio, en el segundo trimestre de 2020 se produjo una histórica reducción de -14 % en el comercio global de mercancías, demostrando que la COVID-19 condujo a una recesión económica sin precedentes en el pasado reciente (Khan Jaffur et al., 2022; Nitsch, 2022).
Todo lo anterior magnificó el advenimiento y las consecuencias de la pandemia, emergiendo una oportunidad para sentar líneas base de trabajo que contribuyan a mejorar la comprensión de sus efectos, como insumos para la formulación de respuestas de política encaminadas a mitigar fenómenos adversos, bajo enfoques, medidas y herramientas atípicas, y avanzando en el descubrimiento de la capacidad de resiliencia de los países ante posteriores crisis de similar envergadura (Hayakawa y Hiroshi, 2020; Megits et al., 2020). El análisis temporal sugerido a lo largo de 2020-2021, dada la duración de la contracción (Vidya & Prabheesh, 2020), tiene también la posibilidad de examinar efectos heterogéneos por sectores y sub-regiones (Hayakawa y Mukunoki, 2021; Zainuddin et al., 2021).
La figura 1 resume los hechos estilizados a partir de cuatro aristas caracterizadas por los efectos en la oferta y la demanda agregada, la integración de países y los efectos espaciales de contagio y de sustitución dentro de las cadenas de valor. Luego de esta introducción se presentan el método, los resultados (sistematización de la revisión de literatura), las conclusiones y las referencias bibliográficas.
Método
Para la revisión de literatura se tomaron artículos de bases de datos bibliográficas virtuales tales como Scopus (Elsevier) y Science Direct (Elsevier), del motor de búsqueda Google Académico y de organismos multilaterales como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, la Organización Mundial de Comercio, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. Esto permitió tener una aproximación sistemática al tema a partir de criterios de búsqueda, evaluación, análisis y síntesis (García-Orosa et al., 2023); teniendo como vectores de consulta, en español e inglés: efectos económicos de la COVID-19; pandemia y economía; macroeconomía y COVID-19; economía internacional; comercio en la COVID-19. El proceso de revisión estuvo compuesto por:
Campo de búsqueda: título, resumen y palabras clave
Tipo de documento: revisados por pares académicos: artículos de revista, libros y capítulos de investigación, documentos de trabajo, documentos de conferencia.
Periodo: 2017-20211
Software de procesamiento: VOSviewer
Total: documentos Scopus: 1404, obtenidos a partir de la ecuación de búsqueda: TITLE-ABS-KEY (economic AND relationship AND COVID 19) AND (LIMIT-TO (SUBJAREA, “SOCI”) OR LIMIT-TO (SUBJAREA, “BUSI”) OR LIMIT-TO (SUBJAREA, “ECON”))
Muestra final: 59 documentos
En la figura 2 se destacan estos términos con mayor co-ocurrencia en palabras clave: COVID-19, crecimiento económico, resiliencia, sustentabilidad. impacto económico, globalización, comercio, política fiscal.
Para decantar aún más el análisis y con objeto de identificar clústeres específicos, la figura 3 destaca que las co-ocurrencias de palabras clave se concentran en “COVID-19” como término central, relacionado con: internacional, comercio, modelo/ ecuación gravitacional, resiliencia, cadenas globales, efectos en el comercio, simulación, modelo de máxima verosimilitud de Poisson, exportaciones. China, Malasia. Al respecto, se destacan los nueve clústeres que presentan tales concurrencias.
Clúster | Términos de co-ocurrencia |
---|---|
1 | Coronavirus, Inmunidad de grupo, SARS-CoV-2 |
2 | China, COVID-19, epidemia, comercio internacional, pandemia, pobreza |
3 | Exportaciones, importaciones, ecuación de gravedad |
4 | Equilibrio general, simulación, efectos comerciales |
5 | Comercio bilateral, modelo gravitacional |
6 | Pandemia COVID-19, resiliencia |
7 | Cadenas globales de valor |
8 | Exportaciones, Malasia |
9 | Modelo de pseudomáxima verosimilitud de Poisson, comercio. |
Fuente: diseño de los autores con base en software VOSviewer.
Resultados: sistematización de la literatura
La revisión de literatura se presenta desde seis enfoques (paradigmas teóricos; efectos en la oferta agregada; efectos en la demanda agregada; efectos en el comercio internacional; metodologías de análisis; agenda abierta de investigación sobre resiliencia ante futuras crisis), agrupados con base en los clústeres de co-ocurrencia, y siguiendo la necesidad de presentar de manera lógica y ordenada los avances investigativos en torno al tema. Contundentemente, el impacto económico de la COVID-19 ha sido mayor que el de cualquier evento catastrófico en las últimas cuatro décadas (Ludvigson et al., 2020), por lo que su estudio, al menos en el mediano plazo, continuará revestido de relevancia y oportunidad.
Paradigmas teóricos
Modelo IS-LM: El modelo IS-LM es un esquema de análisis económico creado por John Hicks y los fundadores de la escuela keynesiana, siendo la conclusión de la teoría macroeconómica de Keynes y los neoclásicos, al describir la interacción del mercado de productos con el mercado monetario, a partir de las relaciones a corto plazo entre las variables de renta (ingresos) y tasa de interés. Las interacciones fluctúan en el modelo económico típico, estando también impulsadas por cambios aleatorios (choques en preferencias, en factores, en productividad, y en políticas que impactan directamente la oferta o la demanda de bienes y servicios) (Ludvigson et al., 2020). En este orden de ideas, Wang (2021) estableció que la mayoría de las industrias y compañías a nivel mundial fueron afectadas por la pandemia, evidenciándose un decrecimiento del PIB, visto desde el IS-LM a partir del análisis simultáneo de los mercados y de las variaciones en las exportaciones netas, la tasa de empleo, los salarios y la tasa de interés nominal.
La observación de los efectos de la COVID-19 a partir del modelo IS-LM es útil para sugerir opciones de política económica en el contexto pospandemia. Al respecto, se destaca la debilidad de la política monetaria, debido a que los flujos de dinero quedaron atrapados en la trampa de la liquidez, teniendo débiles enlaces de transmisión a la economía real, por los altos niveles de incertidumbre (Altunyan et al., 2021). En contraprestación, Chudik et al., (2021) destacaron el trascendente rol de la política fiscal, argumentando que los países que emplearon medidas de apoyo fiscal experimentaron menos contracciones del producto.
Geografía económica de Paul Krugman: Siguiendo con los axiomas teóricos de análisis de la pandemia, la geografía económica de Krugman plantea que los cambios en los patrones económicos se derivan de choques aleatorios externos que afectan las redes de producción, manteniéndose constantes los fundamentos internos del nivel país/región (Krugman, 1996). También considera el comercio intrarregional como pilar de crecimiento, teniendo en cuenta las interacciones entre rendimientos crecientes, costos de transporte y movilidad de factores, que originan aglomeraciones espaciales organizadas bajo el esquema centro-periferia (norte-sur), en el cual las fuerzas centrípetas concentran la actividad económica, y las centrífugas la separan, quedando la estructura geográfica determinada por la tensión entre ambas (Fujita y Krugman, 2004; Martin y Sunley, 1996; Posada y Vélez, 2008). Las aglomeraciones facilitan y promueven los nexos hacia atrás (demanda de insumos) y hacia delante (ganancias en costos para los consumidores), creando una escala de producción eficiente (Giacalone, 2009).
Interdependencia compleja deKeohane y Nye: Por su parte, la teoría de la interdependencia compleja (Keohane y Nye, 1988) explica la interacción y dependencia entre los Estados a partir de distintos factores, siendo el comercial uno de los más relevantes. Se destaca el actuar de los gobiernos como protagonistas de la integración económica (Chilan Galarza et al., 2020; Montenegro, 2020), otorgando importancia a los agentes complejos desde lo interno y externo, dado que el libre comercio y la institucionalidad promueven la cooperación internacional, la prosperidad y el desarrollo (Ayala, 2014).
Efectos en la oferta agregada
Para continuar con el análisis, es importante anotar que la COVID-19 es un choque económico inusual que no puede ser catalogado como exclusivo de oferta o de demanda agregada, sino más bien como una combinación desordenada de datos desagregados y choques sectoriales, los cuales se diseminan a través de las cadenas de suministro (Baqaee, 2021).
Los gobiernos alrededor del mundo respondieron a la crisis con cierres de la economía y de la actividad social, lo que trajo como consecuencia una recesión severa por la subutilización de la capacidad productiva (Fuchs-Schündeln et al., 2021). La heterogeneidad industrial determinó los grados de los choques de oferta, los cuales fueron más pequeños en industrias que proporcionan productos esenciales (alimentos, productos médicos), respecto de las que producen bienes durables (maquinarias, automóviles, etc.), debido a que los países trataron de mantener el suministro de sus productos indispensables.
Las primeras perturbaciones de oferta tuvieron origen en el sector manufacturero de China, siendo estas diseminadas a otros países debido a los fuertes vínculos comerciales. El cierre de fábricas provocó una caída en la oferta exportable mundial (Khan Jaífur et al., 2022). Guerrieri (2020) analizó el shock productivo partiendo de la ley de Say (la oferta crea su propia demanda), reconstruyendo la sentencia hacia la idea de que la oferta crea su propio exceso de demanda, al considerar que un shock negativo de oferta genera un efecto nocivo de demanda liderado por las contracciones del producto y del empleo y por la pérdida de productividad (Fornaro et al., 2020).
Al respecto, y tomando como base las pandemias previas, Fan et al. (2017) consideraron como dimensión importante el impacto en los ingresos a consecuencia de las reducciones de la oferta laboral y de la productividad, siendo estas a su vez consecuencias de las medidas de tratamiento y control, y de la mortalidad prematura por la enfermedad. Por su parte, Ludvigson et al., (2020) se aproximaron al análisis a partir de la estimación de una serie temporal de costos pecuniarios de la pandemia con base en costos históricos de shocks o epidemias anteriores. Rio-Chanona et al., (2020) analizaron el shock de oferta en Estados Unidos, clasificando las industrias en esenciales y no esenciales y construyendo un índice de trabajo remoto, que mide la habilidad y adaptabilidad de las diferentes ocupaciones para realizar trabajo desde casa, para concluir que, respecto al periodo anterior, se pusieron en riesgo alrededor del 20 % del PIB, el 23 % de los puestos de trabajo y el 16 % de los ingresos salariales en Estados Unidos.
Efectos en la demanda agregada
Respecto a los efectos de demanda, los estudios se han focalizado en los patrones de gasto de consumo, distinguiendo para ello entre los conceptos de retraso y pérdida permanente de tales gastos (Keogh-Brown et al., 2010). Además del consumo, la inversión también se vio afectada por las restricciones en los mercados financieros (Were & Ngoka, 2022). Es claro que la severidad de los choques de consumo afectó a bienes duraderos (no esenciales), debido a la capacidad de posponer su compra, mientras que los no duraderos fueron impactados por la denominada demanda por pánico (Correia et al., 2020; Han et al., 2022; Khan Jaífur et al., 2022; Romero & Zelicovich, 2020). Empíricamente, Rio-Chanona et al. (2020) analizaron los shocks de demanda basados en un estudio sobre los efectos de una epidemia de influenza severa. Los resultados mostraron que los sectores más afectados por la deficiente demanda fueron entretenimiento, restaurantes y turismo. A su vez, Guerrieri (2020), a partir del nuevo modelo keynesiano (dos sectores con baja sustituibilidad en el consumo), concluyó que las perturbaciones en la oferta de mano de obra afectaron negativamente la demanda agregada, vía baja renta y bajo consumo (curva de Phillips), generando también la caída de la inversión a largo plazo, lo cual demostró que los choques de oferta conducen a caídas en la demanda.
Efectos en el comercio internacional
Del comercio internacional es importante decir que resulta clave para el incremento de estándares de vida, creación de empleo, impulso de la producción y consumo de bienes y servicios. Al respecto, la pandemia redujo bruscamente los volúmenes globales transados durante los primeros meses de 2020, debido a la interrupción de la producción y la caída de la demanda a nivel mundial (Benguria, 2021; Hayakawa & Hiroshi, 2020; Khorana et al., 2021; Ulloa-Barre et al., 2021; Saif et al., 2021). Empíricamente, Hayakawa y Hiroshi (2020) desarrollaron el primer trabajo que provee evidencia sobre los impactos de la COVID-19 en el comercio internacional. Metodológicamente, construyeron una regresión sobre el comercio bilateral de 186 países en dos periodos de tiempo (enero-marzo de 2019 y enero-marzo de 2020), evidenciando los resultados un mayor efecto en los países exportadores en desarrollo.
Por otro lado, Khan Jaffur et al., (2022) evaluaron los impactos de la pandemia en el sistema de exportaciones de Mauritania durante el primer semestre de 2020, bajo el método de vectores auto-regresivos, observando el comportamiento desfavorable de las exportaciones de sectores tradicionales. En Kenia, Were y Ngoka (2022), examinaron el impacto a partir de datos trimestrales (2019-2021), resaltando la capacidad de residencia de las exportaciones amparadas en productos tradicionales, pero mencionando también el efecto negativo sobre las exportaciones de servicios. Por su parte, Hayakawa y Mukunoki (2021) analizaron los intercambios internacionales, a partir de flujos exportadores desde 34 emisores hacia 173 receptores, entre enero-agosto de 2019 y enero-agosto de 2020, e identificaron efectos negativos tanto para importadores como para exportadores; no obstante, para los primeros, dichos efectos comenzaron a ser insignificantes desde julio de 2020, lo que induce a pensar que los impactos dañinos de la pandemia se ajustaron después de la primera ola2.
En Malasia, Zainuddin et al., (2021) analizaron el efecto sobre las exportaciones sectoriales a partir de un panel de datos bajo un modelo de pseudo-máxima verosimilitud de Poisson. Los resultados mostraron la reducción de las exportaciones de trece sectores. En China, Cai y Hayakawa (2020) midieron el daño sobre el comercio, a partir de datos entre enero-agosto de 2019 y enero-agosto de 2020, y lograron identificar que el incremento de casos confirmados disminuyó tanto las exportaciones como las importaciones, desde marzo de 2020. Análogamente, Zhang et al., (2021) examinaron el impacto sobre el comercio entre China y Estados Unidos entre diciembre de 2019 y diciembre de 2020, capturando tendencias espaciales y temporales para encontrar una relación directa entre las muertes ocasionadas por la COVID-19 y la caída comercial de China, a diferencia de lo sucedido con el número de casos (en Estados Unidos, tanto muertes como casos, mostraron una relación causal-negativa sobre exportaciones e importaciones).
Respecto al comercio entre Canadá y Estados Unidos, Cardoso y Malloy (2021) analizaron cómo fue afectado por la COVID-19, utilizando para ello datos mensuales de comercio fusionados con variables de salud. Los resultados mostraron que el aumento de una desviación estándar de los casos y muertes por COVID-19 en una provincia determinada conducía a una caída de las exportaciones (entre 3,1 % y 4,9 %) y a una reducción de las importaciones (entre 6,7 % y 9,1 %). Se destacó también la poca evidencia estadística provista por la variable rigurosidad de las medidas de confinamiento, debido a su escasa variabilidad.
En lo que se refiere a trabajos de comercio en la Unión Europea, Davidescu et al., (2021) identificaron los determinantes de los flujos comerciales rumanos, cuantificando la dependencia hacia las importaciones desde China, y la estrecha relación de las exportaciones con la demanda de sus vecinos comerciales. Jošić y Žmuk (2021) estimaron el impacto de la pandemia sobre el comercio internacional de Croacia a partir de ocho paneles con países socios, tomando como variables explicativas nuevos casos, número de muertes y rigurosidad de las medidas de cierre; entre los resultados, destacaron los efectos negativos y rezagados de los nuevos casos, así como la importancia del nivel de confinamiento. Finalmente, en la Commonwealth -comunidad de 54 países soberanos e independientes que comparten lazos históricos con Reino Unido-, Khorana et al., (2021) examinaron el efecto de la pandemia sobre los flujos comerciales intrarregionales y globales. Entre las conclusiones, destacaron el efecto adverso sobre el comercio, evidenciándose decrecimiento de las exportaciones a medida que incrementaba el número de casos en los países importadores, con un impacto diferencial de acuerdo al nivel de desarrollo específico.
Metodologías de análisis
Tal y como se presentó previamente, y debido a las divergencias metodológicas respecto de la evaluación del choque pandémico, este fue descrito como un fenómeno híbrido de oferta y demanda que generó un efecto dominó (Hayakawa & Hiroshi, 2020; Saif et al., 2021). Los esquemas econométricos empleados para su análisis se agruparon de acuerdo a los métodos utilizados: ex ante y ex post. Los primeros, basados en simulación ad-hoc3 y múltiples supuestos, presentan dificultad para captar el escenario real. Los segundos, tradicionalmente representados a través de modelos de regresión gravitacional de comercio, utilizan datos reales (pasados) con el fin de investigar los efectos de cualquier evento (Grumiller, 2014).
Métodos ex ante o de equilibrio general computable: Con relación a los modelos de simulación, mediante modelos de equilibrio general computable (MEGC), Maliszewska et al. (2020) simularon el efecto de la COVID-19 sobre el PIB y el comercio internacional, instrumentalizando el choque a partir de la subutilización de los factores de producción (trabajo y capital), del incremento de los costos del comercio, y del redireccionamiento de la demanda de actividades que requieren proximidad física entre personas. Los autores hicieron énfasis en la parcialidad de sus resultados, pues consideraban que era muy pronto para tener una evaluación del impacto total de la pandemia en variables agregadas; pese a ello, sus hallazgos dieron los primeros indicios y señales para pensar en una respuesta internacional que coordinara la crisis, no solo en materia de salud, sino también en términos de políticas comerciales, financieras y macroeconómicas.
En línea con los MEGC, Li y Lin (2021) asumieron que la pandemia incrementó los costos del comercio internacional en razón de la caída de la producción. Metodológicamente, utilizaron datos de enero-abril de 2020 (tomando 2018 como benchmark), con el fin de simular los efectos sobre el comercio en China, Estados Unidos, la Unión Europea y el resto de mundo, encontrando resultados nocivos en los rubros involucrados en todos los países analizados.
Por otra parte, McKibbin y Fernando (2021) analizaron siete escenarios posibles derivados del desastre de la COVID-19, basados en MEGC inter-temporales, multi-país y con agentes heterogéneos, para encontrar que el volumen de comercio mundial, independiente del origen, depende de los insumos importados desde China, lo que impacta negativamente los patrones de consumo. Se resalta la importancia de la experiencia ganada en la evaluación económica de la epidemia de SARS de 2003, a partir del ajuste de información epidemiológica con variables del shock macroeconómico. Los autores modelaron choques de oferta laboral a causa de mortalidad, morbilidad y cuidado de pacientes enfermos, calculando con ello el índice de vulnerabilidad, el cual abarca choques de oferta y de demanda (reducción del gasto e incremento del ahorro para gastos futuros), lo que les permitió concluir que la mayor consecuencia macroeconómica de la COVID-19 fue la pérdida del PIB mundial (-6,5 % en 2020).
Análogamente, Rungcharoenkitkul (2021) evaluó las consecuencias macroeconómicas de la COVID-19, destacando la dispersión de las pérdidas de acuerdo a las respuestas sociales de los países. Basó su estudio en el análisis de lecciones aprendidas de las experiencias de epidemias pasadas, especialmente la pandemia de la influenza de 1918, debido a su letalidad, siendo también importantes los trabajos sobre las epidemias de SARS de 2003 y de ébola de 2014-2016, para resaltar muchas de las diferencias de la actual pandemia con las anteriores, comenzando por el contexto altamente globalizado e integrado, el cual potencia la capacidad destructora de la COVID-19. Siguiendo a este autor, la tabla 2 muestra la panorámica de la situación en marzo, abril y octubre de 2020 (a la luz de las epidemias anteriores), destacando las medidas extremas de la COVID-19, y su desarrollo en un contexto de alta vulnerabilidad e integración comercial, económica y política.
Epidemia | Muertes totales | Medidas de contingencia | Contexto |
---|---|---|---|
Gripe 1918 | 50 millones | Distanciamiento total | Interconexión de la industria manufacturera |
SARS2003 | 774 | Distanciamiento total | Crecimiento acelerado de China |
COVID-19 I-marzo 1 | 2996 | Cierres Wuhan/ Lombardía | Economías globalizadas, mercados integrados, acuerdos comerciales entre países |
COVID-19 II-abril 8 | 82 220 | Cierre global | |
COVID-19 III-octubre 9 | 1,06 millones | Cierre global |
Fuente: Rungcharoenkitkul (2021).
Finalmente, este autor planteó un esquema de relacionamiento entre la pandemia y la respuesta de la sociedad a las medidas de confinamiento (figura 4), teniendo en el eje horizontal la actividad económica y en el vertical el número de muertes, para destacar de la primera variable (pandemia) su tendencia ascendente, indicando que una mayor actividad económica implicaba más muertes; y de la segunda (respuesta de la sociedad), su tendencia decreciente, por lo que los países más afectados económicamente también fueron los más afecta dos por la pandemia.
Métodos ex post o gravitacionales: Los fundamentos teóricos y empíricos existentes sobre los determinantes del comercio internacional permiten modelar la inclusión de un choque externo incorporándolo al modelo gravitacional estándar, empleado por primera vez en 1962 por Tinbergen (Bergstrand, 1985). Los modelos gravitacionales de comercio han sido ampliamente utilizados como herramienta universal para analizar flujos de comercio entre países, siendo considerados una de las relaciones empíricas más confiables de la economía y la econometria modernas, dada su capacidad de predicción (60 % y 90 %, con información agregada y sectorial respectivamente) (Morland et al., 2020; Zainuddin et al., 2021). La premisa básica del modelo gravitacional transversal es que el comercio entre dos países i y j es una función creciente del ingreso, y decreciente en relación con la distancia geográfica entre ellos. El modelo es representado de manera multiplicativa, así:
Siendo: α una constante; X ij el valor del comercio bilateral; Y i el Y j los PIB de los dos países i y j; y Dist ij la distancia geográfica entre ambos.
Al respecto, Saif et al. (2021) ilustraron el efecto de la COVID-19 sobre el comercio internacional, partiendo de parámetros tradicionales tales como PIB, distancia geográfica, estabilidad política y tamaño poblacional. Para ello, operacionalizaron el choque con la subutilización de capital, la disminución de la producción manufacturera, la inflación y la reducción de la demanda de ciertos bienes. Los resultados evidenciaron las caídas de la renta, del comercio bilateral global y de la inversión extranjera directa. En la misma línea, Masood et al. (2022) analizaron el impacto de la COVID-19 en el comercio bilateral a partir del modelo gravitacional con pseudomáxima verosimilitud de Poisson, señalando el efecto significativamente negativo de la pandemia en las importaciones de bienes perecederos, así como el rol de la incertidumbre en la política económica sobre el comercio bilateral. Las conclusiones mostraron que dicha incertidumbre es un factor relevante en el comercio bilateral, siendo en algunos casos, positivo para las importaciones y negativo para las exportaciones. En ese mismo sentido, Mawusi (2020) destacó que la teoría económica identifica el rol de la incertidumbre de la política económica sobre el comercio internacional, entendiéndola como una falta de claridad en las políticas macroeconómicas futuras (Baker et al., 2015) y una ambigüedad que dificulta la capacidad de predicción de la ecuación gravitacional.
Resiliencia ante futuras crisis
De manera concluyente, la crisis ocasionada por la COVID-19 ha sido una de las más grandes del tiempo actual, significando para muchos el fin de la globalización (Mena et al., 2022). Siguiendo este argumento, y dando explicaciones y soluciones al respecto, emerge el concepto de resiliencia, desde la perspectiva de que la medición cuantitativa de la resiliencia económica ante un desastre constituye una de las fronteras de investigación de las últimas décadas. Los estudios que la cuantifican distinguen entre resiliencia económica estática y dinámica, empleando para la segunda un MEGC (Zhang et al., 2021).
Conceptualmente, la resiliencia estática se refiere a la capacidad de un sistema para mantener su función después de un choque, mientras que la dinámica es considerada como la capacidad y velocidad del sistema para recuperarse de un shock. Al respecto, Xie et al. (2018) analizaron el rol de la resiliencia económica dinámica como herramienta para reducir las pérdidas en la producción durante el terremoto de Wenchuan en 2008. Los resultados sugirieron no acelerar el proceso natural de recuperación, pues las variables del sistema agregado debían retornar naturalmente a su senda. En términos comerciales, Ando y Hayakawa (2022), confirmaron que durante choques anteriores (específicamente la crisis financiera de 2008), el comercio de servicios fue más resiliente que el de mercancías; no obstante, dada la severidad de las medidas de contención y distanciamiento de la actual pandemia, no puede realizarse la misma aseveración.
Análogamente, Mena et al. (2022) utilizaron el concepto de resiliencia de las cadenas de suministro para explicar la capacidad de un sistema para resistir un impacto (robustez) y para recuperarse del mismo (capacidad de respuesta). Empíricamente, analizaron la resiliencia del comercio a nivel país durante la primera ola de la pandemia, empleando para ello un modelo comparativo cualitativo (con álgebra booleana y teoría de conjuntos difusos), incluyendo aspectos sociales, económicos, de globalización y desempeño logístico, con el objeto de plantear lineamientos útiles a los formuladores de políticas (haciendo novedosa su investigación), ya que hasta el momento solo existían estudios sobre resiliencia empresarial y del nivel país, sin involucrar el tema comercial. Sus resultados destacaron que la resiliencia comercial se refiere a la habilidad de los países y de su comercio agregado para soportar los shocks, pudiendo ser utilizada en diferentes contextos: a nivel de agentes (micro), a gran escala (macro) y en sistemas económicos y sociales. Ante la COVID-19 los países más resilientes fueron aquellos en los cuales la globalización era más madura, y donde la logística, el sector salud y los ingresos estaban en niveles aventajados.
Conclusiones
La presente revisión literatura se cimentó en la necesidad de continuar nutriendo las investigaciones surgidas con el advenimiento de la pandemia por COVID-19, con la finalidad de sentar líneas base de trabajo en torno a un fenómeno adverso que distorsionó la tendencia de las variables agregadas y condujo a una crisis y/o recesión. Al tener claridad sobre cuáles son las variables de contexto económico afectadas, será posible construir puntos de partida para sostener la situación y evaluar soluciones ante disrupciones futuras de similar o mayor escala.
Metodológicamente, la revisión siguió los estándares de búsqueda en bases de datos bibliográficas e informes de organismos multilaterales del orden regional y mundial, garantizando la selección a partir del uso del software VOSviewer, mismo que a través de la identificación de co-ocurrencias (coincidencias) entre palabras clave permitió construir clústeres de términos, que a la postre permitieron dividir los resultados de la revisión en 6 grandes tópicos (paradigmas teóricos; efectos desde la oferta, desde la demanda, y desde el comercio; metodologías de análisis; y resiliencia ante futuras crisis), a partir de la muestra final de 59 documentos.
Los hechos estilizados se sostienen en la gravedad de la crisis, considerándola sin precedentes y de gran impacto debido al alto nivel de relacionamiento de los países del mundo, que magnifica la situación y la decanta hacia el comercio internacional. Tampoco se puede dejar de lado que los efectos económicos de la COVID-19 deben ser analizados desde perspectivas entrelazadas de la oferta y la demanda agregada, condicionando dicho análisis a las variables típicas de captura pandémica (morbilidad, mortalidad, números de casos y número de muertes).
De otro lado, el análisis teórico se decanta en la geografía económica de Krugman, la interdependencia compleja y la síntesis neoclásica-keynesiana (IS-LM), resaltando, a partir de esta última, la debilidad de la política monetaria por la trampa de liquidez, con lo que emerge la política fiscal como la más efectiva en tiempos de crisis.
El análisis de los efectos de la pandemia sobre la oferta agregada se cimenta en la subutilización de la capacidad productiva, debido a los cierres y confinamientos. Tal subutilización significa la caída de la oferta laboral y de la productividad, así como pérdida de ingresos corrientes y futuros, y en últimas, una reconsideración de la ley de Say. Respecto de la demanda, la pérdida de ingresos (renta) por la caída de la oferta genera reducción del gasto de consumo de los hogares en bienes no esenciales (consumo pospuesto).
Con relación al comercio internacional, los efectos económicos de la COVID-19 se han concentrado en este tópico, con abundancia de estudios de comercio bilateral entre países, los cuales destacan la interrupción de la función mundial de producción, de las cadenas globales de suministro, y la disminución de los volúmenes transados, así como los efectos nocivos sobre las exportaciones, las importaciones y la balanza comercial en su conjunto. Los trabajos científicos sobre comercio se focalizan en China y en sus relaciones con Estados Unidos y demás países de Asia, África y la Unión Europea, identificándose en estos el efecto causal de los casos y muertes, y la poca variabilidad del índice de rigurosidad de las medidas de confinamiento.
Los métodos utilizados para medir los efectos de la crisis pandémica se dividen en dos grandes ramas: ex-ante (simulaciones con esquemas de equilibrio general computable) y ex-post (ecuaciones gravitacionales, caracterizadas por su alto nivel de predicción). Los segundos han sido más usados y testeados, destacando de los primeros la posibilidad de adelantarse al efecto y calcular equilibrios dinámicos-estocásticos.
Finalmente, respecto a la resiliencia, si bien ha sido estudiada en contextos empresariales, su concepto en marco del análisis de la pandemia abre un camino de entendimiento de la capacidad de los países, y del sistema mundo en general, para sostenerse ante la adversidad de los choques, volver rápidamente a su estado inicial, y extraer enseñanzas para futuros shocks endógenos y/o exógenos.