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Universitas Humanística
Print version ISSN 0120-4807
univ.humanist. no.68 Bogotá July/Dec. 2009
El mar ¿territorio de quién? Algunos elementos para una propuesta de una antropología del litoral1
The Ocean - Whose Territory Is It? Elements for a Coastal Anthropological Proposal
O mar, território de quem? Alguns elementos para uma proposta de uma antropologia do litoral
Alfonso Julián Montalvo2
alfonso.montalvo@gmail.com
Fabio Silva Vallejo3
fsvallejo@gmail.com
Universidad del Magdalena, Colombia
1 Este artículo es resultado del proyecto «Construcción participativa de una propuesta integral para la conservación de los recursos hidrobiológicos en dos Áreas Protegidas del Caribe de Colombia y para el uso sostenible en las zonas adyacentes» - COMANEJO AMP - auspiciado por Universidad del Magdalena, Colciencias y Unidad Administrativa Especial del Sistema de Parques Nacionales Naturales de Colombia. Ejecutado entre los años 2007 y 2009.
2 Antropólogo Universidad del Magdalena. investigador del grupo de investigación de Oralidad, Narrativas Audiovisuales y Cultura Popular del Caribe Colombiano.
3 Profesor Departamento de antropología, Universidad del Magdalena. Antropólogo de la Universidad Nacional de Colombia, filólogo, especialista en literatura, Universidad INCCA de Colombia. Estudios de maestría en Estudios del Caribe de la Universidad Nacional de Colombia, Sede San Andrés. Director del grupo de investigación Grupo de Investigación Oralidad, Narrativas Audiovisuales y Culturas Tradicionales del Caribe Colombiano (Colciencias, C) y del proyecto Oraloteca del Caribe.
Recibido: 04 de agosto de 2009 Aceptado: 12 de noviembre de 2009
Resumen
El presente escrito tiene como interés traer una serie de preguntas en relación al mar Caribe Colombiano, sus comunidades y el ejercicio investigativo. Como una realidad física, el mar Caribe de Colombia establece una frontera cultural con el Caribe insular, desde donde existe un conjunto de vacios en relación al ecosistema marino costero y los pobladores de estas áreas. La primera parte de esta aproximación busca dar algunos lineamientos sobre la situación en qué están las investigaciones y las realidades de los habitantes del litoral, tratando de hacer un balance de las condiciones en que se encuentran algunas de las actividades económicas más representativas de la región y su impacto frente a las comunidades. La segunda parte es una aplicación etnográfica de un problema específico del litoral: el pescador, su realidad y su contexto. Elementos que aún no podemos articular en una antropología de la pesca, marítima o del mar, pues son muy pocas las experiencias investigativas y académicas que hay sobre este tema.
Palabras clave: maritimidad, litoral, antropología de la pesca, tradición, Caribe, diálogo de saberes, conflicto.
Abstrac
The present article is interested in asking a series of questions about the Colombian Caribbean Sea, its communities and the investigative process. There is a physical reality that establishes a cultural border with the insular Caribbean, from which there is a collection of vacuums in relation to the coastal marine ecosystem and the populations in those areas. The first part of this essay tries to provide some basics about the situation of the investigations and realities of the inhabitants of the coast; trying to balance the conditions of some of the representative economical regional activities and their impact on the communities.The second part is an ethnographic discussion of a specific coastal problem: fishermen, their reality and context. These are elements that cannot yet be articulated in an anthropology of fishing, maritime issues or the ocean itself, because thus far there are very few investigative and academic experiences about this subject.
Key words: maritime, coastal, anthropology of fishing, tradition, Caribbean, dialogue of knowledge, conflict.
Resumo
O presente artigo tenta colocar uma série de questões relacionadas ao mar Caribe colombiano, suas comunidades e o exercício de pesquisa. Como uma realidade física, o mar Caribe na Colômbia estabelece uma fronteira cultural com o Caribe insular, e por isso existem vazios relativos ao ecossistema marinho do litoral e às populações que nele moram. Na primeira parte do artigo, se apresentam alguns pontos sobre o estado das pesquisas e a realidade dos habitantes do litoral. Trata-se de fazer um exame das condições de algumas das atividades econômicas mais importantes da região e do seu impacto nas comunidades. Na segunda parte, faz-se uma aplicação etnográfica de um problema específico do litoral: o pescador, sua realidade e seu contexto. Ainda não é possível articular estes elementos em uma antropologia da pesca marinha, ou do mar, porque são poucas as experiências acadêmicas e de pesquisa que existem sobre o tema.
Palavras chave: maritimidade, litoral, antropologia da pesca, tradição, Caribe, diálogo entre saberes, conflito.
1. Puntualizando algunas cosas
¿De qué estamos hablando geográfica y territorialmente cuando hablamos del mar y de su litoral?: La costa Caribe colombiana tiene 1.560 Km. comprendidos entre cabo Tiburón que marca la frontera con Panamá y la desembocadura del Río Sillamana en la frontera con Venezuela. Una extensión de 658.000 Km² es en su condición de mar tropical cálido, incluyendo la llamada zona económica exclusiva, en donde confluyen cientos de ecosistemas naturales pero también en donde confluyen o inician buena parte de las dinámicas de casi el 20 por ciento de la población colombiana y el 21 por ciento del territorio nacional. Y si sumamos los más de 300 mil Km² que corresponden a la Costa Pacífica, es decir, de los más de dos millones de Km² que tiene el territorio colombiano un cincuenta por ciento corresponde a su territorio marítimo. Esta gran extensión hace parte de un problema central para el país y es que esta inmensidad de territorio esté de espaldas a muchos procesos de desarrollo e investigación, así como el de sus realidades sociales y culturales que se encuentran prácticamente invisibilizadas por la misma ausencia de políticas nacionales y regionales de integración que hacen del litoral no solamente fronteras diluidas sino fronteras invisibilizadas.
El primer obstáculo que encontramos en esta discusión es sobre el manejo de las categorías: ¿Lo litoral es una categoría de representación relativa que tiene claridad en su concepción y delimitación natural pero en lo cultural su territorialidad la desborda complejizando cualquier tipo de estudio interdisciplinario? o ¿Lo litoral no es más que otra clasificación arbitraria hecha por los dueños de los discursos del desarrollo sostenible para garantizar su intervención en zonas de alto impacto económico y político?
Para tratar de resolver estas preguntas miremos los siguientes escenarios, pues creemos que es desde ellos en que se construyen las categorías y desde ellos se les da sentido.
a. El escenario de la investigación social:
Primero recordemos que estamos hablando de más de 658.000 Km² en donde además de ecosistemas marinos confluyen sistemas humanos con permanencia habitacional y laboral (hago esta aclaración pues por la abrumadora diferencia que hay entre las investigaciones sociales y las naturales a muchos se les olvida que ese litoral también está habitado por personas de carne y hueso). Frente a este inmenso escenario ¿qué se está haciendo en el campo de la investigación social? Y digo social porque además de que ese es nuestro campo, en lo natural hay una fuerte tradición de investigación por medio de instituciones como Invemar, la Universidad del Magdalena, la Universidad Jorge Tadeo Lozano, etc. Sin embargo, no pasa lo mismo cuando hablamos para el campo de lo social y más preocupante para el campo de la antropología: De la convocatoria 489 de Colciencias o sea la de crear un banco de proyectos, de carácter social y natural, en su primer informe de resultados salieron elegidos 508 proyectos, de los cuales ninguno tenía como objetivo la temática del mar como espacio social o cultural. Por su puesto que de los más de 100 que quedaron ninguno está tratando el tema. Más preocupante es el resultado de un balance que hicimos para la Red Gestcon especializada en conocimientos tradicionales en zonas de litoral, recogimos más de 2.000 referencias de trabajos sobre esta temática elaborados por diferentes instituciones que operan en la región y menos del cinco por ciento están dedicados a la investigación social.
Es claro que frente a una ausencia de debates sobre el tema generado por una ausencia de estudios e investigaciones, las categorías se hacen vaporosas, esto nos lleva a la vergonzosa situación que hasta el momento ni siquiera esté claro, en un país como el nuestro que se precia de tener costas en el mar Caribe y en el mar Pacífico, si hablamos de antropología del litoral, de antropología del mar, de antropología de la pesca, de antropología marítima y por supuesto con estos vacios teóricos e investigativos se quedan por fuera otros más importantes desde la relación sujetos - medioambiente: los moradores del litoral: ¿son nuestros pescadores artesanales? o ¿son simplemente pescadores de subsistencia?, ¿cuál es la relación de esa maritimidad con las ciudades y pueblos que la circundan? y ¿en qué se benefician dichas comunidades o cuáles son sus relaciones con el mar y las infraestructuras y políticas que se montan en torno a él?
No sobra decir que buena parte de los intentos de investigación o de estudio o de simples reflexiones de personajes ilustres y de no tan ilustres se basan en la obstinada intención de estudiar el mar Caribe incluyendo sus habitantes del litoral en novedosas y pomposas recetas de hombres caribeños como parte de los paquetes turísticos del Caribe de color, sabor, baile y alegría. Pero en muchos de esos casos se cae en el viejo problema de la generalización, desconociendo, por ejemplo que este Caribe o esta costa Atlántica, limita con la exótica Jamaica o la empobrecida Haití, o la sufrida República Dominicana, o la invadida Honduras, para no hablar si no de cuatro de los nueve países que la región tiene de frontera pero que de relaciones o de convenios no se conoce nada, excepto por el oportuno libro de Diego Uribe Vargas Los Mares de Colombia.
b. El escenario de los conflictos sociales
El litoral del Mar Caribe desafortunadamente no es únicamente el imaginario de alegría que se inventaron las aristocracias regionales y nacionales de nuestro país para venderla al mejor postor, ya sea a través de desafortunadas concesiones o de catálogos turísticos inventados a partir de hermosas fotografías que solamente dejan ver la sonrisa pero no la realidad de la mueca generada por la pobreza y el olvido. Creo que si buena parte de nuestro poco desarrollo ha entrado por estas costas y, por supuesto por las del Pacífico (su realidad no es menos vergonzosa que la del Caribe), buena parte de nuestro retraso se ha quedado en esas mismas costas. Desde el contrabando, muchas veces folclorizado por algunos estudiosos, hasta la diferentes bonanzas que han hecho desde este país lo que Hobsbawn llamó «la peculiar naturaleza del sistema colombiano» (Hobsbawn, 1983:273), la bonanza de la marihuana, el narcotráfico, el paramilitarismo y, por último, el afán de abrirle las costas a las denigrantes políticas de la globalización, empezando con la eliminación sistemática de los cultivos de banano para dar paso al de palma de aceite, a los cultivos de caña para generar etanol y, como si fuera poco, entregarles las costas y los mares nuestros a las grades carboneras del mundo para que hagan sus puertos en nuestro pobre y poco conocido litoral.
El Carbón: Tragedia para muchos, riqueza para pocos
El siguiente documento se encuentra en la Red: Minga Informativa de Movimientos Sociales.4
El Cerrejón es un mal vecino... aquí seguiremos peleando contra todos los molinos de viento: audiencia indígena wayúu en el Cabo de la Vela. Entre l 17 y 18 de junio del 2008
La afectación de las multinacionales en territorio Wayúu, como el proyecto parque eólico, la mina del Cerrejón, entre otros, con el auspicio del Estado y gobierno nacional, como por ejemplo «el propósito de sacar de las playas a las familias Wayúu del Cabo de la Vela que milenariamente derivan su sustento del turismo y la pesca principalmente, con el argumento que la playa es un espacio público; sin embargo el vicepresidente Santos, con inversionistas extranjeros recorrieron el territorio con el objeto de convertir estas playas naturales en un excéntrico centro vacacional, de ahí que nos quieran sacar de nuestras tierras a como de lugar para poder darle paso a los hoteles, a las multinacionales como pasó con el Cerrejón».
Lo paradójico es que se explotan los recursos energéticos, con grandes dividendos y los indígenas carecen de los más fundamentales servicios públicos; «a escasos 15 minutos en Media Luna, no contamos con luz, sólo vemos girar los molinos de vientos, mientras debemos esperar que llueva para depositar en jagüey el agua para la familia y los animales; esta comunidad está ubicada en la zona de desembarque de carbón, la comunidad se negó a ser desalojada de su territorio y actualmente padecen los efectos de la mina con brotes en la piel, sordera, deficiencia alimentaria, restricción al libre desplazamiento, sus casas están hechas de desechos de la mina, ya que los materiales con que construían sus casas quedaron dentro del territorio que cerró la mina...»
Por su parte, hombres curtidos por el sol, denuncian que «ya no podemos pescar mar adentro, sin embargo muy cerca de las costas impotentes observamos grandes barcos pesqueros, con permiso del gobierno, destruyendo el ecosistema porque arrasan con todo, dejándonos sin posibilidades de pesca a la comunidad Wayuu, y, por ende sin nuestra base de subsistencia».
Por los puertos y las minas de la Costa se extraen y se sacan más del 90 por ciento del carbón que se produce en Colombia. Está el Cerrejón que es la operación de minería de carbón de exportación a cielo abierto más grande del mundo, localizada en la península y departamento de La Guajira, al noreste de Colombia. Los depósitos de carbón se encuentran en una extensión de 69.000 hectáreas. La capacidad actual de producción de carbón se estima en 27.5 millones de toneladas métricas por año. El año pasado dejó 2.500 millones de dólares en ganancias. Para el año 2007, el departamento del Cesar, reportó los mayores índices de producción de carbón del país con 33 millones de toneladas, concentrando su producción en los municipios de Tamalameque, el Paso, La Jagua de Ibirico, Becerril y Chiriguana (Defensoría del Pueblo, 2008).
Y como era de esperarse frente a una zona de litoral tan amplia pero tan desarticulada históricamente a procesos de desarrollo social, el carbón y las grandes multinacionales comenzaron a generar más que divisas, problemas para el litoral. Los siguientes apartes los tomamos del informe que están elaborando tres investigadores del grupo de la Oraloteca en un proyecto sobre impactos sociales del carbón en el eje Magdalena-Cesar financiado por Colciencias. Tres son los impactos sociales que los investigadores detectaron a lo largo del trabajo de campo para esta investigación5:
Impactos ambientales
Los impactos más evidentes de la actividad de cargue y embarque del carbón son: la contaminación atmosférica, el vertimiento de aguas contaminadas a la bahía, las alteraciones de las zonas de playa y contaminación de las mismas con carbón, la contaminación del aire y del mar al momento del cargue de los buques y la contaminación de las playas con carbón (Defensoría del Pueblo 2008), el impacto paisajístico en las zonas portuarias, uno de los lugares donde más se evidencia esto es en Don Jaca, donde el horizonte marino se ha convertido en un apocalíptico conjunto de grúas y buques carboneros entre los dos grandes puertos Drummond y Prodeco. Debido a la destrucción de ecosistemas marinos por la presencia de carbón en el lecho del mar y el deterioro del medio por el esparcimiento de partículas de carbón o el llamado polvillo, lo cual ocasiona afecciones respiratorias, entre otras enfermedades, nos damos cuenta que el impacto ambiental afecta directamente a la sociedad.
Impactos en la salud
Es importante destacar que los impactos ambientales son también impactos en las condiciones de vida de los habitantes de las zonas de influencia de los puertos y, por supuesto, en sus trabajadores, sobre quienes recaen los efectos de las prácticas laborales. Por ejemplo, en un informe presentado por Sintramienergética en el «Encuentro obrero, campesino y popular», celebrado en Bosconia (Cesar) el 24 de mayo de 2009, se destacan las siguientes enfermedades padecidas por un gran número de empleados: Asbestosis pulmonar: esta neumoconiosis es causada por sobreexposición al polvo de asbesto; hipoacusia; síndrome del túnel del carpo; lumbalgia; hernias: lumbar, cervical, lumbosacra; hernia Discal; Comprensión de nervios (Sintramienergética 2009b: 65-71).
Durante una amplia conversación con algunos empleados de Drummond, nos contaron que la salud de los trabajadores se ve afectada de forma directa por la actividad carbonera y, por extensión, al resto de samarios y cienagueros por la contaminación. De hecho, nos sugirieron que hiciéramos un estudio de los reportes de urgencias en las clínicas de la ciudad para determinar el alto número de casos por las lesiones de columna y las afecciones respiratorias. A continuación, presentamos algunas de las preocupaciones expuestas:
- Aquí llegó la destrucción, dentro del proyecto Drummond en los 14 años llevamos un número de 13 muertos, no tenemos cifras de trabajadores lesionados de la columna, hay trabajadores que con cinco años ya no sirven. El riesgo de la empresa es de nivel 5.
- Hay trabajadores que no pueden subir las escaleras por las limitaciones físicas, tenemos compañeros mochos, con hernias. Deberían hacer un trabajo en todas las clínicas para ver qué enfermedades atacan a los empleados de Drummond, las lesiones, las enfermedades respiratorias, pedir reporte de cada enfermo para hacer un informe de salud. Hay cantidad de trabajadores despedidos por problemas de salud.
- El impacto más evidente es el ambiental, en Ciénaga hay niños con problemas respiratorios. El DADMA no ejerce control, es permisivo ha permitido que las cosas lleguen a como están.
- Lo que te digo es verdad, vayan y soliciten en las clínicas las enfermedades respiratorias. La cantidad de trabajadores operados por las fosas nasales. El Concejo de Ciénaga ha dado el permiso para esos muelles. (Conversación con empleados de la empresa Drummond, 8 abril 2009).
Impactos sociales
Ahora bien, además de los impactos en el ambiente que de forma conexa afectan el estilo de vida de los habitantes de Santa Marta y Ciénaga, hay otros tipos de impactos que se presentan directamente sobre la sociedad. En el contexto económico tenemos la generación de empleo y el desarrollo económico, pero también se presenta el desplazamiento de pescadores tradicionales y la disminución de cultivos de pan coger vecinos a los puertos, así como la paulatina destrucción de la red vial urbana por el incremento de equipo pesado que transita por las vías. En el ámbito político encontramos que el ejercicio de la soberanía por parte del Estado se ve afectado por los intereses privados, en cuanto las minas, la línea férrea y los puertos carboníferos parecen regirse por leyes que le son favorables así afecten negativamente su área de influencia, también encontramos una especie de conjunción entre el poder político y el poder económico en la medida en que las regalías suelen representar una fuente de ingresos que en lugar de ser invertidos en educación, salud, entre otros aspectos, terminan siendo destinados en otros intereses, por ejemplo el saneamiento fiscal en el caso de Santa Marta, pues el distrito está intervenido por la Ley 550 o suspendidas como es el caso de Ciénaga que actualmente su Plan de Desempeño está suspendido por parte de Planeación Nacional por el incumplimiento de los compromisos adquiridos (Ardila, 2009:12 ).
Los pescadores: entre la subsistencia y la depredación
No se puede concebir un litoral sin pescadores y pareciera que históricamente los pescadores han sido invisibilizados de las políticas regionales y nacionales. El primer indicio de este olvido o apatía por parte del Estado es la institución que los representa: En los años 90 se creó el Inpa y se desmontó por corrupción hacia el 2000, se crea el Incoder y se desmonta de igual forma por corrupción y se devuelve al ICA en donde queda reducido a una oficina con cuatro funcionarios. Es decir hay una desinstitucionalidad total de la pesca y por ende de los pescadores. La ley de pesca que estaba en trámite se declaró inexequible, entre otras cosas y parece un chiste por no consultar a las minorías.
Mientras que en otros países el pescador es agente activo de los procesos de desarrollo únicamente a partir de su condición de pescador y es tenido en cuenta como en el caso de Chile una población de minoría con amplios reconocimientos en su Constitución, o como en el caso de Ecuador y Perú en donde existen instituciones gubernamentales exclusivas para la protección del pescador artesanal. En Colombia, el pescador realmente no cuenta en ninguno de los reglones económicos diseñados por el gobierno. Pero claro, como resultado de este abandono, se encuentra el abandono investigativo desde el punto de vista social y cultural. Es tanto el abandono que aún hoy seguimos hablando de pescadores artesanales indiscriminadamente, es decir para la literatura nuestra es lo mismo un pescador artesanal de la Isla de San Andrés o Providencia que los pescadores de subsistencia que se hacen a lo largo del Parque Tayrona. Buena parte de esa política de desentendimiento con este sector cultural y económico se puede apreciar en la asignación por parte del gobierno a una entidad privada su control pesquero. La CCI (Corporación Colombiana Internacional) es la encargada de informar sobre los volúmenes de pesca y captura, algo tan delicado no puede estar en manos de particulares, pues nadie garantiza que los sistema de medición sean los apropiados, nadie garantiza que los sitios donde se están haciendo las mediciones sea los apropiados, nadie garantiza que la información que se recoja vaya a ser utilizada exclusivamente para beneficios sociales de una colectividad.
El turismo y el narcotráfico: Dos problemas latentes del litoral
Si bien estas dos actividades no tienen nada que ver la una con la otra en sus prácticas esenciales, se han convertido en un gran problema para las dinámicas de los pobladores del litoral. Por un lado, el avasallador desarrollo turístico del litoral Atlántico no ha tenido en cuenta relaciones de desarrollo armónico sino que, como toda multinacional, penetra arrasando con lo que pueda. Dos casos importantes para mencionar en este momento San Andrés y el Parque Tayrona. En el primer caso, los raizales vienen siendo arrinconados en un extremo de la isla viendo cómo las grandes cadenas hoteleras se toman sus campos y playas. Por el otro lado, en el continente el Parque Tayrona es el mejor ejemplo de la privatización de los recursos públicos en beneficio de unos pocos (por no decir en beneficio de uno solo), pescadores expulsados, colonos expropiados o imposibilitados para construir las más mínimas condiciones de vida saludable. Mientras que en el mismo sitio se construyen grandes obras, se introducen materiales que para los colonos son prohibidos, se toman paulatinamente los terrenos y lentamente el emblemático y productivo Parque Tayrona se convierte en finca de recreo de las aristocracias costeñas y andinas.
Hablar de costas y narcotráfico parece ya una obviedad. Pero con todo y lo obvio que es no hay cifras exactas de cuál ha sido el impacto negativo de este inmenso corredor de 1.500 km por donde entra y sale la droga de Colombia. Como lo dijimos anteriormente, el descuido histórico de los gobiernos centralistas que se dedicaron a cuidar las cordilleras y a dejar al garete las costas, pues según ellos eran sus feudos, generaron una cultura del olvido y del contrabando. Contrabando que en algún momento fue necesario para equilibrar las economías costeras de las ambiciosas economías andinas pero que con el tiempo cambiaron de razón de ser y se volvieron territorio de maleantes, ya no solo de costeños sino de todos: andinos y costeños, del sur y del norte, del oriente y del occidente. El mar se hizo espacio incondicional de los narcotraficantes y sus habitantes se tuvieron que someter a sus políticas. Algunas aristocracias, que son como el camaleón, se unieron a sus proyectos y fortalecieron su estatus que ante la arremetida guerrillera de los ochenta buscaron proteger por medio de ejércitos particulares: el llamado paramilitarismo y ya no se volvieron a separar éste, el narcotráfico y el litoral.
Lo litoral, una buena categoría para iniciar una discusión
Frente a tan compleja realidad, y sobra decir que no hemos hecho otra cosa que apenas enunciar algunas de las muchas otras realidades que suceden a lo largo del litoral colombiano. Así como lo campesino, lo indígena, lo negro, lo urbano se mantienen en constante discusión y análisis y, gracias a estas discusiones se han implementado políticas de Estado para cada una de ellas o se han generado políticas internacionales para su protección, estudio o participación de sus actores en movimientos de similar origen. Consideramos que lo litoral debe orientarse de la misma manera, por lo menos para medio protegerse de la andanada de problemas que tiene y le vienen encima. Por esta razón, proponemos para la discusión las siguientes posibilidades de lo litoral:
Un litoral basado en el conocimiento popular: Planteado por el profesor Joseph Palacio, antropólogo de Belice. En donde el litoral no se define sino en su relación práctica, es decir en el uso cultural que se hace del mismo. Para el profesor Palacio el litoral es un territorio en donde se concentran unos saberes que están reflejados en el uso sostenible que se hacen de sus recursos: aprovechar el conocimiento que de las zonas de pesca tienen los pescadores. Ese saber que no es aislado sino que hace parte de lo que llama Geertz, los conocimientos locales, genera un conocimiento complejo, profundo de interacción continua entre el medio y el individuo. Una dinámica de oralidad primaria6 que permite la creación de un sistema de narrativas que articulan el conocimiento espiritual con el conocimiento material.
Este saber oral se va articulando a un saber tecnológico que le permite a la comunidad responder al desarrollo propio de todas las culturas: los sistemas de pesca, los tipos de anzuelo, los tipos de materiales en la construcción de las lanchas, las simbolizaciones de la misma, si son de material sintético o de otro, los accesorios propios de una faena y su proceso de elaboración, todos y cada uno de los elementos que hacen parte de esa relación integral cumplen un papel fundamental en el concepto de litoral como categoría propia de un pueblo, que es probable que no tenga idea del concepto pero sí de su dinámica. Para el profesor Palacio, como para buena parte de la antropología contemporánea, la historia local se convierte, a escala, en la historia universal, es decir que las dinámicas de la cultura popular tienen en la historia, la misma razón de ser que las culturas hegemónicas, es decir los pescadores tienen un conocimiento histórico de lo litoral en el sentido integral y es ese conocimiento el que le permite generar formas de aviso frente a un síntoma de desequilibrio natural y social.
Un litoral pensado desde lo espiritual: Si bien el profesor Palacio decía que era necesario registrar la espiritualidad del mar, es la mirada del antropólogo Wilder Guerra quien plantea que no hay posibilidad de entender al mar de los Wayuú sin un claro cocimiento de su espiritualidad, el mar y sus habitantes no tiene sentido sino en el espacio mítico del Wayúu, desde ahí se establecen formas de correlación sanguínea que permiten crear un sistema complejo de relaciones de parentesco, en donde los elementos y las dinámicas van teniendo sentido, reflejados en las diversas técnicas de navegación y pesca, en la estructura de sus tripulaciones, en el conocimiento de la pesca diurna y nocturna, en las estaciones de abastecimiento, en analogías complejas (lo de adentro y lo de afuera). Pero esa espiritualidad no se queda solo en lo etéreo del mito sino que lo aterrizan en una categoría compleja de territorialidad, es decir, la acción espiritual del territorio. Esto se concreta en una serie de principios en los que se basan los mecanismos de control territorial, en el establecimiento de unos campamentos temporales de pesca, en un sistema de señalización, de trampas, de lugares sagrados, entre otros.
Un litoral pensado desde las dinámicas del equilibrio ambiental
El litoral como espacio estratégico para lo político y sobre todo para lo económico se convierte en epicentro de conflictos entre los ambientalistas y los industriales, en muchos casos quedando por fuera del conflicto los pescadores y los habitantes en general del litoral. El carbón, la zona turística y los puertos se convierten en factores que trastocan las dinámicas de territorialidad que tienen los habitantes en la bahía de Santa Marta. La ausencia de una política clara por ejemplo sobre los pescadores artesanales en Santa Marta, especialmente los que están asentados en la bahía (desde el aeropuerto hasta punta Betín) ya que ni si quiera tiene representación en el Plan de Desarrollo y mucho menos en el POT. De la misma manera, el habitante del litoral sea pescador o no desconoce sus posibles relaciones con dicho equilibrio ambiental, ignorando que tiene unos deberes para con él pero igualmente tiene unos derechos para con él.
2. Etnografiando otras
Pescadores y saberes locales en el litoral Caribe colombiano. Caso: Playa de Gairaca, Parque Nacional Natural Tayrona(PNNT).
Hablar o pensar en un espacio socio-cultural como el Caribe Colombiano, ajeno a unas formas y usos de un territorio natural como lo es el mar Caribe, sería desconocer comunidades y grupos de personas que viven, sienten y piensan estos lugares desde sus propias prácticas con el medio natural. Las mismas que se generan de la constancia de los usos y modos con el entorno a través del tiempo y que construyen realidades concretas de una de las tantas formas de vida en este Caribe Colombiano.
En este sentido, la presente propuesta surge bajo el marco investigativo de la monografía «A una mano y múltiples voces: una realidad etnográfica de la actividad pesquera en la playa de Gairaca del Parque Nacional Natural Tayrona». A partir de este ejercicio surge el interés de conocer, caracterizar y describir la actividad pesquera artesanal dentro del PNNT, a través del interactuar con la comunidad, en donde se hace un recorrido etnográfico por las diferentes formas, lugares y realidades de la pesca en la playa de Gairaca. Este se hace posible gracias a la interacción e inmersión del etnógrafo en las diferentes formas y representaciones de la pesca del lugar. Inmersión de donde surgen las voces y realidades de los pescadores de Gairaca. Situación, además, que es puesta en escena mediante los saberes locales de cada pescador sobre su ser, su sentir y su quehacer, saberes que nos aproximan a posibles respuestas de preguntas clave como: ¿qué es ser un pescador?, ¿qué representa el mar para estas personas?, ¿cómo son sus técnicas? Y, finalmente, ¿qué problemáticas existen con el uso de ese entorno natural en relación con las políticas ambientales que operan en esta zona? Es a raíz de esa interacción de A una mano y múltiples voces que se recorre, se conoce y reconoce una de las posibles realidades existentes en las poblaciones de pescadores en el Caribe Colombiano.
En ese recorrido Y sobre el ejercicio de escritura y etnografía encontramos diferentes puntos de vista desde lo planteado por los medios académicos, este caso queremos hacer hincapié en las posturas de Marc Augé en El oficio del antropólogo:
- Al escribir, el antropólogo presenta ante otros una realidad que describe; la transforma en un objeto antropológico que expone para una discusión y que propone para una comparación. Se ve de forma obligado a sistematizar datos que, en la vida diaria, se presentan de manera dispersa y discontinua, a solicitar que los interlocutores establezcan relaciones que no hubiesen establecido anteriormente por sí mismo o a inferirlas él mismo a partir de observaciones dispersas. Así, los datos que se encuentran en ciertos textos antropológicos muchas veces no existen en las sociedades reales más que de forma virtual. En definitiva, el antropólogo suele construir una coherencia de la que está seguro que es subyacente a los hechos, pero que conserva sin embargo el carácter de una hipótesis inductiva, literalmente, no hay nada que traducir. El antropólogo no traduce, traspone (Augé, 2006:52).
De acuerdo con Augé, se pretende que esas trasposiciones e interpretaciones realizadas se constituyan, desde las voces de los pescadores que plasman sus propias realidades desde la pesca, en herramientas de conocimiento y reconocimiento de estas comunidades. Así es como, desde nuestro interés por la etnografía se realizó un ejercicio de escritura que buscó ser acogido en el seno de la comunidad, de ahí, que hoy, no nos interese esa exposición antropológica de discusión con una realidad a través de un texto como lo demanda muchas veces el ejercicio académico, porque tal vez nuestro quehacer se ha tornado en sistematizar los datos para poder ponerlos en función de un público, bien sean los pescadores o, en su defecto, los académicos. Entonces, podemos decir con Augé que lo que se escribe a una mano pasa a ser una porción de la realidad vista por el antropólogo y esa transposición que él plantea se empieza a dar desde el momento en que las voces toman lugar y vida en la escritura.
Además, en relación con la escritura, podemos tomar las perspectivas presentadas también por Bartolomé quien a este respecto se refiere:
- Hay que reconocer que en estos momentos la investigación y la reflexión antropológicas se encuentran un tanto mediatizada por las demandas de un medio académico que, quizás en búsqueda de una mayor legitimación profesional y de una anhelada excelencia científica, tiende a hacerse un tanto elitista al expresarse en un lenguaje excesivamente técnico reservado sólo al grupo de los iniciados, que lo aísla de la misma colectividad que nutre tanto la investigación como la reflexión. No es necesario abdicar del rigor científico, para asumir que tras los lenguajes generalmente esotéricos de las ciencias sociales, se pueden reconocer muchas veces lugares comunes del conocimiento y el saber populares (Bartolome, 2003:202).
Según esta perspectiva del autor, se puede inferir que es a través de las múltiples voces traídas al texto que se comienza a reconocer, valorar y visibilizar las opiniones y realidades concretas en relación con los conocimientos y saberes populares o locales de la comunidad de pescadores de la playa de Gairaca. Puesto en otros términos, lo idóneo es que estas iniciativas surjan desde su mismo seno, es ahí en donde el ejercicio antropológico debe entrar a dar más valor al conocimiento propio, local, para develar las problemáticas de las sociedades y, aún más, para reconocer el valor de estas formas de vida.
En consecuencia, con lo expuesto anteriormente y para efectos de este escrito, solo se trae a este escenario dos elementos a mi parecer de suma importancia. El primero: el posible significado que tiene el mar para la comunidad de pescadores en la bahía de Gairaca; el segundo, acercarnos a saber ¿qué es ser un pescador? y ¿quién es considerado un pescador dentro de la comunidad?
El mar
Seguido del título de este escrito, «el mar ¿territorio de quien?» En este aparte haremos proximidad, a uno de los tantos actores que tiene relación directa con este vasto territorio en Colombia, entendiendo éste como el pescador y su forma de pescar en el mar, de ahí que para aproximarse al sentir o al concebir una realidad como lo es vivir del mar a través de la pesca artesanal o de subsistencia , no solo hace falta pescar, en realidad se hace necesario convivir con la gente, escuchar, ver y participar en sus faenas, para poder acercarse al encuentro de las respuestas en relación a esa realidad de lo que es el mar para ellos.
No podríamos hablar del mar sin sus peces, no podríamos hablar de los peces sin su mar, y mucho menos, del pescador sin estos dos elementos, en este trío de actores y para esta realidad, el uno no existiría sin el otro. Creemos que el pescador a través del tiempo ha ido generando una pasión por este espacio natural, así como lo expresa Miguel Zúñiga, en una entrevista realizada, quien hace una analogía de la pasión del mar con la del gol. Recordando que la pasión del futbol es el gol7, entonces la pasión del pescador, es el mar, es por ella que a través de la historia misma de cada pescador y de sus comunidades, esos elementos naturales como el mar, sus costas y los peces han ido adquiriendo cierta serie de atributos, que construyen lo que significan para cada pescador.
Esta percepción del entorno de los sujetos puede ser concebida como lo que se entiende desde las esferas académicas como territorialidad, la verdad es que en el accionar de los pescadores de la playa de Gairaca este concepto se puede explicar a través de los diferentes usos del mar, desde donde se interioriza, se apropia e interpretan los diferentes fenómenos naturales que en él se dan, de ahí que esta naturaleza es «sentida, conceptualizada y construida de manera diferente de acuerdo con procesos sociales basados en contextos materiales, instituciones sociales, nociones morales, prácticas culturales e ideologías particulares» (Ulloa, 2002:139) presentando así una forma específica de ver y sentir el mar desde cada pescador.
Al preguntar por el mar a cualquiera de los pescadores en la bahía de Gairaca, surgen apreciaciones construidas desde ese trasegar mismo con él, en donde se develan elementos de la vida misma de cada pescador, por ejemplo, al hacer preguntas sobre ¿qué es el mar?, ¿cómo lo describen y lo entienden? se obtienen las siguientes respuestas:
«Qué pregunta bien bacana, tocaría decirle que me ha sostenido bastante tiempo y es el que me está manteniendo todo, todo hasta que dios me recoja» (Miguel Zúñiga, entrevista, 2008).
«El mar es la creación más grande que ha hecho Dios, lo más lindo que ha hecho, es un gigante» (Jonathan García, entrevista, 2007).
En estas dos opiniones y apreciaciones expuestas por los pescadores, en ellas se encuentra una relación entre el entorno natural y dos elementos claves dentro de la actividad pesquera en la bahía, ambos de igual importancia pero no equiparables al mismo nivel. Uno, de relación económica, entendiendo el mar como el sustento de sus vidas, otro, de percepción religiosa, en donde el mar es producto de un ser supremo creador de todo lo natural en este mundo. Desde estas dos apreciaciones se hace conjunción de esas formas de conocimientos que entrecruzan un conocimiento material con un conocimiento espiritual, dando así elementos para la construcción misma de lo que significa el mar para estas comunidades.
De esta manera, el mar para muchos pescadores se vuelve con el tiempo un hábito y un hábitat que se convierte en una necesidad espiritual, física, mental y económica que construye procesos culturales en relación a una vida con él mismo, expresado en palabras de Jonathan García «en uno es una costumbre, ya uno le va cogiendo cariño» a un espacio, a una forma de vivir, en donde los pescadores llevan a cabo todos sus intereses. Esa forma de vivir con este entorno es puesta en escena en cada sentir, en cada hacer, en cada decir, en donde se llega a dar atribuciones que lo humanizan, apreciaciones como las siguientes: «el mar está bravo, está picao» (García, entrevista, 2007); «hay que tenerle respeto, no miedo», (Fernández, entrevista, 2008); «algún día me mata él, pero es una belleza» (Zúñiga, entrevista, 2008); «yo viviera bajo el mar, yo fuera feliz» (Cayón, entrevista, 2008). Cada expresión de las anteriores muestra un sentir, un vivir, un aprender, un querer ser parte de eso, una apropiación que construye una realidad conjunta entre el hombre y el mar.
El pescador
El segundo elemento, lo direccionamos a ¿Qué es ser un pescador? ¿Quién es considerado verdaderamente un pescador nato?, ¿Cuáles son los elementos que dan la posibilidad de llamar a un individuo pescador natural? Esta serie de preguntas fueron apareciendo y atravesando transversalmente todo el ejercicio de investigación, incógnitas que surgían al observar las diferentes incursiones que se daban en la bahía por personas que practicaban la actividad pesquera en el lugar, en diferentes épocas del año, quienes aprovechaban las mejores épocas de pesca, por estas razones para algunos pescadores del lugar estas personas no eran consideradas como pescadores tradicionales.
Es claro que existen diferentes formas de designar la pesca, modelos que van desde una pesca industrial, pasando por una pesca artesanal, una pesca deportiva, hasta la de subsistencia en algunos casos. Desde nuestra mirada ajena, una persona que esté participando o desempeñando cualquiera de estos modelos podría ser denominado un pescador en cada una de esas categorías, pero esta hipótesis, hecha a priori, es derrocada por las voces y las actividades mismas de los pescadores más experimentados del lugar, quienes a partir de su relato y bajo nuestro interés muestran los elementos que constituirían las posibles configuraciones identitarias o de representación para denominar a un individuo como un pescador en esta zona del Caribe Colombiano.
Al cuestionar sobre quién es considerado un pescador en la bahía de Gairaca eran escasas las personas señaladas del ciento de individuos que frecuentaban el lugar practicando la pesca. Para designarlo no tenían en cuenta, si era joven o viejo; lo importante era tener los conocimientos, las herramientas para pescar, y el vivir económica, moral y socialmente de la pesca. Son estos los posibles elementos que aproximan a un individuo a ser reconocido como un pescador dentro de esta comunidad. Solo para mostrar un ejemplo tomemos la respuesta de Clemente Cayón uno de los pescadores más experimentados en la bahía, al preguntarle sobre ¿quién es un verdadero pescador? ¿Qué me hace pescador? Él responde que hay individuos
- CC: Aficionados a la pesca que viene y se van, pero sí hay pescadores de tiempo completo, por ejemplo los tagangueros, ellos pueden venir a hacer su jornada en el día e ir a dormir a Taganga ¿me entiendes? pero sí se reconocen como un pescador profesional porque de eso viven.
- ¿es como una profesión?
- CC: si claro, así como nosotros aquí somos de tiempo completo, porque vivimos aquí en la orilla del mar y aquí en este lugar estamos noche y día, unos pescamos en la noche otros pescamos en el día como te das cuenta, unos con chinchorro, otros con línea de mano, otros con los trasmallos. Yo me dedico a la nasa y la línea de mano y aquí cuando nos toca el turno con el chinchorro, pero mi pesca es más con la línea de mano y con la nasa, porque ya desde que me di cuenta que no podía bucear ya lo deje, por que el oficio mío era bucear, yo vine aquí buceando, el día que estaba la pesca mala con el cordel me ponía a bucear y me iba bien, entonces ambas, mejor dicho yo pescaba como fuera la cuestión era buscar la plata (Clemente Cayón, entrevista, 2007).
El señor Clemente en su intervención denota diferentes elementos que podrían ir construyendo esa denominación de lo que es un pescador desde sus propias concepciones sociales, haciendo la salvedad de que existe un grupo de individuos que serían denominados como «aficionados» a la pesca. Añadió en su relato que existe una población que históricamente ha sido categorizada como un pueblo de pescadores: los oriundos de Taganga, comunidad que desde hace varios siglos atrás y desde sus ancestros étnicos se han reconocido como pescadores naturales, por así llamarlos, o en el mejor de los casos, como lo menciona el mismo Cayón pescadores profesionales; profesionalización que, según Cayón es avalada de acuerdo a la condición de vida económica y cultural que da esta actividad.
De otra parte, desde la perspectiva de las instituciones encargadas del manejo pesquero en el lugar, se suele creer en algunas ocasiones que el verdadero pescador es concebido solo desde la óptica de aquel individuo que ha nacido en el seno de una familia de pescadores, cuando en realidad esta actividad es aprendida en cualquier momento de la vida si se desea. Entonces podemos preguntarnos ¿Será que una persona con 60 años de edad, y que lleva veinte años realizando esta actividad sin tener ese legado familiar, no tendrá la posibilidad de que se le reconozca o se le identifique como pescador? Es claro que sus conocimientos no han sido heredados de una colectividad propiamente, pero muchas veces ese legado es trasmitido por un amigo que sí lleva esa construcción social en todo el desarrollo de su vida. Sin embargo, muchas personas que no pertenecen a este legado, optan por realizar la pesca en cualquiera de sus modalidades, por no encontrar otra opción laboral en el medio en que viven. Además, es posible que para pescar, inicialmente, solo se necesite conocer a alguien que lo practique para sumergiese en la labor, también se necesita una inversión económica, que en algunos casos es mínima y que varía dependiendo del arte que se escoja. En definitiva, es posible que con el pasar del tiempo, se adquieran los conocimientos necesarios para pescar y con ellos se pueda ser reconocido como un pescador por un colectivo que así lo cree.
Conclusiones
Para finalizar, este ejercicio es solo un salpicar de las realidades que pueden existir en el Caribe Colombiano, en relación con el mar y sus pobladores, en el sentido más llano del pescador. Desde esta interacción de saberes y voces locales, mediadas por la escritura etnográfica, solo se vislumbra una parte de esa realidad en la que se muestra el conocimiento y apropiaciones de esta comunidad en relación con su entorno de subsistencia inmediato: el mar y sus problemáticas.
En la actualidad, el gobierno nacional tiene la visión de aprovechar nuestras costas desde la propuesta de Colombia como un país marítimo, a través de estrategias como los Expomares y la visión 2019 entre otras. Aquí, las poblaciones de pescadores artesanales hacen parte de esta propuestas pero como un factor minoritario, en realidad sus intereses están en la explotación de los recursos marinos desde la industria del turismo, la exportación e importación de minerales, y de diferentes mercancías por los puertos instalados en nuestras costa, todo ello, con o sin aprobación de los pobladores cercanos.
Por último la apuesta metodológica de este ejercicio es retornar a conocer estas realidades, que han sido abandonadas desde diferentes esferas políticas y académicas, siendo lo importante en este caso comenzar a generar procesos para su mejoramiento, desde las mismas comunidades, con ello se traería una idea utópica para algunos desde la interacción con las comunidades y los entes estatales, sin ningún nivel de jerarquización. De ahí la importancia de conocer y valorar estas realidades desde sus mismos saberes y experiencias.
Voces
Clemente Cayón, entrevista, septiembre 2007
Jesús Pacheco, entrevista, diciembre 2007
Jonathan García, entrevista, septiembre del 2007
Juan Fernández, entrevista, abril del 2008
Miguel Zuñiga, entrevista, marzo 2008
Yosman Callón, entrevista, marzo del 2008
Pie de página
4http://movimientos.org/show_text.php3?key=125745Los investigadores Esperanza Ardila, Jorge Giraldo y Cristian Ternera hacen parte del grupo de la Oraloteca. Grupo de Investigación en Oralidades de la Universidad del Magdalena.
6Walter Ong, en su libro Oralidad y Escritura diferencia la oralidad en dos: la oralidad primaria que es propia de los pueblos ágrafos y constituye la base fundamental de su cultura y la oralidad secundaria que es propia de las culturas que han desarrollado un sistema gráfico pero que mantienen la oralidad como forma de comunicación (la televisión, la radio, el cine, etc.).
7De esta manera se hace referencia en un single publicitario trasmitido por una de las cadenas privadas de televisión Colombiana antes de cada juego de fútbol.
Bibliografía
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