1. LA NUEVA NARRATIVA ANTICIPATORIA Y ESPECULATIVA ARGENTINA
Con apoyo en las investigaciones de Drucaroff, Reati y Dellepiane, y Pérez Gras ("Nueva narrativa") identificó un corpus creciente de narrativa anticipatoria y especulativa argentina contemporánea con variantes distópicas, apocalípticas, posapocalípticas, ucrónicas y entrecruzadas con el fantasy y el terror. Drucaroff ("Narraciones de la intemperie") reconoció el cambio de paradigma en autores nacidos después de I960, quienes muchas veces se apoyan en el género de ciencia ficción "a la argentina" para mostrar solapadamente un desamparo generacional, la obturación de un sentido de futuro. Su tema central es "la crisis, eterna y cíclica como un castigo dantesco, pero también siempre renovada" (Pérez Gras, "Novelas anticipatorias del siglo XXI " 106) y se desarrolla a partir de la extrapolación de un conflicto social presente a coordenadas espacio-temporales alejadas o enrarecidas por algún factor.
Dos novelas de Fernanda García Lao participan de ese imaginario en modos disímiles: La perfecta otra cosa y Nación vacuna. Este trabajo se enfocará exclusivamente en la segunda, una ucronía atípica, en la que las consecuencias de un contrafáctico, un punto de divergencia en la historia de la Argentina, alcanzan y superan el horizonte de recepción de la novela para ofrecer una mirada crítica de la escena contemporánea (Pestarini). Es una supuesta victoria argentina en la Guerra de las Malvinas lo que funciona como catalizador para erigir un universo alternativo en el que la Capital Federal ha sido trasladada a Rawson y la Argentina se alimenta de misteriosas cápsulas de carne, gobernada por una junta civil conformada por un ginecólogo, un ingeniero y un comisario. Los militares fueron envenenados en la guerra y viven infectados en las M, como se denomina a las islas durante toda la novela1. Una burocracia (todavía de papel) selecciona, por medio de exámenes, "inmunizaciones" y un cuestionario de catorce preguntas, a mujeres-llamadas indistintamente "hembras"- aptas para ser "preñadas" y trasladadas a las M: "Los treinta infectados las esperan... Hemos logrado una Vacuna que es un escudo de protección masivo... Las seleccionadas vivirán con los héroes en los barracones hasta quedar preñadas. Las M resurgirán y de ellas nacerán niños sanos sanos" (70-71).
El cuestionario y el relato corren por cuenta de Jacinto Cifuentes, un funcionario público de segundo rango, culposo, vegetariano, hijo de un carnicero y él mismo exafilador de cuchillos, además de hermano de uno de los miembros de la Junta. Nadie conoce el objetivo ni los últimos pasos del proyecto que moviliza al aparato estatal y a toda la sociedad civil. La novela concluye con la llegada a las islas de las "mujeres aptas" a bordo del barco Nación vacuna. La última oración lacónicamente revela la farsa estatal: "Perdimos".
El enrevesamiento del pasado oscurece el presente y el futuro en una falsa y distópica ucronía. La vuelta al trauma de Malvinas no pareciera tener como fin revisitar el tema de la guerra en sí mismo, sino uno particularmente actual: las trampas de los discursos e, indirectamente, la peligrosa credulidad de la sociedad. La crítica en los medios ha señalado su relación con las fake news, es decir, la fabricación y reproducción -con fines ideológicos o económicos- de noticias que son intencional y comprobablemente falsas, hasta ofensivas o escandalosas, lo que contribuye a su viralización. Las fake news son "falsas" o "falseadas", pero también son "copia", en el sentido de que se apropian de la apariencia de la información auténtica (sitios web, redacción periodística, material fotográfico). La audiencia parecería tener un rol fundamental en avalar estas noticias como tales en vez de tratarlas simplemente como mentiras o como obras de ficción (Tandoc, Lim y Ling 148). De esta manera, mientras el primer plano de novela muestra un sistema de explotación de mujeres -otro tema de urgente actualidad-, ese poderoso trasfondo que emerge o se confirma al final invita a considerarlos en conjunto.
La novela se ubica en el límite de la generación de posdictadura (Drucaroff), dado que la autora nació en 1966 y su familia tuvo que irse exiliada cuando ella tenía diez años. Es decir, no tuvo una conciencia directa del proceso histórico en curso, aunque sufrió sus efectos en carne propia (un relato breve autobiográfico titulado "Mis dos hemisferios" narra el exilio de su familia). Vivió en Madrid casi veinte años, con un intento fallido de regreso a la Argentina y veintiocho mudanzas, lo que le dejó marcas varias en su obra de nomadismo (Alemán, "Una corpografía errante"), un "no-ser-de-ningún-lado". En una entrevista a propósito de Nación vacuna, reveló: "cuando regresé no quería venir. Detestaba Argentina. Me parecía un país asesino, falso, lleno de hipócritas y machistas. No podía creer el nivel de machismo callejero, doméstico, laboral. El asunto del cuerpo y de la mujer y del deseo, esto del 'buen lomo'" (García Lao, "La cruz y la carne").
El tema tan propio de la idiosincrasia nacional de la vaca se entrelaza con lo femenino para conformar una compleja asociación de significados a lo largo de toda la historia. Pérez Gras ("Retornos a la frontera interior") describe el paradójico movimiento de esta nueva narrativa anticipatoria/especulativa argentina, que retoma tópicos del siglo XIX, aunque con una preocupación bien actual, para así mostrar la historia convertida en trágico loop. Específicamente en Nación vacuna, Audran y Bianchi encuentran una relaboración radical de la cautiva romántica para una nueva alegoría nacional a través de "la mostración de la articulación entre el cuerpo de las mujeres y de las vacas en la construcción de la patria tratando las territorialidades del matadero y de la clínica., de modo tal que termina generando en el lector una confusión en cuanto a la naturaleza de los cuerpos que transitan ahí: ¿res o mujeres?".
Esta relaboración de la cautiva, angélica e inmaculada, se da en conjunción con las violencias carnales de El matadero de Echeverría, obra que inauguró una nueva línea en la literatura argentina a través de la mezcla estilística con la que representó la violencia de la fuerza parapolicial rosista. Pero, además, a causa de su póstuma publicación, en el contexto de políticas higienistas por la serie de epidemias de fiebre amarilla en Buenos Aires, "permitió articular y separar dos grandes paradigmas de análisis de la cultura argentina de la segunda mitad del siglo diecinueve: civilización/barbarie y salubre/insalubre" (Salessi 2).
Este trabajo se propone abordar la intersección entre lo femenino y lo animal vacuno en el sentido de la teoría de la metáfora conceptual (Lakoff y Johnson; Lakoff y Turner), es decir, como una serie de correspondencias no literales entre dominios conceptuales, con variadas expresiones en el lenguaje y con distintos niveles de significado en la narrativa. Mediante el análisis de una selección de estas expresiones metafóricas (y metonimias relacionadas), se pretende esbozar cierto patrón estilístico en la composición de los mundos especulativos de García Lao consistente en la literalización de la metáfora.
2. POÉTICA COGNITIVA DE LA NARRATIVA ESPECULATIVA
La poética cognitiva se configuró como una forma de aproximación interdisciplinaria a los textos literarios -y a la creación en general- influida por el desarrollo de las ciencias cognitivas, especialmente la lingüística y la psicología cognitiva (Alemán, "Poética cognitiva"; Gavins y Steen; Stockwell, Cognitive Poetics). Puede definirse, a grandes rasgos, como el análisis sistemático de patrones textuales en relación con los procesos cognitivos que configuran la producción tanto como la recepción en literatura.
En The Poetics of Science Fiction, Stockwell estudió la configuración lingüística y cognitiva de la ciencia ficción para esbozar una poética del género, distinguiendo un nivel de análisis micro y uno macro. Identificó procedimientos típicos en el nivel micro, como los neologismos y las metáforas, y estudió cómo configuran problemáticas macro. Entre estas, destacó el tema de la plausibilidad: cómo los lectores negocian la nueva información y las nuevas realidades en este género según la historia establezca un futuro serial, extrapolación del mundo actual; o como en Nación vacuna, un futuro paralelo respecto de mundos alternativos, es decir, especulativo.
Desde la perspectiva cognitiva, la metáfora se define como una relación entre dos dominios conceptuales (origen y meta) que establece conexiones (mapeos) entre elementos específicos de las estructuras de los dos dominios. En los términos de la frecuentemente citada definición de Lakoff" y Johnson, "The essence of metaphor is understanding and experiencing one kind of thing in terms of another" (Metaphors 6). Se distingue así la metáfora conceptual, un fenómeno cognitivo de las expresiones metafóricas, presentes tanto en el lenguaje cotidiano como el literario (en los géneros más factuales como también en la poesía, y en estilos minimalistas como también en maximalistas). Tal operación no es azarosa: se comprende lo más alejado y abstracto a partir de lo más concreto y familiar. Conceptos como la muerte, la moral, el amor, el tiempo, el sí mismo... no están suficientemente definidos en sus propios términos, es decir, no son autónomos semánticamente. Deben proyectarse sobre conceptos de otros dominios, de los que se tiene una experiencia más directa, a fin de comprender mejor los primeros. Algunos autores reconocen que ese mecanismo no necesariamente se da en la mente de los individuos, sino que, en algunos casos, es producto de la evolución histórica (Steen).
La definición de Lacoff y Johnson se ha vuelto una referencia prácticamente obligada en la materia. Cualquiera que sea la posición que se tome (a favor o en contra), la teoría de la metáfora conceptual (TMC) ha delimitado un campo de investigación con plena vigencia. Un volumen de Journal of Cognitive Semiotics conmemoró el aniversario de treinta años desde la publicación de Metáforas de la vida cotidiana (Lacoff y Johnson) con una lectura crítica de la vitalidad de la teoría. Sus editores resumían los resultados de la investigación en esos treinta años junto con los objetivos para el futuro así:
i) experiential structures depend on culturally and socially embodied processes; ii) experiential structures are resources for conceptualization, locally deployed in flexible ways, with the potential of evolving over time; iii) rigorous philosophical, empirical, and experimental research are all essential in developing CMT, while more theory-driven hypothesis testing, relying on corpora and experimental settings, is strongly needed. (Fusaroli y Morgagni 1).
Para este trabajo, es especialmente importante el primer punto, el factor sociocultural de la experiencia, un aspecto soslayado en los primeros desarrollos de la TMC. Como veremos a continuación, este punto es fundamental incluso en las metáforas relativas al cuerpo, es decir, las aparentemente más "concretas". El cognitivismo de la línea experiencialista se erige sobre la noción de mente corporeizada (Varela; Thompson y Rosch), de acuerdo con la cual la capacidad de crear y comprender significados emerge de la interacción del organismo en el medioambiente: las facultades cognitivas superiores, como la conceptualización y el razonamiento, reclutan recursos que operan en la experiencia sensomotora y las emociones. Si bien no hay un consenso total sobre qué implica exactamente la corporeización y cómo se define el cuerpo (Clark, Calvo y Gomila, Gallagher, Gibbs, entre otros), se sobrentiende una visión integral del significado humano, que incluye no solo la biología, sino también el medioambiente social y cultural (Johnson).
Este marco ofrece una pauta para abordar un tema de larga tradición en la literatura: las posibilidades de la mímesis o las relaciones entre el mundo diegético y el mundo extradiegético, problemas no más importantes, pero sí epistemológicamente basales o anteriores a otros (Turner). Para Nación vacuna esto implica analizar qué elementos del mundo actual motivan la primacía semántica y lingüística de la vaca en la novela y por medio de qué mecanismos este dominio conceptual es puesto en relación con el femenino. Antes de abordar las expresiones metafóricas propiamente de la novela, se procurará desentrañar algunos valores de expresiones semejantes que circulan en el lenguaje cotidiano, para luego cotejar la presencia de estos en aquellas.
3. METÁFORAS VACUNAS
Existe una asociación etimológica de la palabra vacuna con la mujer. En el sentido de "inoculación de una persona o un animal para provocar en ellos una respuesta de defensa y preservarlos de una enfermedad determinada" (RAE y ASALE), ingresó en el léxico del español en el siglo XVIII, y su origen se remonta a las prácticas de Edward Jenner (17491823), un médico rural inglés, quien descubrió que las lecheras no sufrían la enfermedad, a causa de que la viruela vacuna (en latín, variolae vaccinae) daba inmunidad para la viruela humana (Bazin). La variolización se fue perfeccionando, y la palabra vacuna "surgiría de forma espontánea como abreviatura de inoculación de la viruela vacuna, referido a la intervención ideada por Jenner" (Igea). Finalmente, con Pasteur, el término pasaría a designar el procedimiento aplicado para otras enfermedades.
Como adelanté, el término vacuna adquiere sentidos varios pero relacionados en la novela de García Lao: el barco que trasladará a las mujeres hacia las M se llama igual que la novela y el falso proyecto patriótico se denomina "Proyecto vacuna". De ahí, la polisemia del título de la novela: literalmente, de acuerdo con la narrativa, vacuna podría interpretarse como un verbo del ámbito de la salud, aunque también es compatible la acepción lunfardesca de 'perjudicar' "por alusión a la penetración de la aguja en la carne" (Conde 311). Asimismo, como adjetivo derivado de vaca, distintas interpretaciones son válidas de un modo no excluyente: una nación que está hecha de vacas, en el sentido de riqueza o porque "somos lo que comemos", una nación que, de algún modo, se parece a las vacas o que proviene de este animal en un sentido míticofundacional (el adjetivo admite esas interpretaciones, a diferencia de lo que sucedería con, por ejemplo, "nación ganadera"), o el adjetivo representa una característica idiosincrática esencial (como "nación futbolera").
En una metáfora extendida de otra novela de la autora: "Era patético despertar ahogado por las pezuñas de Rosalin. No podía soportar el contacto de su piel gruesa.
Su tensa respiración de vaca en celo. Su olor abundante" (La perfecta otra cosa 23), se conceptualiza, entre otras cosas, la anatomía de mujer por medio de la de la vaca. Qué propiedades del dominio animal operan para que funcione como dominio fuente (o cómo es que la anatomía de la vaca resulta más cercana que la de una mujer) es una pregunta que dejaré en suspenso por el momento2. Cabe señalar que es un procedimiento habitual en el lenguaje cotidiano: por ejemplo, piernas de tero (por piernas flacas), ojos de lince (por buena vista), sin contar los numerosos refranes y locuciones que muestran conexiones semánticas entre características de animales y de personas (Szyndler).
Koveczes registra que es frecuente la metaforización de comportamientos humanos con animales. Así, metáforas zoomorfas están presentes en el lenguaje cotidiano, en tanto implican asociaciones relativamente estables de significados: burro, tiburón, perro, zorro tienen acepciones para humanos registradas en el Diccionario de la Lengua Española (RAE y ASALE). Algunas metáforas lexicalizadas distinguen acepciones según el género, como zorra y perra, cuyo valor de 'prostituta' no tiene equivalente en masculino. Lakoff" y Turner (186 y ss.) explican toda esta serie de proyecciones interdominios a partir de una estructura denominada "la metáfora de la gran cadena", conformada por una escala jerárquica de entidades de acuerdo con su complejidad: humanos, animales, plantas, objetos complejos y cosas físicas naturales. Esta configuración permite comprender elementos de la naturaleza humana en términos de la animal y viceversa. Sanz Martin aclara que no todos los animales son capaces de generar proyecciones metafóricas. Esto depende de su frecuencia y relevancia según la experiencia en un determinado ambiente físico y sociocultural, entre la cual se incluye la literatura (especialmente en el caso de metáforas literarias). Becerra repara en el juego de palabras en el Martín Fierro "va.... ca....yendo gente al baile" (Hernández, v. 1154), en referencia a la morena, quien responde "Más vaca será tu madre" (v. 1158). Destaca también que, si la pampa es el motivo literario nacional por excelencia no lo es solo por la inmensidad de sus sembrados, sino también por los corrales vacunos, cuya extensión engendra "un extraño ideal de eternidad: el ideal de la naturaleza argentina que dice que nunca van a faltar vacas" (42). Rastrea entonces el origen del tópico hasta El matadero (Echeverría), para afirmar que la narrativa nacional se inauguró con vacas.
El DLE recoge las siguientes definiciones para la entrada vaca: "hembra del toro, carne de vaca o de buey, que se emplea como alimento, cuero de la vaca después de curtido, dinero que juegan en común dos o más personas, depósito o aljibe de agua dulce para la bebida de la marinería, dinero que se reúne entre varias personas para compartir un gasto determinado" (RAE y ASALE). En un rastreo del mismo ítem en diccionarios del portugués, Calvancanti y Costa encontraron que este es definido primariamente a partir de un sentido biológico negativo en relación con el toro. Lo mismo se registra en la primera acepción del DLE, que define, en cambio, al toro como "Macho bovino adulto" (RAE y ASALE). Esta jerarquía parecería conservarse en las proyecciones metafóricas de ambos términos. La segunda acepción de toro dice: "Hombre muy robusto y fuerte". Aunque no figuran acepciones humanas para vaca en el DLE ni en otros diccionarios generales del español y de la variedad rioplatense consultados, numerosos registros en el corpus del español (Davies) dan cuenta de un sentido contemporáneo altamente peyorativo y más bien propio de la oralidad y de la virtualidad.
En concordancia con estos registros, desde una perspectiva lingüística contrastiva, Navarro ofrece como ejemplo de metáfora lexicalizada del español "la vaca como mujer gruesa" (155). Calvancanti y Costa encuentran esta acepción en diccionarios del portugués brasilero, francés y griego; y Klett, en el contraste entre el español y el francés. Cognitivamente, esta metáfora no señala una similitud literal, dado que, si decir que "tal mujer es una vaca" es equivalente a decir que es "gorda" o "rolliza", el mapeo entre dominios conceptuales une la anatomía del animal no con cualquier anatomía femenina, sino con una que es percibida como anómala y, además, está sujeta a juicios de valor. Asimismo, la proyección revela la percepción de tal propiedad como "quintaesencial" en relación con las otras propiedades (Lakoff" y Turner 196-197).
Fernández Fontecha y Jiménez Catalán confirman la tendencia hacia la "derogación semántica" en el término vaca empleado metafóricamente para las mujeres (y mucho menos frecuentemente para varones), en tanto se reemplaza un sentido neutral por uno peyorativo. Así, describen un sentido positivo como 'vaca sagrada' y varios negativos, específicos para mujeres, que indican desprolijidad, grosería, prostitución, falta de atractivo (778).
En síntesis, hay significados convencionales mayormente negativos y estables que vinculan a la mujer metafóricamente con la vaca. A continuación, exploraremos algunos mecanismos de creación de significados no convencionales a partir de estos dominios en la novela de García Lao.
4. ANÁLISIS TEXTUAL3
Una de las formas más visibles de expresión de la metáfora vacuna en la novela es a través de símiles y analogías (Stockwell, Cognitive Poetics): "Mujeres sin anécdota pasan por mis preguntas, que se suceden como ristras de embutido" (Nación vacuna 16); "esas pobres mujeres usadas como vaquillonas de laboratorio" (109); "Lucero emite un alarido que parece el de una vaca que intuye su final" (196). Las construcciones revelan los dominios conceptuales femenino y animal vacuno, así como explicitan las similitudes entre sí: especialmente, la objetualización y la cercanía con la muerte.
Otras construcciones, en cambio, enfatizan los rasgos comunes de las anatomías, de manera que la autonomía de los dominios resulta menos evidente: "Recortes de mujer. Ellas vienen fragmentadas. No logro ver un cuerpo entero. O es una nalga o un brazo. Pequeños indicios de carne" (13); "Erizo ya tiene contacto con las seleccionadas .... Felices con sus marcas en el brazo (32); "Teodolina .... Una especie de estatua de carne dejada a la intemperie" (36); "La máscara de su cara estaba inerte ... carne en disgregación" (18-19); "las semifinalistas serán quince. ... El mismo cuerpo reproducido, papel carbónico. Mujeres oscuras o pliegos de carne blanda" (28). Precisamente de esta manera son retratadas desde la perspectiva de las acciones, no del todo voluntarias, de Jacinto: "Veo mi mano triturando mujeres, tirando fichas a la basura. Desde el tacho parecen reírse de la mano que las fracciona, de la desgracia, de mí" (28). La burocracia del proyecto Nación Vacuna objetualiza a estas mujeres a través de los eslabones menos complejos en la "cadena del ser": mujeranimalformulario. La metáfora aquí simplifica la conceptualización de las mujeres (sus identidades, sus historias, sus cuerpos), para transformarlas en medios para un fin. Mientras favorece la comprensión local de ciertos aspectos, oculta otros.
Así también el sujeto de gran parte de las acciones resulta ambiguo en el mundo textual, por ejemplo: "Antes de partir, un par de camareras nos ofrecen termos con café tibio y medialunas. Después de la masticación de las hembras, el equipo vacuna debe apurarse" (143) y "[Lucero y Mona] Salen con el orgullo herido sobre sus taquitos y yo sonrío... Quiero verlas resbalar por la borda. Patinaje artístico" (142). Además de a El Matadero de Echeverría, el resbalón recuerda al poema de Ascasubi La refalosa. Ambas obras contienen un episodio de captura y vejación de un "salvaje unitario", que es torturado como si fuera un animal y también una mujer, al ser sodomizado. Los diminutivos "paradito" y "desnudito" en el poema de Ascasubi refuerzan la humillación, semejantes a los "taquitos" en García Lao. Novela contemporánea y poema decimonónico coinciden especialmente en el procedimiento de la mezcla monstruosa: en La refalosa, "Las palabras tocan dos veces las partes del cuerpo que interesan a la canción; dicen pies-cogote-patas-venas del pescuezo. son los términos para el género humano y el género animal, alternando" (Ludmer 150). En las citas del párrafo anterior, de Nación vacuna, está presente la siguiente alternancia humano-animal: café, medialunas, masticación de las hembras; orgullo, taquitos, resbalar, patinaje artístico. La alternancia semántica en la novela tiene necesariamente otras dimensiones, aunque presenta una distribución relativamente homogénea de principio a fin. Asimismo, ofrece variaciones, puesto que las palabras no siempre "tocan" directamente las partes del cuerpo, y el vaivén entre los dominios conceptuales se ve ralentizado debido a la ambigüedad de los elementos comunes de las anatomías a tal extremo que nos preguntamos por la naturaleza (humana o no) de las que mastican y resbalan, pero no por su género (mujeres, hembras).
En estas construcciones, se combinan algunos de los significados metafóricos convencionales mencionados en la sección anterior -como la sumisión y el valor sagrado, que resulta parodiado-, pero adquieren sentidos más especializados a causa de la extensión de las expresiones: "Era mi novia hasta que llegaba él. Un día mi hermano se recibió y la pidió en casamiento. La vaca dijo sí. Entregó sus tetitas al progreso' (Nación vacuna 64); "Buenas, noches, dice. Soy una de las vacas que irá al matadero. Antes de ser entregada, les ofrezco una prueba de mi talento. He aquí mi leche" (71). Asociada con la vaca, la capacidad nutricia de la mujer la convierte a ella toda en alimento: "Las cápsulas ocultan los cuerpos procesados de las descartadas, no de las elegidas. Unas son alimento, las otras, vaginas redentoras. Como las vacunaron a todas, inmunizarán pijas y estómagos, todo en uno" (115). Es decir, hay una proyección de la función de la anatomía vacuna a la femenina, cuya carne, en el mundo factual, no se come, como tampoco los adultos consumen leche humana. De esta manera, las "cautivas" son reducidas a una condición física material: cuerpos para engendrar en el territorio enemigo y cuerpos para ser comidos en el territorio propio. La degradación del tópico se expresa también en metáforas creativas que articulan una marcada isotopía textual: "El hematoma es como una pisada de barro en la piel" (13). La parte literal de la metáfora ("el hematoma") implica un tema de furiosa actualidad en el mundo cero de la novela (la violencia contra las mujeres), mientras que la parte no literal ("pisada de barro") está asentada en el marco de referencia del texto (lo vacuno). Esta isotopía contribuye a que continuamente experimentemos los dominios femenino y vacuno juntos, reforzando, por lo tanto, su contigüidad semántica.
Algunos autores han reconocido la especificidad de la metáfora literaria frente a la de otros tipos de texto. De acuerdo con Levin, la interpretación de las expresiones metafóricas específicamente como literarias puede dar lugar a distintos constructos conceptuales: ". en lugar de construir una interpretación que consiste en las condiciones del mundo real, construimos una que se ajusta al lenguaje de la emisión" (121). En cambio, al decodificar metáforas no literarias, el concepto activado no puede ser aplicado literalmente a los referentes del mundo evocado por el texto. Véase el siguiente fragmento de la novela: "La primera vez que tuve sexo con Mona fue en la carnicería de papá. Hacía tanto frío que confundí el temblor de mi excitación con los tres grados bajo cero. Entró sin decir nada. Colgó su tanga en un gancho de carne y se tiró sobre la mesada. Apartó los cuchillos. Abrió las piernas. Sus muslos eran hermosos. La pelambre rubia. Parecía una vaquillona sana. La giré sin pensar y se fue resbalando hasta encajarse en mi verga. El mostrador se llenó de leche" (63). Además de la altamente connotativa cercanía sexomuerte y de la mencionada alternancia semántica, la construcción refuerza el dominio de origen de la metáfora (lo vacuno), que compite por el foco atencional, de modo tal que la referencia resulta obturada. En sintonía con Levin, Stockwell reconoció que el tratamiento de la metáfora en la ciencia ficción se diferencia de otros géneros en el procedimiento de "literalización" de la metáfora:
A metaphorical reading of a deviant sentence is metaphorical in the world of base-reality (for example, "Juliet is the sun"). Reading that metaphor literally involves relocating the meaning of the sentence in a non-actual or "metaphorical" world (Juliet is literally the local gas-burning star). A literal reading of a possibly metaphorical deviant sentence cues up a science fictional (or surrealist, or magical, or other alternate) world (the sun has consciousness and can influence events in Verona). (The Poetics of Science Fiction s. p.).
Mutatis mutandis, una interpretación complementaria de esta serie de metáforas (o por lo menos varias de ellas, en sentido macrológico) es que las mujeres son animales de criadero, sus cuerpos no les pertenecen, son patrimonio nacional. La metáfora alcanza así cierto grado de concreción en el mundo diegético. En este sentido, no se puede formar propiamente una representación mental de tales emisiones, sino solamente concebirlas, darles cierto margen de posibilidad (Levin).
Así, pues, también desde la perspectiva macrológica, la pregunta planteada al principio respecto de qué relaciones lingüístico-cognitivas existen entre nuestro mundo y el especulativo de Nación Vacuna, se puede decir que una, por lo menos, consiste en que las metáforas y expresiones figuradas del nuestro son literales (o relativamente más literales) en aquel. El mecanismo de literalización no elimina la conceptualización relativa a las metáforas, no deshace por completo la relación entre dominios, pero cambia su eje y su potencial de significado. Los sentidos convencionales son reubicados en el mundo narrativo para significar también otras cosas, ampliando la capacidad de hacer inferencias no solo del dominio meta (como en las metáforas no literarias), sino también el de origen. De este modo, si las mujeres son vacas y si las vacas salvarán la patria, entonces la patria es un discurso vacío. El ideal vacuno adquiere una prominencia en la historia representativo de la tradición sociocultural, y la construcción metafórica y narrativa se encarga, a la vez, de denostarlo.
Contribuyen a este efecto las numerosas metonimias, que operan con los mismos dominios conceptuales. A diferencia de la metáfora, la proyección en la metonimia es intradominio (Lakoff y Johnson). Sin embargo, como se observa en los ejemplos, en muchos casos es difícil distinguir una de otra, puesto que se ubican en un continuum antes que en una oposición (Radden 409). La metonimia posee, además, propiedades referenciales y pragmáticas específicas. Su carácter conceptual se manifiesta en que se trata de un fenómeno de punto de referencia, al permitir el acceso a una entidad conceptual de destino por vía de otra (vehículo), vinculada a aquella, que es percibida como más saliente (Langacker).
Es constante la referencia a las mujeres como "hembras" (15, 71, 97), es decir, la categoría animal como un todo (género) representa a miembros salientes de la categoría (especie), las mujeres y, metafóricamente, las vacas. Similarmente, la referencia a las mujeres en los términos de "carne" configura una metonimia del tipo CONTENIDO POR FORMA y PARTE POR TODO, que activa también el dominio vacuno. También lo activan una larga serie de metonimias con valor narrativo y reveladoras del paradigma higienista: "... las estériles" (23), "las descartadas" (115) o, por el contrario, "las afirmativas" (27), "las elegidas" (115), "las preñadas" (196); "las inmunizadas" (45) o "vacunadas" (14, 37); y en la designación con números: "A partir de hoy, ustedes ya no serán quienes eran. Ahora son Trece, Cinco, Nueve, Cuatro y Doce" (37). Esta clase de expresiones se repite de formas similares en toda la novela (la paginación indicada es solo a modo ilustrativo) y contribuyen a la homogenización subyacente en las metáforas mujer-vaca y mujerformulario antes analizadas. Aunque no distingo aquí entre metonimias y sinécdoques, reconozco la potencial relevancia de incluir tal distinción en posteriores análisis.
En la siguiente y última sección, desglosaré las implicancias socioculturales de las marcas estilístico-cognitivas aquí analizadas. Se pretende así poner de relieve los modos en que estas asisten al lector para negociar la "irrealidad", de manera tal que el contraste entre el mundo distópico y el actual resulte inteligible y significativo.
5. LA PATRIA EN EL CUERPO
La metonimia configura un aspecto fundamental de la poética de las distopías. Esto se debe a que, desde la perspectiva cognitiva macrológica, conceptualizan desplazamientos de nuestro mundo que "sirven como declaraciones políticas o advertencias en contra de tendencias actuales que se debe evitar" (Stockwell, Cognitive Poetics 192). Así, se modifican las estructuras cognitivas de base incrementando la saliencia de rasgos reprobados, en el caso de Nación vacuna, especialmente, violencias contra las mujeres: simbólica, sexual, ginecológica y obstétrica.
Un borrador del formulario para elegir mujeres aptas para el proyecto Nación vacuna incluye las siguientes preguntas: "¿Está dispuesta a entregar su cuerpo por el interés de la Nación? ¿Jura con gloria morir? ¿Qué importancia le atribuye a fornicar para la recuperación de la patria? ¿Sabe nadar? ¿De quién es su útero? ¿Le molesta ser un eslabón sicalíptico?" (129).
Debido a que la industria alimenticia regularmente manipula genéticamente las hembras de distintas especies animales no humanas de acuerdo con la lógica de maximizar sus ganancias, cuando se muestra a las mujeres bajo un trato similar (aunque con un objetivo "patriótico"), esta óptica pareciera favorecer que las acciones en el mundo intradiegético sigan su curso sin mayores obstáculos que el cuestionamiento parcial del protagonista, intermediario entre aquel y el mundo extradiegético. Así, las violencias son removidas de su significación directa, para transformarse en un sacrificio o deber civil requerido para la construcción de la patria. Adams reconoce que, en el lenguaje relativo a la violencia sobre la mujer tanto como al acto de comer carne, "the absent referent is both there and not there. It is there through inference, but its meaningfulness reflects only upon what it refers to because the originating, literal, experience that contributes the meaning is not there" (67).
Mediante la fragmentación y la objetualización, la industria de la carne hace "desaparecer" al animal. En otras palabras, liberar la carne lo más posible de su relación con el animal (evitar hablar y pensar en los términos de "cadáveres animales") es lo que permite su consumo. La ausencia del referente animal se observa especialmente en las "cápsulas carnosas" de Nación vacuna: el procesamiento extremo desdibuja la materia prima a tal punto que ni siquiera parece comida. El protagonista lucha por rechazar estas cápsulas, cuyo origen conoce, pero no quiere asumir: "Por qué tardé tanto en entender que esos cuerpos eran la muerte. No parecían seres, les faltaba la cabeza" (137).
Adams encuentra que la mujer es el referente ausente en las metáforas y metonimias que representan la violencia sexual sobre ellas como si fueran "un pedazo de carne". Así como no se explicita el violento proceso de conversión de un animal vivo en comida, el lenguaje solo refiere indirectamente al daño y asesinato de mujeres, para lo que primero es necesario concebirlas como materia inerte, sin sentimientos ni deseos. En el consumo de cápsulas se evidencia el nexo entre estos dos referentes ausentes: "Quisiera decir que me repele este sabor pero no es cierto. Relamo mis paletas como un gato que se acaricia. El corazón se me ensancha, una revolución erótica seduce a mis glóbulos blancos. Siento una especie de ardor consciente. Se me para. Tengo ganas de comerme a Erizo"(16).
Para Adams, la ausencia de referente implica una distorsión que oculta la verdadera naturaleza de estas opresiones y, por eso, las reproduce. Sin embargo, como se observa, en el contexto literario, las implicancias son otras. Una fuerte disonancia se revela en el mundo cero de la novela, donde tal animalización de la violencia no consigue naturalizarla, sino, por el contrario, problematizarla ampliando su potencial de significado. Por un lado, lleva a considerar cuáles son los derechos de las mujeres y, por lo tanto, a qué coerciones están sujetos sus cuerpos, especialmente en materia sexual y reproductiva. La tecnología al servicio de la reproducción (ya sea para prevenirla, ya sea para facilitarla) vuelve al útero sitio de intervención política y científica en el que se impone cierta lógica de dominación: "Nuestra cruzada es moral: hace meses que viven sin hembras. Sodomizados, no son un buen ejemplo para la patria... Las seleccionadas vivirán con los héroes en los barracones hasta quedar preñadas" (70). Los "verdaderos" hombres son jóvenes, con cuerpos aptos, racionales, productivos, heterosexuales; mientras que las mujeres son irracionales, instintivas, animales (o vegetales) y reproductivas (Gaard). Por el otro lado, en cuanto al dominio animal, también lleva a reconsiderar el estatus moral de la industria alimenticia. Si bien la asimetría de la proyección metafórica determina la segregación privilegiada del dominio conceptual de lo femenino [humano], la literalización de la metáfora en la narrativa especulativa introduce esta otra dimensión al constructo conceptual.
Además, las identidades sexuales y de clase en las culturas patriarcales se vinculan con la elección de la comida: los hombres comen carne, y las mujeres, así como los "ciudadanos de segunda", comen mayormente fruta, vegetales y granos (Adams). Esta lógica tiene una dimensión racial, en tanto operó, por ejemplo, en el imaginario del canibalismo en América: los indígenas les hacían a otros humanos lo que los europeos solo les hacían a los animales. En los siglos XX y XXI, subsiste cierta creencia, para la que la ciencia ofrece tantas pruebas a favor como en contra, de que el consumo de proteína animal en los países centrales es un factor geopolítico determinante.
El ecofeminismo y los estudios feministas de animales han vislumbrado la interdependencia entre género, sexualidad, cultura y ecosistema para un análisis inclusivo que no restrinja a las especies animales no humanas a medios para fines y que cuestione la construcción social tanto de la femineidad como de la masculinidad (Birke; Gaard). En el contexto local, una carta pública muy reciente, firmada por García Lao -entre una mayoría de escritoras mujeres-, titulada "NO hay cultura sin mundo #ecocidio" reclama la intervención del Estado frente a las catástrofes medioambientales producto de la acción del hombre. En muy pocas líneas, se denuncia la deforestación, la quema de humedales y la explotación intensiva de animales como formas de autodestrucción. Como Nación vacuna, se enfatiza la continuidad entre la explotación de los cuerpos y los crímenes contra la naturaleza, es decir, esa "gran cadena" que nos vincula con el mundo y todo lo que vive en él: "La naturaleza violada parece el permiso para todas las violaciones reiteradas. Los cuerpos entretejen vínculos de poder y quienes disponen de los cuerpos y los territorios para su explotación nos encaminan a un futuro opaco en donde la imaginación de lxs niñxs se suspende" (Cabezón Cámara et al.).
En cuanto a la centralidad del cuerpo en estas representaciones, se vincula con lo que Segato ha identificado como "nuevas formas de guerra", caracterizadas por la informalidad y por la violencia contra las mujeres, en la forma de violaciones masivas y embarazos forzados, un modo cruelmente eficaz de descomponer el tejido social. Estas guerras, libradas por fuerzas paraestatales o paramilitares, se pelean no exactamente contra el adversario bélico, sino "un tercero, una víctima sacrificial, un mensajero en el que se significa, se inscribe el mensaje de soberanía dirigido al antagonista" (61). Este nuevo modelo bélico opera en y a través de la fragilidad de los cuerpos. El cuerpo "obediente" cobra un valor instrumental tanto como expresivo del poder, "una función de un territorio cuya unidad no puede ser enunciada de otra forma" (38).
En Nación vacuna se explicita el nuevo campo de batalla: "Hace dos años que tenemos las M pero perdimos la defensa, el control de los cuerpos" (22). Se refiere, en principio, al envenenamiento de los generales, los "héroes" atrapados en el hielo. La noticia resultará falsa, y la narración se encargará de mostrar de qué control y de qué cuerpos se trata: ". acá deseamos a la mujer perfecta. Un cuerpo exento de especulaciones" (35). De esta manera, se reconoce, además de la contigüidad semántica mujervaca, una segunda: cuerpo femenino o feminizado-territorio, también constitutiva de, como dice el epígrafe de la novela, ese "absurdo" que es la patria. La madre de Jacinto afirma: "la maternidad ya es una locura, pero la prostitución patriótica es un despropósito" (97).
La farsa se completa con el reclamo de las "Re-evolucionarias en contra", quienes rechazan el "carácter heteropatriarcal del emprendimiento demográfico de las M", por lo que exigen incluir "una bisexual, una travesti y una transexual" (128-9). El chiste es serio. El derecho a decidir sobre el propio cuerpo ha sido la bandera de las causas feministas en Argentina desde el surgimiento del colectivo Ni Una Menos (2015), por la alarmante cantidad de femicidios, hasta las campañas en favor de la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo, frente a los innumerables peligros de los abortos clandestinos, hasta conseguir finalmente la sanción de la ley en el Senado el 29 de diciembre de 20204. Si la violencia se inscribe en el cuerpo de las mujeres es también allí donde surgen resistencias.
6. CONSIDERACIONES FINALES
Ubicar a García Lao en la nueva narrativa argentina especulativa facilita el abordaje de una autora cuyo estilo, entre absurdo, monstruoso y poético, busca deliberadamente salirse de los moldes y del lugar común. La serie de expresiones analizadas cobra mayor inteligibilidad a la luz de problemáticas, recursos y tópicos comunes a una generación de autores e, indirectamente, a una tradición literaria marcada por un ideal femenino romántico, así como un ideal agroganadero exportador. En futuras investigaciones, será provechoso estudiar estas aproximaciones en relación con Cadáver exquisito de Agustina Bazterrica, novela coincidentemente publicada el mismo año (2017), en la que, a partir de un virus en los animales, se legaliza e industrializa el consumo de carne humana (la descripción gráfica de los procesos parecería hacer presente el referente ausente, de manera que no hay conceptualización metafórica, sino otra clase de contigüidad entre dominios).
Además de su ubicuidad en el lenguaje, la importancia del estudio de la metáfora radica en el mecanismo atencional que activa, que conduce a criterios o similitudes particulares que una referencia literal habría eliminado o ignorado. Si la industria de la carne instaura un trato atroz contra los animales, contemplar el trato a las mujeres bajo ese tamiz resulta tan iluminador como terrible. El mecanismo es especialmente eficaz para mostrar aquellas violencias cotidianas e invisibilizadas en torno a los derechos sexuales y, específicamente, de reproducción. Nación vacuna ofrece así una visión tan o, quizás, más poderosa que una narración hiperrealista o naturalista. El espejo deformante muestra lo que escapa a la vista y no es mentira.
Finalmente, considerar la especificidad de las metáforas literarias permite, además, captar procedimientos específicos de un mundo especulativo distópico construido a partir de una interrelación entre dominios conceptuales en principio incompatibles entre sí, pero que, leída literalmente, excede las condiciones del mundo factual e invita, por lo tanto, a observarlo de otra manera. La derogación semántica presente en expresiones de animalización de la mujer es desarticulada y a la vez proyectada a un nuevo nivel de significación, desde donde puede desmontar las trampas del lenguaje cotidiano.