Introducción
Al presentar una evolución o recorrido de la teología latinoamericana, es difícil tomar una decisión acerca de lo que se puede escribir, pues ¿qué se entiende por teología latinoamericana?, ¿la teología será latinoamericana porque el autor es latinoamericano, porque escribe y publica teología en América Latina?, o ¿será por el lugar de publicación de la revista o texto? Hay también autores de otros continentes que han hecho importantes aportes a la teología latinoamericana y han publicado sus textos en América Latina y en otros lugares. También, hay reconocidos teólogos latinoamericanos que han hecho sus aportes sin una particular reflexión sobre América Latina, pues su teología no dista mucho de la de Europa.
En relación con la teología en América Latina, se encuentran distintas posturas como, por ejemplo, la que en 1960 expresó Marcos McGrath, entonces decano de la Facultad de Teología de la Universidad Católica de Chile, al decir sobre las citaciones o referencias de la teología en América Latina: «No es que nos desconozcan; es que no hay casi nada nuestro que merezca citarse»1. Para otros autores, la teología de la liberación o la teología latinoamericana de la liberación «parece ser la primera y, en cierto sentido, la única teología propiamente latinoamericana»2. Lo que sí se puede evidenciar en la teología latinoamericana es el paso de una «dependencia romana que las iglesias y los obispos latinoamericanos tenían antes del Concilio y la progresiva vitalidad eclesiológica “autónoma” que surgió a partir del contexto postconciliar»3.
Por lo tanto, y para atender los cuestionamientos y razones presentadas, se justifica hacer una revisión sistemática de literatura, junto con un análisis bibliométrico, a partir de las revistas de alto impacto dedicadas a la investigación teológica en América Latina. Además, preguntarse cuáles son las tendencias de la investigación teológica en América Latina a partir de una revisión sistemática de literatura permite identificar los intereses temáticos y la identidad de un propio ejercicio teológico, como también generar a partir de estos hallazgos nuevas dinámicas investigativas para fortalecer el trabajo local y proyectar un quehacer teológico novedoso teniendo presente los nuevos contextos que demandan nuevas construcciones teológicas4.
1. Marco teórico
1.1 Teología en América Latina: en contexto y «en salida»
Dos acontecimientos han marcado la evolución de la teología en América Latina. Por una parte, el Concilio Vaticano II, de manera particular la lectura que se ha hecho de la Gaudium et Spes, al abrirle un camino en relación con el método teológico inductivo5, y el documento de la Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, en 1968 (Medellín, Colombia), que supo leer y asimilar el Concilio Vaticano II6. Si algo caracterizó estas búsquedas magisteriales desde la teología, fue la preocupación explícita por los problemas del mundo, donde la Iglesia debería tener un rol comprometido. Así, la teología latinoamericana emerge de la necesidad de hacer teología en contexto:
(…) y, con ello, muestra que esto no le impide abordar y hacer aportes a la universalidad de los grandes temas de la revelación cristiana. Por todo lo dicho, es evidente que su discurso estará necesariamente cargado de lo que han sido los problemas y las esperanzas de una buena parte de los latinoamericanos y de muchos cristianos, en su búsqueda de luz para entender y profundizar su fe de cara a la realidad que les ha tocado vivir7.
Además, «toda teología tiene que estar dispuesta a afrontar las preguntas que plantean situaciones nuevas»8. Esta es quizá la razón que motiva al papa Francisco a una renovación de los estudios teológicos, a propósito de una Iglesia «en salida», con la promulgación de la Constitución Veritatis Gaudium, en 20179. En las actuales circunstancias, dice la Constitución, la comprensión orgánica y la función social y práctica de la teología:
[…] debe estar enraizada y basada en la Sagrada Escritura y en la Tradición viva, pero precisamente por eso debe acompañar simultáneamente los procesos culturales y sociales, de modo particular las transiciones difíciles. Es más, “en este tiempo, la teología también debe hacerse cargo de los conflictos: no sólo de los que experimentamos dentro de la Iglesia, sino también de los que afectan a todo el mundo”10.
Es claro el planteamiento: por un lado, es quehacer fundamentado en sus fuentes y, por otro, justifica su horizonte para participar en la transformación y promoción de la vida en todas sus manifestaciones. Por eso, una Iglesia en salida11, una Iglesia pobre para los pobres12, gestora de una cultura del encuentro13, debe plantearse la necesidad de una teología en salida, que tenga presente las más variadas y distintas realidades periféricas del mundo, de la realidad, de la cotidianidad, sobre todo de los más frágiles y empobrecidos.
1.2 La opción preferencial por los pobres y la Teología del Pueblo
El papa Francisco, al visitar en 2013 la parroquia romana de santa Isabel y san Zacarías, improvisó un discurso después del saludo del párroco: «Me gusta lo que has dicho: que periferia tiene un sentido negativo, pero también positivo. ¿Sabes por qué? Porque la realidad en conjunto se entiende mejor no desde el centro, sino desde las periferias. Se comprende mejor»14. Las periferias, además de ser lugares privilegiados para la misión, son horizontes hermenéuticos para conocer la realidad porque en ellas están los empobrecidos15. Ellos, en las periferias del continente latinoamericano, son nutridos por el Misterio de Cristo. Optar por los pobres marca la fisionomía de la Iglesia, de este cristianismo católico popular16 y, por lo tanto, marca el horizonte para la renovación del quehacer teológico por su fundamento mismo en la revelación de Dios en Jesús de Nazaret17.
Esta opción fue «anticipada en Medellín (1968), proclamada en Puebla (1979), y ratificada en Santo Domingo (1992) y en Aparecida (2007) -no es exagerado decirlo- es el nombre de la recepción latinoamericana del Vaticano II»18. Por ello, las opciones preferenciales continúan: «Es así como en los pobres y sencillos se encuentra el núcleo del pueblo, en lo que refiere a su acontecer histórico y cultural. Ellos son quienes resguardan, en lo teológico, los valores evangélicos y la religiosidad popular»19. Así también lo afirma Azcuy, quien, dando cuenta de la reflexión teológica de Lucio Gera, padre de la teología del pueblo y con el apoyo del entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio, recuerda cómo afirmó el desarrollo y el aporte positivo cultural y evangélico de los pobres en América Latina desde el contexto sociopolítico argentino, la recepción del Concilio Vaticano II y el impulso dado por la conferencia de Medellín20.
Con el Papa Francisco, la Teología del Pueblo de Dios recupera el lugar central que tuvo en el Vaticano II y que se había desdibujado durante tres décadas. Siempre y cuando la palabra pueblo desarrolle «una eclesiología, una teología de la historia y la cultura, y una teología pastoral que considera la misión de la Iglesia entre los pueblos y une la piedad popular con la opción por los pobres»21. Desde estos horizontes que plantea la escuela teológica argentina, asumiendo también las búsquedas fundamentales de la teología de la liberación, pero con otras opciones categoriales, revelan no diferencias, sino la actividad de dos líneas-fuerza que fundamentan la teología latinoamericana22. Va asentándose una eclesiología sobre el pueblo y su cultura popular, hoy en consonancia con la reforma sinodal propuesta por Francisco.
Si la opción por los pobres es el criterio clave de pertenencia eclesial23 refrendada por la sabiduría bíblica, evangélica y por el testimonio paulino que recuerdan su presencia histórica y real (cf. Dt 15,11; Mc 14,7; Mt 26,11; Gal 2,1024), estableciendo un quehacer teológico arraigado en la tradición viva de la catolicidad de la Iglesia25, hoy los pobres y las víctimas siguen siendo un desafío social latinoamericano porque la injusticia continúa. A pesar de los avances y desarrollos de las sociedades, continúan las desigualdades, desequilibrios ecológicos, la inequitativa distribución y utilización de la riqueza que no permiten hacer justicia social. Incluso, hay profundos cambios en la geografía que señalan una nueva geografía mundial -el fin de la geografía- y hacen desaparecer las fronteras geográficas en algunos casos; por ello, la globalización, las migraciones y desplazamientos de grandes poblaciones son asuntos que deben preocupar la reflexión teológica en el continente26.
1.3 La teología latinoamericana y la teología de la liberación
Para Gustavo Gutiérrez, la teología de la liberación significó un momento de adultez para la Iglesia en el continente, y la Segunda Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Medellín fue el acta de esa mayoría de edad; se planteó como un nuevo modo de hacer teología27; Leonardo Boff habló de un modo distinto de pensar en teología28, y para Clodovis Boff, es un nuevo estilo de teologizar29. Sin embargo, la influencia de la teología de la liberación, que inicia y tiene su apogeo entre la década del 79 al 80, a finales de esta década, aparentemente, inicia su declive.
¿Está en crisis la teología de la liberación? José Fernando Castrillón dice que ciertas situaciones concretas, hechos históricos e interpretaciones de autores demuestran la disminución de la influencia de esta teología -particularmente, de su primera generación con fines de transformación estructural- en el contexto eclesial latinoamericano. Por ello, se argumentan distintos factores que pudieron haber incidido en dicha crisis, como, por ejemplo, las preocupaciones surgidas en los mismos documentos de Puebla en 1979, la Instrucción Libertatis Conscientia de 1986 y la Encíclica Centesimus Annus de 1991; sin embargo, el texto paradigmático de estas preocupaciones es la Instrucción Libertatis Nuntius de 1984. El autor recuerda la falta de apoyo a la praxis pastoral de la liberación y a las Comunidades Eclesiales de Base en las diócesis, si bien los obispos inicialmente apoyaron esta práctica pastoral, no tuvieron continuidad. La introducción de nuevos temas relacionados con el género, la raza, las etnias y la ecología llevaron a mirar con temor los planteamientos posmodernos de esta escuela teológica30.
Sin embargo, la teología de la liberación no es propiamente una teología de genitivo, pues abarca todos los asuntos propios de la Revelación, de la fe cristiana, aunque más centrada en el tema de los pobres31. La teología de la liberación tiene como punto de partida y de término la praxis en relación con los pobres como praxis cristiana de la fe. Pero fue ingenuo poner tales esfuerzos en horizontes de grupos políticos, como también confiar absolutamente en la transformación venida por la praxis humana32.
Pero la reflexión no se detiene en América Latina. Jorge Costadoat propone una «identidad de la Teología latinoamericana y la Teología de la liberación» al concluir que:
(…) toda auténtica Teología latinoamericana, que pone énfasis en el latinoamericano como sujeto, de una praxis histórica, eclesial y teológica, no puede sino ser una Teología de la liberación; y, respectivamente, toda auténtica Teología de la liberación, que tiene por objeto la liberación de los latinoamericanos de las más diversas maneras de opresión, no ha podido sino tener en cuenta a estos como protagonistas sociales, culturales y religiosos de su historia33.
Pero Alberto Ramírez advirtió que resulta…
(…) evidente que no toda la teología que hemos realizado en América Latina es la de la liberación. Seguimos siendo herederos, en gran medida, en la mayor parte de los ambientes de nuestra Iglesia, de la teología de la Iglesia universal que se practica en los grandes centros eclesiales del mundo, ya no solamente en Roma y en Europa en general, sino en otras partes desde la época postconciliar, por ejemplo, en Norteamérica34.
Para el autor, esta teología se define a partir de la identidad profética de las iglesias y, más allá de todas las discusiones y de las controversias que se han dado a causa de ella, se reconocen los frutos de enorme trascendencia para la Iglesia latinoamericana y universal35. Esta escuela ha motivado a vivir un cristianismo social sensible por el sufrimiento desde la opción por los pobres; es conciencia natural de un cristianismo profético36.
1.4 Desafíos para la teología latinoamericana
De lo anterior, y en relación con lo propuesto por la Veritatis Gaudium, se requiere que las facultades de teología logren una teología en salida a partir de una renovación de los estudios eclesiásticos para una transformación misionera de una Iglesia en salida al considerarse tarea urgente una nueva etapa de la evangelización que responda a un verdadero cambio de época marcada por crisis mundiales de diversa índole, como la antropológica y socioambiental. Las facultades de teología deben salir del encierro de su autodeterminación para alcanzar un cambio radical de paradigma que apoye una valiente revolución cultural, para lo cual se necesitan profesionales de la Teología, con pensamiento abierto37, que atiendan las pautas históricas indicadas por el papa Francisco para el actual trabajo teológico: 1) fidelidad creativa a la tradición; 2) interdisciplinariedad y transdisciplinariedad de la disciplina; 3) colegialidad para contribuir al camino sinodal. Este querer manifestado en noviembre de 2022 a la Comisión Teológica Internacional38 va alienado con las directrices de la Constitución Veritatis Gaudium.
Para ello, las Facultades de Teología deben tener presentes los cuatro criterios fundamentales dictados por la Constitución: 1) asumir vital e intelectualmente la Buena noticia de Jesús y su kerygma, que lleve a una espiritualidad solidaria, global y trinitaria; 2) el diálogo que conduzca a la cultura del encuentro, como efecto de la comunicación y la comunión, para repensar y actualizar el currículo teológico, yendo más allá de la clásica magistralidad académica; 3) la inter y transdisciplinariedad teológica a la luz de la revelación para que la teología pueda dialogar sabiamente con las ciencias y las realidades humanas en medio de los conflictos y las relativizaciones personales y culturales, y 4) crear redes y sinergias interinstitucionales nacionales e internacionales para la promoción de los estudios y la investigación de problemas de alcance histórico, cuya solución repercuta en la actualidad humana39.
Así como para el papa Francisco el panorama actual, en relación con el conocimiento y los estudios universitarios, se encuentra «fragmentado y no pocas veces desintegrado»40, para Morin lo que hay es una «crisis contemporánea del conocimiento». A la vez que hemos alcanzado una gran cantidad de conocimientos, al mismo tiempo, se vive una situación trágica para la reflexión, incluso el mismo humanismo es escaso en reflexión, «porque su molino, que ya no recibe el grano de los conocimientos científicos, ahora gira en el vacío y sólo puede agitar al viento»41.
Debemos convencernos de algo más: «[…] el conocimiento no es insular, es peninsular y, para conocerlo, es necesario volverlo a unir al continente del que forma parte»42. En este sentido, ya no es posible fijarle hoy límites al conocimiento. Un saber encerrado en una parcela del conocimiento no solo no se comprende, sino que difícilmente alcanza resultados o es capaz de comprender la realidad. Un currículo y un plan de estudios no puede ser un saber fragmentado en cursos o asignaturas. El currículo debe reflejar/mostrar la complejidad del conocimiento y articular la construcción entre los distintos saberes teológicos en diálogo con los otros saberes y ciencias porque «de hecho las grandes cuestiones científicas se han vuelto filosóficas porque las grandes cuestiones filosóficas se han vuelto científicas»43.
2. Metodología
Se presenta una revisión sistemática de literatura desde un enfoque mixto. Primero, cuantitativo, con una bibliometría de las diversas dimensiones en cinco revistas de alto impacto en América Latina, pertenecientes al ranking de Scimago, y dos más incluidas en otras bases de datos, tenidas en cuenta aleatoriamente por la apertura temática, sus intereses institucionales y criterios editoriales, sabiendo de antemano que no se están abarcando todas las revistas ni publicaciones de esta ciencia. Luego, cualitativo, interpretando la información recolectada, identificando, verificando y nombrando diversas tendencias del trabajo disciplinar para conocer la novedad científica en las diversas subáreas del conocimiento teológico. Tal comprensión de la información supone un paradigma hermenéutico en relación con la revisión documental de los textos encontrados, con la pretensión de identificar tendencias en el quehacer teológico latinoamericano.
Además, para la selección de las revistas se tuvieron en cuenta los siguientes criterios: 1) la publicación de temáticas teológicas de instituciones que trabajen en este campo, cuyo diálogo interdisciplinar busca el fortalecimiento del quehacer teológico; 2) calificación en alguno de los cuartiles de Scimago, complementadas con otras revistas de impacto alineadas a los horizontes teológicos latinoamericanos, y 3) revistas de instituciones cuyos programas de teología formen parte de instituciones católicas y pontificias.
Son pocas las revistas latinoamericanas dentro del ranking de Scimago44. Los criterios anteriores los cumplen: Teología y Vida, de la Pontificia Universidad Católica de Chile, y Veritas del Pontificio Seminario Mayor de San Rafael, Valparaíso, ambas clasificadas en Q1; Perspectiva Teológica, de la Facultad Jesuita de Filosofía y Teología y Theologica Xaveriana, de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, ambas clasificadas en Q2, y Cuestiones Teológicas de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín, que recientemente ingresó a Scimago45. También, se tuvieron en cuenta, por fuera de este ranking: Teología, de la Pontificia Universidad Católica Argentina y la Revista Iberoamericana de Teología, de la Universidad Iberoamericana de Ciudad de México.
Las revistas presentan métricas distintas, entre cuatro y diez artículos por número. Con esta disponibilidad en sus sistemas de información en línea, se procede a la selección de artículos: 1) con afiliaciones institucionales latinoamericanas; 2) de investigadores latinoamericanos fuera y dentro de América Latina; 3) de investigadores no latinoamericanos que den cuenta también de temáticas y tendencias en este campo de la región, y 4) de reflexión o investigación. En la búsqueda que se hizo no se tuvieron en cuenta recensiones, conferencias ni editoriales. Como resultado, la investigación da cuenta de 494 artículos en la revisión de estas revistas publicadas entre los años 2018 a 2022.
Con esta información, se levantaron tablas dinámicas en Excel, registrando los años de publicación, volumen, número, nombres de autores, títulos de los artículos, idiomas, géneros y las categorías temáticas agrupadoras a partir de la verificación de resúmenes, palabras clave y desarrollos temáticos de los artículos. Las categorías temáticas se desglosan de lo general a lo particular: 1) desde las grandes agrupaciones de la teología y otras ramas; 2) desarrollos teológicos especializados en diálogo con los contextos y otras ciencias y disciplinas; 3) hasta los específicos temas de discusión teológica declarados en los artículos referidos a particularidades temáticas donde se ponen los temas de investigación. No es posible abordar todas las categorías por la extensión de los hallazgos y quizá queden encerradas algunas dentro de otras, debido a la intersección temática. Algunas categorías se pudieron identificar porque el investigador da cuenta explícita de ellas, pero, en varios casos, se debió proceder con el análisis minucioso del artículo para poderlo clasificar con la intención de respetar la temática del escritor.
Como no es posible abordar todas las temáticas que emergieron de la bibliometría: 1) se miraron los primeros resultados según las gráficas, los tres o cuatro primeros lugares, y, también, 2) se observaron algunos asuntos emergentes que puedan revelar los gráficos en torno a otras temáticas que no se encuentren en estos lugares de prevalencia, que llamen la atención porque potencialmente pueden ir demostrando nuevas tendencias de investigación teológica en las instituciones. Para eso, a la hora de proceder con las categorías teológicas identificadas, se tomó la decisión de tener en cuenta, únicamente, las que presentan mayor peso en la investigación teológica latinoamericana.
3. Resultados y discusiones
Se presentan las siguientes figuras como resultado de las mediciones para la discusión en dos apartados: 1) número de artículos por revista, universidades con mayor producción académica, países de los investigadores y el equilibrio de género; 2) tendencias temáticas que emergen durante la revisión verificando amplios temas generales y destacados, subtemas especializados y categorías teóricas abiertas y específicas identificadas.
3.1 Generalidades de la información identificada en las publicaciones
A continuación, se grafican y presentan los análisis en torno a los resultados luego de la revisión de las revistas científicas consultadas con cuatro figuras que detallan el número de artículos, universidades, nacionalidades y el género de los investigadores.
Se revisaron los OJS de las revistas correspondientes a los años 2018 a 2022, para un total de 494 artículos consultados. Además de los criterios de selección de artículos, cada revista tiene su propia métrica, normas editoriales y cuenta con la disposición de los artículos publicados hasta el momento de la revisión, justificando la diferencia en la cantidad y en nada relacionado con la calidad de las investigaciones.
Como las revistas son latinoamericanas, el idioma de la investigación es principalmente el español, con 370 artículos. Sin embargo, en las revistas colombianas se presenta mayor variedad de idiomas, que incluyen artículos en inglés, francés, portugués e italiano. La inclusión de la revista brasileña, evidentemente, eleva el portugués por la cantidad de artículos identificados, aunque también cuenta con varios textos en español (21), inglés (5) e italiano (1). Estos datos llevan a preguntarse sobre el idioma de las ciencias que, según podría verificarse en otras disciplinas, incluida la teología, es el inglés, en la mayoría de las revistas de alto impacto internacional. ¿Es posible alta calidad y fuerte divulgación en la investigación teológica con escritura, citas y referencias en español y portugués, más aún, tratándose en esta revisión de la investigación teológica latinoamericana, aunque esta no necesariamente refiera construcciones que rompan con los esquemas clásicos del quehacer? 46
La mayor cantidad de producciones académicas provienen de las universidades descritas en la Figura 2. Luego de la Universidad Alberto Hurtado, hacia abajo, aparecen a lo largo de la medición 136 instituciones con menos de 7 artículos publicados durante los tiempos de revisión, razón por la que no se tuvieron en la cuenta para este análisis. En esta selección de 10 universidades, el liderazgo lo tienen las universidades chilenas, con tres instituciones y 83 artículos, y luego, las universidades brasileñas con cuatro instituciones y 61 artículos. En términos de diversidad temática dentro de las instituciones, si bien el rigor académico caracteriza todos los artículos, pueden verse algunos contrastes por las opciones editoriales de las revistas y los horizontes hermenéuticos de las instituciones, en algunas privilegiando temas y áreas clásicas de la teología y en otras los diálogos con los contextos, más diversidad en áreas teológicas e inclusión de asuntos pendientes de abordaje en la teología. También, pueden verificarse preferencias en la procedencia internacional de los artículos. En las revistas chilenas se presentan desarrollos de temas más clásicos de la teología, como pueden ser los relacionados con los tratados de patrología, la exégesis clásica, historia de la Iglesia y dogmática. Las discusiones sobre la teología latinoamericana, las culturas, los contextos y las posibilidades interdisciplinares en el propio continente podrían evidenciarse más en las revistas colombianas, la mexicana y la brasileña.
En la investigación latinoamericana la mayor parte de los autores provienen de Chile, Brasil, Argentina y Colombia. México presenta un punto medio entre la baja y alta tendencia a la publicación, podría ser la presencia de la única revista mexicana en este análisis y por la métrica de artículos que presenta, respondiendo a un promedio de cinco publicaciones por cada número. La producción es significativa en comparación con otros países latinoamericanos. Se presentan casos, algunos incluidos en la gráfica y otros no, de países como España, Italia, EE. UU., Alemania, Bélgica y otros de artículos entre autores de diferentes países que muestran personas latinoamericanas investigando y publicando fuera del espacio latinoamericano. En el caso de las revistas chilenas, argentina, brasileña y mexicana, destacan sus propias regiones. Estos resultados pueden reflejar la inversión económica en investigación teológica, particularmente, desde las instituciones que representan. Si bien la investigación internacional puede obtener resultados más significativos en países de otros continentes, la investigación teológica latinoamericana es importante.
Siendo h hombre y m mujer, llama la atención que la investigación teológica latinoamericana es predominantemente masculina. La diferencia es extrema entre los géneros. También, cuando se tiene investigación conjunta, aunque poca durante estos años, hay prevalencia de hombres como líderes en la investigación o en la combinación de géneros en los equipos de trabajo. Esto debe analizarse a la luz de los resultados de la Figura 7 de este artículo, que presenta en un séptimo lugar, entre 23 campos presentados en el gráfico, a la mujer y las diversas problemáticas y temas a ella vinculadas como categoría teológica y objeto de investigación. Esto dice del interés por investigar la realidad de la mujer como preocupación de investigación teológica. Llama la atención que, en general, las investigadoras se aproximan más a sus realidades y las complejidades de sus contextos, tanto en los espacios académicos como en sus diversas cotidianidades, promoviendo su vinculación con la docencia e investigación universitaria. Incluso, es una solicitud directa del papa Francisco: «Creio que talvez seja importante aumentar o número de mulheres, não porque elas estejam na moda, mas porque têm um pensamento diverso dos homens e fazem da teologia algo mais profundo e também mais “saboroso”»47.
3.2 Tendencias temáticas en las publicaciones de las revistas teológicas
A continuación, se grafican y presentan los resultados de la consulta con tres figuras que detallan: 1) las áreas temáticas destacadas -Figura 5-; 2) los subtemas especializados -Figura 6-, y 3) la dinámica de temas abiertos y específicos en la investigación teológica latinoamericana -Figura 7-.
Decir áreas temáticas destacadas hace referencia a las enunciaciones explícitas de los artículos, sea en su título, resumen o palabras clave, al notarse de forma inmediata los campos de acción teórica que prevalecen en las investigaciones. Claramente, según la Figura 5, existe una preferencia por la investigación bíblica en sus diversas áreas e interdisciplinariedades y, seguidamente, la teología pastoral. En un tercer lugar se identifica al magisterio de la Iglesia con una especial dedicación al magisterio latinoamericano de Medellín, Puebla, Aparecida48 y a la actualidad del papa Francisco con sus diálogos ecológicos y sociopolíticos. Posteriormente, aparecen temáticas relacionadas con la teología sistemática, las experiencias de la teología espiritual, los diálogos de la teología fundamental, la investigación patrística y la historia de la Iglesia con ciertos desarrollos latinoamericanos y europeos. Luego, aparecen temáticas relacionadas con la teología moral, la estética teológica, la filosofía de la religión y los cristianismos con sus vínculos ecuménicos, presentándose de esta manera las 12 áreas más consideradas en la investigación teológico-latinoamericana actual, aunque no se pueda afirmar taxativamente un desarrollo particular de una teología original latinoamericana hasta el momento.
Sin profundizar, porque son datos que también emergen en las siguientes agrupaciones, llaman la atención las enunciaciones en torno a la teología espiritual y la patrología, disciplinas que están ganando importancia en la investigación teológica latinoamericana que merecerían especial atención. Pero hay más desarrollos: no alcanza el gráfico para presentar otros campos con producción en menor medida como, por ejemplo, la liturgia49, la dogmática50, los estudios decoloniales51, la pedagogía52, los diálogos con la ciencia53, las religiones54 y unos pocos planteamientos desde las ciencias de la religión55.
Como no es posible abordar enteramente las temáticas y el trabajo es descriptivo, se pueden identificar algunas dinámicas significativas. En el campo de los estudios bíblicos destaca la preferencia por la investigación neotestamentaria, con 42 artículos. Prevalecen los estudios sobre los Evangelios Sinópticos, con 15 investigaciones -Lc, Mc y Mt en orden de preferencia-; sobre Pablo, con 13; los estudios bíblicos contextuales sobre mujer, migrantes, sinodalidad y ecología, con 10 artículos. En segundo lugar, la investigación veterotestamentaria, con 18 artículos, con preferencia sobre el libro del Éxodo y la sabiduría hebrea, llamando la atención el bajo interés por la exégesis de los profetas con 4 producciones, y otros libros de la Toráh, con una publicación sobre Génesis y otra sobre Números. Existen, adicionalmente, pocos estudios sobre los contextos históricos, traducciones, tradiciones y hermenéutica.
Si la pastoral ha migrado de ser una acción de pastores a las tareas intraeclesiales para propiciar el diálogo con el mundo y el cambio con las estructuras desde la relación intrínseca entre la reflexión y la acción56, hablar de teología pastoral como segunda agrupación temática presenta en las investigaciones de este segmento de tiempo las más variadas formas y características. En primer lugar aparecen dos temas, con 8 artículos cada uno, sobre el interés, por un lado, en la fundamentación teórica y teológica de esta área del conocimiento en términos metodológicos, como también sus desarrollos teológicos y sus impactos contextuales, y, de otro lado, la identidad eclesial, su ministerialidad, la relación institución-carisma, el pluralismo y los movimientos eclesiales. En un segundo momento, con 7 artículos, se tiene el impacto de la reflexión ecológica en relación con el quehacer pastoral, especialmente y a raíz de las motivaciones por el sínodo de la Amazonía. Los migrantes y refugiados, con 5 artículos, continúan siendo significativos en la reflexión latinoamericana, y luego, con 4 artículos, varios campos de acción relacionando categorías como: sociedad, economía y empobrecimiento; violencia y mujer; acciones evangelizadoras, Concilio Vaticano II y territorios latinoamericanos; la reflexión pastoral y popular latinoamericana, y el vínculo entre ciudad, parroquia, pastoral urbana en diversos contextos locales.
Al siguiente campo agrupador, si bien se le tituló magisterio de la Iglesia, el énfasis es explícitamente latinoamericano y se relaciona temáticamente con el anterior campo teológico-pastoral. En ella, puede evidenciarse gran preocupación por la recuperación de la memoria de la Conferencia de Medellín, con 14 artículos, y 10 artículos a propósito del pensamiento sociopolítico y ético del papa Francisco en relación con el pensamiento social de la Iglesia, especialmente a partir de la Fratelli Tutti y también la importancia de lo ecológico en la reflexión teológica gracias a la Laudato Si´57. Finalmente, con 5 artículos, se retoman nuevas profundizaciones sobre el Concilio Vaticano II.
En síntesis, de esta primera agrupación general según la Figura 5, puede identificarse: 1) el interés por recuperar las bases de la reflexión cristiana fundamental en los estudios neotestamentarios, enfocados en los Evangelios Sinópticos y Pablo, como un regresar a las fuentes para interpretar con autoridad cristiana lo vivido en esta actualidad socioeclesial. Llama la atención que la investigación sobre el profetismo no sea tan fuerte, siendo un aspecto característico del pensamiento latinoamericano; 2) la preocupación por fundamentar teórica y teológicamente la pastoral, sobre todo el método, a favor de una identidad eclesial rigurosa, y 3) se clama por la recuperación de la memoria teológica heredada por la Conferencia de Medellín y el impacto político y ambiental de la reflexión actual del Magisterio de Francisco. Asuntos que, en todos los casos, sociopolítica y teológicamente, llegan a tres precisiones fundamentales: los migrantes y refugiados, las mujeres y la ecología.
Encontrar subtemas especializados implicó, luego de ver los grandes temas agrupadores, la lectura de sus contenidos que pueden tender a nuevas especificidades. No se pretende precisión, sino abordaje, porque hay temas cruzados al ser objeto de estudio en diversas ramas de la teología. Por ejemplo, abordar un asunto eclesiológico puede ser comprendido desde los estudios bíblicos, desde el dogma y desde la pastoral, como efectivamente se comprobó en la Figura 5. Además, la interdisciplinariedad hace que la teología expanda el horizonte a nuevas formas de comprensión, como el mutuo aporte entre los estudios políticos, las ciencias sociales y la eclesiología. Aquí se identifican motivos para clasificar la especialización.
Estriban, en el primer lugar, los desarrollos en teología latinoamericana y los aspectos que la componen: la interpretación bíblica, su epistemología, metodología, soteriología, crítica interna e interés pastoral; también, alineado con la Figura 5, se evidencia en segundo lugar la espiritualidad como un contenido de valor teológico y, en tercer lugar, la eclesiología para pensar la identidad carismática e institucional. Puede verse en estos temas cierta conexión con los primeros campos agrupadores. En un punto intermedio se encuentra la exégesis neotestamentaria y, con más distancia, van emergiendo otros temas relacionados con la teología feminista58, el pensamiento sociopolítico, la antropología, la cristología y la hermenéutica teológica.
La teología latinoamericana señala su identificación con la teología de la liberación en 15 artículos. La obra de Gustavo Gutiérrez e Ignacio Ellacuría continúa siendo valorada, y aparecen otros autores más o menos ligados a esta escuela, como Jon Sobrino y, desde lo filosófico y social, Enrique Dussel y Alberto Hurtado. La hermenéutica bíblica, el método teológico latinoamericano y otros desarrollos relacionados, la espiritualidad, la crítica interna al saber teológico y la crítica externa en relación con las epistemologías europeas van contribuyendo a una nueva comprensión de su quehacer. También, con 14 artículos, continúa la recuperación de Medellín como foco de impulso para el desarrollo teológico de América Latina. En menor medida, con 5 artículos, reflexiones desde la teología afro y la perspectiva decolonial teológico-latinoamericana y, con 4 artículos, la importancia de los pobres en la acción teológica, pastoral-eclesial, testimoniando la memoria de monseñor Romero.
La espiritualidad parece atravesar la producción teológica a través de cuatro áreas: 1) la mística desde Agustín, pasando por Tomás de Aquino, Francisco de Asís, Meister Eckhart, Teresa de Jesús, Juan de la Cruz, Gertrudiz de Helfta, Christophe Lebreton, Edith Stein, Simone Weil y Etty Hillesum van trazando, con 16 artículos, formas tan humanas de comprensión histórica del fenómeno espiritual; 2) los contextos, con 11 artículos, reflexionan la salud -VIH y COVID-, el acompañamiento espiritual -virtual y universitario-, la mujer, la ancianidad, los jóvenes, los indígenas y los territorios de evangelización, concretamente en Chile; 3) con 10 artículos pretende una fundamentación ético-teológica de la espiritualidad con reflexiones pneumatológicas, pastorales, éticas, incluso reflexiones sobre la tortura para interpretar teológicamente el cuerpo y la comprensión sobre Dios en América Latina; 4) finalmente, con 7 artículos, aparece la espiritualidad patrística destacando aproximaciones a la psicología, la catequesis, la mística, la exégesis, las simbologías y los sermones. Este último tema, como se mencionó sobre la Figura 5, va emergiendo paulatinamente.
Sobre la eclesiología se identifican fuertemente dos tendencias, con 12 y 11 artículos respectivamente: en primer lugar, la reflexión teológica, documental y contextual sobre la sinodalidad desde el Concilio Vaticano II, las experiencias de algunas diócesis, los aportes desde la Amazonía y la Doctrina Social de la Iglesia; luego, la identidad de la Iglesia, su compromiso con los pobres, el vínculo carisma-institución, la relación con otros movimientos eclesiales, su comprensión histórico-salvífica, el pluralismo y el ecumenismo. En estos puntos reposa la producción.
Sintetizando la segunda agrupación, según la Figura 6, puede identificarse: 1) la necesidad por recuperar críticamente el propio quehacer teológico alineado, quizá desde lo planteado por Costadoat y Scannone59, la memoria de Medellín, correspondiendo este resultado con la primera agrupación; 2) pensar la espiritualidad, la mística, los contextos, la fundamentación ética y las fuentes patrísticas podría revelar el deseo de una reflexión y sistematización más experiencial y menos conceptual contra la rígida organización dogmática; y 3) continúa la explicitación de la identidad eclesial en perspectiva pastoral mencionando la reforma sinodal.
Decir la dinámica de temas abiertos implicó, tras la lectura, observar énfasis, tópicos, asuntos más específicos y recurrentes. Con este propósito se presenta la Figura 7 con los 23 temas más recurrentes de 236 identificados. Este análisis enfatiza los cuatro primeros lugares ubicados entre las 46 a las 30 menciones en los artículos.
El tema más destacado que va trazando el trabajo teológico se encuentra en el magisterio del papa Francisco y sus razonamientos teológicos, sociales, políticos, ecológicos, familiares, de género, entre otros asuntos, como también la continuidad de su reflexión respecto al Concilio Vaticano II y a las conferencias del episcopado latinoamericano. Su magisterio se hace fuente de producción y capta la atención de la investigación teológica latinoamericana actual. Parecen respuestas contra las afirmaciones que le desprecian como un papa «no-teólogo»60 y que su teología es «débil» cuando realmente, y kenóticamente según Lysaught, recupera lo débil para hacer teología61. Además, según 17 artículos, se asimilan varios documentos de su pontificado: Evangelii Gaudium, Laudato Si´, Amoris Laetitia, Fratelli Tutti, Veritatis Gaudium, Christus Vivit, Gaudete et Exultate y demás puntos vinculados al sínodo de la Amazonía. Además, también se mencionan estudios inspirados en su magisterio para fundamentar el papel sociopolítico del creyente y la identidad sinodal de la Iglesia con otros 17 artículos.
Al papa Francisco, quizá en consecuencia, le siguen artículos que revelan la preocupación por el conocimiento de los contextos latinoamericanos como lugar teológico. Es apenas evidente ante las agrupaciones anteriores y, también, las revistas latinoamericanas revisadas. El pensar creyente y su quehacer es imposible fuera de su contexto o mundo de la vida. Vuelven a valorarse las aproximaciones al método, la espiritualidad y la crítica de la realidad desde América Latina con 11 artículos, como también la memoria de las conferencias del episcopado latinoamericano, con mayor fuerza Medellín, con menos menciones Puebla y Aparecida. También, este campo, con 5 artículos, insinúa el camino hacia los desarrollos de la teología desde la crítica decolonial, una tarea apenas nueva que va haciendo su camino.
Continúan, según la Figura 7, las investigaciones en torno al Concilio Vaticano II con las más variadas temáticas. Explícitamente, se mencionan los trabajos relacionados con la Gaudium et Spes, Sacrosanctum Concilium, Dei Verbum y Optatam Totius. Se podría afirmar que existe un amplio interés por mostrar la continuidad entre la reforma del Concilio y la reforma propuesta por el actual papado, la visibilización del papel de los obispos para la contribución del Concilio en su realización, como también en la actual aplicación a los diversos contextos pastorales de las diócesis. El rescate de la novedad permanente que aporta el Concilio Vaticano II sigue vigente y se hace necesario continuar comprendiéndolo en estos tiempos de reforma sinodal.
Posteriormente, se evidencian investigaciones que mencionan en varias ocasiones la importancia de la espiritualidad y la mística por las aproximaciones a las obras de mujeres y hombres dedicados a narrar su profunda experiencia de fe dentro de otro tipo de cánones y estilos. Con 6 artículos, destaca el reconocimiento de mujeres como: Etty Hillesum, Teresa de Jesús, Edith Stein, Gertrudis de Helfta, Simone Weil y demás aproximaciones a lo femenino, por ejemplo, en la obra de Juan de la Cruz y el análisis a la metáfora del cuerpo femenino en relación con la creación. También llama la atención, con 4 publicaciones cada uno, desarrollos sobre la obra de Meister Eckhart, la fenomenología del don y la teología mística en relación con la ciudad, la poesía y la oración.
Estas menciones al magisterio actual, al continente latinoamericano, al Concilio Vaticano II y a la mística podrían revelar el lugar preeminente de este quehacer durante los últimos cinco años: un papa que impulsa la renovación de la teología, un continente necesitado de justicia, un Concilio reinterpretado para demostrar la continuidad teológica de los magisterios y una mística que aporta la libertad teológica y la experiencia de fe para seguir caminos de crecimiento académico y pastoral.
En la segunda sección, de las 21 a las 26 menciones, prima la reflexión sobre el método teológico para el mejoramiento de la investigación, una tarea que siempre será nueva si la ciencia desea seguir robusteciendo sus búsquedas. Las conferencias del episcopado latinoamericano presentan fuertes menciones, como también la explicitación de la teología feminista, punto que, si bien aparece muy enfatizado en la investigación actual, está en mora de una repercusión más fuerte en las universidades, según los resultados de la Figura 4. En consecuencia, los pobres y el problema del mal y del sufrimiento, aparecen también mencionados. Los estudios patrísticos en América Latina van tomando cada vez más protagonismo.
El bosquejo continúa, en la tercera sección de las 11 a las 19 menciones, con la comprensión de las culturas en el trabajo teológico, la identidad sinodal de la iglesia, la exégesis de los evangelios y Pablo y, contextualmente, la ecoteología, las diversas teologías indígenas, afros y feministas y la teología de la liberación latinoamericana. Luego, con 10 menciones cada uno, la relación entre teología y salud -contexto de salud pública y cuidados paliativos-, la investigación sobre el Jesús histórico, el papel de la filosofía en el quehacer teológico y los ambientes educativos, sobre todo universitarios, tienen una mención explícita en esta última Figura.
En síntesis, en estos aspectos se van revelando cuatro asuntos: 1) la fidelidad y el interés de la investigación latinoamericana por el magisterio actual del papa Francisco; 2) la riqueza temática en las búsquedas de las investigaciones teológicas publicadas; 3) la memoria y capacitación para pensar mediaciones socioanalíticas a favor del quehacer metodológico del saber; 4) si bien las publicaciones demuestran creatividad y riqueza, los procedimientos aún se perciben cercanos a la hermenéutica más clásica del trabajo teológico. Con estos puntos se va percibiendo la actual identidad de la investigación teológica latinoamericana.
3.3 Síntesis general de los hallazgos para plantear una tendencia teológica latinoamericana actual
Si las revistas están publicando resultados de investigación, ¿cuáles son las temáticas y los asuntos de interés teológico para hablar de una teología latinoamericana? ¿En qué consiste hoy la teología latinoamericana? ¿Dónde están las preocupaciones y los énfasis de esta teología? ¿Qué hay en la reflexión teológica que lleve a definir las fronteras de la hoy denominada teología latinoamericana? Podría mencionarse, a la luz de los hallazgos, este camino:
El deseo por volver a las fuentes. La investigación bíblica está centrada en los Evangelios sinópticos, especialmente, en el evangelio de Lucas, quizá por la relación con la teología de la misericordia62, y el pensamiento paulino. El Éxodo como tema predilecto de la teología de la segunda mitad del siglo xx, y la sabiduría hebrea como un camino hacia la espontaneidad de la experiencia de fe, aparecen en las propuestas de investigación. También, la investigación patrística va tomando significativa fuerza en este camino teológico latinoamericano.
Desarrollos en torno al Concilio Vaticano II, especialmente, en relación con la Gaudium et Spes; el magisterio latinoamericano, sobre todo la Conferencia de Medellín, y la continuidad con el actual magisterio del papa Francisco, enfatizado sobre todo en la doctrina social y la dimensión sociopolítica y cultural de la fe, muestran la óptica de estas publicaciones63.
La memoria y fortalecimiento de un desarrollo teológico latinoamericano significativo y efectivo desde lo bíblico, soteriológico, epistemológico, metodológico, magisterial para un quehacer crítico de modelos de pensamiento impuestos por otros saberes científicos y teológicos ajenos a las diversas realidades del continente.
Continúa la fundamentación epistemológica de la teología pastoral, sobre todo en relación con la identidad y función eclesial y sus métodos, que propenda por una teología sinodal, para estos tiempos de reforma.
Espiritualidad y mística encarnada en la realidad para verla con profundidad, dando lugar a la experiencia y espontaneidad creyente, generando caminos de mayor libertad para la investigación teológica que apunte a métodos más fenomenológicos64.
Los contextos son fundamentales para el quehacer teológico latinoamericano y la opción preferencial por los pobres continúa en razón misma de las situaciones de injusticia. Priman los concretos rostros de migrantes y refugiados, las mujeres, los jóvenes, la población afro e indígena, el campesinado, la urbe, la ecología y la parroquia.
Sin embargo, estos desarrollos demuestran cierta continuidad con la reflexión del anterior siglo, con ciertos visos de novedad, sobre todo por los temas puestos sobre la mesa por el actual magisterio papal. Emergen, por ello, varios cuestionamientos:
¿A qué se debe la escasez en la investigación bíblica y sistemática en relación con el pentateuco, los profetas y la cristología, cuando fueron referentes de la teología latinoamericana?
¿Cuáles son los factores que han llevado a un crecimiento paulatino de la investigación patrística? ¿Cuál es el lugar de la investigación sobre las literaturas de mujeres en los primeros siglos de la Iglesia? ¿Por qué la investigación patrística carece de diálogos con los contextos latinoamericanos?
Hay leves menciones a otros rostros contextuales, como, por ejemplo, los ancianos y la población de las diversidades sexuales, que no alcanzaron a ser mencionadas en los gráficos. Por lo tanto, ¿qué otros rostros sufrientes y contextos van emergiendo en América Latina que requieran de una palabra teológica oportuna, práctica y eficaz?
Si bien los desarrollos en torno a la sinodalidad aparecen, ¿a qué se debe que falte mayor fuerza de la investigación teológica para apoyar la reforma?
El énfasis significativo sobre la recepción de la Gaudium et Spes y la Conferencia de Medellín ¿refieren quietud académica de la disciplina o temor de perder la memoria teológica continental?
¿Qué se está haciendo en la investigación teológica de África, Asia y Oceanía para entrar en diálogo fecundo con la teología latinoamericana? Casi no hay menciones al respecto.
¿Cómo presentar, desde un lenguaje más latinoamericano, incluso en términos técnicos, el trabajo teológico, cuando este se ha caracterizado por emplear formas y esquemas propios del pensamiento europeo? Implicaría hacer una crítica epistemológica, una tarea que apenas se revisa desde la perspectiva de las teorías decoloniales65.
Conclusiones
Según se desprende de la revisión sistemática de literatura, aunque se han hecho trabajos desarrollando una teología en América Latina, falta plantear nuevas reflexiones que, en fidelidad creativa a la tradición, trasciendan aún más las tendencias identificadas. Posterior al quehacer teológico continental, queda pendiente seguir escudriñando la tendencia global de las instituciones teológicas latinoamericanas. Hay un gran caudal de temáticas que no permiten del todo señalar unas tendencias o acentos, fijándose más los intereses institucionales y editoriales en la selección de la información que se publica, debatida entre lo que se mueve en la teología general, así como en la reflexión latinoamericana.
La teología de la liberación sigue vigente y continúa fundamentando la mayoría de los artículos. Esto podría leerse como una escuela fija y sus enseñanzas asumidas dentro del amplio entramado de escuelas, planteamientos, búsquedas, métodos y categorías, tal como las desarrolladas en las diversas escuelas del siglo xx y de estos inicios del siglo xxi. También, se percibe escasa fuerza de grandes tópicos relacionados con las perspectivas decoloniales, interculturales, raciales, étnicas, de género y aportes más fuertes que el quehacer teológico latinoamericano puede hacer al proceso de reforma sinodal. No podría afirmarse que todas las producciones asumen estas búsquedas escolares ni que tampoco haya producción permanente de nuevos paradigmas teológicos.
El temor de la teología institucional por los desarrollos de la teología latinoamericana de la liberación que fomentó la relación entre teología y política, podría considerarse superado actualmente, sobre todo por las búsquedas del actual pontificado. En el magisterio de la Iglesia de la Figura 5, la mayoría de los artículos están relacionados con premisas de su pontificado en continuidad con la Gaudium et Spes y la Conferencia de Medellín lanzando la teología, institucionalmente, a estos espacios de discusión como una enseñanza asumida, incluso, así lo menciona la Constitución Apostólica Veritatis Gaudium: pensar, por exigencia ética, la mediación socioanalítica para la praxis teológica. No ha muerto la teología de la liberación latinoamericana, pero sí puede hablarse que falta fortalecer la novedad ante una enseñanza asumida con mayor claridad por la Iglesia católica, que va madurando conforme pasa el tiempo y se asumen las enseñanzas de las diversas escuelas teológicas, como debería ser la natural evolución de la disciplina.
Valdría la pena que las instituciones se pregunten por el quehacer teológico a propósito de la reforma sinodal: ¿Con quiénes camina la teología latinoamericana; con quiénes se elabora el quehacer teológico latinoamericano? Hoy, a propósito de la reforma encaminada por el actual papado para toda la Iglesia, se debe ejercitar un quehacer teológico para interrogar, preparar y plantear una teología como quehacer sinodal, aprovechando las luces que desde antes entregó la escuela latinoamericana de la teología de la liberación como destellos de tal intencionalidad. Así, vuelven a emerger las propias ideas, los propios lugares teológicos, las necesidades de los pueblos y la realidad de los pobres.
El papa Francisco habla desde su lugar latinoamericano y alimenta la Teología de toda región y contexto. Y su trabajo teológico y pastoral, más que fiel a una escuela teológica, busca atender con sensatez la realidad de un planeta y un pueblo sufriente. La reflexión teológica que fundamenta el estilo pastoral de su magisterio está alimentado por la renovación impulsada desde América Latina que, actualmente, ha llevado a una reforma en muchos aspectos de la institucionalidad eclesial: tanto en la eclesiología con la reforma sinodal para una Iglesia en salida, como en la teología comprometida, desde las fuentes de su reflexión, con la misericordia, la justicia y los procesos de humanización desde el horizonte histórico y salvífico de la revelación de Dios en Jesús de Nazaret para el pueblo latinoamericano gestando una teología en salida.