Introducción
El confinamiento fue una de las estrategias de salud pública para detener la propagación del COVID-19, el cual consistió en el aislamiento social de las personas en sus hogares, implicando un cambio drástico en las actividades y en los comportamientos de la vida cotidiana, entre ellas, las tareas académicas presenciales que se vieron obligadas a trasladarse a entornos virtuales y remotos 1. Este aislamiento, trajo consigo efectos negativos para los estudiantes universitarios, principalmente aquellos relacionados con la salud, pues además de sufrir los estresores comunes de ese nuevo contexto, se vieron obligados a rediseñar los planes de estudios tradicionales a regímenes virtuales, suspendiendo de manera transitoria las prácticas formativas y rotaciones clínicas, lo que generó un gran desafío para su formación profesional, aumentando los niveles de estrés y de desconfianza frente al proceso formativo 2.
La educación virtual, también llamada "educación en línea", de acuerdo con el Ministerio de Educación Nacional de Colombia, se refiere al desarrollo de programas de formación que tienen como escenario de enseñanza y aprendizaje el ciberespacio. Desde esta perspectiva, la educación virtual es una acción que busca propiciar espacios de formación, apoyándose en las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) para instaurar una nueva forma de enseñar y de aprender 3, trayendo consigo una serie de ventajas y desventajas dentro de las cuales se destacan, según Vásquez, la flexibilidad en la distribución de los temas; la variabilidad en los tiempos de cada objetivo; la flexibilidad en el tiempo; mayor interés por aprender; y oportunidades para el error; así mismo, la necesidad de infraestructura; mayores distracciones; malos hábitos de estudio y la aplicabilidad de nuevas tecnologías, respectivamente 4.
Con relación a la salud mental, la Organización Mundial de la Salud (OMS), la define como: “un estado de bienestar en el que la persona realiza sus capacidades y es apto para hacer frente al estrés normal de la vida, de trabajar de forma productiva y de contribuir a su comunidad” 5. En este sentido positivo, la salud mental es el fundamento del bienestar individual y del funcionamiento eficaz de la comunidad.
Así mismo, la salud mental tiene directa relación con el bienestar físico del individuo, el cual puede verse afectado por actividad física insuficiente, provocando cambios adversos en la salud, como atrofia muscular, debilidad ósea, obesidad o alteraciones cardiovasculares, entre otras 6.
Por su parte, los estudiantes de medicina son reconocidos como un grupo de riesgo para desarrollar trastornos de ansiedad, con tasas significativamente mayores que la población general, incluso en circunstancias normales, especialmente para aquellos que residen en Oriente Medio y Asia 7. En un estudio publicado en diciembre del 2016 en el Journal of the American Medical Association (JAMA), los investigadores encontraron que el 27% de los estudiantes de Medicina sufren depresión o tienen síntomas de ella, y el 11% informó pensamientos suicidas durante algún momento de su formación 8.
A su vez, en Zaragoza- España, se encontró que los estudiantes menores de 21 años, con problemas en el uso de internet, fumadores, con insomnio y con baja autoestima se asociaron con síntomas de depresión, estrés y ansiedad, en donde la prevalencia reportada llego a ser para los síntomas depresivos de 18,4%, y para la ansiedad de 23,6%, en cuanto al estés, este fue del 34,5% 9. Mientras tanto en Colombia, la salud mental de los estudiantes universitarios no ha sido ajena a esta problemática, un ejemplo de ello es lo reportado en el estudio de Molina et al., en el departamento de Caldas, en donde encontraron que el 22,7% de los estudiantes de medicina presentaron sintomatología depresiva 10. De igual manera, estudiantes de medicina de una universidad en la ciudad de Medellín presentaron niveles altos de estrés, ansiedad y depresión, situación que genera una preocupación en la calidad de atención que brindaran los profesionales médicos en un futuro, así como las repercusiones negativas sobre la salud, la calidad de vida y el desarrollo profesional 11.
Sobre la actividad física, diversos estudios han demostrado sus efectos positivos para mejorar la salud general, el bienestar mental, así como los síntomas de depresión y ansiedad 12-14. A nivel psicológico, permite la tolerancia al estrés, adopción de hábitos protectores de la salud, mejora del autoconcepto y la autoestima, disminuye el riesgo percibido de enfermar, generando efectos tranquilizantes y antidepresivos, mejorando los reflejos y la coordinación, aumentando la sensación de bienestar, previniendo el insomnio, regulando los ciclos de sueño y favoreciendo los procesos de socialización 15.
Por otra parte, estudiantes de medicina y enfermería en una facultad de salud en el Reino Unido, reportaron barreras para alcanzar los niveles óptimos de actividad física, dentro de los obstáculos reportados se encontraron que la falta de tiempo, los horarios poco convenientes para el uso de las instalaciones y que el ejercicio no encajaba con los horarios de estudio o de prácticas, complicaban la práctica de ejercicio físico durante la carrera 16. Aunque en comparación con otros estudiantes de otras carreras, el alumnado de medicina poseen un mejor conocimiento sobre estilos de vida saludables y la importancia de la actividad física, los estudios no reportan evidencia que indique que estos traduzcan el conocimiento a la práctica 17.
Ahora bien, en el contexto actual de pandemia, resulta importante repensar la educación médica no solo para formar a profesionales con las competencias necesarias, sino también para minimizar los potenciales impactos deletéreos que estos cambios pudieron traer a la salud mental y al detrimento en la práctica de actividad física relacionada con la salud y el bienestar de las poblaciones. Por tal motivo, el objetivo de este estudio fue determinar el estado de salud mental, los hábitos de sueño y el nivel de actividad física durante la educación virtual por COVID-19 en estudiantes universitarios del programa de medicina de una universidad pública en el departamento del Cauca.
Materiales y método
El presente estudio fue un estudio descriptivo de corte transversal.
El tamaño de la muestra se obtuvo mediante muestreo no probabilístico. El cuestionario electrónico se distribuyó entre los 495 estudiantes de medicina a través de sus correos electrónicos y se obtuvieron 268 respuestas. Así, el número total de participantes fue de 268, y de este total, 145 (54,1%) fueron mujeres y 123 (45,9%) hombres. Los criterios de tipificación utilizados para este estudio fueron: estar con matrícula activa en el programa de medicina para el periodo académico 2021-1 y participación voluntaria en la investigación.
La encuesta realizada a través de la plataforma de cuestionarios de Google, se diseñó con preguntas tomadas de las adaptaciones al idioma español de los cuestionarios Coronavirus Anxiety Scale (CAS), el cual permite identificar la frecuencia de síntomas fisiológicos generados por los pensamientos y la información relacionada con el COVID-19 durante las últimas dos semanas 17; el Patient Health Questionnaire (PHQ-9), utilizado para evaluar la presencia de síntomas depresivos basados en los criterios del DSM-IV para el episodio depresivo mayor 18; el Generalized Anxiety Disorder (GAD-7), que evalúa el trastorno de ansiedad generalizada durante las últimas 2 semanas 19.
La versión final del cuestionario contenía 54 preguntas divididas en tres partes principales. La primera fue sobre características demográficas y de aislamiento, la segunda evaluaba el estado de la salud mental y la tercera valoraba los niveles de actividad física, los cuales se establecieron teniendo en cuenta las recomendaciones establecidas por la OMS 20.
Para el procesamiento de la información se empleó el programa PSPP (alternativa gratuita al programa SPSS) y R wizard, ambos softwares de uso libre bajo licencia GNU.
Con respecto a la interpretación de los resultados se realizó un análisis descriptivo con distribuciones de frecuencia y porcentaje; posteriormente se efectuó un análisis inferencial, para lo cual se utilizaron las pruebas no paramétricas U de Mann Whitney y chi cuadrado; luego se realizaron pruebas de correlación, con cálculo del OR. Todas las pruebas se tomaron con un nivel de confianza del 95%.
Para la realización de la investigación, se tuvieron en cuenta los aspectos éticos de la declaración de Helsinki por la Asociación Médica Mundial (AAM) 21; así como la resolución 8430 de 1993 del Ministerio de Salud, que establece las normas científicas y administrativas para la investigación en salud y con seres humanos en Colombia 22, este estudio fue clasificado como una investigación sin riesgo; igualmente, cada estudiante acepto su participación voluntaria mediante el consentimiento informado, también, se contó con el aval del Comité de ética de la Universidad.
Resultados
Dentro de las características generales, el sexo femenino predominó en el 54,1% (n=145) de la población, con promedio de edad de 20 - 25 años. Respecto a las características de aislamiento, el 83,2% (n=223) de los estudiantes se aisló en zona urbana, el 43,3% (n=116) lo hizo en una vivienda de pertenencia familiar, el 49,3% (n=132) se aisló por un periodo superior a 6 meses, y el 86,2% (n=231) de la población cumplió con el aislamiento selectivo, no obstante, el 13,8% (n=37) hizo caso omiso. En cuanto al diagnóstico de SARS-Cov2, el 82,8% (n=222) de los estudiantes no fue diagnosticado con SARS-Cov2 y el 16,8%(n=45) sí. Por su parte, el 55, 6% (n=149) de la muestra de este estudio se encontraba cumpliendo con sus deberes académicos en modalidad virtual.
Por su parte, las características del sueño presentaron que el 41,8% de los estudiantes algunas veces presentó dificultad para conciliar el sueño, el 62,7% durmió entre 6 y 8 horas durante la noche, el 23,1% experimentó movimientos o comportamientos inusuales durante el sueño, el 46,3% se sintió descansado al despertar en ocasiones y el 45,9% no tuvo dificultad para mantenerse despierto durante el día. (Tabla 1).
En cuanto al nivel de actividad física de los estudiantes, el 48,5% (n=130) no realizaba actividad física durante la semana. El 34,7% (n=93) realizó actividad física más de 60 minutos al día. No obstante, el 38,8% (n=104) de la población estudiantil sintió que su nivel de actividad física durante la pandemia empeoró.
Con relación a las características de salud mental, la mayor parte de la población estudiantil no manifestó malestar general, cambios en el apetito, problemas intestinales, además, el 14% reportó que al menos dos días a la semana sufrió de shock emocional (percepción continuada de peligros o amenazas para la salud con pérdida de su control, agobio, angustia, tristeza o poca valía) 23 al escuchar noticias sobre el coronavirus.
Por otra parte, el 58,6% sintió cansancio sin razón aparente, el 24,3% tuvo pensamientos autolesivos y más de la mitad de la población presentó cambios de humor (tristeza, ansiedad, irritabilidad y miedo) durante la educación virtual. (Tabla 2).
Respecto a la relación entre salud mental y hábitos de sueño de los estudiantes, se encuentra significancia estadística y se evidencia una fuerza de correlación moderada (0,310) entre la relación cansado sin razón aparente - hábitos de sueño, lo que se traduce en que a mayor cansancio peores hábitos de sueño. Por otro lado, quienes presentaron mayor dificultad para concentrarse, empeoraron sus hábitos de sueño (0,297); así mismo, a mayor tristeza, peores hábitos de sueño (0,280). (Tabla 3).
Tabla 4 Relación entre cambios conductuales/emocionales y alteración del apetito de los estudiantes.

Con base en la relación entre cambios conductuales/emocionales y alteración del apetito de los estudiantes, se encuentra significancia estadística y se evidencia una fuerza de correlación fuerte (0,532) entre la relación cansancio sin razón aparente - cambios en el apetito y correlación moderada (0,434) entre ansiedad - alteración en el apetito, lo que se traduce en que, a mayor ansiedad, los cambios en el apetito de la población fueron mayores. Por otro lado, la población que presentó mayor dificultad para concentrarse (0,463) o sintió mayor tristeza (0,437), mostró mayor alteración en éste. (Tabla 4).
En cuanto a la relación entre actividad física y cambios en el apetito de los estudiantes, se encuentra significancia estadística y se evidencia que quienes realizaron actividad física con una frecuencia semanal mayor, manifestaron menores cambios en su apetito (-0,131); de igual manera se demostró que a menos minutos de actividad física diaria, se generó mayor alteración en el apetito (0,124). (Tabla 5).
Discusión
Aunque el interés en la educación virtual ha experimentado un rápido aumento en los últimos años, incluso antes de la llegada del virus, la pandemia ayudo a darle un impulso aún más fuerte, pues además de ser una estrategia contundente para continuar con el proceso educativo, permitió disminuir los contagios por COVID-19, como lo muestra el presente artículo al evidenciar que el 82,8%, correspondiente a la mayor parte de la población estudiantil, no fue diagnosticada con COVID-19, lo que se sustentó en la decisión de los estudiantes de acatar el aislamiento, puesto que más del 85% de la población cumplió con el mismo. Sobre esto, a nivel mundial el cierre parcial o total de los sistemas educativos, redujo ostensiblemente el desplazamiento de personas y del virus, disminuyendo contaminaciones y el riesgo de fallecimiento 24.
No obstante, la educación virtual ha ocasionado alteraciones en los hábitos de sueño de la población estudiantil, lo cual se ve reflejado en el presente estudio, al demostrar que los estudiantes presentaron dificultad para conciliar el sueño e insomnio, lo que puede generar una serie de impactos físicos y psicológicos de gran magnitud, por la estrecha relación entre los procesos de sueño y el estado general de salud física y psicológica de una persona.
De igual forma, estudiantes de Medicina de la Universidad King Saud Bin Abdulaziz de Ciencias de la Salud en Riyadh Arabia Saudita presentaron una alta prevalencia de la mala calidad del sueño y una asociación significativa entre el sueño y el estrés 25. Así mismo a lo reportado por este estudio, Luciano et al., reportaron que los estudiantes universitarios durante la pandemia no alcanzaron los niveles adecuados de sueño para cuidar la salud física y mental, estos comportamientos durante el confinamiento se asociaron con un mayor tiempo sentado durante el día y una menor energía disponible para realizar las diferentes tareas diurnas, lo cual pudo estar influenciado por el cambio en la forma de evaluar a través de la virtualidad, el cese de la rotaciones clínicas, la falta de desplazamiento entre la casa, la universidad y el hospital 26, la poca interacción docente- estudiante, la falta de adaptación a una forma no tradicional de aprendizaje, la brecha en la desigualdad de recursos tecnológicos y económicos, sumado a una mayor exigencia de compromiso y disciplina para adaptarse a los entornos virtuales 27, cambios que pudieron influir negativamente en la calidad del sueño (estrés, privación de sueño, horarios de sueño irregulares, períodos de ayuno, etc.) de los futuros médicos 28.
Adicionalmente, se ha mencionado que los estudiantes de medicina son propensos a presentar insomnio o baja calidad de sueño 29, lo que puede generar la aparición de trastornos psiquiátricos, consumo de sustancias psicoactivas y depresión 30. Conjuntamente, la baja calidad del sueño trae consigo fatiga diurna, un aumento en el número de errores o accidentes laborales, la disminución de la concentración y la atención lo que ocasiona un deterioro significativo en el funcionamiento, como la disminución del rendimiento laboral o escolar 31-33.
Para estudiar las alteraciones del sueño, es necesario partir de la conceptualización de la calidad del sueño, la cual integra aspectos cuantitativos como la duración, latencia o el número de despertares nocturnos, y aspectos cualitativos subjetivos, como la profundidad del sueño o la capacidad de reparación de este 34; características que fueron evaluadas en el presente estudio, para las cuales se evidencia alteraciones desfavorables significativas durante la educación virtual, tales como un periodo de descanso nocturno menor a 6 horas, particularmente en Chile, se ha observado que la mayor parte de los estudiantes se acuestan después de la 1am, iniciando sus jornadas académicas sobre las 7am, lo que genera un descanso menor a 6 horas diario, situación que llevo a encontrar que el 91,8% presentaban una mala calidad de sueño 35.
Ciertamente, el aislamiento produce efectos negativos puesto que la mayoría de las personas experimentan grandes cambios en sus rutinas académicas, producto de la implementación del aprendizaje mediante plataformas en línea, estos ajustes no solo afectaron la cantidad de horas que se destina para dormir, el tiempo en cama y la calidad del sueño, sino también produjeron ansiedad, depresión, estrés relacionada con la satisfacción del estudiante y la carga de trabajo 36. Es importante resaltar que, el cese de las actividades educativas presenciales en todos sus niveles, generaron un impacto negativo en materia de salud mental, independientemente de la presencia o no de antecedentes psicológicos y/o psiquiátricos 37, además, durante este tiempo de aislamiento se pudo evidenciar el aumento de pensamientos autolesivos y en los cambios de humor (tristeza, ansiedad, irritabilidad y miedo) durante la educación virtual 38.
La salud mental de los estudiantes de educación superior se ha visto afectada por el confinamiento, las dificultades en el desarrollo de las actividades académicas y las exigencias de las nuevas modalidades pedagógicas 39. Como lo muestra Sani et al., el desarrollo de las habilidades clínicas y profesionales de los estudiantes, debido a la falta de comunicación y contacto con los docentes, la disminución de las oportunidades de práctica que le permitan perfeccionar los procedimiento clínicos, el no tener acceso a los pacientes y modelos de simulación bajo supervisión 39.
El presente estudio reveló que la prevalencia de ansiedad durante la educación virtual fue alta. Con respecto a esto, Saravia et al., reporto que el 75,4 % de estudiantes de medicina de primer año presentaron algún grado de ansiedad, siendo esta, mayor en mujeres, lo que conlleva a definir estrategias oportunas a nivel universitario que para el cuidado de la salud mental 40.
Así mismo, estudiantes de medicina de Guadalajara- México mostraron que el 35,8% tenían síntomas de ansiedad y el 8% de depresión, aunque este estudio reporta que los estudiantes que cursaban la mitad de la carrera fueron quienes mayores síntomas reportaron, esto puede deberse principalmente a la educación virtual, el cese de prácticas clínicas y el miedo a regresar a escenarios hospitalarios donde había un mayor riesgo de contagio 41.
Por otro lado, esta investigación encontró una relación entre los cambios conductuales y emocionales con variación en el apetito, sobre esto en un estudio desarrollado Francia, se encontró que los desórdenes alimentarios estaban relacionados con la depresión y el estrés académico producido por la pandemia 42.
Por su parte, Du et al., manifestaron que el estrés en la educación superior puede desencadenar cambios negativos sobre las conductas alimentarias, el consumo de alcohol y el sueño, situación que debe ser tenida en cuenta para la generación de planes de educación sobre el sueño y el entrenamiento de la resiliencia que ayuden afrontar y solventar momentos estresantes que se pueden presentar en la vida universitaria 43.
Respecto a la actividad física, este estudio mostró que cerca de la mitad de los estudiantes no realizaban actividad física durante la semana, adicionalmente, un gran porcentaje de la población sintió que su nivel de actividad física durante la pandemia había empeorado. Por su parte, Rodríguez et al., encontraron que hubo una reducción significativa en el nivel de actividad física, reduciéndose hasta en un 29,5% para actividad física moderada y una reducción del 18% para la actividad física durante el encierro, aumentando el tiempo de sedentarismo 44.
Simultáneo a los cambios en la actividad física, se encontraron cambios en el apetito en los estudiantes de medicina, estableciendo una relación estadísticamente significativa entre variaciones emocionales/conductuales negativas y actividad física diaria. Lo anterior, también se ha encontrado en otros estudios realizados durante la pandemia, donde, la ingesta dietética inadecuada, la baja actividad física y el alto comportamiento sedentario de los estudiantes se agravaron significativamente 45, estas perturbaciones pueden relacionarse con una mayor resistencia a la insulina, aumento de la grasa corporal total, la abdominal y las citoquinas inflamatorias; factores relacionados con la aparición de enfermedades crónicas no trasmisibles 46.
De igual manera, Boukrim et al., encontraron que la disminución de la actividad física, el aumento del estrés y la ansiedad, y los trastornos del sueño incrementaron la ingesta energética que va relacionada con la ganancia del peso durante el confinamiento 47. Al respecto, debe entenderse por parte de las instituciones educativas la importancia de fomentar la práctica de actividad física en los estudiantes, dado que una práctica continua, regular y adecuada está relacionada con una mejor salud física y mental, una mejor percepción subjetiva de bienestar y una calidad de vida 47.
Es importante mencionar, que el presente estudio no pudo contar con el uso de acelerómetros o dispositivos electrónicos con contador de pasos por el aislamiento de los estudiantes y el acceso a estas tecnologías por parte de los mismos y del grupo investigador, lo cual pudo ser una limitante para presentar otros datos al respecto, sin embargo, la implementación de encuestas que indaguen sobre el ejercicio realizado durante el aislamiento preventivo, fue una estrategia adecuada para medir el impacto de permanecer en casa y el efecto generado de la educación virtual sobre la actividad deportiva de los estudiantes.
Por otra parte, se considera importante continuar con el desarrollo de evaluaciones, análisis y seguimiento de la salud mental de los estudiantes y profesionales de la medicina en Colombia. Así mismo, las Universidades deben organizar y desarrollar programas preventivos sobre la salud mental, la educación en hábitos de sueño y la promoción de actividad física en estudiantes de Ciencias de la Salud.
Conclusiones
Los cambios presentados en la educación tradicional debido a la pandemia por COVID-19, trajeron consigo alteraciones tanto en los hábitos de sueño, como en los cambios de humor (tristeza, ansiedad, irritabilidad y miedo) y en la realización de actividad física en estudiantes de medicina.
Conjuntamente, el no cumplir con las recomendaciones mínimas para la realización de actividad física diarias, sumándole el sentir cansancio sin razón aparente, presentar pensamientos autolesivos y cambios de humor, con cambios en el apetito y variaciones en los hábitos de sueño son factores que pueden afectar significativamente el proceso de aprendizaje y el desarrollo de las habilidades médicas, por lo tanto, se hace importante considerar estos aspectos, para la implementación de estrategias educativas y facilitación en el acceso a los recursos disponibles para aumentar los niveles de actividad física en el estudiantado, a través de los planes de estudio que contribuyan no solo al desarrollo profesional sino al cuidado de la salud del estudiantado.
Adicionalmente, esta investigación encontró relación entre los cambios conductuales/emocionales y los cambios en el apetito, como también reporto la relación que existe entre los hábitos de sueño, la ansiedad, la tristeza y la dificultad para concentrarse, lo cual debe ser tenido en cuenta por las instituciones universitarias en la implementación de programas integrales orientados al cuidado de la salud física y mental.