INTRODUCCIÓN
El sector de las micro y pequeñas empresas, donde inician los nuevos emprendimientos, es de suma relevancia en el contexto mexicano, puesto que genera el 68.4 % de los empleos y aporta el 40 % del producto interno bruto (INEGI, 2019), de ahí la necesidad de estudiarlo. En efecto, en la estructura empresarial mexicana podemos encontrar que el 95 % de las empresas son de tamaño micro (1 a 10 trabajadores), un 4 % son de tamaño pequeño (11 a 50 trabajadores), un 0.8 % son de tamaño mediano (51 a 250 trabajadores) y solo 0.2 % son de tamaño grande (250 trabajadores o más) (INEGI, 2019).
El perfil emprendedor ha sido estudiado como de alta relevancia para asegurar el éxito empresarial. En el caso de México, la sobrevivencia de las empresas en el primer año de vida es de 60 % (INEGI, 2016), por ello la importancia de caracterizar el perfil de los microempresarios puesto que son los de mayor presencia en el tejido empresarial mexicano. Por lo anterior, el objetivo de esta investigación consiste en determinar el perfil emprendedor del microempresario mexicano, utilizando el análisis factorial exploratorio con el fin de caracterizarlo y conocer las áreas de oportunidad para mejorar este perfil. Para llevar a cabo esta investigación se elaboró y aplicó un cuestionario que permitió contar con un acercamiento al perfil emprendedor de los microempresarios mexicanos.
Esta investigación consta de tres apartados. En el primero se presenta la revisión de la literatura, donde se incluye el origen del término emprendedor, así como la conceptualización del emprendedor a través de sus características. En el segundo apartado se describe la muestra utilizada para el desarrollo de esta investigación, la recolección y el análisis de datos, así como el cuestionario aplicado. En el tercer apartado se exponen los resultados, que contienen el análisis de confiabilidad, el análisis factorial exploratorio y la prueba de hipótesis. Por último, se presentan las conclusiones de esta investigación.
REVISIÓN DE LA LITERATURA
El término entrepreneur se usó por primera vez en la obra Essai Sur la Nature du Commerce en Général, de Richard Cantillon (1931), donde se definía al emprendedor como un individuo que compraba productos a precios conocidos y los vendía en el mercado a precios desconocidos, asociando al concepto de emprendedor dos elementos fundamentales, recursos y riesgo. Asimismo, Pereira (2003) refiere que posteriormente los importantes economistas Knight (1921), Say (1966a), Baumol (1968, 1993), Braudel (1985) y Casson (1982) enriquecieron el concepto y establecieron la diferencia entre el emprendedor y el inversionista al identificar que el rendimiento que cada uno espera de sus acciones es distinto. Así pues, determinaron que el inversionista espera el rendimiento sobre el capital que aportó, mientras que el emprendedor está a la expectativa de que el resultado de quitarle a las utilidades los costos incurridos por el uso del capital del inversionista, sea suficiente para justificar su actividad emprendedora.
Es importante destacar que Schumpeter (1934) fue el primero en poner de manifiesto que el emprendedor es un ente generador de crecimiento económico y que, desde entonces, hasta fechas más recientes, estudios como los de Johnson y Loveman (1995) demuestran la importancia del desarrollo de las economías de mercado a través de los emprendedores de éxito y así también otros investigadores constatan que la creación de nuevos negocios tiene como principal recurso la figura del emprendedor.
Por lo anterior, es de alta relevancia que el espíritu emprendedor sea uno de los nuevos temas de investigación en el campo de la administración (García del Junco et al., 2007). En este sentido, Bruyat y Julien (2000) afirman que los investigadores deben compartir ideas básicas en el campo del emprendi-miento, como las siguientes:
a) El reconocimiento del individuo como un elemento importante o incluso vital en la generación de un nuevo valor, puesto que los emprendedores no son los únicos que producen valor para la sociedad a través de la creación de empresas, en el sentido literal del término, o mediante los diferentes tipos de innovación. Sin embargo, es notoria su importancia en la creación de valor, por lo que los investigadores en la materia los consideran necesarios para el correcto funcionamiento del sistema económico.
b) El individuo no es simplemente una máquina que reacciona automáticamente a los estímulos del entorno, sino que tiene la capacidad de aprender y crear, es capaz de autodefinirse y, por lo tanto, tiene cierta libertad de acción, considerando que el entorno ofrece oportunidades o impone restricciones.
c) La creencia de que los recursos del entorno pueden desempeñar un papel facilitador o de impulso para ayudar a aumentar el número de empresarios en una región.
Por su parte, Rodríguez (2009) indica que la fisiocracia o teoría económica clásica podría fundamentar el tema de emprendimiento; sin embargo, también es consciente de que no existe un consenso general sobre su conceptua-lización, dado que algunos lo definen como una persona que está dispuesta a asumir riesgos (Cantillon, 1931); otros, como el trabajador destacado (Say, 1966b); como el hombre inteligente (Cantillon, 1931) y como el innovador (Smith, 1997). Rodríguez (2009) concluye que estos diversos enfoques se ven plasmados en la actualidad, en que no hay un concepto homogéneo de emprendedor y que para generalizarlo se deben considerar dos características: el emprendedor como tomador de riesgo y persona que posee una gran inteligencia, y el emprendedor como un tomador de decisiones con riesgo e innovador.
Con relación a la segunda característica, Schumpeter (2003) se refirió al emprendedor como el "destructor creativo" capaz de romper los ciclos del mercado introduciendo una innovación que le otorga una ventaja monopolística y le permite fijar un precio muy superior al costo de los recursos utilizados para la producción. Así, obtiene un rendimiento superior que, al ser imitado por los competidores, lo obliga a ajustar los precios de acuerdo con el mercado. Como consecuencia, se reestablece el ciclo normal, el cual se rompe cuando se introduce otra innovación. En síntesis, caracteriza al emprendedor como una persona que se encuentra constantemente innovando.
Por su parte, Gartner (1985) refiere que en este campo de conocimiento la dificultad para contar con una base teórica común del concepto de emprendedor, buscando tal vez caracterizar a un emprendedor promedio, consiste principalmente en la gran complejidad y diversidad de los emprendedores. En este sentido, Bygrave y Hofer (1991) recomiendan que los estudios no solo se centren en la caracterización y funciones del emprendedor, sino que se realice una ampliación donde se involucren también las características del proceso emprendedor. Lo anterior implica cambiar de una concepción estática del espíritu emprendedor, entendida como un conjunto de características que se deben cumplir para obtener resultados óptimos del emprendimiento, a una concepción dinámica con enfoque en el proceso del evento emprendedor y del emprendedor mismo. De esta manera, se considera el proceso emprendedor como un conjunto de las funciones, actividades y acciones asociadas con la percepción de la oportunidad y la creación de la organización para aprovecharla.
Vale resaltar que el emprendedor es quien percibe la oportunidad y crea la organización para aprovecharla (Pereira, 2003); por su parte, Gartner (1985) sugiere como elementos para el estudio del espíritu emprendedor: i) el entorno; ii) las características del individuo; iii) el proceso; y, iv) la organización creada. Por otra parte, De Vries (1977) identifica al emprendedor a partir de los roles que cumple al concebir e implementar su idea: i) innovación; ii) administración o coordinación; y, iii) toma de riesgos. Cabe señalar además que, cuando autores como Drucker (1970) resumen las tareas del emprendedor en actividades como proyección, combinación, innovación y anticipación, no están más que retomando las propuestas originales de Schumpeter (2003), quien asume la innovación como centro de las características del emprendedor y quien adiciona la ganancia emprendedora a una combinación novedosa de factores de producción existentes.
Existe una interesante discusión acerca de las características del emprendedor y del administrador; Kirzner (1973), Baumol (1968) y Casson (1982) se refieren al administrador como una persona que solo toma decisiones calculadas, el cual reacciona de modo mecánico cuando aparecen cambios en el entorno. En cambio, de acuerdo con Baumol (1968), el emprendedor es más que un organizador, tal como lo concibe Casson (1982), y más que un innovador, como lo plantea Schumpeter (2003), pues el emprendedor debe conseguir nuevas fuentes de recursos y métodos de mercadeo, además de estructurar la nueva organización (Stevenson, 1983; Gartner, 1988; Bygrave & Hofer, 1991; Pereira, 2003; Amatori, 2010; GEM, 2017). Así pues, completando la concepción de emprendedor propuesta por De Vries (1977) y Bucardo (2019), se agrega la dimensión de la toma de riesgo: el emprendedor no solo arriesga su capital económico, sino también su imagen social y los costos psicológicos asociados con el fracaso. En este sentido, Curto (2012) refiere que para Peter Drucker iniciar un negocio no es condición necesaria ni suficiente para ser emprendedor, y según Lumpkin y Dess (1996), los emprendedores no tienen por qué ser necesariamente inventores, sino que simplemente tienen que adoptar una visión creativa a la hora de poner en práctica invenciones de otros.
En este orden de ideas, Lumpkin y Dess (1996), tomando como base las ideas de Schumpeter, Stevenson, Say y Drucker, identifican cuatro aspectos que caracterizan el emprendimiento: (i) destrucción creativa: según Schumpeter, la generación de productos o servicios innovadores desplaza a los que estaban previamente en el mercado; (ii) creación de valor: según Say, el emprendedor traspasa recursos económicos de una actividad de baja productividad a una de alta productividad y mayor rendimiento; (iii) identificación de oportunidades: para Drucker, un emprendedor no genera el cambio, sino que explota las oportunidades que el cambio brinda; (iv) ingenio: Stevenson destaca la capacidad de los emprendedores no solo de aprovechar oportunidades, sino también de afrontar los retos que conlleva la falta de recursos para llevarlas a cabo (Bucardo et al., 2015, p. 100).
Por su parte, Boliko (1996), Selameab (1997) y Naffzinger (1998) reconocen la dificultad para identificar y caracterizar a un emprendedor de éxito, así como la importancia de estas características. Y una de las razones para esto es el hecho de que individuos carentes de cualidades emprendedoras crean negocios para sobrevivir en épocas de crisis económica y laboral. Corroborando lo anterior, Stuart y Abetti (1988), Sandverg y Hofer (1987), y Kham (1986) afirman que los estudios empíricos realizados no han podido corroborar las hipótesis que vinculan el éxito empresarial con las características del emprendedor, pero sí se han hecho estudios parciales como, por ejemplo, el emprendedor innovador (March, 1998; Moore & Buttner, 1997; Koh, 1996) o estudios sobre los emprendedores de éxito (García del Junco, et al., 2007; Roberts, 1991).
Sin embargo, Mises (1998) considera que son tres las características esenciales que debe poseer un individuo para ser identificado como emprendedor:
La primera caracteriza al emprendedor como un evaluador capaz de calcular numéricamente costos y beneficios, con capacidad también para explorar nuevas necesidades y factores de producción. La segunda caracteriza al emprendedor como un coordinador y tomador de decisiones acerca del uso de los factores de producción. La tercera, caracteriza al emprendedor como tolerante de la in-certidumbre puesto que debe actuar en función de un futuro incierto. (Citado por Bucardo, 2019, p. 40).
A continuación, en la Tabla 1 se presentan los principales autores que han conceptualizado al emprendedor a través de sus características principalmente.
Así pues, se puede concluir que el emprendedor es aquella persona que busca el cambio a través de la innovación de las ideas, de los productos o de los procesos, sin que necesariamente implique su participación en la creación o dirección de las empresas necesarias para llevarlas a cabo. Sus principales características son la innovación, la identificación de oportunidades, el ingenio, la audacia, el entusiasmo, la ilusión y la insatisfacción laboral.
MÉTODO
Se definió como hipótesis central de esta investigación que Ho 1: los microempresarios no tienen un perfil emprendedor. Para la prueba empírica se diseñó una muestra no probabilística por conveniencia, conformada por 409 sujetos voluntarios que cubrieran el perfil de ser microempresarios y cuyas empresas estuvieran ubicadas en el estado de México y en Chiapas. Para la aplicación de los cuestionarios se contó con la colaboración de dos empresas de consultoría y microfinancieras: en el estado de México se recabaron 198 cuestionarios, con el apoyo de la empresa ENOVA S.A. de C.V., que tiene más de 70 centros en el estado, denominados Red de Innovación y Aprendizaje (RIA), donde se imparten, entre otros, cursos para microempresarios en diversos temas. Entretanto, en Chiapas se contó con el apoyo de la microfinanciera Solución Asea, S.A. de C.V. SOFIPO, que entrevistó a 201 empresarios.
Debido a la importancia que tiene en los estudios sociales estimar la validez y la confiabilidad del instrumento, en un primer momento se realizó una prueba piloto del instrumento previamente revisado por expertos en temas de empresa y financiamiento. Para lo cual se conformó un grupo de 10 clientes de la empresa Solución Asea, S.A. de C.V., cuyas respuestas fueron procesadas utilizando el software Statistical Package for Social Sciences (SPSS) y se calculó el estadístico del Alfa de Cronbach. Los resultados permitieron efectuar ajustes tanto de redacción como de extensión del instrumento. Es importante señalar que estos cambios fueron nuevamente aprobados por los expertos en la materia, concretándose las correcciones y ajustes que en su momento recomendaron.
Como segundo paso, dado que el objetivo central de este trabajo consiste en la caracterización del perfil emprendedor, una cuestión psicológica y subjetiva, se utilizó el análisis factorial exploratorio, el cual se define como una de las técnicas multidimensionales más usadas en la construcción, validación y adaptación de instrumentos de medida psicológica, puesto que permite explorar un conjunto de variables latentes (subyacentes) o factores comunes que explican las respuestas a los ítems de un test en el supuesto de que los ítems se relacionan de manera lineal con los factores que miden (Camacho-Reyes et. al. 2018). Además, permite la reducción de los datos para identificar un pequeño número de factores que explique la mayoría de la varianza observada en un número mayor de variables manifiestas.
Por lo anterior, fue necesario definir las variables subyacentes que, de acuerdo con la revisión de la literatura, agrupaban las 4 dimensiones psicológicas frecuentemente incluidas en estudios de este tipo: aspectos personales natos, aspectos personales adquiridos, aspectos técnicos y, por último, los aspectos sociales y ambientales. En la Tabla 2 se presentan los diversos estudios realizados a lo largo de la historia que plantean cada dimensión, así como las preguntas con las que se abordaron en el instrumento.
Una vez recolectadas las respuestas de los participantes, se elaboró una base de datos para llevar a cabo la validación a priori del constructo emprendedor mediante el análisis factorial exploratorio utilizando los métodos de componentes principales y rotación Varimax. Para la comprobación de la empleabilidad del análisis factorial a la variable de estudio, se realizaron previamente dos pruebas: 1) el índice Kaiser-Meyer-Olkin (KMO) y, 2) la prueba de esfericidad de Bartlett.
El índice Kaiser-Meyer-Olkin (KMO) compara las magnitudes de los coeficientes de correlación parcial, de tal manera que cuánto más pequeño sea su valor, mayor será el valor de los coeficientes de correlación parciales y, en consecuencia, menos apropiado es realizar un análisis factorial.
Kaiser-Meyer-Olkin (citados en Geroge & Mallery, 2003) proponen que, al realizar un análisis factorial, se pueden obtener los resultados de su índice:
KMO ≥ 0,75 == Bien
KMO ≥ 0, 5 == Aceptable
KMO < 0, 5 = Inaceptable
Por su parte, con la prueba de esfericidad de Bartlett para evaluar la aplicabilidad del análisis factorial de las variables estudiadas, se tiene que:
Si Sig. (p-valor) < 0.05 aceptamos Ho (hipótesis nula) > se puede aplicar el análisis factorial.
Si Sig. (p-valor) > 0.05 rechazamos Ho > no se puede aplicar el análisis factorial.
Por último, a fin de validar estadísticamente si la hipótesis propuesta es cierta, se consideró conveniente realizar una prueba t de una muestra, comparando las medias de un índice confiable de emprendedurismo contra la media de los niveles del constructo emprendedor con el mayor N. Para probarla, se calculó la media de los 14 pilares que componen el índice del Global Entrepreneurship and Development Index 2018 publicado por The Global Entrepreneurship and Development Institute, para el país que quedó clasificado como número 1 en este ranking, obteniendo como resultado una media de 0,885.
RESULTADOS
En esta sección se presenta el análisis de confiabilidad, el análisis descriptivo y la validez del constructo emprendedor, así como la comprobación de la Ho. mediante pruebas de hipótesis.
Análisis de confiabilidad
Para realizar la validación del instrumento, se calculó el Alfa de Cronbach considerando un nivel de confianza del 95 %, y como resultado se obtuvo un índice de 0,776, el cual es considerado aceptable de acuerdo con los criterios establecidos por George y Mallery (2003). Se asume, por lo tanto, que los ítems miden un mismo constructo y que están altamente correlacionados, considerando que existe consistencia interna en el constructo.
Análisis factorial exploratorio
Para verificar la validez del constructo emprendedor a través de un análisis factorial, fue necesario primero comprobar la Ho de que ese es el análisis adecuado mediante la prueba KMO.
En este caso en particular, se observa que los resultados obtenidos confirman la pertinencia de utilizar el análisis factorial, al mostrar un valor de KMO igual a 0,781. De manera similar, la prueba de esfericidad de Bartlett arroja una significancia de 0,000, lo que indica que la matriz de datos es válida para continuar con el proceso de análisis factorial (Tabla 3).
Extracción de componentes principales
Para continuar con el análisis factorial, se extrajo el número de factores óptimos a través de una tabla de comunalidades, en la que se encuentran las variables subyacentes que explican el constructo emprendedor. La comunalidad de una variable es la proporción de su varianza que puede ser explicada por el modelo factorial obtenido. Analizando las comunalidades de la extracción se puede valorar cuáles de las variables son las peor explicadas por el modelo. Solo se tomaron en cuenta aquellos factores cuya varianza es mayor que 0,400, dejando solo 23 preguntas de las 30 consideradas en el instrumento.
La extracción muestra que la varianza de los factores que mejor pueden ser explicados por el análisis son: innovador (0,550), antigüedad activo fijo (0,706), innovación maquinaria (0,477), adquisición de maquinaria (0,742), innovación canales de comercialización (0,478), resultado de innovación en canales (0,464), frecuencia de nuevos productos (0,482), nuevos productos futuros (0,587), uso de celular en actividades empresariales (0,479), página web (0,465), cambios en el negocio (0,536), efecto de cambios en el negocio (0,515), motivación (0,674), estado de ánimo (0,443), visión (0,564), juventud (0,428), riesgo (0,597), escolaridad (0,578), orientación social (0,501), cuidado ambiental (0,539), participación en la comunidad (0,655), como se muestra en la Tabla 4.
Posteriormente, con los resultados anteriores se calculó la varianza total explicada, cuyos resultados evidencian que solo 7 factores explican el 52.7 % de la variabilidad total de los datos, como se muestra en la Tabla 5. Se observa que el factor 1 explica un 17,887 % de la varianza; el factor 2, un 8,068 %; el factor 3, un 6,723%; el factor 4, un 5,549 %; el factor 5, un 5,183 %; el factor 6, un 4,704 %, y el factor 7, un 4,645 % de la varianza.
Al obtener la matriz rotada de este análisis por el método Varimax (Tabla 6), se observa la composición de los 7 factores: los factores 1, 4 y 6 describen el perfil innovador, creativo y visión empresarial, pues las variables incluidas en este factor tienen relación con los procesos de innovación y la perspectiva de futuro de la empresa; el factor 2 describe la capacidad técnica del emprendedor y el uso de las tecnologías; el factor 3 incluye el entusiasmo y la apertura al riesgo; el factor 5 comprende el enfoque social y ambiental, y por último, el factor 7 describe la pasión del emprendedor como parte de los aspectos personales natos y adquiridos. Estos resultados coinciden con las teorías de diversos estudios y autores identificados en el marco teórico.
Método de extracción: análisis de componentes principales
Método de rotación: Varimax con normalización Kaiser
Nota: la rotación ha convergido en 9 interacciones
De este modo y, de acuerdo con los estudios revisados, se considera necesario reagrupar los factores que describen a los microempresarios en su papel de emprendedores, considerando solo aquellos que tuvieron un resultado igual o superior a 0,5 y con esto obtener un acercamiento al perfil emprendedor.
Los resultados, presentados en la Tabla 7, permiten caracterizar a los microempresarios de la muestra, los cuales tienen en su perfil emprendedor la innovación, creatividad y visión empresarial, imprescindibles para la permanencia a largo plazo; también cuentan con capacidad técnica y uso de tecnologías básicas de comunicación; tienen entusiasmo y apertura al riesgo, necesarios para iniciar un emprendimiento; consideran importante orientar a la empresa hacia la conciencia social y ambiental, y por último manifiestan pasión por la actividad emprendedora.
Se podría considerar que los emprendedores estudiados muestran un perfil emprendedor básico, donde predomina la innovación, la visión empresarial y la asunción de riesgos principalmente.
Pruebas de hipótesis
Tomando la muestra de 3741 microempresarios se obtuvo como resultado una media de todos los ítems que miden el constructo emprendedor de 0,7358. Para determinar si las medias son diferentes, se plantea la hipótesis estadística:
Considerando un error alfa de 0,05, se obtiene como resultado un valor t de -21,539, con una significancia de 0,000, por lo que es posible rechazar la hipótesis nula y se concluye que los microempresarios tienen un perfil emprendedor.
CONCLUSIONES
Respecto al tema emprendedor, la investigación confirma parcialmente lo que Gartner (1985) plantea respecto a que la complejidad y variedad de los emprendedores hacen imposible caracterizar un emprendedor promedio y, por ende, la construcción de una base teórica común a este campo del conocimiento. Esto en parte es cierto, dado que cada emprendedor es único y sus motivaciones e ideas son particulares y diferentes a las de otros emprendedores. Sin embargo, el estudio realizado a través de los diferentes métodos y análisis estadísticos propuestos permite concluir que sí es factible establecer parámetros que midan el nivel del perfil emprendedor de un grupo seleccionado, obtenidos a partir de instrumentos cuyo diseño haya sido concebido, construido y validado con la técnica del análisis factorial exploratorio, lo cual es coincidente con lo señalado por Bygrave y Hofer (1991) respecto a pasar de una concepción estática del espíritu emprendedor, entendida como una lista de características que permitirán obtener buenos resultados emprendedores, a una concepción dinámica del problema desde el punto de vista del proceso del evento emprendedor y del emprendedor mismo.
Los resultados estadísticos arrojan evidencia respecto a la importancia de tener pasión y ser innovador para poder ser catalogado con un perfil emprendedor, datos que coinciden con los estudios de García et al. (2007) y encuestas como la de Ernst and Young (2011). El hecho de abrir un negocio por necesidad es diferente a abrirlo por alcanzar un sueño o desarrollar una idea o producto novedoso.
Los hallazgos de esta investigación determinaron los factores del perfil emprendedor de los microempresarios de la muestra, entre los cuales se incluye la tendencia a la innovación, creatividad y una visión empresarial, la capacidad técnica y el uso de tecnologías básicas, el entusiasmo y apertura al riesgo, con indicios de enfoque social y ambiental, así como pasión emprendedora.
Por otra parte, los resultados demuestran que los factores que no son considerados por parte de los microempresarios y por lo tanto no son parte del perfil, son aquellos relativos a los cambios tecnológicos signados por la cuarta revolución industrial.
Finalmente, puede señalarse que es factible identificar el perfil emprendedor de un microempresario a partir de métodos sólidos como el análisis factorial, con la posibilidad de diseñar productos, apoyos o políticas diferenciadas por regiones o estados, que permitan potenciar el actuar cotidiano para lograr la tan ansiada productividad y, con ello, la competitividad.