1. Introducción
El actual entorno altamente saturado de información, procedente de las más diversas fuentes, ubica al usuario en una gran disyuntiva en relación con el manejo que puede hacer de este importante recurso. Mucho se ha escrito ya respecto a la necesidad permanente que los seres humanos tenemos de la información, incluso instintivamente buscamos informarnos de todo aquello que represente para nosotros algún interés.
En esa constante búsqueda, nos enfrentamos a un creciente volumen de información que no detiene su diversificación, sino que, por el contrario, agrega nuevos mecanismos de acceso y de presentación, lo que la hace cada vez más amigable; pero, aun así, demanda de los sujetos la capacidad cognitiva para su adecuada aprehensión intelectual. Es en torno a este último aspecto que se desea indagar en la presente investigación, en la que se comienza desde la definición de un concepto de análisis, aplicado específicamente al ámbito informacional, hasta llegar a los productos o resultados que se pueden obtener de él. Estos productos se miran como habilidades intelectuales que pueden marcar una diferencia significativa entre aquellos que las posean y los que no, y resaltan, además, el efecto positivo que puede tener en la producción de nuevos conocimientos.
2. Definición de análisis aplicado al entorno informacional
La concepción general del término análisis dado por el Diccionario de la Real Academia Española (2021) indica que es la “distinción y separación de las partes de algo para conocer su composición”, es decir que consiste en desglosar o desmontar un todo en sus partes esenciales, con el propósito de facilitar su comprensión. Este desglose puede hacerse partiendo de distintos criterios o variables, los cuales orientan al analista a fijar su atención en aspectos distintos de un sujeto, objeto o situación.
Núñez (2007) expone que las variables son “los constructos, propiedades o características que adquieren diversos valores, son símbolos o representaciones, es decir, abstracciones que adquieren un valor no constante” (p. 166). De manera que, aunque el elemento que se esté analizando sea el mismo, dependiendo de la variable elegida se obtendrán diferentes resultados; por cuanto las características derivadas de la segmentación del todo analizado serán distintas. Esto lo refuerza Núñez (2007) al indicar que las variables pueden ser características o propiedades distintivas, estructura, contenido, funciones o relaciones, y dada su diversidad se realizarán distintas acciones para su contraste.
Cuando se habla de análisis de información, resultan indisociables los procesos de lectura, identificación de palabras clave, comprensión, dominio o familiaridad con el tema tratado, conocimiento del significado de las palabras, caracterización de la estructura del texto, entre otros. Todos ellos se articulan para producir en el analista la capacidad de desglose o separación de las partes, que coadyuva a la comprensión profunda.
En el análisis de la información se conjugan varias capacidades y destrezas intelectuales, que son las que dan soporte al proceso de identificación de los fragmentos esenciales y, además, permiten la posterior reconstrucción particular de ese contenido en lo que se conoce como síntesis. El análisis de información es pues un proceso que disocia los elementos primordiales de los accesorios presentes en un contenido, y además hace posible que el individuo tenga una comprensión adecuada y sea capaz de usarlo de acuerdo con sus necesidades, para que determine con facilidad su relevancia y reelabore la información en función de la metabolización cognitiva que haga de ella, es decir, la transforme en nuevo conocimiento (Peña, 2011).
3. Etapas en el análisis de la información contenida en los documentos
Cuando se inicia el proceso analítico debe en principio establecerse su objetivo, porque este determinará cuál es el foco o elemento central, es decir, aquello sobre lo que orbita el desglose que se hará. En términos sencillos, se habla del criterio o variable. Al identificar plenamente qué es lo que se pretende conocer o comprender a profundidad, ya sean partes, funciones, cualidades, fases, transformaciones o cambios, iniciativas, mecanismos, problemas, factores intervinientes, personajes, entre otros, entonces los sentidos se enfilarán hacia ello de forma consciente y organizada.
Es de resaltar que muchas veces se puede tener un acercamiento a la lectura de algún contenido sin instrucciones previas, solo con la firme intención de encontrar algo que resulte relevante para los amplios o restringidos propósitos de investigación que se han planteado. En ese caso, el propósito estará supeditado al tema que se esté investigando o a los datos aportados por la propia fuente, su relevancia en cuanto a profundidad, vigencia, actualidad o forma de presentación del tema en cuestión. En tal escenario, será la estructura de la propia información, o los datos que aporta, lo que ayudará a determinar la variable que orientará el análisis; en palabras de Rodríguez (2006) “separar lo principal de lo accesorio y lo trascendental de lo pasajero o superfluo” (s. p.).
Otro aspecto de fundamental importancia cuando se realiza la labor de análisis es identificar el patrón de organización seguido por el autor del contenido, pues ello permitirá reconocer la secuencia de las ideas expresadas, aun cuando el estilo discursivo utilizado en el texto no respete adecuadamente este patrón. Sin embargo, el poder reconocerlo anticipadamente simplifica mucho la labor analítica, y hace posible poner “en blanco y negro” las ideas o datos esenciales de un contenido cualquiera. Esto lo confirman Ilich y Morales (2004) al señalar que el conocimiento de las estructuras de los textos son muy importantes en el aprendizaje.
Los patrones generales de organización de un texto se relacionan con los procesos del pensamiento, tal como lo señalan Kabalen y de Sánchez (2006), estos son observación, descripción, comparación, clasificación, cambio, transformación, evaluación y análisis. Montano (2021) define los procesos del pensamiento como “el conjunto de acciones con las que el ser humano es capaz de elaborar conocimiento partiendo de estímulos internos y externos. Estos procesos se producen en el interior de la mente y son fundamentales para procesar la información recibida” (párr., 1). Según este autor, se distinguen dos tipos de procesos mentales, unos son los básicos y otros los integradores.
Con ellos se construye la capacidad de pensar, procesar información, utilizar ese conocimiento adquirido para eventos futuros o tener una actitud crítica. Cada vez que el ser humano capta información del exterior, pone en marcha esos procesos para construir nuevo conocimiento. (párr., 5)
Respecto a los patrones de organización presentes en los textos, estos vienen a ser el esqueleto o andamio sobre el cual se confecciona la estructura discursiva. En algunos casos es fácil identificarlos, pues el autor ha establecido una secuencia de ideas en las que se siguen esquemas de desarrollo sencillos, y es posible descubrirlos con facilidad. No obstante, existen contenidos cuya estructura resulta más compleja, porque la exposición del discurso se halla más dispersa, bien sea por el uso de ejemplos o ilustraciones o porque el autor no se ajusta a una secuencialidad amigable para el lector, sino que sigue el enjambre de sus propias ideas, y las combina de tal modo que puede llegar a ser complicada su comprensión.
Una vez que se ha identificado el patrón de organización del contenido, es bastante aconsejable graficar las ideas principales en función de la estructura, vale decir, elaborar los diagramas respectivos: cuadro comparativo (con su columna de variables, una columna para cada elemento que se esté comparando y las respectivas características); flujograma de transformaciones (en el que se especifiquen el estado inicial, los estados intermedios, el estado final, el o los agentes de cambio que intervienen); esquema piramidal (si se trata de una clasificación); identificación de juicios de valor (en caso de evaluación); esquema de partes o segmentos generales y particulares (si se trata de un análisis).
Hacer este ejercicio asegura que se recogen los aspectos más relevantes y, por ende, que el lector puede tener una comprensión total y profunda de la información que analiza, o estar más cercano a lograr ese propósito.
Cuando se ha cubierto la fase de diagramación de las ideas centrales y en ocasiones también las accesorias del contenido, y esto se ha hecho con distintas fuentes o textos, se simplifica la evaluación colectiva de la información recopilada sobre un cierto tópico, pues es posible conocer los aportes que, a grandes rasgos, devienen de cada una; así como sopesar si se complementan o se adversan. En general, se posee un panorama más amplio del tema, se conocen posturas de autores, sus formas de abordar la información, los aspectos que se tienen sobre dicho tema, entre otros. En resumidas cuentas, con todo lo anterior se viabiliza la construcción de la síntesis, pues se ha transitado por el contacto superficial y profundo de la información hasta el punto de estar en capacidad de integrar las ideas relevantes en un nuevo constructo, que representa a grandes rasgos el contenido analizado.
Hasta aquí se cumple lo que Dulzaides y Molina (2004) proponen como los procesos de análisis de información, que son la captación, la evaluación, la selección y la síntesis de los mensajes subyacentes en los documentos. El desmontaje del contenido analizado mediante la identificación del patrón de organización y su respectiva representación constituye una “radiografía analítico-sintética”, en la que se han puntualizado los aspectos esenciales; esto a la vez constituye el elemento nuclear para realizar las operaciones intelectuales de comprensión profunda, y también la generación de la síntesis.
A continuación se presenta un esquema de las etapas que comprende el análisis de la información (Figura 1).
Al cumplir con estas etapas del análisis de la información, es posible afirmar que se ha desbrozado el contenido, por cuanto se conoce la esencia, los aspectos relevantes y la forma en la que se han hilvanado las ideas expuestas. Pero, sobre todo, se está en capacidad de evaluar la significancia de la fuente, identificar su aporte al tema que se esté investigando y cómo se vincula o complementa con otros documentos.
Las etapas del análisis de la información transcurren en una secuencia pensada para ir conociendo el contenido desde lo general hacia lo particular, deslastrando lo accesorio y puntualizando lo más importante. Estas permiten al analista adentrarse progresivamente en cada fuente de información de manera sencilla pero certera, y que aprehenda intelectualmente aquello que de su contenido puede ser provechoso para expandir el conocimiento del tema o aspecto escudriñado.
4. Productos resultantes del análisis de la información documental
Cuando se hace un adecuado análisis de la información, se obtienen beneficios de variada índole, por supuesto, orientados en su mayor parte al enriquecimiento intelectual del individuo, tanto del que hace propiamente el desglose del contenido como de aquellos receptores de ese producto intelectual, quienes pueden tomar contacto en forma más directa con los elementos medulares de un texto, que en su forma original siempre es más extenso. Esto debido a que los resultados de todo análisis se manifiestan en una versión sintética, esgrimida bajo los términos de un diagrama o extracto, que condensa las ideas más relevantes.
4.1 En cuanto al nivel cognitivo del sujeto
Queda claro que al hacer contacto con un contenido que ha sido resumido, en el que se ha hecho explícita la estructura utilizada para presentar las ideas, y además se ha deslastrado lo accesorio, la psiquis del individuo accede rápida y directamente a un contenido que expande su radio de conocimiento, lo pone al tanto de nueva información y abre las posibilidades de identificar posturas de autores sobre determinada materia, conocer aportes realizados en temas particulares y evaluar la complementariedad de las fuentes disponibles sobre algún asunto.
El nivel cognitivo del individuo se eleva, porque necesariamente es afectado en forma positiva, bien sea cuando desarrolla una labor analítico-sintética o cuando usa información que ha sido previamente analizada. Tanto de una como de otra manera, se produce un enriquecimiento intelectual que resulta beneficioso.
En la medida que un individuo conoce más sobre algún tema, se capacita intelectualmente para operar con mayor conciencia y retroalimentar su experticia al respecto, así que su conducta también experimenta cambios que deben proseguir hacia un mejor desempeño, sea cual sea su esfera de acción social. Al conocer se combate la ignorancia, al conocer se crece intelectualmente, al conocer se vencen brechas, se superan barreras, se está mejor capacitado para diagnosticar dificultades, enfrentar retos y desafíos, y desarrollarse como ser particular y social.
4.2 En cuanto al uso de la información
Las labores de análisis de la información dejan un saldo favorable cuando se trata de sacar el máximo provecho a los contenidos disponibles, pues viabilizan la aprehensión intelectual que el usuario pueda hacer de ellos, ya que la finalidad última de todo análisis es facilitar la comprensión de aquello que se analiza. En palabras de Rodríguez (2006), durante el proceso de análisis de información, se utilizan contenidos y datos sobre los que se aplica la capacidad profesional de los analistas para organizarlos, sintetizar su esencia y elaborar productos dirigidos a satisfacer necesidades de conocimiento.
En la actualidad, se manejan amplios volúmenes de información, y el correcto análisis que se haga de ella representa en sí mismo una herramienta valiosa para acelerar el logro de diferentes tipos de objetivos que requieran el uso de contenidos; por cuanto la labor sintética que deviene del análisis apalanca la efectividad en el uso de la información, lo que favorece su entendimiento, destraba los obstáculos intelectuales que pueden desprenderse de la elocuencia discursiva particular de los autores, o los esquemas complejos que pueden retardar la identificación de los aspectos claves y de aquellos que son poco relevantes.
El análisis de la información es un mecanismo de acercamiento intelectual de los sujetos que decanta progresivamente los contenidos para que aquellos puedan darles una mirada más profunda que a la vez los encamine hacia la obtención de un conocimiento preciso y con mayores posibilidades de ser recordado, por cuanto enfatiza en los aspectos esenciales, y permite obtener versiones simplificadas, más fáciles de comprender y manejar para distintos fines.
4.3 Desarrollo de la investigación y posterior producción de nuevos conocimientos
Cuando se emprenden procesos de investigación científica es preciso dedicar un segmento importante de tiempo para indagar sobre los elementos teóricos, que sustentan el tema sobre el que se esté indagando. En este punto se consultan fuentes de información variadas para tomar los aportes que otros autores hayan hecho al respecto. La amplitud de esta búsqueda va a depender de distintos factores, tales como el volumen de fuentes que existan en torno al tema, el tipo de investigación que se esté desplegando, la profundidad y exhaustividad planteada en los objetivos de investigación, entre otros.
En tal sentido, el investigador requiere contar con la experticia analítica necesaria para abordar las fuentes de información de las que tomará los fundamentos teóricos que le permitirán articular las variables objeto de estudio, así como establecer los límites científicos existentes en el tema que esté indagando y añadir sus aportes particulares. Por lo tanto, la construcción de nuevo conocimiento demanda retomar de lo existente en el área o tema del cual se investiga, e incorporar los elementos novedosos o hallazgos derivados de la indagación que se esté desarrollando.
Existe entonces una relación directamente proporcional entre la capacidad y rapidez del análisis que se haga de las fuentes de información y el avance y efectividad que se logre en el proceso de investigación, pues el análisis está presente desde la evaluación de las fuentes de información propiamente dichas hasta la incorporación de los aportes teóricos que en cada una de ellas se pueda encontrar.
Como método de recolección de información, el análisis documental posee los pasos o fases que van llevando al investigador a tomar contacto con datos relevantes, en este caso de las fuentes documentales que proporcionan los fundamentos o aportes necesarios para sustentar científicamente cualquier estudio, porque se requiere conocer los antecedentes de investigación existentes, indagar en las teorías que constituyen el andamiaje científico sobre el tema, dar soporte a las variables en estudio y derivar las dimensiones e indicadores apropiados a los objetivos planteados.
En virtud de que en la mayoría de las investigaciones se transita por estos momentos, el análisis de la información es una herramienta cognitiva propia de todo proceso de indagación científica y, por ende, para la creación de nuevo conocimiento. Al respecto, Rodríguez (2006) indica que al analizar información se crea inteligencia y se entrega valor agregado a la medida de las exigencias del cliente. Por su parte, Dulzaides y Mo-lina (2004) señalan que el análisis de información es en sí mismo una forma de investigación y Peña y Pirela (2007) añaden que
el análisis documental contribuye a acortar la distancia entre las fuentes de información cada vez más abundantes y la limitada capacidad humana para aprovechar estos contenidos; en tal sentido, se erige como facilitador del crecimiento intelectual de los individuos, en tanto que contribuye a la satisfacción de sus necesidades cognitivas. (p. 78)
4. Reflexión
Luego de este corto recorrido acerca de lo que representa el análisis de la información, es posible concluir que la tenencia o posibilidad de acceso a los contenidos, sin la opción de mecanismos para obtener de ellos un adecuado aprovechamiento, constituye una seria limitación.
Las fases en las que puede realizarse el análisis de la información no están estandarizadas; sin embargo, se hace un esfuerzo en el presente documento para establecer una secuencia lógica de los pasos o momentos que pueden resultar en un buen producto, derivado de la acción analítico-sintética.
El resultado del análisis de la información tiene varios efectos positivos en cuanto al uso de los contenidos, porque establece puentes de acceso cognitivo al individuo que necesita simplificar su labor de búsqueda de contenidos que satisfagan sus necesidades informativas en un momento determinado.
La producción de nuevos conocimientos mediante la investigación científica se ve ampliamente favorecida por la implementación de mecanismos analítico-sintéticos bien estructurados, a partir de metodologías de comprobada eficacia.
En la actualidad, el análisis de la información es una herramienta cognitiva fundamental para desbrozar los contenidos relevantes, así como para utilizar exitosa y eficientemente el conocimiento disponible.